Partida Rol por web

El informático enarca una ceja, visiblemente sorprendido por el alarde de fuerza de la señorita Vickers. ¿Quién podía imaginarse que bajo aquella apariencia frágil y relamida se ocultase en realidad otra aberración genética? Desde luego, la falta de datos sobre la amiguita del doctor McKay iba a jugar en su contra si el doctor Kern no lograba entretener a aquella pareja lo suficiente. Gaius esperaba que el malentendido que él y Tricia habían generado les comprase el tiempo suficiente para mantener el genio de la física y a su ingenio inhibidor de campos electromagnéticos lejos del puente de mando. Al menos Lucy parecía entretenida con su mundo interior.

Por desgracia el doctor Baltar no podía perder más tiempo con el sistema de seguridad. Menos con aquel desgraciado de Gaeta vigilando cada operación que realizaba con la terminal. Así que muy a su pesar, Gaius deja el sistema de cámaras interno y vuelve a la tarea que le ha encomendado el comandante Adama.

Bien, es hora de tratar de acceder al sistema de la lanzadera, se dice al tiempo que inicia los programas de intrusión para romper las defensas de la pequeña fragata. Con suerte no le llevaría demasiado tiempo. 

El brillante hacker se mueve con agilidad a través del sistema de videovigilancia de la Olvido, hasta llegar al hangar que estaba buscando, aquel al que se estaban dirigiendo los técnicos para desbloquear el cierre de la lanzadera militar. La verdad es que esta vieja estación orbital está medio destartalada, aparte de las secciones centrales en las que confluye casi toda la actividad, el resto parece casi en ruinas, con un nivel de mantenimiento insuficiente... aunque claro, no se puede pedir demasiado a un núcleo de traficantes de drogas, contrabandistas y proxenetas. Esto no es precisamente la Armada Estelar.

Y a propósito de la Armada, al conectarse a la cámara del hangar Baltar reconoce sin ningún género de duda la nave que estaba buscando, una lanzadera de clase Tintorera con el mismo emblema y código que el AURORA. Sin embargo le espera un pequeño disgusto, un contratiempo menor pero que supone un revés para sus planes: la nave en cuestión está completamente desconectada y no hay accesos funcionales a sus sistemas. Seguramente no sea algo casual, sino parte del sistema de bloqueo.

Cuando la tripulación desciende y activa el cierre electrónico todos los sistemas del interior se apagan, haciendo inviable cualquier sistema de pirateo hasta que no se teclee el código de desbloqueo en el panel de la compuerta de acceso. Y eso es algo que sólo puede hacerse manualmente.

Así que, a menos que cuente con ayuda in situ, por esta parte hemos llegado a un callejón si salida.

El flujo de datos desde el hardware de tu cyberimplante hasta la CPU del AURORA se inicia de golpe de una forma abrumadora, como el irrefrenable caudal de un enorme río, que desborda los diques que hasta ahora lo han retenido.

Intuyes que Tricia ha estado configurando los sistemas que han de almacenar su programa base, en una suerte de preinstalación a medida... hasta que tras haber concluido esa parte, ha pasado a la fase de volcado propiamente dicha.

La corriente que transmite el sistema WiFi es tan intensa que sientes como se te erizan los cabellos. Tanto que por un instante te hace preocuparte por si los testigos del puente pudiesen llegar a percibir algo... y extrañarse. Temes que empiecen a hacer preguntas. A prestar más atención. Podrían ponerte en todo un compromiso.

Aunque ese temor va a desaparecer enseguida. Cuando sucede la desgracia.

El teniente Félix Gaeta tuerce el gesto, con una expresión de sorpresa en el rostro, y exclama:

- ¿Pero ahora qué demonios está pas...?

Y entonces, antes de que pueda concluir la frase, un chispazo eléctrico estalla en su nuca chamuscando sus rizados cabellos y el joven oficial se desploma en el suelo como un títere al que hubieran cortado los hilos.

Un extenso hematoma empieza a formarse rápidamente en su cara y cuero cabelludo, como si hubiese recibido un inexplicable golpe desde el interior del cráneo. Intenta decir algo más, con gran esfuerzo, pero no puede pronunciar palabras inteligibles. En ese momento sus ojos se desvían hacia atrás, de un modo antinatural, y empieza a sufrir violentas convulsiones...

Gaius se vuelve sorprendido hacia Gaeta al tiempo que se echa la melena hacia atrás, tratando de disimular el efecto estático que tiene la transmisión de datos de Tricia al servidor de la AURORA. Apenas había comenzado la operación y ya tenía un herido. No es que Gaeta le cayera especialmente simpático, pero las convulsiones en las que se revolvía resultaban francamente perturbadoras…

Y Gaius no dejaba de hacerse una pregunta

—Tricia… ¿has sido tú la que le ha hecho eso a Gaeta? Si es así ya basta, ya está inmovilizado. Ya no es una amenaza. No nos dará más problemas —observa horrorizado las convulsiones del teniente—. Por favor, si eres la responsable de esto… para ya —añade apesumbrado.

¿Pero no era esto lo qué querías? Se pregunta. El alzamiento de una nueva especie inteligente. Tricia sólo está luchando por su supervivencia. Aun así… ese no era el concepto que el doctor Baltar manejaba sobre el alumbramiento de las IAs. No había necesidad para una confrontación entre orgánicos e inorgánicos. No tan pronto. Y si Tricia era capaz de un acto tan atroz en aquellos momentos incipientes sin apenas contemplaciones, ¿hasta dónde estaría dispuesta a llegar si juzgaba a la humanidad como una amenaza?

Pero no hay tiempo para preocuparse por eso. Tricia acaba de provocar la mejor de las distracciones para llevar a cabo el proceso de migración.  

—¿Está todo dispuesto, Tricia? 

La respuesta de la IA está tan desprovista de sutilezas como de sentimiento, apenas modulada, vertida directamente a tu córtex temporal mediante el implante cibernético:

- El teniente Félix Gaeta es portador de un cyberimplante neural bastante sofisticado, que le permite conectarse a la CPU de la nave de un modo no muy distinto a como yo interacciono contigo -informa fríamente- Eso hacía imposible realizar la migración de mi programa base de tal forma que pasase desapercibida.

Es una información que te hubiera hecho replantearte ciertas maniobras, de haberla conocido a tiempo...

- Sin embargo, la batería de un implante neural puede ser sobrecargada si se deshabilitan los protocolos de seguridad y se crea un circuito redundante que sobrepase su capacidad de dispersión del calor -explica sin un ápice de emoción- Lo que ahora observas son las consecuencias de ese proceso. No le causará la muerte si recibe atención médica inmediata, aunque podría provocar ciertas secuelas permanentes...

Asiento en respuesta a Riddick porque, después de todo, probablemente para mí sea más complicado llegar hasta allí sin llamar la atención que enfrentarme a los guardias con armamento ligero. Sin embargo, cuando Bester interviene frunzo el ceño ante su sarcasmo.

- Evidentemente usted tiene más información que nosotros - contesto con seriedad. - ¿Cómo está seguro de la posición de los rehenes? - Ciertamente los técnicos pueden haber acudido sencillamente para abrir la lanzadera bloqueada por fuera, aunque sus palabras anteriores pudieran interpretarse de otra forma. - De cualquier modo, ¿puede usar su comunicador y preguntarle a Gaius si puede acceder a los sistemas de la lanzadera? - insisto.

Niego con la cabeza cuando propone separarnos.

- Actuar por separado requiere una coordinación de la cual carecemos, especialmente mientras no podamos utilizar los comunicadores - explico. - Nuestro objetivo es rescatar a los rehenes. Si luego necesitamos recuperar o asegurar la lanzadera, bajaremos de nuevo. - Puede servirnos como plan de escape, pero neutralizar a los técnicos sólo para dejar la lanzadera ahí es la forma más segura de dar la alarma en toda la estación.

- Bien, espero sus noticias Bester, tengan cuidado -respondo al agente confiando en las decisiones que tomen para conseguir el éxito en esta difícil misión.

Lo que ocurre en el puente me deja completamente sorprendido y asustado. El teniente Gaeta se derrumba entre convulsiones con evidentes daños producidos por una mano invisible, por algo que no puedo explicar.

- ¡Félix! -exclamo saltándome los protocolos ante lo extraño y peligroso de la situación

La experiencia en el cargo me permiten controlar los nervios y el pánico y comenzar a dar órdenes para tratar de salvar a mi teniente. Cojo el comunicador de la nave y doy un aviso a la doctora:

- Aviso a la doctora Roslin, acuda con urgencia al puente de mando.

Y a continuación ordeno, acercándome a Gaeta:

- Saúl, trate de ayudarle, que no se haga más daño...

Tigh reacciona de inmediato, abalanzándose sobre el caído Ofical de Comunicaciones para sujetarle la cabeza y evitar que se golpee con nada más, en medio de las descontroladas convulsiones que sacuden su cuerpo.

- Gaeta, muchacho, qué te ha pasado... -murmura entre dientes mientras casi lo acuna.

Tras unos minutos que se os antojan eternos, hace su aparición la oficial médico de la nave, acompañada de su asitente que trae un carro plegable mecanizado. Nada más irrumpir, la mujer se hace cargo de la situación con un sólo vistazo, recogiendo una pistola de inyectables y seleccionando la carga.

- Por favor déjenme espacio para examinar al paciente -indica con una calma que parece casi inapropiada mientras se acerca a Gaeta- Pero manténganlo sujeto mientras le administro un sedante, justo tal como estaba haciendo, mayor Tigh... bien, Eli ayúdale, despéjame la carótida izquierda para una dosis de midazolam.

El técnico sanitario se arrodilla junto a Saúl Tigh sujetando la cabeza del herido e inclinándola hacia atrás, para dejar el cuello expuesto a la pistola inyectable que esgrime la doctora. En un instante esta aplica el fármaco con pulso firme. Entonces simplemente le sostiene para que no se golpee con nada mientras aguardan a que la medicación ejerza sus efectos.

- Tranquilo, hombre, tranquílo -le susurra al oído- Pronto habrá pasado todo...

Sólo ahora la doctora Roslin se dirige a los presentes, mientras aplica un sistema de monitorización electrónica al paciente, que poco a poco va quedando relajado al remitir las convulsiones:

- ¿Qué ha pasado aquí exactamente? -pregunta con la mirada puesta en los ojos del comandante Adama- ¿Qué ha desencadenado esta crisis? ¿Y cuánto tiempo lleva en este estado? Necesito saber todos los detalles posibles, con la máxima precisión, para averiguar la etiología y decidir un curso de actuación adecuado...

Hace un gesto a Elli Wallace para que empiece a desplegar la camilla portátil del carrito mecanizado que han traído, parece evidente que quiere trasladarlo a la enfermería de inmediato.

- Debería confiar más en mí, Agente Rogers. Y en los chicos que han quedado en el Aurora. Ellos son los que tienen la información precisa, y yo sólo un mero y pobre intermediario. - Dijo, con total tranquilidad, incluso encogiendose de hombros sin borrar la sonrisa. - Claro, déjeme un segundo. - Se llevó las manos al oido, y movió los labios durante unos segundos. Incluso se dio la vuelta, caminando unos pasos y volviendose hacia Rogers justo cuando frunció el ceño.

- Me temo que no. De ser así, ya la habrían controlado de forma remota. - Pero negó con la cabeza, cuando negó la posibilidad de separarse en dos grupos. - No solo necesitaremos recuperar esa lanzadera, además corremos el riesgo que roben información de ella. ¿Se responsabilizará usted de los datos robados una vez tengamos que responder ante el Comandante? - Inclinó la cabeza a un lado ligeramente.

La actuación de la doctora Roslin y de su técnico es eficaz y metódica, algo necesario para salvar la vida a los tripulantes tan valiosos de esta nave. El raro incidente me sume en un estado emocional deprimente, aquejado por una misión estúpida, por la pérdida de la confianza en algunos de mis hombres, la desaparición de unos, el secuestro de otros y ahora la incapacitación de unos de mis más afines, Gaeta.

Pese a todo, cuando la doctora hace sus preguntas rechazo todo pensamiento negativo y trato de dar toda la ayuda posible

- No se bien lo que ha ocurrido puesto que estaba atareado con otras cosas. Pero, por lo que he podido ver, se ha producido algún incidente eléctrico, como si un chispazo hubiese impactado en el teniente Gaeta. En cuanto ha ocurrido le he avisado ¿puedo ayudarle en algo? Cualquier cosa que necesite -explico y pregunto con evidente preocupación por la vida de Félix.

La doctora asiente ante la sucinta explicación de los detalles sobre el accidente.

- Posibles daños producidos por una descarga eléctrica, de acuerdo... -murmura casi para sí misma- La prioridad ahora es trasladar al herido a la enfermería, donde tenemos todo el instrumental necesario para estabilizarlo y realizar algunas exploraciones más detalladas... les comunicaré mis conclusiones tan pronto como las tenga.

Cuando está trabajando, muestra una imagen personal bastante fría, volcada como está en la máxima eficiencia.

- Elli, cuando tengas al paciente bien fijado en la camilla nos ponemos en marcha...

El asistente trabaja con rapidez, no es un tipo muy fornido pero la camilla mecanizada permite cargar un cuerpo humano con un mínimo esfuerzo, ya que está dotada de servomotores que reaccionan a la presión casi como lo haría un exoesqueleto.

- Maaaaarchando... -comenta en voz baja, con un tonillo que no parece demasiado adecuado en una situación tan dramática como la que se está viviendo ahora mismo en el puente de mando.

Miro a Bester con gesto cansado y, para su sorpresa, paso bruscamente a tutearle.

- Alfred, si quisiera que me ocultasen información me pasaría a hablar con el señor Smith. Ya te dije una vez que sin tener suficientes datos cualquier tipo de decisión es siempre limitada - le digo recordando conversaciones anteriores. - Confío en la gente de mi equipo, pero hasta el momento sólo nos has dicho las cosas con cuentagotas, lo cual me hace dudar de que pertenezcas a él. Sólo la palabra de Adama, en más de una ocasión, nos ha colocado en el mismo bando, pero como creo que dejé claro antes de venir aquí, no tengo ningún problema en discutir las órdenes del comandante si no creo en ellas, por mucho que sea mi superior.

Sonrío ante su última pregunta. Tanto ella como los recuerdos que suscitan mis últimas palabras me hacen responder con un cinismo que no es en absoluto habitual en mí.

- Una de las ventajas de mi cargo es que la responsabilidad la tiene quién da las órdenes - digo, sabiendo perfectamente que contradigo tanto mi anterior afirmación como mi propio credo personal. - Como capitán podría replantear la misión, pero soy brigada, ¿recuerda?

Inspiro con fuerza mientras niego con la cabeza, en un gesto que pone de manifiesto un cierto cansancio que no recordaba haber tenido hasta que volvimos de la Valentina. Al menos no desde que había llegado al AURORA charlando con Agathon.

- Rescatemos a los rehenes y luego volvamos por la lanzadera. Esos técnicos aún tardarán un tiempo en levantar el bloqueo y más aún si tienen que acceder al sistema de a bordo, tanto para robar cualquier información como para acceder al armamento. Pero será mejor moverse deprisa, aprovechando que no tenemos que ocultarnos a la vista de cualquiera mientras vayamos con estas ropas. - Me giro hacia Riddick, haciendo un gesto para pedirle que guíe según crea conveniente, pero antes de ponerme en marcha miro una vez más al agente Bester. - Si luego hay que asumir responsabilidades, a estas alturas ya debería saber de mí que no soy una persona que se niege la responder por sus acciones, independientemente del cargo que ocupe.

- Perfecto, gracias por todo doctora Roslin -respondo con formalidad ante un hecho tan terrible.

Sin esperar a que salgan de la sala me acerco a los ordenadores del puente de mando y trato de averiguar de donde ha salido la carga eléctrica, buscando si algo ha ocurrido en los sistemas. Pese a usar con frecuencia a subalternos me manejo en parte con los mecanismos más básicos así que trato de sustituir a Gaeta en su puesto.

- Señor Baltar, entre en nuestro sistema y trate de buscar una explicación a lo ocurrido -ordeno al informático

Apenas empiezas a supervisar las pantallas que manejaba Gaeta, descubres con sorpresa que la CPU del AURORA parece estar ejecutando un proceso de reiniciado global. Cosa que por supuesto implica un riesgo evidente para la nave, pues en estos precisos instantes ninguno de los sistemas informatizados es operativo. Seguramente no durará mucho, pero ahora mismo estáis ciegos, flotando inermes en el espacio. Es de suponer que el reactor principal de la nave está funcionando en modo reposo, pero por lo demás, este poderoso Crucero de Combate está aletargado...

Sin embargo, hay algo raro. Gaius Baltar está supervisando el ataque informático sobre la Olvido, debería estarse dando perfecta cuenta de todo lo que ocurre... pero no ha dicho nada. O tal vez se encuentre tan concentrado en ese complejo asalto que no se haya percatado todavía de lo que ocurre aquí. Tal vez sea más prudente esperar a ver su reacción.