Partida Rol por web

Niego con la cabeza en respuesta a Lucy.

- No, no conozco a nadie más que de una hora antes de subir a esta nave - le digo. - Y, por si no es evidente, a mí tampoco se me da muy bien la gente... - añado haciendo el amago de una sonrisa. - Y, por supuesto, puede llamarme Steve, si lo prefiere. - Como le he dicho, es civil, así que no tiene por qué usar ningún tipo de cargo para dirigirse a mí. Y, aunque no esté muy acostumbrado a que nadie me tutee, Lucy me está dando la suficiente confianza como para hacerlo sin que me resulte extraño.

Frunzo ligeramente el ceño al oir las palabras al otro lado de la bodega.

- Sí, yo sí puedo escucharlas. Aunque no esté completamente de acuerdo con ellos - reconozco. - El Agente Bester viene ya hacia nosotros. - Le informo de lo que está ocurriendo con total tranquilidad, sin hacer ningún amago por moverme de mi posición.

Mantengo mi posición, con los brazos cruzados frente a la puerta, mientras el hombre de la ONUG se acerca a nosotros. Si le sorprende o no encontrarnos en el interior de la bodega es algo que queda muy fuera de mis habilidades para leer su rostro.

- Agente Bester - saludo con una ligera inclinación de cabeza. Luego me vuelvo hacia la mujer que está a mi lado. - Lucy, me temo que esta vez el Comandante si ha sido suficientemente explícito como para decir que quiere estar a solas con Riddick - le digo mientras abro la puerta de la bodega con gesto hierático. No es que tema especialmente por la seguridad de Adama con el prisionero bloqueado contra la pared, pero tampoco me hace demasiada gracia dejarles completamente a solas. Sin embargo Riddick no es tan estúpido como para hacerle nada al comandante de una nave militar en la que está prisionero, por muy "intocable" que se pueda creer gracias a la negociación de Smith en la prisión.

- Después de ustedes - les digo con un gesto para dejarles paso al salir de la bodega. Una vez fuera, me quedaré junto a las puertas, aunque no tengo muy claro que pueda oir si ocurre algo raro al otro lado de unas compuertas presurizadas.

- Brigada Rogers, Agente Lucy. - Saludó a los dos en cuanto llegó hasta su posición. Guardó la baraja de cartas en el bolsillo, sin inmutarse, sin mostrar enfado, ira, molestia, alegría o satisfacción. Simplemente, nada. Se enfundó los guantes, en un gesto mecánico y calculado, entrenado en la repetición hasta la saciedad.

- Breve, pero interesante. - Acabó por decir, mirando al Brigada. - Deberíamos hablar sobre los detalles de la nave desaparecida. - Miró entonces a Lucy, durante unos segundos, que mantuvo el silencio. - Todos. - Añadió finalmente, antes de volver la vista hacia Rogers, alzando la vista para mirarle a la cara. La diferencia de altura era notable a esa distancia.

- Ha sido... una imprudencia intervenir, Brigada Rogers. - No, no sonaba molesto, no sonaba como una amonestación, o una llamada de atención. Aquel tono neutro, calculado, solo dejaba entrever que aquello era información puramente objetiva. - Aun así, ha servido como medida de control. - Movió la mano, haciendo circulos, buscando la palabra. - Punto de referencia. - Paró de mover la mano, llevandola a la espalda y por primera vez, esbozando una diminuta sonrisa. - Cosa que debo agradecer. - ¿Porque? ¿Que quería decir Bester con aquel punto de referencia? Posiblemente, algún juego psicológico al que estaba sometiendo Riddick, solo un laberinto con marcas cuyas flechas cambiaban de dirección.

- Por supuesto. - Contestó, asintiendo con la cabeza cuando le ofreció salir primero. Y de forma diligente, abandonó el lugar.

Adama acerca una silla y se sienta muy cerca de mi, parece ser que por fin han decidido que no muerdo, a menos que haya algo que ganar en el proceso. Sus palabras suenan sinceras, así que dejo en el limbo mi pretensión de ser liberado de esta pared, al oír la posibilidad de andar suelto por la nave. Parece que estamos acercando posiciones. Escucho que tiene la intención de conocerme mejor... y sinceramente esto me suena raro, pero el conocer a tu enemigo o aliado siempre es importante, ya sea para ir a la guerra como para saber hasta que punto tienes la espalda cubierta. Asiento levemente, dándole a entender que puede preguntar, pero claro no aseguro que conteste a todas las preguntas... ademas tengo algo que añadir. - Después, espero conteste a algunas de las mías.

Su primera pregunta me pilla a contrapié, no puedo evitarlo... simplemente, es tan extraño... Lanzo un leve suspiro mientras el resto de preguntas llegan una detrás de otra. Ahora realmente estoy seguro de que cualquier posible acuerdo o alianza va a ser muy difícil de llevar a cabo... aun así, decido contestar. - ¿Objetivos? Los mismos que he tenido siempre, comandante... esa prisión no ha cambiado nada. En cuanto a la ONUG, no tengo nada en contra de ella, al menos no de primeras. Los considero mas bien herramientas de las corporaciones, ustedes creen tener el poder, o algún poder, pero creo que tras ver cómo les ha manejado el carroñero habrá podido darse cuenta de que el juego que ellas llevan... es diferente a todos los niveles. Las corporaciones son el enemigo, así de simple. - Su siguiente pregunta hace que le mire con mas que un brillo irónico en los ojos. - Creo haber dejado claro que esto es una guerra Adama, ¿lloran o se arrepienten de sus actos las MegaCorps? Yo mismo le contestaré: no lo hacen, así que... ¿por que debería hacerlo yo? - Solo por si acaso, decido ser mas claro. - No, no me arrepiento de nada de mi pasado.

Entonces llegan las preguntas mas difíciles de contestar, las que tienen un peso diferente, y no por su profundidad sino por como afectarán directamente a mis opciones de relacionarme con los individuos de esta nave. Decido comentar unicamente lo obvio, no son mentiras, mas no contesto todo lo que pienso. - Usted es un idealista, creo que comparte mi opinión sobre las MegaCorps, mas no mis métodos. Cree que puede cambiarlo todo desde la ONUG. En cuanto al soldadito... es demasiado rígido, demasiado centrado en como ve él el mundo, y no en como es. Cree que desde su posición puede cambiar la cosas, pero no baja al nivel del suelo para ver la realidad tal y como es... cree tener la razón y no intenta ver la realidad tras las palabras de otro, menos aún si es como yo. - Me encojo de hombros ante su pregunta sobre el que supongo es el loquero, por fin sabía su nombre. - Se le ve muy bien, muy en su salsa, cuando tiene a hombres como el soldadito detrás, cuando puede observar el mundo y evaluarlo sin que ese mismo mundo pueda darle una paliza y matarlo. Aun así, tiene pelotas y eso se lo reconozco.

Ahora llega el punto crucial, mis actos terroristas... esto va a ser difícil - Los actos terroristas que cometí, la gran mayoría puede verlos en la Umbra. Allí esta la verdad y la mentira, pero si se salta los canales controlados por las MegaCorps encontrara mas verdad de la que le gustaría - Mis ojos se envuelven de odio e ira ante sus palabras. - Jamás vuelva  decir que yo tenia relación con esos cabrones. Fui engañado por el Viejo, ese Donald Suther. - Escupo con odio su nombre. - Jamás trabajaría con ellos por propia voluntad, para hacerles su trabajo sucio. - Pienso en el momento actual, mas vistos los términos con Smith salgo ganando, siempre que no sea tan idiota como para bajar mis defensas. - En cuanto a pruebas... yo no las tengo, pero estoy seguro de poder encontrarlas a poco que me empeñe en ello... o en su caso, encontrar a quien podría tenerlas. - La cara del Viejo aparece en mi mente, matarlo y sacarle todos sus secretos... eso si que merecería la pena.

Visto que parece haber terminado, empiezo a preguntar yo. - Creo que ahora me toca. Esto me lo debe... Quiero saber porque una MegaCorps financia todo esto, a través de la ONUG. ¿Qué es lo que ustedes tienen que les hace indispensables para ellos en este tipo de misión? Porque a mí me parecen más una pantalla de humo, sobre la que echar las culpas si todo se va a la mierda. - Le miro durante unos segundos en silencio. - Quisiera leer los informes sobre los miembros mas relevantes de la nave. Usted ha preguntado por mi y mis motivaciones, yo quiero saber con qué tipo de gente me estoy juntando. - Unas preguntas simples por otras de igual medida, a partir de ahí podíamos pasar a lo importante... aunque con las respuestas dadas, dudaba mucho que al final accediera a soltarme de esta pared.

Lucy también escuchó como Bester se dirigía hacia ellos. El sonido pausado de sus pasos era inconfundible. Tampoco ella podía discernir si su mentor había hallado alguna pista tras el interrogatorio, pero al escuchar las palabras que le dedicó a Rogers, parecía que algún indicio tenía. Esos segundos en los que Bester le miró podían decir muchas cosas, puede que sin darse cuenta, hubiese hablado más de la cuenta con Riddick, o tal vez hubiese cometido algún otro error. El caso es que Bester, nunca hablaba por hablar. La agente no dijo nada, y salió tras su mentor.

Lo cierto es que Lucy se sentía desconcertada en aquellos instantes. El brigada Rogers parecía un buen hombre, y era el único con el que se había sentido a gusto hablando tras Bester. Sin embargo, cuando pudo penetrar las barreras de su psique, sintió una gran ira que intentó disimular por todos los medios. Sin duda, Lucy tenía un serio trastorno de conducta, fruto de todos los padecimientos que había sufrido en su vida, pero se esforzaba por seguir los consejos de su mentor, y día tras día se iba adaptando.

Reflexiono ante cada una de las respuestas de "El Chacal". Poco a poco la imagen que tengo del hombre se va haciendo más nítida en mi mente, mostrándome sus puntos fuertes y débiles, junto a nuestros posibles objetivos comunes.

- Riddick, usted sabe que no debería decirle nada de esto, al menos a ojos del resto de la tripulación. Sin embargo he dado mi palabra y usted, en el fondo, no se diferencia tanto de mí. A los ojos de la sociedad es un asesino y un sádico por matar mientras que otros, como yo mismo, somos unos héroes por la misma acción - durante mi carrera he emprendido cientos de misiones junto a mi tripulación, la mayoría con finales de película pero otras tantas, demasiadas, han acabado con nuestros enemigos muertos.

- La ONUG no tiene nada que ver con esta misión, simplemente las corporaciones han contratado a agentes de esta e independientes para llevarla a cabo. La razón es desconocida para mí pero, sabiendo como trabajan y lo que ocultan, barajo varias justificaciones en mente, ninguna de ellas con motivos favorables a la humanidad -toda mi vida había sabido que las corporaciones eran un cáncer para la humanidad, algo que se debía combatir. Y lo hice durante décadas, sirviendo a la única organización que podía hacerles frente, la ONUG.

- Respecto a su segunda petición, me temo que debo denegarla por dos razones -explico, sin cambiar mi tono de voz -la primera es que para mi la tripulación de esta nave es lo primero y, pese a que creo que debo fiarme de usted, no voy a poner en riesgo más vidas que la mía. En segundo lugar no quiero ceder demasiado ante los ojos de los demás, lo que tengo en mente es una empresa que no deseo que el resto de los tripulantes se huelan y una colaboración demasiado estrecha entre ambos nos delatará.

Me levanto de la silla y comienzo a andar alrededor de la sala. Se que mis siguientes palabras deben ser bien escogidas pues de ellas depende la colaboración de Riddick y, en verdad, me estoy jugando mi propio puesto, mi vida y mi honor. De espaldas al reo comienzo a hablar, vigilando la puerta en la que aguardan los guardias de seguridad -Señor Riddick, sus actos no tienen justificación y su facilidad de asesinar al prójimo es demasiado peligrosa. Sin embargo no es usted el psicópata enfermo del que habla la sociedad, falto de emociones y cuyo único placer deriva de crear caos. Creo que es usted un idealista que tomó el sendero equivocado y que se convirtió a si mismo en un arma para obtener los fines que creía debía conseguir para la humanidad. La traición que sufrió, la verdad de sus propios actos y su encierro han derivado en un sentimiento de odio de proporciones bíblicas. Después de conocerle no creo que usted sea un monstruo y le ruego que usted tampoco lo crea.

Me giro nuevamente a Riddick, acercándome a él lentamente -Sus acciones solo derivaron en un mayor poder para las corporaciones que, justificándose en sus actos terroristas, promovieron una serie de leyes y crearon fuerzas de seguridad con el apoyo de la sociedad, algo que seguramente deseaban desde el principio. Y con ello la ONUG, el único organismo que podía enfrentarse a las corporaciones, perdió poder y este ideal, que durante toda mi vida he buscado, se hizo imposible.

Guardo silencio, esperando a que Riddick reflexione sobre lo que he dicho, sobre las consecuencias de sus actos. No quiero que se sienta culpable, solo deseo que vea que sus métodos no son los más eficaces -La guerra abierta o bélica contra las corporaciones solo les da más poder, como usted ya ha visto, si deseas destruirlas debes cambiar de táctica. Mire, llevo décadas enfrentado a las corporaciones, dudando de su actos. Sin embargo todos mis años apoyando a la ONUG no sirvieron para mejorar ni un ápice la sociedad. He perdido todo lo que quería, al igual que usted, por usar métodos equivocados para alcanzar un objetivo que compartimos. Sus palabras y otras revelaciones me han hecho ver que existe una manera de debilitar a las corporaciones. Y para ello necesito su ayuda. Necesitamos sacar a la luz todas las mentiras tejidas por las corporaciones, para que la sociedad se revele contra ellas.

Vuelvo a sentarme en la silla, abrumado por las decisiones que estoy tomando. Si todo sale mal acabaré de un plumazo con todo lo que hecho en mi vida pero, si la cosa sale aún peor, podría derivar en una guerra con millones de vidas perdidas. Aunque si sale bien, podremos salvar a la humanidad -Las buenas acciones de unas pocas personas se pierden en la inmensidad del universo, mientras que las muertes de unos cuantos directivos de las corporaciones solo son un trámite para ellas. Necesitamos que la sociedad vea que ellos son el enemigo, que toda la humanidad se percate de que las corporaciones no solo son innecesarias, sino que sin ellas todos viviríamos mejor. No se puede imponer a la humanidad un cambio de rumbo, pero si podemos abrirles los ojos para que ellos mismos juzguen y forjen el futuro. ¿Está usted dispuesto a ayudarme?

No me gusta mentir pero esta misión está cubierta por una red de engaños. Necesito el apoyo y la disposición de Riddick, pues mis objetivos son aquellos que le he presentado. Pero tengo claro que, llegado el momento, si obtenemos información de utilidad, no lo pondré en conocimiento de la sociedad si ello va a crear más daño que beneficio. Pero esa información viajará con mi hijo y el resto de tripulantes, condenando allí a las corporaciones y dando un futuro mejor a una parte de la humanidad.

También puede existir el riesgo de que Smith esté escuchando todo esto. Pero no le tengo miedo, puedo justificar mis hechos y palabras, pues solo con esta proposición podré tener el apoyo de Riddick. Además, Smith sabe que, con o sin el apoyo del reo, si encontrara una información así la usaría contra ellos. Él sabe quién soy, no puede ser tan estúpido como para darme armas para destruirlos. Se tragará mis mentiras pues no tendrá otra opción.

Espero no tener que arrepentirme de esto...

Saludo con la cabeza a los soldados Agathon y Greer cuando volvemos a salir de la bodega.

- "Capitán" - corrijo al agente Bester con un tono completamente neutro. - Como le he dicho a la agente Lucy, mi rango es capitán, aunque en la jerarquía del Aurora me hayan asignado un puesto de Brigada. - Sencillamente, se me hace raro que se refieran a mí por un nombre con el que no me siento identificado. - Puesto que son civiles no tienen por qué dirigirse a mí con ningún cargo militar - explico - pero si quiere hacerlo, preferiría que utilizase el mío.

Me coloco al lado de Agathon, incuyendo a los soldados en la conversación, fijándome en ellos para ver cómo reaccionan.

- ¿Realmente lo cree? - le pregunto al Agente Bester. - El interrogatorio no avanzaba y el comandante tenía intención de darlo por terminado. Mi intervención sencillamente le ha dado a Riddick alguien en quien focalizar su desprecio al mismo tiempo que ha reforzado su imagen de mí... - En una intervención militar, el equivalente sería atraer el fuego enemigo sobre un blanco ya expuesto sin desvelar tus propias fuerzas. De alguna forma, por mi anterior charla con el asesino antes de este interrogatorio, me había dado la impresión de que podría funcionar. - Por lo que he escuchado, eso ha hecho que se muestre más colaborativo con ustedes.

No tengo ni idea de si eso es a lo que Bester llama un "punto de referencia", pero yo no tengo nada que perder si Riddick se empeña en cargar contra mí una y otra vez, mientras que tanto el comandante como los agentes de la ONUG no deberían dejar su autoridad en entredicho delante del prisionero.

- Entonces su puesto actual es... Brigada ¿No? - Preguntó el Agente cuando Rogers comenzó a hablar de cuál era su rango, cual había sido o que hacía allí. Se llevó las manos a la espalda, sin inmutarse. - Aun así, Steve estará bien. - Acabó por concretar, dándole finalmente a aquel tema la importancia que tenía para él, ninguna. El nombre, rango o posición era una necesidad de autodeterminación sobrestimada.

Ante su pregunta, no puede evitar alzar las cejas con cierta mueca que dejaba entrever que aquella pregunta le había hecho gracia. - ¿Usted no? - Negó con la cabeza. - El interrogatorio iba en buen camino. Estaba desinformando a Riddick. Creer que había menos unidad de la que existe, creer que somos más débiles y vulnerables de lo que somos. Necesitaba que se confiara. Los interrogatorios con sujetos hostiles son largos y tediosos, pero necesarios. Más tiempo nos habría aportado más información, pero con la que tenemos ha sido suficiente, por ahora.

Se llevó el dedo índice a la sien, señalando algo dentro de su cabeza. - A veces es necesario comprender al enemigo para derrotarlo. ¿Ha leído a Sun Tzu?

- Sí, él es como nosotros. Y con un poco de tiempo y trabajo, pronto tendremos una herramienta más para nuestra causa. Debemos seguir trabajando para que parezca que el control sigue en manos de quienes creen tenerlo, así, será más fácil seguir nuestra campaña. Después hablaremos. Me preocupa como estás. -

Adama escucha sin decir palabra cada una de mis respuestas, se lo toma con calma. Las estudia hasta tener lo que él cree un todo donde queda reflejado cómo soy, dónde soy más fuerte y dónde más débil. Y sólo entonces empieza a hablar, primero dando a entender que somos iguales, asesinos al fin y al cabo, pero que dependiendo de donde estemos frente a la cámara se nos ve de una manera o de otra... no llego a estar de acuerdo en algunos de esos puntos, pero tampoco en completo desacuerdo, los canales de información son un arma más dentro del basto arsenal de las MegaCorps, uno que han aprendido a usar muy bien.

Tras esas palabras que podrían ser tan vez reconciliadoras, para que no le vea como un enemigo sino como algo parecido a mí, empieza con la definición de este colectivo. Así que no es un grupo de la ONUG, o al menos no un grupo enviado por ellos, sino que la MegaCorp ha usado su influencia y su dinero para conseguir que los individuos con las características necesarias se unan a esta misión. Eso hace que toda esta historia me huela aún peor que antes, si realmente la ONUG no tiene nada que ver y es todo un tinglado de las MegaCorps va a acabar mal... muy mal, de una u otra manera. Y en eso coincidimos el comandante y yo. Y cuando parecía que todo iba a ir sobre ruedas, de nuevo Adama da un paso al lado, evitando dar información sobre sus subalternos por temor a que pueda usar esa información contra ellos. Inteligente Adama, inteligente, pero estás dando muchas negativas cuando te interesa tenerme de tu lado... así que tarde o temprano tendrás que aceptar algo y el hecho de que la tripulación sepa algo, no es mi problema sino el tuyo.

En ese momento Adama se levanta y camina un poco hasta ponerse de cara a la puerta por donde han salido todos. Casi parece tener miedo de que alguien entre y escuche las palabras que está pronunciando, unas que por el camino que está tomando le llevan a un trato conmigo, uno más profundo, de lo que pueda parecer en un principio. Uno que, la verdad, nunca hubiera esperado de alguien como el - Nunca he pensado que fuera un monstruo, Adama. Ni por un instante. Hago lo que tiene que hacerse, nada más. En cuanto al camino escogido, debería dejar de decir que es el equivocado... al fin y al cabo el suyo tampoco ha servido para nada hasta la fecha. Además, eso de que la ONUG es la única que puede oponerse a las corporaciones es mucho decir. En la historia moderna no ha sido más que un títere, sobretodo su jefe en lo más alto, una marioneta de las corporaciones... y no me diga que no es verdad, cualquiera sabe eso.

Permito que siga hablando antes de volver a interrumpirle. - Me está diciendo que quiere usar la información que consiga del Viejo para usarla contra ellos... ¿Va en serio? - Niego lentamente con la cabeza. - No sé si está usted loco, o es que no entiende cómo funciona realmente el sistema. Se lo explicare desde mi posición comandante, las corporaciones no necesitan a la opinión publica, por mucho que usted revele secretos ellos solo tienen que censurarlo en los medios de comunicación, los cuales son suyos en una amplia mayoría... y desacreditarle completamente para que toda información filtrada se convierta en cenizas. Le hundirán a usted y a cualquier persona relacionada con usted, simplemente dejaran de existir en cualquier registro y cuando ya no sean importantes, serán vulnerables. Y entonces les mataran y ahí se acabó el problema. La Umbra es posiblemente el único sitio donde no llega su influencia. Y dígame, aunque lo publique allí, qué hará... no servirá de nada, los pocos que lo lean o escuchen estarán de acuerdo con usted, pero si se convocan manifestaciones ellos echaran de las calles a los participantes, usaran a los Ghekas, o cualquier otra forma de represión para evitar esa situación. Después usaran la televisión y los canales de comunicación de masas para decir que los ataques comenzaron desde el lado manifestante, y que ellos sólo pudieron defenderse como buenamente pudieron. - Dejo caer la cabeza de nuevo hacia el suelo, pues esta situación realmente llega muy hondo en mi ser y mi pasado. - Incluso aunque fuera a sus amigos de la ONUG, dígame cuál de ellos no está "comprado"... como sabría con quién hablar para no acabar de patitas en la calle. Es un comándate a punto de retirarse por su edad, o vuelto al servicio activo para esta misión, por muy héroe que fuera en el pasado... ese punto únicamente sirve para que tengan un lugar donde comenzar a prender fuego a su vida. Y no se equivoque, comandante, lo harán. Cogerán su vida y la harán pedazos públicamente, para después pasar a su hijo, usaran el hecho de que está en Proyecto Tau-Ceti como excusa de que quería alejarse de un padre que había perdido en norte.

Dejo que mis palabras y lo que he dicho cale hondo en su ser, que se dé cuenta de cuan corrupta es la sociedad. Yo no vivo en ella, vivo al otro lado del espejo y soy capaz de ver como mis buenos actos se convierten en actos de los Ghekas y los peores comportamientos de estos, en mis pecados... gracias sólo al manejo de la información por parte de las corporaciones. Aun así... como todo en una guerra tiene su utilidad, si él quiere inmolarse en este conflicto yo no le diré que no lo haga, tal vez incluso consigamos algo bueno de todo esto.

- Estoy dispuesto a ayudarle, aunque considere que lo que hace es poner en el punto de mira a cualquiera que se haya relacionado con usted... pero no dejaré la lucha armada. Puedo intentar que nuestros actos sean menos vistosos, menos celebrados hasta cierto punto, pero no pararé la lucha armada porque usted crea que con filtrar un par de secretos la opinión pública se volverá contra ellos. Sobretodo porque la opinión que cuenta no es la del pueblo, comandante, es la de los que controlan a ese pueblo: los políticos. Y me encantaría que fuera capaz de señalar a uno sólo de ellos que no sea corrupto. - Vuelvo a levantar la cabeza, la mirada de mis ojos es honesta, considero que está loco si realmente quiere pelear con las MegaCorps en ese nivel, pero no pienso disuadirle. - Sinceramente... creo que espera demasiado de la humanidad.

- Sólo para la tripulación militar de esta nave - matizo su afirmación con respecto al rango. - Pero sí, Steve estará bien.

No puedo evitar sonreir cuando menciona El Arte de la Guerra. No recuerdo con exactitud si hablé de ese libro con respecto al señor Smith en nuestro anterior encuentro, pero en las últimas semanas, desde que se lo llevase al director Pierce a su despacho poco antes de subir a la nave por primera vez, parece que me persigue.

- En varias ocasiones... - contesto. - Pero, tal y como le había comentado, en eso teníamos cierta ventaja, pues tras nuestra conversación anterior con el prisionero, había aspectos de él que ya conocíamos - añado a los soldados, pues al menos Agathon había estado presente mientras hablaba con él en la bodega, e incluso antes, mientras el cabo Quaritch hablaba con Riddick.

- Pese a todo, parece que seguimos aproximaciones similares. Usted pretendía "desinformar" al prisionero mostrándole una desunión ficticia - hasta qué punto es realmente ilusoria, o cada uno en esta nave actúa en su propio beneficio, es algo que aún está por ver - y yo mostrándole a un soldado Rogers diferente a la realidad... De cualquier forma, si han conseguido lo que esperaban, no tiene sentido discutir ahora si la táctica ha sido la adecuada. Ya habrá tiempo de analizarla con mayor detenimiento.

Por mi parte, hay varias cosas que quiero investigar sobre lo que hemos estado hablando. Preferiría haber abordado esta investigación de forma completamente diferente, pero hasta donde yo sé, la decisión de involucrar a Riddick llegó incluso antes de que decidiesen que yo viniera aquí, pues mi cometido principal es precisamente vigilar al prisionero.

La respuesta de Riddick no me asombra ni mucho menos.

El debate que me plantea es algo que se repite en la historia de la humanidad y en la vida de cada persona. Sé bien los riesgos que asumo al buscar esta vía y las ínfimas posibilidades de éxito pero, pese a todo, es mejor que dejar que la vida se desvanezca delante mío, sin aportar nada.

- Sinceramente, señor Riddick, creo que usted espera demasiado poco de la humanidad -respondo tomando como punto sus últimas palabras -Si no me equivoco, lo que usted desea es forjar un nuevo camino para nuestra especie, quieran o no sus habitantes. Sinceramente no veo mucha diferencia entre lo que usted quiere y lo que hacen las corporaciones, simplemente tienen un punto de vista distinto pero, en el fondo, es lo mismo: dirigir al resto de habitantes según los valores que uno mismo tenga. A lo que yo aspiro, aunque suene utópico, es a alcanzar la oportunidad de que la gente pueda decidir qué hacer, quitarse la venda de los ojos, que yo mismo he tenido durante años, y escoja su propio camino. La gente odia a las corporaciones, tanto o más que a usted y los suyos. Solo les hace falta un empuje para alzarse contra ellos, para acabar con su tiranía. O tal vez yo esté equivocado y la humanidad no está preparada para elegir, para ser libre de tiranos.

Dejo unos segundos para que mis palabras calen en el reo, para que se de cuenta que lo que está haciendo él es creerse mejor que el resto de la humanidad, dotándose de una falsa moralidad para guiar a la gente por medio del miedo y la guerra. Pero son demasiados años para que Riddick se dé cuenta.

- Puede que no estemos de acuerdo en todo, señor Riddick, pero creo que tanto lo ocurrido hace años con usted como lo que, por desgracia, creo ocurrirá durante esta misión, podrán poner en evidencia a las corporaciones ante los ojos de la gente. Creo que no debemos desaprovechar esta ocasión. Pese a todo, aunque usted no confíe en esta tercera vía que le planteo, creo que sabrá que un acuerdo entre ambos para buscar, de una manera u otra, dañar a las corporaciones. Es lo mejor que podemos hacer. Yo le libero de sus cadenas, aunque con ciertas limitaciones, y usted colabora algo con Smith y su gente... y bastante conmigo -le planteo al hombre sin más rodeos- Tampoco quiero que Smith crea que usted va a ofrecerle su colaboración en bandeja, pero quiero su palabra de que no matará a nadie de mi tripulación y que colaborará con nuestros intereses comunes si, por algún casual, usted baja a tierra. Su forma y la mía de abordar el problema de las coorporaciones requiere información y contactos, algo que creo que ambos podemos obtener en esta odisea.

Tomo un poco de aire y recuerdo algunas de las cosas que me ha comentado Riddick- Respecto a lo que usted ha dicho sobre que destrozarán mi vida... bueno, como ya ha expuesto, puede que durante toda mi vida haya tomado la opción incorrecta para conseguir un mundo mejor. Creo que nada podrá hacerme más daño que eso. Ahora sólo me queda la opción de redimirme -concluyo con firme resignación- Qué me dice ¿está usted dispuesto a colaborar con este viejo, sus ideales y su visión utópica de la humanidad?

Lucy sigue seria sin decir nada. Escucha los comentarios de los hombres, pero no aporta nada a la conversación.

- ¿El arte de la guerra? ¿Sun Tzu? Creo que tendré que dedicar más tiempo a la lectura - piensa.

- He tenido la misma impresión - le dice a su mentor - Necesito hablar contigo en privado, he visto algo que me ha traído recuerdos que me atormentan. No es nada importante, pero me he sentido vulnerable. Siento haberte desobedecido, Alfred. -

Adama me escucha, pero sus respuestas me dan a entender que por mucho que diga que no se cree los panfletos de las corporaciones, estas han calado hondo. Un suspiro, uno de hastío y agotamiento por tener que explicar esto otra vez sale de entre mis labios. - Dice que no me crea lo que dicen de mí las MegaCorps, pero sin embargo usted sí lo hace. Nunca he deseado gobernar ni dirigir a nadie, ni siquiera decirle cómo debe pensar o comer... esa libertad es propia del ser humano y nadie debería arrebatársela. Dígame ¿realmente tengo la pinta de alguien a quién se deba seguir? Mis valores no son algo que deba ser puesto en un altar... mi moral es negra y mis métodos sanguinarios. Yo no soy un líder para el nuevo futuro. Mi único cometido es ser la sangrienta herramienta que permita ese nuevo futuro. – Sonrío amargamente ante las palabras sobre el odio. - Sólo puedo decirle lo mismo que le dije al soldadito. Desde su posición, desde la altura con la que pueden mirar al resto de hombres y mujeres que se arrastran por los suburbios, y con toda la información que filtran los canales de noticias de las corporaciones... puede decir que me odian - Mi mirada se vuelve más clara conforme hablo, pues cada palabra es sincera y emotiva en mis recuerdos. - Pero yo, Adama, he vivido con ellos, he comido con ellos y he sangrado con ellos... he compartido cada escaso recurso que tenía con ellos... ¿Y sabe qué? Ellos han hecho lo mismo conmigo. Redadas, búsquedas y cacerías, coacciones, palizas... ha sido el ciudadano de a pie, el hombre y mujer que lucha por llegar a fin de mes, el que me ha salvado a mí mientras yo peleaba por él. Mi único objetivo en esta vida es romper la estructura de control, hacerla añicos y permitir, como usted dice, que sea la humanidad libre de vendas y cadenas la que decida su destino, no un grupo de trajeados en un despacho. - El brillo de mis ojos cambia ligeramente, ofendido y resentido por sus últimas palabras. - No soy un tirano, así que no me compare con ellos. Desde que hemos empezado únicamente busca atacar mi forma de actuar, sin pararse a pensar ni siquiera como soy o como pienso... es una extraña manera de buscar que le ayuden, comandante.

Entonces cambia de tema, desviándose hacia la misión por la que hemos sido reclutados. Esperando que durante el transcurso de ésta podamos llevar a cabo ese punto de inflexión que cambie el mundo tal y como lo conocemos... aunque claro, el mundo que él ve y el que yo veo son bastante diferentes. - Si la ocasión se produce, le ayudaré, creo haber sido bastante claro en ese punto. En cuanto a su tripulación, es fácil, mientras ellos no me ataquen, yo no atacaré. Y en caso de defenderme, no mataré. - Le miro esperando su reacción, mi punto es más claro que el suyo y tengo que ver hasta donde está dispuesto a llegar. - Aun así, usted espera mucho de mí por el simple hecho de liberarme de esta pared. Estoy dispuesto a ayudarle en esa cruzada suya... pero para eso usted tendrá que hacer algo por mí. Lo primero, apoyar mi supervivencia frente a Smith, si le da por intentar apretar el botón "rojo" del REOBOX. Y lo segundo, llegados a cierto punto en todo este embrollo... deben quitarme ese maldito GPS de mi cuerpo.

Una vez terminada su exposición vuelve a mis palabras, explicando que no le importa que destrocen su vida... que al menos al final hará lo que debe hacerse. - No creo que me haya escuchado. No solo destrozarán su vida, destrozarían también la de su hijo, por muy intocable que le crea en Tau-Ceti. ¿Tiene hermanos? ¿Amigos? ¿Parientes? Si le digo que irán a por usted, no me refiero únicamente a su persona, sino a todo su entorno, a por todo conocido que pueda tener una relación amistosa, familiar o de cercanía con usted. Destrozarán todo lo que lleve su nombre o haya tocado alguna vez comandante, todo se volverá polvo... - Un leve movimiento de hombros para reposicionarme, dándome cuenta de que nunca lo entenderá... pues nunca ha visto cuán eficientes son en ese trabajo las MegaCorps. Tal vez sea mejor que lo sufra... al fin y al cabo yo ya le he advertido. - Colaboraré, pero usted cumplirá lo que le he pedido.

Ronald mantuvo la posición de firme sin participar en ningún momento en la conversación. Apenas pudo reprimir una mueca de sorpresa cuando los dos hombres que acaban de salir de interrogatorio empezaron a hablar de una antigualla como aquel libro. Pero él estaba de servicio, y Greer sabía que no le haría ningún bien abrir la bocaza en aquel momento.