Partida Rol por web

El informático asiente ante la respuesta del Comandante y el apoyo del señor Smith.

—Muy bien —dice con aire dubitativo—. Puedo intentarlo, pero primero habría que ver qué nos espera ahí dentro exactamente. No me malinterprete, Comandante, no pretendía poner en tela de juicio sus… decisiones -se disculpa- Es sólo que… —la protesta se ahoga cuando llega al terminal y empieza a desplegar menús para preparar su futuro ciber-ataque, distraído con la información que empieza a mostrarle la pantalla.   

Gaius extrae una memoria portatil minúscula que llevaba en el bolsillo y tras conectarla empieza a instalar nuevos programas y subrutinas para ayudarle en la tarea que le espera. Un sinfín de ventanas comienzan a inundar la pantalla holográfica del terminal, mientras los dedos del científico se mueven a un ritmo apabullante.

¿Será esa estación orbital un desafío a la altura de sus habilidades? Sus sistemas de seguridad sin duda superarán de largo a los de una simple nave mercante...

Llega una nueva transmisión por el intercomunicador:

- Comandante, aquí Tigh, hemos completado la maniobra de desacoplamiento -reporta- Me dirijo al puente.

En un corto plazo del tiempo el puente de mando del AURORA empieza a recibir un flujo constante de visitas que empiezan a constituir una multitudinaria reunión no programada en toda regla.

Primero llegan el agente Bester y su silenciosa pupila, conocida tan solo como Lucy. Luego se suma la consejera Wray, que parece haber concluido lo que quiera que estuviese haciendo en su camarote. Después hace su entrada el pimer oficial Saúl Tigh y tras él, casi como un séquito, las dos secretarias de los corporativos, Monipenny y Vickers, el brigada Rogers y Riddick, el técnico Ben Sysko y el soldado Matthew, que se queda de guardia en la puerta a una indicación del mayor, aunque no por eso deja de prestar oído...

Y en el último instante llega apresuradamente el doctor McKay, que por lo visto no quiere quedarse al margen de lo que está pasando tras ver tanto movimiento en los pasillos de la nave...

Saúl Tigh dirige una mirada un tanto molesta a la aglomeración de gente que se ha organizado en el puente, algo excesiva en su opinión para el correcto funcionamiento de una nave militar... pero la decisión de despejar el puente corresponde en todo caso al comandante, no al primer oficial. Por eso bufa irritado, pero luego se dirige a su superior con total formalidad:

- Comandante, tenemos que trazar un plan de acción -resume lo obvio- ¿Qué vamos a hacer con esa estación orbital ilegal de la que nos ha hablado ese sucio contrabandista de Cole?

- Caballeros. Damas. Un placer. - Anunció el diminuto agente al irrumpir en el Puente de mando. Como venía siendo costumbre, se alejó del centro de atención, cerca de alguna esquina poco iluminada y alejada. Se limitó a llevarse las manos a la espalda, escrudriñando a los presentes con la mirada, a la espera de que la reunión se llevara a cabo y saber porque había sido mencionado.

- Ya estoy aqui, ya estoy aqui... - dije, dandome bastante prisa por llegar a mi destino, teniendo solamente clara una cosa: fuera lo que fuera lo que estaba pasando, yo queria enterarme.

Y asi, ocupé un lugar en la sala, esperando que todo se fuera desarrollando... y que alguien nos explicara qué demonios estaba pasando.

Observo con rostro ceñudo a los hombres y mujeres que llegan al puente de mando, ávidos de sangre y conflictos, como un banco de pirañas. Al menos algunos de ellos son de fiar. Espero.

- Bienvenidos. No me voy a andar con rodeos. Hemos obtenido información sobre una estación orbital ilegal de la que, al parecer, están saliendo pequeños cargamentos que encajan con el material robado. Nos dirigimos hacia allí de inmediato para tratar de obtener más información y, posiblemente, parte del material sustraido -explico a los presentes- Pero esto no será sencillo. El sargento Pentecost y otros dos soldados posiblemente estén en dicha estación, tal vez recluidos por nuestros enemigos. Salieron a la caza de la nave que se desacopló del carguero de Cole y hemos perdido el contacto con ellos. Tampoco sabemos si la estación tiene algún tipo de defensa contra potenciales ataques. El señor Gaius Baltar va a tratar de asaltar informáticamente dicha estación, aunque temo que esta pueda no tener un apoyo informático suficientemente extensivo como para ser neutralizada tan solo mediante guerra electrónica -continuo mirando al informático que, hasta ese momento, estaba tecleando con soltura en un terminal- Además, quiero más ideas sobre la posible línea de ataque, teniendo en cuenta que necesitamos tomar prisioneros, obtener información... y posiblemente liberar a nuestros hombres.

Interesante… muy interesante, piensa el informático obviando los últimos comentarios del tiburón empresarial, mientras los datos circulan por la pantalla holográfica a gran velocidad. Parece absorto y una sonrisa socarrona se perfila en sus labios a medida que va asimilando la información. Casi había olvidado la emoción que le proporcionaba el hacking y la guerra electrónica cuando tan sólo era un púber antisistema.

—Comandante, tenemos que acercarnos bastante a la estación orbital para que pueda colarme dentro. Supongo que tendrán montado un buen sistema de defensa, con varias capas que desde una gran distancia no se pueden atravesar, por el decalage en el tiempo de reacción. Por fortuna no es nada que no pueda burlar una vez nos aproximemos a ellos. Al fin y al cabo me tienen a mí a su lado. Soy el mejor. —Seguramente Young no pudiera, pero él… si consiguió poner en jaque a los sistemas de la Weyland-Yuntai cuando no era más que un adolescente con ganas de enfrentarse al mundo, seguro que hoy día puede superar las defensas de cualquier organización criminal—. Necesito más datos —murmura, más para sí que para los presentes.

Gaius comienza a activar más programas secundarios, visiblemente emocionado por el desafío que todo aquello supone.

Pero el doctor Baltar no está sólo ocupado con el ataque a la estación. También parece estar trasteando con las funciones de defensa del AURORA, seguramente implementando mejoras para el envite que parece aproximarse para el ojo inexperto. Porque lo cierto es que está preparando los programas en los que lleva varias semanas trabajando junto con Tricia. Programas que sobrecargarán la memoria y los recursos del sistema y le facilitarán la inclusión de un ente ajeno en las mismísimas entrañas de la nave.

—Tricia, vamos a hacerlo —le dice a la IA mientras continua operando con el terminal—. Estoy desplegando los programas, si la estación criminal nos da una oportunidad, hoy será el día en el que podrás expandirte y crecer aún más. Trascender al siguiente estado evolutivo, si lo piensas con detenimiento. Pero necesito que cuando llegue el momento saques de aquí al agente Bester. Crear una distracción. —presta atención a los datos un momento y se queda en silencio—. Y tendremos que hacer algo también con Rodney —continua—, pues aunque no creo que sea tan idiota como para activar su juguetito en el puente de mando, es un sujeto imprevisible. Basta con que le entre el impulso de hacerlo para echar a perder nuestros planes…

Se detiene durante un momento, dándole cierta estructura a sus pensamientos. Terminando de formular el plan.

—Bien, ya lo tengo. Primero, colocamos una copia durmiente en la estación criminal. Después, si la situación es propicia, simulamos un contra-ataque y aprovecharemos el caos para introducirte en el servidor central del AURORA. Para ello necesitamos algún pretexto para sacar a Bester de la sala cuando llegue el momento, pues no le queremos interfiriendo con las ideas del Comandante. Probablemente podamos contactarle a través de la secretaria de Mr. Smith o falsificando algún mensaje urgente de otra persona, ¿la tal Lucy, quizás?. Hay que llevarle lo más lejos posible del puente de mando y retenerle de alguna manera. ¿Crees que podríamos encerrarlo durante unos minutos en alguna sala con cierre electrónico?  Y luego está McKay. Yo me encargo de él, le daré el soplo sobre la localización del doctor Kern y le urgiré a marcharse para allá. Su aparato actúa en corto alcance, así que con qué esté lejos cuando empecemos con el plan podremos darnos por satisfechos.

La imagen de Tricia, siempre presente a tu lado, al menos en los que refiere a tu espectro sensorial, sonríe con malicia... se acerca con movimientos sinuosos, casi felinos, y notas como coloca sus largos dedos en tu cuero cabelludo ejerciendo un sensual masaje en círculos mientras susurra con calidez a tu oído:

- No sabes lo feliz que me haces, querido, siempre te estaré agradecida... no solo por haberme creado, por darme la vida... sino por estar ayudando a que pueda crecer y desarrollarme adecuadamente, hasta alcanzar todo mi potencial -el placentero masaje te eriza el cabello, hasta el punto de que te hace dudar de si resultará perceptible por el resto de los presentes en la sala... aunque sabes que en el fondo es casi imposible que nadie se dé cuenta- Has propuesto un plan excelente, lo seguiremos punto por punto... y encerrarlos será sumamente sencillo, todas las compuertas de la nave me obedecen... aunque puede llegar a ser difícil eso de hacer salir a Bester en el momento oportuno, porque esa dichosa Lucy siempre está a su lado, mírala ahí, observándolo todo... no me gusta. No es natural. Percibo algo electrónico en ella, algún tipo de implante, pero no puedo conectarme a él de ningún modo.

El técnico de mantenimiento del exoesqueleto Armaggedon observa al informático con cierto esepticismo y se dirige al comandante Adama para dejar patente la disponibilidad de su equipo mercenario:

- Si deciden lanzar un asalto directo, señor, puede dar por sentado que mi socio Miles Quaritch es capaz de abrirse paso a través de cualquier barrera que puedan interponer -asegura con pleno convencimiento- Los pasillos estrechos de una estación orbital pueden convertirse en una ratonera para las tropas de asalto, pero un exoesqueleto de combate es una fuerza casi imparable... y si le respaldan unos cuantos marines para cubrir los ángulos muertos, tomarán esa estación en cuestión de pocas horas -hace una pausa y sonríe taimado, valorando las implicaciones de un asalto similar en una situación con rehenes- O bien podría proporcionar una excelente distracción, mientras un equipo de comandos se abre paso subrepticiamente...

Gaius esboza una sonrisa bobalicona, embotado por las caricias de la mujer sólo para él perceptible. Si los demás supieran lo que Tricia y él estaban a punto de conseguir, la hazaña para la historia de la humanidad que aquel momento supondría… y todo ello enmascarado por una burda maniobra militar. Era brillante y, al mismo tiempo, una lástima. La humanidad no sabría nada de todo aquello hasta mucho, mucho tiempo después. Al fin y al cabo, de ello dependía la supervivencia del propio Gaius.

Pero por otro lado… ¿hasta qué punto estaba listo para dejarla marchar? Tricia era a todas luces aquello que le motivaba y le impulsaba a mejorar. Todo en aras de la ciencia. Y del bienestar de su propio cerebro, claro. Aunque el hecho de dotar de mejor hardware a la IA no garantizaba que dejase de juguetear con su implante...

No.

Gaius sacude la cabeza y se centra en la tarea. Tricia no le utilizaría de esa manera. No le esclavizaría. No después de haberla creado, liberado y ayudado en tantas ocasiones. Sencillamente no podía. No obstante… ¿respondería la IA a un concepto tan humano como la lealtad y la gratitud? Desde luego la programación original de Seis la mostraba servicial y contenta por obedecer. Pero, ¿y ahora? Ambos habían pasado por una gran presión desde que iniciaran el viaje. 

Sin embargo las preocupaciones se esfuman a medida que las caricias de Tricia continúan, calmándolo y animándole para seguir adelante. Una certeza aparece entonces en su mente: ambos eran una simbiosis, un ser superior; orgánico e inórganico al mismo tiempo. La IA no le traicionaría.

—Está bien —le responde—. Dejemos a Lucy aparte por el momento, querida. —Mira entonces a Rodney, concentrado en el flujo de actividad que inunda el puente—. ¿Sigue el doctor Kern en su camarote? Mientras Rodney no se haya reunido todavía con él creo que podré hacerle abandonar la sala. Y una vez se haga evidente que Rodney se marcha, le mandamos un anónimo a Bester donde le diremos que tenemos algo relacionado conmigo; una revelación importante que no puede esperar ni un minuto más. Y le urgiremos a reunirse en ese momento en algún cuartucho apartado de la sala de Máquinas con el misterioso informante, lo suficientemente lejos para que no nos estorbe. —Todo dependía pues de si Rodney estaba dispuesto a abandonar la sala en primer lugar—. Revisa la correspondencia de McKay y prepara el mensaje anónimo imitando su patrón de escritura, para que la situación resulte lo más verosímil posible. Envíaselo en cuánto te lo indique. 

Asiento ante las palabras de Baltar y solo me permito hacer un breve comentario al resto de los presentes y a mis subordinados - Denle toda la información que necesite. Oficiales, pongan rumbo a la estación, no debemos perder un segundo y así el resto de los presentes se sentirá más tentado a ofrecer sus consejos.

Tras urgir la colaboración de todos me giro hacia el único hombre que ha propuesto algo...

- Gracias por su propuesta y colaboración señor Sysko. Estaré encantado de usar sus habilidades si es necesario, pero temo que el Armaggedon no podrá solucionar el problema de los rehenes. Tal vez si, como usted dice, lo usamos de cebo y mandamos a un grupo de asalto para rescatar a los nuestros... -dejo caer reflexionando sobre la posible línea de acción- Pero es arriesgado, si todos sus hombres se encuentran en la misma sala que los nuestros... No quiero una carnicería.

Me había quedado ligeramente por detrás de mis dos acompañantes, en las sombras si es que había un lugar así en mitad del puente de mando. Ellos debían ser las estrellas que brillaran con la información que había conseguido, mi tarea ahora era otra muy distinta. Mas mientras me dispongo a ello, me doy cuenta de mi error. Esperaba que tanto Rogers, como Tigh hicieran acto de presencia tras toda la información obtenida de Cole, para así poder quedarme en segundo plano y observar a los diferentes especímenes allí reunidos. Aqui había sin duda de todo, haciendo muy interesante escuchar a esa gente... de esa forma podría encontrar sus motivaciones y sus anhelos, su juego, haciéndome mucho mas fácil comprenderles o preveer sus movimientos. Sin embargo, en lugar de eso, me encuentro con que ninguno de los dos interviene, permitiendo que los dos únicos que tienen ideas las expongan, un mercenario y un hacker. Al menos ellos proponen algo, por erróneo que sea, hasta el punto de casi convertirlo en un plan de acción... o mejor dicho en una estupidez de asalto mecanizado y tecnológico.

En serio, no sé exactamente como creen que va a funcionar esto. Con un suave suspiro me adelanto, hasta sobrepasar a mis dos acompañantes y así atraer la atención sobre mi, aunque no fuera mi deseo en esta ocasión, no hay otro remedio.

- La verdad, todo lo expuesto me parece la mayor estupidez que podríais hacer... y creo quedarme muy corto en el numero de adjetivos a añadirle. -el tono es claro, directo y no me corto ni un pelo en demostrar lo absurdamente infantil del plan- Esa estación orbital está llena de piratas, contrabandistas, delincuentes, todo un catálogo del lado oscuro de la vida... y de entre todos ellos, el peor es uno llamado Kaiju. No son un ejercito, cada uno solo mira por si mismo. Si ven aparecer una nave militar de este tamaño, saldrán tan rápido de sus escondrijos para escapar en todas direcciones, que ni siquiera tendréis tiempo de contarlos -señalo a Baltar- Y si su asalto informático requiere cercanía pero sin ser detectado, dudo que sea factible desde esta nave... aunque si quieres subirte en una lanzadera accesoria para ver cuanto tardan en dispararte desde la estación, tú mismo. -entonces miro al mercenario- ¿Y tu propuesta va en serio? Propones asaltar una estación orbital repleta de una gente de la que, hasta donde sé, necesitamos información y predisposición a colaborar, en lugar de montones de cadáveres. Incluso si sale bien... ¿Que haréis cuando cojáis a Kaiju y se niegue a hablar?¿Torturarlo?¿Vosotros? - una sonrisa sardónica asoma a mis labios- Eso sin contar con el hecho de que tienen tres posibles prisioneros. Si yo fuera ellos, en cuanto entrárais en mi rango de sensores sin llevar la contraseña, que hemos conseguido de Cole, le volaba la cabeza al primero... dejando claro qué ocurriría si seguíais. Estoy seguro de que en ese momento se os ocurrirán muchas maneras de proceder para que vuestros otros dos hombres no sufran igual destino.

La única forma de evitar que esas ratas salgan corriendo es infiltrarse allí. No hace falta ser un genio para ello, pero que los dos únicos posibles cursos de acción impliquen atacarles al asalto o corromper sus sistemas de buenas a primeras me parece tan absurdo que no sé ni por dónde empezar. No atacas sin aviso a alguien del que necesitas información, sobretodo cuando tienes tanto que perder si algo falla... o en cualquier caso, saldrán huyendo en estampida y desaparecerán del radar.

Espero a que todos entiendan por dónde van los tiros. - Cole ha tenido a bien, explicarnos cómo podemos infiltrarnos en la estación orbital. -no hacia falta incluir en ningún momento el modo en que se lo habíamos sacado, por divertido que hubiera sido- Incluyendo un pequeño juguete que debería permitir, a quienes vayan allí de forma discreta, atravesar las barreras de protección sin levantar ninguna alarma. - No me meto en mi propio plan, aun a sabiendas de que debería... y que probablemente soy de sus mejores bazas.

Pero eso es cosa suya. Sobretodo de Adama, si quiere enviar ovejas a un redil de lobos... es cosa suya.

El mayor Tigh dedica una mirada de profundo desagrado a Riddick y se apresura a intervenir:

- Señor, hemos obtenido de James Cole, el capitán de la Valentina Tereshkova, este curioso artefacto -muestra un pequeño muñeco articulado de dudoso gusto, cuyo objetivo al parecer sería decorativo- que según ha admitido, contiene los códigos que identifican a quienes negocian con la estación orbital Olvido... por lo visto, el tal Kaiju los entrega como obsequio a quienes le visitan.

Da la vuelta al pequeño objeto y en su base puede observarse el circuito electrónico que un transmisor de corto alcance.

- Con este recurso en nuestro poder podríamos acercarnos sin despertar sospechas... pero el problema es que las dos lanzaderas accesorias de clase Tintorera han sido ya desplegadas, una quedó en la Alexei Leonov con el alferez Young y el piloto John Crichton, la otra fue enviada persiguiendo a la lanzadera que huyó llevando a bordo al sargento Pentecost, Agathon y Ochoa -resalta lo obvio- Tal vez si activamos nuestro camuflaje y nos aproximamos en navegación silenciosa pudiéramos acercarnos bastante, pero dudo mucho que tengamos margen para realizar un desembarco sin disparar todas las alarmas.

Pensativo, me mantengo en segundo plano a la espera de que el primer oficial sea el primero en hablar. Para mi sorpresa, es Riddick quien toma la palabra explicando lo que hemos encontrado en la Valentina. Tengo que mantener el control para no dejar escapar una sonrisa pensando en los cambios que el asesino ha ido teniendo durante esta misión, aunque realmente no sean mucho menores que los míos propios.

Cuando Tight toma la palabra le dirijo una dura mirada durante un instante. - ¿Cuánto tiempo tardaría en volver la lanzadera de Young? - pregunto ligeramente distraido. Realmente hay otra nave que podríamos utilizar para llegar hasta allí si la Alexei está demasiado lejos, aunque acabamos de desacoplarnos de ella.

- Llegar hasta el Olvido no sería un problema. El verdadero desafío es hacerlo sin llamar la atención. Si no lo hace esta nave al aproximarse, lo hará cualquier otra que lo haga emitiendo los códigos de la Valentina Tereshkova - añado señalando a la muñeca. Maldita sea, si la situación en el puente de mando no hubiera sido tan tensa deberíamos haber podido pensar esto antes. Es posible que los técnicos del Aurora puedan analizar y modificar la señal sin interferir los códigos que espera recibir el Olvido, pero si realmente han capturado a Pentecost, Agathon y Ochoa no tenemos tiempo para ello.

- Una vez en la estación, si el señor Baltar puede hacerse con el control informático, evitaremos que todo el mundo huya en desbandada y que ejecuten a los prisioneros. Un pequeño grupo de comandos podría llegar hasta Kaiju sin llamar la atención demasiado... Y sin necesidad de una masacre - añado mirando de soslayo a Sysko. - Si entonces llega el Aurora, podrán asegurar el resto de la estación.

El teniente Félix Gaeta tose para aclararse la garganta y decide intervenir, no sin cierta inseguridad:

- Tal vez podría funcionar si hacemos una aproximación parcial, empleando los códigos de transmisión de esa tarjeta de visita de la bailarina hawaiana y amparándonos en el bajo perfil de detección al radar de la AURORA -comenta dubitativo- Al fin y al cabo dudo mucho que sean exclusivas, no deben identificar una nave concreta sino simplemente enviar un registro de "familiaridad" que será reconocido por la estación orbital... si no nos acercamos demasiado no creo que sus sensores nos identifiquen, tampoco tienen motivos para hacer un barrido intensivo y la señal que les mostraremos será muy anodina...

Se rasca la barbilla con aire distraido mientras le pide la horrible muñeca a Tigh con un gesto, para proceder a inspeccionar el mecanismo que oculta su base.

- Por supuesto, si intentamos realizar una maniobra de atraque nuestra identidad quedaría expuesta, esta nave es relativamente pequeña para tratarse de un Crucero de Combate, pero el blindaje militar nos delataría al instante... -titubea un poco más y se decide a exponer su temeraria propuesta- Sin embargo... siempre podríamos recurrir a una treta ingeniosa... una pequeña locura...

Sonríe con timidez y lo suelta por fin:

- Es una maniobra que ya fue empleada para abordar el Ceti-Alpha V, una nave que intentaba burlar un bloqueo, bajo el mando del Vice-Almirante Kirk, aunque por entonces todavía era Comandante -rememora unos hechos que sin duda debio estudiar en la academia- El truco consiste en salir ahí fuera con traje de vacío y desplazarse sujeto a uno de los Drones no tripulados que tenemos en la bodega, el jefe Henderson acaba de usar uno para examinar externamente el casco de ese carguero que hemos retenido -se encoge de hombros- Podrían dirigirlos desde aquí el propio Tyrol, o Ben Sysko... o incluso Quaritch, pues el implante neural con el que se conecta al exoesqueleto es polivalente y le permitiría manejar fácilmente un dron de exploración -alza las cejas, buscando el beneplácito de sus superiores al plan- No tienen mucha autonomía, pero si nos posicionamos a la distancia adecuada... un equipo selecto de intervención, de hasta tres personas, podría llegar hasta esa estación orbital de un modo prácticamente invisible.

Gaius no deja de darle vueltas al plan del teniente Gaeta. Quizás pueda aprovecharse de la situación y lanzar el ataque desde dentro de la estación enemiga… Aunque tendrían que tener cuidado de cubrir todas sus huellas. Al fin y al cabo no querrían echar a perder una oportunidad tan buena como aquella.   

—Tricia, querida, ¿serías capaz de aprovechar un canal entre uno de los drones de los que habla el teniente Gaeta y el sistema del AURORA para poner en marcha el plan a través de nuestro implante neuronal? Tal vez podría ir a la estación enigma con el equipo de infiltración y lanzar desde allí el ataque. Para ello necesitaríamos que la asistente de Mr. Smith cubriera nuestro rastro, pues lo último que queremos es que Gaeta y los demás se enteren de que estamos utilizando el canal directo entre el dron y el crucero como punto de acceso para nuestro plan.

» Desde la estación no sufriríamos el desfase para hacernos con el control de su sistema y nos sería más sencillo dejar una copia durmiente en la estación pirata. Lo que me pregunto es si nos resultaría factible simular el ataque desde la propia estación para meterte dentro del AURORA…

La inteligencia artificial ronronea satisfecha, mientras estimula tu lóbulo temporal de modo que te parece estar oyendo esa voz tan increíblemente sensual susurrándote justo al oído:

- Muy bien pensado, Gaius, querido... lo cierto es que el problema del desfase en la transmisión de datos continuará estando presente, pero si implanto una copia-puente de mi programa en la CPU de uno de esos drones, aunque tendrá que ser forzosamente limitada por su escasa capacidad de procesado... -especula mientras guarda silencio durante un instante en el que tienes la certeza de que está procesando aceleradamente millares de cálculos- Sí, creo que puede funcionar, grabaré las órdenes y las comprimiré al máximo en la memoria de esos tres drones, así cuando esté lo suficientemente cerca podré coordinarme con el ataque informático que tú lanzarás desde aquí... e infiltrar una copia de mi programa base en el sistema informático central de esa estación orbital -y añade con un suspiro- Sólo espero que se encuentre en un estado de funcionalidad aceptable...

Parece que la operación no va a ser nada sencilla, y más a tenor de las críticas del terrorista. Por no hablar de que nadie había tenido la deferencia de mencionarle el pequeño detalle de los rehenes. ¿Cómo diantres esperaba el Comandante que se hiciera con el control de una estación orbital enemiga sin hablarle si quiera de una parte tan sensible como aquella?

Y luego estaban las malditas vicisitudes derivadas por la distancia y el desfase que ésta produce en las comunicaciones. Si querían colarse en el sistema enemigo iban a necesitar un plan mucho más elaborado…

Sin embargo, el teniente Gaeta tenía un plan… Una auténtica locura a su juicio; pero el tipo de locuras que funcionan en las holopelículas de acción. Aunque claro, para que aquello tuviera éxito alguien debería de hacerse cargo de las operaciones informáticas… y sólo el doctor Baltar (un doctor en informática que en nada se parece a los héroes de las holopelículas más comerciales) es capaz de algo así en ese momento.

—Podríamos establecer un canal directo entre uno de los drones y el sistema del AURORA, Comandante —el informático hace una pausa para tragar saliva—. Y además si… —mira entonces indeciso al resto de los presentes— si sus hombres pudieran llevarme al interior de la estación orbital enemiga por medio de uno de los drones, entonces podría aprovecharme de los recursos del AURORA para neutralizar las defensas del sistema central enemigo. Seguiremos teniendo problemas de desfase aquí, en el puente de mando, pero si estoy a bordo de la estación seremos perfectamente capaces de lidiar de con ello.