Partida Rol por web

La doble compuerta de seguridad del puente de mando se abre para dar acceso a las dos secretarias de los agentes corporativos, Meredith Vikers y Monnipenny. Por lo visto la asistente personal de la consejera Wray ha encontrado muy rápidamente a su homóloga.

En las pantallas holográficas aparecen imágenes de todo lo que están grabando las cámaras integradas en el casco de los Marines Coloniales que protagonizan el asalto a la Valentina Tereshkova, así como un registro de sus constantes vitales y el sonido ambiente. Y tanto el comandante Adama como el teniente Gaeta parecen tan concentrados en lo que está ocurriendo que apenas prestan atención a la entrada de las dos mujeres. Otro tanto podría decirse del Dr. Gaius Baltar, que parece completamente absorto.

Smith y Wray sin embargo sí se vuelven, torciendo el gesto al unísono, en una irónica sintonía.

Ambos parecen estarse vigilando de reojo mutuamente...

La voz irreal de Tricia resuena con tono divertido a tu espalda...

- Te aseguro que yo no le he dicho nada, y ese sintético vuelve a estar bajo mi absoluto control -informa con un susurro- Así que este hombre miente... tal vez haya obtenido la información del teniente Gaeta, que fue testigo de que Monipenny interactuaba con los sistemas de comunicación de largo alcance de esta nave, aunque habrá sido en algún otro momento. Y le hice creer que era por orden directa de Smith.

Ms. Monnipenny permanece impertérrita, con una sonrisa inexpresiva en el rostro. No ha pronunciado ni una palabra, nadie la ha visto establecer comunicación alguna con Smith... de lo cual podría deducirse que tiene algún otro modo de transmitir información al receptor que el alto ejecutivo acaba de guardar en su bolsillo.

Entretanto, los sistemas de seguimiento de los marines coloniales siguen transmitiendo al puente todo lo que registran las clámaras, micrófonos y sensores de sus equipos:

- Cuando estés a punto de abrir avisa, Scott -transmite el soldado Ford a sus compañeros- Voy a lanzar una granada cegadora ahí dentro, activad el filtro lumínico en vuestros visores y entremos en tromba...

- ¿Y después de entrar en tromba... que? -contesta Quaritch con voz amenazadora- Se supone que no debemos abrir fuego... pero un par de huesos rotos no les impide ser interrogados...

- Usté manda, Quatrich –responde Ronald Greer-  Pero con lo acojonaos que deben estar, ya no creo que nus cueste mucho reducirlos.

Matthew completa la derivación del circuito de cierre de la compuerta y esta empieza a abrirse. Entonces Aiden Ford lanza la granada cegadora y todo se hace muy confuso. Destellos, una cacofonía de voces... algunas no son de vuestros hombres, parece que han topado con cierta resistencia por parte de los tripulantes de la nave asaltada. Aunque por ahora aún no se han oído disparos.

- Ya están aquí... ¡Oh, mierda! -resuena un grave vozarrón muy alterado...

- !Joder! ¡Tienen hasta un maldito Mech! -grita otra voz- No podemos hacerle frente a eso con una puta escopeta, tíos, nos va a barrer...

- Que le den al capitán y que te den a tí, Marko -se oye entonces la voz de otro hombre- No me pagáis lo bastante como para dejarme matar, estos cabrones son la jodida Marina Colonial, son soldados de verdad, con armas pesadas... no podemos con esto... !NO DISPAREN! ¡NOS ENTREGAMOS!

Los bruscos movimientos de las cámaras integradas en los cascos de los marines parecen hacerse ahora menos caóticos y distiguís como están encañonando a media docena de hombres que alzan las manos...

- ¡Arrojen las armas y entrégense! -resuena su voz de Scott Matthew, algo deformada por el altavoz integrado de su escafandra- Todos en pie, con brazos y piernas extendidas, no quiero ningún movimiento sospechoso...

- Ya habéis oí’o. ¡Soltad las armas y nada de trujas! -completa el soldado Greer, que no puede ocultar su origen en los marginales suburbios de la Vieja Tierra.

No me pasaron desapercibidas las "amables" miradas que flotaban en el ambiente. Pero lo curioso fue cuando escuché a Smith que Monny le habia dado información.

Curioso. ¿Tendrán Wifi entre los dos?

La información que nos dió, eso si, era de lo mas interesante. Yo tenía algo en mente al respecto, pero decidí que era mejor que mi "querida" jefa hablara primero.

Al menos, las novedades que nos llegaban de la nave abordada eran buenas. Esos piratillas de sistema solar se habían rendido nada mas ver a soldados de verdad. Con suerte, en poco tiempo obtendríamos algo de información.

Smith no podía ocultar la satisfacción por la resolución del conflicto. Era bien consciente de que si hubieran habido disparos, el papeleo posterior habría sido mucho más... complejo.

Así que poniendo ambas manos a su espalda, asiente en dirección a Adama, como felicitándolo por tal cosa.

Interesante… se dijo el doctor Baltar.

—Tricia, ¿qué mosca le ha picado a Vickers con Monnypeny? ¿Le ha dicho algo mientras venía hacia el puente?

Entonces se le ocurrió algo, dejando de lado la inquietante idea de un nuevo duplicado de Seis en el carguero civil.

—Por cierto, ¿has conseguido averiguar algo más de ella? ¿Tienes acceso a sus dispositivos personales? Por lo poco que se de ella, es toda una incógnita.

Gaius observaba enmismado las pantallas del terminal, comprobando las lecturas y las respuestas de la Valentina Tereshkova. El comentario de Smith le devolvió de nuevo a la realidad y cuando elevó la vista se encontró con que las asistentes de los directivos estaban ya en el puente. ¿Cuánto tiempo había pasado?

Al juzgar por las transmisiones de la radio, parecía los marines tenían la situación bajo control… todo un avance.

Suspiró frente al terminal y se estiró, haciendo crujir su espalda. Diantres, necesitaba descansar en algún sitio decente.

Asiento ante las palabras de Smith pero mi respuesta se pierde ante el asalto a la nave que perseguíamos. Por suerte las medidas tomadas para acabar el conflicto sin lanzar un solo disparo surten efecto y logramos la rendición sin problemas.

- Primer oficial Tigh, que nuestros hombres aten a los prisioneros y tomen sus armas. Quiero que el cabo Mayor Quaritch y otro soldado se encarguen de vigilarlos. El resto buscará al capitán, asegurará toda la nave y comprobará si quedan más lanzaderas en ella. Además quiero les pregunten a los reos por el capitán y por la nave que lanzaron -ordeno a mi viejo amigo por el comunicador antes de volverme al resto de hombres que comparten conmigo el puesto de mando.

- También hemos perdido contacto con el sargento Pentecost. Será mejor que acabemos rápido en este lugar para no dejar atrás a nuestros hombres. Señorita Monnipenny, mándeme todos los registros de contacto con el señor Young y la actividad de dicha estación prospectora desde nuestra marcha. Y hágame un resumen rápido ahora. Y, si es tan amable, no vuelva a ausentarse en el puesto de mando sin comunicármelo con antelación, sus contactos e información suelen ser de utilidad -concluyo mirando a la secretaria, dejando claro que su ausencia durante este tiempo no me agrada en absoluto.

—Tricia, no te alarmes —le dijo a la IA—, Adama está preocupado por Young y sus hombres, por eso se muestra tan tajante. Ya sabes que a veces nos cuesta mantener la compostura cuando nuestra base biológica se mete de por medio. Es algo parecido a lo que experimentaste cuando D’anna quedó separada de ti. Dale una evaluación positiva, aunque tengas que maquillar los datos, y lograremos aplacarle.

Al menos por el momento…

La Inteligencia Artificial responde sin artificios que simulen estímulos sensoriales:

- Conforme. Así lo haré. Agradezco tu apoyo y consejo para tratar con humanos.

Entonces parece recordar tu última pregunta con respecto a Vickers...

- La asistente de la consejera Wray se ha cruzado con la replicante de Smith en el pasillo, pero no han intercambiado ninguna conversación verbal, tan sólo una sonrisa social y un leve balanceo de cabeza -explica con su literalidad habitual- En cuanto a la disponibilidad de registros sobre Meredith Vickers, no hay nada nuevo: un absoluto vacío en todos los archivos públicos. Lo cual parece indicar que se trata de una identidad falsa creada específicamente para esta misión. Aunque puedo decirte que no es una persona sintética, yo lo notaría en el acto.

Ms. Monnipenny dedica una amplia sonrisa al comandante Adama antes de contestar:

- Entiendo que dirija a mí sus preguntas, comandante, pues fui yo quién reprogramó la CPU central del Alexei Leonov para que se reiniciase durante varios ciclos consecutivos, anulando así su operatividad ante cualquier intento de usar sus sistemas de comunicación a larga distancia -contesta con voz dulce- Pero yo hice mi trabajo y embarqué de nuevo en el AURORA, le recuerdo que dejó allí a su especialista en seguridad informática para que se hiciese cargo de configurar lo que hiciese falta cuando todo el proceso acabase... no es cosa mía si todavía no han contactado con esta nave -inclina la cabeza a un lado en un gesto cargado de coquetería- Y si desea un diagnóstico sobre la solidez de su sistema de comunicaciones debería pedirselo al teniente Gaeta, no a mí. Yo únicamente soy la secretaria personal de Mr. Smith.

No ha perdido la sonrisa ni un solo instante, mantiene la misma expresión que si le hubiera invitado a un te con pastas...

Félix Gaeta dedica una mirada un tanto desconcertada a Monnipenny, pero se apresura a responder por alusiones:

- Señor, hemos mantenido una línea de comunicación abierta con la Alexei Leonov desde que dejamos allí al alferez Young y al soldado de primera Crichton, aunque no se enviase nada concreto, con objeto de tener el canal ocupado sin dejar espacio a otras posibles transmisiones -explica- Además, así no tendríamos que transmitir nuevos códigos cuando su CPU terminase de reiniciarse y Young quisiera ponerse en contacto con nosotros.

Se revuelve en su asiento, evidenciando cierto nerviosismo.

- Sin embargo, ese canal se ha interrumpido por motivos desconocidos hace casi una hora, y no he sido capaz de restablecerlo. Aunque en principio no habría motivo para preocuparse, Young conoce nuestros códigos y podrá contactar cuando quiera, tan pronto como los sistemas de la nave minera acaben de configurarse de nuevo...

Lleva una mano hacia la consola de mando y comprueba un registro...

- En cuanto a la lanzadera Tintorera del sargento Pentecost, la momentánea dificultad para establecer comunicaciones que estamos experimentando podría deberse a muchas causas, desde la interposición de cualquier cuerpo celeste con suficiente masa para generar una distorsión, hasta una avería en sus sistemas de transmisión... o un campo supresor de comunicaciones, claro, pero eso es tecnología militar que no está al alcance de los civiles -traga saliva ostensiblemente- Como mínimo, puedo garantizarle que los sistemas del AURORA son plenamente operativos, acabamos de comprobarlo al comunicarnos con la Valentina Tereshkova...

Las transmisiones del equipo de marines que han abordado el carguero mercante siguen llegando, mostrando como los mineros que habían preparado un conato de resistencia entregan las armas sin oponer resistencia.

Quaritch parece manejarse con soltura, aplomo y autoridad... cosa bastante comprensible teniendo en cuenta que viste un exoesqueleto de combate de una tonelada.

- Greer, conmigo. Los demás... moved el culo...

- Vosotros - continúa dirigiéndose a los prisioneros - ahí juntitos como buenos amigos, como os quede algun arma encima disparo a matar, asi que ya podéis soltarlas... si sois inteligentes.

Uno de los mineros protesta:

- !Habéis ganado, joder, nos acabamos de rendir! -su arma, una escopeta automática de corredera, posesión obviamente ilegal en manos de un civil, flota con lentitud en el centro de la sala ante la ausencia de gravedad artificial- Podéis tomarnos como prisioneros, sois la autoridad aquí, pero tenemos nuestros derechos...

La respuesta del cabo mayor, como era de esperar, es fulminante:

- ¿Derechos? Tendrás que agradecer a nuestro comandante que os prefiera vivos, porque a mi se me pueden olvidar muy rápido vuestros derechos y como vea un arma sin entregar o como alguien se alargue respondiendo a mis preguntas... me vais a dar una excusa.

Mueve en abanico el arma, apuntando a toda la tripulacion por turnos

- Todas las armas

Y el soldado de primera Greer se une a la conversación con su peculiar acento cargado del argot de los suburbios...

—¡Qué derechos ni que niño muerto! Estáis vivos gracias al comandante del AURORA, así que dejarsus de gilipolleces y salvo que vayáis a responder a las preguntas que sus haga el cabo, chitón. Y más sus vale mantener al cabo contento.

Escuchaba con una disimulada sonrisa la conversación entre Monnipenny y el Comandante.

Pero qué educada es siempre esta chica… ¿Me pregunto cómo de personal será?

El Teniente Gaeta nos informo de la situación. Demasiadas cosas pasaban en este lugar. Pero claro, no se podían juntar churras con merinas. Y en esta nave así estaba la situación. No sabía si las churras serian los de Weyland o tal vez las merinas. Pero fuera como fuera, aquí estábamos. 

Al menos las transmisiones que llegaban indicaban que los mineros se habían rendido sin presentar más oposición. Lo cual era de agradecer. Las bajas causadas por marines, fuera como fuera, tendían a generar mala prensa.

Es cierto, es por todos sabido que en el espacio nadie puede oír tus derechos…

Y entonces se escuchó la voz de uno de los soldados.

- He aquí el máximo exponente del éxito del sistema educativo… Pero a las corporaciones o al cuerpo de marines coloniales, les daban igual los estudios. Sólo buscaban músculo que cumpliera las ordenes, sin importar demasiado cómo se llevaran a cabo. 

Con todo esto no podía evitar mirar de reojo a Adama. El recto Comandante. ¿Que opinaría de todo esto?

Gauis esbozó una tímida sonrisilla mientras la asistente de Mr. Smith replicaba al comandante. Desde luego tenía una personalidad bien definida, aunque sin duda se notaban las trazas que la delataban. Demasiada cordialidad, tal vez pudiera trabajar en implementar un nuevo módulo para matizar las respuestas añadiendo nuevos efectos de interacción en función del tono y la intensidad de los estímulos externos. Podría ser todo un bombazo comercial que relanzase su carrera en el tema con el que se inició en la investigación.

Pero claro, atrapado en aquella lata de sardinas era muy difícil trabajar en ningún proyecto personal. Y menos si era el único experto en “seguridad” a bordo. 

Al menos es capaz de articular emociones en la replicante, se dijo Gaius mientras enmascaraba su preocupación con una sonrisa forzada. Demasiado descontextualizadas, eso sí. ¿Hasta cuándo le pasaría factura el apagón de McKay a Tricia? Tenían que empezar a trabajar en su traslado al servidor central cuanto antes. Y tenía que evitar que McKay volviese a utilizar su juguetito.     

Los problemas y tareas se acumulaban. Debía comenzar a delegar algunas funciones a sus hombres pero todo era demasiado abstracto e incoherente como para obtener unos resultados eficaces. 

Aunque es obvio que las cosas no están saliendo demasiado bien.

La respuesta de la secretaria de Smith me habría molestado de no ser porque ella no era humana y, por tanto, no se merecía siquiera que me enojara con ella. Escucho atentamente a Gaeta, que como siempre cumple su trabajo a la perfección -Gracias por todo teniente, continúe tratando de contactar con todos ellos. Y tenga muy en cuenta la posibilidad de que nos enfrentemos a campos de supresión de comunicaciones, algo en todo esto me da muy mala espina.

No continúo dando órdenes dada la presencia de nuevas comunicaciones en la nave abordada. Es obvio que los marines de asalto no destacan por su diplomacia pero, como comandante de la nave, prefiero que actúen de forma prudencial, lanzando amenazas si es necesario, antes de que mis hombres puedan poner en peligro sus vidas. Pese a ello, me pongo en contacto con Quaritch para lanzarle una advertencia -Mayor Quaritch, ha hecho un buen trabajo. Haga que el soldado Greer confisque todas esas armas ilegales. Y procure no sobrepasarse con las amenazas, si sienten que sus vidas están en peligro puede que decidan resistirse.

Tras mis palabras observo a todos los presentes -Bien, hemos perdido el contacto con una estación minera y con una de nuestras naves de reconocimiento. Además hemos asaltado una nave con unas leves sospechas usando para ello la identificación de la ONUG y tenemos a uno de sus mayores comandantes, ya jubilado, encerrado en una improvisada prisión. Toda una misión normal de búsqueda de unos ladrones -concluyo con sarcasmo mirando a los ejecutivos- ¿Alguien quiere un café? -pregunto sentándome en una de las sillas del puente de mando. Mi mano izquierda, cerrada en forma de puño, evidencia la ira que, como comandante, no me permito expresar.

Pero es obvio que la situación me irrita...

En la pantalla del puente se muestra, gracias al sistema de cámaras integrado en los cascos de los marines, como los seis tripulantes de la nave capturada son desarmados y esposados rápida y eficientemente por el soldado de primera Ronald Greer, mientras un amenazador cabo mayor Miles Quaritch supervisa toda la operación, desde una ominosa e incontestable posición de ventaja. Algo que difícilmente nadie iba a discutirle a quién viste un exoesqueleto de combate.

Al tiempo, Scott Matthew y Aiden Ford se separan del grupo principal para dirigirse raudos hacia el puente de mando del Alexei Leonov, donde esperan encontrar al capitán de esta nave mercante, el hombre al que deben capturar por encima de todo...

- Venga, Aiden, tenemos que encontrar a ese James Cole lo antes posible... no quiero que esto se alargue.

- ¡Tranquilo, ese peaso cabrón no va a tener donde esconderse!