Partida Rol por web

Las palabras que se pronuncian en el puente de la Alexei Leonov continúan llegando...

Primero la voz de Vickers, cargada de sarcasmo:

- Gracias, comandante Kodai, pero nosotras no engañamos... nos fabrican educadas, amables y bellas. Además, nos montan en el mismo planeta, por eso las dos somos rubias, para reducir costes. Pero la ONUG es quien controla la operación.

- Dejar una escuadra de Marines... me recuerda demasiado a cuando Colón dejó soldados en el Fuerte Navidad.

Casi inmediatamente, Monnipenny con su habitual profesionalidad:

- Esta nave apenas lleva unos días en órbita de Palas. Por lo tanto, no tiene registros de ningún contacto con otras naves que hayan acudido a buscar abastecimiento de soporte vital, procesado desde el agua que extrae del asteroide. Simplemente, todavía no ha realizado ningún intercambio de ese tipo. Toda esa información tiene que estar en la CPU de la Valentina Tereshkova.

Y por fin, breve y conciso, el mayor Tigh:

- Espero sus órdenes, señor.

En este momento interviene Camile Wray, que ha estado bastante ocupada con su sofisticada PDA:

- Les interesará saber que el cargamento declarado por la Valentina Tereshkova, que ya está empezando a moverse en los mercados de recursos primarios, consiste en 18 TM de cóndrulos de olivino, una importante fuente de magnesio... y otras 14 TM de piroxenos ricos en titanio y manganeso -enumera- El resto es básicamente hierro en diferentes grados de procesado, desde mineral de mena hasta un porcentaje muy significativo de metal refinado, que además irá incrementándose durante los cuatro largos meses de viaje interplanerario.

Es decir, una carga que resultaría indistinguible de aquella cuya desaparición estáis investigando.
 

Escucho a Smith, Wray y, especialmente, a Saúl. La decisión que voy a tomar tal vez no sea la más diplomática pero, sin duda, es la que más se ajusta a la situación.

Dadas las irregularidades cometidas, la obstrucción de nuestra investigación y su posible participación en delitos graves yo, el Comandante Adama de la nave Aurora, os doy la orden de traer bajo custodia al comandante Susumo Kodai. Si la posterior investigación revela su inocencia, me sentiré aliviado al comprobar que un compañero tan honorable como él no ha participado en algo así. Pero no voy a arriesgarme. Imposibiliten temporalmente la capacidad de comunicación y de movimiento de la nave minera en la que se encuentran -ordeno desde mi comunicador.

Parece que en el puente de la nave prospectora las cosas se están desarrollando bastante deprisa:

Tras un instante de silencio, la voz de Saúl Tigh resuena con firmeza:

- Comandante Kodai, queda usted detenido y será conducido bajo custodia al AURORA para ser interrogado -hace un gesto imperioso a los marines coloniales para que cumplan la orden- No quiero tener que usar la fuerza, así que será mejor que nadie se mueva ni haga tonterías. Monnipenny, debe anular temporalmente la capacidad de comunicación y de movimiento de la nave, si eso excede sus capacidades haremos venir al Alferez Young para que se ocupe.

Todos los civiles alzan las manos de inmediato, sin oponer la menor resistencia.

Susumo Kodai es el único que alza la voz:

- Espero por su bien que tengan un firme amparo legal para lo que están haciendo... -masculla de forma contenida- Pero han de saber que soy necesario para operar esta estación minera, nadie más en la tripulación tiene el título de capitán mercante, si me retienen los están dejando aquí varados... y por tanto serán responsables directos de cuanto les ocurra. Si se hiciera necesaria cualquier maniobra, no podrán realizarla con plena seguridad.

Y tras eso, lo único que se oye es la voz de la asistente de Smith:

- Estoy capacitada para hacer lo que ha indicado, mayor. Puedo iniciar un programa de reseteo en la CPU central de la nave que inhabilite por completo el acceso durante las próximas horas... no podrán hacer nada en absoluto, ni encender motores, ni establecer ninguna comunicación. Y puedo programar que se repita ese reseteo en un bucle, durante varios ciclos seguidos...

Escucho con atención la respuesta del Comandante Kodai y, tras una breve reflexión, caigo en la cuenta de que tiene razón. Mi viejo cerebro, ya acostumbrado a maquinar con rapidez, me plantea un plan de acción que puede solucionar este y otros problemas.

Me acerco a Smith y le susurro algo al oído, mirando directamente a la Consejera Wray. Mi rostro no muestra expresión alguna de odio o rechazo hacia ella, pero no es necesario. Ya le dejé claro que su falta de colaboración implicaría lo mismo por mi parte.

Tras terminar de hablar con Smith doy una orden al oficial Gaeta y salgo del puente de mando -Teniente Gaeta, dé la orden al marine Crichton y al alferez Youg de equiparse con sus herramientas de trabajo y dirigirse inmediatamente al acceso de lanzaderas de babor. El Comandante Kodai tiene razón, no podemos dejar que la estación orbital Palas se quede sin un oficial al mando que cuide de los civiles, por si ocurriese algún incidente imprevisto. No dejaré la vida de esos hombres en manos del azar. Por tanto, voy a destinar un equipo para que asegure y proteja Palas mientras nosotros vamos en búsqueda de la otra nave. Comunique al primer oficial Tigh que, en cuanto la señorita Monnipenny termine de cortar las comunicaciones, pueden volver al AURORA con el Comandante Kodai.

Susurrarle en la oreja al señor Smith no es una de mis aficiones pero, pese a ello, debo hacerlo para asegurar el éxito de la actual misión.

- Quiero que le ordene a la señorita Monipenny que, además de lo ya ordenado, debe pinchar las comunicaciones de la nave en Palas, la entrada y salida de cualquier tipo de llamada o mensaje. Nadie más debe enterarse de ello. La razón es simple, voy a mandar a Young allí como mando en nuestra ausencia y, si no me equivoco, no tardará en informar a las gentes para las que realmente trabaja de la nueva situación. A mi me servirá para encontrar pruebas contra él y, a usted, para saber si dicho oficial está trabajando en secreto para la WK. Hágalo, ahora. -concluyo sin dejar de mirar directamente a los ojos a la Consejera Wray.

Wray, quieta como una estatua, contempla con una faz imperturbable las familiaridades que el comandante se toma con el representante a bordo de la Weyland-Yutani. Pero sus rasgados ojos centellean.

Smith asiente de manera casi imperceptible. Tras un par de segundos se gira y acerca su mano izquierda hasta su boca. Parece que susurrase algo y se gira de nuevo al centro de la sala.

Ahora mira a Wray y no puede evitar lanzarle una torcida gran sonrisa, que deja entrever los blancos dientes de su dentadura superior... una sonrisa aderezada de sutiles gestos faciales que le imprimen dureza, altivez, superioridad, victoria, una sonrisa que reta... una sonrisa que indica que no está con ellos, en fin, una sonrisa que Smith tenía ganas de dedicarle.

Intenta que Adama no sea muy consciente de la situación que en ese momento ocurre entre ambos trajeados, pero está seguro de que sabe de la tensa colaboración entre ambas compañías.

Ella se lo ha buscado por su falta de colaboración...

Las conversaciones que se mantienen en el puente del Alexei Leonov continúan llegándoos:

- Comandante Kodai. - suena la voz de Bester - Tenga por seguro que esto no es lo que ninguno de los presentes, incluyendo al Comandante Adama, hubiera deseado. Por ello, quizás, podríamos olvidar sus irregularidades en el cambio de turnos, su viaje prematuro a la Tierra -que ya le adelanto, es donde acabará junto a una inhabilitación vitalicia de su titulo de Capitán Mercante- a cambio de su colaboración... y la información que estamos buscando. Sospechamos que podrían ser piratas o contrabandistas. La ONUG no reparará en gastos para detenerlos, no reparará en costes para evitar que sucesos como el de Makemake se repitan. Es el momento de tomar una decisión, Comandante Kodai. Ayudarnos y terminar esto, o mancharse las manos de sangre.

Kodai se defiende:

- No entiendo lo que quieren de mí, aquí no ha habido ninguna actuación remarcable que se salga de la legalidad establecida. Hasta donde llega mi conocimiento no hay nada fuera de lo corriente, tratamos con alguna estación orbital no declarada, con algún carguero de las compañías menores que no tiene todas las acreditaciones en regla, es cierto… pero eso nunca ha merecido la atención del ONUG ni de la Armada Estelar. Y por encima de todo, yo no tengo las manos manchadas de sangre… ¿cómo se atreve a mencionar siquiera los acontecimientos de Makemake? ¿No sabe que perdí a mi único hijo allí?

La respuesta de Bester es lacónica y fríamente profesional:

- No. Lamento tal mención entonces, Comandante -se gira hacia Tigh, asintiendo con la cabeza. - Todo suyo. Colaborará.

El susurro de Smith era, evidentemente las órdenes a su asistente. 

-Monnipenny. Haga al pie de la letra lo que le ha ordenado el Mayor Thig. Espera un segundo y tras la confirmación por parte de ella, continúa. Además debe pinchar las comunicaciones de cualquier tipo. Esto es, si se produjese alguna tras su actuación, debemos saberlo. Sea discreta.

Felix Gaeta se levanta para ir a buscar personalmente al alferez Everett Young y al soldado de primera John Crichton, tal como se le ha ordenado. En este caso no bastará con un aviso por el sistema de megafonía de la nave, pues antes de partir deben equiparse con equipo de combate y sólo los oficiales disponen de la clave para abrir la armería, de modo que ante la ausencia de Tigh y Pentecost, esa prerogativa se ve limitada en exclusiva a su persona y al propio comandante Adama.

- ¡Señor, permiso para abandonar el puente! -solicita con un gesto marcial, poniéndose en marcha en cuanto recibe aprobación del comandante.

Hago caso omiso a las miradas que se lanzan Smith y Wray. Si fuera por mí los encerraría en una habitación y no les dejaría salir durante toda la misión.

Escucho la petición del teniente Gaeta y le doy unas instrucciones claras antes de que salga -Tiene usted mi permiso teniente Gaeta. La celeridad es crucial en estos momentos, vaya en primer lugar a por el soldado Crichton y, después de que este se equipe convenientemente, vaya a por Young. En estos momentos el alferez Everett se encuentra trabajando para mí con el señor Baltar, no puede llevarse ninguno de sus computadoras u otras herramientas de trabajo a Palas pues necesito que el doctor Baltar siga trabajando en lo que le pedí. Es una orden. Y ayúdele a coger lo que necesite de su camarote, el tiempo es oro en estos momentos -concluyo dejando bien claro que nadie puede sacar ninguna de las máquinas de la zona de trabajo habilitada.

Gaeta saluda militarmente y se retira con una última frase:

- Así se lo transmitiré, señor.

Tras un periodo de tiempo sorprendentemente breve, el teniente Félix Gaeta vuelve a presentarse en el puente de mando del AURORA para reportar su informe:

- Comandante -hace el tradicional saludo militar- El alferez Young y el soldado de primera Crichton han embarcado en la lanzadera de babor, su salida debe ser inminente.

Hace un alto mientras adopta una posición de descanso, pero luego añade algo más...

- Los encontré a ambos en la sala común de la tropa, por lo visto Everett había hecho un alto para comer, así que todo ha sido mucho más rápido y sencillo...

Perfecto teniente -respondo a Gaeta -voy a salir un momento del puente de mando. Infórmeme por el comunicador cuando ambas naves lleguen a sus diferentes destinos o si ocurre algún otro acontecimiento. Señores -me despido saliendo un instante del puente de mando para llevar a cabo otras tareas.

Tras zanjar los otros asuntos que requerían mi presencia vuelvo al puente de mando, preparado para dar nuevas órdenes.

- Teniente Gaeta, en cuanto vuelvan nuestros hombres inicie la persecución de la Valentina Tereshkova. Ahora póngame en contacto con el Alferez Young -ordeno a mi fiel y cumplidor teniente.

Una vez logro establecer comunicación con Young comienzo a informarle de su nueva posición -Alferez Young, como ya le ha informado el teniente Gaeta le he adjudicado la misión de mantener el orden en la estación de Palas. Usted goza de mi confianza, razón por la que le dejo al cargo de las vidas de los hombres que se encuentran allí. No dude en realizar las maniobras precisas para salvaguardar sus vidas. Ahora bien, si tiene algún tipo de problema con los trabajadores están autorizados a usar la fuerza. Cuídense. Volveremos a por vosotros en no más de ocho días. Gracias por sus servicios. -me despido- Alferez, marine Crichton.

Gaeta, como siempre, responde con prontitud:

- La comunicación ha sido enviada y me consta su correcta recepción, señor -gira el asiento para encarar los comandos de propulsión y empieza a introducir un rumbo- Programo una ruta de aproximación desde nuestra posición actual hasta la vieja Tierra, comandante, trabajando sobre el supuesto de que nos podrá en conjunción con la probable ruta del Valentina Tereshkova... pero vamos a necesitar los sensores activos de largo alcance para detectarlos o podríamos pasarlos de largo. Se acabó la navegación silenciosa.

No cabe duda de que por su menor masa la AURORA alcanzará mucho antes una aceleración 1G. Además, si lo deseáis podría superarla fácilmente, gracias a su potente motor de fusión de pulsos, aunque eso podría resultar bastante duro para la tripulación... o incluso peligroso.

Me coloco en el centro del puente, en el habitáculo correspondiente a mi posición de mando. Por una vez empezaba a vislumbrarse algo de luz en esta oscura misión, al fin se asemeja en algo a lo que esperaba -Así sea teniente Gaeta, active los sensores y dé la orden de iniciar la persecución con una aceleración de 1G, sin superar límites que pongan en peligro nuestra salud -indico dejando claro que no se usará el motor a toda potencia pues, como dije en su momento, no pretendo poner en peligro la vida de los tripulantes del AURORA.

Gaeta activa el sistema de seguimiento y comando central de los marines, traspasando a las pantallas del puente todo lo que captan las cámaras y micrófonos integrados en los cascos de sus armaduras de combate.

También se transmiten sus constantes vitales registradas por el traje, un registro electrocardiográfico de una derivación, la frecuencia cardíaca, tensión arterial y saturación periférica de oxígeno. Eso os permite monitorizar en todo momento lo que ocurre ahí fuera... y por supuesto transmitir las órdenes pertinentes para supervisar toda la misión.

Siguiendo el protocolo en este tipo de asaltos, el escuadrón avanza hacia la exclusa estanca y cierra tras ellos, abriendo entonces la segunda compuerta que da al exterior. Directamente al vacío del espacio. Aunque justo ante ellos, apenas a unos centímetros de distancia por vuestra precisa maniobra de aproximación, está el casco de la Valentina Tereshkova.

Vuestra nave queda firmemente fijada a la presa mediante unos pernos de cierre magnético que se acoplan al casco metálico del carguero, garantizando la estabilidad que requiere la maniobra... siempre y cuando los motores de ninguna de las dos naves añadan nuevos impulsos inerciales.

Entonces el exoesqueleto de Quaritch empieza a aplicar un soldador sobre el casco exterior de la otra nave abriendo un acceso forzado para el abordaje, mientras los marines se afanan en sellar el perímetro con una espuma de secado rápido que minimizará la pérdida de presión atmosférica de la nave abordada. Así sólo perderá presión en el punto de acceso inmediato, pero conservará el soporte vital del resto de la nave.

- Preparaos para entrar, pasaremos primero porque nos movemos más ágilmente que el exoesqueleto -llega la voz de Matthew mientras hace una seña a sus compañeros de escuadrón- Ford cubrirá el flanco izquierdo, Greer el derecho, tomad posiciones y esperemos a Quaritch para luego avanzar tras su cobertura...

- La puerta está abierta- resuena la áspera voz del mercenario por el intercomunicador cuando acaba con el soplete- Vayan pasando al recibidor, que yo enseguida les sigo...

Vuestros hombres abordan el cargero asegurando el punto de anclaje. Parece ser una bodega vacía, y de momento no han dado con oposición de ningún tipo. Avanzan hacia una compuerta cerrada sobre la que destellea una luz parpadeante, indicando un cierre de emergencia automatizado que se habrá disparado para evitar la despresurización de la nave.

- Yo me hago cargo de la derivación -murmura por el intercomunicador, con aire concentrado y sin apartar la vista del aparato que sostiene en las manos- Apenas debería llevarme un minuto, pero preparáos para lo que podamos encontrar al otro lado... ¡Igual nos están esperando!