Partida Rol por web

JAMES DUNN

El Oeste se está convirtiendo en un lugar duro para vivir.

Bueno... más aún.

Con la guerra con el norte, los apaches, esa dichosa piedra fantasma y cosas peores que sólo se atreven a insinuar a medias, las autoridades apenas tienen recursos para luchar contra los criminales. Ni para agradecer a los "buenos cuidadanos" que se los quitan de encima.

¿Y qué sentido tiene el trabajo de cazarrecompensas si no hay recompensas que cazar?

La fe mueve montañas, pero no te da de comer. Necesitas trabajo, un empleo bien pagado, digno de ti pero que no te rebaje a pecar. Nada que tu Señor no aprobaría. Claro que Él no es del todo estricto contigo, alguien tiene que ser el brazo de la justicia.

La falta de acción te ha llevado más cerca de la frontera de lo que te gustaría, a Tombstone, la ciudad más violenta del Oeste. Al menos eso te dijo alguien una vez. La ciudad perfecta para ti.

Sin embargo ya llevas diez días aquí y no ha sido como esperabas. La (según te enteraste después) recién aprobada Ordenanza 41 te obligó a dejar tus armas al Sheriff, no sueles buscar problemas con la ley. Y el Sheriff Eackley no parece andarse con chiquitas.

Cuando llegaste, todo de lo que se hablaba era de la Wells Fargo y esas diligencias, el Epitaph comenzaba a ser crítico con sus artículos y los viajeros estaban indignados. Eso a ti te daba igual, solo querías encontrar una oportunidad pronto o irte por donde habías venido.

Pero no has tenido suerte, en este tiempo no has encontrado ningún trabajo.

Aunque eso no es del todo cierto, te has ganado unos dólares oficiando un funeral, achantar a un matón te hizo ganar 8 pavos más, un ultimátum a un deudor te costeó varios días de tu cuchitril con solo gruñir un poco.

Pero no es lo que estabas buscando, por eso a principios de mayo aún sigues viniendo al Saloon "La Jaula del Pájaro" a tomar cerveza aguada y escuchar a cualquiera que tenga algo que decirte, esperando que surja el trabajo.

Hoy La Jaula está especialmente movida para ser tan temprano, debe ser poco despues de las 11 pero aquí nunca falta gente y a medida que se acerque el mediodía el ambiente irá a más. Dos tipos con mala pinta, varias chicas de salón esperando compañia, un vaquero, una mesa de militares, el herrero con dos amigos, un anciano fumando en pipa... nadie parece demasiado hablador. Afortunadamente en la barra puedes ver a Bill, un antiguo conductor de diligencia que ahora se dedica exclusivamente a emborracharse. Una buena compañia, y suele enterarse de todo lo que pasa en Tombstone.

Aburrido, así es como ha pasado las ultimas jornadas el bueno de Dunn en Tombstone. Aunque, como le ha sucedido en otras ocasiones, una especie de sexto sentido le advierte de que esta paz no durará, que esto solo es el periodo de calma que siempre hay antes de que estalle la tormenta.
De todas formas, el viejo predicador sabe que no puede estar esperando ese momento de convulsión con los brazos cruzados, y que tarde mas o menos, él tiene que seguir llenando el estomago hasta que llegue. Debe encontrar algo mas estable para salir adelante o considerar el dirigirse a otra ciudad, aun sabiendo que Tombstone es la mas acorde para sus habilidades.

No se, podría dirigirme a Dodge City, creo que allí siempre hay movimiento... este es uno de los pensamientos que mas se le han pasado por la cabeza últimamente al predicador, aunque hay una sensación de urgencia que le ata a la ciudad fronteriza.

Sin dudarlo un momento, se acerca a la barra en la que se encuentra Bill, puede que el antiguo conductor conozca algún nuevo trabajo con el que llenar la bolsa y el tiempo. Le habla con soltura, con cierta camaradería que sonaría a insulto en unos oídos diferentes.

Buenos días Bill, hijo de un chacal borracho, buenos caballos debía de tener tu diligencia para llegar a destino con este gusto por el alcohol que tienes. Si no has tomado suficiente whisky para desayunar deja que te llene el vaso una vez mas a mi cuenta, mientras me explicas que hay de nuevo en Tombstone desde que te invité la ultima vez, ¿hay algún trabajo para este siervo del Señor?.

Dunn se limita a mirar fijamente Bill mientras espera respuesta, tras hacer los gestos al tipo de la barra para que le sirva una cerveza y le llene un vaso de whisky a su acompañante.

¿Siervo del señor? si llega a saber tu madre en qué te ibas a convertir te tira al rio, y no como a ese "Mosies"... no, te tira en serio.

Aunque los años pesen sobre el viejo Bill, no han ablandado su lengua.

Siempre el mismo rollo, "qué hay de nuevo en Tombstone" ¿quieres enterarte de qué pasa?

te arroja un periódico manchado que tenía bajo su codo

...lee el Epitaph. Quizá te interese suicidarte por 15 dólares, yo no pagaría más por ti.

vuelve su atención al barman en impaciente espera de su copa gratis pero de repente da un brinco brusco como si se hubiera dado cuenta de algo y se santigua dos veces seguidas.

No quise decir suicidarte exclama, mirándote con expresión extraña. Al viejo todavía le cuesta verte como un predicador y sus creencias tienen todas las supersticiones acumuladas en una vida entera.

...gracias por la copa. Termina, esforzándose por decir algo apropiado al momento.

Interesado por las palabras del viejo Bill, despliegas el periódico. No tienes que buscar mucho porque la primera plana te llama como si fuera una zorra con deudas.

Noticia del 2 de Mayo de 1876

¡Verdad y Libertad!

Cumpliendo nuestra promesa, el lector tiene en sus manos el primer ejemplar de la edición extra que tan insultantes acontecimientos han hecho necesaria.

Pero no se limitará el Tombstone Epitaph a denunciar y sentarse a esperar, el motivo de esta editorial es anunciar una firme resolución del reportero que suscribe, en nombre de nuestro periódico. El humilde periodista abajo firmante se compromete a cruzar el desierto hasta Bronco Pueblo, desde donde informará puntualmente a los lectores del Epitaph en calidad de corresponsal. Esta salida, sin demoras ni cancelaciones, tendrá lugar el siguiente miércoles 8 de mayo a menos que antes los responsables nos hayan dado una explicación convincente o la Wells Fargo haya anulado su política "sin salidas hacia el oeste".

El Epitaph ofrece 15$ y una mención especial en su edición del domingo 12 a los valientes voluntarios que se acerquen a nuestra oficina y ofrezcan su escolta y compañia en la peligrosa misión.

Charles Eckhardt.

Dunn recoge el periódico que le brinda Bill y lo lee con interés. Mientras lo hace va dando largos sorbos a la cerveza que le ha servido el camarero. Una vez ha terminado la lectura de la primera plana en la que se hace la oferta de trabajo de escolta al periodista, el predicador comienza a buscar en su bolsa el dinero para pagar su cerveza y el whisky de Bill. Con una sonrisa que a duras penas se adivina en los labios de Dunn, pero que en su caso significa un golpe de alegría, habla al viejo Bill antes de despedirse.

Pues sin duda me has alegrado el día, anciano. Solo por eso no te obligaré a repetir los nombres bíblicos como es debido ni tampoco tendré en cuenta tus comentarios "afectuosos". Solo te diré que por mi cabeza no ha pasado la idea de suicidarme en parte por que es pecado.

Luego se levanta y da un último sorbo a la cerveza, para luego terminar de despedirse de Bill.

De momento voy a acercarme a la oficina del Epitaph a ver si todavía aceptan voluntarios, así podre dejarte solo para que sigas mano a mano con ese matarratas que estas tomando. Suerte Bill.

Sin decir mas se da la vuelta decidido a salir del saloon y acercarse hasta las oficinas del periódico.

uffff crei que tenías más aprecio por tu cabeza, charlatán.

Sin más, se encoge de hombros y se concentra en su bebida

ten la suerte tú, viejo zorro, la vas a necesitar.

Te das la vuelta echando una última ojeada al Saloon antes de irte. De aquí poco más puedes sacar, hay que empezar a moverse.

Te encaminas hacia la puerta doble del establecimiento pero antes de que llegues se abren crujiendo por la entrada de tres figuras que pasan al interior juntas. Tres mexicanos malcarados, con todo el aspecto de ser bandidos, cuatreros o algo peor. Bajo sus anchos ponchos puedes distinguir la forma de las armas que llevan a la cintura, o no saben leer o han decidido no hacer caso a la ordenanza. Mala gente.

Tratando de ser lo mas disimulado posible, Dunn mira de volver sobre sus pasos hasta su anterior posición junto a Bill en la barra. Intenta llamar la atención del camarero para que se fije en lo tres mexicanos y le hace el símbolo de una pistola con la mano dando la espalda a los recién llegados. Su intención es conseguir que el camarero prepare cualquier arma que pudiera tener y si le puede pasar alguna a él tanto mejor.

¡Sucios mexicanos!, ¿como se atreven a cruzar la frontera y pisar esta sagrada tierra con sus apestosos pies?, si no estuviera desarmado o si ellos no fueran cargados de plomo hasta los dientes, otro gallo cantaria.

Cuando vuelve a estar junto a Bill le habla sin levantar mucho la voz mientras mira directamente a los mexicanos sin esconderse y con su mejor cara de asco.

Prepárate viejo, es posible que veas algo de espectáculo en primera fila, si por mi fuera esos tres saldrían de nuevo del Saloon con los pies por delante.

El Barman te mira fijamente y observa a los mexicanos, tras eso coge una escopeta de dos cañones que debía tener en el suelo a sus pies y la coloca encima de la barra, a tu lado. Esto provoca varias expresiones de sorpresa y mucho interés por la mayoría de los clientes.

Los tres mexicanos entran haciendo resonar sus espuelas y miran a su alrededor, no se les ha escapado el gesto del encargado del Saloon. Uno de ellos habla en tu dirección, hacia ti o el camarero.

Caramba... ¿acaso los forasteros del otro lado de la frontera no son bienvenidos aquí?

aunque no hace ningún gesto agresivo ves que no separa mucho sus brazos del costado, de sus pistoleras.

venimos a beber algo, descansar y hacer unas preguntas nomás.

Dunn no deja de mirar fijamente al mexicano que habla hacia él. Mientras lo hace el asco que mostraba la cara del predicador no hace otra cosa que agudizarse.

¿Pero es que te sorprende, bastardo de un coyote?, para empezar deberíais haberos presentado ante el Sheriff para que os diera permiso a pisar las calles de la ciudad. Y si os hubiera dejado, cosa que dudo, le tendríais que haber entregado las armas como hemos tenido que hacer la gente "civilizada". Aunque por otra parte entiendo que no lo hayáis hecho, para conocer la ley de no llevar armas hay que leer uno de los carteles que abundan en la ciudad, pero de todos es sabido que no se puede enseñar a leer a un animal.

Los mexicanos reaccionan como sería de esperar al insulto. Sus caras se deforman por la ira y sus manos se adentran aún más en el poncho, parecen a punto de estallar, sin embargo la tensión se acumula por momentos mientras los extranjeros, a los que tu mirada fria tras las atrevidas palabras ha afectado más de lo que admitirían, se deciden a actuar.

Leyendo sus rostros sabes qué tipo de gente son, el tipo de gente que vacía un cargador por algo así, solo es cuestión de tiempo.

Los malditos coyotes son realmente rápidos. Los revólveres salen de sus fundas justo cuando, como reacción instintiva al gesto, has echado mano a la escopeta.

Tu fria hostilidad debe haber minado algo su resolución porque el más veloz de los tres comete un terrible error: su arma se lia en el poncho y tarda mucho más de lo que debiera en estar apuntada en la dirección correcta. En un tiroteo eso es un error fatal.

Sus dos compañeros son mucho más eficaces aunque tú te mueves con precisión, en un instante tienes la escopeta en la mano y la giras hacia los bandidos pero uno de los dos ha sido más rápido y ya te apunta, el percutor se amartilla...

escuchas un disparo pero tú solo tienes mente para el frio gatillo y la trayectoría ya marcada de tu escopeta cargada.