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Tombstone: Dead Lands

Capítulo 4: Perseguidos y malditos

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25/05/2011, 01:53
Stephen Boyle

 Stephen siente como sus ojos se cierran ante el amanecer, las largas horas carentes de sueño y la modorra del alimento le pasan factura al inglés... pero justo antes de caer en brazos de Morfeo, la férrea voluntad del muchacho y la flema inglesa le demandan puntualidad sin importar los sacrificios que se deban realizar para lograrla. Mira a su lado para ver la reacción de Charles, quien debe estar sufriendo la misma sintomatología.

- Tiradas (2)
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25/05/2011, 02:00
Director

Las cabezadas del reportero son clara prueba de que la sensación no es exclusiva del británico. El sueño es poderoso, ciertamente. El vivaz y prudente - algo paranoico - Stephen empieza a pensar en la posibilidad de alimentos envenenados en la casa del telegrafista. Claro que la posibilidad queda tan lejos de las normas de etiqueta que tan bien respetaba el extranjero que parece poco probable.

Al mirar a su espalda, la cabaña ya ha quedado atrás. Un edificio bonito y pulcro rodeado de árboles, en cuya ventana aún le parece ver a Boyle la mano ondeando del simpático telegrafista.

Solo que al otro lado del vidrio hay unos ojos que no son humanos, sino los de una bestia.

El espejismo solo dura un segundo, y la distancia es demasiado grande como para fiarse del sentido de la vista, pero a Boyle aún le palpita fuertemente el corazón por la visión. La parte buena es que se ha despejado totalmente, y al mirar a Charles descubre que el reportero también resiste, ignorante en cuanto a ojos bestiales a su espalda, pero deseoso de encontrarse con los amigos.

- Tiradas (1)
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29/05/2011, 17:34
Director

El pueblo entero inspira esa especie de alegría fúnebre, incongruente para el hombre blanco pero tan habitual en las despedidas de los nativos americanos hacia sus difuntos. Algunos totems están más alegremente decorados que nunca, con telas de colores vivos y plumas colgadas. Otros, sin embargo, han sido cegados; sus ojos tallados en madera están tapados por trapos, como si no debieran presenciar el rito de la muerte.

Las mujeres lloran y cantan, y la mayoría de los hombres bailan. El cuerpo del fallecido chamán ha sido expuesto en el centro de la aldea, sobre una gran piedra. Los niños juegan alrededor y muchos hamakhava adultos tocan el cadáver, le hablan o simplemente dejan pequeños obsequios a sus pies. Como es tradición en la tribu, los restos mortales del Hombre Medicina se pudrirán a la vista de todos, en un lugar de honor. La carcasa de carne será devorada por buitres y gusanos en el centro del pueblo, a la vista de todos y para su regocijo. Como también dicta la tradición, sus huesos blanqueados y resecos ocuparán lugares honorarios en la aldea, decorándola. La calavera puede ser un cetro para el próximo brujo, y un dedo quizá cuelgue de la efigie de Padre Águila. Con los huesos más largos se harán flautas, que en adelante se usarán para poner música alegre a las defunciones de los bravos o squaws, con funerales más corientes.

Cuando Stephen Boyle y Charles Eckhardt llegan a la aldea, Dakota y Frank salen de la tienda del jefe. Los dos gentlemen se han retrasado un poco, pero los hombres de acción no habían notado la ausencia. La conversación en el tipi del Gran Jefe ocupó toda su atención.

Una gran hoguera se acaba de encender, aunque el sol está en lo más alto. Los cuatro compañeros se encuentran en ese punto, habiéndose dirigido casi sin tener que pensarlo hasta el centro obvio de todo el rito funerario. El powwow comenzará cuando la esfera solar comience su descenso, y durará hasta la llegada del nuevo día. En ese medio ciclo solar se contarán historias sobre el fallecido y se entrará en comunión con los espíritus.

Dakota y Frank están a un lado de la Gran Piedra; Stephen y Charles al otro. Los cuatro miran al Hombre Medicina muerto más de lo que se miran entre ellos. La razón es sencilla: el hecho recién descubierto de que el chamán ha muerto queda eclipsado por la forma en la que ha fallecido. El cuerpo tiene la garganta desgarrada y varias marcas de garras en el torso y brazos.

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29/05/2011, 18:10
Stephen Boyle

 Great Scott! alcanza a interceder Stephen ante el espectáculo de sangre y muerte que se presenta ante sus ojos. Afortunadamente hizo su investigación de las culturas de esta tierra de nadie y halló en parte razón de la preocupación de sus padres al notificarles de su deseo en explorar el  continente que supuestamente habían colonizado los peregrinos. Boyle no era un hombre de fe ni de misticismos, pero la arraigada tradición de cubrir y enterrar a los muertos en occidente le parecía el acto más piadoso y sanitario en cuanto a conductas que evitarían crear una nueva epidemia. Luego de darse cuenta que estaba reteniendo la respiración, exhaló y puso un pañuelo sobre su boca para volver a inhalar. Luego observó a Dakota y hace lo que todo buen caballero haría.

Mis condolencias, maese nativo. Es evidente que ha perecido anticipadamente un integrante de alto talante en la comunidad.

En realidad lamentaba la pérdida de un hombre místico. Ya que le hubiese podido hablar de la pena de perder a dos de sus compañeros y el cochero, para honrar sus muertes.

Luego pensó seriamente en preguntar por un testigo de la matanza, pero la cortesía demandaba dar un tiempo prudente para realizar cuestionamientos e interrogatorios. 

Excuse, maese Frank, pero de casualidad sabe en que lugar puedo encontrar un sitio para reposar mis ojos? La cabaña del telégrafo tiene dentro de sí un personaje bastante peculiar, empero dudoso en cuanto a su devenir.

 

Notas de juego

And then there were three, well, four.

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30/05/2011, 12:59
Frank

Frank mira a Boyle sin saber qué decir. No siquiera en un momento como el presente es capaz el inglés de controlar su lengua. Tal vez ha sido por la conversación mantenida dentro del tipi, pero lo cierto es que el cowboy siente un tremendo respeto por el rito que está viviendo, y se siente afortunado por ello.

Creo que hay un pueblo muy acogedor no muy lejos de aquí... Santa Marta creo que se llama... 

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01/06/2011, 01:23
Dakota

El indio apenas si notó la presencia de Eckhard y del inglés en la ceremonia, y ni siquiera se dignó a reprender a este último por su acostumbrada incontinencia verbal. Su pétreo rostro se mantuvo impasible todo el tiempo, sin prestarle atención a nada de cuanto lo rodeaba. La mirada del mestizo estaba fija en el cuerpo del Hombre-Medicina, y allí parecían centrarse todos sus pensamientos.

Aguardó pacientemente la finalización del ritual, sumido en un mutismo absoluto. Sin embargo su actitud tenía más bien poco de respetuosa, pues en verdad se debía casi exclusivamente al violento torbellino de ideas que absorbía todo su ser.

Era demasiado pronto para sacar conclusiones, y seguramente debería aclarar algunas cosas con el Gran Jefe. Pero tal parecía que, después de todo, aún no había llegado el final de su aventura…

Notas de juego

Dakota aguarda hasta que termine la ceremonia y despues va a buscar al jefe.

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01/06/2011, 06:54
Stephen Boyle

Al final de la ceremonia busco a alguien de aproximadamente mi misma edad y de género opuesto, en realidad necesito un baño y unas cuantas horas de sueño o me volveré loco!

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03/06/2011, 12:37
Frank

Llegados a este punto, Frank solo quiere descansar un poco para regresar a la civilización en cuanto sea posible.

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05/06/2011, 20:30
Director

Eckhardt, por su parte, ya hace rato que se ha quedado dormido, sentado en el suelo y con la espalda apoyada contra un arbol. La despedida y honor a la muerte ha durado ya varias horas, y parece ir a durar bastantes más. Sin embargo, aunque los más jóvenes continúen hasta el nuevo día contando historias y cantando, el rito parece concluir formalmente cuando el Gran Jefe se levanta y vuelve a su tipi.

El sol está a medio camino del ocaso ya, pero aún hay suficiente calor como para que un baño en el pequeño lago señalado por las tímidas nativas, le siente gloriosamente bien a Stephen Boyle. La Máscara ha sido devuelta y la maldición que le rodeaba como un aura se ha desvanecido. O quizá solo debilitado... El científico inglés aún siente cargar con una especie de mancha. Aunque no lo sabe, la sensación tal vez le dure para siempre, aunque su mente práctica y ligeramente obsesiva trate de desprenderse de esa "mancha" mediante infinitos frotados de su maltrecho y sucio cuerpo.

Frank, semitumbado en el blando suelo almohado por hojas, ha visto con buenos ojos la marcha de Stephen y ahora observa con desganada curiosidad cómo Dakota sigue al Gran Jefe hacia la tienda.

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05/06/2011, 21:51
Director

Dos guerreros bravos acompañan al Gran Jefe al interior del tipi, donde aún debe estar el pequeño chamán, pues no se le vio en el ritual fúnebre. Tras verles entrar, Dakota no espera más y toma el mismo camino, entrando entre las paredes de piel de bisonte.

En el reducido espacio están los cuatro hombres esperados: el jefe, los dos guerreros y el niño con mirada de hombre. Todos los ojos se clavan en Dakota al verle entrar.

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05/06/2011, 21:59
Stephen Boyle

 ¡Por el honor de Cromwell! ¡Que a gusto me he quedado!  Pensaba que iba a enloquecer de no hallar una fuente hídrica para mis abluciones.

El inglés se baña con el pudor de las casas de baño de vapor de la época, ataviado con un lino que le cubría la parte inferior del torso, pero le permitía acceso a la limpieza. Repasa cada rasguño y quemadura con sumo cuidado y les aplica bicarbonato y alumbre para eliminar trazas de malos olores o focos de inflamación purulenta.

Luego de su período inusualmente largo de limpieza procede a vestir con una ropa fresca del día. Esta vez es un traje azul como sus ojos con una camisa con revuelos para darle frescor en este clima desértico. Sinceramente un contraste con los atavíos nativos, pero era el único traje que le quedaba. Con lo cual recuerda limpiar con lejía reducida en una piedra sus ropajes previos y con la cuerda que había en una de las alforjas improvisa un tendido, extiende una sábana de su juego de cama sobre la escasa vegetación bajo un árbol grande y se tiende a reposar como su cuerpo de lo exigía en este momento.

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09/06/2011, 06:26
Dakota

- Gran Jefe Pie de Piedra. Pequeño Búho. – Dakota se presentó nuevamente ante ambos, reproduciendo la respetuosa reverencia que les había dedicado tan solo algunas horas antes. – Dakota aún buscar respuestas. Respuestas que interesar a Pueblo Hamakhava.

La mirada del indio era firme y decidida, y todo su ser parecía irradiar una extraña aura de determinación que casi rozaba el abierto desafío. Sus ojos se posaban de tanto en tanto en los guardias que acompañaban a las autoridades, casi como si estuviera evaluando sus capacidades. No parecía que tuviera intenciones de abandonar la tienda sin una respuesta.

- Dakota ver heridas de Padre Aguila. Querer saber como ocurrir. Temer que Gran Oscuridad llegar hasta tierras Hamakhava.

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09/06/2011, 15:43
Gran Jefe Hamakhava

El Gran Jefe responde a la reverencia señalando con la palma de la mano hacia el centro de la pequeña tienda. Invita a Dakota a avanzar un paso y hablar.

Dakota-el-que-viaja-solo será siempre bienvenido. El corazón de Dakota busca respuestas para tener paz. Hamakhava ayudarán a respuestas, si pueden, pero los hamakhava ya están en paz.

Señala hacia uno de los dos jóvenes indios que le acompañaron hasta la tienda. En contra de lo esperado por Dakota, esos bravos guardianes parecen tan amistosos como su jefe.

Cabeza de Flecha vio lo ocurrido a Hombre Medicina. Él contará historia a Dakota.

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09/06/2011, 15:52
Guerrero Bravo Cabeza de flecha

El silencioso y sereno guerrero a la derecha del jefe asintió y saludó alzando la palma de la mano hasta la altura de su cara.

Yo, Cabeza de Flecha, vi lo que le pasó al Hombre Medicina. El Gran Jefe - Los Espíritus mantengan su cabeza coronada de plumas - habla bien.

Hace una tranquila pausa en la que parece concentrarse en escuchar el silencio. Entre los hamakhava, como entre muchas otras tribus indias, la narración es el arte más elevado. El medio por el que perduran el legado, la historia y las sagradas tradiciones. Sin duda Cabeza de Flecha será uno de los grandes contadores-de-cuentos algún día, cuando su pelo sea como la nieve y el chamán Pequeño Búho sea un verdadero Hombre Medicina.

La muerte de Padre Águila fue extraña. Para algunos ancianos fue un favorable portento; para otros, un mal presagio.

El sol ya estaba cerca de las montañas cuando vi con mis ojos al chamán Padre Águila frente a su tienda. Estaba sentado en el suelo preparando uno de sus ungüentos.

Entonces escuché el grito de un niño, y buscando con la mirada al papoose me encontré con lo que le había hecho gritar: un enorme lobo marrón. Era el más grande que nunca he visto, y todos los hamakhava presentes dicen lo mismo. Tenía ojos verdes, el pellaje castaño y parecía rabioso. Aún así, miraba con una inteligencia que me aterrorizó.

Rabioso o no, ningún hamakhava se explica cómo el lobo se acercó al pueblo sin miedo, teniendo hogueras encendidas y muchos guerreros en la zona. Tampoco nadie sabe por qué no atacó a un papoose o squaw, sino que trotó hasta la tienda de Padre Águila y...

Deja de hablar. Mira al Gran Jefe. No hace falta explicar qué paso; las heridas del cadáver ya hablan por sí solas.

Cuando terminó, el Gran Lobo no atacó a nadie más sino que corrió alejándose del pueblo. Los bravos estaban muy asustados y sorprendidos como para reaccionar, pero unos pocos acertaron a lanzarle una flecha o una lanza mientras huía. Vimos sangre, pero podía ser de Padre Águila porque la bestia estaba cubierta...

Otra pausa. Palabras difíciles de pronunciar para una muerte reciente. Aun con la alegría de despedir al chamán hacia los Terrenos de sus Antepasados, los detalles de su fin fueron demasiado horribles como para ser recordados sin un escalofrío.

Los jóvenes que estabamos ahí, cuando pudimos superar el miedo, quisimos cazar al lobo. Montamos a caballo y escrutamos el suelo, pero la bestia dejó atrás a nuestras mejores monturas y cuando intentamos seguir sus huellas vimos que era como rastrear a un halcón en el cielo nublado. El lobo no dejaba más señales que una corriente de viento... ninguno de los bravos jóvenes sabía seguir esa presa. Quizá entre los padres de nuestros padres hubiera un rastreador así, pero no hoy. De todas formas, los ancianos nos dijeron que era un presagio, que Padre Tierra había tomado de vuelta a su sabio hijo.

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09/06/2011, 16:40
Director

La historia crea el silencio en la tienda, y todos miran a Dakota. De los ojos de Pequeño Búho corren lágrimas como un río, y el niño no hace nada por detenerlas ni pierde su postura recta y su silencio ceremonioso. Quizá, el diminuto chamán parece más digno ahora que nunca.

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21/07/2011, 06:09
Dakota

El monolítico guerrero escuchó atentamente todo el relato, sin pronunciar siquiera una palabra y sin dejar que el menor atisbo de sentimiento perturbara sus pétreas facciones. Con todo, su imponente mole parecía algo recogida, imperceptiblemente inclinada en señal de tristeza y respeto.

Sus ojos permanecían fijos en el narrador de la historia, tratando de encontrar en aquel rostro algún eco de las sensaciones que lo invadieran durante tan terribles sucesos. No es que tratara de detectar alguna mentira, pero quería saber que tanto habían afectado al bravo. Cuando el silencio invadió de nuevo la estancia, Dakota se limitó a mover su cabeza en una sentida reverencia.

Agradecía la honestidad de aquel Pueblo, y valoraba profundamente que hubieran decidido confiarle aquella historia a él, que era poco más que un desconocido. Pero las respuestas no habían conseguido apaciguar del todo su corazón. Había adquirido muchos de los defectos del hombre blanco, y el escepticismo era uno de los peores. No creía demasiado en las coincidencias, y la aparición de aquel misterioso lobo había sido terriblemente oportuna.

- Dakota buscar respuestas. Y Pueblo Hamakhava hablar con corazón. Ser gran Honor…

- Gran Jefe hablar con verdad. Hamakhava estar libres de oscuridad. Ahora Dakota saberlo… y sentir paz.

- Pero también saber otra cosa. Nube Negra seguir ahí. Acechando… No importar que forma tomar. Lobo. Serpiente. Hombre Blanco. O Espíritu. Dakota encontrarla… y devolverla a Terrenos de Caza.
 

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22/07/2011, 15:04
Gran Jefe Hamakhava

El Gran Jefe asiente con gravedad. Intercambia una mirada con el hechicero-niño y dice unas palabras en su viejo idioma, con un acento tan cerrado que a Dakota le es imposible entender el dialecto, a pesar de sus similitudes con el habla apache. El niño le responde de igual forma.

Levanta la vista hasta que su mirada de ojos color miel se cruza con la oscura, de pupilas casi negras, de Dakota.

Dakota-el-que-viaja-solo ha demostrado corazón de guerrero.

Habla de nuevo empleando el apache.

La maldición de los indios mancha a Dakota por culpa de los rostros pálidos, y aún así has devuelto objeto sagrado, trayendo esperanza a los rojos y paz a los blancos. Aunque venzas la oscuridad, tu propia luz creará sombras. Los hamakhava han renunciado a la búsqueda del gran-lobo-que-no-deja-rastro, pues las señales nos dicen que ningún hombre puede encontrarlo. Sabíamos que el gran lobo fue un presagio, pero ahora sabemos que la llegada de Dakota es otro.

Tal vez los Espíritus obsequien al mundo con un cazador por cada monstruo. Los hamakhava ayudarán al guerrero Dakota, y contarán su historia.

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28/07/2011, 23:05
Dakota

El curtido guerrero observó largamente al Jefe Hamakhava, sumido en un pensativo silencio. Aquello sonaba demasiado parecido a un cumplido. Y Dakota no estaba acostumbrado a los cumplidos. No recordaba haber escuchado otro semejante en su vida.

Por primera vez en mucho tiempo, el indio se sintió algo incómodo, sin saber bien como reaccionar. Afortunadamente, los músculos de su rostro ya estaban demasiado habituados a aquel gesto parco e insensible de siempre como para aventurarse a manifestar algún otro.

Su única respuesta fue un sincero asentimiento, a modo de respetuosa señal de reconocimiento y despedida. Finalmente, se giró en redondo y abandonó la tienda, no sin antes murmurar por lo bajo:

- Espíritus hacer obsequios extraños…
 

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02/08/2011, 15:50
Director

Dakota abandona la tienda del Gran Jefe cuando el sol ya ha recorrido la mitad de su camino hacia el horizonte montañoso del Oeste. El lapso ha pasado casi inadvertido a Frank y a Stephen: el primero ha logrado dar una cabezada, con la espalda contra un arbol; el segundo ha dedicado todo este tiempo a lavarse en el lago y a secarse indolentemente al calor del sol tardío. Después de todo lo recientemente vivido, ocupaciones tan banales y pacíficas como esas se disfrutan con la misma ceremonia con la que los indios hamakhava despiden aún a su chamán. Los leños chisporrotean y el fuego es alimentado regularmente por guerreros bravos, de modo que a medida que se acerca la noche, la hoguera crece.

Charles Eckhardt ha dedicado la apacible tarde a conocer a los nativos y a añorar su cámara fotográfica. Cuando el enorme mestizo sale del tipi del jefe, el reportero es el primero en darse cuenta de que Dakota porta oscuras noticias o peores pensamientos.

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04/08/2011, 00:31
Stephen Boyle

Stephen toma rápidamente su ropa que en el aire semidesértico se seca en un par de oras de oreo y sus ojos descansados se posan en el mestizo, llega al lado de su compañero y en una muy poco tradicional escasez de palabras inquiere con solemnidad y flema inglesa:
¿Qué acontece, buen amigo? Su rostro presagia nuevas de ominoso carácter...