Partida Rol por web

Aquello era lo que buscaba. Me acerqué al hombre que estaba cuidando de los caballos.

¿Cuánto cuesta alquilar un caballo? No lo necesito para grandes viajes, así que necesito uno que no sea demasiado caro y que me lleve hasta Pradera Verde y me traiga de vuelta, nada más.

- No alquilo caballos, mucho menos para alguien como usted, Nigromante... - El hombre lanza un escupitajo al suelo. - No somos imbéciles en esta ciudad ¿Sabe? ¡Y yo reconozco un profanador de tumbas cuando veo a uno! ¡No eres bienvenido en esta ciudad, largo de aquí! - Los gritos furiosos del hombre comenzaban a llamar la atención. Una mujer y su hijo, que pasaban por allí, se detuvieron para observar que ocurría. Dos guardias de la milicia local también se detuvieron.

Estaba acostumbrado a ese trato, así que me alejé de él sin mediar palabra, pero recordando su rostro por si volvía a encontrarme con él en un futuro.

Despacio, me dirigí a las puertas de la ciudad y, ya que no había encontrado un medio de transporte, me adentré en los caminos a pie. Tenía tiempo suficiente para llegar hasta Pradera Verde y si Vectoria pasaba por allí, no tendría por qué volver a este pueblucho, así que no me costaba caminar un poco. Además, la soledad me vendría bien para aclarar mi mente.

El viaje sería largo, pero tendría mi premio al final

12 Le tendio el Tibar al vendedor al tiempo que salia de la estancia. Satisfecho con sigo mismo, sin embargo antes de salir de la misma hecho un vistazo a su reloj de bolsillo para saber cuanto tiempo le quedaba antes de su siguiente pocima.

Una vez fura del Bar, el clon recorrio las calles del pueblo tal y como el tabernereo le dijo para dirijirse hacia donde se encontraba el dueño del la La Pócima Dorada. Quizas 12 no tenia un caballo. pero quien nesesitabas uno cuando podias hacerte un suero que te hiziera correr tan rapido como uno.

12 Saco un pequeño frasco con un liquido verdos de sus sinturon donde portaba todas las pociones de uso rapido que habia preparado y lo ingirio de un solo trago. No habia dado con la forma de que sus pociones no supieran a animal muerto. pero al menos siempre funcionabas.
Luego de esperar para que el mengumbre diera efecto partio hacia Vectoria. 

Un carruaje viejo lleno de cajas y objetos pasó por la calle, conducido por un hombre calvo y robusto, acompañado de su hijo pequeño, de un ojo magneta y otro carmesí. El carruaje era lento y chirriante, pero su conductor parecia entusiasmado.

- ... un festival en Pradera Verde. Probablemente muchos aventureros y viajantes van a pasar por allí, es una buena oportunidad para vender nuestras mercancías. - El calvo venía diciendo. Su hijo parecia sonreir con la idea. 

- Podremos subir a Vectoria, papa? - Dijo el niño con expectativa. El padre le hizo una caricia en su cabeza.

- A lo mejor si. Seguramente, goblins van al festival para vender sus cachivaches o sus servicios. Puede ser que uno tenga un balón y pueda llevarnos. - La sonrisa del niño aumentó, con sus dos ojos brillando de emoción.

La carroza se alejó, desapareciendo al final de la calle, pero el grupo ya había oído todo.

Vectoria era la ciudad sobre las nubes. Agnis ya había leído sobre ella en algunos libros, e incluso estudió un poco sobre Vectoria en sus clases de geografía.

Vectoria era una ciudad construida por el archi-mago Vectorius, al aceptar un desafío de su rival, Talude. Vectorius utilizó su magia para arrancar una montaña del suelo y girarla de punta-cabeza, para enseguida construir una ciudad encima, y fundar Vectoria. La ciudad era el centro comercial más grande de Arton, se podía encontrar absolutamente de todo en aquella ciudad, incluso cosas ilegales, si se buscaba con cuidado. Visitantes podían quedarse días y días caminando por sus calles, y aun así, no conocer toda la ciudad.

Pero eso no era lo mejor.

Vectoria cruzaba los cielos de todos los reinos de Arton, deteniéndose en las mayores ciudades, para bajar y subir visitantes. Vectoria emprendía ese recorrido en una velocidad físicamente imposible, por el tamaño de Arton. Pero nunca, jamás, se atrasaba, y en cuestión de semanas, Vectoria cruzaba Arton entera sin problemas.

Su truco? Utilizaba portales. Vectoria no solo cruzaba los cielos de Arton. Vectorius se las había arreglado para que Vectoria, además de volar sobre Arton, utilizase "atajos" dimensionales, y cruzara rápidamente otras dimensiones y mundos. Por ese motivo, cualquier cultura, raza, religión o criatura podía ser encontrada en Vectoria.

Vectoria era la ciudad sobre las nubes. Asmodeus ya había leído sobre ella en algunos libros, e incluso estudió un poco sobre Vectoria en sus clases de geografía.

Vectoria era una ciudad construida por el archi-mago Vectorius, al aceptar un desafío de su rival, Talude. Vectorius utilizó su magia para arrancar una montaña del suelo y girarla de punta-cabeza, para enseguida construir una ciudad encima, y fundar Vectoria. La ciudad era el centro comercial más grande de Arton, se podía encontrar absolutamente de todo en aquella ciudad, incluso cosas ilegales, si se buscaba con cuidado. Visitantes podían quedarse días y días caminando por sus calles, y aun así, no conocer toda la ciudad.

Pero eso no era lo mejor.

Vectoria cruzaba los cielos de todos los reinos de Arton, deteniéndose en las mayores ciudades, para bajar y subir visitantes. Vectoria emprendía ese recorrido en una velocidad físicamente imposible, por el tamaño de Arton. Pero nunca, jamás, se atrasaba, y en cuestión de semanas, Vectoria cruzaba Arton entera sin problemas.

Su truco? Utilizaba portales. Vectoria no solo cruzaba los cielos de Arton. Vectorius se las había arreglado para que Vectoria, además de volar sobre Arton, utilizase "atajos" dimensionales, y cruzara rápidamente otras dimensiones y mundos. Por ese motivo, cualquier cultura, raza, religión o criatura podía ser encontrada en Vectoria.

Me mantenia totalmente sereno ante la llegada de la posada, que tiene un aspecto mas a cantina por la gente que veo en toda la zona. Pocos fueron los que me llamaron la atencion, como el hombre vestido de negro, el noble que me decido un saludo reverencioso asi como yo se lo regrese, pero el que mas me preocupo y fue por su manera de hablar y todo lo que estaba escuchando, fue el Angel. ¿Como es que se que el es un angel? No lo se, pero, el problema no era ese, si no mas bien lo que hablaba. No me agradaba en lo mas minimo, pero, lo ignoraba subitamente pues mi problema no era, y quien juega con un fuego mayor del que puede controlar, acabara siendo consumido por este mismo, un destino tragico para aquel que sufre de ambicion, de avaricia. 

— Tomate tu tiempo, joven pirata. Si deseas dinero, yo te invitare por esta vez. — Le comente mientras intentaba darle apoyo, pues se habia ido a sentarse lejos, dejandome con Agnis solo, cosa que obviamente no me molestaria en lo mas absoluto. Lo que me sorprendio, y justo como lo estaba suponiendo, es que la cleriga iba a sentirse llamada por las palabras del angel que deseaba, por lo que habia escuchado levantando bien el oido, resucitar a alguien muy poderoso, y obviamente, maligno. Samael... 

Kain fue el primero en llegar a su ayuda, preguntandole si se encontraba bien. Pues ella parece deseosa de experimentar con la cerveza y su cuerpo, cosa que me hace sonreir de la diversion, me acerco a ella con mayor gentileza, sin preguntarle si se encontraba bien, pero antes de la llegada del hombre de cabellos purpura, me acerco a su oido y le susurro unas palabras lentas, con una sonrisa tranquila pero que creaba cierta tension en el ambiente mas por la lentitud en la que se lo dije, pero, me levanto y veo al hombre que me preguntaba si era un emisario del baron, lo cual me hizo reirme de manera jovial, pues aunque el angel aun sigue alli y escuchaba a lo lejos su conversacion con mucha cautela y atencion, disimulando obvimente ese hecho. — Oh, no, se equivoca señor. — Hago una leve reverencia, presentandome. — Soy un simple viajero que por un destino confuso y inesperado ha acabado en esta tierra tan hospitalaria, su pregunta no es una ofenda, no os preocupeis. — Y sonrio, viendo esta vez de reojo al angel, que no me deja absolutamente tranquilo para nada. 

Al acercarme a susurrarle y ayudar a Agnis, me acerque levemente a su oreja hablando de manera lenta y suave, para que ella sea la unica que lo escuche. Si ella se fijaba en mi mirada, podria darse cuenta de la espiral de oscuridad alrededor de mis ojos asi como un brillo de esperanza, esperando por una luz, una señal, algo que me haga sentir vivo y salvado, implorando finalmente a alguien que me ayude, pues, esto solo se observa y inspira esta confianza al estar tan cerca de mi. — Hay ciertos conocimientos, que aun siendo cleriga, es mejor omitir, pues... Tienes una sonrisa y corazon puro, no debes mancharlo con el saber prohibido. — Y me apartaba, advirtiendole a la Cleriga de ese tipo de conocimientos, advirtiendole de todo corazon, demostrando noble preocupacion. 

En total quietud escuché las palabras que me dedico Elias, oyendo con la cabeza gacha y el flequillo cubriendo mi frente y ojos, por un instante meditando en el significado de su lección. Por apenas segundos nuestras miradas se habían cruzado junto cuando se retiraba, después de aquella lenta y parsimoniosa acción adornada con enigmáticas palabras que guarde en mi corazón para futuras disposiciones. Siendo no la primera, pero segunda vez, que notaba en él cierto aire inculpador cuando salía a relucir mi sed de conocimientos, aunque esta era la primera vez que sentenciaba en palabras firmes los propósitos que cruzaban su mente aunque esta vez una extraña sensación de zozobra amenazó con inundar mi espíritu.

Asentí en respuesta a la urgente pregunta del pirata, a quien en un rápido movimiento tome de la mano aferrando sus dedos con los míos apretando con fuerza mientras buscaba valor.

-Gracias Elias, aunque… permíteme objetar. Murmure con un puño cerrado sobre mis muslos, mientras me incorporaba quedando sentada apoyando el peso sobre mis gemelos, la espalda un poco corva al estar inclinada adelante y los ojos cerrados. Mi diminuta figura reponiéndose físicamente gracias a la invaluable asistencia de Kain. Aspire profundo hinchando mi pecho al orientar mi torso, ahora erguido, hacia el oscuro consejero. El mentón retador, abriendo los ojos valerosamente, aunque el simbolismo se perdiera en mi frágil y corta estampa, luciendo más como una niña  voluntariosa, aunque mis palabras guardaran una gran verdad, invisible para muchos.

- En mayor o menor medida todo conocimiento puede ser prohibido. La verdad total  de un conocimiento clasificado prohibido, no es más que cualquier conocimiento desconocido hasta cierto punto, dependiendo de la objetividad con que se reciba y los diferentes puntos de vista al juzgarlo.

Tomé aire un momento mientras me levantaba más sosegada, con una sonrisa tranquila dibujando mis labios. No existía el desafío en la mirada simplemente una tranquila complacencia sumando un aire conciliador, aceptando la opinión del noble caballero pues podía comprobar la consternación  que acompañaba la tribulación de su mirar.

-Atribuciones para definir  algo bueno o malo depende de la raza, la cultura, el oficio,  las creencias. El conocimiento no corrompe Elias, es la aplicación. Es mi deber aprender sobre los dos extremos que ciñen las reglas de este mundo, porque todo es efímero, todo pasa, pero el conocimiento no, ese siempre debe perdurar. Como advertencias o como guías para el mundo que otras generaciones deseen construir.

Me percate entonces que había hablado en voz alta y el rojo de la vergüenza volvió a  teñir mis mejillas. Ligeramente con la punta del pie haciendo círculos nerviosa ante las miradas, buscando hacerme más pequeñita di un paso atrás ocultándome detrás del hombro del pirata, sin soltar la mano de Kain, incluso sosteniéndola con más fuerza.

-Yo… yo partiré esta tarde quiero ver a Vectoria, la ciudad de las nubes. Le susurre al pirata, aun lo suficientemente alto como para ser escuchada por los demás. Ilusión marcando el deseo de extender aquel corto encuentro del destino cuando sugerí – ¿Quizás...quizás quieras venir, antes de volver al mar?

Aunque el impacto de escuchar aquellas palabras que habían sido la causa de mi torpe tropiezo no dejaba de dar vueltas por mi mente, había muchas y demasiadas cosas jalándome en otras direcciones. Sobre el hombro de Kain extendí una sonrisa al causante, pues ya podía reconocer su timbre vocal identificándolo.

-Señor. Le hable al de blanco (jabamiah), aunque ignoraba su nombre.- Samael es un ángel demonio, es las dos caras de la moneda propiamente dicha. Es la muerte y la destrucción en alguna divina justicia. Subí los hombros en aquel gesto repetitivo que me caracterizaba cuando me disculpaba.-Solo me sorprendió que lo mencionara así tan a la ligera es todo.

Nuevamente di paso atrás, de espaldas, otro…soltando el brazo de Kain aunque lo deje extendido un poco más antes de finalmente dejarlo libre

-Con permiso,.. lo lamento… yo…..amm…Adios.

Torpe, al girarme, nerviosa como un ratón huidizo salí corriendo para desaparecer por la puerta de la posada, rumbo a mi habitación, dejando todo atrás toda la confusión que me provocaba este mi primer intercambio social.

Escucho con atencion las palabras del "humano" con atencion. Tiene "hullmida" para no presumir de descender de un lineaje o de proceder de padres de alta sociedad. Pero aun asi me llama la atencion, ¿como puede haberme engañado el ? Es una cosa insolitad que ha pasado en este "presente". Pero decido hablar esta al joven una vez termina el de hablar. Espero ver si su respuesta me da alguna pista de su procedencia.

-¿Destino confunso ? Disculpe la pregunta, pero ¿acaso acabais de salir de un aciago viaje ? Esto alares pueden ser muy dadelosos para nosotros los viajeros. A mi me habian aberruntado que estos caminos son peligrosos por los animales que aguaitar por estos lares. Pero menos mal que truje un aluzar para alumbrarme aunque quizas me pase con mi escogencia a traer tanto asaz.

Espero su respuesta, y mientra lo hacia. La jovencita empieza a hablar palabras enigmaticas, palabras que para oidos no preparados le pueden parecer vacias/incoherentes. Pero la verdad es que tenia una sabiduria oculta hay, algo de procedencia no humana. Un simple humano no puede pensar de esa manera, o en su defecto tiene que haber llegado al limite de su vida.Para haber acumulado tanta experiencia para que se transformara en sabiduria. Me intriga, intriga,intriga. Es algo misteriosa esa mujer ¿sera ella ? ¿sera,sera ? Estos humanos si son extraños.

-Señorita pero que fermosura son tus palabras. Pero que fijo de sabiduria eres, ¿donde aprendiste esas cosas ? No es por ofensa, pero esa escogencia de palabras tuyas. Son algo muy inusual de ver en una joven de maguer de tu edad. aquesto ¿cual es tu nombre ?.

Yo mire la escena con gran interés que evolucionaba antes mis ojos tras que el joven elegante me contara que no tiene nada que ver con el barón que por una parte fue bastante triste pero eso solo hacía que perdiera por un momento el interés en él y mirara a la chica caída en el suelo, que hablaba para su edad con gran sabiduría sobre temas de gran dificultad para un persona tan joven y habla en esa de tema de experiencia propia. Me puse la mano  cerca de mi cara de forma pensativa y mire atrás por un momento hacia los extranjeros que por el momento podía llamar mis compañeros.

—Caballeros, he de decir, que con gran tristeza, os dejare mi dirigiré hacia la ciudad flotante de Vectoria, así que si alguien tiene interés en acompañarme que lo diga ahora, porque si no me dirigiré hacia la posada a nuestro lado  ya que estoy cansado de que mi ropas ahora tenga cierta tonalidad verde y bueno un baño tampoco estaría mal tras mi — Hice con la mano que reposaba sobres mi cabeza un gesto muy flamboyante y mire a los demás con determinación. 

Escuchaba a todos hablar a mi alrededor sin entender ni siquiera la mitad de lo que decían, yo solo era un pirata conocedor de mares, corrientes, rutas marítimas, en resumen casi todo lo que hay que saber del mar para poder vivir en el pero esta gente hablaban de cosas mucho mas complejas y de las que yo no tenía conocimiento. Lo único que sabía era que mi presencia era una ayuda para Agnis, la cual había captado la atención de varias personas además de la mía. Me mantuve en silencio presenciando toda la conversación como si fuera un mero espectador. Hasta que Agnis me pregunto si la acompañaría.

-¿Vectoria, eh? He escuchado cosas sobre ella pero nunca he estado así que de acuerdo iré contigo tampoco es como si tuviera prisa por embarcarme de nuevo.

Luego de esas palabras volví a mi silencio observando a todos los presentes y cuando vi a Agnis salir corriendo hacía la posada no pude evitar suspirar antes de empezar a caminar detrás suya a paso tranquilo.

El interior cálido de la posada cubrió Agnis mientras esta adentraba el edificio. Era un calor bienvenido, ya que faltaban pocos días para que llegara el Dia de Tenebra, y por consiguiente, el invierno. Por ese motivo, el clima de Arton comenzaba a caer gradativamente.

Habían tres personas desayunando en la posada. Un señor de largos bigotes que terminaba de comer un pescado, un muchacho rubio, algunos años más joven que Agnis, y una mujer tan gorda que el banco de madera donde estaba sentado parecía a punto de partirse. Si estaban en una posada, Agnis podía deducir que eran viajantes o algo por el estilo, pero la cleriga no conseguía imaginar como una persona de tal tamaño podía viajar, ni que fuese de su cama al baño.

- Uy! Qué le pasó a ese muchacho? - Una sirvienta, que también trabajaba de recepcionista, se acercó de Kain, con una mirada de preocupación. - Un... Pirata... - Su mirada cambió para desdén. - Sabe que va a tener que pagar si quiere quedarse por aquí, no? -

Kain regresó al interior cálido de la posada, un poco más calmado que antes. Los otros clientes del establecimiento aún estaban allí - el hombre del bigote terminaba de comer su pescado, el joven rubio corría hacia las escaleras que llevaban al segundo piso, la mujer gorda trataba de acomodarse en su silla, que crujía a cada movimiento.

- Uy! Qué le pasó a ese muchacho? - Una sirvienta, que también trabajaba de recepcionista, se acercó de Kain, con una mirada de preocupación. - Un... Pirata... - Su mirada cambió para desdén. - Sabe que va a tener que pagar si quiere quedarse por aquí, no? -

Me habia levantado despues de susurrarle aquellas palabras, sin esperar de que la cleriga de Tanna-Toh me iba a dar una respuesta tan inesperada.Me habia quedado viendola fijamente disimulando un poco mi sorpresa, pues, me ha llegado a captar interes debido a su conocimiento, asi como el hecho de saber diferenciar muy bien entre el uso de las artes, del conocimiento, y el si es debido o no emplearlo, pues, conocerlo no significa tener la disposicion o el corazon para hacerlo. 

Mi sonrisa esta vez era de felicidad, por la cleriga, pues habia demostrado tener obviamente el conocimiento y el corazon adecuado para mirar al mundo completamente, sin ningun tipo de cortina de humo, luz y oscuridad, caos y orden. Mi mente deshecho la idea acerca de la Cleriga llegandose a corromper, pues, con una mente tan derecha, con una forma de ver el conocimiento tan pura, lo dudo mucho, estaria tonto de no ser asi, pero aun asi, mi empatia ha generado otra vez cierta melancolia, esos ojos tan puros que observan al mundo, esa sonrisa tan pura que solo busca mirar hacia el futuro, y saber que al final de la vida cuando solo queda el descanso eterno, podria haber algo, un simple hecho, que pueda corromper esa mirada, esa sonrisa, esa luz brillante que disipa las dudas y la desesperacion. Hay algo que me preocupa de ella, como si pudiera ver en su futuro, donde alcanza un conocimiento que le nubla la luz... Desesperacion. 

— No podria deciros si vengo de un viaje aciago, pues, el destino no desea que yo sepa la respuesta. Pero si de algo estoy seguro, es que esa pregunta algun dia podre responderla. — Dije con una leve sonrisa hacia el angel, y aunque no era de simpatia ni reflejaba absolutamente nada seguro, se miraba cierta oscuridad en ella, cierto vacio, como un cascaron sin nada adentro. No habia proseguido en el comentario de la chica, aun cuando conmovio mi alma, pues al final la compañia que desea es la del joven pirata, deseando quedar como un simple espectador. — Pues, mi viaje tarde o temprano me llevaria a Vectoria, pero seguramente nuestros caminos volveran a cruzarse alguna vez, asi que procedo igualmente a la posada. — Comente haciendo una reverencia, yendo hacia la posada para encontrarme con mis dos nuevos conocidos, en busca de un lugar en donde alojarme y cumplir con mi palabra de ayudar al pirata perdido. 

Me intriga ese ser, su forma de expresarse, su mirada oscura y vacia
No es comun, no lo es
Pienso que debe ser el, o la chica. Ambos tienen caracterisficas llamativas, fuera de lo comun. Cosas que alguien como yo le intrigaria demaciado. Aun asi, deberia tambien hablar con el pirata. Es posible que el tambien sea sospechoso.

Um Vectoria,Vectoria, ellos piensa ir hay. Bien si van entonce yo procedere a seguirlos, no tengo mas nada que me sirva para hablar mas tiempo con ellos. Aun queda tiempo, para que pueda saber quien sera enrealidad. Therkor se fue, pero esto parece mas importante que ese pequeño ser.

- Señor Asmodeus yo tambien quiero ir a ese lugar, asi pues vallamos juntos.

Ir con compañia no estaria de mal, podria ayudarme en mi busqueda. Siempre y cuando nos quedemos en habitaciones diferente, ploblemas ni deberia suceder.

Con los brazos extendidos, muy cerca de la chimenea,  frotando las manos una con la otra buscaba serenarme de la escenaza que se había montado en la calle. La lumbre era bien recibida de mi parte, iluminando mí rostro en la media penumbra del local, al tiempo que con los ojos entrecerrados disfrutando del cálido regalo organizaba mis ideas.

-Debí haberme puesto las sandalias y llevar la capa. Me lamenté murmurando conmigo misma pues ya se aproximaba el invierno, aunque una sonrisa satisfecha me regocijaba recordando la sensación de la arena caliente en mis pies desnudos y la brisa marina acariciar mi piel alborotando mis cabellos. Luego había encontrado a Kain, apareció Elias y bueno todo había tomado un giro inesperado con aquellos sujetos extraños en la calle.

La voz de la mesera me saco de mis cavilaciones, cuando mis ojos ambarinos se abrieron buscando la razón, el reflejo dorado carmesí de las chispas se reflejó en los irises que siguieron su ruta hasta detenerse en el pirata que acababa de entrar a la posada. Todavía un poco avergonzada, me fue imposible no volver a involucrarme cuando mis oídos no dieron crédito a lo que escucharon.

-La caridad es el océano desde donde salen y a donde van a parar todas las demás virtudes. Hablé aminorando la distancia, a cortos pasos que era lo que permitían mis piernas, descalza, en aquella siempre singular forma como si flotara y apenas se detuviera un pie recibiendo el peso de mi cuerpo cuando ya seguía el otro en acción. Sonreí amablemente a la sirvienta que preocupada por cobrar se había mostrado tan grosera hablándole bajito en una sugerencia totalmente valida y factible, mientras retorcía mis manos nerviosa.   -Mi cuarto esta pago todo el día pero ya no lo preciso. Pensaba partir esta tarde pero mejor hacer el viaje cuanto antes, mientras todavía Azgher nos regale su luz, pues el viaje es largo hasta Pradera Verde. Segunda habitación a la derecha puedes subir y asearte, no puedes seguir con esa facha.

Con un guiño a Kain extendí mi palma abierta ofreciéndole la ruta y señalando escalera arriba. Levantando los ojos nuevamente hacia la mesera la sonrisa ensanchada me obligo a despegar los labios dulcificando la voz.

-El precio de la posada incluía una comida si no me equivoco, el desayuno correspondiente a la habitación en cuestión. Podría traerlo, nuestro naufrago habrá pasado días tal vez en el mar sin probar bocado y yo tampoco preciso de tanta comida. En caso que requiera pago extra déjeme saber. Que la buena fortuna de Marah rebose su estancia.

Junte las manos en oración inclinando el torso adelante en reverencia humilde a la sirvienta, agradeciendo sus servicios. Sonreí tímidamente a los comensales que desayunaban, pues todavía no me acostumbraba a hablar tanto, o disponer; aunque obviamente mi pregunta también iba dirigida a la sirvienta que debería conocer de detalles como estos.

-Buen provecho tengan mis señores, lamento haber importunado su tranquilo desayuno en familia. Mi lord, ¿sabrá usted de algún comerciante que viaje a Pradera Verde interesado en contratar servicios de notaria para la feria o tal vez la protección de una espada para sus bienes?

 El sonido de la puerta chirriando nuevamente mostrando ahora la entrada de aquel oscuro caballero sobresaltándome una vez más.

-¡Elias!  Pronuncie perturbada volviendo la vista adelante rápidamente, rezando en silencio para que no hubiera notado mi nerviosismo. “Aish…. No debí responderle de ese modo…. Tal vez piense que lo hice por dejarlo en ridículo…” Podía sentir una gotita de sudor escurrirse por mi sien mientras que lentamente dando sumisos pasitos, daba la vuelta dejando la mesa de por medio. –ehh…hola, otra vez. Frio que ya se siente en la calle, ¿no? Sonreí en su dirección, tratando de irme por las ramas.