Partida Rol por web

Zairon rápidamente agarró la espada con una mano, pasando al lado de Kain y Agnis como un rayo. Enseguida, gritó una palabra mágica, y la alfombra apuntó hacia el cielo, haciendo una curva en su trayecto y despegando, ganando altura rápidamente, mientras el elfo se equilibrava sobre esta (el Gnoll no tuvo la misma suerte, su cuerpo cayó sobre una casa.)

Vectoria se hizo presente, acercándose en el horizonte. Por la distancia, parecía ser tan solo una piedra voladora, sobrevolando Collen a una altura que sobrepasaba las nubes.

- 15 y no se habla más de eso - El goblin dijo, con una sonrisa pícara.

Vectoria empezó a hacerse presente en el horizonte. Threkor no la podía ver bien por la distancia, pero se asemejaba a una gran roca, volando muy acima de las nubes.

- Oh mira, ahí está Vectoria. - El goblin dijo, poniendo su mano sobre los ojos para tapar el sol. - Puntual como siempre. Señor, si quiere que le lleve ahora. Pagame por adelantado y te llevo. -

Destrocé por completo el arma del gnoll pero poco mas y ya sin fuerzas para seguir el combate solo pude ver como Zairon se elevaba en esa alfombra agarraba la espada y se iba volando. Caí sobre una rodilla apoyado con la espada y con una mano sobre la herida mas grave, un corte casi en el estomago de una profundidad a tener en cuenta y que no paraba de chorrear sangre. No sabía que había hecho Elias para hacer huir a todos los gnolls restantes pero algo me dijo que no quería averiguarlo así que simplemente me quede en esa posición mirando el suelo y recobrando el aliento. Me sentía débil, ya había estado tan malherido en muchas ocasiones pero esta vez el daño no era solo físico si no también psicológico hasta ahora solo dos hombres me habían derrotado en un duelo y a esas dos personas las admiraba y respetaba pero ahora había llegado ese maldito elfo y casi me había matado, me odiaba a mi mismo por las veces que desperdicie momentos para entrenar y en lugar de eso me dedique a beber y jugar a las cartas o cantar estúpidas canciones piratas.

No me gustaba que el goblin me regateara a la alza, pero viendo como la ciudad aparecía por el horizonte, no era hora de perderse por 5 miserables tibares.

De acuerdo, maldito estafador. Ten tus 15 tibares, pero larguémonos ya de aquí.

Le pongo las monedas con fuerza en la mano y me dirijo hacia el globo buscando la manera de subirme a él.

¡Rápido!

El Gnoll se mantuvo en silencio durante todo el paso de tiempo donde Jabamiah lo ató y gritó. Por su expresión, no entendía ni una palabra de lo que decía el angel y ni hacía esfuerzo para entender.

Jabamiah no tardó en encontrar al no-muerto. Se había convertido en tan solo un cadáver a más en aquel festival arruinado. De hecho, quedaba casi irreconocible entre la multitud de cadáveres. Jabamiah hasta pudo distinguir a Margareth entre algunos cadáveres.

La pequeña milícia de la ciudad apareció, escoltando algunos Gnolls. Por el estado de sus armaduras y por las heridas que llevaban, habían tenido problemas con las criaturas también. Un anciano de baja estatura, cabellos lisos blancos y robes azules seguía a la milícia, con una mirada preocupada.

- La espada... ¿Donde está? - El señor dijo, mientras se acercaba a pasos rápidos de la piedra donde antes reposaba la espada mágica.

- Un elfo apareció... Esos aventureros intentaron impedirlo, pero se la llevó. - Un hombre regordete y bastante lastimado dijo, saliendo de debajo de un carruaje donde se había escondido - era Khoras, el mercader.

El anciano miró al rededor, localizando a Kain, Agnis, Elias, y un poco más alejados, Jabamiah, Asmodeus y 12.

- ¿Eso es verdad? - El anciano dijo, acercándose con ojos esperanzosos.

Despues de cerrar los ojos una vez todos los Gnolls habian sido espantados por mi presencia, me limpiaba una vez mas las lagrimas de sangre que recorrian mi rostro con un pañuelo blanco, y lo vuelvo a envolver. Hacer aquello siempre me trae dolores de cabeza y malos recuerdos, pero intento componer mi postura y al volver a abrirlos, mi mirada era mas fria de lo usual, mas distante. El elfo se habia robado la espada, pero, no comprendo con que motivo, un elfo debe de tener orgullo, clase, dignidad. El simplemente me parece una deshonra, un fallo del codigo elfico. 

— El elfo se ha llevado la espada, y se ha dirigido seguramente hacia Vectoria, pero no comprendo ni se el motivo del porque ha hecho eso. Yo, Elias Veidel juro en este momento que recuperare vuestra reliquia, para corregir al elfo que ha perdido su camino. — Y los miro fijamente por unos segundos, aun con cierta parte de mi poder activo, como un 5%, lo cual me haria ver muy bello, y muy peligroso. Pues la palabra de un caballero siempre es su escudo y espada. 

Me acerco al cadaver de Margareth, ha sufrido tristemente un destino asiagno para esta persona. Lo que mas puedo hacer es cerrarles los ojos y darle la mala noticia a su esposo.

-Deberiamos regresar donde esta el resto de nuestro grupo.

Todabia estaba presente en mi mente la extraña transformacion de Elias, estaba fuera de toda mi compresion que habia sucedido en esos momento.  Pero por suerte, parece que eso alejo a los Gnolls de sus intenciones maliciosas.

Una vez llego hacia la presencia de mis otros compañeros ahi levanto la voz.

-¿Estais bien todos ? nosotros fuimos rodeado por Gnolls. Margareth tristemente ha encontrado el fin de su vida durante el ataque.

12 se acerco al cuerpo de quien el resto de aventureros llamaban Margareth. - ¿Esta persona era un conocido de ustedes? - pregunto al grupo el joven clon mientras hacia contacto visual con los que estaban serca de él. Y cuando se topo con la mirada de  sujeto que habia creado aquella imponente aura de magia pura, 12 no pudo retener su curiosidad.

-Oye, tu el sujeto de negro. Eso que acabas de hacer. ¿que tipo de magia es esa? ¿jamas habia visto a nadie usar magia de ese poder fuera del laboratorio del creador? -  

le dijo al chico mientras se acercaba a el mostrando una cara de curiosidad genuina, para 12 y sus "hermanos" se les hacia casi imposible reprimir impulsos cuando la emocion que los jeneraba era muy fuerte.

- Vale, vale, no se te vaya a romper una tripa por eso. - El goblin entró en la barca del globo, donde ya se encontraba Threkor. El globo se infló lentamente, y poco a poco, empezó a ganar altura, despegándose del suelo. - No se preocupe señor, en pocos minutos usted va a estar en Vectoria ¡La ciudad sobre las nubes! - El goblin dijo, levantando los brazos y poniéndose sus googles, mientras el globo subía lentamente por los aires.

El vehículo ya había alcanzado una altura considerable, flotando sobre Pradera Verde, cuando Threkor notó algo inusual en el cielo - un elfo, sobre una alfombra voladora, dirigiéndose hacia Vectoria.

Glong también lo había notado, pero no pareció alterarse ni nada parecido. - Ese elfo tendrá algunos problemas, si quiere llegar a Vectoria de ese modo - Dijo, mientras operaba el globo con agilidad.

Me levanté lentamente al escuchar la voz de los otros que habíamos dejado en el camino hacía aquí. Desde luego solo verme bastaba para ver como había ido la pelea. Varias heridas y cortes por todo mi cuerpo la mayoría superficiales a excepción de un corte un poco por debajo de las costillas que era preocupante de ver y que había manchado mi camisa con cierta cantidad de sangre, además mi mano izquierda también estaba llena de sangre y el filo de mi espada goteaba sangre de gnoll. Aun así sonreí igual que siempre, con este ligero toque de malicia característico en mi.

-Hemos tenido momentos mejores -respondí a Jabamiah, me gire hacía Elias y le puse una mano en el hombro- Elias, compañero, estaría encantado de ayudarte en dar caza a ese malnacido pero necesito recuperarme de mis heridas.

Luego de esas palabras me acerque al cadáver de un gnoll que mate, use su pelaje para quitar la mayor cantidad de sangre de mi espada solo quedando unos ligeros trazos de sangre seca aunque esta no era de esta pelea. Cuando acabe de limpiar mi espada mire de reojo a Agnis y le sonreí.

-¿Que le hiciste a ese elfo? Tengo curiosidad. 

- Muchas gracias, noble caballero. - El anciano miró hacia los otros aventureros. - Os recompensaré si consiguen para mi la espada, una recompensa de 1 Tibar de oro para cada uno.- El tibar de oro costaba 1000 Tibares comunes, de bronce. Era una recompensa bastante digna.
- Hay un problema. - Khoras empezó a decir mientras se acercaba. - El elfo se fue volando en una alfombra voladora... ¿Como podrán seguirlo? No tienen ninguna forma de transporte la cual puedan usar... - Khoras no había terminado de hablar cuando una sombra cubrió el centro de la aldea.

Un globo flotaba sobre la aldea, subiendo por los aires a cada segundo, siguiendo por la misma dirección por la que venía Vectoria.

Estuve todo el camino observando el mundo desde las alturas. Era mi primer viaje en un transporte aéreo y al principio no me pareció demasiado seguro. Me había subido con tanta rapidez en el globo con el ansia de llegar a Vectoria cuanto antes, que no había ni siquiera valorado el hecho de volar.

Poco a poco me fui acostumbrando y pude disfrutar un poco del vuelo. Miraba la ciudad desde arriba y la cercanía de las montañas, esperando ver aparecer la ciudad en cualquier momento.

Entonces caí en la cuenta de un elfo volando en una alfombra. ¡Una alfombra! Lo señalé con el dedo

¿Eso es normal? - pregunté al goblin - ¿Habías visto antes una alfombra que vuele?

- No una alfombra voladora, pero aventureros siempre se las arreglan para encontrar una forma de llegar a Vectoria. Ya vi, durante mis servicios, a hombres con alas, un señor con una hélice en su sombrero, un gordo en un dinosaurio verde con alas blancas... Incluso una vez, recuerdo ver un tipo volando sin nada, simplemente volando hacia Vectoria. - Glong meneó la cabeza.

Parece que la gente hacía cualquier cosa por llegar a Vectoria. Eso hizo que mi excitación por descubrir los secretos que se escondían en la ciudad flotante aumentaran.

Me acomodé lo mejor posible en el globo y aguardé a llegar a mi destino.
 

Subí los hombros, negando, o a cierto modo sin responder la directa pregunta de Kain. No era algo que no me apetecía compartir, menos frente a tantos desconocidos, sin embargo tampoco podía mentirle.

-Lo mordí. Aclare simplemente con la respuesta más obvia  mientras limpiaba el vestigio de su sangre en la comisura de mi boca con el dorso de la mano, para añadir en su direccion. -Puedo intentar vendar tus heridas un poco. Cambiando la vista hacia el conglomerado que comenzaba a reunirse, milicias, gentes comunes, el grupo que se nos había unido en el camino, aquel chico que había realizado el acto de magia. Había cosas más interesantes como aquella habilidad que Elias había desatado, como en la playa cuando me miró fijamente. 

Volvía a cambiar la vista, las demas conversaciones era algo que francamente…bueno digamos que otras cosas ocupaban mi mente. La identidad de ese elfo escapaba de mis conocimientos pero tenía una buena pista para comenzar.

La sombra que cerniéndose sobre nosotros responde a la pregunta del mercader me saca de mis cavilaciones.

-¡?Ese no es el globo de Glong, o si?! Pronuncie asombrada con la carita extendida al firmamento. 

- ¡Que oportuno! - Dijo el anciano al ver el globo flotando sobre sus cabezas. - ¡Encuentren una forma de parar a ese globo! - Enseguida, puso sus manos en forma de cuenca sobre su boca, y gritó - ¡Oye, tu! ¡Detén ese globo, o quedas detenido! -

Una figura se asomó por la barquilla del globo - un goblin, usando googles, que parecía muy confundido. Si, era Glong ¿Porque había despegado tan temprano? ¿No los iba a esperar?

- Espero que tengamos suerte y no encontremos con ningún otro... - Glong comentaba, mientras Threkor se acomodaba en el globo, pero el goblin fue interrumpido por un grito que venía de la aldea, mas abajo en el suelo.

- ¡Detén a ese globo o quedas detenido! - La voz gritó, parecía un anciano, pero era un poco extraño que su voz pudiera ser oída de allí arriba, era como si estuviese aumentando su voz con alguna magia.

- ¿Otra vez con eso? - Glong gruñó, caminando hasta la borda de la barquilla y asomando su cabeza por ella. - No consigo ver muy bien desde aquí, pero... Parece ser el alcalde de Pradera Verde... Y aquellos tipos que estaban en el camino. - Glong se rascó la cabeza, confundido.