Partida Rol por web

Maruja sin acercarse demasiado, estudia detenidamente la habitación. Que efectos mágicos o divinos hay aquí?
Esta preparada para castear si apareciese alguna amenaza.

No había tiempo que perder, por lo que Lady Laia miro a Lilith y la teleporto justo delante del colnillo…

Las curaciones de Seelah y Stilgur debilitan lo suficiente el diente para que Lilith lo pueda arrancar sin más problemas, haciendo que los tentáculos desaparezcan.

Cuando volvéis a informar a Aquel de que habéis purificado las dos habitaciones, este declara:

Verdaderamente sois mortales con un propósito noble. No sólo habéis purgado la corrupción del caparazón, sino que también mostrasteis un gran respeto por el templo y restaurasteis parte de su antigua gloria. Libremente os hago entrega de todos los tesoros que me fueron encomendados.

Con dos golpes de su maza de armas, Aquel rompe por completo el pilar, revelando tanto El Hálito de Lysianassa como un cofre sellado. Dentro del cofre hay un huevo translúcido del tamaño de un puño y cuatro conchas doradas grabadas con escritura. Aunque no son mágicas, las conchas son reliquias sagradas de Lysianassa y son bastante valiosas.

El huevo -explica Aquel- es el último retoño de Riam. Actualmente yace en un estado latente, esperando a que Lysianassa vuelva al Plano del Agua.

Una expresión apenada de repente surca el rostro de Aquel. Toca el caparazón con su mano y cierra los ojos para concentrarse.

Después de un momento, habla, "Habéis sido traicionados. Razethka, vuestra compañera dragona oceánica, ha matado a los maridar que os trajeron aquí. Ahora que zemdar está muerto, ha reunido a los sahuagin de este caparazón bajo su mandato. Tiene rehenes y está esperando para emboscaros en los jardines de coral."

Stilgur refufuñó.

- Gracias noble Aquel. ¡Ya veremos quien se la juega a quien!

Aquel no tendrá usted alguna capacidad mágica que nos pueda ayudar para seguir respirando bajo del agua verdad¿?

Por desgracia no tengo nada que pueda serviros de ayuda, pero confío en que derrotéis a semejante traidor.

Seelah se mostró preocupada.

-Cómo lo haremos para llegar hasta allí sin ayuda? Sabemos cuanto tiempo nos queda del conjuro de respiración?

Rápidamente os dirigís hacia la salida. Sabien que os espera una emboscada, decidís prepararos para el combate con vuestros conjuros habituales. Al llegar a la salida, veis que Razethka y sus secuaces os esperan. Zahra y dos maridar, todos mal heridos, están atados al Trono de las Corrientes Profundas con cuerdas de algas. Un grupo de tiburones da vueltas alrededor de los rehenes incansablemente, bajo la atenta mirada de los sahuagin regodeándose. Los cautivos ya han aguantado docenas de mordiscos de tiburón, especialmente Zahra.

Seelah gruñó ante el maltrato que se estaba dando allí, así que se dispuso a atacar al líder de la banda y suplicó a Iomedae que le concediera su poder. La paladín se movió hasta poder alcanzar al monstruo y, a la vez, dejar paso a sus compañeros para que ayudaran a los cautivos.

Keos le suelta dos golpes con su tridente

Lady Laia lanza un conjuro para acelerar a sus compañeros, y luego los anima mientras agita fuertemente el estandarte de la Sociedad Pathfinder.

- Alegría chicos, a matar a matar...

Traidor! En draconiano

Os acercáis a la criatura y realizáis distintos ataques contra ella, pero su dura piel parece repeler la mayor parte de los ataques. Sólo el mordisco de Lilith penetra su piel y causa daño a la criatura, oyéndose entonces un quejido de dolor. Los sahuaguines se quedan a la expectativa, es obvio que esperan algo, aunque no sabríais decir qué.

Stilgur murmuro un hechizo invocando tiburones.

Algo decepcionado, vio como sólo uno se materializaba al lado de otro tiburón, atacandolo pero fallando.