Partida Rol por web

Todo había sucedido muy rápido, y el echo de lo que transportaba el cofre no le sorprendió al joven mago, pero la sorpresa se la llevó cuando por lo visto el cofre empezó a desprender poder, mucho poder, nunca había visto ningún artilugio parecido, tenían que haber participado muchos hechiceros para crear algo semejante, la bruja también quedó sorprendida mientras conjuraba hechizos para defenderse de tal intromisión, pero parecía que a cada segundo que pasaba perdía un cacho de terreno.

Moravius miraba todo con ojos abiertos sorprendido pero expectante y maravillado de ver tanto poder en un punto exacto, cuanto le gustaría poseer de ese poder al mago...

Estaba embaucado por tal acontecimiento hasta que las voces de sus compañeros y el temblor del edificio le sacaron de su estupor, había que buscar una manera de salir, y había que hacerlo rápido, echando una rápida ojeada el mago vio como la incauta Afren se abalanzaba contra la bruja  "lo mas probable es que fallezca en el intento" Acto seguido el elfo protector como siempre hizo otro tanto creyendo que sus compañeros le harían caso e huirían dejándole atrás, unos extraños insectos le llamaron mucho la atención sobretodo cuando uno de los guardianes de la bruja fue atacado y vio las consecuencias, verdaderamente no teníamos cabida en este encuentro fatal, había que salir cuanto antes....

La bruja retrocedía paso a paso, y al parecer con conocimiento de alguna salida, o al menos es lo que parecía, tal vez sería cauto seguirla, o mas bien no, pues podría ser la perdición, lo mas seguro era retroceder por donde habíamos venido y urgentemente...

La voz del mago se alzó grutural y dominante...

- Retroceded ahora mismo, marchaos por donde hemos venido, ahora!! Elfo!!! Olvídalo debemos marchar aquí no servimos para nada, está fuera de nuestro alcance, hazme caso se de que hablo!! No podemos perder tiempo!!!

Loravius esperaba que sus compañeros hicieran caso, pues sino podrían perder algo mas que la dignidad...

En eso... repentinamente, la grave voz del Mago Blanco... del que hasta ahora había permanecido en silencio, Moravius, se impuso urgente... gutural al creciente estruendo, contradiciendo en parte el destino asignado y convenido por la joven Ailara...

Cita:

-. Moravius... no... no...- Perdiendo fuerza, súbitamente, en su firme voz... pues era evidente que no le agradaba en absoluto contradecir al hombre de cabellera albina. Sin embargo, en el aquel decisivo momento, no parecía estar dispuesta a negar su acuciado instinto... tal y como había sucedido cuando permitió que el grueso del grupo aceptase la misión... misión que les había conducido a todos a esta delicada situación. -. No... Moravius... esta vez no... debéis hacerme caso.- Su voz recobró fuerza, alimentada por su pecho... por la avivada luz que se agitaba en su interior. No obstante, ésta no enmascararía los tintes de súplica que encerraba. -. Por ese camino sólo hallaremos más y más de esos seres*. No tendremos ninguna posibilidad. ¿Acaso no lo ves?... ¿acaso no lo sientes??.- Llevando, con las vidriosas pupilas afianzadas en el mago, su delicada mano al pecho. -. Mi instinto me dice que debe haber otro modo... otra salida de la Torre entre esas aperturas en la pared.- Sus inquietos ojos deslustrados, se despegaban para contemplar impotentes... preocupados el discurrir de los hechos. -. Y por otro lado, dudo que ella, emplee la misma mundana ruta que nosotros para salir de Ybress...- Añadió algunas de sus pesquisas, por si su instinto no fuese suficiente... nunca parecía serlo. -. Aprovechemos mientras está ocupada en intentar salvar su ostentosa Torre... no dejará de ningún modo que su presuntuoso icono de poder se derrumbe, pues eso significaría una dura derrota que su vanidad no concebiría jamás.- Prosiguió con ellas, apremiante... suplicante... con las pecosas mejillas encendidas, cada vez con carácter más urgente mientras el tiempo se les agotaba rápidamente... mientras el avezado Bathalias, la honorable Alfren y el gigante Merkus se decidían... mientras aquellos mortales zumbidos se les echaban encima... mientras los cimientos de la majestuosa y sombría Ybress se resquebrajaban...

Alfren cargó con fuerza contra Sarcess, aprovechando que la hechicera se encontraba concentrada en defenderse de los ataques del cofre. La espada cortó el aire con un movimiento circular buscando el cuello de su víctima y chocó contra un muro invisible a escasos centímetros del objetivo, levantando chispas en todas direcciones. Intentó vencer la resistencia a base de fuerza bruta pero lo único que consiguió fue que la espada se calentara progresivamente.

Antor, mientras tanto, habiéndose zafado de la presa de Mazgul, que sujetaba ahora un pedazo de tela en la boca, se resguardaba de la lluvia de piedras que amenazaba con partirle la cabeza a cualquiera que osara permanecer ahí mucho tiempo. No muy lejos, Moravius seguía gritando por encima del estruendo para que sus compañeros emprendieran la huída, solo que en dirección opuesta a la que sugería Ailara.

Bathalias unió sus esfuerzos a los de Alfren, consiguiendo resultados similares en su afán por herir a Sarcess. Ésta, a su vez, continuaba manteniendo su concentración en el cofre y lo que salía de él que en la pareja de asaltantes. Su retirada se detuvo al llegar cerca de la cama.

Los insectos iban aumentando en número y en velocidad, dando vueltas sobre sus cabezas y lanzándose en picado de tanto en tanto. Una buena cantidad de ellos salía de la habitación por las puertas ahora abiertas pero el grueso del ejército seguía acumulándose a escasos metros por encima del cofre. Antor contuvo la respiración cuando uno de ellos se dirigió directo hacia él, pero un golpe certero con la espada acabó con la vida de lo que fuera aquella cosa, llenando de escarcha la hoja de su espada en el proceso.

Una piedra de gran tamaño aterrizó junto a Ailara, haciéndose añicos y provocando que su corazón se estremeciera de pavor.

Las desesperadas palabras vertidas por la joven Ailara, no parecían surtir efecto en el Mago Blanco que proseguía gritando, del mismo modo, al resto de sus compañeros... empecinado en aquella otra vía de escape imposible. No... no... no... no... Negaba en su interior... negaba con su cabeza. Sus cristalinas y dilatadas pupilas se humedecían... con profundo pesar... sin mitigar el alarmado rubor de sus mejillas. No... no... no... Desalentada, afligida, contemplaría como aquello que tanto amaba se desmenuza a pasos agigantados ante sus vidriosos ojos... tal y como había sucedido tiempo atrás con su añorado pueblo... antes de que su larga y primorosa melena cobriza fuese sesgada, cuando al regresar de una laboriosa negociación que le habían encomendado y que la mantuvo ausente por un tiempo, lo halló completamente arrasado y masacrado. No... no... no... La misma sensación de pérdida se apoderó de ella con cruel anticipación, atenazando su esbelto cuerpo que nada parecía poder hacer para evitarlo... nada... nada otra vez.

El avezado Bathalias, la honorable Alfren y el gigante Merkus se debatían en un temerario combate con la mismísima Sarcess... demorando el escaso tiempo que les restaba, sin conseguir si quiera traspasar el inquebrantable muro de fuerza que la protegía de cualquier amenaza. Los enormes insectos de mortal picadura... el ensordecedor zumbido que emitían con sus alas... descendería sobre todos ellos, envolviéndolos irremediablemente en una difusa y letal nube que amenazaría directamente con someterles a una terrible muerte... con sólo tocarles.

La imponente Mazgul, habiendo liberado de su presa al incorregible rufián, había regresado al lado de su querido cachorro... siempre a su lado desde aquel entonces. Y Ailara, al sentir el frondoso pelaje gris contra su cadera, entornaría la afligida mirada hacia ella... enredando su deslustrado verde con el profundo gris de ésta... entremezclándose ambos. No quiero que esto termine así... no puede ser el fin... dime que no... dime qué puedo hacer... por favor, madre... no puedo abandonarlos... son parte de nuestra manada... somos manada... La excitada nube de insectos se cernía inexorablemente, más y más, sobre todos ellos... pero inexplicablemente no parecían querer dañarlas, aun.

Desconocemos que es lo que le dijo* exactamente la formidable loba de pelaje gris a su temblorosa cría. Lo que sí puedo contaros, es que ésta, Ailara, cerró los ojos y extendiendo los brazos... las palmas de sus manos hacia arriba, desafiando el mortal contacto de aquellos seres que le pasarían rozando, entonó una hermosa melodía al cielo en honor a su venerada Madre Tierra, que latía con vigor en su pecho. Suave melodía... adorable murmullo de agua tibia, que lograría acallar todo cuanto estruendo les envolvía, inundando con su placentero y esperanzador candor* el alma misma de sus seres queridos... despejando toda duda... todo temor que pudiese habitar en ellos.

Cita:

Su espada chco dos veces contra el escudo magico de Sarcess, Alfren notaba el calor en la empuñadura.
Con un gruñido de resignacion miro a Bathalias, el tampco conseguia nisiquiera atraer la atencion de la hechicera oscura. Cuando este desvio su mirada hacia ella con un murmurllo apenas audible le susurro.
Ven
En sus ojos se veia el brillo de una idea una ultima idea antes de salir de aquel lugar, se separo de sarcess ahora mas atenta a lo que sucedia a su alrededor.
¡Merkus! llamo al grandullon mientras se acercaba hacia el cofre.
Cuendo el barbaro estubo mas cerca de ella le susurro.
Si es el cofre lo que teme, demos un empujon para acercarselo
Y se acerco lo poco que la separaba del cofre con sumo cuidado.
Aseugurate bien de donde lo empujas, para que solo se deslice y no se
vuelque
Agachada se dipuso en posicion para empujarlo.

Merkus haciendo caso de su compañera se esmera en empujar el cofre hacia la bruja

Antor ve a Alfren y a Merkus acercarse al cofre; y solo cuando tomas sus posiciones definitivas se da cuenta de las intenciones que tienen.

"Inteligente..." pensó.

Pero lo que lo sacó de su ensimismada parálisis fue ver a Ailara entonando una de sus plegarias, sabía que la joven druida intantaría lo que sea, y también sabía que durante estos encantamientos su concentración era tal que la dejarían a merced de los insectos.
"Y yo ya he matado uno " pensó más para envalentonarse que para otra cosa, y se colocó al lado de Ailara (al único lado que se podía, ya que la rodeaban Mazgul y un enorme peñasco hecho trizas en el piso a su lado) dispuesto a espantar a cualquier bicho que se le acercase, o a empujarla si se les venía encima otra piedra.

Mientras tanto lo único que esperaba era que saliesen de allí... por donde fuera.

Moravius se cerrando los ojos se había concentrado como solía hacer para ejecutar algún hechizo menor, después de unos segundos abrió los ojos mientras negaba con la cabeza como queriendo decir que lo que acababa de saber era de esperar, al instante ve como Merkus se abalanza al cofre alentado por Alfren para intentar así que la bruja no tenga ninguna oportunidad de salir airosa...

“Insensatos, que creéis que vais a conseguir, así os metéis en la boca del lobo"

- Merkus!!! Detente no toques el cofre, retroceded aquí no hay salida, y estamos perdidos a no ser que nos marchemos ahora mismo!! Esto no tiene nada que ver con nosotros, así que hacedme caso y empezar a desfilar por donde entramos...

- Bathalias ahora no es momento de arriesgar nuestras vidas, ni tan solo la tuya, rápido no hay tiempo...

La voz del mago sonaba enojada y alterada, las cosas iban de mal en peor, y sus compañeros no querían comprender que debían salir del lugar antes de que fuera demasiado tarde, mientras acababa la última palabra se encaminaba por la puerta que habían entrado para allí esperar a sus compañeros con impaciencia, en el último instante se giró hacia Ailara que estaba ejecutando alguna plegaria contra los insectos " OH, espero que no los enfurezca y se vuelvan contra ella"...

- Ailara!! Aquí no hay salida créeme, debemos partir ya!!!!

-VAMONOS !!!!!- gritó Antor apenas hubo terminado de hacerlo Moravius. Tiró de Ailara hacia la puerta, donde el mago les estaba esperando. Seguramente la druída se cabrearía y la pagaría más tarde con él, no importabam ya estaba acostumbrado a eso.
Lo importante era salir de allí, y esta vez no tenían tiempo de pararse a discutir si tal o cual salida.
-Nos vamos por donde al menos sabemos lo que nos espera.- Agregó Antor mientras llegaba junto al mago.

Bathalias viendo la imposibilidad de acercarse mas a Sarcess apenas se dió cuenta de las palabras de Alfren. Se mantenia demasiado concentrado buscando alguna debilidad al escudo magico que la bruja habia conjurado para sí. Por esta razón casi no se dió cuenta cuando Alfren y Merkus lanzaron el cofre contra ella. Cuando vio el movimiento que tomaba efecto a su espalda, con el rabillo del ojo, se lanzó dando una volterera sobre sí mismo intentando evitar dicho cofre. La cosa se complicaba y lo que en principio parecia una buena idea como era el derribar a Sarcess se habia convertido en una perdida de tiempo.

- ¡Salid por la entrada principal! - Volvió a decir Bathalias al ver que el primer mandato no habia sido acogido por ninguno de sus compañeros - ¡Retroceded! - Iba diciendo mientras se levantaba lo mas rápido que podía y lo que le permitía el movimiento oscilante de la torre. Una vez de pie se acercó corriendo a Alfren y le dió unas indicaciones que, esta vez, esperaba que cumpliese. - Encabeza el grupo, yo me mantengo en la retaguardia por si hubiera que hacer frente a la bruja. Tenemos que salir todos de aquí. - Hablaba casi sin respirar para no perder el mas minimo segundo que podía resultar crucial para que todos se mantuviesen con vida - Tan pronto como hayamos descendido me reuno contigo en la cabeza de la escapada. - Tras decirlo esperó que los mas cercanos a la bruja salieran corriendo. El cerraría el paso a cualquier posible ataque de ella o de las criaturas que habian salido del cofre.