Partida Rol por web

Tributo de Sangre (I)

Heraldos de Paz

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02/02/2009, 17:09
Alfren Niubar

Bathalias se va sin ni siquiera hacer caso de sus palabras.
Elfo suicida, mas te vale regresar de una pieza
Ya tenia la mula preparada y con el cofre nuevamente tapado con una manta,
de un movimiento montó su caballo y se giró hacia Ailara para responderla.
Siguen siendo dos rastros el nuestro de cinco caballos y una mula y el de una mula sola con un lobo, que por cierto no creo que a la mula se la pueda convencer de seguir a Mazgul, aparte de que afrontar el pantano con una sola mula de carga nos retrasaría muchísimo.
Se veía que ella ya estaba lista para partir mientras miraba como terminaban sus compañeros

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02/02/2009, 18:09
Antor PielGris

Antor ya preveía otro enfado de Ailara, pero no le quedaba otro camino que responder:

-No es esa una buena idea Ailara. Nos quedamos sin mula de refresco, como ya han dicho, los juegos de huellas no cuadrarían. Además de eso estaremos divididos y seremos más vulnerables. Y además de tooodo eso ¿Qué rastro seguirá Bathalias cuando regrese?¿A qué grupo se unirá?-

Y luego de aspirar profundamente agrega:

-No perdamos más tiempo y hagamos lo que se espera de nosotros.-

A Antor le disgustaba toda la situación, para él la vida no era esto que estaban haciendo ni mucho menos, pero sabía que algunas veces no había otras chances, y no quedaba más remedio que ser serios... o morir.

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02/02/2009, 18:29
Ailara Sotobosque

Alfren, decidida... presta, respondió seca a la joven Ailara encaramada en su caballo. Pronto se le uniría, con ciertas y misteriosas reservas, el viejo Antor PielGris.

-. Dos rastros son dos rastros Alfren... nadie, ni tú misma pensará que Mazgul es capaz de guiar a la mula. Creerán que nos dividimos y que alguno ha sido lo suficiente hábil para borrar sus huellas... pero no las de la pesada mula.- Le rebatió, dando una última oportunidad a su improvisada idea. -. Creo que eso al menos les desconcertará... y les forzará a separarse para cerciorarse de no seguir el rastro correcto...- Insistió, con su conocida terquedad... las mejillas encendidas y los ojos avivados. -. Reduciremos su número, ellos se debilitarán, y podremos ganar más tiempo para llegar al pantano... allí los caballos podrán servir de animal de carga llegado el caso.- Perdiéndose en explicaciones con la guerrera... con el rufián... paliando, de alguna forma, la pérdida de una mula. -. Puedo hablar con la mula, la convenceré... le pediré que lo haga...- Aquello ciertamente sorprendió a más de uno... pero el pecoso rostro de la joven druida no ofrecía ningún atisbo de duda. -... nada tiene que temer de Mazgul... y ella la guiará mejor que un pastor a sus ovejas.- El formidable ejemplar de lobo gris, a la vera de su cachorro, pareció llenarse de orgullo con las palabras de esta.

La joven Ailara seguía mostrándose convencida de sus palabras... confiando ciegamente en la vieja loba.

Cita:

-No perdamos más tiempo y hagamos lo que se espera de nosotros.-

-. Sí la urgencia es un inconveniente insalvable, pero estáis de acuerdo con la idea…- Prosiguió, atajando otra de los posibles contrariedades, que habían alegado.-. Dejadme uno de los caballos y la mula, que yo misma la cargaré… y os daré alcance, con Bathalias, más adelante.- A sabiendas que con la mula cargada de oro no podrían ir más rápido que ella al galope.

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03/02/2009, 01:08
Antor PielGris

-Esto a Bathalias no le va a gustar, Y a mi tampoco.- es la parca respuesta de Antor quien muestra en sus ademanes cierto nerviosismo por emprender la marcha.

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03/02/2009, 02:08
Moravius

Todo había sucedido muy rápido y sin saber el que o quien nos amenazaba, el campamento se puso en movimiento, acatando lo que decía el sabio elfo, solía acertar en sus decisiones  como siempre Aliara intentaba ayudar a su manera, pero esta vez no compartía la sutileza de la druida, y con calma pero decisión el mago decidió intervenir...

- Ailara no es buena idea separarse en estas circunstancias, seremos mas vulnerables, pues nuestros perseguidores quienes sean, al ver dos rastros se decidirán al ver que vamos cargados con mulas a ir primero a por un grupo y después a por el otro, pues es de suponer que ellos irán ligeros de carga y no les costará darnos caza a un pequeño grupo y después al otro, quiero que lo comprendas, juntos tendremos mas posibilidades si no conseguimos despistarles, buscaré un buen hechizo que nos ayude, pero debemos estar juntos.... Confía en mi...

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03/02/2009, 08:18
Director

La reacción del grupo fue la propia de aquellos que ya están acostumbrados a lo inesperado. Las manos se lanzaron por las armas de inmediato, los pies desplazaron los cuerpos hasta formar un círculo defensivo, los ojos escudriñaron la espesura en busca de cualquier posible amenaza, la mente lanzaba continuos y presurosos avisos a los sentidos y los músculos, la magia comenzó a despertar en el interior del pecho.

A su alrededor no parecía existir ningún peligro inminente, no obstante Bathalias había dado la alerta y todos estaban ya preparados. Tras unos instantes de quietud, en los que nada ocurrió, se entregaron a los preparativos propios de levantar el campamento con toda celeridad. En un momento dado Bathalias les señaló con el brazo extendido hacia un punto en la distancia, apuntaba hacia el camino por el cual ellos habían llegado la tarde anterior. Finalmente las luces se hacían visibles para todos.

Al principio les costó trabajo percatarse, pues sus ojos no eran tan precisos como los del elfo, pero al poco identificaron las luces de un campamento en la lejanía. Había varias hogueras de diverso tamaño, suficientes como para dar calor a un buen número de hombres. Sin embargo apenas se pefilaban sobre el horizonte, la distancia era bastante considerable y su ventaja al menos de varias horas.

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03/02/2009, 12:50
Ailara Sotobosque

Aquellas últimas palabras, las de un sereno Moravius, sentaron como un jarro de agua fría a la incandescente Ailara... que bajaría, turbada, la mirada en busca de la imponente Mazgul, para encontrar en sus profundos ojos una pizca de sosiego... de anhelada comprensión.

Cuando los alzó de nuevo, su apagado verde se hallaba enredado con el gris de ésta... aun decidido, quizás obtuso. -. Muy bien...- Dijo al poco rato, tras vislumbrar el inquietante horizonte al Sur, tan opresivo. -... entonces un sólo rastro.- Denotando cierto fastidio en su tono de voz, para encaramarse con agilidad a su montura. -. Pongámoselo sencillo entonces.- Farfulló con evidente desacuerdo, observando a cada uno de ellos. -. Eso sí, que os quede bien claro a todos.- La montura se movía nerviosa bajo ella... impaciente. -. En ningún momento dije de separarnos más allá de lo que tardaría, yo sola... obligada por vuestra incomprensible reticencia, en cargar de piedras a la mula.- Afianzó su avivada mirada en la del sereno Mago Blanco. -. Confío en ti Moravius, tanto como en la propia Mazgul... tanto como en Bathalias... tanto como en cada uno de vosotros. Lo que no tengo tan claro es si confiáis del mismo modo en mí.- Aseveró con rotundidad. -. ¡Uh!!- Exclamó, girando el gesto con adorable indignación.

Tras lo cual espoleó a su montura para iniciar la marcha... una marcha contenida a la espera de que el avezado elfo alcanzase al grupo.

Desde ahí, descenderían directamente hacia el camino principal en un valle abierto y con buena visibilidad.*Sin embargo, la formidable Mazgul seguiría un camino bien diferente... en pos de uno de sus cachorros rezagados.

Notas de juego

*Descripción del master en post de dudas(libre de editar o borrar)
-. Mazgul va en busca de Bathalias.
-. Confío en que se te halla ocurrido algo mi adorable magucho ;).
-. Decisión tomada master. Adelante. ;)

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03/02/2009, 13:06
Director

La decisión estaba tomada, no había más por decir.

Así pues, se pusieron en marcha. Recogieron con gran presteza sus pertenencias y azuzaron a sus monturas para poner tierra de por medio entre ellos y quienes quiera que fuesen los que ocupaban el campamento en lontananza.

Al poco rato Bathalias se reunió con ellos trayendo las buenas nuevas de que nadie les seguía de cerca. Había eliminado todo cuanto fue capaz del campamento y el camino. Retomaron la formación habitual.

El día comenzó a tomar forma, el cielo clareó y las luces de las hogueras distantes fueron desapareciendo. El terreno ante ellos era principalmente descendente, con lo que el esfuerzo para los animales fue menor. Se trataba más de una cuestión de habilidad que de fortaleza, sin embargo las mulas que cargaban con el cofre les impedían marcar el ritmo que hubieran deseado, tenían que conformarse con el paso cansino que ofrecían aquellos sumisos animales.

El tiempo fue pasando de manera demasiado lenta para sus intereses, no obstante no hallaron ninguna señal de que les estuvieran persiguiendo ni encontraron obstáculo alguno ante ellos. Así, tras atravesar los últimos valles y recorrer un corto pero inquieto trecho por el camino real, alcanzaron finalmente los límites del Pantano de las Pesadillas. Su nombre no le hacía honor. Era peor.

Se trataba de un infecto lodazal humeante que desprendía un penetrante hedor a azufre y emitía calor tan intenso que hacía incómodo incluso el respirar. Donde quiera que se mirase los únicos colores existentes eran el gris profundo y el marrón putrefacto. Una capa de espesa niebla amarillenta reclamaba su dominio sobre aquellas tierras y se mostraba más que terca ante la posibilidad de ceder su sitio. Había que estar loco para querer atravesar aquel lugar, mas no tenían opción. El final de su viaje se hallaba en el centro de aquella ciénaga.

Un estrecho sendero, más una porción de tierra solidificada que otra cosa, se adentraba serpenteante en la oscuridad del pantano como la funesta invitación de un demonio.

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03/02/2009, 14:11
Alfren Niubar

Arrugo la nariz ante el olor que desprendía aquel lugar, pero ninguna queja surgió de su boca. Hecho una mirada a Ailara, aquello parecía una abominación de la naturaleza y no sabia como reaccionaria la druida.
Ya no debemos preocuparnos por los hombres, ahora nos toca preocuparnos por los Trolls de Sarcess y demás criaturas, pero si nos cruzamos con algunos no creo que deberiamos atacar a no ser que sea para defendernos y tratar de evitar un enfado en Sarcess ¿no?

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03/02/2009, 16:17
Antor PielGris

Antor miraba el pantano con una creciente cara de asco, el aire al entrar por sus fosas nasales las dilataban y esta expresión, sumada al fruncimiento de sus cejas, le daban un aspecto entre demoníaco y cómico.

-Imagino que después de salir de aquí deberé comprarme ropas nuevas y quemar estas.- fue todo lo que se le ocurrió decir. Tras lo que agregó -Imagino que los "habitantes" del pantano, o al menos algunos de ellos, tendrán una mente lo suficientemente sensata como para enterarse de que lo que llevamos es de Sarcess... ojalá que eso los contenga.-

"Y de este lodazal jamás podría sacar algo de provecho." pensó mientras el grupo cerraba filas, mas no lo dijo, porque ese tipo de frases eran las causantes de las collejas de Alfren.

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03/02/2009, 23:25
Bathalias de Emdelis

Tras incorporarse al grupo habiendo intentado hacer el trabajo de "limpieza" lo mejor posible, Bathalias siempre se mantuvo en retaguardia por si sus actos no hubieran sido suficientes. De vez en cuando, aprovechando la lentitud de las mulas, retrocedia en busca de alguna señal que les indicara que estaban siendo seguidos y que su maniobra no hubiera dado resultado.

Al llegar a la entrada del pantano no pudo mas que arrugar, un poco, la nariz. Durante sus años de vida habia recorrido caminos, lodazales y otra serie de lugares de muchas clases pero este podria ser uno de los tres favoritos a ganar el premio gordo al menos deseable. Se puso al comienzo del grupo encabezandolo y se bajo del caballo - Creo que a partir de aquí deberiamos ir a pie. - Agarró la brida de su caballo y con el mayor cuidado posible fue intentando posar sus pies en las zonas que le permitian, si cabia, mantener los pies lo menos hundidos posibles. - Los caballos con nosotro, como peso añadido, podrian hundirse en el lodazal y partirse una pata. Yo iré delante para asegurar un camino. - Cada paso que daba procuraba que fuera posando todo su peso y forzando a comprobar la estabilidad del terreno. Los caballos pesaban bastante mas que él, pero lo que mas le preocupaba era la mula y su peso extra.

- ¡Merkus! lleva tu la mula. Si se empieza a hundir tu serias el único que podria sacarla. - Bathalias empezó a dar ordenes para que el camino fuera lo mas rapido y menos problematico posible. - Alfren, quedate en la retaguardia. Es posible que les hayamos despistado, pero sin duda no es aconsejable confiarnos de ello. - El elfo fue avanzando llenandose de barro hasta las rodillas en alguna ocasion y teniendo que volver sobre sus pasos para buscar otra alternativa al camino. Cuanto antes acabara esta misión antes podrian volver y celebrarlo.

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04/02/2009, 01:09
Antor PielGris

Antor avanzò con el grupo. sabìa lo que le tocaba, ocupaba el sitio justo delante de Alfren e iba pendiente de los lados, ya que vanguardia y retaguardia estaban cubiertos.
Iba despacio, pisando con cuidado y asco y tratando de llevar a un caballo que a medida que avanzaban se lo ponìa màs y màs difìcil. Es estas ocasiones le gustarìa comunicarse con los animales como Ailara, pero con el fin de mandar a paseo al bendito caballo.

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04/02/2009, 11:24
Ailara Sotobosque

Atrás, a sus espaldas, se desdibujarían las inquietantes hogueras, más y más con cada paso, hasta llegar a desvanecer por completo a la vista de los aventureros. Y con ellas, se esfumaría únicamente la incertidumbre... las verdaderas intenciones de quienes se habían refugiado en su irradiada calidez, pues el acuciante poso del desasosiego había germinado y florecido en cada miembro de la expedición. Poso que, a su vez, se avivaría al contemplar el desolador y sombrío horizonte que empezaría a matizarse, inexorablemente, también más y más con cada paso.

Cualquier ponzoñoso adjetivo existente que se le quisiese adjudicar, simplemente, se quedaría corto... no sólo en esta lengua, sino en muchas otras.

El Pantano de las Pesadillas... el macabro jardín de Sarcess, la bruja.

Cita:

Un infecto lodazal humeante que desprendía un penetrante hedor a azufre y emitía calor tan intenso que hacía incómodo incluso el respirar. Donde quiera que se mirase los únicos colores existentes eran el gris profundo y el marrón putrefacto. Una capa de espesa niebla amarillenta reclamaba su dominio sobre aquellas tierras y se mostraba más que terca ante la posibilidad de ceder su sitio.

Y en el centro de ese inhóspito lugar, su cuna... la Torre Negra de Ybress, allí se dirigían...

El hediondo e intenso olor a muerte, a putrefacción, les daría una calurosa bienvenida... un asfixiante recibimiento; torciendo el gesto de los avezados aventureros, cuyos sentidos intentaban repeler en vano aquella terrible esencia... esencia fruto de la carcomida, moribunda y exprimida tierra bajo el implacable yugo de la regia Torre Negra, cuyas insaciables y profundas raíces la alimentan de la vitae misma que sostiene la vida... extendiéndose, más y más... cada año que transcurre, los límites del hediondo vacío que deja a su paso...

Así, de este mismo modo, la joven Ailara contemplaría con los ojos completamente anegados por la tristeza el obsceno paisaje... así lo sentiría en su pecho... pecho que atesoraría en su interior, latiendo con fuerza... habitando en ella, la esencia misma de la Madre Tierra que, a la postre, se convertiría en el único y último reducto de su codiciada presencia.

Mientras tanto, el avezado Bathalias inspeccionaba concienzudamente el lodoso terreno; Merkus, Alfren y Antor se disponían a dar descanso a una de las mulas... trasladando la pesada carga a la otra; y el reflexivo Moravius se había aproximado a la joven Ailara, que parecía sostener algo entre sus delicadas manos ante el pecho, para ofrecer su silenciosa y confortable compañía... pues el blanco siempre parecía saber cuándo hablar y cuándo no.

De ahí a un rato, la joven Ailara entornaría sus vidriosos ojos, agradecidos, hacia los del blanco que podrían representar un apacible lago, sereno y cálido, en el que sumergirse.

Afianzada en aquello que parecía latir con mayor vigor en su pecho, la adorable druida se armó de entereza... pues hasta ahí habían llegado y no era el momento de doblegar ahora que estaban tan cerca.

Extrayendo entonces un pequeño frasco, comenzó a repartir su perfumada esencia entre su manada... esencia a menta y hierbabuena... esencia a tierra... que extendida a la entrada de la nariz, mitigaría de alguna forma el acuciante hedor que les envolvería. Reseñar que comenzó por Moravius y terminó, con cierta reticencia, con el veterano Antor PielGris... al que poco le faltó quedarse sin perfumada muestra...

Tras lo cual, la joven Ailara se dispondría a buscar, junto a la formidable Mazgul, alguna que otra rama caída prácticamente de su mismo tamaño...


Cita:

-. Creo que a partir de aquí deberíamos ir a pie. -

Anunció Bathalias tras haber estudiado el terreno, conviniendo además la formación del grupo. Algo de lo que se manifestaría completamente de acuerdo Ailara. Pues a su entender, y viendo la reticente inquietud que mostraban los caballos para adentrarse en el inhóspito lodazal, estos ya no serían de mucha utilidad de aquí en adelante... hasta el regreso. De ahí que ofreciese, al avezado elfo, la "insistente" posibilidad de liberar a los equinos del peligroso tránsito... pudiendo cargar ellos mismos, y la mula de reserva, solamente lo imprescindible para afrontar el último tramo... ocultando el resto, junto con las sillas de montar, en un espeso matorral al que le daría forma. La joven druida insistiría, nuevamente... con similar vehemencia, en que los caballos responderían a su llamada cuando hubiesen retornado sano y a salvo... que ella podía comunicarse con ellos, al igual que podría hacerlo con las laboriosas e imprescindibles mulas para que se sosegasen...

Sea como fuere, se adentraron en el tenebroso jardín de Sarcess... siguiendo la angosta y serpenteante senda transitable que, según dicen, conduciría a la Torre misma.

Pronto la pegajosa niebla les engulliría... Pronto tendrían la agobiante sensación de que todo cuanto alcanzasen sus ojos sería lo mismo... Pronto el estrecho camino no sería tan sencillo de diferenciar del resto y el avezado Bathalias, que lideraba en cabeza, se arriesgaría a tantear la incierta ruta a seguir. Eso sí, sólo una vez, pues cuando el barro lamía ya las rodillas del elfo... la joven e inquieta Ailara le ordenó su regreso; ofreciéndole en ese momento una especie de pértiga bastante robusta y firme que había conformado, acariciando con sus manos... susurrando unas palabras, merced la alargada rama que llevaba consigo...

Notas de juego

Ideas:
-. Esencia perfumada para mitigar malos olores.
-. Dejar los caballos y parte del aprovisionamiento que no sea prescindible. Aligerar vamos. Los caballos libres (tras hechizo de hablar con ellos para que respondan a la llamada) y el resto del equipaje disimulado (camuflado) entre matorrales (hierba... arbusto) con otro hechizo similar al del campamento (version corta)
-. Crear una pértiga o dos para tantear el camino y no "meter la pata". (hechizo moldear madera)

Post previo al del master

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04/02/2009, 11:40
Director

Entraron en él como quien atraviesa los eternos pasillos que conducen al purgatorio: despacio, con paso indeciso y la mirada perdida en todas direcciones.

El suelo era como una continua charca de apenas unos centímetros de profundidad. Aquí y allí se remontaba alguna porción de suelo sólido, libre del agua putrefacta que lo cubría casi todo, pero la mayor parte del tiempo caminaban con los pies hundidos en el fango. El olor, continuo y penetrante, les provocaba un pellizco en el estómago, tan sólo retener dentro de si mismos la última comida ya era toda una hazaña. No se veía nada más allá de unos metros, pues la densa niebla sumía el mundo en una melosa y gigantesca nube grisácea. El silencio era tan sólo roto por el sonido de succión que sus pies provocaban al caminar sobre la tierra húmeda, cada paso indistinguible del anterior.

Caminar en aquellas condiciones hacía que hasta el más optimista de los hombres deseara dar media vuelta y salir de allí cuanto antes, a pesar de lo que ello pudiera suponer.

El día fue avanzando sin señal alguna del origen de los fuegos que vieran aquella mañana. ¿Acaso los habían imaginado? ¿Tal era el efecto nocivo que aquel lugar provocaba? ¿Cuánto tiempo llevaban caminando por aquel pantano detestable?…

¿Qué había sido aquel ruido?

¿Se movía algo ahí delante o tan sólo era un remolino en la niebla, un efecto visual provocado por la casi inexistente brisa?

El sudor cubría sus frentes y una horda de irritantes mosquitos hacían su trabajo sobre cualquier porción de piel descubierta que lograsen hallar. Todo cuanto lograban ver era desolador, triste y sin color… y no parecía que fuera a cambiar en poco tiempo.

Pero aún así seguían avanzando.

La luz menguó, quizás estuviese ya atardeciendo, aunque era poco probable, el día se les habría hecho tremendamente corto entonces. Era posible que se debiera a que la niebla se estaba espesando aún más. Sea como fuere, la falta de visibilidad, el aletargamiento provocado por la monotonía, el cansancio acumulado, o la suma de todas esas cosas, casi hicieron que se dieran de frente con una criatura a la que ni tan siquiera Bathalias había visto llegar.

Era un ser alto y corpulento, con mayor envergadura incluso que la de Merkus, con la piel de tonos cenicientos y aspecto húmedo. Su rostro carecía de pelo y nariz, presentando únicamente un par de orificios en el centro de la cara a modo de ésta. Tenía las orejas puntiagudas y un par de rendijas por ojos, por las que se filtraba una mirada amarillenta que haría temblar al hombre más valiente. Sus manos acababan en una afiladas uñas metálicas. Se cubría, apenas, con los restos de la piel de algún animal que resultaba imposible de identificar.

Se detuvieron en seco y echaron mano a sus armas. No sabían qué tipo de criatura era aquella, pero su aspecto y su postura no presagiaban nada bueno. Apenas habían tenido tiempo para pensar qué hacer cuando una segunda criatura, idéntica a la primera, apareció a su lado. A continuación una tercera y luego una cuarta. Dos más aparecieron a cada lado del grupo y otras dos a su espalda.
¿De donde habían salido? ¿Cómo podían moverse con aquel silencio?

Una figura más apareció frente a ellos. Vestía algún tipo de uniforme militar de mejor calidad que las raídas ropas del resto. Les echó un rápido vistazo sin emitir ningún sonido y sus ojos se detuvieron sobre el cofre que era cargado por una de las mulas. Tras prolongar la incertidumbre durante más tiempo del que hubiesen deseado, finalmente hizo un asentimiento de cabeza y les indicó con un gesto que le siguieran. Se colocó en cabeza de la marcha, con el resto de criaturas formando un círculo alrededor de ellos.

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04/02/2009, 12:17
Moravius

Fuimos sorprendidos y apenas el gran elfo pudo darse cuenta, por un momento el mago pensó en el desastre que podría ocurrir, pero enseguida entendió que lo que presenciaba era algo así como un recibimiento, algo tosco e intimidante, pero que esperaban, iban a tratar con la malvada hechicera era de esperar...

El mago se fijo en los seres que hacían de guardias para guiarnos al lugar donde se haría efectiva la entrega, eran unos seres algo extravagantes pero denotaba el poder del que disponía la hechicera, el mago se preguntaba como había podido semejante ser recopilar tanto poder, sería el capaz de llegar a tales extremos....

La compañía de Ailara por el pantano había hecho mas soportable el trayecto aún así denotaba cansancio y pesadez en todo el cuerpo, y además la perspectiva de lo que se avecinaba no ayudaba nada, ni tampoco presagiaba nada bueno...

 

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04/02/2009, 16:21
Antor PielGris

Antor, sobresaltado ante la detención del grupo, abrió la boca como para decir algo; pero la cerró de inmediato cuando desde la noebla una de las criaturas surgió a escasa distancia de él.
El veterano aventurero mantuvo la cabeza fría:

"Si son capaces de acercarse así, ya nos hubiesen matado de haberlo querido."

Y cuando apareció el "oficial" ya no tuvo dudas de que estaban a punto de llegar a su destino.
Claro que no creía que este destino les fuese propicio, pero nunca se sabe.

"Todo se andará." pensaba Antor mientras el grupo se dejaba conducir hacia ¿la torre?

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04/02/2009, 20:09
Alfren Niubar

Alfren había caminado con la lanza en la mano apoyándose en ella cuando le hacia falta, en silencio soportaba la cantidad de picotazos que los mosquitos le daban conteniendo las ganas de espantarlos a manotazos, ya no bromeaba con Antor como en la anterior etapa de su viaje, aquel lugar le arrancaba a uno la sonrisa del alma. Su concentración estaba puesta en el camino que pisaba y en el que dejaba a su espalda cuando el grupo se detuvo. Ante ellos aparecida como de la nada se encontraba una enorme y horrorosa criatura, dos mas a los lados y dos mas a su espalda.
¿Como demonios no los hemos oído?
La punta de su lanza se irguió lista para cualquier lucha pero sin precipitarse a ella hasta estar segura, entonces apareció lo que parecía ser su líder, sin mediar palabra los observo y mirando al cofre asintió, como bien habían pensado aquellos eran su comité de bienvenida y su escolta.
Bajo la lanza y siguió la marcha, de vez en cuando miraba a aquellas criaturas, con detenimiento.
Así que estos son los famosos trolls de Sarcess... miro a los que tenia detrás de refilon, aquellos ojos destilaban maldad pura
Tranquila Alfren esto es por las gentes del condado, nada mas...

Notas de juego

Cita:

-. Esencia perfumada para mitigar malos olores.
-. Dejar los caballos y parte del aprovisionamiento que no sea prescindible. Aligerar vamos. Los caballos libres (tras hechizo de hablar con ellos para que respondan a la llamada) y el resto del equipaje disimulado (camuflado) entre matorrales (hierba... arbusto) con otro hechizo similar al del campamento (version corta)
-. Crear una pértiga o dos para tantear el camino y no "meter la pata". (hechizo moldear madera)

No tengo ningún problema con lo de dejar los caballos y demás (aunque no nos sobra equipaje ya que solo llevamos lo justo y necesario y no habría que dejar nada) pero debería decidirse para saber exactamente en que situación nos encontramos y también porque esto gastaría magia Ailara, para que luego no nos sorprenda.

No estoy dicenedo que se rolee como ya se ha dicho esto ha de avanzar pero una mera "votacion" estaria bien.

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04/02/2009, 22:54
Ailara Sotobosque

El siniestro y desolador jardín de Sarcess, la bruja, sombra de la imperial Torre Negra de Ybress... reflejo mismo de la impía alma que la gobierna desde su altivo trono de poder, que dicen todo lo ve... hediondo pozo de putrefacción en dónde fermentan los restos carcomidos de esta tierra moribunda... cimiento de toda pesadilla, para niños, hombres y ancianos por igual, en donde narran que habitan temibles abominaciones preternaturales que jamás vieron la luz...

Allá donde la luz y el aire son bienes escasos...

Allá donde los insaciables y pegajosos insectos te reciben famélicos...

Allá dónde el profundo hedor enturbia la mente y la espesa niebla encoge los corazones...

Allá donde la mismísima Madre Tierra no llega... se adentran, acompañados por los únicos sonidos de sus pasos, nuestros valientes y arrojados aventureros como una tímida luz entre las sombras... como una gota de agua en el desierto... como un guijarro en el inmenso océano, en pos de un único fin: la entrega del diezmo estipulado a la Reina Bruja. Pronto la inquietante desorientación, la turbadora confusión y la implacable duda harían presa de sus ofuscadas mentes... de sus temeros corazones... acallando sus propias voces, hasta el punto de que la joven Ailara echaría de menos los elocuentes comentarios del viejo rufián.

Sobrecogida por la tristeza, atormentada por el aciago vacío que les oprime, la joven Ailara avanza extenuada tras los pasos del avezado Bathalias que encabeza, abriendo paso, la expedición... a la vera del sereno Mago Blanco y la imponente Mazgul. Sus pálidas manos parecen resguardar sobre su pecho, con suma delicadeza... como temiendo algo, aquello que late con vigor en su interior: la esencia misma de la Madre Tierra que reside en ella.

Sus ojos, el deslustrado verde de los mismos, se había entornado hacia atrás para buscar inquietos, mudos, los de Alfren... los de Merkus... los de Antor. En eso, la formidable Mazgul se movería, a su vez, extrañamente nerviosa... emitiendo un tenue aullido...

-. No estamos solos...- Musitó la trémula druida quedándose sin aliento, quizás transcribiendo el ligero y nervioso aullido de la vieja Mazgul. Demasiado tarde, pues en ese mismo instante... sin tiempo a reaccionar, emergió de las brumas un temible hijo de las mismas. -. ¡Ah!.- Exclamó atemorizada Ailara, que jamás había visto una horrenda criatura como esa, retrocediendo un par de pasos hasta que su esbelto cuerpo se topó con el de Antor PielGris. Sin tiempo a reponerse, nuevos hijos de la brumas se parecieron condensar ante ellos... ciñéndolos en un opresivo y expectante círculo.

-. ¡Bathalias!- Exclamó solícita, nerviosa ante la espesa y eterna incertidumbre, la joven Ailara que había acudido rauda a sosegar, con su cálido tacto, a la imponente Mazgul. Sus trémulas manos acariciaban nerviosa a su Madre loba... pidiéndole calma... una calma que ella parecía faltarle.

En eso, emergió una nueva figura... otro hijo de las Brumas cuyos ojos, herencia de su madre, rezumaban temor con mayor intensidad. Estos, tras recorrer a cada uno de ellos, se posaron firmes... mudos sobre el cofre. La joven Ailara sentiría el peso de esa hambrienta mirada sobre su piel, como una espeluznante caricia que tensaría su cuerpo y erizaría el adorable vello de su nuca. Aun así, la druida se mantuvo firme apelando al orgullo de su sangre...

La severa aprobación... el firme asentimiento del campeón de Ybress, les abriría a todos ellos una nueva senda, que recorrerían escoltados por la inquietante guarnición, llena de incertidumbre y desasosiego...

Notas de juego

Cita:

No estoy dicenedo que se rolee como ya se ha dicho esto ha de avanzar pero una mera "votacion" estaria bien.

-. He dejado el tema abierto en la taberna off, para votarlo. Particularmente me da igual, pero a la druida no. XD

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04/02/2009, 23:12
Bathalias de Emdelis

Bathalias se vió sorprendido ante la aparición de lo que parecia ser la guardia personal de Sarcess. Su primer instinto fue llevar su mano a su espada aunque sabia de primeras que en caso de ser atacados ninguno saldría con vida. Aún asi habría intentado proteger al grupo de la forma mas efectiva posible.

Habian llevado los caballos puesto que nadie podia asegurar que sus posibles perseguidores los encontraran y les dieran muerte para, una vez entregado el paquete y fuera del cenagal, no tuvieran posibilidad alguna de moverse rapidamente. Tambien estaba la posiblidad de que la fuerza del caballo fuera util si una de las mulas se quedaba atorada y por el peso no pudiera moverse, en este caso los caballos podrian ayudar con su fuerza, añadida a los brazos del grupo, especialmente de Merkus.

Una vez puesto el grupo en marcha, el elfo iba planificando cualquier posible salida en caso de torcerse las cosas. Lo angosto del terreno era una piedra en su posible plan de escapatoria. Los guardianes de Sarcess habian demostrado una facilidad pasmosa para moverse entre este tremendo barrizal. Una vez llegaran a la torre tendria una vision mas exacta de sus posiblidades.

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05/02/2009, 05:04
Merkus

 

Cada fibra de su ser esperaba el primer ataque para poder saborear la sensación de una buena lucha todo y con eso espero el primer paso de las personas que estaban delante suyo
Nunca había tenido ningún miedo a la muerte, es mas merkus ansiaba esos momentos de adrenalina que le otorgaban los enfrentamientos con todo tipo de criaturas y ese parecía un buen reto.
Sus manos cogían la espada con fuerza ansiando el primer movimiento de esos seres absorto en la posibilidad de decapitar a todo enemigo que se cruzara con él.
Es mi momento .