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Trilogía de la Orden del Libro: El Enclave

CAPITULO I-A: El peligro del saber

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13/11/2016, 19:14
DM

CAPÍTULO I-A: EL PELIGRO DEL SABER

La Orden del Libro, un bastión de saber y de maravillas conocido a lo largo y ancho del mundo, ubicado en la bulliciosa ciudad de Robleda. Todo aquel ávido de conocimiento y magia sabía que aquel era el destino en el que podría encontrarla gracias a sus pacíficos y sabios miembros quienes convivían en el interior de un fortificado enclave lleno de secretos y sucesos extraordinarios. Dividido por secciones, había lugar para todos, desde los hábiles artesanos enanos que en los subterráneos del enclave inventaban y construían artilugios inimaginables hasta los arcanistas que encerrados en sus laboratorios manipulaban los elementos para lograr conjurar una magia jamás vista pasando por los valientes exploradores de la orden quiénes lograban descubrir los secretos más profundos de olvidadas ruinas y descubrían exóticos parajes con extrañas formas de vida en los límites del continente conocido. Todos ellos se complementaban en un ambiente idílico de perfecta armonía y compenetración donde la búsqueda del saber era la máxima que les unía.

El día había amanecido claro y soleado en la ciudad de Robleda, en el enclave de la Orden del Libro se respiraba un especial aroma primaveral que afectaba a sus estudiosos y magos alegrándoles el ánimo ya que muchos de ellos aprovechaban las bondades de aquel tiempo para realizar sus quehaceres en los amplios y bellos jardines del enclave, donde varías mesas y bancos de piedra servían para que los sabios compartieran aquel espacio con sus libros y artilugios mágicos. La vegetación de aquel jardín era de admirar, pues gracias a los experimentos y adobos de los botánicos de la orden habían conseguido que las flores, árboles y enredaderas que embellecían el lugar se mantuvieran siempre en su máximo esplendor. Entre los miembros del arcano que disfrutaban de aquella primaveral mañana se encontraban la maga Zadia concentrada encima de varios pergaminos sobre una de las mesas de piedra del jardín. Zadia era una arcana bastante entrada en edad cuyo ingreso de la orden no estuvo falto de polémica tras aparecer por un portal mágico de origen desconocido y no recordar nada de su procedencia. A pesar de tan extraño fenómeno sus habilidades arcanas fueron evidentes y gracias a la ayuda de los sabios de la orden inició de nuevo su aprendizaje mágico con la esperanza que algún día logrará recuperar su memoria, y por tanto, su conocimiento mágico perdido. Al lado de la maga se encontraba Morden, el miembro más joven de la orden, quién con tan solo 15 años había demostrado unas capacidades extraordinarias en el manejo de la magia. Sus padres habían sido exploradores de la orden quién murió durante una expedición en una selva lejana cuando fueron emboscados por una extraña especie de simios del tamaño de un troll. Con tan solo 3 años Moren creció bajo la tutela de los dirigentes de la Orden del Libro quienes le tutelaron e instruyeron. El joven trazaba varias notas con su pluma en otro pergamino y de vez en cuando echaba un vistazo a Zadia. Todos sabían que a pesar de la diferencia de edad ambos se encontraban muy unidos hasta el punto que el entrañable Morden alardeaba de que era la "ayudante oficial" de Zadia.

Morden se disponía a decir algo a su compañera cuando unos ruidos de varios pasos se acercaron hacía aquella parte del jardín y reconocieron al mago elfo Rainus, uno de los más poderosos sabios dirigentes de la orden, quién iba acompañado junto a a uno de los guardias del enclave, un humano joven y de constitución corpulenta al que ya conocía de vista y una mujer de rostro rudo que portaba una armadura de cuero y cuyo cabello rojizo se combinaba a la perfección con las coloridas flores de los maceteros del jardín, ambos la reconocieron como una de las exploradoras de la sección de búsquedas arqueológicas.

Notas de juego

¡Empezamos! 

Imagen de Morden: 

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13/11/2016, 19:59
Rainus

- Arcana Zadia... aprendiz Morden... - dijo con una voz melodiosa el altivo mago elfo asintiendo con educación. Los rasgos alficos de Ranius eran extremadamente bellos produciendo un elegante contraste entre su tez blanca y cabello azabache. Aunque nadie conocía su edad todos sabían que vivía incluso hace 200 años cuando se fundó la Orden del Libro, su carácter era frío y altivo, pero como dirigente de la orden resolvía los asuntos del enclave con una rectitud y justicia indudable.

- He estado debatiendo con el archimago, y todos hemos considerado que lo más adecuado será que se os asigne una escolta personal para vuestro parlamento en el amfiteatro de Robleda mañana. - dijo clavando sus penetrantes ojos en Zadia. -  Los resultados de la investigación no gustarán a todos, y hay mucho fanático ignorante en esta ciudad... - añadió con cierto aire de superioridad. - Se os asigna como escoltas a Valerian... - presentó señalándole con su izquierda - y a Espinela. - señalándola con su derecha. 

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13/11/2016, 20:07
DM

Notas de juego

NOTA DM: Se os ha encomendado una tarea de escolta a dos magos de la orden para los próximos días. Aunque Espinela forma parte de la sección de arqueología y no de la guardia, la orden no puede permitirse destinar a dos de los soldados ya que los efectivos son pocos, y dada la buena condición en cuanto a combate de Espinela se ha pedido al Maestre de su sección que la cedieran durante estos días para dicha tarea. 

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13/11/2016, 22:36
Valerian

Un placer Zadia, y lo mismo te digo, Morden, y a ti, Espinela. Al parecer vamos a estar todos juntos durante una temporada, me aseguraré de que no os pase nada malo.

Al parecer lo único que iba a ocurrir era una conferencia, y el único peligro era algún aldeano fanático o algún paladín loco, aunque dudo del segundo sobre todo por que la orden de los paladines tiene normas. Con un poco de suerte, no pasaría nada. Mientras a mi me paguen y no muera, me da igual.

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14/11/2016, 11:30
Espinela

Llevaba varios años formando parte de aquella orden de buscadores de conocimiento y debía reconocer que todavía, en determinadas ocasiones, se sobrecogía al contemplar los ingenios y maravillas que eran capaces de fabricar algunos integrantes de la logia. Espinela pasaba gran parte del tiempo fuera de Robleda, su pertenencia a la Sección de Arqueología y Expediciones le llevaba a viajar continuamente a zonas agrestes con lo que su permanencia en la sede principal de la orden solía ser meramente circunstancial. A pesar de eso, la muchacha disfrutaba de las concurridas calles de la ciudad y no desperdiciaba la oportunidad de pasar algún tiempo en los maravillosos jardines de la Orden. Aquel sitio era sin duda su preferido.

Para aquella ocasión, no podría descansar todo lo que le hubiera gustado. Tenía la misión de marchar junto a uno de los guardias de la Orden -Valerian, un tipo serio- y proteger a un par de magos. La vocación de Espinela era siempre vivir al amparo de los árboles y sentir la libertad de la intemperie en su piel, pero no podía negar que sus principios en Robleda fueron como guardia de un noble primeramente y posteriormente en la misma Orden. 

Sus orígenes en las cercanías del Valle Oscuro fueron los que la pusieron nuevamente en el camino y en la expedición. Cosa que ella misma aceptaba de buena gana.

- Buenos días.- saludó escuetamente - Será un placer formar parte de vuestra escolta.- dijo sonriendo al joven Morden y realizando un saludo a la famosa Zadia -pues todo el mundo conocía el rumor de que la maga llegóa hasta allí tras cruzar un portal de origen incierto.

Notas de juego

No sé si me he colado. Si es así, me lo comentáis.

XD

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14/11/2016, 20:55
Zadia

Los pergaminos amarillentos estaban llenos de caracteres, y debido a su antigüedad muchos de ellos carecían de tanta tinta, que estaban a punto de desaparecer. Aquel era el primer capítulo del De Magnis Coniunctionibus, un tratado clásico de Albumasar, el venerable mago visirtaní que había muerto hacía más de cuatro siglos, y considerado uno de los representantes del Triumviri: los famosos Reyes de la Hechicería o Archimagos sobre cuyo trípode se asentaba el sistema hermético de magia actual. Zadia estaba dedicada completamente a la labor de scriptrix, es decir, a la de recreadora de una copia idéntica. Era una paciente labor que le llevaría varios meses, pero muy necesaria para evitar que el tiempo acabara por borrar el conocimiento. Zadia se sentía particularmente afín con aquella tarea, pues temía que el olvido acabase por ganar la batalla, como le ocurría a ella con su memoria.

La Ordo Libri no sólo era una academia de magos y hechiceros, sino también un baluarte contra el oscurantismo y la superstición que, en su opinión y la de sus collegae (compañeros), azotaba la tierra de Valion desde hacía ya demasiado tiempo. Estas calamidades sobretodo eran alentadas por los sacerdotes, valiéndose de ideas sin sustento para perpetuar las ponzoñosas mentiras en las mentes del vulgo, y sin embargo tan ignorantes y crédulos como las masas a las que decían pastorear. La Orden se había propuesto alimentar las mentes hambrientas de la población y destapar las vendas que las cegaban, educando al pueblo llano en las auténticas verdades y leyes que regían el orbus mundi, un papel que le había granjeado no pocos enemigos y una hostilidad avivada desde los templos por sus celotes clérigos. Los alumni más aventajados y motivados podían, incluso, llegar a resolver los misterios del cosmos, convirtiéndose así en auténticos magi, o magos como la gente llana los conocía.

La madura hechicera era partidaria de continuar la labor iluminadora, pero la creciente voz de los religiosos, cada vez más colérica, la había llevado a pensar que quizás fuese necesario tomar medidas al respecto. No podían dejarse amedrentar por un puñado de ignorantes, de lo contrario el propósito de la Orden y su razón de existir se perderían. El joven Morden era uno de los prometedores magi que tendrían la labor de continuar tales menesteres cuando la actual generación ya no estuviera. Sonrió mientras seguía aplicando la pluma al pergamino. Estaba un tanto orgullosa de sus logros como colega, y al mismo tiempo sintiendo una pizca de envidia por la juventud y el potencial que ello conllevaba. Suspiró con algo de tristeza, sabiendo que muy posiblemente le quedaba como mucho una década antes de que sus huesos fueran a parar a la tierra.

Levantó la cabeza del legajo de papeles y documentos al escuchar la voz de barítono del magus Rainus. Dejó la pluma en el tintero, procurando que no gotease la tinta y ensuciase su obra. Se levantó, tanto por respeto a su collega de la Orden como porque el llevar tanto tiempo encorvada le estaba empezando a doler la zona lumbar por el esfuerzo. El elfo era una criatura apuesta a sus ojos, como todos los de su especie, pero aunque atractivo, a ella le interesaba más la mente aguda y disciplinada, que ocultaban tras aquellos fríos e inquisitivos ojos una inteligencia que pocos sabios podían igualar. Zadia creía que un poco de amabilidad y simpatía vendrían bien para ganarse a sus compañeros, pero sabía muy bien de abstenerse de tales comentarios.

-Arcano Rainus... -dijo asintiendo a su vez al mago en respuesta.

Aquellos formidables jóvenes parecían ser la respuesta a los embites verbales de los sacerdotes, a tenor de lo que decía Rainus. Zadia miró apreciativamente a los dos escoltas:

-Debo reconocer que me siento más segura con ambos a mi lado, pero lamento que las circunstancias hayan hecho que nos reúnamos en éstas circunstancias. -negó con la cabeza en señal de tristeza y miró al elfo- Mañana será un punto de inflexión importante en nuestras relaciones con el clero, pues creo que no se tomarán a bien nada de lo que diga. Aun así, -manifestó con determinación- nuestro deber es pronunciar la verdad. -suspiró con pesar, últimamente lo hacía más a menudo de lo que quería -Tengo la esperanza de que algunos sacerdotes atiendan a razones con el tiempo y acaben poniéndose de nuestra parte, cuando no les quede más remedio que afrontar lo inevitable, pero esto es el principio del fin de la superchería para ellos. Mañana comienza una nueva era para Robleda y el pueblo de Valion. -dijo mientras sus ojos brillaban con la voluntad férrea de quien sabe que el cambio era inminente.

Notas de juego

Perdón si me he pasado con el tocho, pero tenía ganas de postear ^^U

He colgado latinajos para darle un ambiente más medieval y clásico, y hacer notar que estamos en una época heredera de grandes imperios (desconozco si es así, pero como la mayoría de los juegos de fantasía tienen algún trasfondo similar, doy por hecho que Valion es el heredero directo o indirecto de alguna nación mítica de gran poder o similar al de nuestro Imperio Romano).

También he escrito algunas cosas sobre la Orden, pensando que podrían encajar en el contexto, pero tú eres el máster. Dime si me he pasado. Escribiré menos y me acotaré más a mi pj la próxima vez.

Y el jugador de Espinela estaba preocupada por lo que ella había escrito... creo que soy yo la que tiene que preocuparse jajaja ^^U

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15/11/2016, 11:01
Morden

El joven aprendiz de mago se incorporó de la mesa de piedra dejando la pluma con sumo cuidado para no manchar su pergamino con la tinta y se giró para presentarse a sus flamantes nuevos escoltas. - ¡Buenos días! - dijo realizando una entrañable reverencia. El joven apenas aparentaba las quince primaveras que tenía, su rostro era dulce y desprendía una bondad auténtica y natural, sin embargo en sus ojos también podía intuirse una inteligencia y una sabiduria muy superior que podía sorprender por su corta edad. 

- Yo soy Morden... parecéis una escolta de primera, sin embargo espero que no sea necesario que nos metamos en problemas  y que disfrutéis también vosotros del parlamento de mañana... ¡Estoy tan emocionado que no podré dormir! - exclamó visiblemente ilusionado. 

Notas de juego

Es una bellota...

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15/11/2016, 16:29
Espinela

Espinela sonrió al muchacho. Era un chaval formidable, y su sonrisa, desprendía una alegría realmente vigorizante. Casi sin poderlo remediar, la imagen del pequeño Ben le vino a la cabeza. Ben era el hijo pequeño de su tía. Desde que naciera, Espinela lo cuidó como si se tratara de su hermana mayor, cosa que hizo que el niño le cogiera mucho cariño a la muchacha. Pasaron juntos muchos buenos momentos en la humilde Evinter, la aldea de cazadores que se situaba junto a un arroyo en las tierras del Valle Oscuro, pero Espinela creció y cada vez más se dedicó a acompañar a los hombres en las faenas de caza y patrulla. El bandidaje era una lacra en los puestos más apartados de Marvalor

Así pues, Ben poseía una sonrisa con una magnitud similar a la del joven Morden. Ambos eran almas puras sin malicia, capaces de sosegar el aullido del lobo o la peor de las sensaciones que podían arrinconarse en los oscuros corazones de los hombres.

- Yo también los deseo, joven maese- respondió la arquera haciendo gala de la fórmula habitual con la que se solían dirigir a los magi - Tanto a mi compañero...- dijo señalando a Valerian - ... como a mí, nos gustaría pasar un día placentero. - añadió Espinela sonriendo con sus mofletes pecosos, como si hablara con su pequeño primo - Pero si algo inadecuado sucediera, no tendrán nada por lo que preocuparse, pues nosotros estaremos allí.- Era un secreto a voces que la relación entre la Orden del Libro y los zelotes más fanáticos de Velex, había ido degenerando hasta el punto de llegar a ofensas cruzadas. Aquel asunto, podía desestabilizar la obra que la logia intentaba construir, un mundo donde el saber fuera una herramienta accesible, no un tabú apócrifo desterrado.

Notas de juego

Gran post Zadia!!

XD

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15/11/2016, 22:31
Rainus

El altivo elfo asintió a las palabras de Zadia - Tienes razón, arcana, nuestro deber es pronunciar la verdad pero me temo que hay mentes humanas supersticiosas e ignorantes que no la acceptarán... - añadió con la mandíbula rígida - el fanatismo es el mayor enemigo del saber. - concluyó clavando sus fríos y sabios ojos en cada uno de los presentes.

- Confío que el parlamento de mañana sea pacífico, a pesar de todo. Si las cosas se complican intentad proteger a los nuestros y no entréis en lides contra los ignorantes. - comentó en alusión directa a Espinela y Valerian. - aplacar la violencia con más violencia solo engendra más violencia. - dijo con cierta severidad, casi a modo de advertencia.

Rainus era un elfo serio y altivo envuelto en un aura de serenidad y racionalidad, de eso no cabía duda, y los pocos que habían descubierto el enojo y enfado en él lo han recordado para siempre. 

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17/11/2016, 12:01
DM

Tras la presentación de la nueva escolta de Zadia y Morden el resto del día transcurrió con normalidad. Zadia y Morden dedicaron el resto del día a preparar el parlamento del día siguiente mientras que Espinela y Valerian se cerciorarion que sus armas estaban preparadas, Espinela era una arquera excelente, sus esbeltos y diestros dedos encajaban a la perfección con aquella arma que manejaba con una precisión asombrosa. La arquera de la sección de exploradores se aseguró que su arco estuviera bien tensado mientras que Valerian afiló bien los bordes de su espada bastarda. Desde que había ingresado como guardia de la Orden apenas había tenido que utilizarla de verdad, únicamente la había desenvainado para amenazar a algún ladronzuelo ocasional y poco más. 

 

 

A la mañana siguiente todos se encontraron en la puerta principal del enclave de la Orden con la primera luz del sol. Desde allí recorrerían las bulliciosas calles de Robleda hasta el anfiteatro donde otros miembros de la orden ya habrían realizado los preparativos para el erudito parlamento que iba a tener lugar con el objetivo de iluminar las mentes de los ciudadanos de aquella ciudad, hecho que venía ser habitual cada semana. El último en llegar fue Morden, que llegó a toda prisa arrastrando los bordes de una túnica de mago de color gris y dorada que normalmente se utilizaba para los actos oficiales y que en el caso del joven aprendiz le quedaba algo grande. Zadia portaba una túnica idéntica pero bien ajustada a su cuerpo bien moldeado pese a su avanzada edad. Todos portaban además sus correspondientes broche en el pecho con el símbolo de sus respectivas secciones. 

LLevarlo visible era obligado para los miembros de la orden y aunque los archimagos nunca lo había confirmado algunos han llegado a pensar que esos broches tienen su función mágica con el objetivo de localizar a cualquier miembro en caso de necesidad imperiosa. 

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17/11/2016, 12:16
Morden

Morden llegó corriendo hasta el vestíbulo principal del enclave y se dirigió inmediatamente hacía la maga. - Buff... casi me quedo dormido.. he estado toda la noche preparando el discurso... - dijo recuperando poco a poco el aire. - aquí tienes. - dijo extrayendo un pergamino enrollado de la manga de su túnica y entregándoselo a Zadia. 

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17/11/2016, 12:19
DM

Notas de juego

NOTA DM: Este es el contenido del discurso en el pergamino

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17/11/2016, 16:47
Zadia
Sólo para el director

Notas de juego

¿Puedo modificar un tanto el discurso? Considero que es corto y al grano, pero creo que se debe a las necesidades de recortar los gastos en papel de la editorial que una forma de congraciar al público con la Orden.

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20/11/2016, 12:27
DM

Una vez reunida la comitiva de los cuatro miembros de la orden se adentraron en las bulliciosas calles de Robleda en dirección al anfiteatro de la ciudad, un lugar construido hace muchísimos años con el objetivo de celebrar combates de gladiadores en tiempos donde la barbarie superaba a la razón, sin embargo con el paso de las edades el lugar pasó a convertirse en un espacio destinado a oficios lúdicos, culturales, religiosos y académicos. 

Aunque algo deteriorado, las gradas escalonadas de piedra del anfiteatro tenían capacidad para albergar a casi 200 personas y estas estaban construidas de tal manera que todos los presentes pudieran observar lo que en la plaza central se desarrollase con todo lujo de detalles. Cuando la comitiva llegó allí había instalada una tarima con un atril preparado para realizar cualquier tipo de discurso o parlamento encarado al público. Junto a la tarima se habían clavado cuatro mástiles en cuya punta ondeaban las enseñas de la Orden del Libro de fondo blanco con el emblema de un libro plateado abierto.

El acto estaba a punto de iniciarse y ya habían más de cien personas acomodadas en las gradas. Aquellas charlas eruditas eran realizadas semanalmente por la orden con temáticas muy diversas y ya se habían ganado algo de fidelidad entre un selecto público erudito de Robleda, sin embargo a menudo acudían también ciudadanos de toda clase, a veces por mera curiosidad. Aquel día no todo el público parecía haber acudido expectante a aquel parlamento titulado "¿Existen realmente los Dioses?" cuya polémica era evidente pues en uno de los extremos de las gradas los miembros de la comitiva pudieron observar un grupo de personas que exhibían orgullosas el emblema de las espadas cruzadas de Velex, el dios de la guerra, una de las deidades más ancestrales de Robleda. El grupo parecía formado por varios clérigos de rostros serios y túnicas rojizas acompañados por varios hombres y mujeres ataviados con armaduras completas y brillantes con similares colores. Esos eran los templarios de Velex, que también servían al clero y que no eran más que soldados corrientes movidos por una fe religiosa profunda. 

Últimamente habían sido los adoradores de Velex quienes más hostilidad habían mostrado hacia la Orden del Libro hasta el punto de difundir rumores falsos acerca de que los magos del lugar practicaban la nigromancia y de intentar convencer al Burgomaestre de Robleda con que desmantelaran el enclave y desterraran a todos sus miembros por confabular con seres oscuros. Aunque sus intentos habían acabado en fracaso teniendo en cuenta la antiguedad y prestigio de la Orden del Libro,las difamaciones de los velexianos sí que habían calado en las gentes comunes de Robleda, quienes cada vez observaban con mayor recelo a los llamados "sabios.".

Apenas quedaban escasos minutos para iniciar el parlamento. Todo estaba dispuesto para iniciar y Morden se colocó junto a otros miembros de la orden en la primera de las gradas. Su rostro era entrañable e ilusionado. 

Notas de juego

NOTA DM: Voy avanzando... el parlamento inicia cuando queráis!

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20/11/2016, 13:21
Espinela

Espinela observó con curiosidad aquella lid reconvertida a ocupaciones más civilizadas. La expectación en un día como aquel, rebosaba por los cuatro costados de las concurridas calles del Albo Roble. Poco a poco, los integrantes de la comitiva se fueron colocando en sus respectivos lugares a la espera de que se iniciaran las oratorias que estaban programadas. Al parecer el tema central de la reunión podía generar conflicto entre las gentes mundanas y sobre todo entre el clero. Espinela pensaba que quizás, la ambición de la orden le llevaba en algunos momentos a rozar la osadía. Cuestionar la existencia de los dioses, era un ejercicio dialéctico y científico que ella no llegaba a comprender, pero lo que sí sabía, es que en muchas ocasiones al desvalido sólo le quedaba la fe en un ser superior, y arrancarle eso podía generar tanta pena como odio. Personalmente, ella creía en Orión, el patrón de los cielos y de la caza. En alguna ocasión fue la mano de Orión la que le permitió sobreponerse al peligro o guió su flecha, pero esa apreciación era intima y ningún mago o erudito se la podría extirpar.

Sin embargo, ella no estaba allí para enjuiciar el valor de las palabras que en breve se usarían en aquel atrio. Estaba allí para proteger a Morden y Zadia, y eso era lo único importante. El diálogo podía ser una herramienta magnífica siempre que se usara con respeto... Aunque algo le decía que las cosas sólo podían empeorar.

Miró a los templarios de Velex y a los sacerdotes que los acompañaban. Iban bien equipados y sus rostros hoscos y huraños sólo indicaban que estaban allí para hacerse oír. - Valerian... ¡¡Allí!!- indicó a su compañero guardia con un gesto de su mentón. - Por intimidar que no quede...- añadió con cierta sorna, aunque estaba claro que la arquera no deseaba luchar contra aquellos soldados profesionales. 

 

Notas de juego

Director, dime cómo van equipados los chavales: tipo de armadura, armas visibles, etc...

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21/11/2016, 20:51
Zadia

Cuando Morden le entregó el pergamino, Zadia le echó una ojeada y sonrió al joven asintiendo con la cabeza en señal de aprobación. Se dirigió entonces hacia el atril, habiéndose percatado perfectamente de la amenazadora presencia de los velexianos. Sin duda, no estaban allí para participar en el discurso, pero la Maga pensaba que podría hacer uso de aquel imprevisto. Era una lástima que apareciese menos público de lo habitual, sin duda intimidados por los matones de la fe de Vélex.

A ella le gustaba aquel anfiteatro. La arquitectura acusaba el paso de los siglos, y en las gradas de piedra erosionadas podían observarse las malas hierbas creciendo en las grietas. Pese al mal estado de conservación, había una cierta majestad en el lugar, demostrando que en el pasado, la humanidad había sido capaz de grandes logros. Era una lástima que tales conocimientos se perdiesen en la barbarie posterior.

Se dirigió a los pocos que habían osado acudir a la charla, un pequeño pero fiel público que para ella era importante, pues representaba una pequeña luz en la oscuridad. Puso su mejor rostro, intentando insuflarles confianza e ignorando la presencia de los fanáticos.

-Amigos, gracias de nuevo por acudir. No puedo sino celebrar vuestra presencia aquí hoy, sin la cual todos los esfuerzos de mis colegas de la Ordo Libri serían en vano. No negaré que esperaba más de nuestros habituales compañeros, pero sé que aquellos que estáis presentes sois sin duda lo mejor de lo mejor que nuestra comunidad de Robleda puede ofrecer. Vosotros sois lo que da sentido a estas reuniones, y al estar todos aquí juntos, continuamos una gran tradición que nuestros antepasados roblenses iniciaron, cuando en estas mismas ruinas que nos rodean -abrió los brazos para abarcar todo el anfiteatro-, antes de que la visión de las fieras y la sangre se convirtieran en el espectáculo de la plebe, el pueblo virtuoso se reunía en torno a los filósofos, dispuestos a aprender de aquellos insignes hombres y mujeres las verdades del mundo.

-Pilias... Dineo... Anamandros... Son algunos de los honorables y sabios eruditos cuyos nombres habéis escuchado alguna vez. Todos ellos -los miró sonriente- Sí, todos ellos, se pasearon en este mismo lugar, rodeados de amigos de la verdad como vosotros aquí -hizo una pequeña pausa, abarcándolos a todos con la mirada, dejando que sintiesen que realmente los tenía en cuenta a todos y cada uno de ellos. -Con ese mismo espíritu de paz y fines claros, nos hemos vuelto a unir aquí.

Terminado el exordio del discurso, siguió con la propositio:

-Todos sabéis de lo que vamos a hablar hoy, porque al final de nuestra última lectio, como es costumbre ya, anunciamos cuál sería el siguiente tema de exposición. Entiendo que es un tema sensible para algunas personas, pues supone atreverse a hablar de asuntos que durante mucho tiempo han sido oscurecidos por entenderse como una verdad inmutable. Sólo una persona que desea perpetuar la ignorancia o tiene intenciones egoístas niega la discusión y el debate -dijo sin mirar a los fanáticos, aunque todo el mundo sabía a quien se estaba refiriendo-, y por eso creo que es importante cuestionar aquello que damos por válido y cierto. Hoy, al igual que otras tantas veces, y siempre con el ánimo de arrojar luz allí donde hay tinieblas, expondré lo que nadie cuestiona y que todos, desde el más joven hasta el más anciano, se preguntan:

A continuación, siguiendo una técnica básica de retórica, dijo a continuación lo que todos temían:

¿Dónde...

están...

los dioses?

Vio en algunos de los presentes la palidez, tragar saliva y mirar de reojo a los velexianos.

-Ya no en ésta generación, sino en la de vuestros padres, e incluso los padres de vuestros padres, nadie ha tenido noticia de ellos. Mucho antes siquiera de que la piedra sobre la que os sentáis se agrietase, Pilias se preguntaba el motivo por el silencio de las divinidades, por la mudez de los oráculos y las evasivas de los sacerdotes. <<No somos dignos de su presencia>>, <<Los hombres no son lo bastante píos>>, <<Hacen falta más sacrificios para el dios>>. -miró al público una vez más con seriedad. -Esas son algunas de las respuestas que Pilias recogió en De Misteriis. Respuestas que hoy dia siguen repitiendo los mismos clérigos que pueblan Robleda -miró brevemente a los velexianos antes de volverse hacia los suyos.

-Seguramente, viendo que el descreimiento y la duda corróen a sus fieles, los dioses se apiadarían de ellos y se mostrarían, aunque fuese siquiera por unos instantes, a sus seguidores. Pero no es así. Y muchos me diréis que eso no es así, que los muchos milagros de los sacerdotes prueban su existencia, y que por tanto existen. -paró de hablar, para que pudieran pensar. Vio que algunos de sus seguidores asentían, como si aquella lógica efectivamente derrumbase todo tipo de argumento.

Entonces, Zaida hizo algo inesperado: chasqueó los dedos y lanzó un pequeño polvo azulado al aire, que prendió una pequeña llama azul durante unos instantes antes de desaparecer tras pronunciar unas palabras. Observó los murmullos y la sorpresa.

-Según la proposición anterior, lo que acabo de hacer es un milagro de algún dios, ¿verdad? -ahora la concurrencia asentía, pero lentamente, confusa y sin saber adonde iba a parar aquello- No, amigos míos, -dijo negando con la cabeza. -Esto es magia.

-De la misma manera que si pisáis en un charco, ésta salpica, así para todo efecto hay una causa. Con conocimiento, disciplina y voluntad, es posible obtener tal entendimiento de la naturaleza que nos rodea que es posible llegar a entender cómo funciona el mundo, y cómo hacer de él lo que uno cree. -sabía que aquello le parecía increíble a más de uno, así que suspiró y lo enfocó de otra manera, tal como había ensayado en su mente otras veces.

-De acuerdo, pensad en el maese herrero. El maestro es capaz de transformar media docena de herraduras en una firme espada. ¿Cómo lo hace? Calentando el hierro en su horno, golpeando el metal al rojo vivo hasta adquirir la forma deseada, y enfriándolo en agua. ¿Todos estamos de acuerdo en que no hay misterio en ello, verdad? ¿Que es un simple proceso físico, ¿cierto? -esperó a que respondieran afirmativamente. -¿Pues sabéis que hace varios siglos, este proceso era considerado un secreto mágico? ¿Que existía un dios consagrado a la fragua y el metal, actualmente perdido, y que sus sacerdotes lo guardaban con celo? -vio las bocas abiertas de varios, pero siguió con su discurso- No fue hasta que llegaron herreros extranjeros que la verdad salió a la luz. No lo digo yo, podéis encontrarlo en la Anamandros, en su obra Res Mundanus, donde denuncia mentiras como ésta.

-Lo que yo acabo de hacer antes, es ciertamente magia, pero todos vosotros podéis hacerlo, si tenéis el ánimo adecuado y los conocimientos necesarios. Estoy segura que dentro de varios siglos, esto que acabo de hacer podrá realizarlo cualquiera de vuestros descendientes. La innovación y la apertura de nuevas ideas es buena para todos. -levantó un dedo- ¿Sabeis cuál es el problema de la tradición? Que desprecia la razón.

-Es verdad que hay muchas tradiciones, y la mayoría de ellas tienen una razón de peso importante para perpetuarse, pero no siempre es así. Cuando algo no se cuestiona, y se hace simplemente porque las cosas siempre han sido de una determinada manera, puede llevar a la ignorancia, o lo que es peor, a la corrupción. Tomad los milagros de los que todos hablan. La Orden puede hacer muchas de las cosas que los clérigos denuncian como obra de los dioses. Sin embargo, al contrario que ellos, nosotros nos cuestionamos el por qué.

-Ellos atribuyen, sin razón alguna, a que es una intervención divina. ¿Dónde está la prueba de ello? En ninguna parte. -dijo mirándolos como si ninguna persona cuerda se tragaría semejante cosa.- Imaginad esto: un niño en la calle que se encuentra sediento reza a un dios imaginario para que le dé de beber. Curiosamente, una mujer en un piso por encima que lo escucha derrama un poco de agua de una jarra desde su balcón, haciendo que el pequeño quede saciado. ¿Realmente ha habido un milagro?  ¿No verdad? Un sacerdote es como el niño pequeño, que toma el efecto que se produce, y no se pregunta el por qué. No se para a pensar la causa. Creen ciegamente en palabras pasadas a través de siglos. De la misma manera, lo que veis hacer a vuestros sacerdotes no son realmente milagros, es simplemente magia. Todo tiene una explicación lógica.

-Por eso, amigos, animo a que penséis, a que dejéis el miedo a un lado, y os atreváis a cuestionar lo que os parece incuestionable. Pensad en lo que os acabo de mostrar y las razones que os he dado. Desarrollad un espíritu crítico con las cosas, y sabed que todo tiene su razón de ser.

 

Notas de juego

Dire, antes de publicarlo para todos, te dejo que leas el tocho-post por si quieres que cambie cosas, añada o lo que se te ocurra. Perdona por haber dado un discurso tan largo, pero creo que al ser un debate público, podría cuadrar algo así. He usado lo que me has pasado como guía general y para darme ideas.
 

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22/11/2016, 12:40
DM

Zadia inició su discurso con confianza y seguridad, ni en un momento titubeó de sus palabras. La arcana consiguió atrapar al público con aquella reflexión acerca de la existencia de los dioses y sus supuestos milagros desafiando las religiosas creencias de los ciudadanos de Robleda. La arcana explicó uno por uno los argumentos con los que intentaba ilustrar las mentes de los presentes desde un posicionamiento radical, basado en las relaciones causales despreciando la tradición en nombre de la razón.

Con aquellos planteamientos ateos la Orden del Libro había plantado una semilla cuyo objetivo era mermar el poder de la religión y la superstición no solo en Robleda, sino en toda la Marca del Este. Zadia era la portavoz y encargada de hacer germinar aquella semilla de saber a través de aquel discurso cargado de razonamiento e inteligencia sin embargo todos sabían que aquello podía ser un arma de doble filo, pues al fin y al cabo era un desafío directo a los dioses, y en consecuencia, a sus adoradores.

Casi al final del discurso empezó a escucharse un murmullo generalizado, los sorprendidos habitantes de Robleda comentaban entre sí, algunos hacían gestos de consternación y otros parecían enfrascados en discusiones más o menos entusiastas acerca de la reflexión lanzada por la maga. Morden, inquieto como nadie, se había levantado ya de su asiento y debatía junto a un grupo de eruditos que parecían ser de tierras lejanas por sus extrañas ropas mientras que la comitiva de Velex parecía ser una olla a presión a punto de estallar, los rostros de los clérigos y templarios del dios de la guerra expresaban rabia y odio contenidos. La discordia estaba servida, la semilla había germinado pero lo que crecería tras esta era incierto. 

Uno de los clérigos de Velex se levantó y quiso tomar la palabra...

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22/11/2016, 12:58
Clerigo de Velex

El clérigo que se había incorporado alzó una mano acusadora en dirección a Zadia y empezó a vociferar como un perro rabioso que no puede alcanzar a su presa. 

- ¡Por Velex y por todos los dioses que han creado nuestro mundo! ¿Cómo osáis desafiar la existencia de los altísimos, bruja? - dijo escupiendo las palabras con tono grave, y luego se dirigió al resto del público, que seguía enfrascado en discusiones de todo tipo.  -¡No creais las palabras de esta necia, honorable pueblo de Robleda, sus palabras son oscuras y la intención de negar la existencia de los dioses no es más que la de alguna clase de pacto con los demonios sin duda alguna! ¿Sin la Fe quien nos protegerá frente al mal y la oscuridad? ¡Es Velex quien permite a nuestros guerreros defender nuestra amada ciudad de los monstruos y ejércitos enemigos que amenazan nuestras vidas! ¡Es Velex quién guia la espada de nuestros héroes y paladines, quien permite que los muros de Robleda no caigan ante el mal! No deis crédito a las palabras de una bruja que confabula con el mal ni a nadie de esa Orden del Libro, todos sabemos que en el interior de su enclave se práctica el oscurantismo y sus intenciones son confundir las mentes de las buenas gentes de esta ciudad - finalizó el clérigo momento en el que los demás adoradores de Velex aplaudieron y se levantaron para respaldar sus palabras. 

La situación en el anfiteatro era ciertamente caótica, había estallado un nido de discusiones que por suerte no había llegado a las manos. 

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22/11/2016, 13:38
Zadia

Zadia no se amilanó ante las palabras ni la actitud de aquel energúmeno fanático, retomando la palabra tan pronto los aplausos disminuyeron.

-Decís que los ejércitos de Vélex protegen a los buenos ciudadanos de la vileza de los monstruos y las legiones invasoras, señor, cosa que no dudo, porque son vuestros hombres y vos mismo quienes ponen sus vidas en peligro. Pero de ahí a decir que es vuestro dios quien lo hace, hay un buen trecho. Aunque me gustaría que nombráseis esos peligros de los que habláis y a los que tanto nos exponemos sin vuestro generoso sacrificio, y de los que no tengo constancia.

El semblante de la maga era seria, pero hablaba con serenidad.

-Permitidme decir que lanzáis acusaciones sin fundamento ni razón alguna, sacerdote. En lugar de reflexionar y demostrar vuestros argumentos, únicamente embestís con la pasión de aquel que ni desea conocer la verdad, ni tiene intención de que otros lo hagan. -señaló el lugar en el que se encontraba- Si deseáis contradecir mi postura, os invito a subir aquí conmigo y hacerlo educadamente, pero aportad lógica a vuestras argumentaciones en lugar de vituperios. Es una táctica muy antigua la vuestra, ensombrecer el buen nombre de otros con mentiras cuando no se tienen razones, y se llama difamación, siendo muy propio de personas de poca nobleza de espíritu.

-Y dejadme acabar diciendo que ni yo ni los míos tenemos trato alguno con esos seres imaginarios a los que llamáis demonios. Porque tengo entendido por vuestras escrituras y discursos, que dichas entidades se deleitan en la destrucción y la superchería, herramientas que mi Orden detesta y aborrece por encima de todo. No, sacerdote, esas fantásticas criaturas no tienen lugar entre los míos. ¿Pero sabéis dónde sí están, sacerdote? Yo os lo diré: en los dibujos que adornan vuestros textos sagrados. Nunca he visto ninguno fuera de ellos -dijo Zaida apartándose a un lado para que subiese al estrado junto a ella y señalando con la mano que era su turno, desafiándolo a hablar en público.

Eso era lo que los magos llevaban esperando mucho tiempo, llevar a los sacerdotes a su campo de batalla: el discurso y el debate. La irracionalidad de los clérigos los cegaba, y se habían negado hasta el momento a enfrentarse directamente a ellos, pese a los intentos de usar su influencia para ello. Ahora, con su presencia y aquel desafío en público, estaban entre la espada y la pared, porque negarse sería admitir que no tenían forma de rebatir nada y perderían irremisiblemente mientras la noticia se extendía. En cambio, si luchaban con ella con argumentos, no tendrían más que admitir que no podían demostrar nada, porque era cuestión de creer, de tener fe, con lo que perderían en una batalla justa. Fuera como fuese, aquel iba a ser un antes y un después para la Ordo Libris.

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22/11/2016, 15:13
DM

Zadia demostró una capacidad retórica y dialogante admirable sin embargo eran pocos los que más allá del enfurecido clérigo de Velex le prestaban atención pues el anfiteatro estaba sumido en el caos de decenas de discusiones simultáneas. Los templarios del dios de la guerra habían bajado por las escaleras de las gradas y se encontraban rodeando a Morden, quien insistía en la veracidad de la reflexión realizada por la maga e intentaba convencer a un grupo de ciudadanos. 

- Sucio niñato... ¡Eres un perro! - dijo uno mientras que otro le escupió en plena cara. - No sabes ni lo que dices mocoso...- añadió dándole un empujón con el que resbaló sobre su propia túnica debido a que le iba grande y cayó de espaldas al suelo. Los templarios acosaban al joven y entrañable Morden, sin embargo estos no estaban tan locos como para desenvainar sus armas en aquel lugar, pues la violencia en Robleda era algo sancionable la realizase quien la realizase, en ese sentido era una ciudad pacífica.

Notas de juego

NOTA DM: A la pregunta de Dark Golgota. Los clérigos van con túnica y portan sus mazas ligeras en el cinto. Los templarios visten armaduras pesadas y en sus espaldas llevan martillos y espadas a dos manos. Entre templarios y clerigos hay unos 8. 

La imagen del post corresponde a la de los templarios de Velex.