Partida Rol por web

No se esperaban ocho vasijas. Todas parecian iguales. Mientras Migue dudaba el trolp comenzo a agitarse en sueños. El hechizo no duraria eternamente.

Angus salió de su ensimismamiento al escuchar las palabras de Karel. ¿De verdad debía acercarse a aquella monstruosidad? ¡El no era un inconsciente como Migue! De hecho, en estos momentos era considerablemente consciente de las garras del troll, de sus fauces y de su impresionante tamaño.

“En fin”—se dijo—; “Acabemos con esto”. El hobbit comenzó a caminar hacia el trono y las vasijas que contenía. En cualquier otro momento las impresionantes riquezas que le rodeaban le habrían causado una gran impresión, pero ninguna cantidad de oro le servía de nada a quien había sido masticado por un troll.

¡Todas iguales!, pensé. 

Incapaz de distinguir la buena de la mala, decidí llevármelas todas con la ayuda de Angus. Metí dos en la bolsa, mientras lamentaba el pestazo que iba a dejar, y llevaría otras dos en las manos. Angus sólo tendría que imitarme y así nos las llevaríamos todas. Se me pusieron los pelos de punta y me afané en el momento que se escuchó algo similar a un gruñido y un rebuzno gutural que indicaban que podía despertar de un momento a otro.

-¡largémonos en seguida!- susurré a Angus, una vez teníamos encima todo aquel lamentable botín.

Nada mas los hobbits hubieron cargado las ocho vasijas se escuchan unos golpes en la puerta en la entrada de la sala.

Una voz grave que habla en la lengua de angmar que dice algo y suelta una carcajada. Luego sigue el sonido del destrabar de los cerrojos en por la parte de afuera.

En un susurro les digo a los hobbits:

-"Rápido, rápido. Se acercan los guardias. Id corriendo al túnel, vamos."

Me preparo para lo peor. Estoy atento por si tengo que intervenir. Sigo oculto al lado de la columna, enfrente del túnel por el que vinimos.

-"Estad atentos chicos."

Indico a Haleth que vuelva. Pero ya. Mientras tanto, paso a apuntar a la entrada, buscando cubrir a mis compañeros.

Si ya de por sí estaba nerviosa, ahora estoy atacada. Mierda... noto mi mano temblar así que inspiro profundamente para calmarme.

La llegada de los angmareanos fue el espoleo final que necesitábamos para salir pitando de allí como cohetes verbeneros, esquivando los montones de oro y con cuidado de que no se me cayeran las vasijas. Corrí como aquella vez que de pequeño me colé en el bancal del viejo Rogro, a llevarme un saco de manzanas y peras, y el tío huraño soltó a los perros... 

Todos salvo Brendan y Haleth estaban ya en el pasadizo poniendo pies en polvorosa. Karel y Zarahi estaban semiocultos esperando ver como de un momento a otro la puerta se abriria...

Escuchando atento lo que Karel menciona, apresuro a agarrar mi Laúd mientras corro junto con ellos hacia la entrada del pasadizo. Al llegar allí, comienzo a preparar nuevamente una canción.

- Haleth, vamos, apresurate!- le digo mientras veo y espero que el troll no se despierte por los gritos de los angmarianos

Las gotas perladas de sudor comenzaban a recorrer la piel de Haleth. Era un sudor frío, típico del miedo. Observaba como todos se retiraban y ella iba dando pequeños pasos hacía atrás. Levantaba poco los pies para evitar caer y se detuvo con el movimiento del troll. Notaba el latir de su propio corazón. Si esa mole de músculos y poco cerebro se levantaba ella le haría frente. Perdería su vida pero la daria por sus compañeros.
Cuando ya solo quedaba ella aligeró el paso, se giró sobre sus propios tobillos y trató de recortar distancias sin mirar a su espalda ya que en caso de peligro sus amigos la avisarían

Mientras veo cómo Angus y Migue tratan de correr con todas esas vasijas intentando no tirarlas, el troll que se despierta o sigue dormido, mis compañeros que tratan de retroceder al túnel haciendo el menor ruido posible y la inminente llegada de los angmareanos... mi corazón empieza a palpitar el doble de rápido, ¡el estrés me iba a matar!

Nada más llegar los hobbits, les indiqué que siguieran por el túnel sin detenerse. Seguidamente pasó Brendan, que se paró a concentrase para lanzar un conjuro por si fuera necesario. La última en llegar fue Haleth, resoplando; la indiqué que fuera en pos de los hobbits.

-"Zarahi, Brendan, vamos. Subamos todos por el túnel."

Mientras espero a que todos mis compañeros suban para ser yo el último de la comitiva, oculto, observo la puerta por la que van a entrar los angmarianos. En cuanto me quede solo, corro en pos de la seguridad del túnel, junto a mis amigos.

Empiezo a subir, manteniendo la vigilancia de la puerta, apuntando con el arco. No podemos dejar que nos pillen. Voy subiendo, reculando pero bastante rápido, hasta llegar donde los demás.

Asintió al llegar junto a Karel, ella no lo dejaría el último iria a su paso. Era una forma de proteger y así ves no parecer tan lenta. El trote de ella sería como una gran carrera del enano o al menos eso esperaba.
La guerrera suponía que Karel se lanzaría al combate a la mínima oportunidad como ya lo había realizado en otras ocasión y ella estaría junto a él -Avancemos hombro con hombro- Miro de a los ojos del enano y al darse cuenta de que tuvo que bajar la cabeza corrigió sus palabras -O al menos uno al lado del otro. No dejare que combatas solo- Haleth volvió a sujetar con demasiada fuerza la empuñadura de su arma. Se estaba convirtiendo en algo habitual después de la vergonzosa perdía que había mostrado con los ghouls

Toda vez que van subiendo por el túnel uno a uno, sólo quedamos Haleth y un servidor. Tenemos las vasijas, todavía no han entrado en la sala los angmareanos y no se ha despertado el troll. La verdad es que ha salido, de momento, todo bien. Al llegar Haleth a mi lado, se pone en actitud defensiva y me emplaza a luchar hombro con rodilla. Los jóvenes son muy impetuosos y no saben darle el justo valor a la vida. La agarro fuertemente para hacerla girar hacia el túnel y lo señalo.

"Vamos Haleth, podrás comprobar tu valentía otro día. Hoy toca tener sabiduría y huir sin ser vistos."

Bajo el hacha y empiezo a correr por el túnel perdiéndome en la oscuridad. Estoy seguro que la valiente guerrera me seguirá inmediatamente.

Salieron al exterior dejando el pasadizo y la camara del tesoro atras. La ventisca arreciaba en la ladera de la montaña. No habian sido descuniertos ni los seguian. Faltaban Lenwe y el viejo que le acompañaba. Se habian internado en las minas y no se sabia nada de ellos. Entre la ventisca vieron unas figuras en la ladera que les hacian señas. Eran cinco soldados y Arador que iba con ellos.

Tras encontrarse se refugiaron detras de unos peñascos al abrigo de la vista y la ventisca. Arador les saluudo uno por uno y dijo tras examinar las vasijas.:
Adunaphel, Hoarmurath.... Falta la mas importante. La vasija con los restos del rey Brujo no esta entre todas estas. Son nueve. Los nueve Ulairi. Si no estaba en la camara del tesoro la deben haber sacado los angmareanos.

Hemos seguido vuestros pasos. Tenemos espias en todo el territorio.

Comenzo a abrir las vasijas y a desparramar su contenido por la nieve. Lugo las destroza con golpes de su bota.

De este modo nos aseguraremos de que nadie resucite a los nueve, pero debemos encontrar la que falta.

Alguna idea vosotros que habeis estado alli?

Entrar por la cámara del tesoro es imposible. Está custodiada por un trol enorme. A menos que queramos matarle y eso provocaría casi seguro una alarma general. Hagamos el otro plan, entremos a la zona de esclavos, liberemos a todos y aprovechemos el caos para buscar al sumo sacerdote. Apuesto a que él tiene la vasija.

Al salir del túnel y llegar a la entrada vemos que el tiempo es inclemente y está arreciando la ventisca. A lo lejos distinguimos unas sombras que resultan ser Arador con un grupo de hombres armados. Nos reunimos con ellos y Arador rompe las vasijas.

-"Posiblemente la tenga el sumo sacerdote de los angmareanos. Sea en algún templo sea en sus aposentos, supongo. También he de decir que un compañero sigue allí dentro intentando liberar a los esclavos. Deberíamos de volver a por Lenwë, liberar a los esclavos y conseguir destruir la última vasija. Ahora contamos con más ayuda."

Miro ceñudo uno a uno...