Partida Rol por web

¿Arreglarlo? Esa idea me preocupa. Las hermanas pueden ser muy bordes y desagradables si se lo proponen, y no quiero que Liz se exponga a ello. Además, soy de la idea de que no tiene sentido luchar por algo que quizás no merezca la pena.

No te preocupes, supongo que se arreglará sólo con el tiempo. Después de todo, tendremos que convivir durante unos días. Ya hablaré yo con las hermanas... -Propongo sin mucha convicción.

Me dice que no es tan dulce como creo, pero lo hace con la timidez y dulzura a la que me refiero, precisamente. Pero no discuto, simplemente me la quedo mirando, sonriendo y disfrutando del espectáculo.

¿Que qué me gusta? Bueno, soy un chico muy normal, supongo. Aparte de la moto, me gusta el cine, sobre todo el de acción, la música pop y rock, los libros de fantasía, los juegos de rol, y de deportes el baloncesto y el lacrosse. Estoy en el equipo de lacrosse del instituto, aunque no juego mucho. -Confieso- ¿Y qué hay de ti?

Parecía tener muchas aficiones, lo cual estaba muy bien, pero realmente no coincidíamos demasiado en ese aspecto...

- Yo... No soy muy deportista que digamos. El único ejercicio que hago es salir a correr por el parque, eso sí, con mi música a cuestas. - reí. - La música es mi mayor afición. - Y puede que se convierta en mi profesión. - Como ya te dije toco el piano, al que dedico varias horas al día, pero además me encanta escuchar música, y bailar. La verdad es que no podría elegir un tipo de música. - me quedé pensando, pero no, no era capaz de elegir. - Y qué más...  A parte de lo que ya te dije... Películas... Al cine no voy mucho, Ashley no se deja convencer para ver las pelis que a mi me gustan, pero realmente soy más de series. - sonreí. - Y últimamente los libros que mas toco son los del instituto y los de cocina. Estoy intentando aprender a cocinar, por si al final me voy a estudiar al extranjero.

Escucho su lista de aficiones como se atiende una interesante lección de un buen maestro, en una asignatura que despierta mucho interés. Bueno, supongo, así debería ser, no se. El caso es que presto mucha atención. Que me interesa mucho.

Me encantaría oírte tocar. -Confieso- Lo de bailar ya... soy un poco patoso, pero puedo intentarlo si me enseñas -Susurro avergonzado, pasándome una mano por la nuca, antes de coger el vaso de zumo de piña y darle un trago. Lo cierto es que ni siquiera se si se me daría bien o no, porque ni lo he intentado, pero seguro que soy un desastre, no sabría ni qué hacer- En Eagle River ponen un auto cine en verano, pero el resto del año sólo veo películas o series en televisión o cogiendo del videoclub, que trae las novedades cuando ya son antigüedades.

Cojo otro trozo de sandía con el tenedor y se lo ofrezco. Llevamos ya un rato aquí y, aunque no tengo prisa alguna porque estoy disfrutando de su compañía, también se que debemos ir a la sala de audiencias. No porque me interese lo que tenga que decir ese director, sino por aclarar eso de los sueños que atormentan a Liz.

No es que quiera meterte prisa, pero me da que pueden estar esperándonos. Yo por mí me quedaría aquí contigo todo el día... Y... la noche también... -Me sonrojo.

Lia entró a paso tranquilo, al menos sin bostezar. Llevaba el pelo aún húmedo por la ducha que le mojaba los hombros de la camiseta. Le había costado conciliar el sueño, pero al menos la cama era suficientemente cómoda.

Tenía algunos planes, pasear, tocar un rato,...pero antes, sin duda, había que desayunar.

-Buon giorno- saludó con una sonrisa a quien había allí y se dirigió a coger un café bien cargado y algo de comer.

Una ducha y un buen café, era la solución a despertarse con buen pie. Si faltaba la ducha aún, pero el café era totalmente necesario. No tanto por la cafeína, si no por el propio ritual de tomarlo cada mañana.

Sonreí ante sus comentarios sobre oírme tocar y el baile. La verdad es que tampoco había bailado mucho en pareja, pero la idea de bailar juntos... Realmente me gustaba.

Continuamos comiendo hasta que Ben mencionó el hecho de que deberíamos ir a la Sala de Audiencias. Al decirme que se quedaría conmigo todo el día, incluída la noche, se sonrojó, y no pude evitar reaccionar de la misma manera.

- Sí, ya ha pasado un rato, puede que el director ya esté allí. - dije levantándome, y comencé a recoger las cosas de la mesa.

Posé todo en la bandeja, y cogí esta con ambas manos, dispuesta a llevarla a uno de los carros dispuestos para ello. Al pasar por detrás de Ben, me agaché para acercarme a su oído; de aquella manera me resultaba más sencillo.

- Además, no creo que por la noche haya ninguna reunión... - le susurré, y continué mi camino hasta dejar las cosas en su lugar, ocultando la vergüenza en mi rostro.

Al volver, me dispuse a guardar el teléfono móvil, cuando me di cuenta de que nuevamente alguien se encontraba llamando.

Es que no va a dejar de... ¿Hm?

Esta vez se trataba de Ashley. Me extrañó que me llamase, ya que le había dicho expresamente en mi correo que no lo hiciera, así que tenía que tratarse de algo importante. Cogí la llamada antes de que colgara, y tapé el altavoz un momento antes de contestar.

- Es Ashley... - le susurré a Ben y me puse el teléfono en la oreja.

- ¿Liz? ¿Estás ahi? - escuché la voz de Ashley al otro lado de la linea. 
- Si, ya estoy, perdona. ¿Qué pasa?
- Hay un problema... ¡Tienes que volver!
- ¿Pero qué pasa? - insistí tratando de que fuera al grano.
- Es Brad, me ha confesado que ha intentado hablar contigo pero que no hay manera, así que me ha dicho que irá esta tarde a tu casa. Y como mi hermano vaya allí preguntando, tus padres sabrán que no estás conmigo... ¿Qué pasa con mi hermano, Liz?
- N-nada. - dije nerviosa.
- No sabes mentir, además, os vi en la fiesta. - añadió tajante.
- No quiero hablar de eso...
- Está bien. - suspiró . Pero vuelve a casa ya, o nos van a pillar.
- Eso es imposible, no puedo volver. Tienes que arreglarlo Ashley, por favor...
- Se suponía que yo era la que hacía locuras mientras tú me cubrías... Ya puedes contarme todo con pelos y señales cuando vuelvas. Intentaré arreglar este lío. Cuídate, Lizzie.
- Lo haré, no te preocupes. Además tengo quién me cuide. - volví a mirar a Ben mientras colgaba el teléfono.

Entonces guardé el móvil y me dirigí a él.

- Problemas con mi coartada. - dije con media sonrisa, intentando quitarle hierro al asunto. - ¿Vamos?

En aquel momento una chica entró en el comedor, saludándonos en italiano.

- Buenos días. - le respondí con una sonrisa.

Liz recoge la bandeja. Tenía pensado hacerlo, pero se me ha adelantado. Además, aún estoy un poco cortado por el comentario que le he hecho sobre la noche. Sin embargo, cuando se levanta y pasa por mi espalda, siento su presencia cercana y me llega un susurro al oído, mezclado con el cosquilleo de su aliento.

Una insinuación, una promesa.

Me giro con el tiempo justo para verla alejarse con la bandeja. Cuando regresa, recibe una llamada, y me aclara que se trata de su amiga Ashley. No se por qué, pero me gustaría conocerla, supongo que porque es importante para ella.

La observo mientras habla, interesado y preocupado. Parece que algo no va bien, incluso la oigo hablar de la posibilidad de tener que volver antes de tiempo. Por favor, eso no, no puede acabarse ahora lo mejor que me ha pasado jamás.

¿T-todo bien? -Pregunto con preocupación, y me explica que hay problemas con la coartada que ha puesto para engañar a sus padres y poder venir. La verdad es que en ese sentido tengo suerte, porque mi madre no puso reparos en dejarme tras hablar con Bruce. Lo cierto es que, ahora que lo pienso, es muy extraño que me dejara tan fácilmente. Me pregunto... si sabría realmente algo de todo esto- ¿Y te podrá cubrir? Eso espero...

No se que sería de mí si Liz se marchara...

Me pongo en pie, cogiendo la chamarra pero sin ponérmela. Sólo la tengo por si tenemos que salir al exterior, que seguramente hará frío.

Venga, vamos. -Digo, tratando de recuperar la energía positiva con que me he levantado. Al situarme junto a ella, me decido a mover mi mano hacia ella, hacia su mano, dispuesto a cogérsela para salir agarrados. La idea de que esto que compartimos, sea lo que sea, pueda acabarse, hace que me muera de ganas de aprovechar al máximo el tiempo que pasemos juntos.

Una chica entra por la puerta, saludando con cierta alegría. Me alegra ver que hay alguien por aquí que no va de amargado por la vida, así que le sonrío y levanto la mano en la que tengo la chamarra para saludar.

Hola, quiero decir bon yorno -Trato de imitar su saludo ¿italiano?- Nosotros vamos ya para la sala de audiencias, que deben estar esperando. Hay varios chicos que ya han ido para allá ¿Quieres que les digamos que esperen mientras desayunas algo?

Como si todo no fuera lo suficientemente complicado ya, tenía que venir Brad a enredar más las cosas...

Miré a Ben mientras hablaba con la chica, asintiendo para reforzar su pregunta. Había dejado su mano muy cerca de la mía, y aunque no hubiera otra cosa que deseara más que cogerla, no estaba segura de si era lo correcto. La rocé un par de veces, con un suave balanceo de mi mano, mientras meditaba qué hacer.

- ¿E-estás seguro? - le susurré, bajando después la mirada hasta nuestras manos, dándole a entender a qué me refería.

Puede que estuviera haciendo un mundo de un simple gesto, las parejas se daban la mano continuamente... Pero aquello no era lo que éramos, ¿No? La situación era bastante confusa entre los dos, pero ya no se trataba de eso, mi mayor preocupación era que volvieran a molestar a Ben por mi culpa.

Volví a dirigirme a la chica, que había cogido un café y algo de comer.

- Q-que aproveche. - le sonreí nuevamente.

Tomó un sorbo del café antes de hablar.

-¿A la Sala de Audiencias?- preguntó extrañada. Le pareció recordar sus caras del día anterior, pero no estaba segura puesto que no los había visto a la hora de la cena. ¿Serían ellos también otras criaturas?-Grazie. Oh, entiendo-Sonrió a Ben de forma franca, divertida. Parecía que el café le había sentado bien y poco a poco se terminaba de despertar.

Le pareció curioso que el chico le hablase con tanta familiaridad sin haber hablado antes. Bueno, tenía amigos extrovertidos también, pero en un castillo donde cualquier persona puede transformarse y descuartizarte, seguía siendo algo inquietante.

-Soy Giulia-se presentó ante los desconocidos, al menos para que si se dirigían a ella más adelante supieran quien era. Luego miró a Ben-Gracias por avisarme, entonces yo también iré-realmente agradecía que le hubiese explicado lo de la Sala, pues parecía que la chica era más vergonzosa.

Oigo las palabras, tímidas y vergonzosas, de la cada vez más cercana Elizabeth, mientras sus dedos rozan los míos. ¿Estar seguro? No estoy seguro de casi nada, soy sólo un pringado con suerte que no sabe lo que tiene que hacer. Ni siquiera estoy seguro de qué somos ni qué hay exactamente entre nosotros. Pero ahora mismo sí estoy seguro de una cosa.

No he estado más seguro de nada en toda mi vida. -Respondo, también entre susurros, armándome de un valor que sólo siento a su lado, y cogiendo su mano con firmeza mientras la miro a los ojos esperando no ver duda alguna en ellos- S-si a ti te parece bien, claro.

A la mierda la peña amargada esa, a la mierda las hermanas simpatía si no les gusta, y a la mierda el mundo. No tiene sentido esconderse cuando ya todos han hecho sus suposiciones. Además, no hay nada malo en ello. Me da igual lo que piensen, me niego a aceptar que esto sea malo. NO. Nos gustamos, hemos hablado, nos hemos conocido, nos hemos dado un beso. Y sí, hemos dormido juntos, abrazados, y ha sido el puto mejor momento de toda mi mierda de vida. No me lo van a arrebatar ni me van a hacer sentir culpable. Pienso disfrutar todo el tiempo que pueda pasar con Liz al máximo, y hacer que ella también lo disfrute.

La desconocida se presenta, agradecida por haberla avisado. Su sonrisa es un soplo de aire fresco en este castillo de amargados y malhablados, menos mal que los "raros" no somos sólo Liz y yo.

Yo soy Ben. -Me presento- Y ella es... -¿Mi novia? ¿Mi chica? ¿Mi amiga? ¿Qué somos? No lo se. Pero en cuanto tengamos un momento a solas tendremos que aclararlo- ...Elizabeth. ¿De donde eres, Giulia? No entiendo mucho de ello, pero me suena a italiano... -Digo mientras encaro la puerta del comedor, en tan agradable compañía.

La mañana va mejorando, menos mal...

Saludó con la cabeza a Liz cuando Ben la presentó.
-Mucho gusto-pronunció. No pudo evitar observarles, mientras se susurraban y se quedaban muy apegados uno con el otro.

«Empiezo a creer que he interrumpido algo...» pensó mientras los veía hablándose uno al otro en voz baja. No es que le molestara, no se iba a ofender por algo así. Le intrigaba la situación. «¿Habrán entrado juntos? Debe ser coincidencia que Bruce viniera a buscarlos a ambos. ¿Sabrán ya lo que son? Es algo incómodo preguntar algo así... ¿cómo lo llevaran con su relación?» Se iba preguntando mientras los miraba, viendo como se debatían entre algo sin entender ella el qué.

-Venezia- aclaró, consciente de que aunque la entonación fuera la italiana, el nombre de la ciudad se entendería de todos modos-Os recomiendo ir, pero en otoño. En verano es un infierno, y en invierno hace demasiado frío- explicó, para acompañar la explicación.

Terminó su desayuno y se acercó a dejarlo en la barra mientras les recomendaba la visita. Luego volvió y traas mirarlos vaciló un momento.

-Voy pasando entonces- aclaró con una sonrisa y se adelantó, dejándoles intimidad para que no tuvieran que hablar en susurros.

Giulia parece maja. Más que la mayoría por aquí, eso seguro. Nos cuenta cómo es Venecia, un lugar que sólo conozco de cuatro fotos en libros de viajes que nunca he soñado siquiera en hacer, y se me hace la boca agua pensando en esa posibilidad.

Me encantaría recorrer el mundo entero, con Elizabeth a mi lado.

Con ese pensamiento, aprieto inconscientemente la mano de Liz, y no puedo evitar girarme para lanzarle una mirada cómplice. Entonces veo que Giulia tiene intención de adelantarse para ir a la sala de audiencias, y por su mirada creo que se la razón.

Sólo lo creo.

Y recuerdo el comentario de Nyara sobre la burbuja.

Espera, Giulia -Le digo, esperando que a Liz no le importe- Vamos los tres juntos ¿no?

Regresó al comedor esperando encontrarse a Kurt por allí, suponiendo que ya estaba en pie y que la chupipandi le habían dejado atrás.

Tardó un rato en darse cuenta de que ahí el alemán no estaba. Salió del comedor dirigiéndose a las habitaciones y, pensando en cual era la de él, repasó los pasos seguidos con Janet.