Partida Rol por web

Entramos en nuestra habitación y antes de soltar la mano de Ben le di un corto beso en los labios. Había sido un día largo, y poder estar al final solos y tranquilos era más que nunca un motivo de alegría. Quería olvidarme de los lobos y las meteduras de pata y concentrarme sólo en nosotros.

-¿Vas a leer eso ahora? – le pregunté, mientras me dirigía al armario para sacar nuestros pijamas. – Puedes hacerlo si quieres, creo que después de la caminata de hoy ni siquiera esos lobos impedirán que me quede dormida. – le miré sonriéndole, antes de llevar nuestra ropa hasta la cama y posarla en la misma. – Yo no sé por dónde empezar a buscar, mis habilidades son bastante distintas entre sí, - comencé a decir, mientras me desabrochaba la camisa de espaldas a él; me daba algo de vergüenza cambiarme delante suyo así como si nada, pero al menos al hablar de otra cosa evitaba verme nerviosa. - , aunque supongo que tienen puntos en común… - terminé y la deslicé la camisa hacia atrás, desprendiéndome de ella, y rápidamente cogí la chaqueta del pijama y me la puse, sacando mi melena con ambas manos de debajo de esta, antes de empezar a atármela. – Todo es… No sé, cómo lo diría… Como si pudiera ver más allá. – fui abrochando los botones. – Si, como si percibiera cosas que otros no. – terminé y me di la vuelta, volviendo a sonreírle.

Al entrar en nuestro cuarto, Liz me regala un beso antes de soltarme e ir a cambiarse. Aún con el libro en la mano, me quedo mirando cómo se aleja preguntándome cómo puedo ser tan afortunado.

¿Ahora? -Pregunto a modo de respuesta, poniendo una pícara expresión al tiempo que dejo el libro sobre la cómoda- Ni de coña, para un rato que tenemos para nosotros...

Tampoco creo que venga demasiada información, si acaso un pequeño apartado que tendré que buscar. Puedo hacerlo en cualquier rato suelto, cuando Liz este duchándose o algo así.

Pues ya podría Beni haber sido más clara contigo, la verdad. -Digo renegando, mientras cojo el pijama que ha sacado Liz y me quito la camiseta, sentándome en la cama para hacer lo mismo con los pantalones- Conmigo fue cristalina. Pero tus habilidades van mas allá de sólo percibir, ¿no? -Me termino de poner el pantalón del pijama y me recuesto sobre la cama cogiendo la parte superior, pero aún con el torso desnudo- Al menos, eso dijiste anoche cuando... Ya sabes... -Sonrío con picardía, guiñándole un ojo.

Ben respondió a mis palabras y comenzó también a cambiarse. Me quedé mirándole en silencio mientras se deshacía de la camiseta, pero retiré la mirada, ruborizada, al ver como se quitaba los pantalones. Desabroché los míos y comencé a bajarlos, sentándome junto a él para terminar de quitármelos.

Volví a mirarle cuando me preguntó si mis habilidades iban más allá. Ya se había puesto los pantalones, y yo me apresuré a ponerme los míos antes de responderle, levantándome ligeramente para terminar de subirlos.

Me giré sentada, y le vi semi tendido en la cama, aún sin la camiseta y sonriéndome tras sus últimas palabras, haciendo alusión a lo de anoche. Para colmo terminó guiñándome el ojo, desarmándome por completo.

-Y-yo… - desvié la mirada hacia delante de repente, sujetando mis rodillas. – Puedo hacer que la gente sienta cosas, sí. – continuaba ruborizada, seguía sin acostumbrarme a verle así. – Pero cosas que ya han vivido, percibo emociones o sentimientos en sus recuerdos y los saco de nuevo. Al menos eso lo que entendí… - expliqué volviendo a mirarle, visiblemente sonrojada. – ¿N-no te vistes? – pregunté finalmente, al ver que seguía ahí recostado, mirándome.

-Pues no tengo ni idea de qué pensar -dijo Kyara mientras se miraba las manos- tengo el olfato desarrollado, me llaman Veela, ahora tengo telepatia contigo y se supone que algo más -si se lo hubieran dicho unos días antes no lo hubiera creído- ah, y que no me pueden leer la mente, menudo cruce... -en ese momento le dio la risa- soy un "no me pises que soy de la calle" pero en plan monstruos... ¿y la "yaya" era una Banshee? Mejor dicho, ¿"La" Banshee?

Escucho atento la explicación de Liz acerca de su poder. Suena súper interesante, desde luego mucho más que cubrirse de escamas y tener garras. Percibir emociones y sentimientos vividos y traerlos de nuevo, la verdad es que parece complicado pero al mismo tiempo con muchas posibilidades.

No me extraña que digan que será muy poderosa...

De repente pregunta si no me voy a terminar de vestir, sonrojándose. Es verdad, que estoy con el torso desnudo y ya me estaba olvidando.

Eh, s-sí, claro... -Me incorporo y me pongo la camiseta torpemente- Lo siento, me he quedado ahí... -No pensará que ha sido a posta, ¿no?- No pretendía... Quiero decir, ya se que has dicho que estás cansada...

-Mneh... una Banshee señora de hielo...¿en qué te deja eso a ti?- miró a su hermana- si fuese una banshee veela... pero no, debes de tener un gen recesivo que se activó con Ryara y su traspaso de poderes.

Frunció los gruesos labios y se acurrucó contra su hermana, tendiéndose a su lado pero sin entrar en las sábanas notando el problemilla de la temperatura al que empezaba a enfrentarse de forma contínua en aquel lugar.

-Mañana será otro día- susurró a Kyara tomando una de sus manos entre las de ella tal y como hacían de niñas y ambas acabaron dormidas intentando dejar atrás durante unas horas los interrogantes sin respuestas que iban acumulando con cada día que pasaban allí.

Ante mi pregunta, Ben se incorporó rápidamente, poniéndose la parte superior del pijama mientras se disculpaba.

¿Qué no pretendía el qué? ¿Cansada? No quería decir qué…

-¡N-no, no! - me apresuré a negar, agitando ambas manos. – Estoy un poco cansada, sí, pero no era eso… - me callé unos segundos, mirando hacia otro lado. – Es que… Aún no me acostumbro a verte así. – volví a mirarle sonrojada y cogí una de sus manos, mirando esta mientras continuaba hablando. – Parezco una tonta. – reí. - No es que no haya visto chicos sin camiseta… Pero contigo… Es diferente. – volví a mirarle a los ojos.

Contigo veo mucho más. Contigo no puedo ni quiero apartar la mirada, ni quiero sólo mirar. Contigo siento infinidad de cosas.

-Me pones un poco nerviosa. – sonreí. - ¿Era eso lo que no pretendías? Porque si es así no lo has conseguido. – reí y le di un suave beso en los labios. – Pero eso no es malo, ¿No? Es sólo qué… Me gustas demasiado. – bajé la mirada algo avergonzada, pero en seguida la levanté, volviendo a conquistar sus labios.

Liz se pone nerviosa, negando una y otra vez. No se acostumbra a verme medio desnudo, es normal. Parece increíble que nos conozcamos de hace tan poco, cuando parece que lleve toda la vida a su lado.

O esperándola, más bien...

Me da la mano y dice que parece tonta, y yo sonrío y niego con la cabeza. No me había planteado ponerla nerviosa. Simplemente me encontraba tan a gusto, me siento tan a gusto a su lado, que no me preocupaba estar o no completamente vestido. Eso quiero decirle al verla reír, pero me corta al darme un rápido beso que me deja sin habla, para decirme seguido que le gusto demasiado, y volver a besarme.

No buscaba eso, aunque me gusta cuando te pones nerviosa. -Reconozco avergonzado cuando nuestros labios se separan- Tú también me gustas muchísimo, cariño. Cada vez me siento más a gusto a tu lado, igual por eso ni me he dado cuenta de ponerme la camiseta.

Miro hacia la almohada un instante.

Venga, metámonos en la cama y, si estas cansada, durmamos. Me encanta dormir abrazándote, también.

Hay tantas y tantas cosas que me gustan de ti...

Cuando nuestros labios se separaron me quedé mirándole en silencio, escuchando lo que me decía. Me sonrojé y sonreí al mismo tiempo al oírle decir que le gustaba muchísimo; alegrándome aún más cuando me dijo que cada vez se sentía más agusto conmigo.

Sonreí nuevamente cuando dijo que le encantaba dormir abrazándome y le di un beso en la mejilla antes de levantarnos y meternos dentro de la cama.

-Sí que estoy cansada… - reconocí, aunque no quería que la noche acabara.

Antes de terminar de hablar ya me había ofrecido su brazo para que me recostara en él, así que así lo hice, y en seguida me vi abrazada por Ben.

- Mañana será otro día. – le dije con una sonrisa, mirándolo, antes de apoyar mi cabeza en su pecho.

Apagamos la luz y yo también le rodeé con mi brazo.

-Para otra vez… No hace falta que te vistas tan rápido, si no quieres. También quiero acostumbrarme a eso. – cerré los ojos y apreté mi abrazo, notando cómo él acariciaba mi pelo. – Buenas noches, mi amor.

Me desperté temblando, aunque el frío que sentía pronto se desvaneció, ya que la temperatura en el cuarto era cálida. Miré a Ben antes de separar su brazo de mí con cuidado, levantándome de la cama de la forma más sigilosa posible.

Esta vez no había soñado nada tan terrible como la visión sobre Rina y Makoto, pero aquello no había sido un simple sueño, podía sentir el frío y la nieve cayendo sobre mí; todo era demasiado real, y aunque al principio no parecía ser muy alarmante, podría desembocar en un triste final.

Me bajé de la cama y me puse las zapatillas de casa, poniéndome por encima una chaqueta, tenía que informar de aquello cuanto antes. Volví a echar otro vistazo a Ben, y sonreí al verle tan guapo y tranquilo. Esperaba volver antes de que despertara.

Un gruñido se escapó a Kyara mientras se despertaba de otro sueño que apuntaba maneras, ¿es que no iba a dormir una maldita noche tranquilamente? Parecía que se podía ir olvidando de eso- Nya... -dijo mientras se giraba para juntarse todo lo posible a su hermana- otro sueño raro, ¿algún día podré dormir? -preguntó mientras intentaba remolonear un poco más y, con suerte, descansar.

Había despertado pero no había abierto los ojos cuando su hermana habló. Aplastó la espalda contra la pared dejando que Kyara se girase y abrió un ojo a medias.

-¿Un sueño raro?- preguntó con voz ronca por el sueño. Cerró el ojo entreabierto y se estiró con pereza gruñendo por lo bajo com somnolencia-¿esta vez de qué ha ido?- preguntó pasándose una mano por la cara quitándose las legañas.

-Pues había una chica envuelta en pieles, acurrucada dentro de una canoa en medio de una llanura nevada -explicó sin más- empiezo a pensar que si ceno mucho me da pesadillas o sueños raros, o a lo mejor es un castigo por "dormir de noche" -hizo una broma dedicada al vampirismo 

Tras una cena a la que se habían ido uniendo mis compis mutantes, en la que habían hablado de diferentes temas (conversaciones en las que no participé en absoluto, supongo que hoy estaba algo demasiado cansado como para andar a parloteos multipersona), salgo del comedor, y, con la cabeza algo embotada, la barriga llena, y con una plácida sensación de satisfacción, llego a mi habitación, donde, tras lavarme los dientes y sin muchos miramientos, me tumbo en la cama y me echo a dormir.

Parece que ha pasado un segundo cuando abro los ojos. Pero no, hay luz en la habitación. Me siento totalmente reparado. No parece que sea muy tarde, pero sin embargo no tengo ganas de dormir bien. Joder, es un pleno.

Mis miembros rebosan energía. Estoy de buen humor. Abro la ventana y me asomo, estirándome. Hace un frío de cojones, así que me meto dentro y cierro la ventana. En otros momentos me habría dado igual el frio, pero hoy no, me siento tan de puta madre que paso de helarme los huevos de gratis.

Mientras me visto, recuerdo que Manu nos dijo nosequé de que el director quería vernos. Joer, pues yo tengo hambre. Bueno, da igual, a él sí que no es a un tío al que me gustaría decepcionar. Pasaré por el despacho a ver que quiere, y luego ya me voy a cebar. Luego supongo que iré al labo a ver si puedo lanzar seis hechizos sin que me entre la flojera.

Así que, tras acicalarme un poco, salgo de mi habitación.

Abro los ojos pesadamente. Tengo frío. No, no es verdad, creo que tengo frío porque he soñado con ello, aunque en realidad en el cuarto hace calor, una temperatura agradable. Estoy enrollado en la manta, a la que me he aferrado con fuerza mientras dormía.

Parecía tan real... Podía sentir el frío, el contacto de la nieve. Y esa mujer, no soy capaz de recordar su rostro, ni siquiera se si he llegado a verlo. Pero decía algo sobre el frío del fin del mundo, sobre ser fuerte...

Pero... es sólo un sueño, ¿no?

La de la percepción extrasensorial es Elizabeth, no yo. Yo "sólo" soy el pequeño dragón, garras y escamas, lo mío es más... físico. Lo cual me recuerda que no estaría mal aprender a pelear. Igual unas clases de defensa personal, karate o algo así. El kung fu del dragón, pienso divertido. Lo de captar cosas es tarea de...

¿Y Liz?

Extiendo el brazo bajo la manta, a mi lado en la cama, dándome cuenta de que no está a mi lado. Me incorporo, sobresaltado, y miro a la puerta del baño. Entreabierta y con la luz apagada.

¿L-Liz?

No hay respuesta. Miro la hora, no parece que sea muy tarde, más bien buena hora para ir a desayunar. ¿Será eso? Puede que tuviera hambre y no haya querido despertarme...

Me pongo en pie y camino hacia el baño, aún adormilado, para hacer mis necesidades y asearme un poco, al menos lavarme la cara para despejarme.

Cuando salgo del baño, me fijo en el libro sobre la cómoda. Me acerco y lo abro por las primeras páginas, donde viene el índice. Inmediatamente me fijo en el capítulo seis, "serpientes marinas de Canadá". Busco la pagina y, curiosamente, es el primer nombre que aparece. No obstante, tampoco es que la descripción sea muy extensa. Supuestamente el Gaasyendietha es un dragón que habita el lago Ontario y tiene su origen en un meteorito. Curioso, ni que fuera un extraterrestre... Oh, esto es bueno. Puede lanzar fuego y ¡volar! Volar en una estela de fuego, ¡eso sí que mola! Aunque eso no significa que yo vaya a poder hacerlo, puede que eso sean sólo los poderes del dragón original, y su sangre se haya diluido hasta llegar a mí. En cualquier caso, es bonito poder soñar con ello. Dragón meteoro, como la Antorcha Humana de los dragones.

Cierro el libro, sonriendo por la ocurrencia. No deja de ser una tontería, un sueño, algo que podría ser o no. Pero Liz no está a mi lado, y tengo que ir a buscarla. Será mejor que me cambie y salga a ver si está desayunando.