Partida Rol por web

Chim está frustrado, vapuleado y enfurruñado, pero prefiere olvidarlo pronto todo y ponerse en camino. Se sube con mucho cuidado en la alfombra, y se agarra a la capa de Karabás por si acaso.

-Venga, vámonos...

La alfombra parece que tiemble un poquito. Flota unos cinco centímetros por encima del suelo y parece algo nerviosa. Es muy suave al tacto y cuando os subís a su superficie os hundís un poquito pero no tocais el suelo. Es como caminar por la nieve!

Esto no será buena idea. Seguro que hubiese sido más fácil cargar el grano de alguna otra forma... -digo mientras subo a la alfombra, no muy seguro de lo que pueda suceder.

Trolop se sentó con las piernas cruzadas y con una sonrisa de oreja a oreja, mirando a Karabás y a la alfombra.

-Bueno, ahora viene lo realmente divertido. Le dijo. Venga chofer, haz que esto se mueva, que no tengo ganas de esperar a la feria. ¡Viva la montaña rusaaa!

Al lutín se le veía bastante emocionado con la idea de dar vueltas por los aires montado sobre un artefacto con la misma estabilidad, que uno de esos cubos gelatinosos que usaba el jefe como guardian de la habitación prohibida.

-Trolop, que luego te arrepentirás... - la petición de su amigo le asusta tras la pequeña demostración de lo que la alfombra es capaz de hacer.

-Bueno, alfombrita. Vamos abajo. A la sala del diezmo. Si eres buena chica y nos das un viaje tranquilo y sin sobresaltos, te recompensaremos con una cosa que te va a gustar. Ya lo creo... - sonríe con malicia. - Cuando el amo no esté y venga alguno de esos pedigüeños lloricas de la aldea a pedir favores, le prepararemos entre todos una broma. Tú te pones en la entrada y le diremos que se limpie bien los pies antes de pasar a ver al amo. Entonces, le das un revolcón. Ya verás como nos lo pasamos viéndole correr de vuelta a casa frotándose las posaderas.

La alfombra empieza a levantarse tímidamente (parece impresionada por el dominio de Karabás sobre los animales... ¿o sólo lo estará fingiendo?). Ondeando al viento empieza a dirigirse lentamente hacia la puerta.

La alfombra ovedece y lentamente empieza a dirigirse hacia la puerta.

- Qué mano con los bichejos, muchacho. Estoy seguro que cuando lo sepa Rudesindus te va a nombrar cuidador de las plantas carnívoras o del maldito gato.

Mientras se alejan, escucha las palabras del zalamero espejo. En su cabeza se traducen como "En cuanto le cuente a Rudesindus que has tocado sus objetos mágicos sin permiso, te convertirá en comida para las plantas carnívoras o el gato".

Traga saliva con un escalofrío y niega para si.

Naaaaaaa, solo estamos usando los medios a nuestro alcance para ser más eficientes en el trabajo.

-¡Cállate pesado! Le gritó Trolop al espejo zalamero. Que nos desconcentras y ahora viene lo divertido.

Trolop estaba reálmente emocionado por ir volando sobre la alfombra, y no veía llegar el momento de bajar las escaleras a por el grano a toda leche con el viento azotando su estrafalario gorro. Se sujetó con fuerza a la alfombra y se preparó para el viajecito.

-Oye Karabás, que si te hace, yo no tengo ningún problema en azuzarle a esto con una buena ventolera ¿Eh? Jijiji. No veas lo divertido que es surfear sobre el viento con esta cosa, especiálmente si alguno se cae.

Las risas de Trolop resuenan por toda la planta. La alfombra voladora, que parece algo acobardada se mueve  con lentitud a pesar de algún leve intento de sorprenderos con alguna pirueta (parece que trama algo). Al salir de la habitación os dirigís hacia la oscura escalera de descenso cuando...

Una cabriola, una sacudida y un leve mareo de todos vosotros. Nadie parece haber caido de la alfombra pero... notais una presencia humeda detrás vuestro, en la alfombra mismo, mientras la alfomrba sigue un descenso a mayor velocidad por la escalera de caracol.

- Meeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeeu.

Y una zarpa pasa rozando al último de vosotros

-Yo creo que está disimulando y nos tira en cuanto pueda. Si encima le soplas...¡AAAAAAAAAAA! - grita cuando se da cuenta de que hay un pasajero más.

Menos mal que voy el primero y, de aquí a que llegue hasta mi, ya se ha saciado de carne de lutín.

-¡Daga! ¡Pícale! - ordena a su mascota pensando que, si el gato trata de espantar al insecto, tendrá que prescindir del agarre de alguna de sus zarpas y es más fácil que caiga de la alfombra.

Efectivamente, la abeja "Daga" levanta una amenazadora patita e indica a Karabás que no tiene la intención de moverse de donde se encuentra.

La alfombra baja la escalera a una velocidad trepidante. No parece muy contenta de tener a Lucifer encima: el gato araña, además está mojado y huele mal. Intenta zafarse de él pero no lo consigue.

Y el gato, erizando su mojado pelo se lanza al ataque contra el grupo de lutines.

-¡UAAAAAAA! ¡El mínino se apunta a la juerga! ¡Bieeen! Gritó eufórico Trolop, sin percatarse de la gravedad (y peligrosidad) de la situación.

El lutín gamberro se giró para enfrentar a la amenaza peluda y esquivarla en cuanto esta se lanzase sobre ellos.

-¡Venga majo, a ver cómo saltas! Le grita agarrándose el sombrero para que no se lo lleve el viento. ¡Pero no mojes la alfombra, que como encoja nos vamos todos al freír espárragos!