Partida Rol por web

-¡Cuidado! ¡Otro escalón roto! - avisa a los demás cuando él ya está a punto de pisarlo. - Definitivamente, necesitamos la alfombra. Esta escalera es una trampa mortal. - abre mucho los ojos y sonríe, encantado con las emociones que ya les está deparando el día nada más empezar.

La avispa le mira e inclina la cabeza. Si pudiera hablar, seguro que le diría algo como "a la tercera va la vencida".

-Por cierto, estoy pensando que mi atuendo debe de ser toda una provocación para el gato de Rudesindus. Pero me da pena quitármelo. ¡Me hace taaaaaan elegante y salvaje a la par! Me he fijado en como me mira Pirita. - les guiña un ojo en un gesto de complicidad a sus compañeros.

Mecachis en la mar salada, el puñetero lo ha visto. Pensó algo fastidiado Trolop ante la buena vista que había tenido su compañero para ver la baldosa rota. Con lo que me habría reido...

Trolop esquivó con soltura la baldosa puñetera y se plantó al lado de Karabas con una sonrisa de oreja a oreja.

-Buff, menos mal que la has visto, no se que habriamos hecho sin tí, está torre se cae a cachos y cada vez son más las baldosas que se rompen con el paso de Rudesindus y de sus invitados. Le dijo con lo que en el semblante de Trolop podía interpretarse por seriedad. A mí me gusta tu atuendo chico, te da un aire muy... ratonil y salvajemente macho. Seguro que Pirita se muere de ganas por tí.

Y Lucifer también, jejeje. Pensó observando cada detalle de la vestimenta de su compañero.

Finalmente llegais a la tercera planta sorteando el escalón roto. De nuevo, la escalera de caracol desemboca en un recibidor al que se abren un total de 5 puertas. En cada pared lateral hay dos puertas.. y enfrente una única puerta repleta de cadenas y candados. Parece que a alguien no le interesa que nadie entre allí (sospechais los novatos).

Una tenue luz verdosa se divisa debajo de una de las puertas a vuestra derecha. El tono de la luz os recuerda vuestro plano demníaco.

Esa debe ser la sala de los objetos mágicos - pensais.

-¿Es la puerta de la luz verde? - pregunta extrañado - Pues si tras esa guarda objetos mágicos poderosos, no quiero ni pensar en las maravillas que debe de haber detrás de la de las cadenas y candados. - comenta maravillado.

Frotándose el mentón, se acerca con cuidado a la puerta cerrada a cal y canto.

-O puede que tenga encerrado algo horrible... - acercando la cara a la rendija bajo la enorme puerta, agudiza sus sentidos en busca del olor o los sonidos que puedan provenir de alguna bestia cautiva.

-Yo también la había visto, no me habría caído y nada, soy muy hábil- dice Chim, aunque como de refilón y sin esperar que nadie le preste atención- Uy, esa habitación pinta bien! Alguien ha estado antes ahí?

Se pone al lado de Karabás intentando mirar por debajo de la puerta, por si ve algo de lo que tenga que correr. Con el otro ojo sigue vigilando a Trolop, por si acaso. Su espalda aun le recuerda.

Karabás mira por la rendija de la puerta y ve cómo toda la habitación está bañada de una luz verde muy suave. Por otro lado parece una sala atiborrada de trastos un poco extravagantes.

La puerta es muy pesada y parece que vais a necesitar la ayuda de todos vosotros para abrirla. Así que un poco a regañadientes os poneis a empujar hasta lograr abrirla lo suficiente como para pasar al interior.

Efectivamente, es la sala de los objetos mágicos pues todo está lleno de trastos. La luz verde proviene de un gran espejo ovalado con un marco doradao maravillosamente decorado con seres demoníacos que arrastran su pena por el filo del cristal. De repente, una vaporosa cara empieza a dibujarse en su superficie.

Con una voz melosa y seductora en espejo os habla desde las alturas.

- Mmmmmm, bienvenidos valientes. ¿Qué os trae por aquí?

Después de secarse el sudor tras el esfuerzo de abrir la puerta, Chim deja pasar al resto delante suyo y se queda rezongando detrás. Aunque tanto cacharro suelto que brilla no deja de llamarle la atención y acaba abriendo mucho los ojos para procesar todo lo que está viendo.

-Ooooh... esto sería mejor que la olla de oro...-piensa dejándose llevar.

Sin embargo, en cuanto oye al espejo hablar, se deja llevar por los impulsos vengativos, poniéndose delante de todos sus compañeros.

-¡Oh! ¡Que qué queremos! ¡Acabar con el gato queremos! ¿Tienes algo para chamuscarlo?- suelta, sin darse muy bien cuenta de que está hablando con un espejo mágico.

-Eso también estaría bien, se-señor, - le suena raro decirle eso a un espejo - pero en realidad, veníamos a por la alfombra voladora. - mira a su alrededor intentando localizarla.

- El compañero Karabás parece el más justo. Algo me dice que es un bravo guerrero disciplinado que no dudará en apoyarte, estimado Chim. Pareces algo inconsciente. No te preocupes, el tiempo no pasa en vano.

Tras un rato de silecio en que el leve rostro del espejo parece levitar en medio de la superficie cristalina.

- La alfombra decís? Cierto, está por aquí pero vereis... hay tantas alfombras...

Ciertamente os dais cuenta que hay varias: en el suelo (de hecho estais pisando una), recortadas, plegadas, etc.

Pues yo no vengo a por una alfombra -contesto gruñendo al espejo- Solo vengo a por grano para dar de comer a unos bichos con alas de color negro...

-Esa es la habitación prohibida. Les dijo Trolop a sus compañeros señalando la puerta llena de candados y cadenas. Ninguno de nosotros está autorizado a entrar ahí y a los pocos que lo han hecho, no se les ha vuelto a ver los tentáculos. Además de haber sido motivo de cabreo mayúsculo para Rudesindus. Yo de vosotros no me acercaría: no es divertido, por mucho que Goblop piense que los tesoros tras la misma si que lo son.... ¡Ah! Exclamó al ver la sala de objetos mágicos Eso si que es más divertido, allí tiene que estar la alfombra y todos esos objetos mágicos que guarda Rudesindus, jeje, cómo nos vamos a divertir.

Trolop ayudó a sus compañeros a empujar la puerta y una vez la atravesaron para entrar en la sala miró al espejo zalamero cuando este les habló:

-Hola espejito ¿Cómo lo llevas? Sin esperar respuesta, miró a su alrededor y correteó buscando la alfombra. Veamos, la alfombra tiene que ser una de estas... que ganas tengo de volar en ella, jejeje.

-Eh...uh...ah... como digáis... señor espejo...- se queda un poco desconcertado, le han llamado muchas cosas en su vida, pero nunca se las han dicho para ayudarle. Mira a Karabás de reojo y se acerca un poco a él disimuladamente. Nunca se sabe...

Cuando el espejo menciona las alfombras se da cuenta de que mientras miraba el resto de cacharros se ha olvidado de lo que estaba buscando.

-¿Y no sabéis cuál es?- pregunta al espejo y al resto de los compañeros- ¿De qué color es? O mejor, ¿cómo se activa? Si decimos la palabra o lo que sea que lo hace, igual se pone a volar ella solita y la podemos localizar...

- Estimado Condemorl, los caminos que nos prepara el destino son incomprensibles, quien manipula los hilos de nuestro futuro es conocer de los porqués de la vida... o sólo por error dispone las cosas como están. Sólo debes subirte a la alfombra y bajar al piso de abajo a buscar el grano. Debeis buscar la alfombra... es un poco bromista, debeis saberlo y quizá está escondida en algún lugar.

El "valiente guerrero" parece muy perdido entre tanto trasto. Intenta afinar el oído para ver si escucha moverse a alguna de las alfombras. Ya sea por el parloteo de sus compañeros o porque la idea es estúpida, se queda como al principio.

-Así que traviesa... Uyuyuyuy....¡Hey! - se le ocurre algo.

-¿Quién quiere salir de este cuartucho abarrotado y surcar los vientos un rato? ¿Quién quiere sentir el fresco aire matutino en sus flecos? - pone el cebo y mira a ver si alguna de la alfombras reacciona.