Partida Rol por web

Turno 1015

Groal no hacía ningún movimiento. Estaba congelado. Temía que hacer algo pudiera ocasionar algún sonido que alertara a quienquiera que había hecho esta masacre. Oin le había pedido que cuidase la retaguardia, lo que parecía sensato dado su gran tamaño. Más aún, en caso de extrema necesidad, como podía llegar a serlo aquella, podría pedirle ayuda al Gran Espíritu del Oso. Ojalá no llegara a ello, pero saber que podría hacerlo le reconfortaba un poco. Ahora sólo quedaba esperar.

Turno 1015

Jamás hubiera pensado que un burdel amurallado atestado de delincuentes se iba a convertir en el último bastión de defensa de los eotheod, pero así lo habían decidido los jefes. Aunque lo cierto es que la fortaleza era mucho más inexpugnable que la empalizada de su pequeña aldea. Lo más preocupante de todo es que no había ni rastro del grupo de soldados que iba a formar parte de ese grueso de tropas defensivo. Ellos habían tomado el camino largo. ¿Por qué habían llegado antes que ellos?.

Tras subir la peligrosa escalera se encontró las puertas cerradas, cosa que esperaba. Los dos guardias le cerraban el paso y le miraban con semblante indiferente, a la espera de ver que quería o que hacía allí. Fréagulf se acercó hasta ellos con tranquilidad y manteniendo una distancia prudencial para no alterarles se dirigió a ellos.

-Soy Fréagulf de Burh Ailgra. -Les dijo. -Me separé del contingente que partió de allí siguiendo ordenes de Gindorel y ahora regreso para ponerme de nuevo a sus ordenes e informarle de mi misión. -Decidió no dar crédito momentáneamente a los rumores del posadero en espera de la versión oficial que pudieran contarle.

Turno 1015

Los soldados cuchichearon entre ellos. Uno de los dos se giro e hizo una seña. Segundos después la enorme puerta se levantaba. Detrás había una figura, parecía un oficial de guardia.

- Salve Freagulf de Burh Ailgra - el hombre no dudo en ningún momento, la armadura y los blasones, el porte, demostraban su procedencia. - Entrad y resguardaos de la lluvia, enseguida avisare a nuestro comandante - le invito a pasar al cuerpo de guardia.

Turno 1015

Draupner, al igual que Illidan insepccionó durante unos instantes la pila de cuerpos, si bien se detuvo poco en ellos, sabía que era difícil, pero por su naturaleza desconfiada y tratando de anticipar el peligro, se alejó un poco haciendo una circunferencia al lugar de los hechos, en busca de los rastros de quienes habían abandonado la batalla.

Por un lado le interesaba saber el número aproximado del contingente vencedor, pues sería un buen indicativo de la calidad de los combatientes, y por otro lado, buscaba alguna pisada suelta que indicara que alguno de los salvajes había conseguido huir.

Tras sus pesquisas, y las palabras de Illidan, asintió en la oscuridad. Poniéndose en marcha para encontrarse con el grupo encabezado ahora por Oín

Turno 1015
Percepción

Draupner intento buscar huellas en los alrededores, mas nada encontró, al menos claro. vio removida la tierra en lo que probablemente fuera el paso de los caballos, todo estaba lleno de esas marcas de cascos, ahora solo eran simples hoyos en el suelo, removidos o simplemente rellenados por mas barro. No supo determinar un numero en particular, aunque claramente no eran dos o tres.

Por otro lado, al no averiguar la cantidad de vencedores, intento buscar huellas que se alejaran, pero tampoco encontró nada.

La lluvia había borrado cualquier rastro.

Turno 1015

Tras escuchar las instrucciones de Oin, Bolgo se quedó completamente quieto, lo más escondido posible. Lo primero no sería muy complicado, estaba exhausto, por lo que le costaba moverse. Si eran atacados, no sabía como podría reaccionar, por lo que intentó recuperar fuerzas, intentando no perder de vista los alrededores, aunque era difícil conjugar vigilancia con descanso. Inconscientemente agarró con fuerza su bastón de viaje, previendo que tal vez lo necesitaría en breve, y no precisamente para caminar.

Turno 1015

-Gracias. -Respondió el ailgratha tras el recibimiento y aceptó la invitación a resguardarse de la lluvia con sumo gusto. Estaba empapado y tenía algo de frío pero la incertidumbre que habían creado los rumores del posadero en su cabeza era todavía más fuerte que aquello. Hubiera aguantado frente a la puerta con el agua cayendo si no le hubieran ofrecido el refugio y tampoco se hubiera percatado del frío que tenía y lo mojado que estaba.

RESOLUCION TURNO 1015
 

Freagulf acepto de buena gana el ofrecimiento. La lluvia, lejos de remitir, se había intensificado. Su ascenso por la escalera había sido lento, pero seguro y ahora llevaba de nuevo la capa calada.

El guardia le dejo entrar a la sala de guardia, una sala grande, equipada con todo lo que un soldado necesita para sus guardias; un armero con arcos, lanzas y escudos; una mesa con sillas y una baraja de naipes encima; una alacena con comida; y un buen fuego encendido.

Freagulf fue directo al fuego, a secarse y coger algo de calor. El soldado que le dejase entrar volvió a salir a su puesto, dejando al ailgratha en la compañía de otros cuatro soldados que se encontraban sentados, jugando a las cartas. Unos saludos y siguieron a lo suyo. Un quinto salió después, el no estaba jugando, a avisar al comandante.

El fuego fue bien recibido, caldeaba la sala a pesar de que esta era bastante grande. Antes siquiera de poder entablar conversación, el soldado regreso. Amablemente pidió que Freagulf lo acompañase, no había tardado demasiado.

Freagulf lo siguió, y descubrió el por qué había tardado tan poco. Adyacente al cuerpo de guardia, había una pequeña caballeriza, con tres caballos en su interior. El soldado tomo uno y ofreció otro a Freagulf.

Bajo la lluvia recorrieron el largo puente que iba desde la puerta al castillo. En apenas un par de minutos a galope, estaban ante él. Cruzaron una pequeña torre, similar a la que había en la entrada principal, el rastrillo estaba levantado y llegaron a una pequeña plaza. Ambos descabalgaron, ataron las monturas a unas argollas al efecto y entraron por una portezuela que había en las enormes puertas principales.

Era un castillo no demasiado grande, pero si bien defendido. Desde abajo y con el tiempo que hacía no se distinguía bien, pero allí arriba mostraba su esplendor. El edificio apenas presentaba ventanas, al menos en su primer piso. Aunque estaba algo descuidado, tenía pinta de ser inexpugnable. Al entrar vieron una gran sala, de altos techos y no demasiado adornos. El blasón de Burh Waldlaes estaba presente haya donde se mirase. En el centro, había un enorme fuego que llameaba bailando sobre algunos grandes troncos incandescentes. Toda la sala estaba caldeada por el calor que desprendía. Bancos corridos, sillas, pieles… todo se agolpaba a los pies de las paredes. Al fondo esperaban varias personas, una de ellas debía ser el comandante, pues estaba sentado sobre una piedra grande, cubierta de pieles, hacia las veces de trono.

Freagulf siguió al soldado.

RESOLUCION TURNO 1015
 

Los hermanos estaban cansados, tras la llegada del primer cliente, apuraron el vino caliente y comieron algo mas. Despues pidieron un lugar calido donde dormir, y el posadero les condujo al piso superior, donde habia algunas habitaciones vacias. No disponía de sitio en el salón principal, y tuvieron que meterse en una habitación doble, algo mas cara, pero que ambos prefirieron. Por las escaleras solo se cruzaron con un cliente madrugador que bajaba a desayunar. Se llevo un tremendo susto al ver a Temudyin, su aspecto oriental parecía hacer desconfiar a todo aquel que lo veía.

Se metieron en la cama, tras pedirle al posadero que avisase a Freagulf de que estaban allí cuando volviese.

Sin muchas vueltas se quitaron las ropas mojadas y se recostaron, quedándose dormidos prácticamente según tocaron la cama.

RESOLUCION TURNO 1015
 

Draupner e Ilidan no tardaron en regresar, una buena señal para el resto, que esperaba oculto a un lado del camino, algo más adelante del lugar en que se separaran.

Si siquiera hablar, ya lo harían por el camino, volvieron a ponerse en marcha. Según los cálculos, debía de quedarles un solo dia de viaje, pero claro, entre la lluvia y el ritmo, no estaban seguros. Con algún miembro del grupo comenzando a cogerse un resfriado, con otra parte agotada y con lo que habían encontrado, era difícil tomar una decisión. De momento continuaron un poco más, aun les quedaban algunas horas para detenerse, si querían seguir como hasta ahora.

En silencio continuaron durante un buen rato, hasta que el cansancio les obligo a detenerse. No había refugio, ni arboleda, ni rocas… solo la enorme llanura. Esa noche la pasarían mal bajo el aguacero, si al menos pudieran hacer un fuego en el que calentarse, de otro modo podrían caer enfermos.

Turno 1016

Leanoth era un hombre, no muy mayor para el puesto que ostentaba, pero que infundia respeto. Su cuerpo bien formado, musculoso, denotaba su naturaleza guerrera. Portaba una pesada capa de piel, y llevaba una coraza metalica de lustroso y plateado acero, con grabados de índole equina por todos lados. Herraduras, cabezas de caballo, bridas, arreos... Todo ello flanqueando un blason de la ciudad que relucia en dorado.

Estaba sentado en la piedra que hacia de "trono", pues aunque el no era rey, si que era el señor de la ciudad. Cuando Freagulf llego acompañado del soldado, Leanoth se dirigio a el.

- Bien, Freagulf de Burh Marlinge, ¿Qué nuevas nos traéis de nuestro vecinos del norte?

A su lado varios hombres, ancianos, soldados, esperaban las noticias del explorador recién llegado.

Turno 1016

el cansancio que en estos dias habia hecho mella no solo en mi cuerpo si no tambien en mi alma, los crimenes que habia visto con mis propios ojos, eran algo que de seguro por muy reparador que fuera el sueño, indicidia en modo alguno sobre mi....

No solo por la horiible muerte del aquel posadero... tambien las muerte de esos viajeros desafortunados que no llegaron a tiempo a buen resguardo cuando fueron atacados.

Mañana seria un dia que se pronosticaba largo y tedioso, lleno de explicaciones y miradas de desagrado y odio... no creo que sea conveniente quedar en este lugar por mas dias a pesar de que nuestros cuerpos bien lo agradecerian...

Espero por lo menos poder comerciar algo con estas gentes, de comida y algun que otro util de viaje... ya veremos ya...

Turno 1016

Fréagulf hizo una ligera reverencia al señor de Burh Waldlaes en señal de respeto. Había sido conducido rápidamente desde las puertas y el puesto de guardia hasta el castillo, le sorprendió que salvaran la distancia a caballo, pero le pareció de lo más práctico. En pocos minutos se habían plantado allí y entonces Fréagulf pudo contemplar el impresionante castillo. Era viejo, estaba descuidado, pero sería una defensa inexpugnable para aquellos salvajes que les acechaban si lograban reunirse todos los hombres allí dentro. Ahora entendía mejor el plan de abandonar sus casas y aldeas para dejar que el enemigo se chocara contra aquel bastión que tendría que defenderles del lento avance de sus enemigos.

Fréagulf se mostró impresionado con la sala del trono del castillo, tenía un aspecto formidable y agradeció la calor que el edificio guardaba. Era consciente de que si finalmente viajaba hasta Minas Tirith, aquello iba a dejarlo mucho más impresionado todavía, pero para un joven de una aldea con empalizada tan pequeña como Burh Ailgra, aquello era ciertamente impresionante.

-Es un honor que me recibáis con tanta prontitud. -Dijo con humildad. -Lo primero que debo pedirle mi señor, es que envíe a un grupo de hombres a buscar y escoltar a un grupo que tuvimos que dejar atrás cruzando el Talath Harroch. Pues vinimos siguiendo ese camino desde Burh Ailgra hasta que mis tres compañeros y yo llegamos hace nada a esta ciudad. Nos encontramos un grupo de salvajes quemado cerca de aquí por lo que me atrevo a aventurar que el enemigo se acerca cada vez más y a pesar de que las diferencias con el resto del grupo nos separaran en el camino no podría vivir sabiendo que aquellas gentes murieron sin que intentara hacer algo por ellos.

Esperaba que su petición fuera considerada, aunque no había mucha perdida en el camino tal vez tuvieran que desviarse para ponerse a salvo y eso podría hacer que se perdieran. Estaría bien que un grupo que conociera la zona los guiara.

Después Fréagulf procedió a explicar el plan que tenían, le habló del contingente que tenía que ir por el otro camino y que ya debería haber llegado, o al menos avisado de su cercanía. También le comentó los rumores que había oído al llegar a la ciudad. -Me dijeron que otros dos jinetes habían llegado del Norte. -Dijo con esperanza.

Turno 1016

De la boca de Temüdyin salieron pocas palabras durante el tiempo que estuvieron en el salón, parte por el cansancio que llevaban acumulado y parte por el hecho de que su fuerte acento oriental le podría delatar más de lo que ya lo hacía su aspecto. Estaba claro que por allí no era visto con buenos ojos y que todo el mundo desconfiaba de su aspecto y él lo entendía, por eso intentó, sin exito ninguno, pasar desapercibido.

Cuando terminaron de comer, se dirigieron a la habitación que el posadero les dió. Se cruzaron con otro cliente en la escaleras y aunque el bosquimano intentoó esconder su aspecto oriental bajo el cubretodo, este era evidente y el pobre cliente madrugador se asustó al ver como un salvaje subia por las escaleras.

Entraron en la habitación y Temudyin, ya arrastrado por la rutina, colocó una silla atrancando la puerta y reviso las ventanas para comprobar que no se podían abrir desde fuera.

Después y sin perder tiempo se desnudo colocando las ropas mojadas de la mejor manera para que se secaran y se metió en la cama. No tardó nada en dormirse agotado como estaba. Rápidamente se sumió en un sueño donde revivía sus últimas semanas de vida. Desde la captura y tortura por los que fueron sus compañeros, pasando por su huida y encuentro con el éotheod. La batalla contra y después con los enanos, el descubrimiento de su hermano y la existencia de su madre y por último el largo viaje desde Burh Ailgra y la disolución del nuevo grupo. Eran muchas cosas y aunque el sueño era profundo, Temüdyin se movía inquieto en su cama.

Turno 1016

Al ser Draupner el líder del grupo, dejo que fuera él quien explicará lo que habían descubierto. Mientras que el enano lo iba explicando, Ilidan tenía una sensación como que algo fallaba. Sin embargo, no podía tratarse de que se encontraran en peligro, ya que todas las pistas indicaban que los vencedores eran aliados.- Pero entonces que es, ...- Y así estuvo pensando a la vez que caminaba bajo una interminable lluvia, y aun les quedaba al menos un día para llegar a su destino. 

Los ánimos no se encontraban muy bien, el cansancio entre unos y entre otros, la enfermedad, se iba apoderando de ellos. Cuando pararon él mismo volvió a sentir que la enfermedad que había remitido durante el día, volvía a aparecer en forma de una leve moquita. Por si aquello fuera poco, se encontraban sin un sitio donde refugiarse, y con una vista de imposibilidad, al menos por su parte, de hacer fuego.

La enfermedad que se iba haciendo más fuerte, y esas pocas perspectivas de conseguir refugio y fuego, consiguieron que el numenoreano ni siquiera lo intentará, y depositará todas sus esperanzas en el resto de sus compañeros. A los cuales no tendría ningún problema en ayudar si se les ocurriera algo.

Turno 1016 (Para el máster)

Al ser Draupner el líder del grupo, dejo que fuera él quien explicará lo que habían descubierto. Mientras que el enano lo iba explicando, Ilidan tenía una sensación como que algo fallaba. Sin embargo, no podía tratarse de que se encontraran en peligro, ya que todas las pistas indicaban que los vencedores eran aliados.- Pero entonces que es, ...- Y así estuvo pensando a la vez que caminaba bajo una interminable lluvia, y aun les quedaba al menos un día para llegar a su destino. Fue entonces, por ese mismo hecho, cuando cayó en la cuenta.

Al investigar los restos de la escaramuza había sacado la conclusión más evidente, las dos avanzadillas de los ejércitos se habían topado allí. Sin embargo, había otra hipótesis, con tantos días que llevaban de marcha, dando un rodeo inmenso por culpa de Draupner, la gran contienda entre los dos ejércitos podía haberse producido ya, por lo que lo que habían visto podía tratarse además del final de la persecución de los vencedores sobre los perdedores de la batalla.

Sí así fuera, en parte aquella sería aun una mejor noticia, puesto que sus aliados habrían vencido completamente  a los invasores, y no sólo una escaramuza. Pero como todo siempre había la otra cara de la moneda, que de llegar a estar manchada de sangre, podía significar que hubieran fallado en el trabajo para el que habían sido contratados sin siquiera encontrarse allí.

Prefirió no compartir su hipótesis con el grupo ya que los ánimos no se encontraban  muy bien, el cansancio entre unos y entre otros, la enfermedad, se iba apoderando de ellos. Cuando pararon él mismo volvió a sentir que la enfermedad que había remitido durante el día, volvía a aparecer en forma de una leve moquita. Por si aquello fuera poco, se encontraban sin un sitio donde refugiarse, y con una vista de imposibilidad, al menos por su parte, de hacer fuego.

La enfermedad que se iba haciendo más fuerte, y esas pocas perspectivas de conseguir refugio y fuego, consiguieron que el numenoreano ni siquiera lo intentará, y depositará todas sus esperanzas en el resto de sus compañeros. A los cuales no tendría ningún problema en ayudar si se les ocurriera algo.

Turno 1016

Gelion intentó hacer fuego pero sus esfuerzos fueron inútiles. En medio de aquella humedad y de la lluvia se le hizo imposible. Frustrado, a punto estuvo de lanzar la yesca y el pedernal al suelo.

Debemos encontrar un sitio seco. Aquí es imposible.

Y miraba y remiraba. Tal vez una cueva, algo. Pero no se atrevía a sugerir que alguien se separase a buscar. No con aquella pila de cadáveres en su memoria y el enigma de quién les atacó.

De modo que se decidió a preguntar.

¿Qué habéis descubierto?

Turno 1016

Lluvia, frío, y ningún refugio donde cobijarse no eran una muy buena combinación para pasar la noche, pensaba el pequeño hobbit, pero no les quedaba más remedio. Poco a poco la embotada cabeza de Bolgo comenzó a despejarse, tal vez como consecuencia de la adrenalina ante la posibilidad de ser atacados, y aunque no se había recuperado del cansacio, se había despejado lo suficiente para percibir mejor lo que le rodeaba.

La única posibilidad para poder aguantar mejor la noche era hacer un fuego, pero no se le ocurrió ninguna forma de conseguir hacer un fuego medianamente decente que los mantuviese calientes durante la noche. Esto le preocupaba, ya que algunos de sus compañeros comenzaban a mostrar síntomas de enfermedad. Por lo tanto se preparó para pasar lo mejor posible la noche, se cubrió con su empapada capa, preparó su mochila para que hiciese de improvisada almohada y para cuando le tocase dormir, sacaría su saco de dormir, para así mantenerlo seco el máximo tiempo posible y preparó su escudo para que le cubriese al menos la cabeza y le resguardase, aunque fuese un poco, de la lluvia.

Entonces se le ocurrió una cosa, tal vez sería una locura, tal vez una estupidez, pero nunca se sabe...

-Mmmmmm, tal vez voy a decir una tontería, pero ¿no sería posible de improvisar un pequeño refugio o protección con nuestros escudos?, al menos para los enfermos. No les protegerá del todo de la lluvia, pero tal vez les ayude a que su estado no empeore y si conseguimos que sea lo suficientemente grande, tal vez podríamos resguardarnos todos.

Turno 1016

Oin medita mientras el agua le cae por la barba. Luego, tras escuchar al mediano, piensa en la idea. No es mala si a ello le sumamos la lona embreada. Sólo falta algo que sujetarla.

- ¿Alguien vara o lanza tiene? - pregunta. Luego les explica que su idea es colocar la lona formando una especie de "cueva" con la apertura enfocada en dirección contraria a la de donde venga la lluvia y sujetar la boca con una lanza o vara. Luego, usar los escudos para reforzar un poco la base y de esa forma, tener un sitio a resguardo para hacer fuego o al menos para resguardar a los más enfermos.

Turno 1016 (continuación)

-Yo tengo una vara, no se si puede servir