Partida Rol por web

Turno 1010

El cansancio parecía irse trasladándose según el día entre los diferentes integrantes del grupo, a excepción quizás de Oín; y ese día parecía haber llegado de nuevo a Ilidan. Ni siquiera con los ánimos de Draupner, los cual eran bienvenidos y podían ser vistos como un cambio en el comportamiento en el liderazgo del grupo, conseguía seguir el ritmo de aquel día.

Mientras intercalaba la vista entre las estrellas y la luna, y el horizonte; en busca de un enemigo que hacía muchos días que no sabían nada de él, iba lucubrando por donde se encontrarían si hubieran seguido el camino que él había sugerido, y como les iría a los comerciantes.

Llega el día y con él el descanso. Y antes de que se dé cuenta se ponen de nuevo en marcha. Oin observa al grupo y se da cuenta de que no aguantarán el ritmo demasiado tiempo. Si todos fuesen Naugrim no habría problemas pero con humanos y hobbits... Es más, el propio Draupner, da señales de cansancio. Lo cual es preocupante. Un líder debe mantener el ritmo hasta caer reventado...

Oin murmura y se acaricia la barba mientras camina cerrando la marcha y vigilando la retaguardia. La verdad es que poco a poco la rutina se imponía. Andar, descansar, andar de nuevo. 

RESOLUCION TURNO 1010
 

Cuando no era uno era otro. La larga camina a deshora, la oscuridad de la noche, el cansancio acumulado, todo, hacia resentir las piernas de los aventureros. Ya no avanzaban como antes, aunque a pesar de haber bajado el ritmo, continuaban cubriendo el camino  moderadamente. Paso tras paso dejaban atrás mas y mas camino, aunque aun tenían por delante un gran trecho que recorrer.

Como Oin bien pensaba para sí, la rutina se había apoderado del grupo. Eso no era malo, cada día, durante la noche, recorrían buena parte del camino para después descansar. Durante la travesía todos estaban muy atentos, era como si esperasen un ataque repentino.

Al detenerse por el día, no se atrevían a hacer fuego alguno, y no era necesario, pues la luz del sol los calentaba y los víveres que les quedaban no necesitaban de calor para su consumo. Este era un tema que los empezaba a preocupar. Según sus cálculos, que no tenían por qué ser correctos, aun les quedarían dos días para llegar, y tan solo les quedaba algo de queso y carne ahumada, lo justo para terminar el viaje, eso suponiendo que no se retrasaran demasiado.

El descanso de ese día fue tal y como el de los anteriores. Esta vez encontraron una enorme encina en la que resguardarse del sol, que aunque en esa época del año no era tan fuerte, al cabo de unas horas bajo él, ya se deseaba una buena sombra. Entre guardias y bostezos, no faltaban los masajes de pies, que dada uno se iba dando a si mismo para relajarlos del pesado camino.

Por las noches la temperatura bajaba bastante, nada preocupante, se estaba portando bien la lluvia, pues no había vuelto a aparecer en varios días. El suelo se había secado completamente y en el camino, prácticamente no se veían más que las huellas de un par de monturas, presumiblemente Freagulf y los suyos.

Llego de nuevo la noche, y tras recoger y prepararse, se pusieron de nuevo en marcha. Los animos no estaban muy elevados, pese a que Draupner intentaba dar ánimos.

RESOLUCION TURNO 1010
 

Estaban tan cerca. Solo les quedaría un último esfuerzo y llegarían a Burh Waldlaes. Sus edificios los aguardaban. En esa ciudad había de todo, varias posadas para elegir, bebidas de todas clases, mujeres, seguridad…

Sin embargo antes de continuar quisieron cerciorarse de lo que había ocurrido en el camino. Primero Freagulf y detrás Temudyin, se acercaron a lo que descubrieron como una montonera de cadáveres, todos pertenecientes a los asidrags por suerte. También había algunos caballos y armas por todos lados. Al parecer alguien había caído sobre el campamento enemigo, de no más de quince individuos, lo que era ya numeroso para tratarse de una batida de exploración.

De los cuatro caballos abatidos, tres eran buenos ejemplares etheod. Yacían con varias heridas por todo su cuerpo. Tenían clavadas unas flechas de penachos negros que a todos les hizo sospechar, aunque no lo tenían claro, que habían sido los orientales los que las habían lanzado.

Buscaron y buscaron hasta que decidieron que allí no tenían nada que hacer. Volvieron al camino, pensativos, imaginando como había ocurrido todo. Probablemente los jinetes waldlaesis habían atacado un campamento oriental, acabando con ellos, apilándolos, registrando sus posesiones, para después marcharse. Si había habido bajas aliadas, se los habían llevado, junto a los caballos supervivientes, si es que los había.

Entre pensamientos no cesaban de mirar los alrededores. Alian, después de que le contaran lo sucedido, no hacía más que mirar a todos lados, como temiendo una trampa, el ataque de un segundo grupo de orientales. Pero todo estaba en calma.

Había pasado un buen rato desde que se detuvieron. Freagulf estuvo rastreando la zona, Temudyin lo seguía presto a la lucha. Mientras Yves y Alian vigilaban. Ahora, en el camino sus caras dibujaban en la noche unas notas de sorpresa y alegría, estaban tan cerca…

Turno 1011

Groal decidió que ya era suficiente de retrasar tanto al resto del grupo. Era un hijo del Gran Oso, maldita sea, no era digno de él extenuarse de esa manera y ser una carga para el resto. Por tanto, decidió dormir el tiempo que lo hace un humano normal. Cada día, Groal había confiado en su resistencia natural, que le permitía dormir menos que un hombre ordinario. Pero evidentemente, ese descanso en estas condiciones no habían sido suficientes. Para recuperar las fuerzas necesarias, Groal iba a reposar todo el tiempo que fuera necesario. Y así lo hizo. Hizo su guardia como todos, y el resto del día durmió a pierna suelta. No estudió. No observo a Marga. No buscó hierbas. Sólo trató de recuperarse. Fue una buena decisión: al despertar, el dolor de sus músculos, la fatiga, habían desaparecido completamente. Se sentía renovado. Casi incluso con ganas de conversar. Si veía a alguien más de buen humor, tal vez iría a caminar a su lado, para tratar de matar un poco el tedio de la marcha. Cabía la posibilidad de que simplemente el mal humor, el aburrimiento y la rutina sean justamente los elementos que estaban haciendo mella en la moral y, por lo tanto, en las energías del equipo.

Turno 1011

Gelion iba caminando, la monotonía era parte de su forma de ver la vida en aquel momento. Pasaba del poner el pie derecho delante del izquierdo a poner el izquierdo delante del derecho. No veía nada apenas más que sus pies, no sentía nada más que la respiración subir y bajar, no creía poder dar otro paso y la rutina le hacía darlo.

Sin embargo hubo un momento en que se comenzó a sentir débil, quien sabe qué fue pero las piernas le temblaban, hacía tropezar a quien tenía detrás, se dejaba llevar sujetándose de la cuerda y tirando de quien iba delante. Aquello era llamado por los caminantes la pájara, vaya usted a saber porqué pero lo cierto es que dar el siguiente paso costaba cada vez más y comenzó a sudar exageradamente a pesar de que no hacía excesivo calor.

No puedo con mi alma dijo al fin con voz cansada y a punto estuvo de pedir que le llevaran en brazos. ¿alguien me puede ayudar con esto? y señaló la mochila que llevaba. Lo cierto es que no pesaba gran cosa pero en aquel momento cualquier peso le parecía excesivo.

Turno 1011

Nueva noche y de nuevo se ponen en marcha. Por suerte, la noche es agradable y hasta Oin se permite silbar una alegre tonadilla que aprendió de chico. La verdad es que al final este tipo de marchas le gustan y le recuerdan sus tiempos militares. Fortifican y vuelven resistente como la madre piedra.

Tal como Oin suponía el Conjurador fue el primero en dar señales de agotamiento. Con un trote Oin se pone a su altura. 

- Traquilo, Conjurador... Oin la tu carga lleva. - le coge el petate a Gelión y se lo echa al hombro. Luego mira en derredor.

- Eh, Humano-oso... la tu ayuda'l conjurador necesita... - sujeta a Gelión mientras Groal se acerca.

Mira a Gelión a los ojos.

- Bien... Hombre-oso ayuda a Conjurador. Oin lleva carga. Conjurador, sólo anda. ¿si? Bien... - y sin más se pone en marcha.

Turno 1011

Aunque el camino se está haciendo largo y monótono, con un ritmo que está haciendo mella en sus compañeros, Bolgo parece haberse acostumbrado lo suficiente como para ir aguantando cada jornada.

Mientras transcurría esta última jornada, Gelion no pudo más y solicitó ayuda, Bolgo rápidamente se acercó para ayudarle en lo posible, pero Oin, el enano, se le adelantó y cogió los bártulos de Gelion. Aún así se ofreció a Gelion por si necesitaba algo más.

-Si necesitas que te ayude en algo, dímelo.

No esperó respuesta, Bolgo se quedó a su lado por si necesita ayuda.

Turno 1011

Los días se iban sucediendo con tranquilidad, e incluso y no mal denominada monotonía. Aquello hacía que el cansancio, aquel último par de días; eso pensaba al menos que les restaba hasta su destino, fuera peor llevado, hasta el extremo en que Gelion extenuado tuvo que parar y pedir ayuda para continuar.

Aquel día en sus paradas cada hora y una vez montado el campamento, dada la escasez de alimentos y el aburrimiento; Ilidan se alejaba del resto, no en demasía, para buscar un arbusto con bayas, un tubérculo o raíz comestible o, con mucha suerte, un árbol con frutos. Aun así, y aunque ese tipo de plantas era su prioridad, tampoco pasaba por alto cualquiera con propiedades medicinales que creía reconocer a lo lejos.

Durante, estas inspecciones a los alrededores, el numenoreano tendía  a ser más precavido, ya que sabía que era cuando más vulnerable era, alejado del grupo, y si alguien les había estado siguiendo y no le habían percibido, aquella era la oportunidad que podía estar esperando.

Temüdyin seguía al etheod con cuidado, vigilando alrededor, no se fijo mucho en los muertos, ni en los rastros y huellas, solo dio un simple vistazo a la pila de cuerpos y con esto le basto para reconocer la tribu a la que pertenecían. Algo cambió en su interior al reconocer que fuesen aisdrags y no otros. Cambió la angustia que en primer momento sintió y ahora hasta parecía alegrarle, pues una pequeña mueca de alegría asomo en su cara. Se merecen eso y más, pensó. La venganza y la rabia le inundaron por dentro de nuevo. Aquella sed de venganza que con el descubrimiento de la existencia de un hermano y una madre, había sido enterrada en lo más profundo de su ser. Ahora volvía a resurgir como la bilis, llenándole de agrios sentimientos y oscuros deseos.

Fréagulf se tomó su tiempo mirando huellas y rastros y después volvió con Yves y Alian, que esperaban en el camino para comentarles lo que había descubierto. Chaka le siguió y escuchó atentamente mientras vigilaba los alrededores. Cogió el plumón negro y lo examinó. No supo que contestarle. - Dejame que fuelfa a rrevissar a essoss perross muerrtoss. Quisass rreconosca a alguno. - Pero no se movió, esperó el consentimiento de Fréagulf.

En su interior estaba deseándolo. Esperaba reconocer a alguno de sus torturadores y, aunque no le habían dejado el gusto de haberlo matado él, ahora podría escupirle. Incluso mearle encima. Necesitaba acallar aquella rabia y sed de venganza.

También estaba la necesidad de saber a que tipo de unidad pertenecían, si eran exploradores o batidores, como bien preguntó el marcado hombre. Necesitaban esa información para saber a que distancia podría encontrarse el ejercito de orientales de la ciudad donde se dirigían. 

Turno 1011

- Claro, es buena idea, ve a ver. Pero no te entretengas mucho, me gustaría llegar cuanto antes a la ciudad - Tan solo buscaba la seguridad que allí hallaría.

RESOLUCION TURNO 1011
 

No se podía echar la culpa a nadie. Cuando no era uno era otro. El fuerte ritmo impuesto por Draupner, el ir cogidos de una cuerda, el viajar de noche. Todo influía y agotaba a los viajeros. En esa jornada fue Gelion el que peor lo paso, llegando incluso a tener que pedir ayuda, ayuda que le prestó sin miramientos Oin, aunque no fue el único que se ofreció.

Un buen camino con leves subidas y agradecidas bajadas surcaba el pasto, negruzco a la luz de la luna. Las estrellas refulgían en lo alto, un manto punteado en la oscuridad, hermoso y frio.

Esa jornada fue lenta y pesada. El aire comenzó a agitarse cuando aún quedaban unas horas para el alba. El grupo se detuvo por fin, a descansar y recuperarse. Un pequeño grupo de rocas bajas, nada que pudiese ocultarles, les sirvió esa noche de lugar de descanso. Junto a las rocas había algunos matorrales altos, que daban la poca sombra que pudieron encontrar.

Se volvieron a turnar en las guardias, incluso Ilidan tuvo ocasión para dar una vuelta en busca de alguna hierba que le pudiese ser de utilidad. Regreso pronto a descansar y prepararse para su guardia.

La cena fue escasa, algo de queso y un poco de carne ahumada. Sin duda el estomago del hobbit no estaría nada contento.

La mañana paso soleada mientras algunos dormían. Cuando el sol comenzó a bajar por la tarde, el viento arrastraba unas feas nubes, a lo lejos, al norte, se adivinaba tormenta, y a juzgar por la dirección que traía el aire, no tardaría en llegar hasta donde se encontraban. Esto desmoralizo bastante al grupo.

Por fin, y aun secos, comenzaron de nuevo el viaje. Habian descansado bien pues se habían visto a parar un poco antes de lo habitual. Con los pies doloridos, costaba mucho reemprender la marcha, comenzaron a caminar. Esta vez, previsores, se habían molestado en sacar resguardo para la lluvia, e hicieron bien, pues apenas veinte minutos después, comenzo a llover con fuerza.

RESOLUCION TURNO 1011
 

Aun tardaron un rato en marcharse. Temudyin no habia reconocido la flecha, y no era raro, muchos de aquellos orientales se hacían sus propios proyectiles, y cada uno le otorgaba una cierta característica propia. Temudyin pido volver a revisar los cadáveres, cosa a la que Freagulf accedió.

Comenzaban a ver al ailgratha como un líder en cierto modo, si bien este no daba orden alguna y se tomaba todo como simples sugerencias, la del tuerto le pareció bien, quizás el podría encontrar algo mas.

Así Temudyin se alejo bajo la atenta mirada de sus compañeros. Alian comenzaba a ponerse nervioso, no le gustaba estar parado. Yves, detrás suya notaba como el explorador se impacientaba. Intentaba calmarlo, no parecía haber peligro, pero sus palabras no surtían efecto.

Esperaron el regreso de Temudyin, que no llego a ninguna conclusión, si bien estaba seguro de la manufactura oriental. No reconoció a ninguno, aunque por sus ropas y armaduras de cuero, bien debía de tratarse de exploradores. Aunque su número no concordaba, eran demasiados.

Ya todos juntos de nuevo, montaron y se pusieron en camino, un buen camino con leves subidas y agradecidas bajadas surcaba el pasto, negruzco a la luz de la luna. Las estrellas refulgían en lo alto, un manto punteado en la oscuridad, hermoso y frio.

Esa jornada fue lenta y pesada. El aire comenzó a agitarse cuando aún quedaban unas horas para el alba. El viento arrastraba unas feas nubes, a lo lejos, al norte, se adivinaba tormenta, y a juzgar por la dirección que traía el aire, no tardaría en llegar hasta donde se encontraban. Apretaron la marcha. Apenas veinte minutos después, comenzó a llover con fuerza.

A lo lejos, se vieron luces, las luces de la ciudad, diez minutos mas y habrían llegado, aun no se había hecho de día, pero no tardaría en hacerlo.

Turno 1012
Percepción

Temudyin anduvo entre los muertos, no reconoció a nadie. Por sus ropas debían ser Aisdrags del sur, lejos de donde el venia. Si ellos estaban allí, es que la cosa estaba pero de lo que el creía. Habían secundado la guerra los hermanos orientales del sur, y esos eran muy numerosos.

Cabía la posibilidad, dependía de lo que hubiesen avanzado, que los caminos al sur de Burh Waldales estuviesen ya invadidos.

Pero nada dijo hasta saberlo con seguridad, tal vez en la ciudad tuvieran alguna información.

Turno 1012

Gelion era una persona que gustaba de pasear. No lo hacía mucho pero no rechazaba las largas caminatas pero aquel camino le había molestado de verdad. Estaba cansado y gracias a los cielos habían descansado de modo apropiado.

Volvieron a iniciar la marcha y el mago agradeció en cierto modo la lluvia. Era una novedad y sin embargo en poco tiempo volvió a aborrecerla. No podía ponerse a lloviznar tranquilamente sino que tenía que caerseles elcielo encima.

Estaba realmente harto y con ganas de llegar a cualquier sitio.

Turno 1012

Groal se sentía cada vez mejor. Su fortaleza de oso ya regresaba, y sentía que podía caminar todo cuanto fuera necesario. Lo que le hacía pensar que tal vez podía gastar algo de energía en buscar hierbas y aprender. Marga se veía apagada, pero Groal estaría atento en caso de que decidiera preparar nuevamente su milagrosa poción. De hecho, Groal ya empezaba a preguntarse qué era lo que detenía a la enana. En ocasiones anteriores las artes de Marga habían hecho una gran diferencia. Tal vez podría hacerlo ahora también. No hubiera sido nada bueno si, estando todos tan cansados, les tendieran una emboscada. Sin embargo, si Marga no lo hacía, y Draupner no lo solicitaba, pues por algo sería. No iba a meter sus narices donde no le llamaban.

Oin no gustaba demasiado de la lluvia y esas nubes le exasperaban. No tarde se pone a llover y encima es de nuevo un brutal aguacero. Pronto la barba del enano chorrea y Oin se pone mal humor. Al menos una cosa está clara, si alguien les sigue también sufrirá la lluvia.

Pronto, el camino es un cenagal y Oin chapotea el último de la penosa fila, temiendo ver aparecer jinetes por detrás de ellos en cualquier momento. Menos mal que ya no quedaban muchas jornadas de viaje...

Temüdyin se dio toda la prisa que pudo, miró los cuerpos, las ropas, las armas y las armaduras. Estaba claro que eran aisdrags, pero no los conocía. Por desgracia, pensó. Le hubiese encantado haber encontrado a alguno de sus torturadores.

Entonces cayó en que él no tenía ninguna armadura y que había varias que parecían estar bien, no estaban muy dañadas. Las miró bien y eligió la que mejor estaba. Se la quitó al pobre infeliz y con su daga intentó quitar todos los adornos orientales que poseía su nueva adquisición. Se la puso y acopló con las cinchas. Pero se dio cuenta que aun habiendo quitado los adornos que pudó, la armadura seguía teniendo un aspecto muy oriental, así que busco un cubretodo o una camisa grande que ponerse por encima para ocultarla. Donde iban no sería de agrado que le reconociesen como un aisdrag.

Mientras quitaba los adornos se dio cuenta de donde eran, o por lo menos lo creio reconocerlo, y entonces cayó en que era un muy mala noticia. Cuando ya tenía lo que quería, corrió con sus compañeros.

- Perrdonarr, aprrofeche parra cogerr una arrmadurra de cuerro. Hay máss si alguno quierre. Tambien hay lansass y quisass flechass. Sobre los aisdrags, tengo una mala notisia. - Miro a Fréagulf mientras recuperaba un poco el aliento y le habló directamente a él - Essoss infelises, no esstoy ssegurro, no puedo assegurrarlo con total serrteza, perro crreo que sson de trribuss del ssur. Cuando yo esstaba con elloss, essass trribuss no sse habian unido. Me temo que el ejerrsito aisdrag ess máss grrande que antess.

Turno 1012

Estas noticias notraian buenos augurios ... y el tiempo parecia darme la razon... la lluvia empezo a caer de forma torrencial...al fondo la ciudad...

Amigos creeis aconsejable pasar la noche de tormenta a cubierto?... por lo menos la pasaremos en seco y podremos contar lo acontecido si procede tanto en la posada como con el asalto de atras.... anhelaba pasar una buena noche en una cama mas comoda que la manta raida que tenia....