Partida Rol por web

Turno 313

Sólo vio unas sombras durante un segundo o dos. Sombras que se difuminaron justo al girar la cabeza. Siempreviva no parecía inquieta y aquello era doblemente extraño.

Allí he visto algo. Dijo indicando la orilla. Pero sólo los he visto un segundo. Han desaparecido como una sombra al amanecer.

Cogió tan rápido la ramita de sauce que parecía haber saltado de su funda directamente a sus manos.

El bosquimano se mantenía a la expectativa, nervioso, como no, a veces lo peor de una tormenta es la calma previa.

Turno 313

Draupner permanecía en silencio mientras el grupo se preparaba oteando los alrededores. Sin embargo, sus ojos se abrieron de par en par al escuchar lo que para él era una sarta de sandeces. No obstante se mordió la lengua, para no decir lo que pensaba, hasta que escuchó la última frase del gigantón. - La violencia es el único camino cuando este se cruza en el tuyo y no tienes escapatoria. Si anteanoche no hubiéramos recurrido a la violencia ahora estaríamos todos muertos. Mira amigo, no sé con qué te has golpeado la cabeza, pero ser precavido ante la certeza de un ataque no es vivir con miedo y negar la realidad es de necios. -

Estaba tomando aire para seguir con su perorata cuando escuchó el aviso de Gelión y rápidamente miró hacia la orilla que señalaba tratando de avistar lo que fuera que se escondiera allí. Tras ello fue barriendo con la mirada la zona quedándose con todos los detalles del paisaje y tratando de encontrar algo que no encajara en la naturaleza.

Gallindum - Turno 313.

Por si fuera poco, para amenizar el "paseito" en barca, ahora se encontraban ante la amenaza de una emboscada inminente. Dado que parecía claro que aquellos tres jinetes estaban esperandolos por la zona, no era una locura suponer que habría más enemigos esperandolos más adelante y probablemente tratarían de emboscarlos.

Gallindum renunció al apoyo que le daba la madera y resignado fió toda su seguridad a la cuerda que ahora agarraba firmemente con la diestra, en tanto que embrazaba su escudo con el brazo izquierdo, preparandose para repeler cualquier ataque con proyectiles. Se agachó para presentar un blanco lo más pequeño posible y se dedicó a observar ambas riveras, a la espera de detectar a los enemigos de los cuales, con tanta impaciencia, esperaba el grupo el ataque.

El enano estaba un tanto preocupado por las palabras de Letar. Si, por azar, quedaban encallados en aquel vado que había mencionado el almadiero y sufrían una emboscada, lo iban a tener negro, pues prácticamente estarían a merced de los asaltantes ya que muy pocos del grupo podrían devolver el ataque. O peor aun, si el enemigo se dedicaba a amontonar troncos y pedruscos en algún tramo estrecho del rio la escabechina iba a ser de órdago; pues aunque Gallindum no dudaba de que lograrían salir adelante (al fin y al cabo, el grupo contaba con grandes guerreros), de seguro que tendrían que enterrar a alguien en la misma rivera del rio. Presa de sus preocupaciones, el enano se dirigió al jefe de los almadieros.

-Letar, ¿hay algun tramo del rio lo suficientemente estrecho, en el que sea posible amontonar troncos y rocas de forma que nos obliguen a detener la balsa?

Turno 313

- Creo que no, el rio se va ensanchando cada vez mas hasta que descarga sus aguas en el Celduin. - dijo contestando casi a gritos a Gallindum, pues este se encontraba en la balsa de al lado, junto a Arlan, Egorant y el enorme caballo de Valdir.

- Puede ser que cuando lleguemos a los rapidos el rio se estreche un poco, pero no lo suficiente como para detenernos - explico en voz alta - En el vado la profundidad es poca, pero seria imposible que puedan amontonar suficientes rocas o troncos... A no ser que lleven preparando semejante obstaculo varias semanas o sean varias decenas de hombres - añadio.

Letar estaba ahora mas relajado en cuanto a su tarea de dirigir la almadia, estaba mas centrado en vigilar las riberas mientras contestaba a todo el que le preguntaba sobre el rio.

- 

RESOLUCION TURNO 313

El viaje continuaba bajo la amenaza de un inminente ataque, o al menos esa era la sensación de la inmensa mayoria. Al poco de partir Draupner creyo ver algo en la loma que habia junto al lugar donde pasaron la noche. Bolgo y Gallindum confirmaron que se trataba de tres jinetes, aunque no alcanzaron a distinguir nada mas, ni rasgos, ni ropajes. La balsa viro siguiendo el curso y los jinetes desaparecieron rapidamente de su vista. El resto no pudieron corroborar que habia tres hombres a caballo, ya fueran caballeros o simples postillones. Tras colocarse en guardia y preparar sus armas comenzaron una ferrea vigia de los alrededores. Los ojos escrudiñaban cada mettro de terreno que se alzaba tras las aguas turbulentas del rio que navegaban. Las lomas se continuaban, repletas de hierbajos de poca altura y salpicados de poco en poco de pequeños “oasis” de alisas y sauces con malezas mas espesas a sus pies. Esos lugares eran pequeños remansos de agua que permitian a las raices de los arboles crecer fuertes y vigorosos, dejando caer sus ramas marrones como un manto que en primavera se cubria de hojas brillantes.
El tiempo pasaba y no veian nada mas sospechoso que la propia presencia de los los tres jinetes que habian visto antes. Gelion creyo ver algo que se movia en la orilla derecha, a estribor de la balsa. Hacia alli se dirigieron muchas miradas, pero nada descubrieron. Tal vez fuera una simple sombra, tal vez algun pequeño animal, no podian saberlo.
El tiempo pasaba y no cesaban en sus vigilancia intensiva. No cesaban en su empeño de descubrir al enemigo que creian que los acechaba. Al cabo de una hora y media, sin que hubiesen vuelto a ver nada ni a nadie se fueron relajando un poco, pero sin bajar la guardia.
Los huesos entumecidos los obligaban a cambiar de postura de cuando en cuando, para evitar que las piernas o los brazos se durmieran. La humedad calaba hondo y aunque el sol brillaba ya alto, y comenzaba a calentar, la sensación de frio no desaparecia. El agua helada y los continuos salpicones de agua humedecían las ropas. Tan solo tenian que moverse, cambiar de posición, refregarse un poco las manos y entraban en calor. El viaje no era tan como como habian pensado algunos. Dorhand y Egorant en especial parecian mas encorvados, sus ancianos huesos se resentían mas que los demas y estaban deseando parar para calentarse en condiciones y estirar las piernas.
Cuando llevaban ya casi dos horas de viaje, Letar les informo que quedaba poco para llegar a los rapidos...

Turno 314

- Estamos llegando a los rapidos, el agua se volvera peligrosa, mas vale que os agarreis con fuerza - informo el almadiero

- A no ser que quieran parar antes de internarnos en ellos, alla vamos…

El capataz se estaba posicionando, no quedaba demasiado para llegar, en apenas diez minutos estarian sobre las alteradas aguas, que golpeaban con fuerza las piedras. A lo lejos ya se podia oir el rugir de esas aguas, muy diferentes a las que surcaban en ese momento.

Gallindum - Turno 314

Letar anunció que estaban a punto de llegar a los rápidos, y esto a Gallindum no le gustó demasiado. Notó como si el estomago se le llenase de piedras a la par que una profunda desazón, sin duda aquel viaje le había hecho coger mucho respeto por la fuerza del agua y los rios. - Por mi, no paremos, cuanto antes acabe esto mejor. Además si nos están siguiendo la pista, es mejor no dar tregua a los perseguidores.- gruñó el enano malhumorado.

Al menos, por las palabras de Letar, sabía que no se encontrarían con una barricada de troncos y piedras que detuviese la balsa para justo después tener que encajar una lluvia de flechas, y eso, en parte, lo tranquilizaba.

El enano se frotó las manos y pataleó un poco para tratar de entrar en calor y acto seguido se afianzó aun mejor si cabe a la cuerda. Miró al cielo con ojos lánguidos y encomendandose a Durin, a Aüle y todo el panteón de los Valar, se resignó y se preparó para encarar con valor el tramo de los rápidos.

Turno 314

Asistiendo más para sí que para los demás a las palabras de Gallidum, tras el anuncio realizado por Letar, confirmando las palabras del enano añadió - No pares, acabemos con esto cuanto antes -

Luego hizo una pequeña comprobación de la cuerda que tenía embrazada y se aseguró de que su posición, de rodillas con el culo pegado a los talones, le permitía por un lado movilidad con el escudo, que lo había colocado en el brazo derecho para protegerse de las flechas provinientes de ese margen del río sin perderle la cara a la corriente, y por otro incrementar su estabilidad sobre la balsa.

Satisfecho por el resultado de su comprobación respiró hondo y se dispuso a pasar por el calvario que el Carnen les tenía preparado, eso sí, sin perder de vista lo que ocurría en las riberas.

Turno 314

Bolgo fue perdiendo la tensión inicial a medida que pasaban los minutos desde que había visto a los jinetes.

Tal vez vayamos demasiado rápido para ellos y no puedan seguirnos la pista, pensó el hobbit intentando convencerse a sí mismo.

Poco a poco, la preocupación por los jinetes dio paso a la preocupación por mantenerse caliente. El sol había empezado a apretar con más intensidad pero la humedad resultaba muy incómoda. Bolgo cabeceó en varias ocasiones a punto de quedarse dormido, no obstante, su mente se despejó en cuanto Letar anunció la presencia de rápidos más adelante. Se agarró fuertemente a la cuerda que lo sujetaba e intentó relajarse recordando su pueblo e imaginando lo que estaría ocurriendo en él en aquel preciso momento.

Turno 314

Sólo de oír nombrar los rápidos, Oin se  pone blanco como la leche y apenas puedo articular un gruñido. Está mojado, enfadado, asustado y encima, con la posibilidad casi inminente de morir ahogado. Así que coloca su equipo en el cinto bien sujeto y se agarra con fuerza a la cuerda manteniendo el escudo cerca de sí.

- ¡Aulë, ayúdanos! - murmura por lo bajo.

El bosquimano pensó que tenía que haber sido más precavido y haberse atado una vez más. Sin embargo antes de darse cuenta ya los primeros bandazos de los rápidos le zarandeaba. Desesperadamente intentaba equilibrarse. Vio que Oin estaba en problemas pero mal podría ayudarle si él no conseguía mantenerse en la balsa.

Una plegaria le vino a los labios al tiempo que intentaba sin demasiado éxito sujetarse.

Turno 314

Cansado de la constante vigilancia, Elendur estiraba su cuello mientras el crujir de sus vertebras se escuchaba en la balsa, luego oyó las palabras de Letar y sus compañeros y opinó igual que estos últimos

Si, yo tambien creo que es mejor seguir adelante, parar ahora puede ser peligroso y nos retrasariamos en nuestro viaje, asi que creo que debemos continuar....aunque tambien está el tema de las ruedas, esperemos no encontrarnos piedras poco profundas.

Elendur se colocó en una buena posición para evitar que los rápidos del rio le desequilibrasen

Turno 314

Con fuerza, sus nudillos blancos, el hombretón se sostuvo de lo primero que tenía a mano. La balsa comenzó a corcovear, y su atención se centró en los caballos, en que ellos mismos no cayeran o sufrieran daño. Tranquilo... dijo mientras intentaba acariciar la suave nariz de Wyld. Aunque posiblemente buscaba más tranquilizarse a sí mismo que al equino.

Valdir todavia seguia preocupado por los jinetes, hasta que escucho las palabras Letar, En el nombre de los Valar, ¿que pasa con este endemoniado rio?, se dijo asi mismo; asi que se coloco en la mejor posicion que podia para no caer al agua, pero todavia con lo de los jinetes rondandole la cabeza, nadie se tomaba tantas molestias por unicamente atacar una caravana supuestamente sin valor, ¿que demonios es lo que llevaban en esta caravana?, se dijo asi mismo Valdir.

Turno 314

Continuaron descendiendo el río y el peligro del que le habían avisado no se daba a la luz, por lo que el edain se fue relajando poco a poco, hasta incluso dejar de buscar en las orillas a aquellos 3 jinetes. Y justo en ese momento que pensaba que iba a poder disfrutar del paisaje, Letar les avisó de que dentro de poco entrarían en unos rápidos.

Cuando estaban a punto de entrar, Ilidan se colgó el arco al hombro, y volvió a optar por sentarse para afrontar la amenaza de las enfurecidas aguas, y a tener una cuerda cerca a la que agarrarse como último remedio ante las sacudidas.

RESOLUCION TURNO 314

Letar informo a los navegantes que los rapidos estaban cerca, incluso de lejos el rugir de sus aguas llamaba a la embarcación. Los caballos comenzaban a bufar nerviosos, pataleando los troncos con sus pezuñas. Estaban muy bien atados y seria casi imposible que ellos cayeran al rio, a no ser que la propia almadia volcase, en cuyo caso todos y no solo los equinos lo pasarian muy mal.
Todos estuvieron de acuerdo, ninguno queria parar, ni a quitar ruedas, ni a prepararse, querian acabar rapidamente con aquel tramo, que al parecer seria el ultimo de una peligrosidad relevante. Atentos tambien a las orillas no dejaban de mirar a su alrededor, como esperando un inminente ataque. Aunque la preocupación por ese tema estaba en el aire, lo dejaron a un lado.
El grupo se preparo como pudo, muchos soltaron sus armas para amarrarse con fuerza, otros buscaron cuerdas para enrrollarse en los antebrazos o sencillamente asir fuertemente entre sus manos. Algunos confiaban mas en su propio equilibrio, como los almadieros y el propio Letar que solo agarraron con fuerza el remo.
Antes de que se dieran cuenta el agua parecia tirar con fuerza y la balsa comenzo a cobrar velocidad, como impulsada por el mismisimo Ülmo. Sacudida tras sacudida los troncos iban pasando sobre las olas formadas por las rocas. El agua salpicaba por todos lados empapando a todos y cada uno de los ocupantes. Solo Marga, Agranil y  Briniel se salvaban de los salpicones desde lo alto del carromato. Ninguno de los tres se atrevia a salir y permanecían alli metidos. Egorant y el resto de Esgarothianos estaban prácticamente tumbados para evitar caidas.
Mas o menos todos parecian mantener su posición, Bolgo en especial e incluso Valdir parecian haber cogido las medidas a la turbulentas aguas del Carnen. Valdir se mantenia con una rodilla en los troncos y la otra pierna doblada, de ese modo lograba equilibrarse con cada sacudida. Bolgo parecia mas seguro, agarrado eso si, pero prácticamente en pie, tal vez su tierra natal, su recuerdo, le hiciera ser parte de la balsa, parecia un almadiero, pues al igual que ellos sus piernas seguían los movimientos de la embarcación. El resto no lo hacia mal, Draupner en su posición se encontraba bien seguro. Varias convulsiones de los troncos hicieron que muchos estuvieran a punto de perder pie y caer al suelo, pero no fue asi. Solo Oin, que parecia demasiado agarrotado por el miedo, lelgo a caer de culo sobre los maderos, no se hizo mayor daño y enseguida repuso su posición, no fue la unica vez que le ocurrio pues protagonizo en varias ocasiones escenas similares, cayendo de lado o de cara. La cuerda le salvo de irse al agua en mas de una ocasión.
Los rapidos continuaron asi durante mas de media hora, mientras la agitación de las aguas envestia contra la madera y hacia temblar su consistencia, llegando algunos incluso a temer que se hiciese pedazos. Las ruedas golpearon en mas de una ocasión, pero mas que brutales impactos eran roces o caricias a las rocas del fondo. Las lluevias y el elevado caudal en esa zona facilitaron la labor de esquiva de los timoneles a la hora de evitar obstáculos.
Habian saldio de los rapidos, y lo habian hecho de una sola pieza. Como si de magia se tratara el rio paso de un endiablado frenesi a una total calma. Ahora apenas unos minutos después del ultimo remojon, parecian navegar sobre una balsa de aceite.
El sol estaba en lo alto, era mediodia aun y el peligro parecia haber cesado ya, al menos por parte de las aguas. A partir de ahora, si lo que Letar les habia dicho la noche anterior era cierto, el rio bajaria tranquilo y sin sobresaltos, directos a Burth Marlinge. El viento parecia haberse detenido, no corria ni la menor brisa, al menos esa era la impresión que daba. Lo cierto es que si corria el aire, pero tras los rapidos y el consecuente descenso de velocidad este ya no golpeaba la cara de los viajeros y estos creian que no habia nada de viento. Pronto este se hizo notar con una fuerte racha que hizo salir de su letargo a las mentes de todos, aun concentradas en el rio y sus envites. Era una rafaga de aire caliente, algo extraño después del frio tiempo que habian sufrido dias atrás. Se avecinaba tormenta, era comun, frio contra calor, caeria una buena en poco tiempo. Aun asi continuaron el viaje, sin que Letar les ofreciera la opcion de parar o descnasar. Como ya habia dicho antes habia que detenerse cuando el sol fuese escondiendose y la oscuridad hicese acto de presencia.
No tardo mucho, el sol ya se escondia cuando Letar ordeno a sus hombres que debian dirigirse a la orilla. Esta vez no habia playa pedregosa, ni banco de arena ni nada parecido donde encallar con seguridad la almadia, de modo que sencillamente se pusieron en paralelo a la orilla izquierda, a babor, y acercaron la balsa hasta una escarpada orilla que ofrecia la tierra a una altura idonea para bajar. Casi parecia un enbarcadero natural, como si alguien lo hubiese oradado alli mismo, pero no era asi, era natural.
Bajaron con cuidado uno a uno, ayudaron a bajar a Briniel y a Agranil. Depsues hicieron lo propio con los caballos y provisiones. Como la noche anterior se dispusieron a volver a encender un fuego…

Turno 315

Sería la segunda vez que Bolgo haría frente a los temibles rápidos del río, y esta vez, le resultó más sencillo guardar el equilibrio. No sabía si se trataba de que había adoptado una mejor posición, que habían tenido más suerte con los impactos de la balsa o si simplemente había aprendido aquella habilidad sin darse cuenta, en todo caso, el resultado fue que atravesaron aquella peligrosa zona sin lamentar ninguna pérdida ni ningún sobresalto reseñable.

Alcanzaron aguas más tranquilas y la sombra de la amenaza de los jinetes que habían avistado volvió a sobrevolar sus mentes ¿Serían hostiles? ¿Estarían cerca? Por si fuera poca la preocupación del grupo, un repentino aire caliente presagiaba una inminente tormenta.

Bolgo pasó el resto del viaje sobre la balsa implorando que no comenzase la tormenta para poder secarse tranquilamente junto a un fuego en cuanto tomaran tierra. La fortuna les sonrió en aquella ocasión y la lluvia no hizo acto de presencia. Se detuvieron en la orilla, aprovechando una oportuna formación natural y comenzaron a descargar  las embarcaciones. El estómago del mediano empezó entonces a rugir, solicitando algo de comida, sin embargo, Bolgo no mencionó la cena, avergonzado por el fiasco de la noche anterior y esperó a que otro sugiriese ponerse a cenar.

Aquello no sucedió hasta un rato más tarde, cuando hubieron terminado de instalarse y prendieron un fuego alrededor del cual se sentaron para calentarse.

Con el cuerpo dolorido, la cara dolorida, el culo dolorido y su ego dolorido por el maldito río, Oin se apresura a poner pie en tierra dando gracias a Aulë de estar vivo y de nuevo con el suelo bajo sus pies.

Una vez en tierra se recompone, se coloca el cinto, se atusa la barba y coloca bien sus armas. A grandes pasos recorre el contorno del lugar inspeccionando la zona y buscando posibles enemigos o en su defecto rutas de aproximación posibles. Además, echa un vistazo a las alturas circundantes...

Turno 315

Volvieron a entrar en los rápidos, y en más de una ocasión pensó que Oin volvería caer a las frías aguas, aunque afortunadamente ese accidente no llego a suceder. Por su parte, Ilidan, aunque no fue el que mantuvo una posición más estable dentro del grupo, no tuvo problemas para mantenerse en la almadía.

El aire caliente proveniente de Rhûn, rozó sus frías mejillas, fue entonces cuando se hizo una idea de más o menos cuan al Sur se encontraban. Y, como buen montaraz, que pronto las dos corrientes enfrentadas provocarían precipitaciones no muy tarde.

Atracaron en la orilla, fue cuando volvió a su mente los supuestos tres jinetes que los estaban siguiendo. Aun así, gracias al rápido descenso por el río, aun tendrían algo de tiempo para prepararse ante un posible ataque incluso después de haber levantado el campamento. Esa noche, el edain presuponía que debería mantener todos sus sentidos alerta.