Partida Rol por web

Turno 511

Gelion pasó una mala noche, plagada de pesadillas y trastornos. Despertaba continuamente aterido de frío y se acurrucaba sobre sí mismo buscando el calor de su propio cuerpo. La manta que llevaba y que le habían proporcionado se levantaba continuamente agitada por un viento repentino las más de las veces, suave y helador las menos, pero desagradable al fin y al cabo.

En estas cuitas el bosquimano pasó la noche y por la mañana recibió los primeros rayos de sol con una buena cantidad de estornudos mezclados con el propio cansancio debido a la falta de sueño. Aquello no auguraba nada bueno.

Y no lo fue, la monotonía del camino y el cansancio se combinaron hasta el punto de sorprenderse bajando el ritmo peligrosamente e incluso llegando a cabecear en propio movimiento. Una vez por poco se cae al suelo en lo que podría haberse convertido en la herida más estúpida en toda la Tierra Media. Aquel trecho del camino le había costado más de lo que quiso reconocer.

Turno 511

La marcha de Valdir hizo que Ilidan tampoco se librará del turno de guardia de aquella noche, en la cual llego a pasar un frío comparable, o eso le parecía al menos a él, al que había vivido por las cercanías de las Colinas de Hierro hace días.

Era conocedor que eso era imposible. Sin embargo el no verse bajo el amparo de un buen fuego al que arrimarse provocaba en el numenoreano, no acostumbrado además a climas donde los inviernos eran duros, que la sensación de frío le pareciera igual. Y la manta no era suficiente para protegerse de aquel viento llegado desde el gélido Norte.

Por la mañana del siguiente día, se levanto entre escalafríos, que le acompañaron de forma intermitente durante el viaje aquella jornada. Sabía que debía de estar incubando algún tipo de virus o enfermedad, pero nada podía hacer nada más que proseguir el viaje.

El cansancio se iba acumulando, y aun encima cada vez parecía costarle más respirar, provocando, inconscientemente, que bajara el ritmo de marcha. Además, aquella gran planicie que se extendía enfrente suyo, y a la que aun no veía fin, también le provocaba cierto cansancio mental adicional.

Gallindum - Turno 511

Fue una noche fria, pero a Gallindum no le incomodó en exceso. Cierto era que se despertó con las orejas heladas, pero consideraba que con la manta había logrado dormir casi igual de bien que con una hoguera al lado. Pero al parecer era de los pocos que compartían esa opinión, la mayoría del grupo despertó entre estornudos y escalofríos y con cara de haber pasado una noche pésima. "Estoy olvidando que no viajo con enanos me temo... será necesario encender fuego por las noches, si no más de uno morirá de pulmonía antes de llegar a Buhr Algira", y así se lo anunció al resto del grupo antes de emprender la marcha.- Animo muchachos, a partir de hoy encenderemos un buen fuego cada noche. Si no esos Sagath nos encontrarán con facilidad ¡Apuesto que esos estornudos se escuchan hasta en Buhr Marlinge!jajaja.- dijo a modo de chanza intentando levantar los ánimos para un nuevo día de marcha.- Hoy las vueltas de reconocimiento están a cargo de Oin y Draupner. Montaremos guardia como hoy, sin hacer descansos. Arlan que se una al grupo de guardia que prefiera. Y ahora en marcha.

Tras una buena caminata en la que el paisaje no cambió en los más mínimo, se vieron forzados a detenerse, pues varios miembros del grupo estaban visiblemente fatigados. Gallindum no dijo nada ni puso un mal gesto, ya que el día anterior el retraso del que había sido responsable era igual o mayor al de aquella mañana. Mientras comía algo sentado sobre la verde hierba, pensaba en Valdir y deseaba de todo corazón que el rohir no tuviese problemas en el camino y llegase sano y salvo hasta Buhr Algira.

Turno 510

Aquella mañana y aquel susto no se le olvidarian a Valdir en mucho tiempo, la verdad es que habia sido un fallo suyo el no atar al caballo, no creia que se pudiera alejar tanto, pero seria un fallo que no cometeria mas veces.

Valdir no estaba siguiendo el ritmo que él queria, iba un poco mas lento, pero tampoco iba a forzar a su compañero, todavia le quedaba un buen trcho y la vuelta con los demas, asi que bajo un poco el ritmo hasta que su estomago empezo a rugir de hambre, asi que se bajo del caballo y esta vez si que le ato cerca de donde estaba él, asi no le perderia de vista y el caballo podria pastar tranquilamente.

Turno 511

La verdad es que la llegada de la mañana, pilla a Oin roncando como un poseso y es que cada vez odia más el hacer guardias nocturnas y privarse de sueño. Los constantes estornudos, voces roncas y narices tapadas, le despiertan de su plácido sueño y estirándose sale de debajo de la manta.

- Bonita mañana... - comenta para sí.

Por suerte, el cansancio no hizo mella en él aunque al acampar empezaba a sentirse un poco cansado. Por desgracia, parece que Draupner se encontraba mal y retrasó un poco el viaje pero en fin, son las cosas que ocurren.

A su lado el hobbit parece encontrarse mal y Oin se acerca poniendo su fea cabezota cerca para observarle. 

- ¿Bien estás? Mala cara haces... a Marga medicina pedir... - se incorpora y mueve la cabeza negativamente antes de alejarse a ver el estado de Draupner.

- Draupner... una vieja paíces... jajajajajaja... la mi abuela,  cuatrocientos años, mucho más q'tú camina... jajajajaja - le pega un palmotazo y se prepara a desayunar para iniciar el nuevo día.

La verdad es que la decisión de Gallindum de hacer fuego no le parece mal porque siempre es mejor que confiar en una manta raída y así se lo hace saber al "jefe" mientras caminan.

El viaje es monótono y la llanura no parece tener fin. Sin embargo, el cielo está bonito y se hace agradable caminar bajo la luz del sol y en el silencio del campo sólo roto por las recias botangas de Oin, los estornudos, sorbidos de mocos, ruidos de carros, relinchos de caballos, gemidos, quejidos y maldiciones varias...

A su lado, el herrero renquea y con disimulo Oin esboza una sonrisa.

Por fin llega la hora de parar. Oin deja caer el escudo allí mismo, estira los entumecidos huesos y sin perder de vista al herrero se acerca a Draupner mirándole con ojo crítico.

- ¿La tu pierna? ...

RESOLUCION TURNO 511

Cuando el sol comenzo a salir, hacia ya mas de una hora que se habian puesto en marcha. El dia anterior habia resultado harto duro, hacidendo que varios miembros vieran mermadas sus fuerzas, y ralentizando un poco la marcha. No solo no llevaban el ritmo deseado, si no el intento por mantenerlo habia dado como fruto que avanzaran menos de lo normal. Las piernas y los pies sentian, como algo ya habitual, el pesar de las caminatas y lo apretado del ritmo. Tubieron que hacer una parada a media tarde. Cuando llegaron al lugar de descanso, el que mas y el que menos se sintio aliviado y se sento para reposar antes de los quehaceres diarios.
La vuelta de reconocimiento resulto como las anteriores. No habia huella alguna que no perteneciera a animales. Con la seguridad que eso daba, se dispusierona cenar. De nuevo en frio, Gallindum no queria hacer fuego para no ser detectadospor su luz en la noche, ni por el humo en el dia. Dispusieron las guardias de manera habitual, el lider de la escolta habia vuelto a cambiar el orden y modo de efectuarlas. Ahora no habria descanso para nadie, y Arlan se uniria a alguno de los turnos. Como habia sugerido Gallindum, Arlan lo hizo en el turno de los que deberian haber descansado, es decir, en el de Bolgo y Oin.
Las guardias nocturnas, aparte de soledad y tension, se hacian largas, mas aun sin un fuego al que arrimarse. Al menos eso hizo que muy de cuando en cuando se levantaran a dar una vuelta y entrar en calor. Por la noche bajaba la temperatura, y aunque junto al fuego no se notaba mas que las rafagas de aire frio, sin el ese frio se hacia bien presente, incluso con el aire en calma. No encender una hoguera era peligroso en esa epoca del año, mas aun en la ruta que seguían, pues carecia de proteccion alguna. Quizas debiaran dormir entre las rocas, o alguna hondonada. Al levantarse varios miembros se sentian mal. La garganta les quemada con cada palabra que pronunciaban y un dolor de cabeza terrible aprisionaba sus cabezas. Antes de darse cuenta, y ya en ruta, comenzaron los estornudos y los continuos moqueos, podian continuar, claro, pero deseaban una sopa caliente y un colchon blando bajo un techo.
Marga no tenia nada para tratarlos, menos aun sin fuego para preparar su te. La ultima dosis de arlan, una raiz perfecta para los resfriados, que poseian se la habian dado a Briniel, pues resultaba aliviadora para su dolencia. No tenia nada para tratar un simple resfriado, y la enana se lamentaba por ello.
Caminaron y caminaron pesadamente. Todos agradecieron el calor ofrecido por el sol según se elevaba en lo alto, en especial los enfermos que comenzaban a presentar los sintomas de un buen resfriado, deberian de cuidarselo si no querian empeorar. Llego la hora de la comida, sus estomagos nunca fallaban en ese calculo y en cuanto sus tripas rugian, sabian que habia llegado el momento de detenerse.
 

RESOLUCION TURNO 511

Cuando el sol comenzo a salir, hacia ya mas de una hora que Valdir se habia puesto en marcha. El dia anterior habia resultado harto duro, hacidendo que se vieran mermadas las fuerzas, tanto del rohir como del caballo, ralentizando por tanto la marcha. No obstante avanzo bastante, no tanto como deseaba pero estaba pillando el ritmo adecuado  el caballo permitia. Alternando galope y trote, parando cuando al caballo parecian cederle las fuerzas y apretando el ritmo depues, habia conseguido recorrer algo mas de setenta kilómetros, un gran logro. Aun asi sabia que no podia desfallecer como le haiba pasado esa mañana. Tuvo que pararse a recobrar el aliento y posicionarse mejor en la silla. No le volveria a pasar.

Por fin llego la hora de la comia, a juzagra por el rugir de su estomago. Ademas el rohir estaba cansado, y su caballo comenzaba a resoplar por los ollares bocanadas de aliento, cada vez mas rapido, estaba agotado.

Entonces bajo el ritmo, siguió un rato mas al paso y finalmente, cuando encontro un sitio adecauado se apeo. Tendria que descansar al menos una hora para recuerpar fuerzas.

Turno 512

Un paso, otro paso... coger piedras... Un paso, otro paso... caminar... avanzar... un paso... otro paso... montañas... valles... coger piedras...

Bolgo repetía, durante el transcurso de aquella jornada, una estudiada letanía que le ayudaba a mantener la rutina en que se había convertido su lastimoso caminar. Con los ojos entrecerrados, aspirando por la nariz cada poco y arrastrando los pies, el mediano avanzaba como un fantasma, tras sus compañeros. La cabeza le latía con fuerza. Los músculos de las piernas le dolían en aquellas zonas cuya sensibilidad no había perdido.

El día parecía no avanzar, hasta que llegado el momento y antes de lo previsto, Gallindum ordenó detenerse. Bolgo ni siquiera reparó en que era demasiado pronto para hacerlo, y cuando detectó que los demás dejaban de avanzar levantó la vista. Al hacerlo, tropezó con una piedra del camino y calló de frente contra el suelo. Allí rodó para colocarse boca arriba, y permaneció en aquella posición unos instantes. Finalmente, se levantó, y arrastrando nuevamente los pies, se acercó a Egorant.

- ¿Desea algo, mi señor? -preguntó con voz nasal, sin apenas levantar la cabeza.

Las fuerzas le abandonaban, se sentía mareado. Temía derrumbarse en cualquier momento, pero esperaría a atender a su señor antes de permitir que eso ocurriera.

Turno 512

Menuda mierda de dia- pensó Elendur mientras sus fosas nasales se llenaban de mucosidad, y su voz se afinaba on si la cuerdas de un instrumento musical estuvieran desafinadas.

no sol eso sino que poco a poco su cabeza omenzaba  dolerle, un dolor intenso en el entrecejo, que casi no podía soportar, le dolían los ojos al mirar de un lado a otro.

se lamento mas que Marga al ver que no tenia nada que ofrecerles para los resfriados....malita mala suerte

claramente estaba cansado y finalmente la dura marcha de todos los días pasados comenzo a hacerle factura al vigoroso dunadan.

Deseaba como agua de primavera ponerse cerca de una buena hoguera y calentar sus fríos pies. Eso le ayudaría a entrar en calor y a destaponar su nariz

Turno 512 Un frugal desayuno y una animada caminata junto con el calorcillo que daba el sol quitaron al bosquimano todos los males. Viendo que alguno de sus compañeros se sentían mal quiso ayudarles en su trance y para animarles sólo se le ocurrió una vieja canción de Viaje que cantaban los nativos de la ciudad de las torres blancas. Canturreaba bajito y como para sí mismo pero todos podían oírle. Las torres blancas esperan el regreso de sus hombres y entre sus blancos salones todos los anhelos crecen y el forjar de los obreros y el discurrir de sus gentes y todos sus caballeros y el árbol resplandeciente La sonrisa de la dama y la risa del labriego y la forja del enano y el horno del panadero Es por ello Minas Tirith Es por ello que te quiero Y el mago seguía andando recordando las Torres y el Árbol Blanco, e intentando contagiar a todos con su alegría

Turno 512

A pesar de la mala noche pasada, a pesar del cansancio acumulado, ahí estaba Oín para animarle. Ahí estaba para picarle en su orgullo y hacerle dar lo mejor de sí. El camino dejado atrás había sido duro para él, aunque no tanto si todos hubieran mantenido el ritmo, por suerte, yendo en la retaguardia, en comparación con el resto apenas se notaba su estado de agotamiento, salvo para Oin, cuyo profundo conocimiento sobre su amigo, hacía imposible ocultarle este hecho.

La única novedad en la marcha fueron los cánticos de Gelión. Por un momento estuvo tentado de decirle algo, no obstante las fuerzas en general parecían tan escasas que si aquello les animaba bien venido fuera. 

Tras la vuelta de reconocimiento con Oin se sentó con el grupo y aprovecho para comer desviando en ocasiones su mirada al horizonte a la espera de ver aparecer cual milagro las columnas de humo nuevamente. El bajo ritmo mantenido le había permitido recuperar fuerzas y estaba convencido que tras la comida podría retomar el ritmo de nuevo. 

Fue entonces cuando su amigo le preguntó por la pierna - El de la pierna era Gallidum, a mi ya sabes que no es la pierna lo que me arrastra - le respondió haciendo un gesto obsceno, para reírse acto seguido. 

Turno 512

De nuevo caminata bajo el sol, pero esta vez es menos alegre pues muchos de los compañeros han caído resfriados y eso se nota en su actitud y el ambiente. Además, para colmo el ritmo se enlentece y no recorren lo deseado. Sin embargo, el que más le preocupa a Oin es el pobre hobbit. Le ha cogido estima y verle renquear tras el grupo le duele. Sin embargo, no puede alejarse del herrero para reconfortar al hobbit hasta que se detienen a descansar. Deja sus trastos en el suelo, salvo el martillo y el hacha.

El hobbit se tambalea y la fuerte mano de Oin le sujeta antes de caer al suelo.

- ¿Bien estás? - comenta mirándole a la cara - Tal vez... en el carro viajar debas... 

Oin ayuda a Bolgo a sentarse mientras le observa preocupado. 

- Mala cara tiés... La abuela de Oin cuando Oin constipaba... vahos de agua me hacía... seguro q'te ayuda...

Gallindum - Turno 512

Por lo visto el tobillo del enano se había recuperado por completo, y no le causó más problemas durante aquella etapa del viaje. El enano caminaba atento a los laterales del camino, y echando vistazos de vez en cuando hacia atrás, aunque su gesto de preocupación se debía completamente a la suerte que estuviese corriendo Valdir en aquellos momentos. Al fin y al cabo era Gallindum el que había tenido la idea de que el rohir se adelantase, y el que se lo había ordenado. Esperaba de veras que nada malo ocurriese al eorlinga. Y a esto había que añadir que si no llegaban pronto las medicinas, ya podían ir olvidandose de que Briniel aguantase el viaje hasta Buhr Algira.

Repasando mentalmente sus menester. Gallindum pensó que ya estaba todo más o menos organizado por ahora. Oin y Draupner se encargarían de reconocer el terreno al detenerse, y las guardias estaban claras. Luego estaba el asunto de los resfriados..."Por la barba de mi abuelo que aguantan poco estos edains... Es casi más peligroso dejarlos dormir al raso que atraer a una banda de orientales... Esta noche habrá que hacer un buen fuego, o el número de enfermos aumentará". Y así, cavilando sobre unas cosas y otras, pasó una tarde de marcha no muy accidentada para el enano.

Turno 512

Por mucho que estuviera acostumbrado a cabalgar, el cansancio de estas jornadas de viaje estaba empezando a notarse, no solo a él, sino tambien a su montura, cada vez se cansaban antes y no podian hacer la distancia que le gustaria a Valdir, pero no iba a forzar a su caballo, si lo perdia o moria de cansancio, seria un deshonor y sobretodo perder al amigo mas fiel que habia tenido en la vida.

Ya los dos exhaustos Valdir encontro un buen lugar para descansar, mientras recogia un poco de leña para encender un pequeño fuego dejo al caballo suelto, pero siempre con un ojo en él.

Una vez ya con el fuego encendido y el caballo atado cerca de él, Valdir agradecio el descanso por muy breve que fuera, asi que comio un poco de lo que tenia, no mucho el cansancio era mas fuerte que el hambre y no le entraba nada, y se quedo un rato descansando escuchando el crepitar del fuego y del pequeño calor que emanaba, durante unos segundos penso que no podia haber un lugar mejor y mas comodo, pero no era tiempo para estar alli parado. Asi que apago el fuego, desato al caballo y se puso de nuevo en marcha, para la nueva y agotadora jornada de viaje.

Turno 512

Aquella jornada el viaje se le hizo muy duro y largo a Ilidan, entre intensos escalafríos, fuertes carraspeos y dificultad para respirar al punto de la mañana, hasta además llegar incluso a empezar a sentir un calor impropio del clima que les rodeaba, y que era más común a su tierra natal. El numenoreano solo pudo justificarlo que había cogido un buen resfriado, que si iba a peor, podría llegar a convertirse en un gripazo de aguanta y no te menees.

No debían de llevar recorridos ni la mitad de lo que esperaban aquella mañana, cuando a Ilidan le empezaron a entrar mareos, que por poco no provocaron que se cayera de la montura. Tras ese incidente, intento aguantar un poco más, pero necesitaba hacer una parada, que pidió a sus compañeros, inmediatamente. Le molestaba ralentizar la marcha de la caravana, pero en verdad lo necesitaba, además parecía que a Bolgo tampoco le vendría nada mal el descanso.

Turno 512 II

Bolgo levantó la cabeza cuando Oin le sujetó y se preocupó por él. Algo azorado por la situación, el mediando intentó guardar el equilibrio, pues aúne stando sentado, el mundo parecía dar vueltas a si alrededor.

- Gracias, maese Oin. Solo necesito un momento para descansar. Enseguida estaré bie... -una oleada de tos le interrumpió -Pronto estaré bien. Descuida.

Intentando sonreír, Bolgo alzó la vista hacia el enano para luego bajarla de nuevo y carraspear justo antes de escupir.

RESOLUCION TURNO 512

Tras la comida fria reanudaron la marcha. Resultaba pesada, mas aun cuando poco a poco algunos de los integrantes de la expedición parecian estr enfermando. Gelion habia pasado estornudando casi toda la mañana pero a lo largo de la tarde su cabeza se fue despejando poco a poco y la cosa no parecio ir a mas. Sin embargo Elendur y Bolgo se encontraban cada vez peor, y la fiebre parecia ir aumentando según aumentaban los kilómetros recorridos. El que peor lo pasaba era Ilidan. Ademas de los estornudos durante toda la mañana, la fiebre de la tarde y el malestar general, una fea tos fue apareciendo de cuando en cuando, haciendose cada vez mas grave. Aun asi, caminaron y caminaron hasta que no pudieron mas. Sobre todo Ilidan marco un poco el ritmo, que habia bajado. Su enfermedad le impedia seguir el paso de sus compañeros y en ese tramo del camino estaba resultando ser un lastre. Lo peor de todo es que no era el unico, Bolgo y Elendur llevaban el mismo camino aunque de momento parecian estar poco mejor que el numonoreano.

Llego pues la hora de detenerse. Extenuados los enfermos y algo cansados el resto detuvieron la marcha al fin. Buscaron un lugar al abrigo de las rocas, donde tal vez pudieran encender un fuego entre ellas, cuyas llamas no se viesen desde lejos. Encontraron un sitio bastante bueno. Un circulo de rocas desperdiagadas alrededor de una explanada de unos diez metros de diametro. Las rocas eran altas, enormes peñascos que harian invisible el fuego, si es que lo hacian. Ademas el terreno, al bajar, proporcionaba un buen refugio contra el frio aire de la noche.

Por el momento el tiempo parecia respetarlos. Las nubes que vieron dias antes bajaban hacia el sur, pero tambien se desviaban al oeste. Sobre ellos habia viajado el sol, incesante, calentando las caras de los caminantes.

Todo se dispuso de igual modo que otras noches. El reconocimiento, al igual que al mediodia correspondia a Draupner y Oin. Las guardias… bueno habria que ver como se hacian, pues no seria menester que, por ejemplo Ilidan tubiese que estar en vilo. Elendur y Bolgo estarian en las mismas.

Esta vez, como Gallindum habia afirmado, encenderian un fuego, un buen fuego que Marga usaria para preparar su reconfortante te y para que cocinaran una buena sopa.

RESOLUCION TURNO 512

Tras la rapida comida el jinete se puso de nuevo en marcha. Habia descnasado el tiempo jsuto para que su caballo recobrara las fuerzas, y para que el mismo descansara lo suficiente para continuar. Asi pues cabalgo de nuevo, combinando el trote y el galope. Parecia haberle cogido el ritmo al equino, que cuando comenzaba a estar cansado de la galopada torcia un poco la cabeza a la derecha, entonces Valdir aflojaba y lo dejaba ir al trote durante casi una hora.

Como amante de los caballos sabia que un ejemplar como el suyo no estaba hecho para largas distancias, y que al galope no aguantaria mas de una hora entera, mientras que al trote podria ir durante cuatro o cinco.

Por la tarde todo estaba yendo mejor, el rohir se sentia menos cansado y logro avanzar mas de lo que pensaba. Habia recuperado con creces el tiempo que pudiera haber perdido por la mañana.

Dejo el refugio de las montañas, atraveso una amplisima explanada verde y comenzo a distinguir a lo lejos un enorme bosque, lo reconocio recordando el mapa que poseian, estaba a cincuenta o sesenta kilómetros de Burh Ailgra. Decidio avanzar hasta que la luz se lo permitiera, e intentar acampar lo mas cerca posible del pueblo. Al cabo de un largo rato el sol comenzaba a ocultarse, las sombras de la montaña se alargaban y Valdir comenzo, sin bajar el ritmo, a buscar un buen lugar.

Era casi de noche, con las ultimisimas luces del atardecer cuando vio el lugar. Un arboleda de hayas, salpicada de pequeñas rocas, no era mas grande que una de esas mansiones de su tierra natal, pero lo tupido de los arboles ofrecia una buena cobertura, para el y para su caballo. Ya habia pasado el gran bosque, dejandolo a su izquierda, e incluso habia visto a lo lejos las bardenas que se abrian a la derecha. Cortes del terreno elevado que se alzaban impetuosos.. Asi pues se dispuso a detenerse. Bajo del caballo, solto la silla y sus enseres y atando en largo al animal lo dejo pastar entre la arboleda.

Turno 513

Marga fue la encargada de recoger pequeñas ramitas y de cortar algo de leña. Para ello usaba su maza, que a falta de hacha hacia su trabajo bien para las ramas mas gordas de los arbustos. Cuando hubo reunido la lsuficiente leña y yesca para encender  el fuego se dispuso a hacerlo. Marga tenia un pequeño yesquero. Una pieza basante trabajada consistente en una piedra amarilla de silex que golpeaba contra un eslabon ornamentado. Era una cabeza de dragon escupiendo fuego y al golpear la yesca contra el saltaban chispas. Una de ellas salto al interior del pequeño monton de hojas secas y ramitas. Entonces Marga se agacho para soplar hasta que una llama aparecio. Despues fue añadiendo mas y mas ramas, cada vez de mayor tamaño. El fuego estaba listo.

- Habra que reunir mas leña, alguien podria ir mientras yo preparo el te. - dijo mirando a Gallindum.

- Os sentara muy bien, os lo aseguro - hablo a los enfermos ante su agotada mirada. - Y eso me recuerda que he de ocuparme de Briniel.

La enana, acompañada de Coralak, se dirigio hacia el carromato, en parte para ver a la enferma y en parte a por su zurron.