Partida Rol por web

Turno 616

Bolgo se permitió un instante para felicitarse por el impacto pero enseguida alcanzó una nueva piedra y la colocó en la honda. Levantó la vista mientras uno de los hombres rogaba piedad y se declaraba un hombre de paz, y dudó por un momento. De todos modos agitó su honda en el aire preparándose para disparar por si se tratase de un engaño.

Sea como fuere, el combate se había tornado a su favor y parecía que poco podrían hacer contra ellos.

Con la honda lista, Bolgo agudizó sus sentidos preparado para disparar si detectaba algún movimiento sospechoso.

Turno 616

- Loados sean los valar.- Fue lo primero que pasó por su mente cuando comprobó que la hemorragia empezaba a detenerse. Aun así sabía que no debía confiarse dada la precariedad de la cura, sentía como iba perdiendo las fuerzas y como estaba a punto de desfallecer, algo que no podía permitirse, debía de seguir apretando fuertemente aquel trozo de tela contra la herida si quería tener una esperanza de recibir una cura mejor.

Necesitaba algo que le hiciera mantenerse despierto y le reavivará las fuerzas, como una hoja curativa de aquellas de las que su maestro le enseño sus beneficiosas propiedades.- ¿Cómo se llamaban?...Draff...¡Eso era!- Recordaba tener una de ellas en su mochila, aunque no estaba al 100% seguro, eso sí, dado que no hacía mucho que había reorganizado su equipaje la encontraría rápido y lo que era más importante con una mano, pues se hallaba en uno de los bolsillos laterales. En un principio, su sabor amargo evitaría que se desmayará, y luego, además, cuando la ingiriera recobraría energías.

Con lo grave que estaba y las prisas que tenía por curarse, no pudo volver a echar otro vistazo al combate, que por el momento parecía haber evolucionado hacia un pacto de no agresión por parte de ambos bandos hasta que se resolvieran ciertas detalles del desencadenamiento del conflicto.

Turno 616

El mago Gelion seguía esperando órdenes pero al ver que la intención era adentrarse en el bosque se dirigió hacia allí dispuesto y ayudó a recoger rápidamente el campamento antes de ello. Vamos, deprisa. Una vez hemos dejado atras las discusiones debemos actuar con premura.

Turno 616

Draupner estaba molesto por no recibir respuesta alguna de sus compañeros a su pregunta, aunque tras las palabras de aquellos hombres le quedó claro que había sido Arlan el causante de todo aquello, aunque posiblemente con la connivencia de Illidan.

- Проклет джудже, не е ли да направиш нещо, но злепостави вашата раса! - le espetó a Arlan en tono de reproche, mientras se cruzaba en su camino para que dejara de hostigar al humano con el emblema en el pecho. - Намалете оръжието си! -

- Y vosotros dos, bajad las armas para que podamos arreglar este entuerto, si no amigablemente, al menos civilizadamente. - añadió, a la vez que dejaba cierto espacio al humano arrodillado para que observara que no tenía intención de atacarle y tomaba por su parte también una postura defensiva.

* Con las armas abajo o con al menos todo el mundo en una posición de defensa Draupner habló de nuevo. - Soy Draupner hijo de Vindalf de la casa de Durin de Anglarod, escolto una caravana por estas tierras hacia un lugar seguro ¿quienes sois vosotros y qué hacéis en este bosque preguntó? -

Se mantiene alerta. Usa su escudo contra el primero que le ataque.

Está preparado para reaccionar a un ataque, si alguno hace un amago de atacar, le ataca él antes. Todo a la BO.

Turno 616

Marga habia recogido todo, sus cazos aun quemaban, pero echando algo de agua los enfrio lo suficiente como para poder meterlos en su zurron. Tras haber guardado sus cosas se acerco a Briniel y la ayudo a levantarse.

- Me temo que hasta que podamos hacer unas parihuelas, o una camilla, tendra que caminar mi señora, e iremos rapido, ¿podra aguantarlo? - le pregunto al enana amablemente.

Turno 616

Briniel se levanto con la ayuda de Marga, y de Agranil, que a su lado la sujetaba del brazo.

- No te preocupes por mi Marga, te agradezco tus cuidados, creo que podre caminar, al menos durante un buen rato. dijo la señora a Marga. - Este te tuyo me ha sentado de maravilla, una vez mas gracias.

Estaba realmente agradecida. En los ultimos dias su salud habia empeorado bastante, y poco a poco le costaba respirar cada vez mas. Se ahogaba por las noches y tosia por el dia, las hierbas que habia conseguido Valdir la salvarian, al menos por el momento y si no la mataban o capturaban antes.

Turno 616

El hijo de Agranil, entretanto habia cogido dos sacos del carromato, y los habia llenado con toda la comida que les quedaba. No era mucha, para dar de comer a todos durante dos dias a lo sumo, algo mas si se racionaban. No sabian cuanto tiempo pasaria antes de lograr llegar a una ciudad, reponer las provisiones y recuperarse un poco.

- Toma Dwalin, coge tu este saco - le dijo al enano tendiendole uno de los fardos.

Turno 616

- Bien, hemos de darnos prisa - decia el enano mirando cada dos por tres a los jinetes que se acercaban.

Al poco tiempo todos estaban preparados para partir, junto a la apagada hoguera. Dorhand, Egorant, Agranil y por supuesto Briniel, retrasarian el avance, pero aun asi tendria alguna oportunidad.

- Gallindum, creo que alguien deberia tratar de esconder nuestro rastro, sera facil seguir tantas pisadas por el bosque, confiemos en que en la noche no nos encuentren. - le dijo a Gallindum esperando para salir.

Turno 616

- Intentad caminar unos detrás de los otros. - digo. Así el rastro aunque sea más profundo será menos extenso y podremos ocultar el número que somos.

- Necesitamos que alguien rastree hasta nuestros compañeros. - sigo hablando. Por otro lado, Dwalin tiene razón. Sería bueno que alguien cubriera todo lo posible nuestro rastro. ¿Alguien se ve capacitado para acometer dichas misiones?

Turno 616

Arlan, tras el movimiento de Freagulf, y escuchando a Draupner se paro en seco, pero sin bajar su maza ni su escudo.

En lugar de eso, y para estar fuera de peligro fue hasta Freagulf, colocandose tras el. No pretendia atacarle, pero pobre de el si intentaba algo.

- Draupner, не е ли да направиш нещо, но злепостави вашата. - dijo serenamente dirigiendose al enano. Despues quedo en silencio.

Turno 616

Oin recogio sus cosas con bastatne desgana, no le hacia nada de gracia adentrarse en el bosque, y parecia que asi seria, ya habian tomado una decision.

Cuando ya tenia sus pertrechos consigo se acerco a Dwalin.

- Entrar no debemos... Pero Oin tiene un deber, protegerte debo... - se resigno a entrar, si el herrero lo hacia el tambien debia seguirlo, tenia que proteger la cota de malla que llevaba Dwalin.

Turno 616 Yo lo haré si no queda otro remedio Respondió Gelion y listo y dispuesto se quedó en retaguardia para disimular dentro de lo posible el rastro. Mientras el resto del grupo avanzaba Gelion recogía ramas y hojas e iba disimulando en lo posible las marcas dejadas por los demás y por él propio.

Turno 616.

- Démonos Prisa. - digo encabezando la marcha en busca del rastro de Draupner y Bolgo y en consecuencia de Ilidan y Arlan. Recordad avanzad en fila de a uno para ocultar nuestro número.

RESOLUCION TURNO 616

Ilidan estaba recostado en un tronco. Con su mano izquierda no dejaba de hacer una fuerte presión en su herida por miedo a que volviera a sangrarle. Entretanto con la derecha rebuscaba en su mochila algo, pero no lo encontró. Entonces recordó que llevaba su bolsita para hierbas en el cinto colgada. Aliviado lo comprobó y se dispuso a sacar una en particular. Desengancho la bolsa y la abrió ante el, vaciando el contenido, solo le quedaban dos. Una era una raíz, que volvió a meter dento de la bolsa para después devolverla a su sitio, su cinturón. Se quedo con una hoja, rojiza, de bordes escalonados y del tamaño perfecto. La cogió con dos dedos y la introdujo en la boca, después paso un rato mascándola. Sabia a rayos, podría provocar el bomito a muhas personas poco acostumbradas al fuerte sabor, pero Ilidan aguanto el tipo y se cebo en la hoja, triturándola hasta prácticamente dejar una pasta, que se trago sin miramientos. Enseguida, apenas unos segundos después notaba el efecto de la hoja, que le calentaba el estomago devolviéndole parte de la vitalidad.

No muy lejos suyo, apenas a cuatro metros, estaba Bolgo. Ilidan vio como cogía una nueva piedra y la colocaba en su honda. Despues haciendo girar esta, se preparo para un nuevo disparo, apuntaría bien para no errar el fallo. La honda daba vueltas sobre la cabeza del mediano, que asomando por encima de los helechos y otras plantas que conformaban el sotomonte, sobresalía comodamente para lograr no golpear con nada y malograr asi su disparo. No era fácil desde luego, pero el hobbit había demostrado una gran pericia con ese arma.

En el claro Freagulf pedia calma, deponiendo las armas sin dejarlas. Su espada aun ergida ante el que, rodilla en tierra, estaba preparada para defenderse por si alguno de los enemigos no quería parlamentar. En silencio se lamentaba de los golpes sufridos, que eran muchos. Estaba débil, dolorido y solo quería que aquello parara. Temudyin estaba cerca, junto al riachuelo que pasaba junto al claro. Continuaba ido, herido y flojo de fuerzas. Se mantenía a duras penas sobre su rodilla, de no ser por la lanza tal vez hubiera caído. Su fuerza de voluntad luchaba por mantenerse despierto y no caer sin consciencia al suelo.

Draupner entonces insto a sus compañeros a dejar de conbatir, a aclarar todo aquello y resolver sus diferencias. El enano tampoco bajo el arma, que en posición de ataque esperaba un mal movimiento de los hombres para actuar, solo si era necesario por supuesto. Draupner echaba la culpa de aquel embrollo, que nadie parecía haber empezado, a Arlan. El mercenario sencillamente bajo su maza, y con movimientos suaves se coloco tras Freagulf y, al igual que Draupner, se coloco su arma en posición de ataque. Si Fragulf intentaba algo, recibiría una “caricia” de aquella maza.

Asi en tablas pasaron tan solo unos segundos, todos necesitaban pensar, medir sus palabras o alguien lamentaría algún mal.

RESOLUCION TURNO 616

La maquinaria se puso en marcha. Mientras Marga recogía sus cosas junto a las extintas brasas, Coralak había subido al carromato y estaba recogiendo toda la comida que podía llevar en dos sacos. Dwalin le ayudo a cargar esos sacos, repartiéndose uno cada uno. No es que pesaran mucho, realmente no llevaban tanta comida, pero avanzar por el bosque saco a la espalda, no era plato de buen gusto. No llevaban mas que comida para dos días, tres a lo sumo, eso si racionaban bien. Carnes secas, ahumados, enbutidos, queso y vino, no tenían mas.

Briniel se puso en pie ayudada por la enana y su marido. Junto a ellos Egorant y Dorhand. Estaban preparados para partir, incluso Briniel se veía con fuerzas de afrontar el reto que se les venia encima. Hasta ahora había viajado en carro, ahora le tocaba caminar.

Por fin se pusieron en marcha, como aconsejo Dwalin uno iria detrás escondiendo el rastro que pudieran dejar, mientras otro intentaba rastrear a sus compañeros. Gelion iria en retaguardia, mientras el propio Gallindum abria la marcha. Oin sin embargo no se despegaria de Dwalin, ya que ese era su misión, o al menos la tarea que Gallindum le encomendó en su momento.

Asi pues se dispusieron a salir, atrás dejaban el carromato, camuflado. Gallindum fue semiagachado, buscando las huellas de algunos de sus compañeros, eran fáciles de seguir al principio, pero luego se fue complicando la cosa, según el sotomonte crecia y el suelo se veía cada vez peor. Le seguía Marga, Briniel y Agranil, la señora ralentizaba un poco la marcha, dado que sin ayuda le costaba caminar un poco. No es que no pudiese andar, pero desde luego no a un ritmo alto. Detrás iban Dorhand, Egorant y Dwalin, cuya sombra, pues no se separaba lo mas minimo, era Oin. Coralak se había quedado para ayudar a Gelion en retaguardia. El mago cerraba el camino, iba casi todo el tiempo de espaldas, arrastrando una rama de pino de aquí para alla para rellenar las pisadas, y esparciendo agujas caídas por todos lados. Lo cierto es que no parecía un mal trabajo, capaz de confundir al enemigo, o al menos eso pensaba Gelion.

Guiados por Gallindum avanzaron durante un buen rato, hasta que tuvieron que detenerse, el rastro parecía desaparecer por momentos.

La noche estaba avanzada, en algunas horas saldría el sol. La suerte es que en invierno el sol salía tarde, y eso les daba la cobertura de la oscuridad. El viento meciendo las ramas y el ulular del viento entre las hojas amortiguaban las pisadas, que eran bastatne ruidosas debido a la general inexperiencia y al numero. Llegaron a un lugar donde el rastro finalemtne se perdió del todo, tenia que encontrarlo, o seguir hacia donde fuese. Nerviosos miraban hacia atrás mientras Gallindum encontraba el rastro.

TURNO 616:

Arrodillado, de nuevo arrodillado, postrado delante de enemigos inesperados, como no hacía mucho había estado. El brazo izquierdo le dolía horrores pero, al menos, era el izquierdo. Con su otro brazo y, por extensión, la consiguiente mano, asía fuertemente la lanza que, una vez más, le servía para mantener un precario equilibrio. 

Todo había sucedido muy rápidamente, tanto que apenas pudo reaccionar. Por suerte, el veloz movimiento del enano que tenía a su lado, le puso sobre aviso. Cuando este se desplazó hacia el ailgratha, Temüdyin giró su cabeza para ver cuales eran sus intenciones. En un principio creyó que iba a atacarle y se preparó para recibir el golpe, pero fue al oír el silbar del proyectil que se acercaba cuando se dio cuenta de lo que pasaba.

¿Cómo consiguió desviar la piedra? En realidad no lo tenía muy claro. Simplemente levantó su fina arma, casi instintivamente, para interponer algo entre él y lo que fuera que venía. Y lo logró: la piedra rozó la redondeada lanza lo cual hizo que esta se desplazara hacia abajo e impactara en su nervudo brazo. Sin duda esta debía de haber salido de su honda a una velocidad asombrosa ya que el choque de la carne con el proyectil le produjo un tremendo dolor, tanto que le obligó a hincar la rodilla y a mantenerse en la posición en la que se encontraba en aquel momento. 

La cabeza le daba vueltas y notaba como la fuerza quería abandonarlo, pero no iba a permitirlo, no sin resistir. A su alrededor oía  como sus enemigos se desplazaban y también como el éothéod pedía clemencia. Odiaba aquello, le asqueaba, pero más le asqueaba morir. El combate estaba perdido, les superaban claramente en número y en equipo. Disponían de alguna clase de cobertura desde el bosque, y además ellos, sobretodo Fréagulf, no se habían recuperado totalmente de las heridas recibidas en el combate con Suckhe.

- "Ojalá lo hubiese dejado morir" - pensó. Pero había tomado aquella decisión, no sin sopesar las ventajas y los inconvenientes, y había actuado pensando siempre en la mejor opción para conseguir su objetivo. Ciertamente, si se hubiese negado a ayudarle, estaba seguro de que casi habría llegado a la seguridad de las murallas de Burh Ailgra. Pero no era menos cierto que llegar acompañado de Fréagulf era infinitamente mejor que llegar solo; y más con aquellas pintas. 

Abrió los ojos. Los había mantenido cerrados intentando controlar los mareos y las nauseas que le asaltaban. La verde y corta hierba del claro que les había servido de fallido escondrijo inundaba sus sentidos y sus pensamientos aún en la oscuridad de la noche estrellada. El olor que desprendía, fresco y revitalizante debido a que la humedad nocturna la había mojado en su totalidad, despejaron su mente por unos instantes. A sus oídos llegaron unos extraños sonidos, frases seguramente, pronunciadas por una lengua usada muy pocas veces delante de desconocidos, una lengua casi secreta.

Sonaba tosca y dura, como piedra de una cantera, pero aún así se adivinaba que, a cada indescifrable palabra, la tensión por el combate disminuía. 

- "Por lo menos continúo con vida. Y eso, para que negarlo, es lo único que importa en este momento. Los asuntos pendientes solo la muerte los vuelve irresolubles." - se consolaba mientras practicaba una muesca imaginaria en su cuenta personal de "debes". Si quería saldarlas algún día sabía lo que debía hacer:

- "Tal vess debiérras haberr prreguntado antess de atacarrr a dos herrridos que solo buscaban refugio y descanso. Soy Chaka, descendiente de los havvitantes del Ffosque Negrro, sorrdado de forrtuna en tierras orrientales en tiempos de pass, exxtraajerro y enemigo en tiemposs de guerrra.  El es Fréagulf, compañerrrrro inesperrrado, de la guarrrnisión de Burh Ailgra."

No le importaba bajar el arma, no le importaba mostrar sumisión, solo un estúpido se dejaba matar por honor. El honor, que cosa más sobrevalorada. Había sido vencido, derrotado y superado. Pero únicamente la muerte sería capaz de doblegarlo. Solo tenía que mantenerla lo más lejos posible, lo demás ya llegaría.

Turno 616

Viendo que sus enemigos parecían haberse rendido, Bolgo dejó de agitar la honda sobre su cabeza. El proyectil empezó a perder velocidad y altura hasta que acabó enroscándose en su brazo. Se guardó la piedra y moviéndose entre los arbustos avanzó hasta la posición de Ilidan, que se había apartado de la refriega y descansaba recostado sobre un tronco a escasos metros de él.

- ¿Te encuentras bien? -le preguntó observando sus heridas y advirtiendo que masticaba algo -Ten -añadió ofreciéndole la cantimplora con agua.

Desvió la mirada hacia los dos desconocidos con un gesto de desconfianza, pero se mantuvo junto a Ilidan con una mano apoyada en el hombro del numenoreano y la otra acariciando la empuñadura de su daga.

Turno 617

Al principio seguir el rastro fué cosa sencilla pero a medida que nos adentramos en la espesura del bosque el rastreo se va complicando hasta que finalmente lo pierdo.

- Maldita sea Gallidum. - pienso. Concéntrate en lo que haces.

- Mantened los ojos abiertos. - digo sobre todo por los Enanos y su magnífica visión en la oscuridad.

Mis miradas van desde el suelo al interior del bosque para volver a fijarme en el suelo con la esperanza de encontrar a Draupner, Bolgo, Ilidan y Arlan.