Partida Rol por web

Turno 807

Draupner se levantó descansado aunque fuera por los porrazos dados en la puerta, y dado que era el que estaba más cercano a ella, tomó el martillo en la mano más por instinto que conscientemente y se acercó a abrir. Los golpes habían sido lo suficientemente fuertes como para despertar a todos, así que solo comprobó con la vista que así era.

- ¡Ya va, ya va! - clamó el enano dando así un poco más de tiempo al resto para ponerse algo de ropa encima mientras trataba de reconocer las voces del exterior.

Luego retiró la cuña y abrió la puerta dejando apenas espacio para que entraran en la habitación pero bloqueando el paso al interior, al menos hasta comprobar que eran aliados los que pretendían pasar. 

Turno 807
 

Draupner entreabrio la puerta y vio a dos hombres, ancianos, que lo miraban enfadado. Fuera llovia mucho y ambos se tapaban con sus capas ya caladas, de modo que las sostenian en alto.

Tueno 807

- Maldita sea, nos vas a dejar pasar o es que piensas dejarnos aqui hasta que el agua nos llegue al cuelo? - se oyo tras la puerta semi abierta que Draupner bloqueaba aun.

Era el que antes habia gritado y que ahora parecia calmarse al ver al enano.

Turno 807

Bolgo se desperezó algo aturdido por los enérgicos golpes que daban a la puerta. Sentado sobre la cama se frotó la cabeza con los ojos entrecerrados observando cómo Draupner se acercaba a abrir la puerta.

¡Qué modales! ¡Y qué carácter! pensó el hobbit permaneciendo sentado sobre la cama.

Había dormido a pierna suelta en aquella cómoda cama. Desearía volver a hacerlo la noche siguiente, y la siguiente, hasta el fin de los días. Se sentía en el paraíso.

Salió de sus ensoñaciones prestando atención a lo que ocurría.

Turno 807 II

Draupner tras comprobar quienes eran sus visitantes, abrió del todo la puerta para dejarles paso. - Pasen, están en su casa.- dijo casi convencido de que además en cierta manera era literalmente cierto. - Acérquense al fuego para calentarse un poco. No esperábamos visita tan pronto, si no habríamos limpiado y recogido un poco - añadió evitando dejar traslucir en el tono de su voz cualquier tipo mofa. Al enano le había sentado bien el descanso y en cierta manera esta contento.

Cuando hubieron entrado, cerró la puerta tras él, volviendo a colocar la cuña, más que nada para evitar que el fuerte viento pudiera abrirla.

Turno 807

Ante los golpes, Oin se levanta de un salto echando mano al hacha y moviéndose raudo junto a Dwalin. Allí espera a que quién entre, sea amigo o enemigo de la cara. Menea el hacha junto a su pierna mientras mira hoscamente bajo las ceñudas y espesas cejas.

- trrrrjemm....  - mira al hobbit y le hace un gesto de que no se mueva... aún.

Turno 807

Aun no se habian levantado todos. Estaban despiertos, pero quitando Oin y Draupner, que aun llevaban sus armas en la mano, el resto estaba bien abrigado en sus camas observando.

- Si, claro claro, nuestra casa... - el hombre, entrado en años, farfullaba mientras se quitaba la capa. Por la voz supisteis que era el que gritaba. Fue hasta el fondo, sin apenas mirar a nadie y colgo la capa de la chimenea a cierta distancia del fuego. Esta inmediatamente empezo a soltar un humo, que no era otra cosa que el agua evaporandose. Despues se giro y espero al que venia con el. Entre tanto buscaba a alguien entre las camas.

- Oh, Egorant, viejo amigo, ¡¡estas aqui!! - dijo cuandi vio al comerciante, su voz parecio tranquilizarse. - ¡¡Levantate a saludar a tu viejo compañero Himetel!! - al parecer eran viejos conocidos

Turno 807

Tras Himetel entro otro hombre, tambien entrado en años, mas encorvado y con ropas menos ostentosas. - Gracias, aqui no solemos cerrar nunca las puertas, perdona a mi amigo, no le gusta la lluvia. - le dijo a Draupner para despues mirarle con algo de temor al percatarse de que tanto el como el otro enano llevaban sus armas en la mano.

- No te hara falta eso - dijo señalando el martillo de Draupner. - Me envia Gindorel, mi nombre es Ularico, vengo a ayudaros en lo que pueda. - golpeo una enorme bolsa de cuero que llevaba colgada al hombro. - ¿Donde esta esa enana?, la herborista, necesito de su ayuda.

Despues entro sin mas palabras hasta donde estaba Himetel.

Turno 807

Marga se incorporo casi de inmediato. Se desperezo un poco y enseguida salio al encuentro del anciano.

- Yo soy es enana, Marga es mi nombre, ¿como puedo ayudarlo? - dijo servicial al saber que era parte de la ayuda de Gindorel.

Turno 807

- Bien Marga, me ayudaras en mis tareas. Pon a calentar agua, tengo entendido que tu sabes preparar ciertas hierbas ¿no? - pregunto a la enana.

Cuando esta asintio dejo su bolsa en una cama libre y la abrio.

- Curaremos a los que necesiten de mis artes, Mi nombre es Ularico y poseo amplios conocimientos para la curacion, creo que los necesitaremos con la que se nos avecina. - comenzo a hablar el sanador - Si me haces el favor, cuando hayas puesto a calentar agua, trae a aquellos de tus compañeros que necesiten de mis ayuda.

Dicho esto y sin mas dilacion comenzo a sacar cosas de la bolsa. Piedras blancas, ramilletes de infinidad de hierbas distintas, algunos amuletos que se iba colocando, y un bote con una especie de tinte verde.

Turno 807

Marga estaba un poco perpleja, la habian tomado por una ayudante. Pero lejos de quejarse y por miedo a faltar el respeto a ularico se volvio y se dirigio hacia el fuego a calentar ese agua a calentar. Ademas habia preparado algo de su te la noche anterior y lo repartiria entre sus amigos.

- Ya sabeis, si os duele algo, decidselo a Ularico - dijo con desden, ella no pensaba llevar de la mano a los enfermos.

Turno 807

Egorant estaba aun arropado y no habia reconocido al hombre que entraba por la puerta hasta que este le hablo.

Enseguida se destapo y se levanto.

- !!Por todos los toneles de vino!!, Himetel, ¡¡cuanto tiempo ha pasado!!, ¿diez años quizas? - le agradaba el reencuentro - ¿La vida no te ha tratado mal en Bribon? - con la mirada y una mueca de exageracion echaba un vistazo de arriba a abajo al comerciante esgarothiano.

Turno 807

Todo aquel ruido y confusión y saludos y refunfuños terminó por despertar a Gelion quien, confuso y soñador, de algún modo extraño, mezcló durante algunos instantes sueño y vigilia.

El sueño era un mundo a parte y para el conjurador un mundo al que se asomaba la conciencia y que quedaba oculto ante el velo de la propia realidad. Al darse cuenta de la situación actual y dispuesto a no perder detalle de lo soñado se dispuso a sacar papel, pluma y tinta y a escribir sus recuerdos antes de que la realidad obnubilase su mente.

Escribía rápido y concentrado y terminó con celeridad. Luego observó la escena de reencuentro de los dos amigos e intrigado se acercó a Marga con quien tenía más confianza y se ofreció a ayudar en aquello que pudiese.

No le pasó por alto el comentario del sanador.

Perdone la osadía, maestro Ularico. ¿Qué es lo que se avecina, si no es molestia comentarlo?

Viendo que podía haber sido excesivamente grosero con su comentario intentó suavizar la metedura de pata

Siento ser tan rudo, no soy sino un tosco bosquimano.

Lo cierto es que Gelion parecía todo menos tosco, con sus maneras y hablares suaves y su deferencia y refinamiento. Quedaba claro que su educación había transcurrido lejana al bosque.

Turno 807

Aquella mañana Ilidan se llegó a despertar dos veces. Ante los truenos y la fuerte lluvia desencadenada por la tormenta la primera vez, en la que tras comprobar que todos sus compañeros dormían y ver que el fuego en el hogar, a pesar de las visitas nocturnas por parte de Marga para reavivarlo, ya no se alzaba demasiado, se arropó con la manta de pieles y volvió a intentar conciliar el sueño. Y la segunda, cuando alguien aporreó  la puerta y entre maldiciones apelaba a que le abrieran.

Luego, simplemente, observó la escena. De como Draupner les abrió la puerta, el posterior reencuentro entre comerciantes y de como Ularico parecía querer montar, por las cosas que comenzó a sacar y el comentario que como a Gelion no le pasó desapercibido, la sala de curas ante lo que él mismo denominaba como lo "que se avecinaba", allí mismo.

Hasta entonces, le había pasado desapercibido, tampoco es que hubiera hecho ningún movimiento brusco, de como el dolor del brazo había remitido considerablemente. Aun así, y siendo que en estos casos otra opinión nunca venía mal, el numenoreano no se lo pensó dos veces en que Ularico le echará un vistazo.

Turno 807

- Al menos compañero - dijo calculando por encima los años que no se veian. Despues se volvio para hablar con Agranil, que se encontraba ya sentado en la cama, cabizbajo y pensativo.

- Mis condolencias - le dijo al regente esgarothiano - Ningun hombre deberia perder a su familia en tales circustancias, lo lamento de veras. - Sonaba sincero incluso parecia compartir el dolor.

- Mi señor desea encontrarse con vos para presentarle sus respetos - continuo dirigiendose a Agranil - He organizado una comida, espero que acepte. - quedo esperando la respuesta.

Turno 807

- Gracias - se limito a decir en un primer momento Agranil. Estaba aun bastante afectado por la muerte de su hijo y su esposa. La ella era algo anunciado que podia pasar en cualquier momento. Su hijo murio a manos de un oriental, eso le dolia mucho.

- De nuevo gracias, aceptaremos la invitacion de tu señor - queria estar tranquilo por lo que acepto sin dilacion.

Despues sencillamente se volvio a recostar, sin dormirse, mirando hacia la pared

Turno 807

- Tranquilo Himetel, yo me ocupare de que este alli - tranquilizo al comerciante ailgratha. Mientras, terminaba de vestirse.

- Ven, te presentare, este es Dorhand, un compañero de profesion que sin duda ha sabido hacerse un importante hueco importante entre los mercaderes de Esgaroth - Dorhand ya estaba vestido y le tendio la mano.

Turno 807

- Encantado Dorhand, un verdadero placer conocer a los amigos de Egorant. - dijo cordialmente. - ¿Por que no venis a mi casa, tenemos que ponernos al dia, tomaremos algo de caldo y aguardiente antes de comer, para abrir el apetito - invito a ambos comerciantes

Turno 807

- Igualmente Himetel, el placer es mio - contesto el mercader.

- Id vosotros, yo me quedare aqui, con Agranil, nos veremos luego. Confio en que mandeis a alguien a buscarnos - no queria dejar solo a su señor pero entendia que los dos amigos tubieran de que hablar.

Asi pues los dos comerciantes se despidieron de Dorhand y bien ataviados con sus capas salieron al exterior retirando la dichosa cuña que Draupner habia vuelto a colocar.

Turno 807 II

Oin se relaja un poco ante la situación y vuelve hacia su camastro en el que se sienta recostado contra la pared y con el hacha sobre las piernas. No parece haber peligro pero aún así observa con atención todo lo que hace el curandero y el otro anciano humano.

Mira a Draupner como esperando órdenes y se encoge de hombros a la espera de algo para hacer.