Partida Rol por web

En algún lugar, muy lejos de los personajes.

El cardenal había sido siempre una persona que tenía muy claro lo que quería, ser muy importante en vida, que le recordasen y ser venerado. La verdad es que la idea de estar de cardenal y no llegar ni siquiera a ser Papa no era la suya. Por eso hacía lo que hacía.

Agarró una argolla que estaba camuflada en el suelo, de diferentes mármoles de colores siendo predominantes el negro, blanco y rojo, y tiró con todas sus fuerzas para sí hasta que consiguió levantarla del pavimento mirando aceleradamente por todos los rincones de la estancia, lanzó una mirada hasta el interior y alargó su mano para coger una antorcha en llamas, bajó unos peldaños y volvió a escudriñar el lugar para asegurarse antes de penetrar en las sombras. Los largos pasillos húmedos, oscuros y polvorientos, no eran el sitio donde estaba acostumbrado a estar, pero se desenvolvía muy bien por aquella zona. Con paso resuelto y ligero avanzaba por el laberinto de callejuelas subterráneas hasta encontrar lo que buscaba. Una sala perfectamente iluminada y con una mesa que destacaba notablemente, era de roble bien pulida y encerada. Estaba presidida
por un hombre que nada más llegar el cardenal comenzó a hablar, sin dejarle ni respirar.

- Bueno padre, no creo que nos convenga esperar mucho más puesto que están empezando a mover ficha. - Dijo el hombre mientras con un gesto le invitó a sentarse.

- Pero... - Contestó titubeante - creo señor, sin animo de ofenderle, deberíamos de esperar un poco y mejorarlos sino puede que tengan defectos, fallos, y no podemos cometer tales fallos – Esta vez sonaron las palabras con nerviosismo mientras tocaba aceleradamente su cruz.

- Está bien, pero los anteriores han sido mortíferos y ellos no han encontrado su punto débil, no encuentro el problema – dijo la Señorita que resurgía de entre las sombras con sonrisa de victoriosa.

- Hay que ser precavidos con este tema mis señores, no podemos pretender atacarles así como así, puesto que ellos son muy poderosos... aunque aún no lo sepan... -

- La única manera que tendrían de ganar sería... - calló un instante mirando derredor - y eso amigo mío, no pasará nunca – dijo el hombre de oscuro con una sonrisa malévola en el rostro, interrumpiéndolo.

- Está bien haremos los últimos retoques y estarán listos para salir de nuevo, pero señor, aún hay pocos... -

- Tenemos los suficientes para comenzar - Dijo la chica mientras se despedía apartando su larga melena de cabello hacia atrás.

- Señora - El hombre besó la mano de la joven y después miró hacia el obispo - hágalo cuanto antes. -

- Como ustedes ordenen, mis señores... - En el rostro del padre se dibujó una mueca de miedo. ¿Quién me dijo que me metiera en esto? ¿Quién lo hizo? se decía mientras se alejaba de la estancia.

Noticia aparecida hoy, 10/11/08 en La Vanguardia. Emitida también por TV3 en televisión.

Grupo de "Okupas" retoma la casa que los Mossos d'esquadra desalojaron hace ahora 1 año

Varios testigos afirmaban hoy de la presunta okupación a la casa que llevaba casi un año vacía despues de que el cuerpo de los Mossos la desalojaran de un gran grupo de anarquistas.

Pretendían pasar desapercibidos ejecutando la "okupación" en la noche barcelonesa, sin embargo se provocó accidentalmente una gran pelea debido a la numerosa cantidad de jóvenes que se hallaban participando en ese momento en un "botellón". Según cuentan los testigos, que se hayaban entre esos jóvenes, los okupas se empeñaron en que se marcharan de la zona, a lo que se negaron rotundamente.

La discusión acabó en una larga pelea que incluyó un tiroteo, con un resultado de 15 heridos. 3 de ellos están recibiendo atención médica en el hospital Vall d'Hebron, especialmente uno, que asegura haber sido atacado "a terribles zarpazos" tras haber sido herido de bala. Los Mossos d'esquadra esperan tener autorización judicial para investigar los hechos, tomar medidas y desalojar la casa.

J.P.R.

Te levantas temprano para ir de compras con tu mejor amiga, Chris, porque hoy es mejor no ir a clase y despejarse un poco, tu amiga es muy responsable y siente remordimientos de haber faltado por ir de compras.

Estaba al lado tuya muy callada.

- La verdad es que creo que deberíamos ir a clase - dice con su voz dulce.

Casi no miraba las tiendas, pero al mirar una de ellas se volvió irreconocible.

- ¿Por qué no vamos a esa? - dijo efusivamente señalando hacia una tienda de ropa en particular - Me encanta la ropa de esa tienda, es de donde la compro yo siempre, pero no sabía que aquí hubiese... - la chica dio un cambio de ciento ochenta grados.

Despiertas algo confuso, estás en un lugar extraño sentado en el suelo, miras a tu alrededor y no recuerdas como as llegado allí. El cuarto, se ilumina por la luz que entra de una ventana con barrotes, el suelo de una calle es lo único que consigues ver por ella, las paredes son de piedra, como los antiguos castillos donde cogían piedras de similar tamaño y las colocaban unas encima de las otras uniendo con argamasa. Parecía que no la había limpiado en décadas y el ambiente era húmedo. Un tintineo de gotas hace que eleves tu vista y una cristalera corona la habitación, pero el cristal no dejaba entrar la luz del sol con tanta intensidad como estaba dando en aquellos momentos.

En un lateral de la habitación, hay una cama, como las camillas de los hospitales, desecha y con una almohada y una sábana. Enfrente de la cama había una puerta. Y el resto estaba vacío.

Te empieza a doler la cabeza y alzas tu mano para tocarla y oyes como un sonido de cadenas, y notas como su tu mano pesara el doble o el triple de lo habitual. Estás atado de pies y manos a la pared, pero tiene la cadena la suficiente longitud para que puedas andar libremente por la habitación.

Kira se encontraba en el avión con trayecto a Barcelona desde Londres, estaba nerviosa y a punto de conocer a su mejor amiga en España. Un sitio nuevo, gente nueva... pero no por eso tenía menos ganas. Su nuevo trabajo en dicha ciudad iba a ser el sueño de su vida, tocar en el Teatre Lliure, donde sus propuestas son más vanguardistas. Kira tenía un estilo más moderno e innovador por esto es por lo que la habían contratado en el Lliure.

Después de tres horas de viaje que se le hicieron bastante cortas llega al aeropuerto de El Prat donde se supone que Marisa la estaría esperando.

Una chica se acerca a toda prisa hacia ti, mira alrededor con una foto en la mano derecha al ver a Kira la compara y comienza a hablarle.

- ¿Kira, no? Siento haberte hecho esperar, pero es que el bobo de David se a tirado media hora en el baño, - decía muy enfadada - aunque he de reconocer que yo no soy quien para hablar - su voz se torna más dulce y le sonríe tiernamente - ¿Qué tal el vuelo? - le pregunta mientras la abraza y la besa en las mejillas fuertemente.

Como todas las mañanas te dedicas a vigilar un centro comercial, la gente entra y sale, nada fuera de lo normal. Te fijas en algunos tipos que tienen pintas raras, pero hacen sus compras con normalidad. Sales a la puerta y ves una muchacha rubia que te suena de haberla visto antes, la sigues con la mirada y ella te la devuelve, pero el sonido del Walki Talki te desconcentra.

Se oye un pequeño chasquido producido por el aparato, tu amigo Mario es el que está al otro lado del walki talki - ¿Breck, va todo bien por ahí? - se corta la trasmisión, el joven vuelve a mirar el lugar donde se encontraba la chica, que ha desaparecido de su campo de visión - ¿Breck, todo bien? - repite ante la ausencia de contestación.

Una mañana de lo más normal en la tienda, varios clientes, otros que entran, otros que salen... lo típico. Unos necesitan consejo. Tu aunque es pesado lo disfrutas. Solo estáis unas cuatro dependientas en la tienda, tú te llevas mejor con Alicia, mientras que una cobra a los clientes otra está doblando, otra atendiendo las dudas y la gerente que da vueltas para que ninguna se duerma mientras trabaja.

Llega tu hora de desayunar y vuelve Alicia para suplantarte. La encargada te recuerda que solo tienes media hora.

- ¿Hola, Bea? - dice casi sin pensarlo pero sin esperar respuesta - ¿querías hablar conmigo sobre Breck no es así? Esta tarde podíamos quedar y hablamos mejor que por teléfono, ¿no? - continuó Mari Sigo pensando que no es muy buena tu idea de seguirle pero si es lo que quieres... después de tu "corto espionaje" ven a verme - dejando tiempo después para que Bea hablara.

-Arrg, mi cabeza.- dice Fenris justo antes de intentar llevarse la mano a su frente, cuando abrió los ojos de nuevo, mientras iba recuperando su lucidez. -¿Pero qué demonios?- se preguntó al ver y sentir las cadenas. -¡ARRGH!- Gritó mientras dio un terrible tirón de una de las cadenas, la cual no cedió, parecía imposible intentar llegar hasta la puerta. Solo había conseguido lastimarse más la muñeca.

-¿QUIEN HAY AHÍ? ¿ME OÍS?- dice tras propinar una dura patada a la cama, descargando toda su rabia sobre ella.

Eeeehhh... Sí, sí Mario... Todo bien-contesté un poco desconcertado, puesto que mi mente buscaba a esa joven. ¿Quíen será? me preguntaba...- Sólo he salido un momento a la puerta-mientra decía esto volvía lentamente a ocupar mi posición dentro del centro comercial, para que la transmisión se volviera a escuchar tal y como debería.

¿Y por allí como va todo?-el walki se mantuvo cercano a mi rostro para que el mensaje se transmitiera con claridad, y para escuchar la respuesta de mi compañero. Pero mis ojos seguían perdidos en la lejanía a través de las puertas, intentando encontrar a aquella joven que tanto y tan poco hizo por despertar mi atención.

- ¿Cómo? Nono, de ninguna manera. DEBERÍAMOS ir a clase, ¿noooo?

Le replico con guasa y con sonrisa picarona. Evidentemente era un tono sarcástico. Sin dejar pasar apenas 2 segundos después de haberle dicho esto, le tiro del brazo para adentrarnos en la tienda.

- Bueno, ya estamos tardando.

Sé la importancia de asistir a clases. Pero para algo somos universitarias. Somos mayorcitas y sabemos ser responsables de nosotras mismas. Además, últimamente he estado estudiando demasiado como para ser yo. Ya recuperaremos la clase con los apuntes de los otros. No suelo caer mal a la gente, así que no les importará. Hoy hace demasiado buen tiempo como para estar sentado en una silla de madera y escuchar al bigote-morsa. Si es que.. ¡ME ENCANTA IR DE COMPRAS!

Mientras volaba hacia Barcelona se preguntó si realmente estaba haciendo lo que debía. Tenía claro que, con pesar, aquella era la mejor forma de superarse. Dejaba atrás una vida que le gustaba, tranquila y llena de cierta paz necesaria para su dedicación. Muchos dirían que estar rodeada de monjas sería un agobio pero para ella jamás lo fue, todo había que decirlo, las monjas eran maravillosas.

Por fin llegó al aeropuerto, El Prat había dicho el piloto. Se enorgulleció de entenderlo perfectamente aunque hablase a través del micrófono. Mientras caminaba por el lugar, donde predominaba el blanco, no pudo evitar mirar a todos lados en busca de Marisa. La había conocido en su infancia, casi por casualidad, pero desde entonces habían mantenido correspondencia y llamadas telefónicas; incluso se habían planteado utilizar internet para chatear, pero estaba claro que los dedos de Kira se habían creado para tocar las teclas del piano.

Al salir de la zona de equipaje una sensación de intenso nerviosismo la asoló, estaba realmente excitada por volver a ver a su gran amiga. Una vez más, como en todo el trayecto, se arregló la ropa y colocó el pelo. Había optado por unos pantalones vaqueros y una camisa de manga larga de un blanco impoluto. Su vestir era un tanto clásico, recordaba a esas señoras de alto standing pero sin menos pretensiones. Finalmente divisó a Marisa y el claqueteo de sus zapatos de tacón bajo la llevaron hasta ella.

- ¡Hola Marisa! –dijo efusiva pero no tanto como lo fue ella. Cuando se separó del fuerte abrazo de su amiga recobró un poco la compostura- So kind... tendré que acostumbrarme a la afectividad española –sonrió un tanto ruborizada- Ya sabes que los ingleses son muy secos jajajajaja....

Kira se alejó unos pasos para contemplar a su amiga. En su rostro pudo apreciarse un gesto delicado, casi angelical por estar al fin con ella. Se acercó a ella y la agarró de las manos con cariño.

- No sabes lo agradecida que estoy contigo, really. Si no fuera por ti no vería tan claro la oportunidad que me han dado. Tengo a una amiga, ¿qué más puedo pedir? –la joven suspiró y sus mejillas se sonrojaron- Oh my God, que tonta... ¿qué contarte? Ha sido un viaje muy corto y tengo muchas ganas de ver la ciudad, donde vives... –sonrió- ¿Te fijas que bien hablo español? Desde que acepté la propuesta estuve dando clases de perfeccionamiento de tu idioma. Mi profesora te envía saludos por tu gran labor jajajaja...

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Mari, ya sabes que soy impulsiva como nadie... no puedo dejar las cosas así. Tengo que averiguar qué está pasando y esta es la única forma.

Luego te llamo y hablamos mejor. Deséame suerte.

Gritabas y golpeabas todo lo que tenías a mano, que no era mucho solo la cama y las cadenas.

La puerta era de madera aparentemente poco resistente para tu fuerza si te pudieses liberar de las cadenas sería fácil salir de aquel lugar. Un ruido como de maquinaria se escucha tras la puerta que hizo que se abriera, tiene gran grosor y es metálica.

Una extraña figura emergió de la oscuridad, era una mujer de piel clara pero lo que más te llama la atención de ella es su hermoso rostro, sus ojos claros hacen que no dejes de mirarlos mientras te habla, con el pelo largo y oscuro. Viste muy elegante.

- Tranquilízate, - dice con voz dulce - ¿por qué no te pones cómodo esta noche? Mañana hablareis - concluye con acento francés - podrías recoger la cama o dormir en el suelo, donde gustes monsieur. -

Buscas con la mirada a la chica pero no la ves, no sabes si es por que sospechas de ella o si la conoces. La gente pasea por el centro comercial con sus compras en los carros, te viene un olor a palomitas recién hechas de la tienda de gominolas de la entrada.

Mientras hablas con Mario por Walki.

Una de las cajeras, Alex, te saluda y sonríe como siempre, es buena amiga tuya.

Vuelvo de pronto a esa realidad que me rodeaba. De pronto fue como si el ruido de las bolsas de los compradores, el ruido de sus zapatos al andar, aquel murmullo sordo que me rodeaba, me hiciera volver de este estado de no-ser en el que me encontraba.
Miré a Alex, y le devolví una sonrisa amplia mientras hacia una elegante reberencia para intentar despertar una risa en su rostro. No me importaba lo que la gente que por allí paseaba pensara de mí, tampoco el hecho de que al ser guardia de seguridad aquello pareciera algo gracioso: ¿En cualquier sitio se podría ver esto? Pensé feliz. Era un día en el que más o menos me sentía bien con lo que me rodeaba, además, Alex era una joven que siempre hizo despertar en mí una parte graciosa y simpática...
Sin embargo, mi mente seguía un poco atenta, sin bajar la guardia. Para evitar cualquier problema en el centro comercial...