Partida Rol por web

-JAJAJAJAJAJAJAJ!- La carcajada resonó por todo el lugar con gran eco -Eso es lo que van a hacer? pedirle ayuda a tu "querido superior", si está claro que no va a bajar... debo admitirlo, en el fondo, sois graciosos- dijo mientras continuaba riendo sonoramente al ver que no había respuesta para las plegarias. -Buen intento chica, la próxima vez intenta algo más efectivo, como llamar a la policía- y luego mira a Zadkiel, el gesto del hosco sujeto, ángel en teoría, parece menos rudo y más amable ahora que se ha divertido.

No obstante, al oír Alexandra, nuevamente retorna la seriedad y el ceño fruncido con rapidez.

-Bien chico, eres tan ingenuo como tus compañeros? mira a la de allá, la que llegó en el cuerpo de la cuarentona, en vez de estar pensando, está allá gastando su tiempo con esta manada de ovejas- dijo mientras exhalaba una bocanada de humo -La pequeña parece estar desesperada y el único racional es el tipejo de allá que se toma las cosas con calma. Ya lo he dicho, Alexandra no está, se la cargaron, pidió ayuda, ustedes son la ayuda, aunque hubiesen llegado a tiempo, habrían podido hacer nada... así que den un paseo, coman algo, vayan a la iglesia, recen unas horas y ya, no podréis hacer nada.- repitió por enésima vez.

-No había ningún plan de respaldo para el original, no pensábamos que fuese a fallar, era peligroso, si, pero contábamos con refuerzos, ayuda y que ibamos a patear los traseros llenos de azufre de los demonios con tanta fuerza que desintegrarían la secta de puro dolor....- tiró el cigarro al piso y puso su pie sobre él, apagándolo -Pero ya ven, nada sale como uno pensaba, eh?-

Anya respiro profundo. No se molesto por que Guy no hubiese podido ayudarlos. Se puso de pie lentamente y se acerco al hombre barbudo con expresión seria. Había muy poca gente que lograba acabar con su paciencia. Las hermanas del orfanato y aquel hombre. Se acerco a el parándose enfrente. Respiro profundo mientras su rostro mostraba inexpresividad. Levanto su mano derecha para pegarle un cachetazo.

-Puedo permitir que me insultes a mi, aunque no deberías hacerlo... Por lo general mi paciencia es inmensa, pero no voy a permitir que digas algo de mi Superior o que siquiera lo pienses burlándote de el... si la misión fracaso por que no vino la ayuda en el momento correcto entonces deberías preguntarte si TU NO ERES EL INUTIL que no puede hacer algo bien en una misión...-

Estaba harta de sus comentarios fuera de lugar. Y tampoco tenia ganas de seguir quedándose allí con toda la gente despertando. Era una chica que prefería estar sola o en compañía de sus compañeros y superior. Camino hacia la salida. Sentándose en las escalinatas y respirando profundamente para calmarse. Tenia que pensar con claridad. Al parecer ellos iban a ser sus compañeros pero todos estaban mas separados que los continentes. Se quedo allí afuera. Tratando calmarse y aguardando tal vez con suerte a que el imbécil no volviera a salir y solo lo hicieran sus compañeros.

Zadkiel se encogió de hombros ante las palabras del hombre y no respondió. Estaba claro que les dejaban solos para la misión.

Les ha salido todo mal y ahora quieren que nosotros lo arreglemos, pues bien habrá que intentar sorprender a los jefes teniendo éxito allí donde esta gente ha fallado.

Realmente tenía la cabeza en otra cosa. Sus inquietas manos habían comenzado a hurgar en los bolsillos de su pantalón en cuanto Zadkiel las metió allí, intentanto averiguar lo que el tacto de los objetos allí guardados le sugerían, se había distraido bastante de la conversación. Tampoco es que le importara, por que para la receptividad que estaba ofreciendo el hombre barbudo, era mejor callarse y seguir con lo que habían ido a hacer.

Las palabras de la muchacha airada lo sacaron de su ensimismamiento, asustándolo un poco por la repentina brusquedad con la que habló. Luego la siguió con la mirada mientras se dirigia a la calle.

-Bueno, pues no veo por que tenemos que seguir hablando si no tiene nada más que decirnos, señor. Si ahora nos tenemos que arreglar con lo que tenemos, sin nada más, así se hará. Por mi parte sólo añadiré que intentaré hacerlo lo mejor que pueda.

Y diciendo aquello, comenzó a caminar lentamente hacia la salida, para juntarse con la joven mientras sacaba los objetos de los bolsillos y los inspeccionaba con curiosidad. Caminaba despacio, no fuera que el hombre que los había recibido quisiera decir alguna cosa más.

Veamos que tenemos aquí... a ver si alguna de estas cosas me puede decir quien soy pensó mirando lo que sacaba del bolsillo.

¡¡ Huasca !! ¡¡ VAYA GUANTAZO !!

Exclamo con el eco de la capilla haciéndolo resonar, acompañando el tortazo de Anastacia

Me incorporo, parece que ninguno de los mortales iban a reaccionar y estaban completamente fuera de combate

No les recordaba tan debiluchos

Camino con las manos cruzadas por delante del cuerpo, querría tener mi turno para increpar y tratar de interrogar al tipo del mostacho pero no parecía el mejor momento tras un sonoro guantazo y una riña y reprimenda, así que camino hasta quedar junto a Anastacia frente al hombre, apretando los labios esperando la respuesta de éste

Muevo mis manos nerviosa, seguramente tras dar su última respuesta tratará de marchar a lo que yo le llamaré a su atención una vez más pidiéndole una última explicación.

¿Eh?

 Un sonido seco se escucho en toda la
capilla en la cual reino el silencio unos segundos luego de las últimas palabras
de Mostacho.  – ¡Mierda! No sabría decir si aquello fueron cojones  o idiotez, por lo visto idiotez – Sin esperar
la reacción del hombre robusto, la mujer que le había propinado una buena
cachetada dejo su lugar, tal vez por no querer escucharlo, tal vez por miedo a
una violenta respuesta, ve a saber tu.

La otra mujer de
aspecto cuarentón  la siguió, dejándome claramente
solo y sin una respuesta a mis palabras – Vaya
forma de hacerme gastar saliva– y en cuanto al hombre que creo escuchar que
se llamaba zadkiel (Había recibido el nombre de mis compañeros en una lista
pero ni me los acordaba) siguió insistiendo con la misión al hombre luego de ver
el golpe que había recibido.

Por el momento me
mantuve sin decir nada, quieto y lejos en mi lugar esperando a ver como se desarrollaba
tan inusitado acontecimiento, sobretodo lejos, no vaya a ser que reciba un
hachazo por parte de un furioso hombre corpulento.

La cachetada resonó en todo el lugar. Incluso parecía que allá afuera las cosas se habían callado. El hombre quedó acomodado, de tal forma, que su mejilla sobresalía. Escupió al suelo y se acomodó mientras se acariciaba lentamente y sonreía con el ceño fruncido.

-Debo admitirlo niñata, tienes agallas- dijo mientras daba un paso hacia la salida.

Afuera, la ciudad estaba inusualmente tranquila, el calor bochornoso de una tarde en Houston parecía haber hecho que el tiempo transcurriera con más lentitud, el improvisado templo, daba hacia un barrio residencial de algunas casas de tres pisos, había un par de automóviles aparcados, y algunos transeúntes humanos paseaban despreocupadamente, mientras la naturaleza de los cinco extraños en la entrada les era indiferente. La guerra entre el bien y el mal, librada desde las sombras.

-Niñata, la próxima vez que digas que no hago bien mi trabajo- dijo mientras cambiaba su aspecto a una seriedad tétrica -te juro que me importa lo que diga Dominic o cualquiera de los estirados, haré que no se te olvide el filo de mi hacha cuando estés de regreso arriba, para preguntarle a tu superior porque no te ha ayudado- dijo mientras esta vez había perdido todo rastro de amabilidad.

-Sois unos suicidas, pero no será mi pellejo... queréis saber que ha pasado? es simple, yo trabajaba con Alexandra para limpiar a estos malditos, y ya veis, mis compañeros fueron barridos, y yo me he salvado por andar siguiendo las reglas...- tomó una gran bocanada de aire -... Y al final lo bien que me ha sentado acabar con uno de los malditos sirvientes, me temo que es lo que podré hacer, y si valoráis vuestras nuevas existencias como soldados del Barbas, harían bien en irse, de una puta vez, y evitar comportarse como tarados, podría ser que el siguiente con el que se topen, no tenga tan buenos modos como yo- y escupió al suelo, cerca a los pies de Anastacia.

Anya se levanto de donde estaba mirándolo fijamente de manera seria. Si se hubiese podido ir lo hubiese hecho.

-Amenazame todo lo que quieras, pero si quieres hacer algo hazlo. Tus compañeros están muertos y tu lo único que haces es quejarte. Tienes gente que vino en tu ayuda y solo lloras por que la misión fracaso. Eso no es lo que hace un ángel. Si tanto miedo le tienes a Dominic entonces pide que no te vuelvan a enviar a la tierra por que ellos están ocupados como para venir a ayudarte. - Respiro profundo y continuo – Si quieres castigarme, o acusarme con mi Superior hazlo, no voy a salir corriendo y voy a aceptar el castigo por haberte cacheteado pero bien merecido te lo tenias. No siempre se gana, y cuando se pierde tienes que aceptarlo y hacer lo mejor posible para solucionar la situación. Gran ejemplo de valentía das solo quejándote. No puedo irme al cielo, por que ahora que baje no puedo volver, de poder hacerlo ya hubiese vuelto a hacer algo mas productivo que estar contigo aquí perdiendo tiempo que podría estar usando para aprender a curar enfermedades terminales...-

Mantuvo la mirada fija, antes de mirar a sus compañeros.

-Yo no se ustedes que van a hacer, pero no me voy a quedar de brazos cruzados por que un viejo cascarrabias esta encaprichado por que somos novatos. Yo voy a tratar de hacer lo posible para volver al cielo y por lo menos no pasar vergüenza ante Guy que confío en mi para enviarme. Y yo no planeo defraudarlo, si no puedo completar esta misión por falta de información, por que nadie me la brinda, entonces voy a buscar como sea como ayudar. Si hay demonios encargarme de ellos y cumplir con mis obligaciones...-

Los observo fijamente. Mientras aguardo sus respuestas.

-Está claro que nuestro anfitrión ha dicho todo lo que tenía que decir y que a partir de ahora estamos solos -le comentó Zadkiel a Anastacia- Si no vamos a recibir más información para la misión de aquella que disponemos, ya va siendo hora de que nos pongamos en marcha, que por lo que parece tenemos mucho trabajo que hacer.

Zadkiel ya había sacado sus manos de los bolsillos, con todo lo que pudo encontrar en ellos y se distrajo de lo que estaba diciendo mirando el contenido de sus manos.

Hummm... un volante de la secta que hemos venido a hacer desaparecer, un crucifijo, $2 en billetes arrugados y la identificación que dice que soy... Walton Moore, perfecto, entonces eso significa que no ha habido ningún error en el informe de misión... pues según el caracter de este hombre que decía el informe me va a tocar cerrar la boca para que nadie piense cosas raras, el tipo no era muy hablador e intimidaba un poco ¿Cómo lo haré para imponerme con mi presencia? No estoy acostumbrado a estas cosas...

Instintivamente Zadkiel torció el labio, aparentando un enfado sobreactuado, cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer volvió a adoptar un rostro relajado.

Creo que voy a tener que practicar en un espejo.

Sus pensamientos volvieron a la iglesia en donde estaba teniendo lugar la discusión.

-Y es que de eso se trata compañera, no hemos venido aquí a pasar las vacaciones, nos han mandado una tarea y yo también voy a cumplir con mis obligaciones.

Todo daba vueltas entorno a lo mismo

Como bien decía Anastacia por culpa del sujeto toda la discusión no dejaba de dar vueltas a la muete de Alexandra.

Ni siquiera estábamos seguros de que este tipo fuera un ángel.

Eva se habia dirigido al curtido hombre para manifestarle un pensamiento que ahora se desvanecía, temeroso, precavido, ahuyentado por la sobrecogedora presencia que aquel hombre emanaba en sus potentes palabras y su taciturna mirada.

Cita:

Se-Señor.... - Me atrevo a interrumpir - No me presentado pero por su actitud no creo que le importe demasiado mi nombre, habiendo ya perdido cuanto le importara, tal como dice ud. mismo y con todos mis respetos.

Bienvengo su recomendación de marcharnos, pero creo que más ayuda nos podría brindar, si es por falta de esfuerzo que le requiere dárnosla, el decirnos a dónde deberíamos ir ¿Sugiere abandonemos el culto cambiando la vida de los mortales cuyos cuerpos ocupamos? ¿Qué ha querido decir con el siguiente con el que se topen? ¿Acaso no acaba de decir que sólo queda usted?

Ya que usted considera concluida y perdida la tarea por la que vino, ¿no puede facilitarnos la información que adquirieran con tal de preservar nuestro objetivo o nuestras vidas?
 

Dicho esto enarco las cejas dispuesta a recibir la dura reprimenda del tipo sin modales ni motivaciones.... esperando que mis amables palabras logren ablandar su conciencia.

Al final la cosa no paso a mayores y mostacho tomo una actitud mas sumisa sin recurrir a la violencia como me esperaba. Mas tranquilo, me fui acercando al resto del grupo escuchando lo que decían cada uno: todos hablaban de comenzar la misión, de ir a suicidarnos cuando un grupo de ángeles con mucha mas experiencia fallaron en donde nosotros queríamos tomar su lugar, y para peor, querían separarse del único guia que teníamos por no muy amigable que sea, aunque al fin y al cabo, lo prefería así que a un fanático del barbas que no hace mas que hablar ñoñerías como los curas que predican su palabra.

La ultima persona en hablar fue la mujer cuarentona, no hizo mas que seguir insistiendo como hacia Zadkiel, preguntando y dependiendo de los demás no llegaríamos a nada, solo demostrábamos dependencia y debilidad que seguramente para mostacho era una molestia.

¿Saben que llevar la misión a cabo ahora es imposible y encima quieren seguir los pasos de los que ya fueron enviados al cielo? - Dije aun con mi despreocupada mirada sin dirigirla a nadie en especial - Gustaba de mi perfil bajo, pero hay un limite entre la esperanza y la mentira, ¿acaso no se daban cuenta? - Y por parte usted, ¿señor Houston, o me equivoco? que piensa hacer, ¿mirar la barba crecer al diablo? - Le hable a mostacho, acompañando la pregunta con una risa un tanto sarcástica- A la mierda con la misión, realmente esta perdida - Me di vuelta acercándome hacia anastasia y hablando a nadie en especial- No se ustedes pero por mas que la misión este perdida, quiero joder a esos demonios lo mas que pueda antes de volver a novalis con el rabo entre las piernas, lo veo mucho mas divertido y productivo que quejarme sin hacer nada. - Termine de hablar, buscando un pared en la cual apoyarme.
  

Observo a Eddgar acercarse y hablar hacia el grupo. Tenia razón. Ella tampoco iba a volver donde Guy a decirle que no había hecho nada. El no había criado a una inútil.

-Estoy de acuerdo. Podemos sentís presencias demoniacas, entonces pongamonos en marcha...Seguir gastando saliva aquí no tiene sentido, y no hace falta que todos cacheteen a una pared...-

Les dijo a todos, mirándolos uno por uno. Le resultaban llamativos sus cuerpos, y se preguntaba por que ella había terminado siendo el envase mas joven del grupo.

-Eva, Zadkiel, Eddgar... Vamos a tener que cuidarnos las espaldas pero propongo que comencemos a avanzar. Si buscamos en los alrededores tal vez encontremos alguna pista de la pelea que tuvieron ellos y podamos sacar alguna información. Y si encontramos demonios en el camino, bueno pues, a destrozarlos...-

Les hablo tranquila. Su enfado momentáneo se había terminado. Volvía a ser la misma Anya de siempre. Tranquila y pasiva. Esperaba poder ayudar en el grupo para que el estuviese orgulloso de ella.

-Sois bastante curiosos- dijo mientras los examinaba -todo está perdido y aún así tenéis el valor para hablar como unos verdaderos suicidas, vaya que si los entrenan bien allá arriba, casi parecen soldados dispuestos a inmolarse por su causa- y se metió las manos en los bolsillos. -Me gusta como hablas, tu, el pasivo- dice dirigiéndose a Eddgar. -Pero no soy el Señor Houston, estás en Houston amigo... vaya si eres algo lento...- escupió una vez más. La mirada era dura, pero parecía haberse vuelto menos fuerte, ante la entereza, el valor y quizás la estupidez que mostraban los cuatro ángeles en continuar con aquella faena de misión... o al menos perecer en el intento.

-Bien, os daré una ayuda, en la Christ Church Cathedral, están los representantes de la jerarquía, los burócratas angelicales, pasad a saludarles y decidles que Ruthiel les manda a saludar- dice con una sonrisa algo curiosa. -A ver si no os dan tanto papeleo, que cuando terminéis de llenar formas y dar explicaciones se os ha olvidado la voluntad con que habéis llegado... y por cierto- dice señalando a Zadkiel, su pulgar grueso, casi que toca su entrecejo, puedes ver la uña algo sucia y algo de cabello. -Estas en Houston chico, ten cuidado...- y diciendo eso se da media vuelta.

-Y matened a la niñata controlada, o va a daros problemas- dice mientras se aleja caminando tranquilamente por la acera.

El sol de la tarde reaparece tras una nube, de repente el silencio se cierne, y la temperatura se recupera rápidamente, aquel extraño, "Ruthiel", va caminando tranquilamente, dejando detrás un salón de la secta con varios humanos inconscientes y cuatro ángeles novatos dispuestos a lanzarse a una trituradora, si eso les garantizaba cumplir la misión para sus superiores y en el camino, cargarse a varios Demonios.

Una señora de unos 50 años pasó muy cerca, miró y sonrío a los cuatro y siguió caminando, no pasaban muchos vehículos y el aire olía un poco a arena y a polución. Los sentidos de los ángeles les garantizaban una clara ventaja frente a cualquier humano normal. Parece un día calmo, y cálido, nada de que preocuparse, aunque claro, esta pereza y fatiga que por detrás de las cosas se manifestaba, tan solo era la superficie bullendo de algo peor... después de todo, el rango de la misión debía decirles algo.

Así, Houston, en este día amarillo, reflejado en las aceras y calles, en las paredes de las casas y las ventanas, en esta tarde, se abría para Zadkiel, Anastacia, Eddgar y Evangelina, portando la bandera del bien y las esperanzas del triunfo.

Anya lo observo durante los momentos que hablo, cruzándose de brazos.

“Yo no meto en problemas a la gente...por lo general los problemas los tengo conmigo...y si no te hubiese cacheteado seguiríamos siendo trapos para ti.”

Observo a sus compañeros y se sonrío levemente.

-Bueno prometo tratar de controlarme...pero la cachetada se la merecía...- Les dice tranquila – Bien deberíamos ir a esa iglesia entonces...es donde podemos empezar...-

Reviso en su bolso, tal vez de casualidad tenia un mapa de la ciudad entre todas las cosas que esa chica tenia.

Cita:

Las palabras del hombre le pegaron como un martillo cuando Zadkiel compredió el motivo por el que las decía.

Genial, no solo tengo que preocuparme de los demonios que han desbaratado los planes de este energúmeno, si no que encima tengo que andarme con los pies de plomo por el envase en el que me ha tocado estar. La cara de Zadkiel no puedo evitar reprimir el sentimiento de fastidio que le proporcionó la información que Ruthiel le acababa de dar Bueno, al menos ha tenido la amabilidad de prevenirme.

-¡Vaya! Al final no ha hecho falta utilizar al sacacorchos para sacar la informacion sobre en donde encontrar a los amables señores con los que tenemos que hablar. Me encanta la cordialidad y amabilidad imperante en este debate, toda una demostración de educación sin ninguna duda. No pudo evitar hablar irónicamente, lo cierto es que ya se le había acabado la paciencia de tanto que se había mareado la perdiz en aquella conversación. Gracias por el aviso, mister, tendré cuidado.

Luego acompañó al resto de la gente a la calle intentando serenarse, había estado muy tranquilo hasta los últimos momentos de la conversación y no era el momento de perder los nervios. Cuando salió a la calle, miró a Anastacia y le respondió sonriendo a lo que ya había dicho:

-Tranquila, estoy seguro de que no necesitarás controlarte, creo que sabes comportarte perfectamente se acercó a su oreja y le susurró al oido yo también creo que se la merecía jeje

Cuando se reincorporó pensó en la dirección que les había indicado el tal Ruthiel y señaló

-Hummm... creo que es por allí, por cierto, en lo sucesivo será mejor que nos llamemos por el nombre de nuestros cuerpos anfitriones, así que podeis tratarme como Walton.

A nadie les importaba la sala llena de gente desmayada, puesto que sólo eran mortales sin valor, ovejas les habían llamado.

Aunque fueran ovejas, ¿No eramos nosotros el cayado del pastor? Acaso el gran objetivo, vista holística de la misión, no era, ayudar a los humanos, librándoles de la perturbadora presencia y diabóica subyugación a la que podían estar sometidos.

Y sin embargo, ¿Carecían de importancia?

La conversaciones de mis compañeros giraban y giraban en incongruentes decisiones.

¿Qué se supone estaba haciendo el tipo en el estrado?

Sólo esperarnos para echarnos bronca y luego irse a... ¿A dónde?

¿Soy la única que se realiza preguntas? ¿Soy la única a la que nadie tiene en cuenta?

Como Alexandra o Alejandra o Alejandrita como se llamara estaba muerta, la misión habia fracasado, y por tanto no tenia sentido tratar de llevarla a cabo, y sin embargo, mis compañeros no querían volver al cielo sin purgar el máximo de demonios de la secta, ¿acaso no era éste el objetivo primordial de la misión?

¿Sólo yo veo que se están mordiendo el rabo en un continuo círculo de innecesarias y estúpidas ironías?

Apreté los labios y observé el panorama, echando un ultimo vistazo con remordimiento a los desdichados mortales que habian en la capilla. No era ésa iglesia la única fuente de información, quedarse aquí con los mortales para saber que hacía DonMostachos antes de nuestra aparición podría ser relevante, y ocupar su puesto en el estrado para tomar mayor control social de la secta sería el gesto más inteligente si ése era el objetivo, pero ninguno de éstos "experimentados" serafines iba a escuchar a una paria como yo.

Respondí cortés a la sonrisa de la vieja con un realmene emotivo: ¡ Hasta luego !

Los mortales eran realmente fascinantes, podían traernos de cabeza a ángeles y demonios a su mundo, podían hacer que volcáramos sobre ellos todos nuestros esfuerzos, pero aún así no eran capaces de admitirlo.... bendita ignorancia

Anya sonrió a Zadkiel y ante su comentario susurrado.

-Pueden llamarme Constance...- Miro de reojo a sus compañeros y se detuvo. - ¿Eva? ¿Esta todo bien...? No tienes buena expresión...-

Camino hacia ella apoyando su mano en el hombro de su compañera. Mientras la observaba. Estaba ¿Molesta? ¿Preocupada? O tal vez ambas. Tal vez había dicho algo que la molesto o la hirió. Comenzaba a preocuparse, esas cosas no le gustaban. Exceptuando a quien se lo merecían, no le gustaba dañar a los demás.

-¿Dije o hice algo que te molesto Eva?-

Le pregunto en un susurro mientras la mirada fijamente y bajaba la vista arrepentida.

Hace falta tu tirada... tu tirada!

Cita: