Partida Rol por web

"Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos."

Juan 15:13.

Houston, Texas, hora desconocida, en algún lugar...

La eterna batalla del Bien contra el Mal era la ocupación de los siempre puros y angelicales siervos del señor, derrotar a Satanás y sus esbirros era la razón de su eterna existencia y el entretenimiento que pudiesen necesitar, su modo de vida y el motivo de la enorme maquinaría que movía a los Arcángeles a ayudar a los humanos (o a la creación) de todas las formas posibles. Y esta vez no sería nada diferente, hacía unas horas que cuatro ángeles novatos, elegidos casi a dedo, habían sido designados para encarnarse y cumplir la labor de ser los guardianes de los designios del Barbas.

Y eso fue precisamente lo que sucedió, en aquel sitio, que parecía un auditorio recientemente armado, de columnas blancas y bancas alargadas, como las que se encontraría en una iglesia, que no ostentaba cuadros sino posters publicitarios para la campaña más grande de los "Santos de los días del Juicio Final". Según se podría decir, aquel sitio era fácilmente clasificable como una de las asambleas de oración y adoctrinamiento, a donde los mortales seguidores fieles amantes de las mieles del señor y la fe radical, asistían como borregos. Putos mortales. Pero a esa precisa hora, donde se suponía que deberían oirse cánticos de alabanza, sermones de ayuda, instancias a colaboración, recordatorios de que el momento estaba cerca, reinaba un absoluto silencio, apenas interrumpido por débiles respiraciones, era como si todos hubieran muerto...

Y en medio de aquel horrible caos mudo, cuatro figuras de luz descendieron en distintos lugares de la improvisada iglesia, se podía ver las formas de sus alas, y la pureza que emanaban al adentrarse en los cuerpos que ya conocían, era vertiginoso, pero era lo único que podían hacer, y en distintas partes, empezaron a levantarse, sintiendo los cuerpos en los que habían venido a dar.

Primero lo primero, ellos no eran los únicos, había varias personas más, en medio de un desorden reinante, varias tiradas o sentadas, inmóviles para quien observara por encima, y como nuestros ángeles están empezando a comprobar como se siente la humanidad (o la terrenalidad, porque de humano solo tienen los cuerpos), y como se siente, se respira, se observa.

Pero una voz gruesa llamó la atención de los cuatro, con su apropiada dosis de eco, que rebotó acústicamente y llegó hasta sus oídos...

-Vaya, vaya, vaya, así que después de todo la Burocracía funciona, tarde, pero funciona- se logró entender, con claro sarcasmo. Allí, en lo que sería el podio, o la tarima, donde suponen podría pararse el orador a narrar las aventuras y desventuras, y como Dios es tan bueno, estaba este sujeto... particular. De contextura gruesa, músculos sobresalientes, una camisa vieja y algo sucia, una barba incipiente y mal cortada, un bigote anormalmente largo e igualmente sucio y un cabello oscuro y poco limpio, que tan solo completaba la imagen de desdén vanidoso, mandíbula fuerte, dientes apretados, mirada negra, y respiración tranquila.

Y por supuesto, algunas motas de algo oscuro sobre su vestimenta, un Hacha clavada a su lado, hundida en la madera, que el sostiene. La levanta y esta, como si se tratara de aire, o de una nube, se desvanece en sus manos, paar dejarlo solo a él. -Han llegado los novatos, que alivio, ahora si me siento más tranquilo- dijo mientras buscaba un cigarro, y esperaba la reacción de los presentes.

Me levanto lentamente de mi asiento. Primero observando la ropa y la “nueva apariencia” que había adoptado en el mundo terrenal. A pesar de estar vestida con todo eso, me siento desnuda al estar solo acostumbrada a mi túnica y muy de vez en cuando a ropa terrenal. Respiro profundamente unas veces antes de dedicarle la mirada a aquel hombre.

Lo miro fijo, levantando una ceja ante sus comentarios. Bastante desagradable a la vista, pero al parecer era con quien debíamos encontrarnos.

“Si tanto le molestan los novatos, hubiese pedido gente mas experimentada... Que poco agradecidos que son...”

Pienso para mi mismo mientras me le acerco. Caminando de manera tranquila y tratando de ser poco llamativa.

-Debería ahorrarse sus comentarios despectivos señor... Si pidió ayuda y se la asignaron entonces agradezca que así ha sido... El Señor escucha todas las plegarias y asigna a quienes considera capaces para las tareas que se le piden...- Le digo con voz firme, pero sin subir mi tono normal.- Y tampoco debería juzgar por las apariencias, ya que no podría decir mucho al respecto...-

Le digo mirándolo de arriba a abajo, antes de volverlo a mirar al rostro fijamente. Bastante desubicados sus comentarios y sus criticas. Es la típica gente que siempre se queja de todo y nunca es capaz de agradecer lo que se tiene. Pareciera ser alguien que no perdió muchas cosas en su vida y tampoco tuvo pocas, como para aprender a valorar lo que lo rodea.

Me cruzo de brazos, aguardando en silencio. Mientras observo la sala donde están las demás presencias de los ángeles y observando la multitud humana paralizada por nuestra aparición.

Expiro el molesto aire que Dorothy guardaba en sus pulmones.

Irritaba mi alma y me daba picores pero aissh lo necesito

Vuelvo a inspirar fuerte y suelto un estornudo ante la molesta acción

Hacia siglos que no tomaba un cuerpo humano y el último estaba en deplorables condiciones

Un escalofrío recorrió el cuerpo de Dorothy haciendo a Eva estornudar de nuevo, gesto que, le ayudo de nuevo a inspirar el aire

Se levantó sin dificultad, un gesto que en su última tarea en la tierra fué de lo más duro, y agarró con una mano la punta de la falda larga que vestía y comenzó a ondearla mientras ojeaba su vestimenta.

Un bonito vestido negro sin mangas y falda larga, algo ceñido al cuerpo, o quizá fuera que el busto hacia exagerar la tensión del tejido, unos zapatos de tacón la mar de coquetos y unos guantes largos que remataban a aquella mujer de innegable devoción y buen gusto por la moda.

En sus manos tenía un práctico rosario, y entonces Eva se dió cuenta del lugar en el que estaba y la gente que le rodeaba, Dorothy debía estar rezando justo en esos instantes... pero no creo que pidiera esto... jeje

Algunos presentes observan nuestra espectacular entrada.... me pregunto si la esperarían

Me dirijo hacia las personas más cercanas a Dorothy

Venimos en son de paaaz.... a no... uhm ... quiero decir sí pero, el caso, no debéis temer

Sonrio al tipo del bigote, sin duda él debía ser Alexandra

Y le saludo elegante y respetuosamente con una inclinación de cabeza a la vieja usanza para verificar su identidad

¿Sois vos quien nos habéis llamado entonces?

Contemplando con curiosidad el lugar en el que se encontraban, Zadkiel hizo oidos sordos a lo que el individuo de espesa barba decía.

Se sentía desorientado y algo confundido tras el viajecito y lo primero que hizo fue buscar con la mirada un lugar en el que poder ver el reflejo de su cuerpo terrenal, no encontro nada que le sirviera y suspiro resignado.

De todas maneras ya habrá tiempo de sobra para eso pensó distraidamente.

Luego se giró hacia el que parecía ser su anfitrión y sin dar mayor importancía a sus palabras se presento.

-Saludos, soy Zadkiel, enviado de Juan hablaba mientras caminaba acercándose a la altura del ángel que había hablado antes que él y mirando al anfitrión Supongo que formaremos equipo. Será todo un placer compartir esta experiencia con vosotros. Le dijo al resto de novatos como él, al observar su silencio y no consiguiendo controlar su locuaz naturaleza ¿Y vosotros sois...?

Mi mente
comenzaba a despertarse, poco a poco fui notando como comenzaba la actividad en
mi cuerpo, el viaje era corto y no muy placentero o destacable, pero en las
pocas veces que había bajado a la tierra, siempre gustaba de los primeros
momentos en los cuales disfrutaba del inactivo cuerpo de mi “traje”. Un
suspiro, fue lo único que solté sin abrir mis ojos, permanecí descansando en el
cuerpo humano que había recibido unos momentos, escuchando la gruesa voz de lo
que parecía ser un hombre.

Si no fuera por
mi cabeza dura no tendría que haber rendido cuentas con Novalis y  podría estar descansando…

No di mucha
importancia a lo que decía el hombre, solo me lamentaba, me quejaba de mi
imprudencia y mi falta de disciplina, por culpa de esta, había terminado en una
misión, una misión de la cual Nova no paraba de repetir que serviría para
despertar mi casi inexistente mente, no me gustaba pensar en cómo lo haría, no
me gustaba pensar.

Ahh mi cabeza -Con
tan solo el hecho de pensar en pensar, piedras del tamaño de un puño golpeaban
el interior de la cabeza de mi “traje” provocándome cierto dolor de cabeza, ya
estaba comenzando a florecer los indicios de la jaqueca, sería mejor no pensar
y menos en pensar.

Terminando mis
labores como gran filósofo y pensador, y dejando llevarme por el principio de
la curiosidad, abrí mis ojos y atisbe a mí alrededor, el hombre de voz gruesa,
quien acababa de desaparecer un hacha con o sin la misma gracia que un mago desaparecería
una moneda, nos observaba ceñudo desde lo que parecía ser el podio, altar, o lo
que sea eso donde se ponen los curas a recitar sus ñoñerías. Podía distinguir
claramente aquellos que serian mis compañeros ya que estos habían comenzado a
moverse (no como los otros personajes de esta peculiar escena, que permanecían en
un estado de vida-muerta):

La primera era una
mujer, no muy contenta con la actitud del hombre, claramente y en toda letra
una mujer, nunca contentas con nada.

La segunda y no
en tan bello cuerpo como la primera, también era una mujer, pregunto si el
hombre había sido quien nos había llamado ¿Acaso no estábamos aquí para atender
a un tal Houston?, si no hay nadie más en la sala, no quedaba otra alternativa
que el hombre que hace desaparecer hachas.

 El tercero se presento como ángel, nombre,
servidor y otras formalidades preguntando por quienes éramos nosotros, me
limite a no decir una palabra, esperaría que contesten mis compañeras primero.

Terminando de
analizar (sin mucha gana) la situación en la que me encontraba y sin importarme
mucho en el cuerpo del buen Arnold, permanecí observando a mis compañeros con
una mirada desganada, descansando en la posición más cómoda posible.

-¿Que me los han asignado de ayuda? JAJAJAJA!- el hombre, empezó a reir, a carcajear con ironía, de forma despectiva -Eso ha estado bueno... Yo no necesito juzgarlos por las apariencias, señorita me-siento-muy-ofendida, han tardado horas en enviar refuerzos, y como resultado, bajan cuatro atarantados novatos!- gruñó mientras caminaba un par de pasos y bajaba de la tarima de un salto, con total naturalidad. -¿Además son ingenuos, como saben que no voy a arrancarles la cabeza... tengo que empezar a cantar para reconocerme? o prefieren que me identifique? novatos! en una situación de riesgo real, estarían ya de regreso con el señor que oye todas las plegarias- y empieza a caminar, se detiene a analizarlos.

-No, yo no los he llamado, eso ha sido idea de Alexandra, pero como les dije, han llegado ya tarde, ella ya debe estar de camino al cielo a llenar formas de queja por negligencias y demás, así que, bien, felicidades, no está, no pueden ir tras ella, Porque no aprovechan el tiempo y van a buscar algo que hacer...- resaltó, dejando notar su acento texano en medio de sus frases cargadas de rabia y empezó a caminar hacia la salida basante indiferente.

El grupo era además disonante, la chica joven de aspecto colegial, que se había sentido ofendida, la mujer cuarentona, rezandera, el negro flaco con una personalidad social y aquel otro, el indiferente con una apariencia ligeramenet demacrada.

Vaya forma de comenzar la misión.

Eva se lleva las manos al rostro y respira profundamente contando entre susurros

1...2...3....4...5...6....7...8...9....10

Uf, uf, uf respira

¡¡ He vuelto a llegar tarde !! ¡¡TARDE!!

Otra misión fallida más a mi brillante historial enhorabuena Evangelia, otra vez te has lucido...

La próxima misión será en un asentamiento en Marte.... y Dios no lo tiene preparado hasta el 2989....

Un segundo.... Alexandra ha muerto... la contratista a muerto... pero el trabajo sigue en pié

Me acerco rápido al angel encarnado en el cuerpo de la joven chica, y le pregunto apresurada y en un murmuro inaudible para los mortales que en la sala se encuentran, haciendo ademán al hombre de raza negra, cuya faz de huesos marcados me trae un frustrante recuerdo, que se acerque también junto al cuarto enviado.

Nopasanada.... nadadenadadenada

Relajo la voz y decelero el tono

Hemos llegado tarde para Alexandra, pero aún podemos purgar el culto de los cultistas, no está todo perdido

Retirémonos a un lugar más privado en el que comentar... por cierto... ¿Alguno de vosotros tiene don de gentes?

Miro de reojo a la gente congregada en la capilla

Creo que necesitan oir algo... lo que sea... no sería muy discreto que vayan chismorreando por ahí

Aprovecho para echar un vistazo,para comprobar si algún fiel ha abandonado a toda prisa la capilla haciendo levantar mis sospechas... ejerrm

Pues estamos buenos, por fin me envían a una misión importante con la que empezar a hacer méritos y lo único que consigo es cabrear al personal. Bueno, aunque la culpa será de los de arriba por enviarnos tarde, supongo.

-Calma, calma, lo importante es que ya estamos aquí, preparados para ejecutar ordenes, empezar a despotricar unos contra otros no arreglará el daño que está hecho, si es que realmente hay algún daño grave por haber llegado con algo de retraso Zadkiel hablabá moviendo los brazos para enfatizar sus palabras Pongámonos en movimiento para no seguir aquí perdiendo más tiempo con trivialidades y empecemos a hacer aquello para lo que nos han enviado.

Zadkiel hablaba para todo el mundo, aunque no podía apartar la mirada del hombre de acento texano quien sin duda alguna había tomado las riendas de la situación, como parecía que debía ser su trabajo.

-Ahora, si no es tarde ya, tiene usted algun tipo de información adicional que sea pertinente que poseamos para la eficaz ejecución de nuestro trabajo? Zadkiel formuló la pregunta con el tono mas educado que sus nervios le permitían, sabedor que era mejor zanjar la discusión que había comenzado antes de que fuera a mayores. Lo mejor era centrarse en el trabajo por el que habían sido enviados, en cierto modo,si como decia el hombre tanto retraso llevaban, era lógico pensar en empezar cuanto antes para recuperar el tiempo perdido.

Y por que negarlo, tengo ganas de probar la nueva envoltura con la que me han vestido pensó para si mismo

Anya miro a la mujer que se le acerco a susurrarle. Parecía algo desesperada. Y el otro hombre hablo con razón. Lo mas importante, era que debían mantener la calma. Eso siempre se lo había dicho su superior al momento de analizar la situación. Apoyo la mano en el hombro de la mujer, presionándola apenas contra su ropa. Le digirió una mirada de calma. Sabia que no iba a servir de mucho, pero su tranquilidad en esas situaciones a veces había ayudado a calmar a los demás.

“Si es cierto que llegamos tan tarde, entonces en vez de seguir quejándose debería decirnos que hacer...”

-Deberíamos apresurarnos, como dice nuestro compañero presente... Que hallamos llegado tarde no significa que todo es un fracaso...-

Les digo con tono tranquilo, mientras acomodo mi ropa y mi bolso.

-Mi nombre es Anastacia, soy servidora de Guy...-

Hablo con orgullo esta vez. No podía estar mas satisfecha con el superior que la había elegido tanto tiempo atrás. Estaba orgullosa de servirle y poder serle útil, no tanto como ella hubiese querido, pero si en todo lo que el necesitaba. Saludo a los presentes con una inclinación de cabeza mientras volvía a mirar al hombre de pocos modales. Aguardando que tal vez, el les diera un indicio de como debían comenzar, o si tenían vía libre para investigar por su cuenta.

Mustachoman comenzó
a reír de forma irónica mientras se lamentaba de su suerte al recibir 4 novatos
luego de su espera,  al rato comenzó a caminar
mientras nos observaba de manera despectiva, “Porque no aprovechan el tiempo y
van a buscar algo que hacer...“dijo con cierto aire agresivo en sus palabras- ¡Genial! Me largo de este lugar, hasta nunca
ilusos, oh, espera, está siendo irónico… - Al poco rato dio su camino al salir
de la iglesia buscando dejarnos solos - ¿estaba
siendo irónico?- Sin darle importancia, comencé a hurgar en mis bolsillos, quería intentar averiguar
un poco más que clase de tipo era Arnold, no por nada en especial, simple
curiosidad

“Nopasanada....
nadadenadadenada”

La mujer de
aspecto no muy agraciado se acerco hablando con un tono de voz calmado, empático,
decidí  escucharla y dejar de hurgar en
la vida de Arnold: según ella habíamos llegado tarde pero podíamos poner
manos al a obra sobre el grupo de cultistas

 ¿Era
necesario? Cara de pocos amigos nos había dicho que ya podíamos hacer lo que
queramos, ¿acaso no nos estaba diciendo de manera indirecta que la misión ya se
había dado por perdida debido a que llegamos tarde? No tal vez  solo estaba exagerando por recibir a un grupo
de novatos cuando esperaba ángeles entrenados y listos para combatir al propio Satanás,
quería optar por la primera, pero no podía, debía jugar seguro si no quería terminar
rindiendo cuentas con Domic, y Novalis no me secundaria para ayudarme.

El hombre de
aspecto social y la mujer de aspecto…. mujer, solo se encargaron de repetir lo
que ya había dicho la primera, no les preste mucha atención salvo al negro
alegre que se atrevió a preguntarle al viejo ogro por dónde empezar, ¡Ja! no creo que reciba un consejo más útil que
un par de gruñidos por parte de este.

De la misma
manera en la que me encontraba en un principio, decidí mantenerme, aun faltaba
presentarse la mujer empática,  hasta que
no se presente ella no lo haría yo, no lo haría.

El hombre se gira -¡Si sois emotivos, y además de idiotas sordos!- contestó con un aire de pocos amigos que ya todos habían notado. Al observar alrededor, todo humano parecía desmayado o dormido, no muerto o congelado, a saber el efecto de todo esto y lo que había sucedido allí, pero ciertamente el hombre que ahora salía de aquel salón, no parecía dispuesto a perder su tiempo, es más, tenía más intenciones de irse que de quedarse, pero a pesar de todo, hizo una pausa.

-¿Un consejo?¿porque no vais a lamerle los zapatos a alguno de los superiores?  tanta traba ha acabado con Alexandra y dos ángeles más, y ahora un grupo de novatos pretende hacer lo que no pudimos nosotros?- dijo levantando la voz. -¿Quieres un consejo Zadkiel? cuando encuentres a un Demonio, que no te importe nada, no lo dejes ni hablar, parte su cuello, atraviesa su cascarón, entierrale una espada por el culo hasta que chille por piedad, y luego quitadle la cabeza, o dejadle sufrir un rato más- dijo mientras encendía el cigarro y daba una calada con un aire molesto. -Es el mejor consejo que puedes recibir para sobrevivir aquí niñato... a ver si con vuestras ínfulas de héroes llegáis al cielo antes- y se quedó esperando unos segundos mirando a los cuatro.

El silencio era absoluto, solo la respiración de los 5 ángeles encarnados que allí estaban eran audibles, hasta hace unos momentos aquel hombre estaba en la tarima, donde ahora solo un enorme hueco en la madera era testigo de lo sucedido y de la etérea hacha que habría portado el hosco sujeto. Las columnas parecían levantarse, mientras la pregunta quedaba en el aire. ¿De verdad era tan tarde? la misión parecía un fracaso sin acabar de comenzar, y el eco del sitio a cada palabra parecía el juicio que los condenaba como inútiles, la prioridad Alta no decía nada, y ningún dossier lleno de papeles sería capaz de preparar a nadie para lo que se encontraría allí abajo...

Anya lo miro fijamente durante unos momentos. Lo único que hacia era quejarse. Un imbécil sin duda. Mucho musculo y poco cerebro para ser un servidor de Dios. Quería soluciones, bien entonces iba a intentar dárselas. Si lo conseguía le callaría su boca inútil. No Anya. Tenia que estar calmada. Ella no era así. No podía tratar mal a un servidor de Dios. Guy se avergonzaría si ella hiciera algo así.

Aprovecho su envase mortal y camino hacia el altar, arrodillándose frente a el. Junto sus manos en plegaria y cerro sus ojos tratando de concentrarse.

“Mi Señor Guy, Tal vez esto no sirva y no justifique que este hablándole. Necesitamos una guía. Algo que nos indique a donde ir o como comenzar. Al parecer llegamos tarde, no nos abandones en este momento. Te pido una señal mi Ángel. Por favor, iluminanos y marca nuestro camino.”

Anya se quedo tendida ahí. Con los ojos cerrados y las manos apretadas. Rogaba por que su superior la escuchara y les brindara algo de ayuda. Aunque sea un indicio de como seguir ahora que teóricamente todo había fracasado. Lo ultimo que debía perder era la esperanza. Eso se lo habían enseñado cuando El apareció en su vida para salvarla. No iba a perderla ahora, y no iba a defraudar a su superior. Los habían enviado allí, tarde al parecer, pero no por eso estaba todo perdido. Jamas era demasiado tarde para algo, y no iba a seguir perdiendo el tiempo con ese hombre que se negaba a ayudarlos cuando vidas inocentes estaban en juego.

Coloco los brazos en jarras mordiéndome el labio inferior y murmurando

Esto es inaudito, aquí nadie me escucha, nadie coopera

Pero yo sé que es lo que tengo que hacer

Con mi mano izquierda la coloco sobre mi bíceps derecho mostrándome a mí misma mi fuerza.

Ánimo tú sóla puedes.... y si no puedes.... errhm....

¡ Manos a la obra !

Cojo aire y vuelvo a contar

1...2...3...4...5...6...7...8....9...10

Lista

Empiezo a pasear junto a los mortales del lugar tratándoles de tranquilizar ante lo ocurrido, atendiendo a los desmayados proporcionándoles primeros auxilios, mientras dos ángeles se enfrascaban en una conversación que yo ni siquiera habia intentado iniciar, desde un principio habia visto a aquel hombre como un callejón cerrado, no tenía sentido meterse.

No pasa nada señores, somos el fruto de sus plegarias, venimos a ayudar en esta-vuestra asociación, traemos nuestras buenas intenciones para otorgarles la gracia de Dios y el bienestar celestial a la tierra, venimos con ánimo de ayudarles, no tienen porqué tenernos miedo, ayúdenme con los desmayados y ahora les daremos más explicaciones.

El último de los ángeles permanecía observando, un espectador parado y para nada productivo, Zadkiel... Anastacia.... mmm

Debes de ser Eddgar, ¿Verdad? Ésos dos tienen para varias vidas si quieren entablar una conversación con ése, échame una mano y empecemos por poner un poco de orden en nuestra aparición.

Trato de calmar a la gente hablando con suavidad y normalidad, hablando de que es una visita pasajera, que pronto nos marcharemos y que estamos aquí para su bien, haciendo referencias a otros famosos ángeles buenos de la historia como.... errmm.. uhmm.. bueno, no soy muy buena para dar referencias.

Pido a los propios mortales ayuda para atender a los desmayados .... no me gusta que la gente se quede parada.

De la misma
manera en la que vi venir, mostacho Gruño dando un consejo un tanto Obvio- Claro, si vemos un demonio le preguntaremos
la hora y lo invitaremos a jugar al poker. –estaba preparado a irse, no tenía
intención de quedarse, si quería hacerle una pregunta era el momento… Nah, las
pautas de la misión ya habían sido dictadas, y había otras formas de conseguir
la información más que preguntándole a un hombre del que no sabíamos su
identidad, quien sabe, podría ser un enemigo intentando confundirnos y Alexandra
podría estar viva en alguna otra parte, aunque analizándolo mejor, si esto
fuera así, mas fácil sería la eliminación que el engaño.

En mis
alrededores, la mujer joven se encamino al altar y arrodillándose comenzó a
rezar –Al parecer acepto el consejo de mostacho y fue a lamerle las botas a su
superior, ¿tan rápido?- No le di mucha importancia, si de aquella manera solucionaría
el problema bien por ella y por todos nosotros, por mi parte yo estaba
condicionado, esta misión era un castigo, no podía pedir ayuda a Novalis tan
indiscriminadamente si no quería cabrearlo.

“Debes de ser
Eddgar, ¿Verdad? Ésos dos tienen para varias vidas si quieren entablar una
conversación con ése, échame una mano y empecemos por poner un poco de orden en
nuestra aparición.”

La mujer de
aspecto cuarentón llamo mi atención, pidiendo que ayude a los mortales y
hablando con razón en sus palabras- Sí,
soy yo – Conteste con un tono de voz neutro pero manteniendo mi
despreocupada mirada– No creo que los
humanos estén en un estado alarmante y no veo necesario decirles nada, solo lograríamos
confundirlos, si no piensas en mostacho como un hombre malo, en vez de irse a
tu sabe dónde estaría ayudando a los humanos, o eso me gustaría creer- dije
interrumpiéndola en su acción, e intentando dirigir mi palabra para que solo la
escuche ella- Una cantidad de humanos
tan grande no cae en sueño al mismo tiempo por nada, y despertarlos uno por uno
solo nos haría gastar un buen tiempo respondiendo preguntas, acusaciones y
prejuicios, si se quiere accionar pienso que lo primero seria averiguar por qué
están así y aquí, luego ver cómo podemos accionar- Me quede observando si
alguno de los humanos que había intentado atender la mujer reaccionaba, por lo
menos sería un buen indicio de que no les habían chupado el alma.

Pues si que tiene mal genio el tipo. Y para lo que me ha respondido... es como si alguien me viniera a decir que lo mejor que tiene Windows es formatearlo. Pensó Zadkiel ante la respuesta cargada de malas pulgas del hombre con barbas, de todas maneras mantuvo la sangre fría y se puso el chubasquero gordo para que le resbalara todo.

-Bueno, las primeras ordenes de la misión son contactar con los ángeles de Houston, comparecer ante Alexandra y esperar sus ordenes remarcó Zadkiel ayudándose de una mano para contar y de la otra para ir señálando los dedos que iba levantándo en la enumeración Si como nos dice Alexandra ya ha ido camino del águila* para rellenar papeleo, ¿A quien nos tenemos que dirigir ahora? ¿Que ha ocurrido antes de nuestra llegada para que haya tanto jaleo?

Zadkiel se encontraba realmente intrigado ante la situación. Por las palabras de aquel sujeto las cosas se habían complicado bastante antes de la llegada de "los novatos", lo suficiente para que Alexandra ya no estuviera allí.

Pero bueno, alguna orden o mandato habrá dejado Pensó Zadkiel esperanzado. Le daba lo mismo si el que se suponía era un ángel en el cuerpo de un señor barbudo les trataba con desdén, mientras les dejara las cosas claras sobre por donde empezar a moverse.

-Quiero decir que, algo se habría pensado en el plan original para afrontar la ausencia de Alexandra ¿Verdad? las manos del hombre negro habían seguido moviéndose para acompañar sus palabras, hasta que este las metió en los bolsillos. Zadkiel no quería poner más nervioso al personal con sus hiperactivos aspavientos, como habitualmente solía hacer y buscó el refugio de los bolsillos del pantalón para tenerlas quietas, aunque sólo fuera por unos minutos.

El tacto de los objetos que llevaba en ellos le distrajo levemente de la conversación que tenía lugar.

¿Que es esto? pensó distraidamente.

Las decisiones son rápidas, claras y concisas, Anastacia, oronda y molesta por tanta mala cortesía por parte del desconocido, decide apresurarse a enviar una oración a su superior, Guy, arcángel de los Sanadores, y para quienes algo han oído de él, un sujeto majo y amable, de esos que aborrece la violencia, y que manda los suyos a tratar de curar los estragos de la misma, una relación algo paradójica, porque sin ella, los de Guy no tendrían labor y estarían aburridos paseándose curando resfriados comunes. Y mientras el ángel en el cuerpo de aquella juvenil muchacha exponía sus plegarias con devoción y susurros, sus compañeros tenían otras ideas.

Eva se movía por entre desmayados y dormidos, tratando de ayudar, pero estaban indemnes, o en apariencia, solo golpeados y quizás impactados, algunos gemían medio despertándose, algo desorientados, y las palabras de Eddgar resonaron con algo de peso, quedarse allí revoloteando... y ante la vista de todos, los cuatro eran otros hermanos de la Secta de los Santos de los Días del Juicio Final. Pero chocante si era el aspecto de ver a aquella madura mujer revoloteando por allí y por allá, como si de un afán se tratara.

Y Zadkiel? trataba de razonar con el hombre de enormes músculos e irritable estado de ánimo... Pasados cinco minutos, Finalmente, sin reacción de arriba, era obvio que Guy no iba a responder, seguramente estaba demasiado ocupado como para atender a una nimiedad como bajar y servirles de guía turístico a un par de novatos. Así que por arriba, toda posibilidad de intervención quedaba vedada por ahora. Estaba solos... bueno, solos con el sujeto del malgenio.