Partida Rol por web

Esto... esto ya no mola... que rollo más raro murmuraba Pete algo desconcertado  ¿Sarge? ¿Sarge por qué no sangra?

Una vez que todo estuvo cerrado, pudo concentrarte en la niña. Los niños eran algo desconocido para él, nunca estuvo tanto tiempo con una esposa como para tener uno y, viendo como estaban las cosas, lo agradecia. Se acercó a ella sin saber muy bien que decirle. Probablemente sus padres hayan sido devorados.

-¿Tienes hambre?- dijo sacando algo del alimento que llevaba encima. Miro al padre quien lo seguia como cualquier zombi vegetariano, no recibiria ayuda de él por ahora-. Dime, ¿que orden se decreto..?

Le tendiste lo primero que encontraste, un paquete de galletas. La niña lo devoró con ansia y solo cuando acabó de comer hasta la última migaja, volvió a mirarte.

La orden... - dijo con miedo - Rafael era el hombre que mandaba en el pueblo desde que aparecieron los bichos feos. Mami decía que era malo pero era amigo de papi... Al pasar el tiempo, papi acabó pensando como mami... Nos trasladaron a las alcantarillas, dijeron que sería mas seguro... Olía mal pero tuve que ir... No sabíamos como lo hacía pero Rafael empezó a conseguir alimentos - la niña tragaba saliba sin parar. Llevaba mucho sin hablar y aquello le estaba suponiendo un sobreesfuerzo - Entonces nos dimos cuenta de que cada vez faltaba mas gente... Lo que estábamos comiendo era... era... Y entonces mis papis me trajeron y aquí y ellos... y ellos... - rompió a llorar desconsoladamente.

Hernán iba a contestar con una de sus habituales frases, pero se quedó paralizado al ver la escena, al ver la aparición de aquella mujer. Al fin y al cabo había visto cosas horribles durante este tiempo, pero cuando ella dijo su nombre, y el de los demás. Finalmente al ver su reacción ante el disparo lo dejo perplejo.

Aunque apenas se entendían sus murmullos, parecía como que estaba suplicando o hablando de alguna manera con alguien o algo, mientras agarraba fervientemente la cruz que llevaba colgada.

- A.. acaso eres una enviada del Todopoderoso? - se atrevió a formular finalmente. Hernán parecía confundido, sin duda aquellas referencias y manera de hablar de la mujer parecía de alguna manera.. religiosa, del apocalipsis.

-Ten, bebe un poco de agua- le tendio una botella, aunque le dolió en el alma. Pero siempre podria decirle al cura que ayune-. Bebe despacio.

Lo que le conto, un poco intuyendo, le hizo acordar a esa pelicula... ¿Soilet verde? O algo asi. Como sea, el tipo les conseguia comida matando a sus vecinos. Quizas por eso no habia gente alli... ¿Y lo gritos? Podrian ser zombis o las mismas personas que querian mas carne para su guiso.

-Puta madre- murmuró mientras sacaba algo para comer él, no recordaba cuando fue la ultima vez que comió algo-. Padre, si quiere comer acerquese, pero si cae desmayado por hambre no lo cargare- miró a la niña.. ¿La cargaria? Esperaba que no.

La acuso de ser cómplice de los atentados contra la vida humana que aquí se cometieron, Harry. No merece sino la muerte, como todos sus compañeros.

Elisa parecía incapaz de moverse del suelo, donde gimoteaba y pedía clemencia, inundada por un mar de lagrimas.

Hernán, claro que si. El todopoderoso me envía para que pueda poner fin a tanta injusticia - y con calma recogió su espada del suelo.

La niña bebió con la mayor calma posible que pudo, no mucha, mas de la mitad de la botella. Estaba realmente sedienta.

Me llamo Clementine. ¿Y vosotros? Muchas gracias por ayudarme - después puso cara triste - ¿Y ahora que va a pasar? ¿Creéis que papi y mami volverán?

El Sargento ya no se contuvo.

Cuando se dió cuenta que la mujer iba a acabar con Elisa, no se lo pensó dos veces.

Apuntó al brazo que tenía la espada, y disparó.

-Alek- dijo simplemente y señalo la padre... No recordaba su nombre, San algo...-. San patricio... De seguro tus padres estaran en algun lugar esperando. Iremos a buscarlo despues de descansar- si fuera alguien mas grande lo habria mandado al diablo, pero ella no tenia la culpa de toda esa mierda-. ¿Sabes si queda alguien en el pueblo?

Pete era un fumeta, un drogadicto, un paria social. Pero seguía teniendo su corazoncito. Y aun no se había calzado a esa chica tan mona. De modo que, imitando al sargento, enarboló sus dos pistolas y comenzó a disparar al pecho de esa zorra que decía ser una enviada del Señor.

¡No en mi concierto, señora!

El preciso disparo del sargento hizo que la espada saliera disparada de la mano de aquella mujer. Pete contempló la faena con sus dos flamantes pistolas, de las que parecía estar tan orgulloso.

La mujer se desplomó contra el suelo y Elisa aprovechó la ocasión para ir corriendo hacia vosotros y abrazarse a Pete.

Desde el suelo, podéis escucharla, con un hilo de voz:

Vosotros... vosotros también tendréis que ser castigados...

Y entonces, los cuerpos de los caídos comenzaron a levantarse, convertidos en aquellos que conocíais ya tan bien: Zombies.

San Lorenzo - corrigió el cura, entrando en la conversación - No te preocupes, niña, el señor nos dará fuerzas para seguir adelante.

La niña os miraba con una mezcla entre asombro y admiración.

Entonces, ¿encontraremos a mis padres? - dijo sonriente - Y bueno, no se si habrá alguien mas en el pueblo. En principio se trasladaron todos a las alcantarillas...

Pete abrazó a la joven, sabedor de que ya la tenía... en sus brazos, claro. Pero eso no importaba, algo en la cabeza del joven le decía que no era buen momento para romances, al menos justo ahí.

Elisa... ¡CORRE! gritó Pete tirando de ella hacia los túneles por los que habían venido...

El sargento sopesó la situación.

Eran muchos.

Demasiados.

No había posibilidad alguna de victoria.

Miró a los suyos, contento de haber salvado a la muchacha y sonrió.

- ¡Retirada, soldados! - Dijo mientras comenzaba a salir de allí cagando leches.

Lanzo un "como sea" a San Lorenzo y omitio lo que pensaba del "Señor". Mentirle a la niña era cruel, pero era lo que necesitaba para continuar, ojalá él fuera asi de inocente, las cosas serian mas faciles. Pero era un amargado viejo, no tenia ni pizca de inocencia. Se levanto de donde estaba y busco una ventana o lo que fuera para hechar un vistazo al exterior.

-Hagamos silencio- dijo con una mueca-. Esperemos que no haya nada malo por aqui....

Ni siquiera había desenfundado… El sargento ordeno una retira y ciertamente era opción más acertada…¿Cómo demonios sabia nuestros nombres? ¿Y si es una enviada por que permite que se levanten de nuevo esas bestias?…Esto es un puto caos…

Comentaba mientras trataba de seguir a sus compañeros de nuevo a la superficie…

Hernán se quedó pensativo tras las palabras de aquella misteriosa mujer, de repente la miró con otros ojos, como si se inundara de un profundo respeto, casi reverencia.

Cuando sus compañeros empezaron a disparar, el latino gritó:

- ¡¡ No disparéis nooo.. !! - aunque sus gritos quedaron ahogados por los disparos.

Tras aquel caos, vio como empezaban a levantarse los muertos, y Hernán sacó su rosario, se lo enroscó en la mano y entonó una plegaria mirando a aquella mujer.

Parecía dudar cuando sus compañeros empezaron a huir, y por un momento se planteó quedarse, para hablar con ella.

- ¿Nos volveremos a ver? - preguntó mientras observaba como los zombies se acercaban peligrosamente. Se giró y empezó a huir con los demás.

Claro que nos volveremos a ver, Hernán. Muy pronto... - dijo a modo de despedida mientras echabais a correr, junto con Elisa, con los zombies pisandoos los talones.