Partida Rol por web

Phileas, ¿quién os ha invitado a entrar en esta casa? ¿Qué excusa tienes para encontrarte allanando propiedad ajena? ¿Y ahora además eres cómplice de asesinato? Phileas, ¿te has dado cuenta de que tus acompañantes acaban de matar a un hombre? 

A un hombre que sólo estaba haciendo su trabajo...

Phil se había quedado bloqueado al ver la luz de la luna reflejada en el brillo de la sangre que brotaba de la cabeza del guarda. 

_{¿Qué necesidad había de que muriese nadie?} - dice por lo bajo a sus compañeros mientras se acercaba a la dirección que indicaba el señor Graves.  

Me moví en silencio a través del jardín, al principio el trayecto le recordó a mis días de colegio y en cierto modo me hizo gracia, siempre me había parecido muy divertido esto de jugar al escondite con el enemigo, un juego mortalmente divertido, hasta ahora nunca me habían pillado. Era la primera vez que jugaba al escondite en la casa de un mafioso. Conforme fuí avanzando por el jardín, empezé a recordar a los caídos, los que ya no estaban. De momento, dos mafiosos. Una vez en el muro junto al Detective, no pude evitar hacer una petición. -"Señor, me gustaría tener en el bolsillo un arma a parte del block de notas y el lápiz. ¿Le sobra alguna?" susurré bajo la ventana.

_{- Charles} - susurró Phil - _{Si quiere un arma, ese de ahí atrás seguro que tiene una} - dijo señalando al cadáver del guarda. 

De nuevo las palabras del señor Phill demostraron tener una sabiduría fuera de los normal. Quizás la bebida del bar era algo más que una simple bebida con algo de alcohol. -"Cierto. Vuelvo en seguida." susurré mirando el cuerpo inerte del mafioso. Sin dudar, me dirijí hacia él con la mayor discreción y rapidez posible.

-Hice bien en llevarme el arma. –Pensó el detective miró los torpes movimientos del profesor que registraba el cadáver. -Habría sido conveniente dejar a estos dos fuera, un susto, algo de bravuconería o simplemente por ser un imbécil profundo nos podría dejar en medio de un tiroteo sin control.

Palpó el arma que llevaba para asegurarse que no se le escaparía como temiendo una rebeldía de ésta para mostrar toda la crueldad que sería capaz. A continuación se incorporó y otéo por la ventana que tenía más próxima.

Cuando llegó a registrar el cadáver, se percató de que tenía la chaqueta abierta y debajo de la axila izquierda llevaba una pistolera, pero ésta se encontraba vacía, cosa extraña en alguien que se suponía tenía que guardar la finca de posibles intrusos.

Quizás con el otro guardia, que por cierto, no estaba muerto como su compañero, tuviera más suerte.

La ventana que tenía sobre su cabeza daba a un salón de tamaño mediano, decorado con bastante buen gusto aunque algo recargado. Las luces estaban apagadas y no había ninguna señal de movimiento en aquella parte de la mansión.

Daba toda la sensación de que estaba completamente vacía.

No obstante tres ventanas más adelante se encontraban las cristaleras de las que salía luz, el único lugar que mantenía actividad en toda la casa. Empezaban a oírse voces que se iban acalorando poco a poco. 

Mientras el profesor seguía con sus pesquisas, por su parte Robert se incorporó y oteó en el interior que se vislumbraba por la ventana.

-Un salón, un buen lugar donde colgar un cuadro-. Aquel susurro quedó fuera de los oídos del profesor. Y sin esperar a ver si alguno de sus compañeros confirmaba su teoría empezó a tantear la ventana. Parecía estar buscando una forma de acceder.

Mientras Robert echaba un vistazo por la ventana que tenía justo encima y Charles registraba sin éxito el cadáver, se empezaron a escuchar voces que provenían de las cristaleras iluminadas. Al principio era un murmullo, luego empezaron a aumentar de volumen, pero estaban demasiado lejos para comprender que decían desde allí.

Sin embargo John si llegó a distinguir algunas palabras sueltas como cuadro y ¿torturar? No podía estar completamente seguro, pero allí dentro estaba pasando algo.

-Joder.-Maldijo el detective su curiosidad mientras volvía a cerrar la ventana. Rodeó a sus compañeros y se aproximó con cautela bajo la ventana.

-Con suerte nos ahorran la búsqueda.

Phil subió la cabeza ligeramente para acercar la oreja lo más posible al cristal de la ventana evitando que se le llegase a ver. Colocó la palma de su mano cóncava alrededor de su pabellón auditivo e intentó captar algo de lo que decían esas voces. 

Tomando el riesgo de ser descubierto Phil se acercó oo suficiente para escuchar al menos a dos hombres hablar con otro acerca de un cuadro y de cómo "usarlo".

Todo parecía indicar que estaban llevando a cabo un interrogatorio.

Probablemente si se acercase un poco podría escuchar la conversación, y había sitio suficiente para cobijar a los cuatro.