Partida Rol por web

Un trago antes de morir

Combate: Normandía

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06/12/2015, 13:35
Director

Junio de 1944, Uppotery.

-La infantería, los rangers y los británicos atacarán estas playas en la fecha y hora fijadas. -Decía el Capitán Mathews a un grupo de oficiales y suboficiales de paracaidistas señalando el mapa de la parte norte de Francia conocida como Normandía. La zona se había dividido en cinco sectores según las distintas playas y todas recibían un nombre en clave: Omaha, Utah, Juno, Sword y Gold. El nombre de la operación era Overlord. -Pero nuestro objetivo es tomar el pueblo de Carentan para unir Omaha y Utah en una sola cabeza de playa. Saltaremos detrás de la costa atlántica cinco horas antes de que la cuarta división de infantería desembarque en Utah. Entre nuestra zona de reunión y el objetivo del batallón hay una guarnición alemana. Aquí en St. Marie du Mont. Para cumplir el objetivo de la misión habrá que destruir esa guarnición. Y ese será vuestro cometido. Después avanzaréis hacía la toma de Carentan. -Dejó un tiempo para que los oficiales y suboficiales estudiasen el mapa y preguntaran las dudas que pudieran tener sobre la misión.

-Señores. Informen a sus hombres.

 

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09/12/2015, 17:56
Bryan Kowalczyk

Le resultaba curioso, cuando menos, pero Bryan recordaba mejor cada detalle acontecido durante las primeras semanas de entrenamiento, que toda la parafernalia de los últimos meses. Quizá era que el peso de la responsabilidad le iba pesando, o tal vez que ya no había tiempo para recrearse con lo que estaba viviendo.

Jamás pensó que el mando fuese, en el mejor de los casos, un asunto delicado. Quería pensar que le salía como algo natural, pero muchas noches se quedaba cavilando acerca de los posibles errores cometidos. Por suerte, estaban los compañeros suboficiales para enmendarlo. Pues siempre estaban ahí, especialmente Rafael y William, que tenían la suerte de poder mantener un trato directo continuo con los muchachos.

Bryan en cambio, a menudo nadaba entre dos aguas. A veces temía que se lo llevase la corriente, verse las caras una y otra vez con los demás oficiales no siempre era fácil. Pero esto era serio, no iba a dar imagen de inseguridad e iba a aprender lo que fuese necesario, se jugaban mucho.

El viaje a través del Atlántico fue la confirmación de la aventura maravillosa y terrible que estaban viviendo. A veces, mientras contemplaba las olas golpear contra el casco del buque, no podía  creer lo que estaba pasando, como si fuera irreal. Gracias a Dios, el tiempo pasado en tierras de los aliados ingleses había servido para ordenar sus ideas y templar el espíritu. Era escenario de guerra, y todo se precipitaba hacia el final a gran velocidad.

Prestó toda su atención al capitán Mathews. Tras la charla...

—¿Qué os parece? —le dijo a los dos sargentos—. Parece que han decidido que St. Marie du Mont sea nuestro bautismo de fuego. Así sobre el papel parece fácil. Tocar tierra sin dispersarnos hacia todas partes no me lo parece tanto, vamos a ver qué pasa. Al menos habrá que aprenderse bien los mapas.

Bryan se pasó la mano por la cabellera. Pensaba en lo que se les venía encima con una mezcla de miedo y excitación.

—Y me gustaría que nos diesen más información acerca de esa guarnición, pero no debe de ser fácil hurgar en las narices de los «krauts», para ver lo que hacen y dónde se meten. En fin, es lo que hay, nos han preparado para ésto.

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09/12/2015, 18:12
William T. Sherman

   El viaje fue toda una odisea. William pensó que el viaje en barco iba a ser peor, pero al contrario, disfruto como un enano del barco y del mar. Alguna vez, incluso, lamentó no haberse alistado en la Infantería de Marina, pero pronto recordaba sus alas y, sobretodo, a sus compañeros y se le pasaba. Durante el viaje estuvo en contacto de los suyos, su nueva graduación le hacía ser cercano a los soldados y, en la hora de la verdad, quería conocer a todos aquellos que le iban a acompañar a la victoria, o a la muerte. Además, Will se propuso facilitarle un poco el trabajo a Bryan, que tenía que guardar las formas ante los oficiales, y más de uno era un petulante estirado como sería él de no haberse conocido esta vida, y así ayudarle a mantener el contacto con la tropa.

   Así que su trabajo era facilitarles las cosas a los rangers, a la infantería y a los británicos. No había deshonra en eso, y así se salvarían muchas vidas de buenos muchachos. William observaba el mapa en silencio, escuchando las palabras de su Capitán, y luego las de Bryan.

   - Permiso, mi Capitán. Mi Teniente. - William no olvidaba las formas, no cuando estabas entre oficiales. - ¿El ataque será de noche o de día? La noche podría facilitarnos las cosas a la hora de jugar con el factor sorpresa y evitar que otros puestos avanzados nazis, cercanos a Carentan, se enteren de nuestro cometido. Sería bueno enviar una avanzadilla, una vez que hayamos reunido a las tropas después de lanzarnos - William recordó la instrucción en salto, y cómo una mala racha, o una simple ramita, podía separar a un soldado de su destino. - para que nos comunique la situación.

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10/12/2015, 17:54
Director

-Buena pregunta, sargento. -El capitán Mathews sonrió antes de responderle con cierto gesto cómplice, seguramente era lo mismo que él se preguntaba. -Inteligencia no nos ha facilitado esa información. A partir de ahora deben estar preparados para salir en cualquier momento, expliquen a sus hombres en que consiste la misión y después ordenen que se preparen para partir.

-Sobre lo otro que me comenta:  Una vez en tierra el objetivo será reagruparnos. Después estudiaremos como proceder. Inteligencia nos ha comunicado que la guarnición alemana está bastante desprotegida. Aún así deberemos andar con precaución. Tomo nota de su sugerencia, sargento Sherman. 

 

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11/12/2015, 08:37
Rafael Vizcaino

El viaje resultó agotador. Rafael había acabado por acostumbrarse al bamboleo de los transportes allí en las alturas a 4.000 pies de altura, pero el vaivén del barco en alta mar lo dejó traspuesto los primeros días. Aún así consiguió reponerse. El resto de chicos tuvo un objeto de mofa durante los siguientes días, cosa que Rafael aprovechó para hacer piña. Aquellos chicos serían sus compañeros durante los siguientes meses, y debía de reinar un buen ambiente. Del resto se encargaría Bryan.

En algunas ocasiones habló con él. Parecía cansado y pensativo. Tal vez la carga de tener a gente a su cargo. Pero Rafael se encargaba de que por unos instantes se olvidara de aquello. Junto con Willian acababan por montar algunos pequeños ratos de relax.

El resto de instrucción en tierras inglesas fue tenso y tedioso. La cercanía a la guerra se olía en cada movimiento, en cada gesto. Por un lado ansiaba que llegara ese momento, pero por otro lo temía. De pronto era consciente de la posibilidad de no volver a casa. Cuando eso pasaba, se lo recriminaba internamente y trabajaba más duro. Corregía las posiciones de los chicos, vigilaba sus tiempos de reacción. Intentaba no dejar cosas al azar. Este solía ser traicionero. Trabajó con ahinco y decisión, replegando sus miedos a un segundo termino.

Y llegó el día. La reunión con el capitán fue breve pero repleta de significado. Aquello empezaba ya. Escuchó las preguntas de Willlian. Era de suponer que nos lanzarían de noche ya que hacerlo durante el día, tras las líneas enemigas, sería un suicidio. Tras escuchar a algunos más dijo:

- Con su permiso mi capitán!!! ¿Sabemos el armamento del que dispone la guarnición alemana? ¿Poseen apoyo pesado?

No sabía si eran unas preguntas estúpidas pero cualquier información que se pudiese tener sería bien recibida. Tras salir se acercó a William y Bryan.

- Pues debe de ser un sitio tan bueno como cualquier otro. Solo esperemos que el aire esté de nuestra parte y que no acabemos muy diseminados. Voy a hablar con los chicos para que preparen y revisen el equipo. – Ya se marchaba cuando se giró y dijo… - Lo haremos bien Bryan!!! Hemos sido bien entrenados y tenemos al mejor oficial… Esos nazis no saben lo que se les viene encima.

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11/12/2015, 18:43
Director

-Los alemanes no contarán con gran armamento y mucho menos con armamento pesado. -Respondió el capitán a la pregunta de Vizcaino. -Inteligencia ha desarrollado varias operaciones secretas para hacer creer a Hitler que el desembarco será en el estrecho de Calais, y nos han informado de que han desplazado hacía allí al grueso de sus tropas. 

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14/12/2015, 16:52
William T. Sherman

   - Bien por los chicos de la Inteligencia, pero podrían hacer un poquito mejor su trabajo y darnos más información. Al final, nos toca hacer el trabajo sucio. - William se encogió de hombros. En cierto modo, la infantería paracaidista era infantería de élite. O ellos se sentían así. No muchos se atreven a saltar desde un avión a 4000 pies de altura, y caer tras las filas enemigas, sin más apoyo que los propios compañeros de la unidad.

  - Bueno muchachos. Tenemos un guateque que montar. Cuando los rangers, los chicos de la infantería y los británicos lleguen a Carentan, les tendremos preparada una barbacoa de bienvenida. - Bromeó William. - Una última pregunta, Capitán. Cuando tomemos Carentan, ¿esperamos a las tropas? ¿esperamos nuevas órdenes? ¿O nos movemos directamente al siguiente objetivo? - Preguntó William, por si la toma de Carentan se solucionaba de manera rápida, podrían apoyar en otros puntos cercanos para facilitar el desembarco.

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24/12/2015, 12:14
Director

-Una vez cumplidas las ordenes aguardarán nuevas instrucciones. Bien, si no hay ninguna duda más, comuniquen a sus hombres la información y prepárense para entrar en combate de inmediato. 

El capitán saludó a los oficiales antes de marcharse y les deseo suerte.

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24/12/2015, 14:14
Bryan Kowalczyk

Bryan saludó al capitán Mathews y salió de la sala con el resto del personal. Iba meditabundo, pensando en las palabras escuchadas ahí dentro. Empezaba lo serio, y de qué manera.

—En resumen —les dijo a sus dos sargentos—, que iremos punto por punto, nos aferraremos a las últimas órdenes y esperaremos otras nuevas si la cosa se tuerce, y si no, ya veremos. Pueden ocurrir muchas cosas desde que pongamos pie en el avión, hasta que tomemos tierra y vayamos a darles la sorpresa a los alemanes en St. Marie du Mont. Lo que está claro es que vamos a estar solos durante un tiempo, sin apoyo. Los del desembarco puede que lo pasen mal en las playas, pero lo nuestro es incertidumbre absoluta.

Hablaba para Rafael y William, pero también para sí mismo. Era una forma de contener la excitación creciente.

—Hay que reunir a los muchachos ahora mismo. Les daré la visión general de la operación y esperaremos sus preguntas. A continuación, los quiero preparados, con el equipo a punto y la cabeza fría. Echadle un ojo a los chicos, sobre todo si veis a alguno especialmente nervioso. Esto va a ser duro, mejor asumirlo cuanto antes.

Vamos camino de los barracones. Puede que vaya a ser dificil, pero con tales compañeros de armas Bryan se siente optimista, casi eufórico. Esta será la mayor aventura que un hombre pueda vivir. 

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28/12/2015, 12:36
Director

Explicaron las instrucciones a los hombres y resolvieron las dudas que surgieron entre la tropa, dichas dudas eran las mismas que tenían ellos, pero no mostraron que así era. No era el momento de mostrarse inseguros ante los subordinados. Era el momento de estudiar las maquetas de la misión, de analizarla, de repasarla con ellos hasta que la supieran de memoria. Después se prepararían para saltar.

Sobre una de las pistas de aterrizaje se congregaban todos los paracaidistas ultimando los preparativos, se había habilitado todo el equipamiento que deberían cargar para el salto, y todo hacía indicar que el salto sería inminente. Así lo demostraba la actitud de los oficiales. El equipo con el que debían cargar parecía demasiado pesado, pero muy completo: provisiones que incluían café, chocolate en polvo, chicle, etc, brújula, municiones, granadas, muda de recambio, cantimplora... A lo que habría que sumar el peso del propio paracaídas, y por no hablar del de emergencia.

Un soldado pasaba entre las hileras de compañeros gritando para recordarles firmar el seguro de vida que proporcionaba el ejército para sus familias en el caso de que murieran. Otros iban cargando morteros y otros equipos pesados de un lado a otro para cargarlos en los aviones, cuando éstos llegaran. Otro soldado iba repartiendo folios a todos los soldados, era una carta de aliento del Coronel Sink para la Compañía.

De pronto llegó un coche que empezó a pitar para llamar su atención. En él iba el capitán Mathews, quien con su potente voz dio un grito para llamar su atención:

-¡Compañía!. La costa del Canal está cubierta de niebla y lluvia. No saltaremos está noche. La invasión ha sido aplazada. Manténganse a la espera veinticuatro horas.

Un soldado al lado de ellos preguntó que significaba aquello. Lo que significaba era que tenían que aguardar con el equipo preparado hasta que se diera la alarma, y que ésta podría ser en cualquier momento. Podían dormir, pero debían de hacerlo vestidos. Se proyectó una película en el pabellón para que los soldados estuvieran entretenidos. Finalmente pasó toda la noche y llegó la mañana del día 5 de Junio del año 1944.

 

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28/12/2015, 16:17
William T. Sherman

   William reunió a sus hombres y antes de que formaran ante el Teniente Kowalczyk se aseguró, personalmente, de que tuvieran todo el equipo listo para pasar revista. Sus hombres formaron ante él y todos inspeccionaron el equipo de su compañero, cosa a lo que se unió el propio Will. Aquello valía para hacerle cercano a la tropa, para asegurarse que todos estaban equipados y preparados, evitando imprevistos y errores humanos, y para dejar clara la cadena de mando y el respeto que le debían a sus oficiales y al uniforme que vestían y que, en su día, defenderían. Todos los días les preparaba y, cuando no había salto, Will entrenaba con ellos los puntos más débiles de su pequeña tropa para reforzarlos.

   Leyó la carta del Coronel Sink, pues sabía que había hombres que no sabían leer, aún y a pesar que había ordenado a quienes sabían leer y escribir, él incluido, a darles clases particulares al resto. Pero sabía que ésto era cuestión de molestia para quienes no habían tenido una educación, por eso prefirió leer él la carta en voz alta, para todos sus hombres, supieran o no leer. Luego les hizo firmar a todos el seguro de vida y sus cartas a sus familiares.

   Él estaba sentado, junto a su equipo después de formar ante Bryan, en una caja de municiones mientras escribía y repasaba sus cartas. Escribió tres, una para su familia y sus amigos más allegados en los que le contaba lo feliz que estaba por servir a su país, hablaba de las espectativas sin revelar planes, cosa prohibida, y les pedía que rezaran por ellos. Les prometió que antes de año nuevo se reunirían y que la guerra habría acabado. La segunda carta era para su querida Alexandra, su prometida, en la misma le relataba lo mucho que la echaba de menos, le prometía que antes de que siquiera se diera cuenta volvería a su lado y en cuanto eso ocurriese se casarían. La tercera era más íntima, más  realista, y era para su padre. Will sabía de la decepción de su padre al saber que su hijo se haría soldado. Will no se excusó, porque tenía la conciencia tranquila y sabía que no había hecho nada malo. Le dijo que hacia esto para evitar que la guerra llegara a su país y para que Hitler sea parado antes de que más hogares y familias europeas sean destruidas. Le agradecía todo lo que había hecho por él, su educación y los valores inculcados. Le pedía que cuidase a sus hermanos y a su madre, que le perdonara si alguna vez había sido mal hijo, y que le tuviera siempre en su recuerdo si lo peor ocurría. El sonido del claxon le sacó de su ensimismamiento y metió las cartas, dobladas, en su guerrera. Era el Capitán Mathews. La hora estaba cerca.

   - ¡ATENCIÓN! - Aquella llamada hizo que sus hombres formaran como si de un reloj suizo se tratara. Todo preparado para emarcar....

   Pero hoy no era el día. Will supo que eso crisparía los nervios a sus hombres pero no se permitió mostrarlo. Él debía dar ejemplo. Pero en su interior bullía de impaciencia. Se acercó, en privado, a Bryan y a Rafael.

   - Chicos... voy a ver si los chicos de meteorología me pueden decir cuando demonios volaremos.

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07/01/2016, 13:43
Bryan Kowalczyk

Estaba satisfecho. Todo parecía estar en orden, podía constatar que William se dedicaba por completo a mantener a los muchachos a punto, era detallista y parecía llevar el liderazgo en la sangre. Luego lo vio escribir sus propias cartas y una punzada de remordimiento le recordó que hacía ya días que él mismo había escrito la última de las suyas.

—Mi madre me lo echará en cara, y Betty también —dijo en voz baja.

Bryan se puso a leer con calma la carta del coronel, cuando escuchó los pitidos y a Mathews, con las noticias del retraso. Esperar veinticuatro horas más no sería bueno para la cabeza de los soldados, pero no quedaba otra. Se acercó a Rafael y luego llegó William.

—Buena idea —le respondió—. Aunque no creo que sepan cuando se va a levantar la dichosa niebla. Cuenta con que al menos hasta mañana por la noche no salimos de excursión.

Vieron alejarse a su compañero. Aprovechó para charlar con Rafael un rato, de cosas intrascendentes sobre todo. Las órdenes bullían en la cabeza y no era necesario recordarlas a cada rato. Cuando llegase el momento, todo se haría bien.

Se sentía más cómodo entre los suyos. Estos últimos días había tenido charlas con otros tenientes del batallón. Algunos parecían buenos elementos, competentes y de fiar. De algún otro tenía sus dudas… ¿le habrían calibrado a él de la misma manera? Suponía que sí, en todo caso ahora eso no importaba. Sería sobre el terreno dónde se vería la valía de cada uno.

Después vio una de las películas con el resto, revisó su equipo por enésima vez y se tumbó a descansar hasta que llegó el nuevo día. En todo ese tiempo estuvo a la espera de nuevas órdenes o contraórdenes, pero sospechaba que el retraso no cambiaría el plan inicial.

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08/01/2016, 08:08
Rafael Vizcaino

La tensión se notaba en el ambiente. Los muchachos hablaban de forma nerviosa mientras revisaban una y otra vez que estaba todo el equipo. Rafael fue paseando entre ellos, comprobando que todo estaba en orden, intentando esconder un nerviosismo creciente en las últimas horas.

Se encontró a Bryan revisando unos mapas. Se sentó con él y charlaron de cuando se conocieron, de las cosas que habían vivido a lo largo de los últimos meses. Numerosas anécdotas brotaron en aquella trivial conversación que arrancaron unas nerviosas risas.

Las noticias llegaron de golpe. El asalto se retrasaba. Aquello parecía un mal augurio, como si la misión ya empezase mal. Pero no quería pensar eso. En lugar de ello se alejó a pasear un rato sujetando su pequeño crucifijo y rezó a todos los santos que conocía. Tal vez aquel tiempo se lo habían dado para seguir disfrutando de la vida. Decidió que escribiría una carta a María. Necesitaba sujetarse a algo. Ella siempre había sido como un faro en la oscuridad de la noche. Las palabras que quería dedicarle le sacarían de su nervioso letargo. Siempre era así. Habría deseado poder abrazarla antes de irse. Pero en lugar de ello se tenía que contentar con girar el anillo de su dedo y recordar lo bella que estaba de blanco...

  

 

Notas de juego

Lo siento!!! Turno corto y poco inspirado. Pero así seguimos adelante...

Buen año!!!

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10/01/2016, 11:59
Director

El día pasaba sin tener noticias del inicio de la misión y la impaciencia en los soldados era cada vez mayor. Los de meteorología aseguraban no tener ni idea de cuando se iba a poder cruzar el Canal en condiciones: "esto es Inglaterra, aquí hay niebla hasta en el culo de los ingleses", dijo uno de los sargentos encargados, y no estaba muy lejos de la realidad. Desde que habían llegado a aquel país europeo el clima les había acompañado en muy contadas ocasiones, la llovizna y la niebla eran el pan de cada día, aún en aquella época del año.

La tarde llegó sin previsiones de que el tiempo fuera a mejorar y todo hacía indicar que tendrían que esperar otro día para poder partir. La tropa estaba nerviosa, al igual que los oficiales. Vizcaino, Sherman y el teniente Kowalczyk decidieron ir a la cantina para cenar algo y allí se encontraron con el Capitán Mathews bebiendo a solas. Estaba totalmente pertrechado para la guerra y apuraba una copa, cuando les vio entrar se frenó y cogió tres vasos más que cargó hasta arriba de whisky y rellenó el suyo de nuevo.

-Beban conmigo. Tomen un trago antes de la guerra. Partimos de inmediato.

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10/01/2016, 12:20
William T. Sherman

   Will también se había pertrechado para saltar en cualquier momento. Y los hombres de su sección también estaban pertrechados y preparados. Porque no sabían cuando podían saltar, los muchachos de meteorología no se aclaraban o el tiempo no les acompañaba, y la espera y la frustración así como el desconocimiento y no saber cuando embarcarán en los aviones, estaba crispando los nervios. Will había tenido que ayudar a un hombre que, perdiendo los nervios, había echado el desayuno y había sufrido una serie de temblores que le habían llevado a la enfermería, así como parar una pelea entre dos hombres.

   - Capitán. - Saludó Will cuadrandose y saludando hasta que el Capitán Mathews no les dio la orden de descansar. - ¿Es eso cierto Capitán? Los hombres están deseando partir... pero entre muchos también cala la duda y el miedo. - Miró su vaso de whisky y antes de echarle un trago lo alzó. - Por el 506.º y por la Compañía. - Quizá fuera este el último brindis, si Dios no les acompañaba en aquella aventura.

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14/01/2016, 11:14
Rafael Vizcaino

El tiempo allí era gris y triste... Aún así Rafael intentaba mostrarse contento delante del resto de chicos. No podía evitar sentir cierto nerviosismo recorriendo sus entrañas, pero la tropa confiaba en ellos. Y la tensión comenzaba a hacer mella. Finalmente se reunió con William y Bryan.

- Vamos a tomar algo!!! Necesito rellenar la barriga con algo o estallaré de tensión!! - les dijo mostrando su sonrisa de siempre.

Caminaron en silencio cada uno en silencio y sumido en sus propios pensamientos. Se había vuelto una costumbre tonta. Iban un rato sin hablar, cavilando, tranquilos por la cercanía de los otros... Hasta que uno rompía el silencio.

- Mirad está el capitán... - soltó Rafael al entrar y ver al citado en un extremo de la barra de la cantina. No habían pensado hacer nada con él, pero este les hizo señas mientras llenaba tres vasos con whisky... - Señor!!! - saludó formalmente.

Pero las palabras del capitán casi estuvieron a punto de escupir el whisky de la boca. Lo tragó con cierta dificultad.

- Bueno!!! Por fin!!! - dijo con cierto desasosiego... - Brindo por ellos Wiiliam!!! Y por que todo salga bien!!! - y levantó el brazo en alto para apurar aquel trago, rezando en silencio por que no fuese el último.

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18/01/2016, 13:18
Bryan Kowalczyk

Tal vez entrar en la cantina había sido la mejor idea que se les podría haber ocurrido. Aceptó de buena gana aquella última copa.

—¿De inmediato, señor? Entonces supongo que este dichoso clima por fin estará de nuestra parte. Los hombres están listos para entrar en faena.

Miró de soslayo a sus camaradas y respondió de buen grado al brindis.

—Por el 506º, por la compañía, y por nosotros…

Bryan sabía que aquel trago de whisky jamás se le borraría de la memoria.

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19/01/2016, 17:54
Director

Cuando llegó el atardecer los soldados volvían a encontrarse preparados sobre la pista de despegue, con una salvedad con respecto a la vez anterior; y es que en esta ocasión los aviones se encontraban preparados, rugiendo sus motores con un ruido ensordecedor que se sumaba en conjunto como las abejas de una colmena, zumbando en el ambiente.

Kowalczyk, Vizcaino, Sherman y otros hombres de su misma compañía se acercaban a la pista tras haberse equipado al completo. Allí les esperaba un avión listo para despegar, y el piloto y su copiloto charlaban animadamente frente a aquel monstruo del aire. Se trataba de un avión C-47 de los utilizados en su entrenamiento, aunque esta vez les pareció más grande, más imponente y más monstruoso que en los saltos de entrenamiento. Los pilotos les saludaron y les señalaron donde debían sentarse y el procedimiento para saltar que ya conocían al dedillo.

Los motores del avión rugían, y con ellos rugía el resto del amasijo de hierros que componían aquel engendro que pretendía desafiar las leyes de la gravedad. Las hélices comenzaron a girar a toda velocidad. El pájaro enfiló hacía la pista de despegue cuando le llegó la orden y fue cogiendo velocidad a medida que avanzaba por la recta. Un traqueteo infernal comenzó a sacudir sus cuerpos y empezaron a inclinarse hacía atrás conforme el avión consumaba el despegue. Cuando ya se encontraba en la diagonal perfecta comenzó a ascender y el traqueteo pasó a ser una suave calma rota por el ruido de los motores.

El avión cogía altura y el suelo se alejaba de ellos conforme la noche le ganaba terreno al día para sumirlos en la profunda noche inglesa.

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19/01/2016, 18:17
Director
Sólo para el director

El avión surcaba el cielo rápidamente, pronto comenzaron a ver el mar del Canal de La Mancha. Sobrevolaban la zona superando nubes en la noche, y pronto vieron claridad en el horizonte.

Ya falta poco. Aseguró el piloto. Veían Francia, la tenían justo debajo cuando

La luz roja alumbraba sus rostros, allí estaban perdidos en aquel lugar, solos. Enormemente solos.

De pronto la soledad dejó de preocuparles súbitamente. el tintineo del metal en un ala del avión les alarmó, cuando miraron afuera vieron el brillo de balas cruzando el cielo hacía ellos. Los antiaereos les habían descubierto. El piloto viró rápidamente a un lado y tuvieron que agarrarse con fuerza, pero un motor fue alcanzado y empezó a humear como una chimenea quemando gasolina.

La luz seguía roja.

El piloto intentó controlar el pajaro sin éxito. ¡¡Teniente!! Gritó desde la cabina, a su lado el copiloto estaba muerto, alcanzado por una bala perdida que atraveso el cristal y su cabeza fortuitamente. ¡¡Saquelos de aquí!! ¡¡Ahora!!

La luz seguía roja.

 

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21/01/2016, 17:10
Bryan Kowalczyk

Una vez dentro del avión, Bryan comprobó que estaban todos los que tenían que estar. Los animó a comprobar una vez más las sujeciones del paracaídas y finalmente, cuando los motores empezaron a mover por la pista al aparato, se refugió en su puesto.

—Venga chicos, por fin empieza el jaleo de verdad —miró a William y a Rafael y levantó el pulgar de su mano derecha, en señal de que todo iba a ir de maravilla.

Era un momento irreal. Todos en silencio a bordo de aquel ruidoso pajarraco, que por una vez no parecía nada seguro, esperando el momento de un salto que se antojaba peor que temible. La noche les aguardaba ahí fuera, y nunca pensó que se alegraría tanto por todos aquellos meses de intenso entrenamiento.

Ya echaba de menos la campiña inglesa.