Partida Rol por web

Un trago antes de morir

Periodo de instrucción: Campamento Toccoa

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16/09/2014, 20:26
Director

20 julio de 1942

Jóvenes muchachos llegados de todas partes del país eran llevados en un autobús del ejército hasta el campamento Toccoa, a cinco millas al Oeste de dicha ciudad en Georgia. El campamento se había planeado tiempo atrás, sobre el año treinta y ocho, y había sido construido por la Guardia Nacional de Georgia y la Administración de Obras y Proyectos. Se inició el 17 de enero de 1940 y se terminó el 14 de diciembre de ese mismo año. En 1942, el Ejército se hizo cargo del sitio. Había muy pocos edificios o instalaciones y el personal original fue alojado en tiendas de campaña. Más cuarteles permanentes fueron construidos cuando los primeros soldados comenzaron a llegar. El campamento se utilizaría para el entrenamiento de salto de aquella nueva unidad, inédita hasta entonces en la guerra, la aerotransportada.

Ninguno de los chavales que viajaban en aquel bus sabían nada de todo aquello, muchos de ellos incluso jamás habían visto un puñetero avión de cerca. Y nadie hasta entonces había oído hablar de una división aerotransportada. El campamento Toccoa era el lugar elegido para que en verano de 1942, cuando los europeos llevaban tres años ya de guerra, se juntaran por primera vez todos aquellos futuros soldados que irían a dar su vida por América en el otro lado del charco.

Cerca del campamento se encontraba una montaña que se alzaba bruscamente unos 250 metros de la topografía local, todavía no lo sabían, pero llegarían a amarla y a odiarla con toda su alma. Al bajar del autobús fue lo primero que les llamó la atención del paraje, aunque no tuvieron tiempo para contemplarlo, pues pronto un soldado se dirigió a ellos para indicarles a donde debían ir. Les señaló un pabellón bastante grande en el que un hombre rígido como el militar más curtido, que se presentó como el Coronel Robert Sink, les dio la bienvenida.

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16/09/2014, 23:16
Robert Sink

El coronel se dirigió a los recién llegados para darles una charla sobre lo que esperaban de ellos. El coronel Sink era un hombre regio, de pecho ancho donde llevaba henchido de orgullo un gran número de medallas y reconocimientos.

-Se encuentran ustedes en el 506 Regimiento de Infantería Paracaidista. Esta se trata de una unidad experimental, un concepto nuevo de la estrategia militar y han de saber que ustedes, cada uno de ustedes, serán quienes hagan historia. Pero les advierto que será duro superar el reto. -Fue hasta una de las ventanas y señaló la montaña que habían visto nada más bajar del autobús. - Se llama Currahee, que en Cherokee significa "estar solos". Así es como los paracaidístas esperan luchar. Memoricen esa palabra y su significado.

Después les explicó que en el campamento Toccoa sería donde se iban a formar como soldado y donde se prepararían para el salto. El campamento disponía a tal efecto con una torre de 10 metros de altura desde donde iban a aprender a lanzarse imitando un salto en paracaídas.

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16/09/2014, 23:51
Director

Después de la charla del coronel se les asignó a una unidad y se les indicó cual sería el barracón donde convivirían, después les dieron la ropa y les dijeron que el resto del día lo tenían libre. Podían acomodarse, dejar sus cosas y prepararse para el siguiente día, el primero de instrucción.

Ahora formaban parte de mítico 506.º Regimiento de Infantería Paracaidista de la 101 División Aerotransportada. Les habían asignado en la Compañia F (Fox). Los miembros de la 506 utilizaban el símbolo de la pica (♠) en sus cascos a manera de identificación además de la insignia del águila de la 101 Aerotransportada en la manga izquierda del uniforme.

Notas de juego

Podéis interactuar entre vosotros para conoceros y demás. Describid como sois físicamente y como vais vestidos.

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24/09/2014, 20:03
Frank Bradley

Tiempo habia pasado desde que Frank se había alistado. Ahora, al fin en su destino definitivo, se mantuvo en silencio, sin llamar la atención, mientras escuchaba las explicaciones del que parecía ser su oficial al mando.
No obstante, al ser como era el bueno de Frank, algo ya se estaba imaginando.
Ocupo una de las literas superiores al fondo del barracon asignado. Deshizo su macuto y guardo sus escasas pertenencias en un baúl a los pies de la litera.
Y una vez que se hubo cambiado, con el uniforme puesto, contemplo en silencio la pica en el costado de su casco.
Y no tardo demasiado en colocárselo.
Que cosas, no tuvo que ajustarlo sobre su rapada cabeza. Directamente, le sentaba como un guante.
Lo cual podía ser debido al destino, o a que era algo cabezón.
Soltó una breve carcajada el bueno de Frank y tras girarse, se encamino hacia la salida del barracon. Tenia particular interés por un par de cosas.
La estructura desde la que harían su particular instrucción y el monte que dominaba, imponente, el campamento.
De camino hacia la salida, soltó como si tal cosa.
Muchachos, ¿alguno lleva una baraja?. pago 5 dolares por una carta en particular. El rey de picas.

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24/09/2014, 21:01
Jack Sawyer

Jack se sentía como un pez fuera del agua. Pero decidido de todas formas. Sus ojos bien abiertos observaban todo lo que acontecía en aquel lugar y las instalaciones que parecían bastante nuevas.

A las primeras de cambio se presentó un coronel, las palabras que dijo resultaron inspiradoras, le hicieron sentirme importante. Aquella montaña, su significado, trató de memorizarlo.

Les enseñaron los barracones y les entregaron los uniformes, le pareció un uniforme precioso, todos aquellos símbolos… Esperaba poder merecerlos. Lucharía y se entregaría lo que fuese necesario.

Estaban en el barracón, uno de aquellos muchachos preguntó si alguien tenía una baraja. Jack negó con la cabeza y temió porqué aquí tuviese alguna importancia su origen humilde, algo que esperaba poder dejar atrás – No, lo siento – Afirmó. Lo que sí que hizo fue ocupar una de las camas superiores de una litera, simplemente no le gustaba sentirse oprimido. Se sentó con los pies colgando y observó a quienes serían sus compañeros a partir de ahora.

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25/09/2014, 15:31
Rafael Vizcaino

Mientras el autobús se bamboleaba camino del Toccoa, la mente de Rafael no dejaba de rememorar la cara de María al despedirse. Las lágrimas habían bañado su bello rostro en todo instante, pero la determinación del joven era tal que no había dejado que aquello le hiciese retroceder. Y lo divertido era que, ahora, lejos de ella, se sentía realmente un estúpido fuera de lugar. Lo que antes le parecía una idea genial ahora selme antojaba una idiotez fruto de su genio hispano.

Pero ya no podía echarse atrás. Las palabras de aquel veterano sonaban como un epitafio. Cada una de ellas representaba un nuevo bloque que lo separaba cada vez más de la realidad que había tenido hasta ahora. Nada como unas palabras bien dichas para relajar en las presentaciones, pensó para sus adentros, consciente de que a punto había estado de decírselo directamente. Casi no había escuchado nada aunque las palabras de aquel capitán se le habían quedado en la cabeza. Lo de ser pioneros en el nuevo tipo de unidad le sonaba a chino… que diantres le importaba que fuera una unidad aerotransportada. Lo único importante era saber que hacer cuando estuviesen en el infierno de la guerra allá en la lejana Europa.

Y tras la escueta charla, la ropa… un bonito corte de pelo y un paseo hasta lo que se convertiría en su casa en las próximas semanas. Miró a su alrededor. Un grupo de extraños, intentando ser héroes aunque todos debían de sentirse tan asustados como él. Pero Rafael se había abierto paso en la vida, a veces a golpes y a veces de forma más sencilla. Se adaptaría a aquello. Buscó una cama centrada y se cogió la de abajo, pués la de arriba ya estaba cogida. Tras acostarse unos segundos, miro el techo de la litera y de un acto reflejo, sacó una de las fotos de María y allí la colocó. Incluso ahora podía sentir el calor de su sonrisa picarona y de sus ojos. Luego guardó sus escasas pertenencias en la taquilla. Allí se quedaba su vida pasada. Lo que el futuro le deparaba solo Dios lo sabía.

Tras un profundo suspiró se vistió con la ropa que le habían dado. Escuchó a alguien pedir una baraja de cartas… Pues si que tenían ganas de perder dinero!!! Aunque era una opción tan buena como cualquier otra. Miró a uno de los lados sonriendo tímidamente a los dos reclutas que estaban en ese lado. Tras levantarse de la cama, extendió la mano:

- Hola!!! Mi nombre es Rafael…. Rafael Vizcaino de California. Bonito corte de pelo!!!–  bromeé dijo mostrando su mejor sonrisa.

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25/09/2014, 17:25
Ezra Hunter

Llegamos. Como todo tren que circula por una vía y que inevitablemente va a parar al final de su trayecto, el bus se detuvo y al instante Ezra se precipitó hacia el exterior del mismo, con tanta mala suerte que se tropezó y por poco cae al suelo haciendo el ridículo. Sin embargo, supo poner el pie contrario en vez de la cara a tiempo. “Así que Toccoa, eh”, se dijo, mirando a sus alrededores. La montaña era preciosa. “Ojalá tuviera tiempo de visitar este lugar”, pensaba, con un regusto amargo en sus papilas gustativas. El aire era diferente, y seguro que la comida, e incluso el agua iba a ser muy diferente. Habría que prevenirse bien para no sufrir disentería, o alguna enfermedad extraña que debilitara al grupo en parte o en su totalidad.

 

Saludó al coronel como era especificado, e instantáneamente se enamoró del hecho de saltar y poder volar. Para él, el desplazamiento y el poder llegar a lugares de forma más rápida era una cosa que siempre había anhelado debido a su trabajo, y recogió sus ropas, tras lo que se fue caminando, siguiendo al grupo, hacia su barracón, en el que los demás empezaron a hablar con entusiasmo. Ezra, cauto, se mantuvo al margen de las primeras palabras del grupo, mostrándose como un ser tímido sin querer, y echando una mirada rallando lo dulce al chico que buscaba el As de picas. “¿No se da cuenta que pidiendo eso me hace ver que cree ser el mejor?”, pensaba, acariciando la que era la única baraja de cartas que poseía. Heredada de su madre, poseían demasiado valor sentimental como para abandonarlas. Todos allí parecían tan contentos, tan sonrientes, sin embargo Ezra no era así. Había sufrido lo suficiente como para darse cuenta que la vida no es justa en muchos casos y, quedándose en ropa interior antes de cambiarse se echó en una de las literas inferiores cualquiera, boca arriba, cerrando los ojos unos segundos.

Notas de juego

Aj, no tengo mucho tiempo. Perdón D:

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26/09/2014, 10:35
Bryan Kowalczyk

Así que al fin estaban metidos en faena. El monótono viaje en bus, todos en silencio y expectantes, le había dado a Bryan tiempo para pensar, en si iba por el buen camino o por el contrario se estaba metiendo de lleno en un pozo. Al menos iba bien acompañado.

Luego llegaron a aquel lugar perdido de la mano de Dios, con esa colina de nombre indio, la unidad experimental y lo de que los paracaidistas luchan solos, y todo eso…

—¡Dios dónde me he metido!

Tampoco podía ser tan terrible, era un sitio pintoresco, quizá podría escabullirse de vez en cuando. Algunos de los muchachos ya andaban tratando de hacer migas, o simplemente revoloteaban por el gallinero que iba a ser nuestro hogar durante una buena temporada.

Bryan iba vestido con ropa «sport», discreto e informal. No quería llamar la atención demasiado, pero en seguida se sintió razonablemente a gusto con los compañeros de barracón. El de la baraja debía de andar sobrado de pasta, para ofrecer cinco dólares por una simple carta, por muy simbólica que fuera. Se acomodó en la primera litera que encontró libre, y se dio cuenta de que necesitaba romper el hielo cuanto antes, no valía la timidez cuando uno estaba rodeado de elementos. Aquel muchacho de California pareció pensar lo mismo, así que se acercó a él con pasos tranquilos y una tenue sonrisa.

—Bryan Kowalczyk— dijo mientras le estrechaba la mano—, de Carolina del Norte.

Miró alrededor como quién no quiere la cosa, por si alguien más tenía intención de empezar con buen pie.

—Según el coronel, parece que vamos a ser conejillos de indias. 

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26/09/2014, 13:06
Frank Bradley

Frank se giro cuando escucho a uno de sus compañeros. Hizo el gesto de encogerse de hombros pues sabia que no le faltarian oportunidades de obtener cierto "adorno" para su casco.
Pero al girarse, pudo contemplar los rostros de los que serian sus compañeros asi como el inicio, de cierto grado de charla intrascendente en la que se notaba, un leve nerviosismo.
Dio un paso mas en direcion al interior del barracon y dijo.
Un placer conoceros. Mi nombre es Frank Bradley. De Iowa.
Camino un par de pasos mas hasta hallarse ya totalmente de espaldas a las puertas del barracon y entonces, continuo diciendo.
Conejillos de indias, no exactamente. Diria yo que saben muy bien lo que quieren nuestros superiores.
Frank sonrio entonces de una manera algo torcida. Y mantuvo esa sonrisa un instante antes de añadir.
Y creo yo que nuestro entrenamiento sera particularmente divertido.

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26/09/2014, 17:51
Jack Sawyer

Más chicos fueron llegando y se comenzaban a presentar. Jack no quería empezar pareciendo un antisocial así que también se presentó.

- Me llamo Jack Sawyer y soy de Kentucky – Parecían chicos majos y sobretodo de distintas partes del país. Trató de ir quedándose con los nombres y se vio reflejado en alguno de ellos, su decisión era la misma.

Sonrió a las palabras de Bryan – Lo mismo pensé al llegar aquí. Pero bueno, alguien ha de dar su merecido a esos japoneses – Dijo medio en broma medio en serio. Luego se rió por las palabras de Frank, por aquello de que sería divertido – Seguramente me voy a arrepentir de haberlo dicho, pero si es duro mejor, quiero estar bien preparado.

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29/09/2014, 00:13
Anthony Grant

Anthony estaba impresionado. Nada más bajar del bus y ver el que sería su hogar se sobrecogió. Todo era tan distinto allí... 

Las palabras del coronel quedaron grabadas en su mente. El 506 regimiento de infantería paracaidista sonaba bastante arriesgado. Echó un último vistazo a la montaña, el Currahee, antes de entrar en el barracón y coger una litera inferior cerca de la puerta. Los chicos ya habían comenzado las presentaciones, intentando disolver la tensión y el nerviosismo de los primeros momentos. "Si voy a convivir con estos chicos tanto tiempo, más me vale empezar con buen pie" se dijo a sí mismo.

-Anthony Grant, Missouri- Dijo estrechando la mano del chico llamado Rafael y los demás. -No sé si seremos conejillos de indias o no, pero lo que está claro es que todos debemos estar un poco locos para querer saltar de un avión en marcha- comentó mientras sonreía. Parece que al menos le habían tocado buenos compañeros.

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29/09/2014, 08:40
Bob Adams

Bob se había quedado un rato mirando Currahee y pensando en las palabras del Coronel. No le importaba lo duro que sería y las dificultades que tendría que pasar. La había jodido mucho en el pasado y esta vez lo haría bien. Cuando quiso darse cuenta se había quedado solo. Parecía que esa montaña tenía algo hipnótico.

Recogió su macuto y se fue hacia el barracon. Cuando llegó observo que los demás ya se habían instalado y presentado. Busco una cama libre de las de abajo y dejo sus cosas y se presento al más cercano.

Bob Adams, Texas dijo con un puro apagado en la boca. Parece que para esta misión de locos han cogido lo mejor de cada familia... con una media sonrisa en la cara. No se como será eso de saltar en paracaídas pero espero sea tan divertido como montar un toro bravo estiro los brazos mientras decía esas palabras y acto seguido vacío sus cosas y las ordeno.

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30/09/2014, 09:55
William T. Sherman

Hasta ese momento William no se habia alejado del "nido" paterno. Por muy lejos de casa que estuviese, Harvard no era muy diferente a su propia casa. Además, hasta en Massachusetts conocían al Juez Abe Sherman. Hasta ese momento William no se habia sentido solo. Solo no es la palabra, no desde el sentido triste de la misma. Era la primera que estaba él solo contra el resto. Con sus habilidades, con sus dones y con sus defectos. A él le correspondía ser un hombre como lo son sus compañeros, pasar el duro entrenamiento del que hablaba el Coronel.

Habia muchos hombres, algunos más valientes que otros pues los habia que se preguntaban qué demonios estaban haciendo allí. William se sentía fuera del tiesto, pero se sentía orgulloso porque quería estar ahí. Escuchó con atención las palabras del Coronel. Pica, 506, 101... De momento aquello no era nada más que simbología militar. No era nada más que números. Pero acabaría amando aquellos simbolos como si fueran su propio nombre, sus signos de identidad. Cuando rompieron filas, se dirigió como el resto a los barracones.

Habia algunas palabras que le preocuparon y le enardecieron por igual: Harían historia. Al parecer nunca antes habia existido una unidad aerotransportada. Iban a ser los primeros. Aquello era muy bonito, y te llenaba el corazón de orgullo henchido por el amor patrio y por pensar "eh, mi nombre se recordará". Pero habia algo entre esas lineas: Nunca antes los soldados se habian tirado de un avión en marcha. ¿Saldría bien? ¿Sería un fracaso? ¿Fallaría algo? Eso nadie lo sabia, así que usarían a todos esos chicos para comprobarlo. ¿Dónde se habia metido?

Deshizo su exhiguo petate en la caja que habia al frente de su cama. Escogió una litera de abajo, porque estaba libre. No tenía ningun apego especial a dormir arriba. Dormir podía dormir hasta en un colchón en el suelo. Se dio cuenta que un grupo de chicos estaban hablando y habian escogido las literas que hay cercanas a la suya.

 - William Sherman. Ohio. - Les fue lanzando la mano a todos esos jovenes que compartirían penurias junto a él. Eran variopintos. Los habia de todos lados y de todas las clases. Le gustaba. - Al menos el avión no tiene pitones. - Bromeó acerca de lo que dijo el chico de Texas. - ¿Que vais a hacer? Nos han dado el dia libre... y no se ni hacia donde mirar.

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14/10/2014, 15:22
Director

21 de Julio de 1942

Pasaron el primer día conociéndose y entablando relaciones entre los miembros de aquel diverso grupo de muchachos procedentes de todos los rincones del país. Se hicieron a su nuevo hogar y al barracón donde dormirían y convivirían gran parte de su estancia en el campamento Toccoa. Según fueron llegando se repartieron las literas según sus preferencias y, aunque alguno trató de cambiarla, todos quedaron satisfechos con el reparto. Luego jugaron una partida de cartas a la que se sumaron varios de ellos aunque fuera sólo para mirar e hicieron apuestas, perdiendo o ganando de ese modo sus primeros dólares.

La partida se alargó hasta tarde y por eso a muchos les supo a cuerno quemado que a las cinco de la mañana un portazo les sobresaltara en mitad del sueño. Una cacerola era golpeada repetidamente mientras una voz gritaba ordenes con autoridad y un tono de voz que sería capaz de hacerse oír en el mismo infierno. Les habían pillado con la novatada. Se habían confiado, pensando que podrían dormir hasta una hora más normal y por ello se habían acostado tarde, además muchos de ellos estaban poco acostumbrados a acostarse pronto, y no digamos ya a madrugar.

El grupo fue formando como buenamente pudo frente a la cama, con escasa rigurosidad y con unas caras de sueño que eran todo un poema. Los parpados pesaban como si estuvieran cargando pesas de plomo y los bostezos eran un continuo que se contagiaba de unos a otros mientras luchaban por no dormirse de pie.

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14/10/2014, 15:36
Arthur J. Hagel

El portazo, y la cacerolada que lo siguió, había sido provocado por el Teniente de instrucción Arthur J. Hagel. Un hombre de unos cincuenta y muchos años, calvo y con un escaso pelo blanco que crecía en los laterales de su cabeza, aunque este fue un dato que descubrirían más tarde, pues el teniente se cubría la cabeza con el sombrero de campaña reglamentario. Sus ojos verdes les miraban con ninguna compasión y con mucha saña. Era un hombre delgado, fibroso y muy enérgico a pesar de su edad. Su voz era atronadora y gritaba como si se hubiera tragado un megáfono y lo llevara alojado en la garganta para siempre.

-¡Vamos señoritas!. -Gritaba enfadado. -¡Es hora de levantarse! ¡Arriba de una vez, princesas!. ¡A formar, maldita sea!. 

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14/10/2014, 23:11
Frank Bradley

Frank gruño una maldición entre dientes. Pues como a todo el mundo, no le gustaba que lo despertaran de esa manera.
No obstante, a causa de su vida pasada, parecía que el, por lo menos, estaba algo mas acostumbrado a meterse madrugones en el cuerpo.
Por tanto, casi salto del catre al fondo del barracon y no tardo en cuadrarse frente a su litera vestido con el uniforme de trabajo.
A media voz, mientras miraba de reojo al oficial instructor, dijo.
Muchachos, reaccionad. Por la cuenta que nos trae a todos.
Afortunadamente, el atronador ruido del resonar del metal cubría su voz.
Y también claro, Frank tuvo mucho cuidado en no alzarla demasiado. Solo lo necesario para ser escuchado por sus compañeros inmediatos. Mientras soltaba esto, Frank aprovecho para alisarse tanto los pantalones como la guerrera del uniforme. Y todo esto lo hacia mientras mantenía controlado al oficial con el rabillo del ojo.
No le gustaba la pinta que tenia no.
Pues a pesar de la edad que podía adivinarse en el rostro del oficial, Frank se percato, con un rápido vistazo, que este individuo estaba en una forma excelente. Mejor que la de su padre y quizá, al mismo nivel que la suya.
Desde luego, iban a tener un divertido dia de entrenamiento.
Frank no dijo nada mas. Pero se mantuvo muy atento a la distancia que les separa a su grupo, en el fondo del barracon, del oficial instructor.
Y deseo que todos saltaran con una celeridad semejante a la suya al ver cierto brillo frio o tal vez feroz, en los ojos del oficial

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15/10/2014, 09:29
Jack Sawyer

Eran muchos compañeros e iba a llevar tiempo que todos se pudieran conocer, pero Jack estaba convencido de que conviviendo a partir de ahora, las veinticuatro horas del día, llegaría a conocerlos perfectamente. Pasaron la tarde jugando a las cartas y trasnocharon más de lo debido.

Y esto pasó factura de buena mañana, o mejor dicho, de madrugada. En cuanto se despertó, aquel sonido atronador tomó conciencia de donde se encontraba, se afanó en vestirse lo más rápido que pudo, pero no de forma descuidada y luego intentó adoptar la posición de firmes. Le bastó una mirada para saber que aquel tipo no iba a tener ninguna piedad con sus soldados, lo mejor sería intentar pasar desapercibido por el momento y tratar de cumplir con las exigencias.

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15/10/2014, 09:44
Bryan Kowalczyk

Al llegar el estruendo, Bryan pegó un salto en la cama como si le fuera la vida en ello. Había estado soñando, con el aserradero, las chicas, con una en especial…

—¡Dios bendito!...¡¿pero qué…?!

Su madre le habría reprendido por mentar el nombre del Señor en vano. Tampoco estaba la cosa para hacerse el gracioso o soltar sandeces. Se puso en pie y se adecentó lo mejor que pudo, pues aquel oficial salido del averno metía miedo en el cuerpo. Se volvió a medias hacia el muchacho que susurró palabras de advertencia, se llamaba…¿Frank tal vez, de Ohio o de Iowa? Habían sido muchas presentaciones el día antes, antes de cometer la estupidez de no retirarse a descansar temprano.

Se frotó los ojos con fuerza y se quedó lo más parecido a «firme» que podía lograr en esos momentos.

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15/10/2014, 19:31
Ezra Hunter

Después de conocer a los compañeros, los únicos que parecía que iban a apoyarle (y él en ellos, cumpliendo con una cláusula no escrita de reciprocidad) en sus malos momentos a partir de ahora, pasaron un día bastante bueno. Incluso Ezra se permitió el lujo de ganarse un dólar en una larga noche, cuyo sueño se vio interrumpido por Arthur J. Hagel. Parecía un zorro viejo, por lo que lo mejor iba a ser obedecer sus ordenes. Se incorporó de forma casi inmediata, sin recordar ni siquiera dónde estaba, bostezando y echando mano de lo primero que vio, que fue la cara de uno de sus compañeros. —¡Hostias, perdona! —se disculpó Ezra, avergonzado. Aquél vergonzoso suceso lo hizo reaccionar, despertar del todo y tras frotarse los ojos, acostumbrándose a la luz que entraba de la mañana. Aquél teniente parecía tener, a parte de mala leche, un vigor de hierro. Podría presentar las noticias, pensaba Ezra, encontrando la voz del teniente potente como pocas. Y, en poco tiempo, estaba listo. Con su uniforme un poco arrugado y con su pelo un poco enmarañado, se dirige frente al teniente y se sitúa firme, no siendo capaz de controlar un bostezo que a duras penas es capaz de cubrir con su mano.

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16/10/2014, 07:06
Bob Adams

De repente un ruido ensordecedor le despertó de su sueño y por un momento creyó que volvía a estar en el rancho cuando tenía 12 años y su padre le levantaba de malas malas maneras para ir a trabajar.

Me cago en la puta, que cojones.... mientras se incorporaba lentamente de la cama.

Estaba acostumbrado a levantarse pronto, pero no tanto y mucho menos que un cabrón hijo de su madre le gritara de esa manera. Durante un momento no pudo evitar una mirada de odio hacia el oficial y su carácter le hizo dudar durante un segundo de enfrentarse a él. Sin embargo rápidamente se acordó donde estaba y el porque estaba allí. Se comió su carácter y se levantó de la cama para formar.