Partida Rol por web

A Ismael no le gustó demasiado la "definición" que había utilizado el guaperas sobre sus nuevas habilidades sobre-humanas. Con tono algo enfadado, se dirigió a él:

-No me convierto en tela, crack de la estrategia! Lo que sucede es que...a veces no llego a controlar del todo lo que puedo hacer. Creo que puedo absorber la cualidades de aquello que toco. Mi intención era endurecerme como el suelo e intentar proteger a los niños.

Con aire algo más agradable, saludó a la muchacha que se había presentado.

-Buenas Arlet.

La japonesa armada trató de cruzar las barras del estadio, sin darse cuenta de que la puerta quedaba al otro lado, y que tendría que forzarlas sí lo que quería era introducirse en el circo. Mientras tanto, Ismael se acercaba a la pareja de hermanos para tratar de tranquilizarlos, quizá la mención de sus dos hijos, y la idea de volver a sus padres, ablandaron el corazón de la joven histérica.

Lucas sacó su teléfono móvil de su bolsillo para comprobar que estaba perfectamente, y que aunque tenía poca cobertura, la tarifa de datos aún seguía útil. Así que, aunque quizá no pudiese llamar a sus compañeros, sí que podría mandarles algún tipo de mensaje cibernético.

Después, la chica del otro lado pareció sopesar la situación, y aunque tenía ciertas dudas sobre si adentrarse o no, al final se decidió a hacerlo. Suspiró hondo y siguió sola hacia el interior de lo que probablemente fuera un suicidio en solitario.

Luis seguía preocupado por su hermana, que tras haber escuchado las palabras del ex-espantapájaros, parecía un poco más tranquila y dispuesta a dialogar.

Los ojos de Elena, que estaban completamente rojos por las lágrimas que había expulsado, se clavaron en Ismael. Su acercamiento paternal hizo que la hermana de Luis se sintiera más cómoda y confiada. Hasta ahora tampoco había visto que ellos estuvieran en un bando agresivo, y parecían tan víctimas como ellos. Quizá todo aquello tuviese que ver con la entrada que Luis había recibido.

Se giró rápidamente y negó con la cabeza, respiró hondo y se dispuso a acercarse al resto, pero entonces escuchó lo que era capaz de hacer. Aquello suponía que ese hombre era un ser extraño, igual que el policía, y volvió a desconfiar de ellos.

Miró a su hermano para asentir, tenía que mostrarle entereza e indicarle que estaba bien, pero lo tenía bien abrazado, para protegerlo de aquellos monstruos que lo rodeaban.

No había forma de salir, y la única escapatoria parecía el lugar que había tomado la chica que se había presentado como Arlet, pero ellos tenían las barras en medio, y eso supondría un retraso. Aunque si continuaban allí, seguramente terminarían todos muertos. Pero, ¿qué podrían hacer ellos allí?

Aunque compartía la necesidad de Ketsu Sen de ponerse en marcha, Marcial no estaba de acuerdo con su postura de abandonar al niño y a la joven a su suerte. Simplemente no podía dejar que muriesen mas inocentes.

Tras unos segundos de indecisión acabó por decidirse y moviendo su voluminoso cuerpo se aproximó poniéndose al lado del tal Ismael, intentando aunar fuerzas con él para calmar a la muchacha.

   - Hola, me llamo Marcial, y comprendo que esté asustada dada las circunstancias.- Comenzó presentándose formalmente intentando encontrar las palabras correctas.- De hecho, hace varios meses cuando descubrí mi "habilidad" yo también me asusté y no sabía que pensar al respecto. Creía que era un bicho raro y el único con esta clase de poderes y parece ser que me equivoqué.- Prosiguió mirando a Ismael de reojo.- Pero bueno, lo que quería decirle es que ninguno de nosotros pretendemos hacerle daño a su hermano o usted, mas allá de que por alguna razón tengamos estas extrañas habilidades somos personas normales y al igual que usted queremos salir de aquí. Así que por favor, tanto por su bien como por el de su hermano, acompáñenos, si se quedan a solas serán un blanco fácil de esas hermanas psicóticas.-

Sonrió de manera trémula intentando dar confianza a sus palabras, aunque la verdad es que también tenía que admitir que se encontraba bastante asustado. ¿Como no estarlo cuando la vida de uno estaba en una situación tan extraña y amenazada de muerte? Aun así intentó mantenerse firme para dar seguridad y confianza al resto de sus inesperados e inverosímiles compañeros.

Parecía que las chinas se habían largado definitivamente, por lo que le puso el seguro al arma y la guardó. Lucas seguía mirando el móvil y decidió escribir un mensaje a sus compañeros. se la pasó tecleando unos instantes mientras le respondía al tal Ismael. 

- No te enfades tio. Tan solo decía lo que he visto. Ser de tela tampoco está mal. Podrías pasar entre los barrotes y huir. Pero veo que tienes debilidad por los crios. - Terminó de escribir el mensaje y lo envió. - Teneis razon tenemos que salir de aqui y poner a salvo a los pequeños. Vosotros dos, -  Dijo, señalando a Ismael y a Marcial. - Proteged a los crios y seguidnos. Y tu, - Dijo encarandose a la otra japonesa de las dagas. - parece que sabes pelear, ven conmigo, iremos delante buscando algún lugar por donde salir, tal vez alguna salida de emergencia. Los lugares asi tienen por todas partes. He mandado un mensaje a unos amigos míos del cuerpo, no se si lo verán a tiempo, pero toma, - Le prestó su teléfono a Elena. La joven parecia inegura y tratando de mostrarse valiente. Si tenia algo que hacer aparte de estar aterrada se distraería de ese miedo. Lucas le señaló un número. - Ves llamando a ese numero, es mi compañero, Paco. Dile donde estamos, que estamos en apuros y que hay gente "como yo", armados y peligrosos. que sean discretos y traigan gente de confianza. Si hay mas gente como esas mujeres, dependemos de los refuerzos que lleguen. Insiste cada cinco minutos a ver si te lo coje. 

Habiendo repartido las instrucciones y tomado el mando, el policia volvió a sacar el arma y le quitó el seguro. - Vamos! Hay que moverse. - Dijo el agente tratando de que empezaran a moverse. 

Ketsu Sen escupió en el suelo cuando el policía se dirigió a ella. Ni se molestó en mirarle, ese tipo de hombres le daban asco, así la habían educado.

Órdenes a otros, a mi no fue lo único que salió de su boca. No le gustaba que fuera tan sumamente engreído y que quisiera tomar el control de la situación. Ella era autosuficiente y, sobre todo, no era tonta. Allí iban a morir muchos, y si ellos tenían que caer... Pues que murieran, menuda pena.

Empezó a moverse por su lado y a buscar alguna otra salida.

La verdad es que no podían quedarse en aquel lugar esperando que volvieran a aparecer aquellas dos criaturas. Tenían que moverse y rápido.

El policia parecía que quisiera tomar el mando de la situación, cosa que no molestó a Ismael. Tan solo aquel tono de "líder" improvisado no le hacía mucha gracia... Pero tenía una cosa clara: de alguna manera u otra debían salir de allí. Y juntos sería mucho más fácil.

-Me encargaré de los chavales.- y mirando a los muchachos e intentando mostrar tranquilidad y seguridad les dijo- No os separéis de mi. Todo va a salir bien, pero seguidme y no os pasará nada.

Después de puso de pie y se mostró preparado para comenzar a desplazarse y salir de aquella pesadilla.

Pero había alguien del grupo que pensaba ir en solitario. La chica oriental parecía ser de aquellas de "yo contra el mundo" y estar segura de salir por su própio pie de aquel lugar.

-Perdona! Necesitamos de toda la ayuda posible. Si comenzamos a dividirnos, será más fácil para "ellas" acabar con nuestras vidas. El poli solo quiere salir de aquí...como todos nosotros. Debemos ir juntos!

En cuanto el gordo se presentó como Marcial y se ponía hablar de su habilidad, Elena se quedó boquiabierta. Estaba claro, todos aquellos era gente rarita, aunque a juzgar por sus palabras, no parecía que fueran malas personas... Así que, la jovencita dio un paso al frente mientras arrastraba de su callado hermano. No sabía si tendría fuerzas para soportar aquella situación, pero no le quedaba más remedio que ir con ellos, puesto que quedarse solos sería, seguramente, mucho más peligroso.

Elena tomó entre sus manos el teléfono del policía y marcó tal y como decía. Pero un sonido agudo indicaba que no había señal, que las líneas estaban bloqueadas y que no se podía efectuar una llamada. Insistió tres veces, y a la cuarta le tendió de nuevo el teléfono. Creo que no funciona. Le dijo.

El teléfono tenía tarifa de datos, pero la única raya de cobertura no era suficiente para llamar. Será mejor que le mandes un whatsapp, a ver si lo leen pronto y nos sacan de aquí.

Y entonces vio como Lucas se animaba a avanzar, y daba órdenes a todos sobre como moverse. Pero parecía haber olvidado que había unas cuantas barras en mitad del campo de baloncesto que los habían dejado encerrados allí. Solo Arlet había logrado introducirse en el pabellón, mientras que ellos solo podrían retroceder o forzar las barras. Así que al ver como tomaba su arma, se quedó atónica observándola y después Elena volvió a hablar: La puerta de entrada está bloqueada. No se puede abrir, y delante de nosotros tenemos estos malditos barrotes que aún no se de dónde han salido. Dijo agachándose y mrando el suelo a ver si había algún mecanismo. No podemos avanzar a menos que alguno de vosotros tenga una habilidad de esas parecidas a... no sabía como decirlo, lo había visto mil veces en el cine, pero aquello era tan real, que se le antojaba completamente onírico, ¿super fuerza? o ¿control del metal? Después se acordó de Lobezno y sus garras, o quizá alguno pueda cortar estos barrotes. Se los quedó mirando a ver si alguno de ellos era capaz de deshacerse de esa barrera que les habían puesto.

Mientras el resto hablaban de sus poderes y de que tenían que hacer para salir de allí, Luis permaneció en silencio abrazado a su hermana, intentando ayudarla a calmarse, a pesar de que el mismo estaba bastante alterado, por mucho que no lo demostrase. Aquellas personas eran extraños y no se fiaba de ellos, podían querer hacerle daño a Elena y además, ese sitio era peligroso y si no salían de rápido allí, podía pasarle algo a su hermana. Pero no iban a poder salir sin la ayuda de esas personas, lo cual le llevaba de nuevo a su pensamiento original. No se fiaba de ellos.

Al final fue su hermana la que tomo la decisión de confiar en ellos, al menos de momento, y si Elena se fiaba, él también lo haría. Un poco, al menos. No demasiado, solo lo justo. Lo mínimo posible. Nada más.

Por desgracia, el teléfono que Lucas le había dado a Elena (ganándose en el proceso una mirada llena de desconfianza por parte de Luis), no les sirvió de mucho, lo que significaba que estaban atrapados y sin poder llamar a nadie de fuera.

¿Y ahora qué?- pensó Luis, consciente de que no podían permanecer allí quietos o seguro que les volvían a atacar, pero sin poder salir a causa de los barrotes seguían cortándoles el paso a la única puerta abierta. Entonces su rostro se iluminó al escuchar a su hermana -Si alguien los corta, podremos salir- se dijo, maravillado por lo lista que era Elena, mientras miraba a los allí presentes esperando que alguien lo hiciese.

Tras escuchar a Elena, Luis empezó a concentrarse. Los barrotes que había creado les impedían salir, tenía que encontrar el modo de abrir un camino a través de ellos. Y tenía que hacerlo sin que Elena supiese que había sido él. Había visto como había mirado a aquellas personas cuando usaron poderes, y no quería que lo mirase de la misma forma, no podría soportarlo.

Por suerte, la propia Elena le había dado una idea -Si los cortan ellos, no pasa nada- pensó, mientras empezaba a dar forma a sus pensamientos. Lo había visto en muchas series, si había que cortar algo lo mejor era una motosierra. Bueno una espada era mejor, pero seguro que no sabían usarla, así que sería una motosierra. Una lo bastante potente como para cortar los barrotes, pero lo bastante sencilla de usar como para que cualquiera pudiese usarla -Incluso el policía- pensó Luis.

- Ya les mandé un mensaje. - Le respondió Lucas a la niña. El policia esperaba que sus amigos y compañeros recibieran el mensaje y llegaran pronto con refuerzos. 

Pero para varias Lucas volvió a cagarla. Habia pensado en todo, en una formación de avance y en como lidia rocn la situación pero sus planes se habian torcido. Primero la japonesa habia decidio ir por su cuenta. y después la cagada de los barrotes. Lucas no se habia fijado bien como estaban puestos y nos cerraban el paso. - Tienes razón habrá que hacer algo con esos barrotes. - Guardó el arma y decidió intentarlo él mismo. 

Cuando Lucas se "blindaba" por decirlo de algún modo, tambien aumentaba su fuerza. Habia mandado a un tipo a volar de un puñetazo pero nunca habia intentado arrancar unos barrotes del suelo. 

Se concentró y trató de blindarse. 

-Yo podría intentar pasar entre ellos...pero estamos en las mismas: no es positivo separarnos. debemos buscar la manera de continuar unidos. Lo mejor es comenzar a moverse en alguna dirección.

Ismael miró para un lado y para otro buscando posibles alternativas.

Ketsu Sen miró a todos lados, y sólo vio otra posible vía de escape: los conductos de ventilación del techo. Miró los barrotes y sopesó posibilidades: Ella no tendría ningún problema en trepar por esos barrotes y salir por esa nueva salida, pero perdería a los demás. Que no la importaban, pero si tenía que morir alguno, mejor que fueran ellos.

O rompemos los barrotes o intentamos salir por los conductos de ventilación contestó a Ismael, señalando al techo. Pero sería muy complicado que pudieramos llegar todos Obviamente, ella no iba a cargar con nadie.

Vio como el policía se blindaba e intentaba doblar los barrotes. Ella se acercó, pero no se colocó a su lado. Agarró dos barrotes y, controlando la respiración, empezó a intentar separarlos.

Marcial se sintió aliviado de que Lucas tomase la iniciativa y intentase poner orden en el grupo. Tal vez aquel policía impulsivo no fuese el mas adecuado para guiarles, pero si alguien tenía que liderar al menos se alegraba de no tener que se él mismo, pues con su timidez habitual no se veía como un gran líder precisamente.

Asintiendo a las palabras del policía permaneció cerca de los muchachos, pues sin duda eran el eslabón mas débil de entre los presentes, mas aun si era verdad lo que decía la muchacha y ninguno de los dos poseía habilidades especiales como el resto.

Observó como Lucas y la joven asiática intentaban forcejear con los barrotes intentando de alguna manera doblarlos para que todos pudiesen pasar, sintiéndose un poco inútil, pues el no poseía ningún tipo de fuerza aumentada ni otra habilidad que les permitiese poder salir de aquella especie de jaula en la que estaban encerrados. 

Sin embargo no dejó que aquello le afectase y permaneció atento a cualquier posible amenaza. No se olvidaba de que una de las hermanas demoníacas había desaparecido en una especie de teleportación explosiva, así que no podía dormirse en los laureles ya que podían ser atacados desde cualquier angulo y en cualquier momento.

Fue en entonces cuando se acordó como el cuchillo de la joven asiática se había clavado con suma facilidad en el suelo cuando este se le había resbalado de las manos al enfrentarse con las gemelas psicokillers. ¿Sería que aquella joven poseía algún tipo de poder que le permitiese rodear el filo de aquel arma con algún tipo de poderosa energía?

   - ¿Con tu cuchillo podrías cortar los barrotes?- Le preguntó a Ketsu Sen con un tono entre indeciso y educado.

De pronto algo comenzó a brillar en el suelo. Por un momento todo el mundo pensó que se trataba de un nuevo ataque perteneciente a las asesinas japonesas, pero se equivocaban. Cuando el resplandor desapareció, una espada afilada por un lado, y de sierra por el otro se materializó de la nada. ¿Cómo podría haber llegado hasta allí? ¿Acaso la sala daba lo que alguien necesitaba? ¿Y de ser así, por qué aquella espada tan extraña?

En cuanto Lucas dijo que haría algo con esos barrotes su cuerpo se volvió de un extraño color plateado. Muchos lo habían visto ya en la película de X Men, el policía parecía haberse transformado en el increíble superhéroe conocido como Coloso. Pero, algo pareció sucederle. El policía comenzó a sentirse mareado y cayó al suelo. Su cuerpo parecía dolerle y sus músculos parecían desarollarse de una forma sobrehumana. Aquello no lo había visto nadie nunca, ni tan si quiera el agente de la ley. El dolor pasó rápido, y cuando Lucas quiso darse cuenta, se sentía mucho más fuerte que nunca. Como si el blindaje le hubiese provisto de una fuerza que hasta ahora nunca antes había tenido. Se puso en pie y se acercó a la barra, sin necesidad de hacer ningún esfuerzo, movió las barras como si fueran de papel y las dobló para dejar paso a todos ellos.

Ketsu Sen intentó hacer lo mismo. Aquella mujer de apariencia fragil agarró un par de barrotes y haciendo un gran esfuerzo físico logró también separarlos. No con tanta naturalidad como lo hizo Lucas, pero sí con la suficiente eficacia como para que todos pudieran salir de allí sin problemas. Ahora eran libres para adentrarse en el pabellón, aunque aquella fuese la única salida aparente, era posible que fuera la más peligrosa.

Lucas se sintió poderoso. Habia conseguido doblar los barrotes como si fuesen palillos. A pesar del dolor que tuvo instantes antes, se sentia como nunca. Se miró las manos unos intantes como su fuesen algo extraño y peligroso. Sentia la adrenalina recorrer su cuerpo y se sentia con ganas de hacer mas cosas así probar dode estaba el limite de su nueva fuerza. Pero recordó donde estaban y que estaba ocurriendo. Pasó al otro lado de los barrotes. Amplié un poco mas el espacio para que pasara el corpulento Marcial. 

-  Ya podeis pasar.  - Me sentia reacio a volver a mi estado natural, pero seria lo mejor, no queria intimidar al resto, aunque tras lo visto parecia una tonteria. De todos modos se sentia mas comodo en su estado natural, por lo que e concentró y la piel volvió a ser como siempre, blandita y rosada. - No sabia que pudiese hacer eso... - Aun estaba perplejo tanto de su capacidad como del dolor que habia sentido al "Desarrollarse"? Tal vez con el tiempo podría desarrollar mas capacidades. Lucas pensaba en todas esas cosas mientras pasaba al otro lado de los barrotes y empezaba a inspeccionar sus alrededores mientras esperaba que el resto pasase. 

Marcial no tardó mucho en darse cuenta de que su pregunta caía en saco roto, al comprobar que no sería necesario cortar los barrotes, pues estos, habían cedido doblándose ante la tremenda fuerza de Lucas y Ketsu Sen.

   - Vaya, eso si que ha sido una demostración de fuerza.- Alcanzó a musitar sorprendido.

La verdad es que el policía resultaba tan impresionante como intimidante con su bruñida forma de metal plateada, y no pudo evitar sentir cierta envidia. Sus compañeros tenían una suerte de poderes tan dispares como prácticos. Poderes que les hacían sobrehumanos, y les ofrecían ventajas por encima de cualquier comprensión. En cambió él...

Bueno, no podía negar que su habilidad era de utilidad en ocasiones. Al menos su escudo de invulnerabilidad, le había permitido salvar la vida de la sombría Ketsu Sen. Sin embargo, no le permitía ser nada mas que un dummy que podía ser apaleado sin inmutarse ante los golpes y nada mas. Por lo menos que el supiese, pues ni siquiera podía controlar el poder para apagarlo, así que tal vez aun quedaban cosas por descubrir al respecto de su "habilidad especial".

En el fondo no sabía decir si aquello era algo bueno o malo.

Pero la fuerza desmesurada de sus dos compañeros no fue el suceso mas sorprendente del momento, si no la aparición de una espada que como por arte de magia se materializó literalmente de la nada. Durante unos segundos Marcial la miró estupefacto, hasta que al final llegó a la conclusión de que o era cosa de una "habilidad especial" de los allí presentes, o de una trampa de las hermanas demoníacas, así que por precaución no se acercó a ella.

   - Venid conmigo por favor.- Le dijo a Elena y Luis esbozando una sonrisa tranquilizadora.- No os separéis de mi y os mantendré a salvo.-

Y sin pensárselo mucho se dispuso a atravesar la abertura, agradeciendo el gesto del policía de abrir mas el hueco para que su voluminoso cuerpo pudiese pasar mas fácilmente.

Mientras que tanto el policía como la chica de los cuchillos separaban con sus propias manos los barrotes, permitiendo con ello que pudiesen pasar, la mirada de Luis estaba centrada en la espada que se había materializado entre ellos.

¿Pero qué...?- pensó, mirándola con una mezcla de enfado confusión.

¿Y esa espada?- preguntó Luis, abrazando con fuerza a su hermana mientras observaba fijamente la espada, sin hacer caso a las indicaciones de Marcial.