Partida Rol por web

Al realizar varios intentos de disparos y fallar, Trebek decide cambiar a munición bolter normal, dado que la cual tiene mayor cantidad, y así reservar la munición kraken para cuando realmente haga falta. El escudo que envolvía a la criatura había caído y era el momento de aprovechar todos los disparos posibles. 

Al apretar del gatillo salieron los diez proyectiles que suele disparar y tan sólo uno de ellos impactó sobre el cuerpo del xeno, provocando daño. El resto se perdieron en la lejanía y se estrellaron en la pared que había tras el combate. Trebek soltó una maldición sobre sí mismo e inspeccionó el bolter pesado para ver qué fallaba. 

Con el arma de plasma vacía podía recargar o obviarla y empezar a disparar con el stormbolter acoplado a mi brazo, a efectos prácticos pensaba que esta acción era mucho mejor que permitir que mis hermanos de armas se enfrentasen solos al xenomorfo ante el que estábamos. Así que levantando el brazo, y apretando el puño, descargo una ráfaga de proyectiles bolter contra la criatura. 

- No desfallezcáis hermanos, pues siquiera esta criatura es una reto para nosotros. 

Stein aún continuaba bajo los efectos de las toxinas, pero no dudó en volver a disparar el bólter armado en su brazo aprovechando la actual debilidad de la criatura.

El bólter rugió, y la criatura aulló cuando prácticamente la totalidad de los proyectiles disparados impactó en su desprotegido cuerpo. Por suerte para el xeno, consiguió esquivar los dos primeros, pero no el resto de la ráfaga automática.

El gigantesco xeno había intentado sin éxito esquivar los proyectiles de Stein, sin que hubiera parecido darse cuenta de que estaba rodeado por otros muchos orígenes de disparos. Sus tentáculos se agitaron al aire, al tiempo que comenzaba a emitir un extraño sonido gutural.

En ese momento, vuestras protecciones y capacidades psíquicas notaron que la energía del inmaterium se estaba nuevamente concentrando a su alrededor. No obstante, nada pudo hacer para esquivar la furia de todos vuestros ataques. 

Stein, Trebek, Leinad y Zorael concentraron sus disparos sobre la criatura mientras Cole bailaba entre las balas con su garra relámpago iluminando la oscuridad parcial de la cueva con cada golpe. La criatura apenas lo vio venir.  

Pese al daño sufrido de manera recurrente, pero en especial en este último movimiento del equipo de batalla, la criatura continuaba en pie. La mole que estaba devorando los cadáveres cuando la encontrasteis es ahora más una masa informe con un caparazón quitinoso lleno de cráteres de proyectiles que una criatura de aspecto mortal.

Su cuerpo, agujereado decenas de veces tanto por las cuchillas del Juez en funciones como por los proyectiles que no dieron en su protección natural, ha adquirido un aspecto dantesco al estar cubierto del viscoso líquido que forma en apariencia su sangre, manando de sus numerosas heridas. 

Sin duda está herido, pero dado que se trata de un enemigo al que ninguno estáis habituados, nadie sabe con exactitud cuánta energía le queda al enorme xenomorfo que, pese a su aspecto, continúa siendo un enemigo al que no se debe menospreciar...

Los impactos resuenan en la caverna, son los gritos de dolor y furia de la criatura, pues la energía sobrenatural que lo protegía había desaparecido. Es este el momento en que tenemos que unir fuerzas y machacar su figura. Levanto el bolter y descarga una lluvia de fuego contra él, una lluvia de fuego que para vergüenza mía, apenas se acerca al blanco. 

Por pura suerte o l amano del destino quiso intervenir, el siguiente ataque de Trebek tuvo el efecto deseado y más de las mitad de los proyectiles disparados por el bolter pesado impactaron sobre el cuerpo del xeno, produciendo serios daños. Había que aprovechar esa última oportunidad antes de que volviera a tener su escudo.

A juzgar por los movimientos del xeno podía ser en cualquier momento. 

Stein comprobó la munición que le quedaba en el bólter montado, y sonrió bajo su celada al comprobar que le quedaba la suficiente munición kraken como para disparar una vez más sobre la desprotegida criatura. 

Sin pensarlo demasiado, el tecno-caballero alzó su puño y descargó las últimas balas de la munión kraken que tenía. 

- Detectada una debilidad temporal en la formación defensiva enemiga. Aprovechad Hermanos este momento.

Stein había disparado con eficacia sobre el herido xenomorfo, mientras este terminaba su ritual. De la misma forma, el resto del equipo de batalla aprovechó el momento para descargar sus armas sobre la criatura, y aunque Zorael erró el disparo, Trebek consiguió encajar nuevamente una salva de proyectiles de su bólter pesado en el enemigo. 

Cole, a su vez, encajó dos garrazos con éxito, y la luz relampagueantye de su garra iluminó la entrada de la ueva al entrar y salir del cuerpo de la criatura. Leinad, por su parte, recargaba con rapidez su bólter storm.

La criatura alzó sus supurantes tentáculos al aire una vez que su ritual había finalizado. Estaba visiblemente malherida, y claramente furiosa. Algo os decía que estaba dispuesta a huir, pero que entendía que vosotros no la dejaríais escapar, de forma que se mantenía agresiva frente a vuestra amenazadora presencia... 

Trebek volvió a abrir fuego contra el xeno, esta vez impactaron menos proyectiles contra el ya maltratado cuerpo del enemigo pero aún así, la criatura se resistía a morir. Parece que está a punto de hacer algo por lo que Trebek insistió a sus hermanos que actuaran con premura y derribaran a la criatura. 

Gruño dentro del casco ante mi imposibilidad de herir a la bestia y que sean mis hermanos los que terminen por llevarse la justa gloria de esta batalla. Alzo el puño y vuelvo a soltar otra ráfaga de proyectiles contra la criatura, un ser que parece comprender que ya no tiene las de ganar, que sufre ante nuestros ataques y que en el fondo, a poco seso que tenga sabe que está próxima a morir.

- Tu vida es nuestra criatura. 

Stein usó su selector de cargador para cambiar de proyectiles kraken a normal al verse sin ese munición, y volvió a descargar su arma sobre el monstruo alienigena.

Ahora que tenía el escudo activo, acabar con él quizá fuera frustrante de nuevo, pero había que intentarlo.

- ¡Vamos Hermanos! ¡Llevamos con nosotros la Luz del Emperador! ¡ILUMINEMOS ESTE INFECTO LUGAR!

Sin embargo, su ataque acabo disperso por el lugar.

El Xeno se revolvió. Estaba visiblemente malherido, casi se podría decir que moribundo, y sus fuerzas flaqueaban, pero parecía dispuesto a morir luchando. A duras penas levanto varios de sus tentáculos, y se abalanzó sobre Cole para golpear con toda la fuerza que le quedaba.  

El Caballero Gris bloqueó el ataque y trató de contraatacar, pero fue en vano. Seguidamente todo el equipo de batalla se lanzó al ataque, pero el escudo invisible bloqueó prácticamente todos los posibles impactos menos uno. Sin embargo, el daño que ese proyectil hubiera producido no fue suficiente para acabar con la criatura...

El combate contra la criatura continuó durante un tiempo más debido al frustrante bloqueo de los ataques del Equipo de Batalla por parte del escudo psíquico de la criatura. 

No obstante, la suerte os sonreía a vosotros en este día, el Dios-Emperador sin duda estaba de vuestro lado, y aunque no está claro quién fue el que lo causó, alguno de vuestros ataques volvió a desactivar temporalmente ese escudo invisible que bloqueaba todos vuestros intentos de dañar al Xeno. Ese fue el verdadero punto de inflexión final que aprovechasteis para centrar vuestros golpes en la criatura.

Tampoco queda claro quién fue el que causó el golpe de gracia. Lo único que si sabéis es que después de una salva de disparos de todo el equipo, el enorme Xeno cayó al suelo. Dejó de levitar y cayó de forma torpe aunque sonora, prácticamente sin emitir ningún tipo de sonido. 

Cientos, posiblemente miles, de minúsculos organismos del tamaño y apariencia de escarabajos aparecieron entonces de todos los puntos de la cueva. Por mucho que los pisarais, los aplastarais, los mutilaras o quemarais, aparecían muchísimos más. Su destino era el enorme xeno, y llegaban hasta él a cientos pasando a vuestro alrededor o por debajo vuestro como si de enormes cucarachas se tratara. Los escarabajos formaban pelotas con la masa orgánica del xeno muerto, haciendo agujeros en su cuerpo, y volvían a su lugar de origen, fuera cual fuere. 

Por otro lado, la entrada de la cueva daba hacia un erial rocoso descendente que, a su vez, finalizaba en una explanada de aspecto desértico, con el suelo resquebrajado y horadado por lo que antaño sería algún tipo de río.

Allí estabais todos, de pie, mirando el horizonte bajo vuestros pies junto al cadáver del enorme xeno.

Y entonces lo visteis. Aquella inmensa estructura de aspecto piramidal parecía que estaba siendo consumida por el planeta, sepultada en la tierra rojiza bajo el aspecto de una especie de montaña triangular. No obstante, aquello no era natural, era de hecho la punta de algún tipo de estructura, aquella que el Capitán Remigio Prassius marcó en las coordenadas -32.8633, 141.9976.  Era vuestro destino.
 

Mientras observávais el paisaje desértico, Stein se separó del grupo momentáneamente y se puso a mirar alrededor, sacando su auspex y moviendo sus potenciometros para ajustar los datos de la pictopantalla.

- ¿Inquisidora? 

El tecnomarine comenzó a avanzar hacia el interior de la cueva atestada de restos de cadáveres consumidos. 

Enzarzados en el combate contra el enorme xeno, posiblemente ninguno se diera cuenta de que la inquisidora estaba ausente. 

- ¡Aquí! ¡Apotecario! ¡Signos vitales positivos, consciente negativo!