Partida Rol por web

¡Graciaaaaas! dijo Darla alargando la "a" mientras cogía el bolso y guardaba el dinero. Se colgó su bolso en la parte interior del codo, haciendo con su brazo una pose de V para que no se callese y empezó a andar moviendo las caderas. Salió fuera de la casa.

¡Aquí estás, monada, tu serás mi primer pasaporte a la popularidad! le dijo al descapotable al acercarse. Abrió el coche y se metió dentro. Dejó su bolso y la carpeta en el asiento del copiloto. Ajustó el asiento y se puso a mirarse en los espejos. Se dio cuenta de que la sombra de ojos se le había corrido un poco, así que abrió su bolso para coger un pañuelo y arreglarlo. Una vez se dio cuenta de que estaba maravillosa, puso los espejos para ver bien la carretera. Se puso el cinturón y enchufó la radio. Subió el volumen mientras cantaba y arrancó.

 Además de guapa parecía encantadora, le dediqué una sonrisa amistosa mientras le devolvía el saludo:

 - Si, estoy en cuarto de secundaria, ¿tú también?. Pareces de mi edad... Bueno, como eres nueva voy a darte un curso básico de superviviencia en el instituto de Sunnydale: Sobre nuestro director, el señor Flutie, debes de saber que es un tipo bastante enrollado y comprensivo, para ser un hombre mayor, si tienes algún problema puedes hablar con él, aunque a veces puede ser bastante pesado. Además, ya que eres una chica guapa, debo de advertirte de que evites a los miembros del equipo de fútbol, ya que son unas auténticas hienas en busca de carne fresca. Pero tu amenaza principal será Cordelia Chase, la chica más popular y pija del instituto, que disfruta atormentando a todos aquellos que no comparten sus estatus, y es fácil de reconocer: Alta, piel morena, pelo castaño, guapa y rodeada por su séquito. Si tienes que encararte a ella debes de recordar tres cosas: Métete con su vestuario y su peso, es lo que más le duele, pero sobre todo, hay algo que siempre funciona: Su pelo, si le dejas entrever, como quien no quiere la cosa, que hay algo malo con él, abandonará todo lo que esté haciendo para ir al espejo más cercano, dejándote el camino libre, ¿alguna pregunta?.

 Siempre era un placer ayudar a los nuevos, sobre todo si eran tan guapos y encantadores como esta señorita...

Melissa asintió sin interrumpir ante la mención del curso al que asistía. Aquel chico era de su edad, seguramente compartirían algunas clases, lo cual la hizo sentir un poco menos nerviosa. Aunque había arrancado la mañana corriendo, el día parecía irse encaminando hacia un buen desenlace. Era bueno saber que contaba con alguien simpático para empezar. Y encima era guapo.

Escuchó toda la parrafada que Gabriel tenía para contarle,y sonrió cuando él la trató de guapa. Aunque el ómnibus se iba llenando, ambos asientos contiguos permanecían vacíos, lo que les permitía seguir la conversación sin ningún problema.

-Cordelia, dices... ok, lo tendré en cuenta... aunque no creo que nos crucemos. No suelo frecuentar a la gente que describes- la chica se encogió de hombros como restándole importancia, pero un dejo de nostalgia e inquietud la invadió. Estaba sola en esa ciudad. Había tenido la suerte de toparse con un chico amable, pero sabía que tendría que ganarse su lugar en el estatus de la secundaria de Sunnydale y si sus cálculos no eran errados, el derecho de piso le costaría caro. Extrañaba a su mejor amigo, Sam; vagar por las calles de Los Ángeles con su skate hasta horas que hacían enloquecer a su madre; escaparse de clases para ir a la playa con un grupo de chicos más grandes... En definitiva, extrañaba su vida anterior y no sabía como desarrollaría la nueva. Sacudió levemente la cabeza como para despejarse y volvió a sonreir. Gabriel parecía un buen chico y no tenía por qué espantarlo con sus depresiones.

-Bueno, pero cuéntame algo de ti. ¿Ya sabes qué cursos vas a tomar? y más importante aún... ¿has vivido aquí toda tu vida?- haciendo acto de coraje, Mel se incorporó y se cambió de asiento para estar cerca de Gabriel. Ya la gente era bastante y no era la idea andar hablando a los gritos. Además, la idea de tenerlo cara a cara le resultaba totalmente atractiva. -Espero no te moleste que me siente a tu lado... ¿o esperas a alguien?

 Negué con la cabeza sonriente:

 - No, no espero a nadie, me alegro que te sientes, así no tenemos que hablar a gritos...

 Luego me dispuse a responder a su otra pregunta:

 - Yo he elegido todas las asignaturas posibles asociadas a lengua y historia. He vivido aquí toda la vida, es un lugar bonito, aunque nunca he terminado de sentirme cómodo en él, no se por qué... Supongo que no estoy hecho para lugares tan tranquilos, pese a ser un cerebrito. ¿y tú?. ¿De donde eres y que vas a estudiar?.

-Aún no lo sé- dijo un poco contrariada. La verdad sea dicha, Melissa no tenía muy en claro qué quería para su futuro. Nada le llamaba realmente la atención. No destacaba en ninguna asignatura, era una estudiante promedio. Tampoco le atraían los deportes si no estaban relacionados con una tabla y para las artes era un desastre. Y para aumentar su incomodidad, su compañero se había autodenominado "cerebrito". No era que la chica fuera prejuiciosa, pero siempre esa clase de chicos la hacían sentir incómoda con su superioridad intelectual. Ya sabía yo que era demasiado bueno para ser real.

Intentando que no se notara que hubiera preferido quedarse en su lugar, buscó responder lo más natural posible la pregunta sobre su pasado. Al menos aquél era un lugar seguro para ella.

-Vengo de Los Ángeles, hace apenas unos días que hemos llegado. Aún tengo cosas en cajas y eso, jeje- se recostó contra el respaldo del asiento y tiró su cabeza hacia atrás, mientras su mirada se volvía soñadora. -A veces esa ciudad puede ser un loquero... otras es el refugio perfecto para quién quiere perderse... en todo sentido- dijo y giró su rostro para guiñarle un ojo a Gabriel en forma pícara. -Creo que te gustaría, aunque necesitarías una guardaespalda si toda tu vida has vivido aquí, jajaja- su risa se oyó cantarina y más de uno se giró para mirarla extrañado. -Tal vez algún día podamos ir de excursión...- y podrías conocer a Sam y al resto de mis amigos y... Calló todo aquello pues apenas conocía a aquel chico y ya bastante incómoda se sentía como para encima quedar como una maldita freak y ganarse ese tilde por el resto de su vida de secundaria.

 Sonreí divertido al escuchar sus palabras:

 - ¿Una excursión?. Eso estaría bien. No te preocupes, se cuidar de mi mismo, aunque estaría encantado de tener a una guardaespaldas tan encantadora y simpática como tú... - Tonteé un poquito.

 Mientras observábamos al resto de nuestros compañeros en el autobús, le respondí:

 - Sobre que asignatura elegir, elije simplemente las que más te gusten, luego, más adelante, podrás elegir alguna carrera que te interese... He visto que tienes un skate, ¿has pensado en ser la sucesora de Tony Hawk?. - Sonreí de manera encantadora.

La referencia al grande entre los grandes del skate la tomó desprevenida y la sonrisa que acompañaba aquella pregunta en broma pero intentando ser amable terminó de derribar las barreras que la incomodaban. Fuera un cerebrito o no, aquel chico tenía algo que le inspiraba confianza y la hacía sentir segura y le permitían relajarse y ser ella misma. -Jajaja- rió mirando al techo. -Ojalá algún día llegue a ser la mitad de buena que él- respondió alegremente y volvió a girar su rostro para mirar a los ojos a Gabriel. -¿Cómo es que lo conoces? ¿También te gusta el skate? sería bueno tener alguien que me mostrara los sitios más interesantes para practicar- volvió a incorporarse y se acercó un poco más a aquel chico, con aparente intención de mirar el paisaje por la ventanilla* -Y por que no, un guía para conocer la ciudad- el tono pícaro que sus ojos reflejaban hacía rato, tiñó sus últimas palabras.

 Le dediqué una sonrisa amistosa mientras respondía:

 - Bueno, no es que yo sea un profesional precisamente, pero me defiendo. Hay un parque no lejos del instituto, donde hay una pista para practica, estaré encantado de enseñártela, por suerte me pilla de camino a la tienda donde trabajo. Luego podíamos quedar en el Bronze, es el club de moda de la ciudad entre los jóvenes: Buena música y las mejores bebidas sin alcohol que puedas encontrar...

El auto de Darla frenó en la parte del estacionamiento del colegio justo cuando el bus amarillo que traía a estudiantes que aun no tenían coche, o su licencia de conducir, frenaba cerca de la entrada.

Melissa había intercambiado unas cuantas palabras con Gabriel conociéndose ambos mejor, y al menos ninguno se sintió tan solo en el primer día; pero los otros adolescentes que habían subido al micro estaban bastante taciturnos.

Bajaron desordenadamente exceptuando Melissa y Gabriel que continuaban conversando.

En ese momento vieron un auto deslumbrante, es que el convertible rojo de Darla, más bien de su padre (“detalles” para la chica), estaba aparcado y la joven morena salía de él con aires de popularidad innata.

Fue en ese mismo instante cuando Mel notó a un joven paseando en skater, bastante mal por cierto. Tenía cabello negro y sonreía con una sonrisa jovial y un poco boba. De tan distraído que andaba se llevó por delante a la chica y su compañero de plática. Darla vio la escena y le dieron ganas de reírse pero entonces notó el cabello de la joven mientras casi caía al suelo: largo, castaño, bello y terriblemente familiar. Un deja-vú de ensueño le tocó la memoria, ese mismo cabello fue el que vio en su sueño. No cabía duda.

-Perdó…nen. Estaba…- dijo el atropellado chico del skate.

-Xander.
Estiró su mano y la acercó a Melissa, a la que veía con cara de embobado.
-¿Tú eres…? ¿nueva?
Dijo y su sonrisa se amplió.

Muchos estudiantes mientras seguían con sus recorridos, todavía faltaba unos 20 minutos para la primera clase así que algunos se relajaban en el parque cercano, otros comían bocadillos de una máquina expendedora, y algunos corrían hacia dentro llenos de libros en sus manos.

Andrew acompañó al hombre que parecía tener una misión para él y conocimiento demasiado exacto de los pormenores de su sueño. Pasaron por el frente del colegio de Sunnydale pero de allí subieron a una limusina negra.

Unos treinta minutos luego, bajaron frente a un viejo edificio.

-Acompáñeme, señor Fullen.

Entraron a una sala de aire antiguo: sillones de tapizado color canela situados alrededor de una mesa del siglo pasado los recibieron. Había algunas estatuillas de diferentes seres, uno de ellos tenía dos largos cuernos, que semejaban los de un carnero.

-Siéntese por favor. Voy a ser directo porque el tiempo no es precisamente un factor en nuestro favor. Usted ha sido elegido por el Consejo de Inglaterra para ser uno de nuestros más prometedores Vigilantes, puesto que se le ha dado la misión de proteger a la Cazadora. Ha soñado anoche con ella: cabello castaño largo y lacio, que baja por sus hombros hasta mitad de la espalda. La ha visto en una guarida siniestra, ¿verdad? Y no, no es lo único que ha visto. Hay un ser con ella, uno que tiene cientos de años y está esperando ansioso la oportunidad de despertar y quedar libre de la prisión que lo contiene por ahora.

El hombre sonrío y se sentó a su vez.

-Antes de continuar supongo que tendrá preguntas, muchas. Además de que no sería un buen inglés si no le ofreciera una buena taza de té. Créame que las noticias se digieren mejor con una bebida de ese tipo. Así que… ¿Andrew usted ha tenido ese sueño, verdad? Por ello me acompaña, aparte de que algo en usted sabe que le estoy diciendo algo la verdad. Algo ya dedujo hace tiempo que no es un tipo común. ¿Le gusta demasiado lo oculto? ¿No es así?

 Mientras los dos hablábamos, llegamos a nuestro destino y nos bajamos del bus. En ese momento, antes de que pudiera contestarme, nos arrollaron como bolos en una bolera:

 - ¡Ouchhhh!.

 Luego oí como el atropellador se presentaba... Digo escuchar porque él, que estaba obviamente embelesado con mi compañera, no se había levantado de encima mía y tenía una de sus rodillas clavadas en mi espalda:

 - ¡Eh!. ¿Te importa?. - Le pedí, dolorido, tratando de mantener la calma, mientras esperaba a que se levantara de encima mío.

Melissa sonrió ante la propuesta de Gabriel pero no respondió inmediatamente. De hecho, dado que se encontraba más cerca de la ventanilla, su atención se vio desviada a lo que sus ojos le mostraban. -Vaya, parece que hemos llegado- su rostro reflejó picardía, siendo consciente de la proximidad de sus cuerpos y que el muchacho esperaba una respuesta que ella demoraba. -Vamos?- sin darle tiempo a reaccionar, la chica volvió a poner distancia entre ellos y se apeó del autobús.

Al bajar del bus, Melissa no tuvo el recibimiento que esperaba. A decir verdad, contaba con pasar lo más desapercibida posible en aquel primer día de clases, pero para bochorno suyo, un chico de más o menos su edad, con su torpe andar la chocó apenas había descendido del vehículo.

Contrariada pero sin llegar a enojarse ya que el que la había chocado era skater -torpe pero de la comunidad al fin- aceptó la mano que éste le tendía. -Paz, hermano- dijo al tiempo que recogía su tabla que había caído al piso durante el choque. Luego se fijó en que Gabriel aún estaba en el piso soportando el peso del recién llegado. -Ven aquí- tendió su mano nuevamente, esta vez para incorporar a Xander y ayudar a su compañero de viaje. -Estás bien?- dijo mientras se agachaba a su lado. Luego ladeó su cabeza para mirar al atropellador. -Soy Melissa... Mel. Y sí, hace poco que vivo aquí- su atención había vuelto a Gabriel y ahora era a él a quién le tendía una mano para que pudiera incorporarse, con genuina preocupación por su estado.

 Agradeciendo la ayuda de Mel, me incorporo y trato de sacudirme la ropa para quitarme la suciedad del suelo:

 - Estoy bien, gracias...

 La verdad es que estaba un tanto abochornado por la situación, pero mantuve la compostura y lo disimulé detrás de una sonrisa desenfadada.

-Bien- dijo el chico de skate y cuando se dio cuenta de que Gabriel también entraba en la conversación, su ánimo cambió un poco pero bajo ningún punto de vista perdió la sonrisa.

-Es...ejem. Bien, pues yo soy Xander con una "X" como los X men, sí. ¡JA! Los X Men... ya saben... que va con X.

Se rascó la cabeza abochornado y luego, en modo de disculpa, dijo.

-Si me decís cuáles son vuestras clases os puedo echar una mano, deciros a qué sala os toca ir. ¿Vais juntos?- carraspeó -digo... a las clases. Claro, a las clases. No estoy preguntando si sois novios o algo así, eh. COF, digo, clases. Sí, eso.

Darla no pudo sentirse fastidiada y un poco jocosa de todo ello pero estaba pensando en las chicas populares y los atletas cuando una morocha definitivamente de ese estilo tocó el hombro de Xander.

-Perdedor, hazte a un lado!!

Dijo la morocha empujando a Xander de costado para luego ir directamente hacia Darla.

-Que autazo! ¡esas son ruedas! ¿Qué modelo es? No, no me digas, lo importante es quién eres y con quién precisas relacionarte. No con esos PERDEDORES.

Dijo, señalando a Melissa, Xander y desafortunadamente Gabriel, aunque sus ojos a veces decían otra cosa.

Aquellas palabras fueron como un jarro de agua fría para Fullen. Una cosa era que le gustara lo oculto y otra cosa es que verdaderamente todo eso que había estudiado e investigado por pura pasión fuera verdad. 

De todas maneras, todo aquello de lo que hablaba, sobre cazadoras y vigilantes no era nada que hubiera oido antes. Desde luego que el sueño se había quebrado en mil pedazos y ahora se sentía como si se acabase de levantar recientemente.

Fullen comenzó a buscar las palabras adecuadas para responder a la retahíla de frases que le soltó aquel hombre.

No pudo evitar tartamudear.

Pe- pe- perooo. Pero, una cosa es que me guste lo oculto y otra muy distinta es que no sea normal por ello no? Es cierto que siempre he sido un bicho raro por donde me movía, pero pensé que era... bueno, por otros aspectos de mi vida. No sabía que tuviera nada que ver con que me gustase investigar este tipo de ciencias...

Pero... Por lo que dice hasta ahora, está usted en lo cierto. Todo eso lo he soñado, pero... ¿cómo diantres es capaz de haber averiguado todo eso? ¿Acaso es capaz de ... hizo una pausa como planteandose si decir aquello sonase demasiado a locura ... leer la mente?

 Xander era un tipo bastante divertido, por lo que sabía, no le conocía mucho, pese a que tuviéramos una amiga en común...

 En ese momento hizo su aparición la reina Chase y empujó al chico, provocando que esté me diera un pisotón en mi mano, aunque por suerte no fue nada grave:

 - ¡Uff!... - Le lancé a ella una mirada furibunda. ¿Perdedores?. ¿De que iba?. Entonces le lancé una sonrisa burlona y le repliqué. - Hola, Cordelia, veo que te has cuidado bien este verano, parece que has ganado peso...

 Sabía que eso le sentaría como un tiro...

ede controlar, por ejemplo, que la gente se mande mp para hablar de la partida y se ponga de acuerdo, que seguro que hayDarla mostró sus dientes con la gran sonrisa que tenía al ver cómo la joven se acercaba. Su cuerpo, su forma de andar y, sobre todo, la forma de llamar "Perdedores" a esos tres, dejaba claro de qué tipo era.

Sí, es toodo un cochazo, no veas lo mucho que se liga en él dijo mientras dejaba que la chica admirara su descapotable.

Me llamo Darla, Darla Mcgregor. Y, por supuesto, no quiero relacionarme con chusma. Me han enseñado a tener siempre lo mejor de lo mejor añadió apoyándose en el capó del coche, mostrando sus palabras con ese gesto.