Partida Rol por web

Mientras Pietro miraba el espectáculo aguantándose las ganas de reírse en la cara de todos, el rostro de Dave se fue tornando más duro según el tono de voz iba aumentando. Entonces, cuando las palabras empezaban a degenerar en amenazas, el hombre golpeó la mesa con la mano con bastante fuerza y el ruido hizo que todos se callaran súbitamente para dirigirle la mirada, algo sorprendidos.

- ¡Basta ya! Gracias Holly, por un momento pensaba que todos os habíais vuelto locos. Vayamos por orden. Bredo, vuelve a ser tan irrespetuoso y me ocuparé de que recibas un castigo de inmediato, sea con un superior, con un igual o con un recién llegado. Me da igual, delante de mía no se le falta el respeto a ningún compañero. Athena, esto va por ti también. Para empezar, nadie ha dicho que seas la líder del grupo, así que no lo presupongas de antemano. - el hombre frunció entonces el ceño. Entonces puso una sonrisa. - Así que, como escarmiento, Holly será la líder del grupo en esta misión porque ha demostrado ser la más sosegada. No quiero problemas porque a nadie se le escape la lengua durante una misión. Hellin, cuida tus modales, y respondiendo a tu pregunta, no saben que van a por ellos, intentad aprovechar eso a vuestro favor. Al menos no que sepamos... -

- Así que la cosa queda así, Athena, tú no tienes ningún derecho a exigir quiénes van a ser tu compañero, tengas la antigüedad que tengas, eso no importa, sólo tu rango. Y el tuyo ahora mismo es el mismo que el de ellos, así que nada de ponerse por encima. Lo mismo le digo al resto. Por lo tanto, iréis vosotros cuatro, Holly será la líder, y Pietro os acompañará hasta Chaville. Y respecto al material... sí, no hay nada especial en esta ocasión. En un par de horas sale el vuelo, por lo que tenéis tiempo de sobra para coger todo lo necesario y partir. -

Athena se mordió la lengua. Holly no era mala, ¿pero líder? Pff... Por el amor de Dios.

- Perfecto, que Holly sea la líder. Por mí ningún problema. Pero todos sabemos quién es la XI y quién la XXVII. La experiencia es un grado, Dave, y si tu estás donde estás, es porque llevas años luchando por esta organización. Creo que es lo mínimo que me merecía, y para nada un trato tan vejatorio por parte de estos recién llegados. Me aseguraré de que esto no se quede así.

Y dolida en el orgullo, se levantó y se fue de la habitación. Esto pintaba maravillosamente mal. Todo fuera por Loctus.

Si tan sólo estuviera aquí...

- Menuda cebollona, ¡jajajaja! A quién se le ocurre... Juas juas juas... - Pietro bajó los pies de la mesa para sostenerse el estómago debido a la risa, pero Dave le lanzó una mirada de advertencia y se recompuso, volviendo a su posición pasiva. Entonces se levantó, haciendo un gesto de mano. - Yo me voy a preparar mis cosas, que no tengo nada más que escuchar aquí. -

Y con el teatro que le acompañaba salió por la puerta portando su perenne sonrisa.

Holly asintió a las palabras de Dave y no se permitió dudar ni sentirse confusa ante aquella inusitada orden.

-Bien -dijo, poniendo las manos a la espalda-. A partir de ahora quiero seriedad. Nada de juegos, ni discusiones ni cosas así, ¿entendido?

La mujer fue calmada y paciente, pero aún así, severa. Nunca había mandado a nadie, pero imaginaba que tendría que exigir lo mismo que se exigía a sí misma: perseverancia, trabajo duro y la vista puesta en la perfección.

-Teneis diez minutos para empacar vuestras cosas. Llevad lo imprescindible, Moth es un lugar duro. -No lo conocía y no podría situarlo en un mapa, pero de pequeña las historias acerca del país vecino la aterraban... aunque aquello había ocurrido antes de conocer el aullido del lobo y el ulular de las lechuzas-. Nada de ornamentos ni de artilugios inservibles. Sed prácticos. Y poneos en marcha ya.

Dicho esto, Holly giró sobre sus talones y caminó de vuelta a su habitación con intención de hacer justamente lo que había ordenado. Tenía ganas de encontrarse a ese par. Si tan buenos eran en artes marciales, medirse con ellos sería interesante.

Bredo se encoge del golpe como el golpe que Dave da a la mesa, como si de un trace hipnotico se hubiese despertado o ante el tirar la correa de un hamo al que un perro jamas tendra aprecio. Guarda silencio, y baja la cabeza, "supuestamente" arrepentido. Luego asiente.

En el fondo se alegraba que Athena se hubiese llevado su merecido. Holly se pone al mando, cosa a la que no tiene reparos y asiente ante las ordenes recibidas:

- ¡Oido-cocina! -

Su sonrisa vuelve  a lucir esa sonrisa rota, y en cuando es menester vuelve hacia su habitación los pocos enseres que conservaba, a la par que tarareaba, alejandose ya, una canción que no le comportara ningun recuerdo delicado.

Hellin se limita a echarle una mirada neutra a la figura de la mujer que se retira.

Esto no quedara así.

Si le pagasen por cada vez que ha oído algo similar, podría comprarse la Universidad entera. en el futuro, se asegurará de estar lejos de donde quiera que esté Athena, dentro de lo que permitan las órdenes de Holly. No le apetece verse al descubierto solo porque a una "veterana" con exceso de temperamento le pueda el orgullo y dedida montarse la guerra por su cuenta. Es libre de airear sus frustraciones como le plazca, pero la nephilim tiene otros asuntos más importantes de que ocuparse, como el incapacitar a ese par. No tiene entrenamiento marcial per se, pero ha oído hablar de la resistencia física y mental de quienes lo practican. Esto puede ser más complicado que un dardo de cerbatana en la oscuridad. Toma nota mental de sonsacar a Holly acerca de lo que hay de verdad y de mentira en esas historias.

Al menos ayuda que el líder del grupo tenga un mínimo de tranquilidad. Ayuda a que nadie cometa estupideces. Con una compañera megalómana y otro que a juzgar por su forma de comportarse debía de ser un tarado, van a necesitar MUCHA tranquilidad si no quieren perder el factor sorpresa. Aunque el factor sorpresa puede perder mucho glamour frente al factor veneno, ayuda cuando no quieres matar a alguien, y Hellin está decidida a cumplir las órdenes al pie de la letra y llevarlos vivos, si puede. Cumplir la misión, es todo lo que cuenta cuando se es un Cuervo. Seas el XI o el MXI.

Tú mandas- replica a las palabras de la enorme mujer, sin hostilidad en su tono. Meramente como quien constata un hecho. A paso ligero, la asesina se dirigió a su habitación dispuesta a recoger sus pertenencias.

Una vez todos prepararon sus pertrechos se dirigieron al zepelín a la hora acordara. Athena también estaba allí, pero no abrió la boca (al igual que el resto) en todo el trayecto. Una vez montaron al zepelín el revisor les recogió los pasajes que Wissenschaft que les había dado y les dejó pasar. Allí eran un pasajero más... y, como con sus ropas no era lógico que viajaran en el ala pudiente del zepelín, les tocó compartir habitación a los 4. Había algo de tensión, pero nadie murmuró nada hasta que el vuelo finalizó. Habían llegado a Chaville.

El que más parecía haber disfrutado del viaje había sido Pietro, pues al no estar con el resto en la habitación estuvo completamente a su aire. Le encantaba su posición de no estar bajo las órdenes de nadie salvo las suyas. Aun así no dijo nada que encendiera la llama del 'odio'.

- Aquí nos separamos, espero que os sea leve. ¡Ale, que os den! - dijo Pietro, emprendiendo la marcha con uno de los cinco caballos que Wissenschaft les había dejado y perdiéndose entre la multitud. Ya estaban solos. Y tenían que dirigirse al norte, hacia la frontera con Moth, así que todos miraron a Holly, a falta de que diera órdenes de cómo debían afrontar la misión desde aquel momento

-Tenemos víveres suficientes hasta que lleguemos allí, de modo que nos pondremos en marcha de inmediato. Tardaremos una semana. Dormiremos en la linde del camino.

Holly estaba más que acostumbrada a hacerlo, y no había pensado en que el resto no. Daba por hecho que todos habrían tenido un entrenamiento como el suyo. Sin esperar respuesta, dio con los talones en el costado del caballo y echó al trote. De haber tenido un menor sentido del equilibrio, habría caído. No le gustaban aquellas bestias y a estas tampoco les gustaba Holly. La mujer corría mucho y muy deprisa. Era una lástima que los demás no. Flojos.

Directo al grano. Me gusta- comentó Hellin. Nunca ha sido fan de los grandes planes y de discutir durante horas antes de dar un paso. Aunque a menudo un asesinato requiere de una preparación muy cuidadosa, gran coordinación y mucho trabajo previo de observación y reconocimiento la nephilim tiende a ir montando piezas sobre la marcha.

Además, no tiene mucho sentido ponerse a pensar en eso ahora, eso es algo que si no se hace sobre el terreno y cuando se vaya a hacer no sirve de nada. Las circunstancias pueden cambiar demasiado, y un plan perfectamente estructurado irse a la mierda en segundos. Tampoco le molesta dormir al raso. Habiéndose criado de viaje en viaje entre ciudades de dudosa... moralidad, Hellin prefiere con mucho las bestias del bosque a los desconocidos rondando por las calles y posadas.

Con las bestias de dos patas nunca sabes a que atenerte. Las de cuatro son mucho más comprensibles.

Tampoco le molesta el ritmo alto. Cuanto más prisa se den en llegar, más tiempo tendrá para pensar su golpe, y antes podrá volver a lo que realmente le interesa.

Garland... si tengo que matarles te lo dedico a tí, maldito bastardo malnacido. Estoy practicando. Te va a encantar lo que te quiero enseñar cuando te pille.

Basta.

Está en una misión. Nada de cosas personales. Sólo la misión. La misión y nada más.

La asesina chasquea la lengua y azuza a su caballo. No le gustan demasiado los caballos. La asociación con otras cosas enormes, estúpidas, malolientes y dóciles solo en apariencia que se pueden tener entre las piernas es demasiado evidente, pero no tienen mucha elección. Moth no es particularmente agradable para viajar a pie.

Ya que están, sin embargo...

Hellin pone su caballo a la altura del de Holly y le habla a la mujer.

Jefa... no se si tu opinión sobre mi costumbre de hacer preguntas es favorable o no, pero... ¿me podrías ayudar con una cosa que llevo pensando un tiempo ya?

- ¡A la orden! -

Contesto el daimah exagerando demasiado el enfasis. Llevaba todo el viaje riendo entre dientes, y ahora tampoco era una escepción, con la cabeza baja y en su mundo no decia gran cosa, pero jamas se le borraba esa irritatnte sonrisa en su rostro.

Le apetecia desmontar y liberar el animal que le llevaba a su grupa, para continuar a pie. Podría llebar el ritmo del mejor de los caballos perfectamente, pero seguramente seria demasiado molesto para el resto. No era partidario de usar a un congenere como montura - pues somos uno con el mundo- pero fue partidario de no aumntar la tensión. Se inclino sobre su caballo y le susuro al oido alguna palabra de aliento.

Luego tomo las riendas con fuerza renovada.

- ¿Que dirección tomamos? -

Holly husmeó el cielo. No había perdido el hábito de orientarse por los astros y los elementos de la naturaleza, por muchas brújulas que le dieran. Comprobó algo en el mapa y y señaló una dirección.

-Por allí -dijo a Bredo. A la pregunta de Hellin le dedicó el mismo tono neutro-. ¿Qué te pasa?

Athena no había dicho nada. Sólo asentía con amargura. En su fuero más interno, odiaba estar recibiendo órdenes, aunque fuera de Holly, que sabe Dios que era la que mejor le caía. Tan sólo era que ella sabía que era la más adecuada para llevar el liderazgo en esa misión, por sus habilidades. Pero de las primeras cosas que había aprendido Athena en Wissenchaft, gracias a Loctus, fue el sentido de la obediencia. Luchó y se quejó, sí, pero una vez tomada la decisión, había que acatarla. Además, sabía que era mucho más útil actuando.

Odiaba ser tratada como una segundona, pero era lo que había.

Por otro lado, aún no comprendía cómo Bredo había entrado en la organización. A cada palabra que decía, más le enervaba. ¿Pero es que se lo tomaba todo a risa? Por el amor de Dios, son dos sujetos poderosísimos con una pista con el mejor profesor que Wissenchaft haya tenido nunca, ¿y se lo tomaba a cachondeo? Estaba haciendo esfuerzos para que Athena lo borrara de un plumazo de la faz de la tierra. Si no supiera cómo Lucanor se tomaba las luchas internas, claro...

Y Hellin. Oh, Dios mío. Era odiosa. ¿Y ahora qué intenta? ¿Estrechar lazos con Holly? ¿Qué coño pretende? Maldita furcia cabeza hueca.

Athena bufó sin poderlo remediar y aferró sus manos a las riendas deseando que fuera el cuello de Hellin.

Bueno, pasa que vamos a enfrentarnos a unos maestros de artes marciales. La gente rumorea cosas sobre los maestros de artes marciales, ya sabes. Que pueden volverse inmunes al veneno, romper rocas a patadas, dejarte paralizado de un grito y cosas por el estilo, la mayoría marcadamente estúpidas y algunas no. Me interesan las que no. Yo sé que capacidades especiales tengo yo para sobrevivir a un conflicto, ahora me interesa saber las que tiene alguien que se haya entrenado como esos dos lo han hecho. Además, pensarlo me servirá de distracción durante el camino. Como no tengo las voces de mis hamsters muertos dentro de mi cabeza para hacerme compañía como el Daimah, ni encuentro tan entretenido chirriar los dientes como la otra humana, me vendrá bien tener algo en lo que ocupar la mente.

Supón que eres una de nuestras presas, y que tienes que luchar contra mí. Imaginate que soy un asesino típico. Armas pequeñas, la mayoría de ellas ocultas, y probablemente veneno y alguna otra sorpresa. ¿Qué harías? ¿Cómo me atacarías y cuál de esas habilidades especiales que desarrolláis usarías?. No hace falta que te lo pienses demasiado, lo único que quiero es ver cómo pensaría un Tao típico y luego ya sacaré yo ideas. Es suposición, pero es mejor que nada.

Aquella chica hablaba mucho. Demasiado. Holly ya se había perdido a la mitad y pudo rescatar retazos de aquí y allá antes de contestar con cara de alelada.

-Eh... no soy una Tao.

Holly se pasó una mano por la cabeza rapada. Le gustaba sentir la aspereza del cráneo contra la mano.

-Pero si quieres saber lo que haría si tuviese que luchar contra ti... Te observaría. Esperaría a que tú atacaras antes, mientras yo cargaría mi energía. Y cuando lo hicieras, te mataría con una Técnica.

- ¿Y porque iba un asesino tipico a plantarle cara a dos artistas marciales cuando puede aprobechar que estos se entren a sus compañeros para atacar por la espalda?-

Rio esporadicamente, para cesar, más repentinamente despues. Paro atención al horizonte, como quien observa a su hamster mascota dando vueltas en la ruedecilla, y cuando desperto de la ensoñación acabo la frase:

- Es muy considerado que Hellin se ofrezca de carnaza -

Y el Daimah sonrio.

Porque un asesino típico hace planes para lo inesperado. Para lo rutinario no hace falta, sé perfectamente como hacer mi trabajo- replica secamente Hellin, sin molestarse en mirar a Bredo.

Detalles, detalles... matas con armas naturales y, supuestamente, con técnicas especiales que usas gracias a tu entrenamiento físico y mental, eso es lo que tienes en común con esos dos y eso es lo que quiero ver. Por mí como si eres la que le pone los rizos a Lucanor. Huy no, espera, esa es la otra humana- Hellin se muerde la lengua en el último segundo. Tampoco es cuestión de meter más cizaña, aunque no sería por falta de ganas. Divertido como resulta ver a Athena sisear como una gata a la que le tiran de la cola, es conveniente que todos actúen con profesionalidad ahora. Al fin y al cabo, están de misión.

La respuesta de Holly no le soluciona mucho. Hellin nunca ataca primero cuerpo a cuerpo. No es algo que pueda permitirse. Los asesinos no son buenos luchadores, de forma que habitualmente, si han fallado, buscarán una forma de volver a las sombras para atacar otro día. Si se ve obligada a atacar será que está atrapada o que no queda tiempo, y en tal caso estará jodida igual, así que poco importa.

¿Una técnica cómo cual? ¿Cómo matas a alguien de un golpe? Curiosidad profesional, aunque siempre puede ser util saberlo. Te ayuda a pensar como esquivarlo.

- Tengo ganas de ver como los llevas a la practica -

Punzando el la herida el Daimah, alegremente pero sin malicia. Lastima que su irritante risa pusiera de los nervios igual que si el comentario estubiese hecho con la peor intención del mundo.

Tomo las riendas y acarició la crin del animal con delicadeza. Era un experto jinete, pero confiava en su montura, o mejor dicho, en su compañero, para recorrer el buen tramo que les quedaba.

Que lastima, penso Bredo, lastima de los humanos hayan perdido a desconfiar los unos de los otros. Y aprobecho para repasar con la mirada a las tres jinetes allí presentes.

Pero se alegro de su compañia (aún si aspecto retorcido) y confiava en ellas. Pues si esas tres Cuervos no eran las indicadas para llevar acabo un acometido a su medida ¿Quien lo era?

- Por el amor de Dios, Hellin. Antes de que se hayan acercado, ya serían ciegos gracias a mí. No te preocupes, chica, eso es pan comido. - dijo con superioridad. - Y si algo sale mal, siempre puedo meterme en su cerebro y hacerlos picadillo. Estás con la mejor Ilusionista de Wissenchaft y la guerrera más versada en Ki que conozco. Tú eres una de las asesinas más eficientes de la organización, por mucho que me duela reconocerlo, y siempre tendrás preparada una daga en la espalda. Y bueno, el gato... Siempre podrá torturarlos con sus chistes malos. Si estamos aquí, es porque somos los candidatos idóneos, así que deja de devanarte los sesos y comienza a pensar en la cena.

Athena se mordió el labio inferior, sin apartar la mirada del camino, y se irguió altiva en su bestia. Estaba todo controlado.

Hellin se encoge de hombros.

Sobrevivo a base de romperme la cabeza, Athena.  Para tener éxito en un asesinato, tienes que empezar a planearlo mucho antes de estar ni siquiera cerca del objetivo. Habitualmente eres tú contra tu víctima y una cohorte entera de guardias entrenados, cuando no un ejército. A no ser que sepas exactamente que vas a hacer tú y que vana a hacer ellos, dónde, como, cuando, qué día, a que hora, con quien... siempre y en todo momento, hay un riesgo muy alto de fallar, o que incluso teniendo éxito, te veas metida al final en una lucha que no puedes ganar de ninguna forma, y yo todavía no estoy lista para morir. Hay al menos una persona a la que tengo que haber matado antes.

Puede que todo esto no vaya a servir de nada, y de hecho es probable que sea así, pero prefiero mantener el hábito de empezar a pensar antes de tener a la presa enfrente. Me ha mantenido viva a mi y a mis... compañeros- notas que la mandíbula se le tensa hasta formar un perfecto ángulo recto al escupir, más que decir, la palabra- muchas veces y confío en que lo siga haciendo. Si al final las cosas resultan tan fáciles, cosa que firmaría ahora mismo, bueno... no es que tenga nada mejor que hacer ahora mismo. 

La asesina se sume en un pensativo mutismo de nuevo. Incluso contando con que las habilidades del grupo serán menos... lustrosas de lo que Athena las ha pintado, en realidad el motivo principal de que se devane los sesos es que piensa que esto no tiene sentido.

No se manda a cuatro Cuervos a coger a dos niños, por muy artistas marciales que sean, salvo que haya una razón de peso para sospechar que esos dos tienen un as en la manga. O una puta baraja entera. Las incógnitas nunca son algo bueno para los asesinos. Como le ha dicho a Athena, el tener un éxito contínuo- y por ende, vivir cierto tiempo en esta profesión depende de que todo esté planificado al milímetro, y son detalles que no se mencionan como ese los que pueden hacer que un plan perfecto se vaya a la mierda y costarte la vida, si no algo peor. Las víctimas de asesinatos fallidos suelen ser enormemente rencorosas, y las que se mueven en un ámbito como el de la nephilim tienden a tener equipos de entusiastas de la tortura muy bien equipados y con un gusto considerable por su trabajo. No parece que vaya a ser el caso, pero recordar cosas como esas viene bien para no caer en el segundo vicio más peligroso de la profesión: la complacencia.

Sea como sea, mejor será que tenga los ojos abiertos. Problemas o no, en el fondo da igual. Sea cual sea la misión, hay que cumplirla. Los Cuervos no fallan, y no se retiran. Siempre ha sido así, y mientras ella sea una, siempre será así.

Con este tipo de conversación el grupo se mantuvo 'entretenido' hasta que, dos días después, llegaron a Bellegarde, la ciudad más cercana al paso fronterizo que tenían que cruzar.

Bellegarde era una ciudad ornamentada hasta decir basta, y para la austeridad a la que ellos estaban acostumbrados un lugar como aquel realmente llegaba a cansar a la vista. Aquel lugar había pasado de ser una pequeña ciudad minera a convertirse en centro de 'reunión' de gente rica y pudiente debido a que, hace años, un hombre que vivía en la ciudad consiguió tanto renombre que el propio Archicanciller que había en aquel momento le regaló un estoque. Muchos soñadores (soñadores con dinero) habían trasladado su vivienda a Bellegarde, intentando llegar a parecerse una milésima parte a aquel espadachín.

Apenas pararon para coger provisiones para el resto del viaje, pero la suerte no les permitió irse de allí impunes. Cruzando por una de las calles, sin ir montados en los caballos, la montura de Holly se encabritó por una causa desconocida y empujó a un noble que pasaba por allí, que empezó a gritar que aquello era una vergüenza y que exigía que se devolviera el honor perdido por aquel percance. Era visible que el hombre exageraba en demasía (es más, parecía estar bajo los efectos del alcohol), pero la gente no hizo más que apoyar esa idea.

El 'afectado' miró a Holly de arriba a abajo y, tras poner una cara de asco por el aspecto poco femenino de la mujer le dijo que estaba retada a un duelo al amanecer, en el se usarían estoques. El duelo sería a primera sangre, y advirtió a la mujer, debido a su apariencia extranjera, que no intentara abandonar la ciudad hasta que el duelo se llevara a cabo o podría lamentar las consecuencias.

Tras ello el hombre, sin esperar respuesta se fue de allí seguido de su séquito, con la cabeza bien alta.