Partida Rol por web

Una nueva vida

Briefing.

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08/03/2010, 00:36
Loctus Khan Schwarzwald

I don't ask much: I just want you.

- No hay sueños imposibles. No hay enfermedades incurables. Todo es posible. Y tú serás otra de las demostraciones de que eso es cierto. Concederé tu deseo, Athena. Pero recuerda, el poder siempre conlleva una responsabilidad. De lo contrario, tu propio poder te consumirá. - dijo él. Y por fin pudo verlo. Estaba allí, apenas a un metro de ella. Igual que lo recordaba. Su pelo largo y negro, lacio hasta los hombros. Su bata blanca, impoluta... y aquellas gafas que le daban ese toque que a Athena le encantaba. Y él la miraba a ella, y de nuevo sonreía. Pero seguía sin ser una sonrisa de felicidad.

La Cuervo se lanzó a los brazos de su amado y quiso fundirse en él, ser uno. Pero nunca le alcanzó... porque de alguna manera, algo le detuvo. Y sintió una presencia dentro de su cuerpo, invadiéndola sin permiso, violando su intimidad sin nisiquiera preguntar.

Y entonces se sintió llena... y a la vez vacía. Porque seguía sin estar con él.

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08/03/2010, 00:49
Director

Y Athena despertó. Pero no la cargaba Holly, ni había nadie más a su alrededor. Pero, sin embargo, parecía de nuevo entre los mortales. Y no sabía qué hacer...

O quizás sí. Algo le decía que se encontraba al norte de Bellegarde. No. No se lo decía algo. LO SABÍA. Y también sabía algo: sabía dónde estaba Loctus. Sabía dónde se encontraba... y aquello supo en la boca de Athena (o lo que fuera en lo que él la había convertido) como la mayor de las victorias. Sólo tenía que ir... al sur. ¿Otra vez a Bellegarde? Bueno, así quizás podría ver a Holly una última vez, al fin y al cabo le había cogido cierto cariño a la muchacha.

Al sur, entonces. Camino al destino.

Sus piernas corrían una velocidad endemoniada y el mundo empezó a convertirse en un simple borrón (que ella seguía viendo a la perfección). Y en apenas un minuto ya estaba en la entrada de la ciudad. Y su amado estaba casi al alcance de su mano. O mejor dicho, de sus piernas.

 

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08/03/2010, 01:17
Athena

Athena, o lo que demonios fuera ahora, echó a correr dentro de la ciudad. Primero Holly. Luego Loctus. Si había esperado tanto tiempo para encontrarle, podría esperar unos momentos más. No podía estar tranquila sabiendo que una criatura espantosa estaba persiguiendo a su amiga, y que se encontraba indefensa.

Aún su cerebro no procesaba lo ocurrido. Ya no estaba herida... Y se sentía extremadamente poderosa. Pero no había tiempo para plantearse nada. Debía encontrar a Holly y a Hellin.

Y debía ser ahora.

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08/03/2010, 01:25
Director

Si aquello ya era surrealista aquello se llevó la palma. Holly corría y Hellin hacía lo propio en las alturas. Entonces fue cuando apareció: primero él, el encapuchado. Pareció materializarse de la nada allí, delante de ellos. Portaba de nuevo sus espadas y como siempre, no sonreía. No pudieron reaccionar por lo que vieron detrás de él.

Era Athena.

Holly miró al cuerpo de su compañera y sintió que seguía ahí, todavía viva, aunque muy convaleciente. ¿Estaba delirando y veía alucinaciones? Su compañera estaba también a unos metros por delante de ella, viva y coleando... Y, por su fuera poco, parecía diferente. Muy superior de lo que ya solía ser.

Fue entonces cuando el encapuchado se propuso atacar. Y fue cuando Athena sintió de nuevo que él estaba ahí... pero AHÍ, con todos ellos. Aun así, era imposible determinar dónde y cómo.

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08/03/2010, 01:30
Athena

Athena miró a Holly, y luego a su propio cuerpo encima de los hombros de la Tecnicista. Apretó la mandíbula. No entendía, pero no había tiempo.

Sintió como el poder, la rabia, y la ira bullía a su alrededor. Levantó la palma de la mano lentamente y comenzó a recitar palabras en un idioma totalmente desconocido, sorprendiéndose a sí misma en el proceso. Por un momento, deseó que todo lo que ese hombre representaba, toda la esencia de creación que residía en su interior se consumiera para siempre. Sabía que era un obstáculo. Y debía desaparecer.

Pero justo en ese instante, un escalofrío recorrió todo su cuerpo, y miró al encapuchado confundida. Su brazo cayó de nuevo. Ese sentimiento... Esa sensación...

- ¿Lo-Loctus? - Sólo pudo balbucear...

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08/03/2010, 01:42
Encapuchado

El encapuchado se giró lentamente con los brazos en alto. Clavó sus ojos, indescifrables, en las pupilas de Athena. Pero no dijo nada. Bajó los brazos súbitamente, dejando que las espadas se extendieran en un látigo que se dirigió directo al cuerpo de la ilusionista (o de lo que quedaba de ella). Sin embargo el arma se estampó contra el pecho de la mujer, sin moverla siquiera.

Pero Loctus seguía allí. Y el Loctus que ella conocía nunca la atacaría... No, no podía ser él, era imposible... ¿O quizás sí?

El encapuchado empezó a temblar y su cuerpo empezó a emitir un aura de color negro, como el cielo de una noche sin luna. Y los látigos empezaron a bailar a su alrededor... se estaba preparando.

Y algo le dijo que la siguiente vez no iba a fallar.

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08/03/2010, 01:48
Athena

Athena recibió el golpe y se permitió a sí misma sonreír, por haber sido tan tonta y por haber aguantado el golpe como si fuese una ráfaga de viento.

- Acabas de firmar tu sentencia, gilipollas...

Y esta vez sí. Levantó la palma de la mano y reanudó el cántico en esa extraña lengua que no había aprendido nunca, pero que conocía inconscientemente. Un brillo rojo se formó en su mano, y creó, de la nada, una lanza de energía negra. El pelo negro onduló a su alrededor, mientras sus ojos se volvían completamente azabaches.

Tomó la lanza con la mano derecha, y golpeó con ella dos veces en el suelo.

Un grito sonó a lo lejos. La diosa sonrió.

Del mismo cielo apareció un búho. O lo que parecía un búho. Era un animal cubierto de jirones de sombras, y la materia que formaba su cuerpo fluctuaba una y otra vez, hipnótica. El búho se apoyó en su hombro y levantó la cabeza para lanzar un grito que sonó a todas las almas del Flujo siendo torturadas una y otra vez.

La diosa lo miró y asintió complacida. Luego, aún con la lanza de energía negra en su mano derecha, levantó el brazo izquierdo y señaló, lentamente, con el dedo índice, al encapuchado.

Un tercer grito del búho desató lo inevitable.

El animal se abalanzó a una velocidad vertiginosa al pecho de su enemigo. Lo último que puedo hacer Athena fue reír, borracha de poder.

Notas de juego

Muerte - Hechizo de la Vía de Destrucción. No hace falta que explique qué hace, ¿verdad? RM de 120.

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08/03/2010, 01:59
Director

El ave atravesó el pecho del encapuchado, que se quedó inerte, paralizado. Sus armas cayeron y se desvanecieron con un siseo como si nunca hubieran existido. Entonces fue cuando él cayó de rodillas, cuando su vida estaba apunto de apagarse...

Una ráfaga de viento empezó a acosarle y se reveló su verdadera identidad.

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08/03/2010, 02:01
Pietro

En el momento en el que la capucha dejó de abrazar el rostro del encapuchado los tres Cuervos se dieron cuenta al instante de quién era, como si lo hubieran tenido en la lengua todo el tiempo. Pietro tenía los ojos inyectados en sangre y una mueca de terror, al igual que la que había fingido una vez, como noble. Pero esta no se convertiría en sonrisa.

Su cuerpo empezó a hervir, literalmente. Póstulas negras se formaron en su piel, algunas de las cuales explotaban al hincharse de una forma desproporcionada. Y fue como su cuerpo se desvaneció entre vapor como habían hecho sus armas.

Aquel hombre había sido aniquilado... y Athena pudo comprender al fin dónde estaba Loctus. Estaba ahí mismo. Todo el tiempo había estado ahí.

La diosa se acercó a su cáscara de mortal, dejando casi en shock a sus dos compañeras, que observaban atónitas. La diosa comprendió, entonces.

Ella era su deseo. Su deseo era encontrar a su amado, y se le había sido concecido. Ya le había encontrado hace muchísimos años, pero no lo sabía y él, su amado, le había proporcionado todo el poder que necesitaba para encontrarle: el conocimiento.

Y comprendió entonces que lo único que quedaba de Loctus Khan Schwarzwald se encontraba en su propio cuerpo, allí donde habitaban los pensamientos y los recuerdos. Porque había perdido la vida, la verdadera vida, aquella vida que era la única que mantenía la existencia del verdadero profesor Loctus intacta.

Gritó, gritó con una fuerza desgarradora, gritó con todas las fuerzas que le había dado 'él'. Y ese grito destrozó su interior, un interior ya destrozado por el dolor y el desengaño. Porque no podría estar nunca junto a algo que ya no existía, nisiquiera en su pensamiento. Y mientras el grito aumentaba, la diosa alzó una mano para tocar lo que había sido su cuerpo, que se encontraba en la cúspide de su degeneración. Algo la arrastró.

Mientras el alma se desprendía del cuerpo de Athena, arrastró consigo la esencia de la diosa, que sintió que moría al final del viaje que no podía haber acabado de otra manera, porque tu peor enemigo son tus deseos. Los deseos consumen a los mismos dioses. Y, de esta manera, el alma y la esencia de Athena alcanzaron el Flujo.

Quizás allí estuviera él, en el último confín de la existencia.

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08/03/2010, 13:28
Hellin

Hellin, inclinada sobre el alero del tejado, miraba sin entender, con los ojos clavados en la escena dantesca que se desarrollaba bajo ella. Pensaba a una velocidad febril. La ballesta. La daga. Seguir corriendo. El veneno.... sólo tenía dos dosis, aunque de buen grado sacrificaría una por acabar con algo como eso. ¿Le haría efecto siquiera?.

Se llevó la mano a la empuñadura de la ballesta. La retiró.

Por algún motivo, sentía que esto era algo entre Athena y ese tipo. ¿Era realmente Athena?. Si, lo era. Hellin no podía sentir la magia o la eneergía como ella o como Holly, pero sí veía cosas que los demás no. Sus gestos, su forma de moverse, la postura, la forma de caer los brazos junto al cuerpo. Un asesino es capaz de ver mentalmente hasta el gesto más nimio, hasta el cambio más sutil de la gente que le rodea. A veces únicamente la forma de fruncir la boca puede ser todo lo que separe a un doble de cuerpo de tu verdadero objetivo. La que está ahí abajo ES Athena... pero también la que está sobre los hombros de Holly lo es.

Y esto es algo entre ella y ese hombre. No sabe como, pero lo sabe. Y cuando el noble cae, lo ve.

Lo sabía... sabía que había visto esa cara desde el momento en que le ví. Lo supe desde la primera vez, y ahora que lo ubico ya es tarde. Menuda asesina estás hecha, chiquilla...- pensó amargamente. Si hubiese reconocido a Pietro desde el principio, nada de esto habría pasado. Aunque bien mirado, ¿la cuestión ahora no sería el por qué Pietro las había atacado?. Una sensación súbita, como un viento helado, la distrajo de sus pensamientos.

Hellin noto como la piedra se movía un poco bajo ella. Miró hacia abajo. Lentamente, levantó la palma hacia ella. La mano le temblaba. La apretó con fuerza en un puño. El crujido del cuero sonó como a algo que se acaba, y la asesina no necesitó mirar hacia abajo para saber que ahora ya solo quedaban dos Cuervos en la misión.

La nephilim saltó sobre el borde del tejado, hacia el lado, en dirección a una balconada. Encogió los pies para amortiguar el impacto, y los volvió a extender para impulsarse, hacia abajo y hacia el lado contrario. Aterrizó en cuclillas en el alfeizar de una ventana, y rápìdamente se descolgó hacia abajo. Volvió a aterrizar sobre un cartel, se impulsó hacia atrás y dio una voltereta en el aire, yendo a aterrizar con un ruido seco, en cuclillas de n uevo, al lado de Holly.

Ahora que al menos no nos tenemos que ocupar de Pietro, lo mejor es que salgamos de aquí cuanto antes e intentemos al menos acabar rápido con la misión. Ya nos va a costar lo nuestro explicarle a Dave como murieron dos Cuervos en una misión en la que simplemente había que secuestrar a dos adolescentes. Volvamos sobre nuestros pasos, tenemos que recoger a Bredo. No es que me cayese especialmente bien, pero los Cuervos no dejan rastros de su paso si lo pueden evitar.

Por mi puedes seguir siendo la jefa si te hace ilusión, pero, sinceramente, viendo que somos tú y yo, me da la impresión de que importa bien poco. La jerarquía es ahora la menor de nuestras preocupaciones, y la mayor... prefiero que pensemos en ella cuando estemos fuera de aquí. ¿Vamos?

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08/03/2010, 23:24
Holly

Holly aún no había comprendido del todo lo que había pasado con Athena, pero lo único que sabía era que su única amiga había muerto. Tomó en brazos el cadáver de la ilusionista y lo miró con los ojos vidriosos. Le acarició torpemente una mejilla y le cerró los ojos. Holly también los cerró un momento, elevando una plegaria corta por el alma de Athena.

Cuando Hellin volvió a aparecer desde las alturas, la tecnicista levantó la mirada y escuchó sus palabras. Lacónica, asintió y contestó:

-Tienes razón. Pero debemos hacer algo con los cadáveres. Al menos, enterrarlos o quemarlos.

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08/03/2010, 23:54
Hellin

Lo primero, sacarlos de aquí. Fuera de la ciudad podremos hacer lo que sea con ellos. Quizás sería mejor quemarlos, llevará menos tiempo, yo puedo hacerlo fácilmente- replicó, tintineando con la uña sobre el cristal de su frente. Pero de eso nos tendremos que preocupar más tarde, ahora hay que encontrar a Bredo y sacarles a los dos de aquí, antes de que la gente empiece a circular por las calles. Tendremos tiempo de llorarles luego.

O al menos tendrás tiempo de llorarles tú- pensó Hellin con cierta amargura. Ella ya no tenía por quién llorar. Un asesino no llora por nadie, porque nunca deja que nadie le importe lo suficiente. Lo único que todos saben en este mundo es que amar a nadie llevará al dolor de una muerte prematura. Si no es de la persona a la que quieres, será la tuya. Los asesinos mueren jóvenes, y a diferencia de en los romances, no suelen dejar un bonito cadávar. Tener sentimientos es pedir que te los hieran.

Y además, a ella no lo quedan lágrimas. Lloró todas las que tenía por dentro, mientras yacía en un camastro en una aldea remota, con los lagrimales quemados y el dolor recorriéndole cada pulgada del cuerpo. Hasta acabárselas. Ya no lo quedan, para nadie, igual que sabe que nadie las tendrá para ella. Pero que lo sepa no significa que haya olvidado como se siente uno. Sólo lo ha aparcado.

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09/03/2010, 20:17
Director

Mientras Hellin se quedaba con Athena Holly fue corriendo a por el cadáver de Bredo. A la tecnicista, pese a que estaba ya acostumbrada a lo grotescto tuvo que usar mucha fuerza de voluntad para llevarse a Bredo... porque tenía que cargar con su cuerpo y con su cabeza. La masacre que allí se había dado era terrible y todo estaba lleno de sangre, pero Holly no tenía intención de estar allí cuando alguien lo viera.

Volvió corriendo al punto anterior y llevó ambos cuerpos, uno en cada hombro, pero a raíz de eso fue Hellin la que tuvo que cargar con la cabeza del daimah. Sufrieron varias arcadas cada una durante el trayecto, pero consiguieron aguantar hasta que se alejaron de Bellegarde. Nadie parecía haberlas visto, pero sin duda que la ciudad sabría que algo gordo había pasado allí. Los cotilleos, las especulaciones y la paranoia perseguiría a los gabrielenses durante un tiempo. Que se jodan, pensaron ambas.

Encontraron un buen sitio y decidieron quemar los cadáveres para no dejar rastro de la existencia de ambos agentes (y sobretodo del cristal psíquico alojado en sus cerebros).

Fuera de Bellegarde y con el respeto demostrado a sus compañeros, quedaba decidir qué debían hacer. ¿Por qué Pietro les había atacado? Y lo más importante, ¿por qué era tan fuerte? Hellin no había visto muchas veces al hombre, pero Holly sabía que solía dedicarse solo a esquivar ataques hasta que su contrincante se cansaba y luego lo derribaba, pero solía portar una vara en los entrenamientos. Que el encapuchado Pietro esquivaba tan bien como su homólogo había quedado patente, pero... no podían evitar sospechar. ¿Sería una trampa? ¿Una ilusión, quizás? ¿Qué demonios le había ocurrido a Athena? ¿Por qué había habido dos y por qué había acabado con tanta facilidad con el encapuchado/Pietro?

Demasiadas preguntas y no tenían evidencias que les respondieran a ninguna de ellas. Por lo tanto sólo tenían que pensar en aquello que podían solucionar por su propia mano, la misión. Podían volver a Lucrecio y presentar un informe de lo sucedido (ninguna de las dos era capaz de decir lo que había pasado y cómo) o intentar continuar con la misión. Volver sin cumplir la misión estaba penado en la organización, pero era probable que se hiciera la vista gorda debido a lo que había pasado. Pero... ¿era la misión genuina? Ya no podían confiar en nada.

Tocaba decidir.

- Tiradas (2)

Notas de juego

Tiro por Frialdad para las dos.

Holly, hasta nueva orden, tienes un modificador de -25 a toda acción. A nivel rolero... te acaba de poder la situación y te has derrumbado.

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09/03/2010, 21:19
Hellin

Las llamas bailoteaban ante los ojos de Hellin, y el resplandor anaranjado arrojaba una luz mortecina sobre las ropas negras de la asesina, deshilachadas por el uso constante, rotas y raídas por las puñaladas, los movimientos bruscos, los tirones, la carrera alocada, pegadas a su cuerpo por el sudor. Como si viera una visión, como a veces decían los sacerdotes de alguno de los dementes dioses  de los confines del mundo que podían ver en las hogueras de sacrificios, la asesina se observó. Por un instante, más que una asesina brutal, más que una mujer que unos años atras había dejado unr eguero de cadáveres tras de sí mientras corría enloquecida tras una sombra cubierta de acero, más que un Cuervo de Wissenschaft, la mujer parecía una niña huída envuelta en unas ropas demasiado grandes, y llevando un peso más grande aún en los ojos.

Así era exactamente como se sentía. Y lo odiaba.

Miró a Holly. La otra mujer parecía estar llevándolo, si cabe, peor que ella. Tenía las mejillas huidizas, los ojos hundidos y una expresión derrotada. A Hellin no le costaba mucho imaginarse por qué. Acababan de tener la prueba de que estaban metidas en algo que las superaba.

Deberíamos informar a Wissenschaft.  Técnicamente, nos ha atacado un agente traidor. Nuestros superiores querrán saber de eso, no por ese pedazo de mierda con perilla, sino por la posibilidad de que haya otros como él. Pero claro... sería informar a los mismos superiores que le enviaron con nosotros.

Me da la impresión de que por mucho que nos rompamos la cabeza no vamos a sacar nada en claro, ni sabemos nada ni tenemos nadie a quien interrogar. No podemos volver con tranquilidad y mucho menos irnos. Tal y como yo lo veo, lo único que sabemos a ciencia cierta es que a Wissenschaft le interesan esos dos críos. Si vamos a conseguir respuestas va a haber que negociar. Para negociar, va a haber que tener algo con lo que hacerlo. Yo digo que sigamos. Pero que andemos con ojos detrás de la nuca. ¿Tú que dices?

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09/03/2010, 21:45
Holly

Holly, pálida y mareada, se quedó mirando frente a frente a la hoguera. En su rostro las emociones eran insondables, pero sus ojos transmitían una fuerte confusión y miedo. Dentro, a Holly le dolía la pérdida de Athena y la propia derrota. Se había tomado el trabajo como una prueba... y la había fallado. Bajo su liderazgo habían caído dos compañeros. ¡Dos! Demasiados. No tendría que haber sucedido.

Pietro, al menos, lo había pagado con su sangre. De no haber sido así, el propósito vital de Holly habría sido el de matarlo y disfrutar con ello. Hasta entonces la lucha y la muerte habían ido unidas, no siempre inseparablemente, pero de un modo natural. En ocasiones los cuellos demasiado frágiles se rompían. Holly respetaba a sus contrincantes lo suficiente como para no sonreír ante su dolor y su desgracia y despacharlos con rapidez y eficiencia. A Pietro le habría roto todos los huesos y lo habría dejado hecho una piltrafa, y lo habría disfrutado.

Al menos, eso quería creer. De momento, se veía lejos de poder enfrentarse a él y salir bien parada. En ese sentido, la otra Athena había sido toda una sorpresa.

Sacudió la cabeza y miró a Hellin.

-¿Qué hacemos ahora?

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09/03/2010, 22:13
Director

Al final decidieron continuar con la misión y buscar a los hermanos Pao para capturarles y llevarles a brazos de la organización. Las Cuervo rezaban porque aquellos críos no fueran demasiado duros y que ellas dos se bastaran para cumplir una misión que parecía estar pensada para cuatro.

Así que, sin más remedio que ir andando, decidieron ir caminando hasta que a los dos días de viaje encontraron una pequeña aldea donde pudieron robar dos caballos en plena noche. Los usaron para cruzar la frontera de Gabriel con Moth y se adentraron en aquel oscuro país.

Al segundo día en Moth empezaron a escuchar extrañas voces que provenían del aire, por lo que empezaron a estar más alerta. Sin embargo llegaron al linde del Bosque de las Sogas y nada ocurrió.

No podían ver más allá de unos cuantos metros, el bosque era muy espeso y dejaba entrar poca luz entre las ramas de los árboles. Si querían emboscarlas o tenderles una trampa aquél era el lugar idóneo, se dijo Hellin. Pero en teoría los Pao estaban allí.

Fue entonces cuando les vino a la cabeza la pregunta de qué cojones hacían los Pao allí dentro. Pero habían decidido seguir y era tarde para echarse atrás. Cuando ambas se decidieron a entrar empezaron a sentir una angustia por dentro que les era muy molesta, pero las leyendas sobre ese lugar no eran infundadas. Una cantidad incontable de sogas colgaban de los árboles en cuanto se adentraron varios metros en él, aunque todavía no se habían encontrado con nada vivo (ni muerto).

Fue entonces cuando escucharon un grito femenino en la lejanía, al noreste.

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12/03/2010, 17:37
Holly

Holly no se sentía nada cómoda en aquel lugar. El país apestaba, la niebla le calaba la ropa y el viento frío la hacía tiritar. En cuanto tuviesen a los Pao insistiría en salir de allí lo antes posible y volver a Lucrecio. Pero el camino para encontrarlos era de todo menos halagüeño. No deseaba poner un pie en el bosque. No porque tuviese miedo, pues había perdido el reflejo de asustarse con la oscuridad y los sonidos extraños siendo una niña, sino porque ella estaba acostumbrada a la lucha en campo abierto, con sitio para moverse y esquivar al contrario mientras se cargaba de Ki.

Sin embargo, el grito femenino la puso alerta. Se quedó quieta, alerta. Sus músculos empezaron a cargarse de energía. Su boca se secó y la sangre bombeó a las piernas.

-Vamos -dijo la tecnicista echando a correr hacia el lugar del grito.

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12/03/2010, 17:34
Hellin

Hellin hizó una seña a la tecnicista para que se quedase quieta. Por una parte no era asunto suyo investigar si alguien sufría un ataque en los bosques. No era su misión y en buena parte les daba igual. Por otra, si en este lugar había algo peligroso convenía saber al menos qué era, dónde estaba y que hacía, porque siempre había la posibilidad de que tarde o temprano se diesen de morros con él. De modo que la asesina bajó del caballo y empezó a abrirse camino en silencio entre el follaje.

Los asesinos no suelen ser ni mucho menos especialistas en bosques. Operan en ciudades, y sabes esconderse y huir como nadie entre las sombras, bajo las arcadas, entre callejones estrechos y pórticos. Pero cualquier asesino sabe que una huída perfectamente puede acabar huyendo de los guardias a través de un bosque, sobre todo en lugares como Shivat, por ejemplo, donde el bosque se lo come prácticamente todo. La mayoría, o por lo menos la mayoría de los buenos, sabe algo sobre como moverse por un bosque.

Poco a poco, Hellin va aproximándose a la fuente del ruido...

- Tiradas (1)
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12/03/2010, 18:01
Director

No tardaron mucho en llegar a donde se había originado el ruido. Comprobaron entonces (aunque ya estaban casi seguros de ello) que las informaciones que conseguía Wissenschaft eran casi siempre ciertas. Allí se encontraban los hermanos Pao. Ling parecía estar agarrada por las ramas de un árbol que no se movía. Su hermano, Jiang, estaba debajo con una katana, mirando muy nervioso a su hermana.

La chica pareció ver a Holly, pero no advirtió la presencia de Hellin. El joven no se giró.

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16/03/2010, 18:38
Holly

-¿Problemas? -pregunto Holly con voz ronca, caminando lentamente hasta el chico. La idea era que se centrasen en ella mientras Hellin hacía lo que tuviera que hacer-. ¿Necesitais ayuda?

La Tao llevaba acumulando Ki un buen rato y pronto podría realizar una Técnica, aunque no quería matarlos. Tendría que refrenarse para ello.