Partida Rol por web

El rostro de aquel hombre, el que había retado a Holly... Es como si te sonara de algo... pero no consigues caer en qué.

Holly no había empuñado un estoque en su vida, pero aceptó el duelo sin dudarlo un instante. De hecho, tenía que hacer esfuerzos por no apretarle la cabeza con las dos manos hasta reventarle el cráneo como un melón muy maduro. ¿Cómo se atrevía a insultarla? Jamás lo había tolerado y este no sería un comienzo.

La Tecnicista sabía que no era lo más adecuado, pero por honor se sentía obligada a pelear. A pesar de todo. Sus conocimientos de la esgrima se limitaban al uso de la katana (arma que llevaba en las alforjas, unico objeto de Goro que conservaba y que siempre estaba afilada y lista) que tan bien le servía para las Técnicas.

-Nos detendremos aquí -convino ella-. Busquemos una posada donde pasar la noche.

- ¡Guooooo! ¡Un duelo! Las escusas que me buscaria yo para batirme en duelo...  Que suerte tienen algunos -

Claro que el estoque era un arma un tanto finolis para los gustos del Daimah. Este se volvio insistente:

- ¡Pero no puedes ir con esos arrapos a un duelo con un noble por muy cabezota que seas jefa! Aúnque vamos acabr llamando mucho la atención... -

Y de golpe se volvia a sus propias ensoñaciones, casi llegando a babear en ciertos momentos. Que feliz eran los lapsus de memoria momentaneos.

A medida que el noble se alejaba, Hellin movió ligeramente la mano y soltó la empuñadura de la ballesta de mano que llevaba bajo la capa, y que había agarrado en cuanto el hombre se puso a hablar. No era más que el típico noble gilipollas que se dedicaba a estar mano sobre mano y contonearse como si fuese un pavo real con sobrepeso. Por ella, acabaría el duelo aquí y ahora. Un virote en la frente cura todos los males de orgullo como nada que hubiese visto, pero el revuelo que se armaría si asesinaba a un noble a plena luz del día sería monumental.

Y el caso es que...

¿De qué me suena a mí este tío?

No era una cara más entre la multitud, o una similitud pasajera. Hellin tenía la impresión clara de que le había visto antes. O quizás no, pero se hubiesen cruzado de otra forma... había algo que no acababa de identificar en el, algo familiar, a pesar de que hacía años que no pasaba por aquí y no le constaba que conociese a ningún noble. A ninguno vivo a dia de hoy, por lo menos.

Y probablemente si hubiese llegado a conocer a un capullo de tal calibre, lo recordaría.

El parloteo del Daimah la sacó de sus cavilaciones.

Vete detrás de él y pégale una patada en el culo- sugirió la nephilim. Seguro que además de repartir justicia kármica consigues un duelo. O eso o que los guardias te trinchen como a un pollo, personalmente me parece que de los dos modos salimos ganando- dijo en tono sarcástico. Bastante malo era ya montar un espectáculo como para que encima Bredo se emocione pensando en montar un pollo mayor aún. Buf. No le gustaría estar en la piel de Holly si va a estar así toda la misión.

Jefa- se volvió hacia Holly con un gesto serio. Solicito permiso para separarme del grupo. Ese tipo me suena de algo, pero no acabo de darme cuenta de qué. Como de todos modos supongo que estaremos aquí hasta mañana, me gustaría ver que averiguo sobre él. Si averiguo dónde vive puedo matarle también si quieres, así nos podremos escurrir mañana de madrugada y evitar montar el espectáculo con un duelo. Duelo al que me juego algo que no irá sólo. Bueno, eso es un extra, pero si me gustaría saber de qué le conozco. ¿Puedo investigar?.

Holly ignoró al Daimah, aunque le miró y negó con la cabeza. Fuera lo que fuese lo que decía, con aquel tono no auguraba nada bueno. En cuanto a la pregunta de Hellin, volvió a negar con la cabeza.

-No quiero que lo mates, y menos a sangre fría. Quiero luchar contra él. Ganaré, no te preocupes. Pero si quieres ir a averiguar algo sobre él, eres libre. Vuelve mañana al amanecer para dejar esta ciudad tan pronto termine el duelo.

Athena se abría mostrado bastante aburrida, incluso se había permitido algún bufo frente a la muestra ridícula de poder del noble. Por el amor de Dios, Holly le haría papilla en dos segundos...

- Holly, si no me necesitas para nada, voy a dar un paseo. Tengo los miembros entumecidos de tanto caballo. Nos vemos esta noche.

Mira Athena, mira a Hellin y se encogio de hombros. Veia como se iba quedando solo con Holly....

- ¡Hasta despues jefa! -

No demoro ni se escusó. Ya no hacia falta cualquier escusa que hiciese falta para ir por su cuenta. ¡Porfin un dia libre! ¿En que podía aprobechar la tarde? ¡Un malibarista! Seguro que abria alguno por la zona. Siempre era un espectaculo verlo... pero no, hoy no... Creo que se le habia ocurrido un lugar idoneo para pasar la tarde ^^

No lo dudaba- respondio Hellin con absoluta sinceridad. De hecho, no tenía duda alguna de ello. Ninguna persona normal vence a un Cuervo, y menos un payaso malcriado que probablemente haya tenido siervos que luchen por él toda su vida. O que a lo más ha ido a un par de lecciones a una de esas escuelas para nobles a donde la gente va normalmente a cumplir o a dejarse ver como si fuese un baile. Oh, sí. Que temible. La tecnicista lo va a masacrar, y va a ser hasta divertido de ver. Pensaba más bien en, ya sabes, cuando mañana pierda y con la paliza se le pase la dignidad y empiece a gritarle a sus matones que nos liquiden. Si conozco a los nobles, y he matado a unos cuantos, será eso lo que pase, y entonces se montará una buena. Pero bien, tú mandas. Nada de muertes. 

Por mucho que probablemente el mundo sería un lugar mejor sin gente de su ralea por aquí. Mejor que mañana lleva la ballesta cargada debajo de la capa por si acaso.

En fin. Por ahora, ella a lo suyo. Tiene una imagen mental bastante clara del noble, no le debería costar mucho describirle para preguntar por él. Y no le debería costar mucho encontrar la parte mala de la ciudad, donde normalmente hay que hacer estas preguntas. Probablemente no saque nada, pero le cuesta quitarse esa sensación de la cabeza. Además, nunca viene mal saber dónde están los maleantes por estas zonas. Hace más fácil saber hacia donde tienes que correr si hay problemas.

La nephilim desmonta y ata el caballo a un poste. Ir a las zonas de mala vida con uno de esos es ir diciendo "tengo pasta" y restregándolo por la cara. Poco menos que provocar que te torturen, te violen, te maten y te roben. No siempre en ese orden. Además, no le interesa llamar la atención. La gente desconfía de quienes hacen demasiada ostentación. Tras comprobar discretamente que lleva todas las armas encima, donde pueda desenvainar rápidamente si hace falta, la asesina echa a andar. Si lo que ha visto de la arquitectura de la ciudad no la engaña, se hace una idea de para donde está la parte pobre, y a partir de ahí es tirar del hilo...

Hellin no pudo conseguir lo que buscaba. Aquella maldita ciudad no tenía ni un solo sitio que pudiera llamar 'bajos fondos', pues todo emanaba más poderío y ostentosidad que muchas de las ciudades que la nephilim había visitado nunca. Parecía haberse equivocado por completo: ya que en Gaïa era lo habitual Hellin había olvidado por un momento que eso no era un lugar cualquiera: era Gabriel, y por si fuera poco, Bellegarde. Si alguien estaba ahí, era por que era rico. Pero si en todo el paseo nisiquiera había visto a nadie con ropas que ella pudiera permitirse antes de entrar a Wissenschaft. Preguntó a un par de personas por aquel hombre dándoles una descripción e inicialmente lo que más consiguió fue miradas de asco, superioridad y vacíos verbales. En ese orden. Apenas hubo un par que se dignaron a contestar a la asesina, y, por si fuera poco, nadie parecía conocer a aquel noble. Es más, es que no les sonaba siquiera.

Hellin repasó mentalmente de nuevo la imagen de aquel hombre: era la descripción que ella estaba dando, a la perfección... ¿y nadie le reconocía? Allí había gato encerrado, pues en un lugar como aquel todo el mundo se conoce. No solo eso, todo el mundo QUIERE que se le conozca.

Además no consiguió alcanzar al noble ni a su séquito, lo cual también le resultó raro porque estaba segura de haberse movido más rápido de lo que ellos deberían haber hecho.

Holly pidió habitaciones en la posada, pagó la noche por adelantado y se dirigió a la suya, donde depositó su escueto equipaje sobre la cama. Se quitó el chaleco y se sentó en el suelo, adoptando la posición del loto. Cerró los ojos y se concentró en su respiración. Dentro y fuera. Pronto aguzó sus sentidos, tanto los externos como los internos. Se percibió a sí misma, su aura y sus órganos vitales. Y percibió los olores y sonidos que impregnaban el ambiente.

Meditó durante varias horas en diversas posiciones hasta que decidió que era suficiente y que necesitaba descargarse. Salió al trote hacia las afueras de la ciudad y buscó un lugar tranquilo y apartado. Había comprobado que sus habilidades no eran bien recibidas por el resto de la gente. También sabía que, conforme se acercasen a Moth, esto iría convirtiéndose en más peligroso. Por eso iba aprovechar la última vez.

Cargó ki haciendo aparecer un aura azul claro y desencadenó dos de sus Técnicas, lo que hizo que varios árboles acabasen destrozados. Feliz, Holly regresó a la posada.

Hellin entra por la puerta de la posada, tal y como habían acordado, de noche, a la hora de la cena. Trae pinta de estar bastante mosca. Sin mediar palabra, se sienta (casi sería más apropiado decir que le arrea un golpe de culo a la silla) y saluda con una especie de bufido al resto del grupo.

Joder... este sitio es como estar en una fábrica de pijos. Me juego algo que hasta las mierdas de caballo en el empedrado valen un dineral extraordinario. Todo tan lleno de burgueses pomposos que no se cómo no lo han puesto en cuarentena por si alguien se contagia. Si véis que me bebo la cerveza sacando el meñique para afuera os doy permiso para que me castréis antes de que contamine la herencia genética del mundo. Bredo, como muevas un solo músculo te destripo, estoy segura de que Lucanor lo entenderá. Dios. No veo la hora de salir de aquí.

Por lo que parece, la asesina está también de bastante mal humor... la búsqueda no debe de haber tenido mucho éxito.

Una vez todos se sentaron en la mesa, la posadera, que tenía poco que envidiar a el resto de nobles en lo que a ropajes se refería, se acercó a preguntar qué quería cada uno, pero algo llamó su atención en la puerta y salió al exterior. Entonces la chica volvió a entrar con gesto preocupado, y fue a preguntarles qué querían cenar. Al rato volvió con los platos y la bebida, poniéndolos en la mesa. Sin una sonrisa.

- ¿Están disfrutando de su estancia en Bellegarde? - preguntó cortesmente.

La asesina no necesitó nada más que acercar su rostro a la comida para notar algo extraño en la comida. En la comida habían echado algo, seguramente un veneno. En su plato, al menos, estaba, pero desconocía si estaría en el de los demás.

Parecía... ¿arsénico? Aquel veneno podría matarles si llegaba a afectarles lo suficiente.

Hellin se traga una respuesta altamente florida y bastante desagradable. Está de un humor de perros, y el cambio de expresión y actitud de la posadera le ha mosqueado mucho. Ahora, además de cabreada, se está empezando a poner bastante nerviosa. Aquí hay algo que no cuadra, y está empezando a tener una sensación conocida en la boca del estómago, un hormigueo insidioso y persistente que suele venirle cuando algo no marcha bien. Aún así, y aunque pueda llegar a ser sarcástica, basta y tremendamente desagradable cuando se lo propone, Hellin no es muy partidaria de pagar sus frustraciones con posaderas, servicios domésticos y otros sirvientes.

Primero, porque no se caga donde se come. Al fin y al cabo, esa gente va a preparar tu comida, estar en tu habitación y tener llaves del sitio donde duermes. Es mejor no llevarse mal con ellos si puedes evitarlo.

Segundo, porque esa gente suelen ser buenos aliados. Resentidos con los patronos o los dueños, por lo general dispuestos a prestarte oídos con que no te sean muy adversos y sepas cuando sacar la bolsa o alguna promesa de retribución, y que pueden ser de mucha ayuda, por no mencionar que estar merodeando por las habitaciones y lugares de reunión de la gente suele hacer que estén bien informados o al menos versados en chismes interesantes.

Y tercero y no menos importante, porque Hellin no es precisamente hija de marqueses. La vida de sirvienta o moza de posada no es algo que sienta como demasiado lejano. Podría haber sido ella.

Demasiado lujo para mi, me temo... supongo que todo va en gustos- replica en un tono neutro, inclinándose sobre el plato.

¿Pero qué...?

Hellin se endereza. Con una considerable fuerza de voluntad, mantiene la misma expresión que antes, pero por debajo de la mesa da tres rápidos toques con el pie a sus compañeros, lo bastante fuertes para que lo noten pero no lo bastante para hacerles daño.  A continuación se vuelve hacia la camarera.

Oh, se me olvidaba. ¿Puede traer otra jarra, por favor?- dice señalando a la jarra de cerveza ya sobre la mesa . Lo siento, no se donde tengo la cabeza...

La nephilim mira como disculpándose a la camarera mientras espera a que ésta se marche...

Athena enarcó una ceja al ver la actitud de la posadera y fijó sus ojos en ella, con cierto descaro. ¿Qué demonios le había ocurrido? No le gustaba nada, y lo menos que quería hoy era no poder dormir con tranquilidad, en la primera cama después de días. No respondió a su pregunta, y la ignoró. ¿Qué se creía el servicio? Por el amor de Dios, le pagaban por una cama, comida y bebida, no por conversación. Malditos altaneros...

Ciertamente, Athena no se sentía mal en Bellagarde. En Arlan, estaba acostumbrada al lujo y a lo pomposo, así que se sentía como pez en el agua. Del grupo, estaba segura que nadie conocería los códigos sociales nobles como ella, por lo que en caso de haber problemas de ese tipo, sabría que podría resolver el tema con la suficiente elegancia. Como siempre.

Pero algo que seguía quemando en Athena, aún hoy, era que la hubieran ninguneado para liderar el grupo. Se sentía extraña y furiosa a partes iguales, por eso se mostraba tan poco participativa. De cualquier forma, aceptó a regañadientes su posición actual. Al fin y al cabo, debía llevarla a cabo impecablemente, por ella misma, por la organización, y por Loctus.

Cuando la camarera volvió a por la jarra de cerveza de Hellin, aprovechó para preguntarle a esta.

- ¿Has descubierto algo que debamos tener en cuenta sobre ese noble? Para estar preparados por si surge algo...

No, pero ahora mismo lo que me preocupa es que mi comida y mi bebida huelen a arsénico. Mucho. No se si las vuestras están envenenadas también, pero yo no me arriesgaría. Haced teatro, pero no comais ni bebais mientras hablamos. Y por Cristo, comportáos como si no pasase nada. Quienquiera que haya hablado con la camarera puede estar  observando.

La nephilim barrió la habitación rápidamente un par de veces con la mirada, sus pupilas cambiando rápidamente de un punto a otro, evitando fijarse en ninguno.

No he averiguado nada de él. La descripción que di era totalmente correcta, pero la gente o no se dignaba contestar o cuando lo hacía era para decir que ni siquiera habían oído hablar de nadie que se le pareciera. No me cuadra. La gente aquí quiere que se la conozca, de hecho muchos viven para que se les conozca. En sitios donde hay tanta ostentación y dinero, la gente normalmente quiere que se hable de ellos a cualquier precio. Tampoco fui capaz de seguir a su grupo, y eso que estoy segura de que me he movido más rápido de lo que ellos podrían haberlo hecho. No me preocuparía mucho de por sí, pero me empieza a parecer demasiada coincidencia que ahora, además, nuestra camarera hable con alguien y vuelva con comida envenenada. Envenenada con un veneno de los que mata, además, nada de tonterías.

Tenemos que coger por banda a esa camarera en algún sitio discreto y que nos diga con quién ha hablado, por las buenas o por las malas. ¿Alguna idea?

Holly escuchó las palabras de Hellin y las lamentó sinceramente. El primer motivo era que esperaba un enfrentamiento honorable, nada de trucos ni puñales por la espalda. El segundo era que, simple y llanamente, se encontraba hambrienta. Lo suficientemente hambrienta como para preguntarse si Bredo sabría bien asado al espetón.

Meditó un par de minutos en silencio y asintió. Hizo ruido con el tenedor y se acercó la jarra de agua a los labios, pero no dejó que entrase entre ellos ni una partícula de líquido.

-Hellin, Athena, vosotras sois las más duchas en el sigilo y el engaño. Os corresponde a vosotras esa tarea. Por si acaso, dormiremos en parejas y uno hará guardia para asegurarnos de que nadie amanezca ahogado con un almohadón.

Por un segundo una fugaz mueca e preocupación recorio el rostro del Daimah. Por un segundo, claro. ¿Arsenico? Sabia que iba a saber horrible, pero al fin y al cabo le sabria mal que la comida que habian hecho con tanto esmero se hechara a perder. Además, Hellin habia dicho textualmente "comportáos como si no pasase nada", y como jamas prestaba atención del todo en una conversación y solo escuchaba la ultima parte de cada frase que le decian.

Le pego un trago largo a su jarra y se limpio con la manga, sin importar las caras de sus compañeras, para luego atacar el asado.

- ¿Creís que nos va a retrasar mucho más todo esto? Tengo ganas de ve el duelo, pero me cansa ya un poco el ambiente cargado de la ciudad... -

Hellin  estaba acabando ya de hablar, ¡Porfin! Bredo podia estirar un poco más las piernas y quitar esa cara de tensión. N podia evitar una mueca de desagrado al tragar un muslo.

- ¡Puah! ¡¡¡¡¡SABE HORRIBLE!!!! ¿Quien ha hecho este asado? -

Y en voz bien alta, para que le sientiera la posadera, como aquel que les estubiera vigilando. Quedaba claro que se queria dejar oir.

Hellin aprieta los dientes. Esto es exactamente en lo que estaba pensando cuando habló. No sabe si el Daimah realmente se cree lo bastante fuerte para poder con cualquier cosa que le echen o si realmente es imbécil, pero si sigue montando un número va a acabar atrayendo la atención, y probablemente consiguiendo que la camarera huya sospechando que la han descubierto o que quienquiera que ordenó el envenenamiento sepa que ha fallado. Hellin está acostumbrada a sacar ventaja, a moverse en la sombra, a dejar creer a sus adversarios que las cosas son de una forma hasta que pueda situarse para golpear.

No llamar la atención. No atraer sospechas. No destacar. Es el credo de los asesinos, es como les enseñan a luchar, a pensar y hasta a respirar. Si va a enfrentarse a alguien lo hará así, y no piensa tener que ponerse en peligro improvisando porque a Bredo le haga gracia la idea.

Con un movimiento silencioso, la nehpilim se arregla la capa, dando un par de palmadas, la última de las cuales aprovecha para meter la mano bajo la capa y asir la empuñadora de la ballesta de mano. Con un giro de la muñeca, la asesina dirige la punta del virote directo a la entrepierna del Daimah y con el pulgar tensa la cuerda, de modo que se oiga perfectamente su crujido y el Daimah se haga una idea de qué es lo que tiene en la mano y a donde lo apunto. Los ojos de la nephilim relucen de furia y su voz es apenas un siseo cuando habla.

El arsénico no tiene gusto y tampoco casi olor salvo que estés habituado a él, maldito gato gilipollas. Por eso se echa en la comida. Lo que vas a conseguir con este número es que nuestras pistan huyan de aquí, así que cierra tu maldito hocico de tarado ahora mismo o te lo cierro yo, permanentemente. Ya me preocuparé después de cómo explicárselo a Lucanor.

Hellin se vuelve hacia Athena.

Supongo que puedo inutlizarla y secuestrarla sin problemas, pero no a plena vista de todos. Necesito que vaya a algún sitio donde no haya testigos y donde no nos interrumpan, y necesito una excusa para llevarla hasta allí. Con tus habilidades, ¿se te ocurre alguna forma de hacerlo?. Si no, tendremos que esperar a que salga a descargar, echar la basura o cualquier otra cosa, y cuanto más tardemos, menos se acordará de los rasgos de la persona con la que habló.

Athena le lanzó una mirada asesina a Bredo.

- ¿Tú eres gilipollas o qué demonios te pasa? - dijo susurrando. - No sólo has probado la comida envenenada, sino que también has llamado la atención terriblemente. No te lo voy a permitir más. Estoy harta. No sé cómo alguien como tú se ha podido convertir en un Cuervo. Eres una vergüenza.