Partida Rol por web

El Daimah arqueo una ceja y se limito a decir a Athena y Hellin que tant prisa se daban en montar un escandalo de sus actos:

- Ese comportamiento vuestro, es de todo menos normal: Ni se susurra ni se amenaza en la mesa -

Y de alguna forma, ofendiod o altivo se volvio en la comida, era cierto no sabia mal. Si ya se sabe, lo que hace la psicologia inversa, y el se habia comportado como siempre. No le veia el problema.

Lo primero que hace Bredo con su nueva personalidad es alejarse de la gula incondicional y observar a su alrededor como si acabara de despertar de un sueño. Miro asus compañeras, y de golpe sus ojos se volvieron grises y vacios.

Solo guardo silencio.

Puedo ver la esencia (de forma pasiva), Así que en principio a no ser que tenga un RM natural de 140 o más tendria que saber si alguna de mis presentes tiene activado algun tipo de esencia elemental o animica que pueda interactuar con als almas de los presentes.

Holly apretó el pan con el puño tan fuertemente que lo redujo a migajas en cuestión de segundos. Su rostro estaba rojo y fijo en Bredo. Tomaría medidas. Medidas muy serias, de las que conllevan una caña de bambú o una vara de avellano húmeda. Pero eso sería después y si conseguía dominar su temperamento. Por lo general era calmada y pacífica, pero ahora se sentía fuera de sí.

Se contuvo y logró no gritarle. Su conducta varió y no supo por qué, así que consiguió respirar hondo y seguir con la farsa.

Todos parecieron sentirse sin ganas de comer, o al menos eso les hicieron ver a los demás. No tardaron en levantarse e irse a sus habitaciones para dormir.

Decidieron que cada uno de ellos haría guardia por turnos hasta el amanecer, ya que no sería nada de extrañar que, si les habían envenenado la comida, les atacaran en plena noche. No iban a permitir algo así. Ante eso Bredo no abrió la boca, sólo asintió, conforme. Parecía completamente otro, totalmente irreconocible para aquellos que lo conocían.

Efectivamente, la incursión nocturna tuvo lugar como los Cuervos predijeron. Eran nada menos que cinco hombres vestidos como viajeros normales, ataviados con armaduras de cuero, dagas y espadas cortas. No parecían nobles. Hellin estaba muy bien escondida en el pasillo del piso superior de la posada y esperaba que ellos pasaran para ir a despertar a sus compañeros y, si podía y era el caso, acabar con uno de los asaltantes. Pero en cuanto se plantaron en el pasillo uno puso los ojos sobre Hellin y la vió perfectamente, pegándoles un codazo a sus compañeros, que también vieron a la asesina. Todos desenvainaron las espadas al unísono. Aquello cogió tan de sorpresa a Hellin que ni sus agudísimos sentidos pudieron reaccionar a tiempo: aquellos hombres habían sido más rápidos y ya se estaban lazando contra la chica.

Mientras dos de ellos se lanzaron contra Hellin sin esperar, alzando sus espadas y lanzando dos ataques contra la asesina casi consecutivamente, los otros tres empezaron a abrir puertas para atacar a sus ocupantes. Curiosamente acertaron a la primera en las tres ocasiones... Cualquiera diría que sabían dónde buscar. El primero cortó el aire con su espada, dejando su flanco al descubierto para que Hellin pudiera atacarlo rápidamente. El segundo simplemente fue demasiado lento como para alcanzar a la ágil asesina.

Hellin se sintió vagamente insultada al ver a sus atacantes caer sobre ella sin darle apenas tiempo a dar un tirón frenético de la daga para sacarla de su funda y cogerla con el agarre cambiado, interponiéndola entre su propio cuerpo y el de sus atacantes. La elección del lugar había sido perfecta, todos y cada uno de los detalles habían sido estudiados al milímetro. El ángulo de la luz, la sobre de las vigas y paredes, la regularidad del suelo, la capacidad de controlar todos los accesos con un minimo de movmientos de cabeza, el ancho de las paredes y su capacidad de amortiguar el sonido... la asesina sabe que se ha colocado en el mejor sitio posible.

¿Entonces como ostias han conseguido entrar y echársele encima como si fuera un guardia novato que se va a mear al bosque sin mirar por donde pisa?

La nephilim está bastante más que molesta consigo misma, pero tiene problemas más urgentes que fustigarse mentalmente. Despertar a sus compañeros y hacer frente a cinco mamercios que les quieren matar, en ese orden.

¡DESPERTAD!- grita a pleno pulmón, su voz retumbando por las paredes del pasillo.

Con eso basta. Los Cuervos nunca durmen, al menos no como la gente normal. A lo primero que aprendes siendo uno es a dormir con un ojo abierto. Si no logras aprenderlo, normalmente a la primera prueba con un ataque real no quedas en condiciones de aprender nada más, ni de entrenar nada más, ni de respirar más, tampoco. Hubiera estado mejor tener un par de segundos más para que sus compañeros recibieran a los asaltantes plenamente despiertos, pero se las apañarán.

Ahora la que se las tiene que apañar es ella. Da un rápido paso atrás, retrocediendo ante la carga de dos hombres a la par que va inclinando el cuerpo hacia atrás y trasladando el peso de la planta del pie adelantado al talón del de detrás. Los que se lanzan contra ella. Sonríen al verlo. Creen que, con su cuerpo pequeño y su pinta de niña, la han intmidado y está tratando de escapar.

Que lo crean.

Los muy idiotas se han confiado tanto que el golpe del primer hombre, un golpe descendente de su espada corta describiendo un arco sobre su cabeza, es tan lento que a la asesina le daría tiempo a maquillarse para una fiesta del Gran Canciller antes de que le toque. El muy memo debe de creer que va a hacerse una bola y tratar de desparecer en la tierra, o algo así. Es un golpe potente, seguro. Probablemente la matará si no lo esquiva. Pero es tan lento que tendría que ser coja para no poder hacerlo. El segundo hombre se está lanzando hacia adelante. Una estocada, a la altura del pecho. Pecho y cabeza.

Al menos no son tan memos como parecen. Saben lanzar el golpe exactamente hacia donde tiene que ir, pero ya ser por exceso de confianza, ya sea porque realmente son ineptos, los golpes no van a llegar.

Hellin  levanta la pierna adelantada y tira de las caderas haca atrás al tiempo que la espada del primer hombre empieza a bajar. El movimiento hace que caiga hacia atrás, y la asesina extiende el brazo armado  en ángulo y perpendicular al cuerpo. Hay un ruido sordo cuando sus nalgas contactan con el suelo, pero Hellin ya lleva el impulso de su peso, que utiliza para rodar hacia atrás. Su cuerpo empieza a hacerse una bola, sus caderas y su espalda ruedan por el suelo y se oye un ruido metálico cuando su brazo extendido golpea las tablas de madera. Hundiendo la cabeza en el hueco del hombro, la asesina da otro golpe de caderas y todo su cuerpo rueda de nuevo, dándo una vuelta y poníendose de nuevo en pie, con el brazo armado ante ella. Todo no le ha llevado más que un segundo.

El primer hombre falla por completo el golpe. La hoja corta el aire vacío donde antes estaba la cabeza de Hellin, y el impulso hace que trastabille y tenga que dar un fuerte pisotón para recuperar el equilibrio. Pero está desequilibrado, y sus brazos y cuerpo en águlos diferentes. Su espada ni siquiera apunta ya a Hellin, tiene todo su costado para hacer blanco, si lo desea.

El segundo hombre está tan sorprendido como el primero, aunque al no haber lanzado un golpe con inercia, puede reaccionar algo mejor, y ews capaz de dar un torpe par de pasos para recomponer la postura de sus piernas y acortar de nuevo la distancia hasta que tiene a Hellin de nuevo a tiro, y lanza una nueva estocada contra ella. Pero en el tiempo que tarda en dar ese par de pasos, la nephilim ya ha flexionado las piernas y volcado el peso del cuerpo sobre la más adelantada, dando un paso lateral . Su capa corta el viento con un ruido sordo cuando pasa al lado de su atacante, que no ha estado ni cerca de tocarla, y lanza a su vez todo su peso en una estocada al flanco expuesto del primer hombre...

Bredo se incorpora de inmediato, solo con el grito de Hellin se habia puesto en guardia, no estaba dormido: tal como predijeron sus compañeras les atacaron de noche y el Daimah estubo atento hasta ese momento, sin entregarse al sueño profundo.

Cuando puerta se abrio de golpe el ya estaba sentado en la cama, mirando el suelo con una expresión de indiferencia y solemnidad. El asaltante dudo un instante, pero no parecia muy contemplativo así que cuando tubo la oportunidad se lanzo directamente hacia él. Le tocaba tomar posiciónes.

Ley #11 de los cuervos: preservar la integridad de uno mismo ante todo, a excepción de encontrarse bajo ordenes explicitas de un superior.

Observo durante un segundo que se trasformo en minutos a aquel que estaba a blandir su espada contra él. Durante un instante soño que estar en un lugar lejano, quizas en lucreio, observando un cielo estrellado junto a las gargolas de la gran biblioteca. Pero solo fue fugaz, porque pronto tubo que sudmergise de nuevo en esa realidad que le acosaba cada momento.

No es mi objetivo, se repitio, no debo llamar la atención ni actuar inconscientemente: no podía dejar testigos.

Miro a los ojos de su adversario, no parecian tener miedo. Eso le hacia respetable, pero quizas solo confianza de un necio que no sabia con quienes se enfrentaban. Por él valia, mientras no se tratase por una causa en valde, el oro podía justificarlo todo para los hombres. No era quien para juzgarle: Solo su vergudo.

Un golpe directo al corazon deberia ser lo más rapido, penso.

Se levanto y se puso en guardia, esperando la oportunidad de tocar ese corazón salvaje que se avalanzaba hacia él, pero aúnque se lo propusiera, por algun motivo le temblava el pulso y la tarea no iba a ser nada facíl.

Una mujer como Holly, que había vivido durante años a la intemperie, despertándose con cada crujido de rama en los alrededores, no tuvo difícil ponerse en pie lista para pelear. Concentró su energía vital en tanto vigilaba a su adversario, esperando a que hiciese el primer movimiento. Debía conocer su modo de actuar para cambiar la fluidez de movimientos en consecuencia. Y así lo hizo. Tan pronto calibró cómo lucharía, Holly se lanzó al ataque. Se movió hacia su derecha, intentando ganar el flanco, y asestándole una brutal patada en el pecho a su enemigo, que se encadenó con otra patada con giro.

Athena, al escuchar el grito de Hellin, giró por la cama hasta el suelo y sacó de debajo de la cama sus dos dagas, ya desenvainadas, preparadas para el ataque que ya habían predecido. Las blandió hacia atrás, como se sentía más cómoda, y saltó al pasillo para hacer frente a uno de los hombres, cualquiera, no importaba.

Apoyó una rodilla en el suelo, después del salto, y soltó un tajo al estómago del hombre.

No era lo más efectivo para su muerte, estaba claro, pero le produciría el dolor suficiente para desconcentrarlo y lanzar el segundo tajo en el cuello. Ella no era tan rápida atacando como Hellin, ni tan temible como Holly, pero sí tenía más reflejos. Además, sus dagas sólo eran su consorte en esta batalla. Su verdadero poder no eran las hojas.

Si estos enemigos se merecían realmente que lo usase, ya estaban muertos.

Uno de los asaltantes se lanzó espada en mano contra Bredo, pero el ágil daimah fue capaz de esquivar el golpe sin que éste le alcanzara. El Cuervo puso todo su empeño en alcanzar a su enemigo de un garrazo en el corazón, pero el hombre consiguió parar el ataque del Cuervo en el último segundo.

Athena fue más hábil, se apartó a tiempo del ataque enemigo con un movimiento horizontal y descargó un dagazo en el costado de su enemigo, haciéndole un corte precioso, que empezó a sangrar.

La tecnicista no necesitó casi ni combatir, esquivó un lento ataque que le dió pié a contraatacar, pero aprovechó el movimiento para encadenar dos precisas patadas contra su adversario. La primera impactó de lleno en la boca del estómago y fue tal la potencia del golpe que dejó inconsciente al asaltante, aunque no le sirvió de nada, la segunda patada se estampó contra su cuello y el hombre se estrelló contra la pared y cayó muerto, como un muñeco que nunca había tenido vida.

Hellin lanzó un corte con la daga al flanco descubierto del guardia, pero éste se giró a tiempo e interpuso su espada entre el su cuerpo y el filo de la daga, parando el embite.

Holly pasó por encima del cuerpo sin dejar de cargar su energía. No sabía cuántos eran ni cuántos podían llegar a ser, y era posible que tuviese que utilizar sus armas más poderosas. Irrumpió en la habitación de Athena y lanzó una patada voladora a su enemigo y una cadena de puñetazos a las costillas que pretendían hacérselas polvo.

Hellin maldice su suerte al ver que el hombre, a trancas y barrancas, ha conseguido desviar su contra. Era una oportunidad magnífica para terminar con esto de una vez, y quien derrocha oportunidades acabará fallando cuando más necesite una, eso es algo que incluso alguien con la relativamente limitada experiencia de combate de la nephilim sabe. Y ahora no puede contar con la sopresa de los hombres, pues ya la han visto en acción y saben que no está, ni mucho menos, indefensa. El hombre al que acaba de atacar sujeta su espada con el brazo semiextendido, siguiendo sus movimientos con la punta, y el otro, caderas hacia atrás y la mano libre extendida y lista para agarrar y golpear a la altura de la mano armada, traza cautelosas líneas curvas con su espada en el aire, tratando de restarle espacios donde golpear a la par que mueve su acero esperando que la asesina deje un hueco abierto por el que intentar colar su arma.

Están en guardia.

Hellin tiene que moverse rápido, tien uno a cada lado. Es cuestión de tiempo que intenten ganarle el costado. La espalda no se la puden ganar porque están demsiado cerca de la pared, pero tiene poca importancia. Sus ojos tienen un límite  de campo visual, y una puñalada a trtavés del costado, hacia el pulmón la matará igual de bien que una de frente. Tiene que mantenerles en movimiento, y hacerlo de una manera que no siga un patrón de ataque previsible.

La daga de la nephilim silba a través del aire y describe un arco descendente , buscando el cuello del hombre frente a ella. El hombre levanta su espada, va a pararlo sin dificultad, ahora es la nephilim quien ha sido tremendamente lenta. No obstante, en cuanto sus brazo se alzan para parar el golpe dejando el vientre descubierto, la asesina olvida su brazo armado e, inclinándose hacia adelante, carga con el hombro. Nota un golpe correrle por el brazo cuando su daga choca con el acero de su agresoee, y el golpe de hombro lanza al hombre contra la pared. Hellin sabe que no le ha hecho nada, con su escaso peso y sin haber podido apoyar propiamente los pies ni tomar impulso, no ha sido más que un simple empujón. Si le ha movido ha sido más por la sopresa que por que su ataque tuviese contundencia.

La nephilim oye un ruido tras ella. El otro hombre. Aprovechando que le ha dado la espalda, está avanzando, sin duda pensando en meterle dos palmos de hierro entre los omóplatos. 

Salvo que le meta yo otro antes.

Con un movimiento explosivo, la medio sylvain planta un pie en el suelo con fuerza y pivota sobre el, girando como un remolino, arrastrando el brazo armado tras de sí, que gira de nuevo y corta con fuerza el aire en dirección al cuello del hombre, estrellándose con un golpe seco...

contra la pared justo detrás suyo.

La nephilim maldice. Ha calculado muy mal la velocidad. El hombre no se movía tan rápido como pensó, y su ataque fue tan fulminante que en realidad, la daga ha pasado ampliamente ante la cara del hombre, y sólo ha logrado hacer el ridículo y golpearse fuertemente la muñeca contra los tablones de la pared, tal era el impulso que llevaba.

Si sobrevivo a esta, le tengo que pedir a la jefa que me de una patada en el culo con todas sus fuerzas. A ver si así aprendo a calcular mejor en plena pelea.

Una gota de sudor perlada se deslizo por el rostro del Daimah. Habia calculado mal las distancia y habia errado su objetivo, dejandose incluso la guardia descubierta. Pero parecia que el hombre era lo suficientemente torpe como par no darse ni cuenta. Se habia confiado demasiado: Fallar no era una opción.

Su brazo hizo un arco brutal y el hombre se retrocedio de un salto. Bredo aprobecho el impulso para adelantar el pie izquierdo, recuperando la posició, y se impulso con el derecho hacia delante, lanzado dos corte horizontales consecutivos, pero el adversario se habia recuperado y estaba dispuesto a reaccionar...

Athena sonrió al ver que su golpe había surtido efecto, y al cuando vió a Holly irrumpir en su habitación, rodó hacia un lado para que la guerrera acabara con su enemigo.

Después, salió al pasillo para ver qué ocurría fuera.