Partida Rol por web

Seline tomó la empuñadura del arma de Ariadne y sonrió, contenta de que su "hermana mayor" confiara en ella. Sin embargo, no se le pasó los movimientos de Inari, y la sonrisa desapareció. Su rostro se endureció y una sombra siniestra le cubrió la mirada

Aunque quisieras, no podrías. Demasiado con que te hayas atrevido soltó la niña, desafiante a Inari, sin desviar la mirada ni un segundo en esas palabras.

Tras unos segundos de tensión, en los que los allí presentes podían notar cómo el poder de la muchacha se extendía, ésta volvió la mirada a Ariadne, y volvía a ser dulce e inocente.

Con una fuerza que no debería poseer una niña, hizo girar la espada con gran habilidad, de un lado para otro. Sin saber por qué, Ariadne no temió por su vida en ningún momento. Seguramente de un sólo estacazo podría haber acabado con ella, con su cabeza rodando por los suelos... Pero Ariadne veía la fluidez de sus movimientos, sabía que no la golpearía...

Pero la sorpresa fue tremenda cuando la niña terminó con el filo de la espada en su mano. Al separar la mano del filo, la niña estaba sangrando. Pero no se quejaba. Dejó que la sangre bañara toda la espada. Cuando estuvo totalmente cubierta, la espada brilló y la sangre desapareció.

Esta espada será fundamental para acabar con el Marqués. Podréis herirle todo lo que queráis, pero sin el golpe final de este arma, no conseguiréis nada.

Ante tal mirada desafiante, Inari deshizo su movimiento previo. Estaba claro que esa niña le venía grande,seguramente demasiado.

Su cara de asombro, cuando hizo aquello con su mano, fue tal que en su boca podría haber entrado una mosca sin inmutarse. Ese valor, esa decisión, hizo que agachase la cabeza en señal de perdón y, a su vez, para agradecer lo que parecía ser una muestra de ayuda vital.

De momento supo esperar sin articular palabra.

- Vaya... - se le escapó una exclamación de sorpresa al ver la gracilidad de la niña y, sobretodo, su acción al final del movimiento. La sorpresa no le impidió actuar con rapidez. Enfundando la espada, sacó un pañuelo y lo empleó en vendar la mano de la niña.
- No me gusta ver a niñitas sangrando... - se justificó mientras lo hacía. Acabada la cura, esbozó el plan. - Iremos a casa del marqués a buscar el Flauros. Puede estar en cualquier lugar, pero es posible que lo tenga bien escondido. ¿Sabemos qué tamaño tiene? ¿Alguna forma de localizarlo? - dirigió miradas inquisitivas a Seline y a Catherine - Recuerdo que la mansión del Marqués sólo parecía accesible por la puerta principal. Las ventanas del primer piso estaban enrejadas y por detrás tenía un risco... ¿Podríamos soltar las rejas de las del primer piso? ¿Escalar hasta ventanas en el segundo? ¿Habrá algún pasaje secreto? - preguntó volviendo a mirar a Catherine - ¿O hacemos un asalto frontal?

Antes de que Catherine pudiera contestar, Seline se adelantó. Se quitó la venda de que le había aplicado Ariadne, y su mano ya no tenía señal alguna del corte.

El Marqués sabe que estáis en la isla, sabe que tenéis algo especial, pero no os ha tomado en serio. Os estará esperando en la mansión, la tendréis abierta para vosotros parecía más una premonición que otra cosa. El Flauros tendrá forma de un bloque sólido, forma de plancha de metal cobrizo.. No lo llevará con él, pues le dañaría, pero lo guardará cerca.

Meditando lo dicho por Seline, Ariadne llegó a una conclusión. - Vamos, nos enfrentamos al Marqués y, tras acabar con él, buscamos el Flauros alrededor. Suena a un plan. - acompañó su última afirmación con un gesto descendente del puño y un asentimiento de cabeza.

Ante la breve descripción de la muchacha sobre el Flauros, Inari le formuló otra pregunta.

Aunque el tamaño supongo que no será grande, hablas de que lo guardará cerca. ¿Crees que lo tiene custodiado?

La idea que planteaba Ariadne no era nada fácil, el Marqués tendría a muchos salvaguardando el Flauros y a él mismo. No obstante, estaba claro que había que ir en su busca.

La actitud de Inari había cambiado y, aunque Seline ya no le tenía ningún aprecio, decidió que lo mejor era responderle. Miró a Ariadne con actitud infantil, indicándola que si lo hacía era por ella, y le contestó.

Es posible, pero es prepotente. Si tiene custodios, no sabrán lo que es, porque él no lo habrá dicho para que no lo usen en su contra. Pero eso yo no lo puedo percibir, me temo.

Entonces, nos podríamos poner ya en su busca, ¿no? - dijo a Ariadne.

Su mirada seguía fija en Seline. Un par de frases salieron de su boca, antes de desaparecer de allí.

¿Algún consejo que nos pueda ser útil?, ¿algo que debamos tener en cuenta?

Ariadne contestó a Inari con un gesto afirmativo de la cabeza. Esperó un segundo a ver si Seline respondía al arquero antes de despedeirse de la pequeña con una sonrisa.

- ¡Deséanos suerte!

Seline se volvió a poner enigmática, soltando el brazo de Ariadne, caminó dando unos pasos hasta la ventana.

El día es oscuro, la noche será tormentosa. El Marqués os está esperando, pero debéis descansar. Intuyo en vosotros el cansancio, debéis dormir. Pero no podéis hacerlo fuera, tenéis que quedaros aquí. Aunque escaso, aún tengo poder. Dormid ahora, entraré en vuestros sueños para velar y luchar contra las pesadillas que os puedan acosar... Porque lo harán.

Excepto a ti soltó directamente a Catherine Tu siempre podrás dormir tranquila.

Pyros había escuchado atentamente toda la conversación que habían tenido Ariadne y la niña. Asintió conforme a la misión y había comprendido cuáles eran los siguientes pasos que debían llevar a cabo si lo que querían era escapar de una vez por todas de esa isla. Eso era lo único que le importaba al orondo muchacho, pero si ya de paso ayudaba a la gente de ese extraño lugar, pues se sentiría gratificado por ello.

Bien, descansemos entonces. Dijo asintiendo y confiando en ella. Es complicado saber de quién fiarnos en este lugar, pero mi intuición siempre me ha dicho que el marqués no era de fiar, y cualquiera que nos ayude a enfrentarnos a él está de nuestra parte. Así que, descansemos y durmamos aquí. Yo estoy agotado de un lugar a otro sin parar ni un momento, comamos algo, tumbémonos, relajémonos y recuperemos fuerzas para mañana. Creo que será el último día que pasemos aquí. 

Ya ha llegado la hora de enfrentarnos a este lugar.

El párpado del ojo derecho se le bajaba literalmente. Denotaba cansancio en eĺ.

Unas horas de sueño nos vendrán muy bien para estar más frescos de cara a lo que se nos viene encima. No estaba muy de acuerdo con lo que dijo su compañero grandullón de ser el último día aquí, después de todo en este mundo cualquier cosa podía ocurrir.

Procuró dormirse cuanto antes.

Sorprendida por la propuesta de Seline cuando ya estaba dispuesta a marcharse, Ariadne sonrió por la ironía. - El Marqués nos estará esperando... ¡Así que le haremos esperar! - dijo divertida.

Aunque quería acabar aquella historia, estaba cansada tras todo aquel día de trasiegos, tan cansada que ni siquiera vocalizó el aguijonazo de curiosidad sobre porqué Catherine era inmune al acoso de pesadillas de aquella isla. ¿Sería porque era de la isla?

Vuestros ojos se abrieron, aunque no con ello había llegado la mañana. Se presentaba un día oscuro, nubarrones escondían la luz del sol.

Seline estaba en pie, mirando por la ventana. Unas perlas de sudor recorrían sus sienes, pero se giró contenta de veros despertar.

Celebro que estáis despierto. El poder del Marqués es fuerte, pero he conseguido que no os atacara en sueños.

Si estáis preparados, es hora de que partáis

- ZzZzZ... - las palabras y el aspecto de Seline iban llegando lentamente como un río de melaza a la mente de Ariadne. Por su mirada adormilada, tardaría un rato en estar preparada...

Con el buen despertar que tenía Inari, no era de extrañar que no dijese ni los buenos días. Su reacción al verles en pie fue la misma que al irse a dormir, un gesto de asentimiento con la cabeza. Era poco hablador, ya le conocían lo suficiente como para no saberlo.

Se colocó los bártulos a la espalda y se dispuso para el día tan largo e intrigante que se les avecinaba.

Pyros se puso en pie de un salto. Le había sentado estupendamente bien aquel descanso y ahora se sentía nuevamente con más energía y fuerza para derrotar de una vez por todas al maestro. Sabía que ese día iba a ser clave para terminar con el maleficio que asolaba esa isla, y que tras su final o morirías definitivamente o volverían a ser libres para siempre.

No es momento de dormir, Ariadne la voz ya no era de una niña, era seria, aunque sus ojos escondían algún jugueteo con la joven. He luchado mucho esta noche para que el Marqués no penetrara en vuestros sueños, así que confio en que hayáis descansado. En tu caso le dijo a Catherine no era necesario, lo haces muy bien sola.

Llamaré a los caballos para que lleguéis cuanto antes. Avisadme cuando estéis preparados.