Partida Rol por web

Hoy, 23 de Agosto del año 989 podría ser como cualquier otro día en las calles de Chaville, pero no es así, ya que un acontecimiento mundial esta por comenzar...

En este día se respira un aire de celebraciones por todas partes de la capital de Gabriel. Hoy es el viaje inaugural de La Dama, el primer Zepelín que volará por Gaïa, como una ave más que surca sus inmensos e imponentes cielos.

Los ruídos desde primera hora de la mañana os han despertado. Las celebraciones ya han comenzado, escucháis desde vuestras habitaciones de la posada los ruídos de la gente al pasar y gritar por la calle en dirección hacia el edificio donde os aguarda el zepelín. 

Todo esta listo y en perfectas condiciones para el despegue, todas las pruebas de los mecánicos han dado el visto bueno. Hasta el cielo parece ayudar hoy a que todo vaya bien; ya que esta completamente vacío de nubes y solo se ve el infinito azul. Como si fuera otro espectador de lo que esta a punto de suceder.

¿Qué va a suceder me preguntáis?

Pues que hoy se hará historia en Gaïa, por primera vez nosotros los humanos viajaremos por el cielo y ni más ni menos que hasta la Capital del Sacro Santo Imperio de Abel, Arkángel, también conocida como la capital del mundo.

Hay muchos espectadores, simples curiosos, comerciantes que aprovechan la multitud para ofrecer sus bienes y servicios, la propia guardia de Chaville atenta a resolver cualquier inconveniente. Entre toda esa multitud de gente se encuentran varios individuos que miran fijamente los billetes doradoslos cuáles, les dan el privilegio a entrar en el acontecimiento más grandioso de esta era.

Todos estan dispersos entre tanta gente en la gran avenida, pero todos tienen el mismo destino. Un edificio inmenso, de colores vivos y con una puerta doble dorada.  Una alfombra roja muy llamativa descansa en el suelo y recorre parte de la Gran Avenida en dirección a ese edificio. La alfombra esta custodiada por un númeroso grupo de guardias de Chaville. Y ya se ve a mucha gente pasando por la alfombra para entrar al edificio.

Sin lugar a dudas el consejo de comerciantes del principado de Gabriel no ha escatimado en gastos para la celebración.

Pasáis entre la multitud hasta la alfombra roja y los guardias sin deciros nada, os dejan pasar. Comenzáis a andar por ella y os dáis cuenta de que varios cientos de miradas curiosas os estan observando detenidamente por el recorrido hacia el edificio, aunque quién sabe... tal vez sean miles...

Camino con tranquilidad por la alfombra roja para montarme en el zepelín. Cuando se dio la noticia decidí que tenía que estar en este viaje y aquí me encuentro, justo antes de que comience. No me pienso amilanar por el lujo y por no tener los trajes de gala que otros exponen por el lugar, esta es una experiencia que debo vivir y voy a disfrutarla con todos mis sentidos.

Permanezco con una sonrisa agraciada y felizmente me dirijo hacia el interior, para buscar mi asiento.

Con cada paso que das el edificio se vuelve más y más grande, una enorme puerta doble se encuentra abierta de par en par. Cuatro guardias armados con estoques y con el simbolo de Gabriel cosido en los ropajes rojos y dorados se encuentran apostados en la gran puerta, dos a cada lado.

Cuando entras al interior del edificio, llegas a una sala muy bien decorada con muchos cuadros lujosos que estan por todas las paredes. A ambos lados de la sala se encuetra una mesa con una larga cola de gente. Te quedas observando una de ellas y ves que el hombre sentado en la mesa revisa unos billetes dorados, mientras otros dos compañeros con trajes rojos y dorados se llevan el equipaje por la puerta que esta detrás de la mesa.

En la pared que tienes justo en frente tuyo, un largo pasillo por el que continua la alfombra roja por la que llevas un buen rato caminado prosigue el recorrido hacia donde tu supone que esta el zepelín.

Bueno pues aquí estamos, en el viaje inagural del último medio de transporte que la ciencia humana ha construido todo un prodigio de la ingieneria y la capacidad creativa del género humano.  Pienso para mí al llegar al inicio de la alfombra  roja.

Albert pregunta a estos caballeros donde dejaras mi equipaje.Digo a mi fiel hemúnculo criado, mientras me agacho a acariciar las orejas de mis dos dobermans y aprovecho para sondear el entorno en busca de algún observador preternatural o mágico que nos espíe, a la vez que uso mi habilidad de valoración mágica para camuflar mi aura.

 Una vez entregado el equipaje  vuelve y espérame  en la posada, no creo que el viaje de ida y vuelta tome más de una semana.

 Extiendo mis sentidos mágicos a mi alrededor, mientras Alfred deposita mi equipaje y vuelve, y una vez qu ha vuelto les ordeno mental mente que se vayan y se oculten para no llamar la atención cunado los disperse.

 Tras finalizar el escrutinio mágico, me coloco mi traje de gala y mi gabardina blindada e intento hacer un correcto pase por la alfombra roja hasta la entrada del zeppelin, intentando no parecer un paleto de pueblo qeu por primera vez asiste a un gran evento .      

Con cada paso que das el edificio se vuelve más y más grande, una enorme puerta doble se encuentra abierta de par en par. Cuatro guardias armados con estoques y con el simbolo de Gabriel cosido en los ropajes rojos y dorados se encuentran apostados en la gran puerta, dos a cada lado.

Cuando entras al interior del edificio, llegas a una sala muy bien decorada con muchos cuadros lujosos que estan por todas las paredes. A ambos lados de la sala se encuetra una mesa con una larga cola de gente. Te quedas observando una de ellas y ves que el hombre sentado en la mesa revisa unos billetes dorados, mientras otros dos compañeros con trajes rojos y dorados se llevan el equipaje por la puerta que esta detrás de la mesa.

En la pared que tienes justo en frente tuyo, un largo pasillo por el que continua la alfombra roja por la que llevas un buen rato caminado prosigue el recorrido hacia donde tu supones que esta el zepelín.

Camino holgadamente por la larga alfombra roja que se ha dispuesto para abordar la majestuosa maquina, que ha sido diseñada para demostrar al hombre que las reglas de lo que el llama imposible pueden romperse con facilidad, es un día glorioso para mi, en especial por que ser de los primeros en abordar tan portentoso aparato.

Con un poco de miedo y mucha ansiedad recorro la larga pasarela observando con detenimiento todo lo que mis ojos me permiten apreciar, los finos matices y los rostro de los espectadores, me siento algo orgulloso por ser de los primeros seres humanos que podrán decir yo volé o yo fui el primero, que historias contare cuando regrese a mi pueblo natal despues de vivir tan asombrosas aventuras.

La dama de la fortuna me ha sonreído este día, así que cuando llego al final de la alfombra, muestro orgullosamente el dorado boleto, mientras miro entusiasmado como se abren de la puerta, he decidido  abordar a “La dama”

 Me adelanto con mi ticket dorado en la mano, observando a todos en el lugar, pero sin prestar mucha atención ya que la gente era demasiada.

Quizás este viaje me serviría para hacerme más fuerte, encontrar algún sentido a mi existencia y quizás solo quizás encontrar una cura para lo que estaba padeciendo…

Con cada paso que das el edificio se vuelve más y más grande, una enorme puerta doble se encuentra abierta de par en par. Cuatro guardias armados con estoques y con el simbolo de Gabriel cosido en los ropajes rojos y dorados se encuentran apostados en la gran puerta, dos a cada lado.

Cuando entras al interior del edificio, llegas a una sala muy bien decorada con muchos cuadros lujosos que estan por todas las paredes. A ambos lados de la sala se encuetra una mesa con una larga cola de gente. Te quedas observando una de ellas y ves que el hombre sentado en la mesa revisa unos billetes dorados, mientras otros dos compañeros con trajes rojos y dorados se llevan el equipaje por la puerta que esta detrás de la mesa.

En la pared que tienes justo en frente tuyo, un largo pasillo por el que continua la alfombra roja por la que llevas un buen rato caminado prosigue el recorrido hacia donde tu supones que esta el zepelín.

Con cada paso que das el edificio se vuelve más y más grande, una enorme puerta doble se encuentra abierta de par en par. Cuatro guardias armados con estoques y con el simbolo de Gabriel cosido en los ropajes rojos y dorados se encuentran apostados en la gran puerta, dos a cada lado.

Cuando entras al interior del edificio, llegas a una sala muy bien decorada con muchos cuadros lujosos que estan por todas las paredes. A ambos lados de la sala se encuetra una mesa con una larga cola de gente. Te quedas observando una de ellas y ves que el hombre sentado en la mesa revisa unos billetes dorados, mientras otros dos compañeros con trajes rojos y dorados se llevan el equipaje por la puerta que esta detrás de la mesa.

En la pared que tienes justo en frente tuyo, un largo pasillo por el que continua la alfombra roja por la que llevas un buen rato caminado prosigue el recorrido hacia donde tu supones que esta el zepelín.

Alfred lleva mi equipaje hasta los hombres de los trajes rojos mientras yo me dirijo a la cola donde examinan los billetes.

Alfred deja el equipaje junto a ellos a la espera de que verifiquen mi billete y después se aleja con mis dos dobermans para desaparecer en las calles buscando un sitio alejado de miradas curiosas donde desvanecerse sin llamar la atención.

ocupo mi lugar en la cola e intento prestar atención a las conversaciones cercanas y examinar los alrrededores. 

Te acercas a la cola de la izquierda y esperas que sea tu turno. Todos los que hacen cola son burgueses o nobles con sus familias, lo deduces por los ropajes que llevan.

-Siguiente en la cola, por favor.

Tardas unos segundos en darte cuenta de que se refiere a ti. Ya que estabas concentrado en la disipación de tus homúnculos. Al acercarte hasta donde se encuentra el guardia/revisor, lo más característico de aquél hombre era una pequeña cicatriz en la comisura del labio inferior. Este te analiza de arriba a abajo con la mirada.

-¿Va a viajar solo?

Levanta un poco la mano hacia donde estas tu, a la espera que le hagas entrega del billete.

Tu equipaje se encuentra al lado tuyo, a la espera para ser recogida.

Tras contemplar el esplendoroso lugar y divisar la cola que me va a tocar esperar, me dirijo hacia ella y me coloco al final de esta. Supongo que va para rato, por lo que me preparo mentalmente para la espera y mientras me toca mi turno pacientemente me dedico a admirar el lugar y a observar a los distintos pasajeros.

Te acercas a la cola de la derecha y esperas que sea tu turno. Todos los que hacen cola son burgueses o nobles con sus familias, lo deduces por los ropajes que llevan.

-Siguiente en la cola, por favor.

Tardas unos segundos en darte cuenta de que se refiere a ti. Ya que estabas concentrado en la gente que te rodeaba. Al acercarte hasta donde se encuentra el guardia/revisor, lo más característico de aquél hombre era una pequeña cicatriz en la comisura del labio superior. Este te analiza de arriba a abajo con la mirada.

-¿Va a viajar solo?

Levanta un poco la mano hacia donde estas tu, a la espera que le hagas entrega del billete.

Reacciono rápidamente cuando me doy cuenta de que el revisor se refiere a mi y me está esperando. Con una sonrisa le entrego el billete y espero a que compruebe que está todo en orden.

Sé perfectamente que no soy el tipo de persona que esperaban encontrarse en este viaje, para comprobarlo solo hacia falta ver por un momento al resto de pasajeros, pero procuro que mi actitud y forma de andar esté acorde con el resto.

Si, viajo solo.

Contesto amablemente.

El hombre de la cicatriz en el labio coge el billete un momento y tras revisarlo, vuelve su mirada hacia ti.

-¿Nombre y apellidos?

De la mesa coge una pluma y la coloca dentro del bote de tinta para poder escribir en el papel que tiene justo delante suyo.

-Deje todo el equipaje aquí, nosotros nos encargaremos de llevarlo a su respectivo camarote en el zepelin.

Te observa de nuevo y añade unas palabras más.

-Supongo que no hace falta que le recuerde la normativa número 14 por la cuál esta prohibido llevar ningún tipo de arma encima al entrar en el zepelín. Puede dejarlas aquí y serán también llevadas a su camarote junto con el resto de su equipaje.

Permanezco en silencio observando a los trabajadores que se encargan del equipaje y al revisor mientras este comprueba mi billete.

Argoth Kembrich

Contesto a su pregunta mientras que me descuelgo la mochila para dársela al servicio.

Por supuesto, tomen ustedes.

Desato la Vaina del sable de mi cinturón y lo entrego con el resto del equipaje, esperando que me devuelva el billete y pueda continuar.

Los dos hombres con ropajes rojos que con anterioridad habían recogido el equipaje de otros pasajeros que habían estado por delante tuyo en la cola regresan y se llevan tus pertenencias.

El revisor abre un pequeño cofre que tiene al lado suyo, tras revisar varios papeles saca de el un billete y te lo entrega. Al recogerlo puedes ver que pone "billete de embarque" en unas lentras doradas bastante grandes.

-Muy bien todo en orden, Argoth Kembrich.

Baja la mirada al documento que tiene encima de la mesa y tras leer algo, levanta la cabeza para tenerte a la vista de nuevo.

-El número de su camarote viene indicado en el billete, allí encontrará de nuevo sus pertenencias. Siga el recorrido de la alfombra roja para llegar hasta donde se encuentra el zepelín. Que tenga un buen viaje.

Había llegado el gran día, después de todo el camino recorrido, por fin podría salir de allí. No había tenido mucho tiempo para preparar nada especialmente,  aunque se había cuidado de intentar tener el mejor aspecto posible para la ocasión. Sus pertenencias no eran muchas ,pero lo cierto es que nunca había necesitado mucho más que unas mudas limpias, su daga y algo de encanto para camelar a  campesinos incautos.

Cada nuevo paso por aquella alfombra le acercaba aún más a su sueño : poder empezar de cero.

Aunque en apariencia Lilith permanecía tranquila y segura de sí misma mientras se dirigia hacia el edificio, en su interior un tobellino de emociones clamaban por salir. Una inmensa alegría se le agolpaba en el pecho: no todos los días una tiene el honor de ser "invitada" a un acontecimiento tan maravilloso y relevante como aquel.

Tiempo atrás se había imaginado surcando los cielos,dejando atrás sus recuerdos ;y ahora se encontraba a unos segundos de hacerlo realidad. Sería un viaje que intetaría recordar... siempre.

Pero por otra parte, ese billete no era suyo y toda esa gente que parecía examinar cada centimetro de su cuerpo hizó surgir en ella un cierto nerviosismo que le revolvía el estómago. O quizá eso sólo era porque esa mañana apenas había desayunado. De todas formas su cabeza ya empezaba a examinar el lugar buscando posibles escapatorias por si algo salía mal.

Ahora sólo seguía a la gente hacia aquel edificio hasta que llegase su turno de entrar y mostrar el billete que ,desde que lo "cogió prestado", tan celosamente había guardado.

 Me acerco y hago la fila en la cual veo que estan revisando los billetes dorados, mientras miro si veo a alguien que me parezca "interesante", nunca se sabe con quien uno se puede encontrar.

Afortunadamente viajo ligero debido a como fui entrenado, pero espero que no me hagan problemas por mi vestimenta...