Partida Rol por web

El taimado y confuso Lobo seguía observando atónito a todas aquellas personas. No conseguía comprender cómo algunos de aquellos conceptos podían afectar de formas tan distintas a cada una de aquellas criaturas.

Ese hombre negro parlanchín que era el esclavo de un joven, parecía saber cosas, muchas cosas, y el Lobo pensó que tarde o temprano debería sonsacarle toda la información posible, pues parecía más susceptible a la intimidación que el pálido sirviente del reloj mágico.

El lobo trataba de concentrarse en sus confusos recuerdos pero los movimientos de unos y otros le hacían perder el hilo de su memoria.

De pronto, un joven ataviado con pocas telas como él mismo se arremolinaba a su espalda, huyendo de algún otro personaje.

Grey era un superviviente nato, su primera respuesta hacia el contacto ajeno era siempre un movimiento violento y un gruñido de aviso antes de lanzar un mordisco.

Pero el Lobo solo se sobresaltó. Algo extraño tenía aquel chico (@Mowgli ). Un olor… familiar.

Cuando comenzó a hacer gestos de sumisión, gruñidos y jadeos identificó algunas d las señales de la manada. Aunque era difícil entender aquellos gestos sin la inestimable ayuda del pelo corporal erizado o los expresivos movimientos de la cola, Grey pudo identificar a un miembro lejano de la manada.

— ¿Akeela? ¿has dicho Akeela? — dijo el Lobo girándose con extrema curiosidad y ladeando la cabeza para asimilar mejor el aroma personal de aquel humano que aún tenía restos del olor de la manada.

Grey había escuchado ese nombre antes. Leyendas de una manada lejana. La manada era familia, incluso las que han estado mucho tiempo separadas...

Los pelos de la nuca del Lobo se erizaron y no pudo evitar girarse para hacer frente a quien amenazaba a aquel pequeño simulacro de lobo. Grey pudo ver a un hombre acercarse  (@Shere khan) . Caminaba con tranquilidad hacia ellos, y había una magnificencia en sus gestos escalofriante, como el que tiene aquel que sabe que es incapaz de conocer la derrota.

Grey era un lobo que había peleado mucho, contra bestias y contra hombres. Sabía cuando alguien tenía una sed de sangre como la suya, o incluso peor.

Apenas nadie podía notar ningún cambio, pero los músculos de Grey se tensaron completamente.

Tú no pareces tan inútil. Incluso diría que no eres un hombre... al igual que yo. Amigo mío, tienes dos opciones: darme a esa sabandija que se oculta en tu retaguardia, o interponerte en mi camino. Si quieres un consejo, pregúntale a aquel que proteges qué les ocurre a los que se interponen en mi camino. -

Dijo aquella peligrosa criatura (@Shere khan) como una sentencia indiscutible.

Grey frunció el ceño y cerró los puños. No podía sacar las garras, no allí delante del hombre pálido y tantos testigos…

— Hay algo en tu olor que me es familiar… yo… yo te conozco. — esa sensación de luchar continuamente por despejar la niebla de su memoria era frustrante. — No sé de qué nos conocemos, pero te recomiendo que bajes inmediatamente ese tono amenazante, tipo duro. Es el mejor consejo que te darán hoy, así que úsalo con sabiduría. — El Lobo no estaba seguro de poder ser rival para aquel monstruoso hombre, no tenía a su manada a su lado ni sabía si podría rivalizar con él. Pero Grey no lo decía por ese sentido, sino porque aunque no recordaba bien su anterior estancia, sí que recordaba que habían consecuencias para los que se alzasen en violencia en el reino de Ella.

Grey y Shere Khan continuaron mirándose en tensión mientras las princesas continuaban su verborrea sobre la duración del tiempo en la universidad. Una de ellas, la hermosa hembra de piel pálida (@Blancanieves) se acercó para consolar al cachorro escondido detrás del Lobo, pero el viejo conocido apenas tuvo tiempo para responder, pues les hicieron pasar con urgencia al interior del palacio.

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Grey sonrió a Shere Khan y le hizo un gesto amable para que entrasen el cachorro de lobo y su inesperada protectora. Luego ladeo la cabeza y entró detrás de los demás.

Aquel lugar superaba con creces las expectativas del ignorante Lobo. Había visto cabaña humanas, había visto a humanos viviendo en casa, poblados y aldeas, cuevas, incluso torres. Pero aquello era una auténtica obra de dioses.

Finalmente llegaron hasta el patio interior donde una mujer de presencia indescriptible les recibió con un discurso meticulosamente preparado.

El señor Lobo escuchó atentamente sus palabras. Algunas le recordaron a un tiempo remoto, pero otras se le quedaron grabadas a fuego.

 Una historia que os ha confinado a un único papel. Todos sufrís en la historia, los héroes al principio, los villanos al final. 

— ¿héroes? ¿villanos? — ¿cual de ellos era él?

La familia, la manada lo era todo. Grey era un héroe para los suyos. Pero no… aquella historia no fue escrita por los suyos, los suyos narraban de forma oral.. Las historia escritas siempre son de los hombres.

En vuestras historias el bien siempre triunfa sobre el mal. Hay buenos porque hay malos. Siempre jugando a los antagonistas, la dicotomía del bien y el mal. -

¿Bien? ¿Mal? El pobre Lobo no entendía esos conceptos. Matar para comer. Comer para sobrevivir. Dominar para reproducirse. Hostigar a tus cazadores para que tu familia sobreviva. Los conceptos del Bien y el Mal no estaban bien cimentados en la cultura del inocente Lobo.

Pero sí sabía algo… Él era el mal para los hombres.

Eso solo significaba que en su historia, a pesar de sus esfuerzos, a pesar de su astucia, a pesar de su habilidad para engañar a los hombres, a pesar de su fuerza muy superior a la cazadora… a pesar de todo, perdía. Y en su mundo, perder es igual a morir.

 Aquí tendréis la oportunidad de decidir y cambiar vuestro sino -

Las pupilas de Grey se dilataron y dirigió una mirada inquieta hacia la dama que tenía el olor de la cazadora (@Ruby)

Hay tres fraternidades, Héroes, Heroínas y Villan@s. La puerta selecciona a qué fraternidad iréis.

Grey le dio una palmada al lobezno (@Mowgli), le guiñó un ojo a la chica que le protegía (@Blancanieves) y comenzó a caminar hacia el portal con pasmosa seguridad.

— Vamos… estoy deseando recuperar mi chupa.

@Gastón tenía la mala costumbre de llamar a todas las mujeres, "mujer"; y no es que en sí fuese despectivo, pero dicho por el varonil nombre, sonaba profundamente ofensivo y ya se estaba ganando las primeras reacciones, aunque de seguro no sería la primera ni la última vez en que fuese puesto en su lugar, Lo curioso es que otro de los presentes, el León @Simba, rasgaba los vestidos de una de las princesas, pero no era tan cuestionado como la forma de hablar de @Gastón, quizás podían sentir las intensiones en un lado o en el otro, o simplemente uno despertaba más simpatía que el otro. 

Pero todos hechos e incluso que la misma Blancanieves le ofrezca a @Ariel arreglar su mullido vestido más adelante, estaban fuera del foco de atención de la princesa de piel blanca quien se había encargado de socorrer a @Mowgli cuando se desmayó en la entrada y que el chico tomó de la mano mientras caminaban dentro de la escuela y realmente por gran parte del trayecto. El chico olía a bosque, o mejor dicho, a flores silvestres, aunque se había sonrojado mucho cuando el joven quedó con su sexo colgando bajo el tapa rabos, y llevó su mano a sus ojos para cubrírselos y mirar a otro lado, le extendería su capa por si quisiera ponérsela, pero de seguro la rechazaría sin tener una explicación clara de porqué la princesa deseaba que se cubriera más, pero todas ese pudor sería reemplazado por el agobio que sentía al creer que era una historia. Historias. 

El @Djinn se le acercaría para consolarla a su manera, Blancanieves, quien seguía al lado de @Mowgli, intentó contenerla, la princesa alargó sus manos para impedir que se hiciera daño, pero el moreno aún así se jaló de su oreja, ella sonrió con ternura y acarició el lugar donde se había lastimado.

— no debió lastimarse, creo que entiendo a lo que se refiere... no vuelva a hacer algo así... Herr Djinn, no quiero que se lastime  — le sonrió con mayor ánimos, todos parecían meditar las palabras dichas por las hadas y por el mismo conejo, pero aún faltaban muchas respuestas, pero @Mowgli estaba más entretenido sentir los aromas de los presentes, en especial de uno, Blancanieves no se dio cuenta en un principio que seguía siendo el mismo chico que antes lo había asustado, pero @Mowgli se fue para poner detrás del hombre de las pestañas largas, al parecer lo conocía y el lobo también lo conocía ( @Wolf), Blancanieves pudo notar ahora la sangre, puesto que lo observaba con mayor detenimiento, y eso le hizo pensar en los lobos que la persiguieron en el bosque, sintiendo algo de miedo, pero el hombre no parecía ser una amenaza, pero @Shere Khan lo enfrentaría y pediría al cachorro, como llamaba a su amigo con aroma a silvestre. 

Blancanieves no iba a dejar que @Shere Khan siguiera acosando a @Mowgli, el chico parecía ser muy sensible y para nada se asemejaba a los demás hombres presentes que irradiaban un aura de seguridad, él, en cambio, era como un niño y enterneció el tibio corazón de la princesa, así que fue hasta donde ellos estaban, nuevamente colocándose en una posición de protección y tomando la mano de @Mowgli  lo puso detrás de ella y ellos dos, quedaron detrás del @Lobo que no iba a moverse de su lugar tampoco. Si el tigre deseaba al "cachorro", tendría que pasar por los dos, demás, el mismo @Wolf parecía no estar dispuesto a obedecer al tigre. Blancanieves apretó los dientes y otra vez sus ojos verdes estaban clavados en el abusivo tigre, pero @Rapulzel saltaría con toda su alegría y buscaría suavizar la escena, jalando de @Mowgli haciendo gala de su alegría y jovialidad. 

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y es así, como la historia fue reescrita.

Y la historia dejaría de ser contada, la vida comenzaría a ser vivida...

La magnífica mujer se mostró con todo su esplendor, era simplemente superlativamente hermosa, pero no sólo hermosa en un sentido físico, sino que todo lo que la envolvía le entregaba un aura de realiza, no cualquier parecía ser aliada de dragones, no cualquiera podía cambiar su destino y tomar entre sus dedos su vida. Blancanieves sintió una admiración por aquella mujer y la oportunidad que les ofrecía, pero aún tenía miedo de saber qué pasaría en su historia, ¿lograría recuperar el reino, vencer a la reina?, en ese momento lo veía tan improbable, no tenía aliados, ni conocimientos, ni la fuerza siquiera, ¿y si encontrara todo eso en ese lugar?. Tragó saliva y se apartó unos pasos de @Mogwle,  al que había seguido, si él decide seguir a @Rapulzel quien estaba dispuesta a llevarse al chico en lo último del trayecto que les quedaba.

El ver la portada de su libro que había hecho aparecer Ella, le producía incertidumbre, más con su nombre ahí, una sensación de que todo estaba escrito ahí, su destino que se repetía una y otra vez, cual Sísifo y eso la estremeció. 

— ten cuidado por favor... creo que nos veremos después... — le dice colocando su mano en el hombro del chico (@Mowgle) acompañando aquel gesto con una tibia sonrisa, dando un pequeño apretón y lanzando una amenazadora mirada al Tigre, porque por muy fuerte que fuese, ella estaba cansada de aquellos que usaban su fuerza para imponerse a otros. 

— y usted, herr @Shere khan, procure mantenerse tranquilo, es por el bien de todos — quizás ella no podría enfrentarse a él en ese momento, o quizás de hacerlo, saldría mal parada, pero eso no quería decir que no actuara o evitara el mal, pues el hacer poco no era causa suficiente para no hacer nada. Blancanieves inclinó su cabeza y caminó hacia la puerta, sin saber a cual de las puertas iría, ¿y si era una villana?, ¿si se transformaba en su madrastra o si ella era la "buena" de la historia?. Sintió cómo sus piernas temblaron, pero aún así avanzó a paso decidido hacia la puerta, con la prestancia de su calidad de princesa. 

El codazo de una humana de aspecto estrafalario (Úrsula) provocó que la sirena tropezase de nuevo contra el león y éste la sujetase entre sus brazos evitando una caída aparatosa por enésima vez. (Úrsula) - ¿Eh, por qué no miras mejor por dónde vas? – respondió molesto a la “señora” que había propiciado el acercamiento después de que la iracunda princesa de Atlántica lo pusiese en su lugar por… ¡haberla ayudado! (Ariel) - Sentir respeto por la vida humana o lo que quiera que sea una sirena, parece ridículo en este momento. - ni siquiera le agradeció el gesto de haberla salvado. ¡Simba creyó que se iba a ahogar! Esa sirena habló de mil cosas, su padre Tritón, sus amigos marinos, los océanos… el último concepto Simba lo conocía por su padre, pero jamás había tenido oportunidad de ver de cerca y con sus propios ojos el gran abismo azul y líquido donde terminaba la extensión de su reino. El lugar de anclaje de un león era la tierra y no el agua. No sabía a qué olía el mar, que cantidad de fauna y biodiversidad marina poblaba sus profundidades y mucho menos identificaba el olor a salitre que desprendía Ariel. – Así que puedes respirar bajo el agua y fuera de ésta también el oxígeno. Pocos animales son como tú, capaces de moverse libremente entre “dos mundos”. – la única deducción que sacó en claro el león, el asunto de “casarse” y lo que giraba en torno al vestido de bodas no tenía sentido para él. A la espera de que los anfitriones del castillo le permitiesen recuperar su apariencia fiera y dejar de esconderse entre humanos y otros animales, volvió a cruzarse con la sirena, o más bien ella, le metió el dedo en el ojo. Simba le miró ladeando la cabeza y recordó la actitud de la otra humana de pelo dorado (Rapunzel) – ¿Qué problema tienes con la piel que reviste el disfraz? – deslizó la vista hacia abajo, hacia su entrepierna, y entreabrió el taparrabos analizando lo que había “mutado” ahí al convertirse en humano. Pareció que su pregunta y gesto ofendió de nuevo a la princesa que, para variar terminó por darle una hostia de agua en la cara sacudiendo contra él su melena mojada. Darle la espalda a un león tenía dos consecuencias directas; postrarte como una víctima potencial o tener el valor suficiente para medirte con él plantándole cara. Simba pensó que era lo segundo, los hechos acontecidos reafirmaban el pensamiento de que le estaba retando y enfureció en cuestión de segundos. – ¡Sirenaaaaaa*! – gritó, o más bien rugió persiguiéndola a grandes zancadas, a punto de abalanzarse como un animal sobre su espalda. El primer instinto primaba sobre todo lo demás y no pensaba pasar por alto su provocación. Para tranquilidad de Ariel, la sangre no llegó al río, al darse la vuelta, Simba observó su vestido desde una mejor perspectiva. - ¿Cómo las has conseguido? – de repente la ira que precipitó el acto impulsivo de defender su valía se diluyó con la facilidad de un fuego sofocado con el poder del agua. - Es un “cubrepieles” hecho de estrellas. - los ojos del león se habían afianzado a la pedrería brillante engastada en el corsé de la princesa. Ahora lo entendía todo. Eran estrellas, estrellas de sus antepasados, familiares del Rey Tritón. Por eso la sirena se había enfadado tanto. – Siento haber… roto tu “vestido”, hija de Tritón. – una disculpa formal viniendo de un león orgulloso como él era mucho. Antes de tener tiempo de retirarse otro humano fuerte y atlético (Hércules) se acercó a la sirena para prestarle su ayuda. – Quieta. – le dijo a Ariel para que no se moviese, Simba seguía atraído por el influjo de las estrellas y su brillo, algo relucía bajo su pelo así que acabó con su curiosidad para siempre metiendo las manos en el interior de su melena enmarañada. Colocó recta la tiara que caía torcida de lado por sus mechones, sonriendo a la sirena que intuía no le perdonaría fácilmente por esa ofensa y se marchó**. Siguiendo como les habían indicado hacia donde “Ella” les esperaba, escuchó de pasada la advertencia de un humano de piel canela (Mowgli). No percibía el olor solo de una fiera peligrosa. (Shere Khan, Grey Wolf…) Ignoraba el futuro en que acabaría un juego de caza, sangre y venganza como ese, y si él se vería salpicado de alguna forma, sin embargo tenía claro hacer lo posible por no inmiscuirse en ningún asunto ajeno a la sabana y la restauración del equilibrio en su reino. El olor a naturaleza que le había atraído en un primer momento al traspasar el portal provenía de la mujer de la capa verde (Blancanieves). No entendía que propósito tenía cerca de otras fieras, y menos que intentaba hacer, pero supuso que sabría cuidarse ella sola del peligro. (Scar) –Hablaremos, tío Scar. Como ves, he sobrevivido. - dirigió una mirada crítica al león reservando para más adelante el momento de hablar seriamente y a solas con él sobre el daño irreparable que había causado al reino. En el interior del castillo, “Ella”, les recibió como madre de todos los cuentos. Su cabello y “cubrepieles” de un blanco puro invitaban a centrar todos sus sentidos en su voz y experiencia, además aquella suerte de animal que había alzado el vuelo tras ella era una especie desconocida para Simba y valga la redundancia, el futuro Rey prestaba atención a cada una de las nuevas criaturas que conocía. Así lo hizo, escuchando con respeto lo que la “Reina” de ese lugar especial debía explicarles sobre el universo que ella misma había creado, y en donde pasaría un tiempo considerable aprendiendo si se esforzaba lo suficiente por adaptarse más que la última vez. – No tengo nada que pensar, abandoné a mi madre, a Nala, Zazú, Rafiki. Todos los que conocieron a mi padre confiaban en él y el legado de su sangre. Yo le maté, le maté al desobedecer sus enseñanzas y consejos. Huye Simba, huye y no regreses.– el discurso dejó al león fuera de juego. Durante unos minutos revivió el cuento desde sus inicios, observó avanzar las páginas del libro hasta llegar al punto culmen de la historia, aquel terrible suceso asociado al temblor de la tierra y la pérdida de quien más había amado.– Recuerda quien eres. Lo recordaba pese a todo. “El Rey León” no podía sobrevivir a la cabeza con un Rey como su tío. Así llegó a la conclusión de que no le tendería la mano a Scar a menos que abdicase el trono a su favor. A continuación Simba se adelantó con determinación para traspasar la puerta mágica, dispuesto a conocer al resto de héroes de otros cuentos, pues en comparación a su tío, si tenía claro de que bando estaba, el de la vida y no la muerte.

Djinn: Lo eres, lo fuiste, lo serás. ¿Qué más da?

“No” Quiso insistir Bella, “Vivo en el pueblo con mi padre. Y sólo una princesa puede casarse con un príncipe. Nunca voy a pertenecer a la realeza, ni siquiera soy aristócrata”.

Una de las pocas cosas que consolaban a Bella en aquellos momentos era que el resto del grupo parecía tan desconcertado como ella misma. De algún modo, parecía que a la mayoría de ellos les habían arrancado sin avisar de sus propias historias, por lo que la sensación de secuestro se mitigaba un poco. Y por las palabras del hombre de verde, de... de Robin Hood, parecía que no era la única sin sangre real.

Ya se sabe que mal de muchos…

Lobo: Habéis hablado de ella… la que maneja el cotarro. ¿Se la vais a presentar a los novatos? O podemos ir directamente a nuestras habitaciones.

¿Novatos? Bella enarcó una ceja, mientras todos se encaminaban hacia el castillo. De acuerdo, quizás no todos estaban tan desconcertados como ella… pero desde luego no iba a resolver sus dudas con un iracundo desconocido de poca ropa.

Sin embargo, todavía le rondaba por la cabeza el hecho de que ella pudiera formar parte de una historia. ¿Qué historia? ¿De qué tipo? Oh, podría ser una de esas novelas costumbristas en la que una joven de poca fortuna acaba siendo bendecida por el destino y puede escapar a vivir aventuras, ¿podría ser ese su sino?

Gastón: Ehh, ehh, ehh ¿de una historia? ¿Yo formo parte de un libro? Entonces debo ser el protagonista.

Gastón… casi le había olvidado con tanta información nueva. Por supuesto. Gastón era un héroe de guerra. Si Bella formaba parte de alguna historia, desde luego sería de la suya.

Oh no.

OH NO.

Eso significaba…

¿Eso significaba que acababa siendo su mujer?

Nonononono…

Desesperada, Bella miró a su alrededor, buscando aquel lago en el que se suponía que debía nadar para regresar a casa. Como una suerte de río Aqueronte inverso. Pero la multitud acabó arrastrándola hasta las puertas del castillo, y allí empezaron a sucederse unos comportamientos de lo más pintorescos. Uno de los muchachos de poca ropa (Mowgli) empezó a ladrarle a otro de ellos. Lo cierto es que sus maneras eran de lo más primitivas. Había leído sobre el tema: niños que son abandonados en la naturaleza cuando son muy pequeños, y crecen totalmente asalvajados. Desde luego era un sujeto digno de estudio. Por un instante, la ansiedad de la joven se diluyó en el mar de su curiosidad, mientras observaba al niño lobo, que parecía haber encontrado refugio entre el hombre iracundo y… y Blancanieves.

Blancanieves… ¿su presencia aquí significaría que todavía no había mordido la fatal manzana? ¿Debía advertirle de su destino?

La presencia del dragón, de la magnífica… ¿directora? De la universidad, despeja la mente de Bella de cualquier pregunta. Al menos por ahora.

Ella: sois muy reales pero estáis atrapados en una historia, una historia que empieza y termina, y jamás se extiende. Una historia que os ha confinado a un único papel. Todos sufrís en la historia, los héroes al principio, los villanos al final.

Si Bella debía casarse con Gastón en el futuro, ella sufriría al final. ¿Eso la convertiría en una villana?

Ella: Yo cree este pequeño universo fuera de todo eso para que todo el mundo tuviera la oportunidad de cambiar su historia, de hacerse más fuerte y volver mejor, para los villanos y para los héroes, también para los que no son ninguna de las dos y nunca lo serán en su mundo, pero pueden serlo y aportar algo mejor. Esta universidad es para los que no quieren que su historia sea como dicta la tinta de sus páginas.

Con un suspiro de alivio, Bella se retiró un mechón de cabello de la frente. Menos mal, podría no casarse con él. Aquella misteriosa mujer era intimidante, pero sin duda misericordiosa.

Cuando las páginas de su propio libro se abrieron ante sus ojos, la chica intentó leerlo a toda prisa, pero antes de que pudiera terminar el primer párrafo, la esfera mágica se desvaneció frente a ella.

Ella: Vuestro mundo no cambiará mientras estéis aquí, pues vosotros sois los protagonistas. Permanecerá neutral hasta que volváis.

Oh, papá…

Eso significaba que no la iba a echar de menos. Menos mal.

Ella: ¿Alguien valiente quiere inaugurar el curso?

Era la tercera en inaugurar el curso, y se deslizó con paso decidido bajo el misterioso umbral, deseando saber entonces si ella sería una heroína… o una villana.

Toda aquella gente había empezado a interactuar entre ellos de las más variopintas maneras. Algunos se ladraban, otros se liaban a codazos y empujones, algunas se colgában del brazo de uno de esos fortachones como si de un pegaoso bolso se tratase y otros se dedicaban a desgarrar los vestidos ajenos...

Los había que parecían más inocentes e inofensivos y los había que parecían más agresivos y peligrosos, pero eso en el fondo no le importaba demasiado, pues dificilmente iba a ser peor que las calles del zoco a media noche.

Y a decir verdad, Aladdín había centrado su atención  en la princesa @Jasmin.

Sin duda no había pasado por alto aquella amalgama de chicas de su edad, a cada cual más arrebatadora y exótica, pues las había de cabellos del color del cobre y del oro, de pieles tan blancas como jamás había visto , con ojos del color de los zafiros, esmeraldas, ópalos y ágatas. Pero de entre toda aquella belleza cuasi inabarcable, la princesa de Agrabah seguía causando pinchazos en el pecho cada vez que la miraba. Pinchazo revestidos de un deje de tristeza, puesto que el joven muchacho tenía claro que al haber perdido la lámpara, con ella se había esfumado cualquier oportunidad de acercarse a Jasmin.

Por suerte para él, tratar de contener el nervioso bulto que empezaba a revelarse bajo la tela de sus pantalones le ayudó a sacarlo de su melancólico ensimismamiento.

-¡Basta! ¡Por el amor de Allah, estate quieto de una vez!-se susurró a los pantalones-¡conseguirás que nos echen!

Tratando de pasar inadvertido ( como había hecho toda su vida para sobrevivir) siguió al grupo al interior de aquel imponente castillo que rivalizaba si no ridiculizaba el mismísimo palacio del sultán.

Durante el recorrido, su deformación profesional  le hizo fijarse en todas aquellos pináculos, arcbotantes, contrafuertes ventanas y demás salientes. A diferencia del palacio de Agrabah, que era liso y lleno de curvas imposibles, aquel castillo parecía el paraiso de un buen ladrón. No podía dejar de imaginarse mil y una formas de subir, bajar y desplazarse por aquellos muros de piedra. Con suerte toda aquella información iba a serle inútil, pero había aprendido a las malas que el que es precavido es quién persevera.

Luego vino la fastuosa presentación de aquella mujer que nada tenía que envidiarle a Uzza, la diosa del amor y la belleza.

Ella no hizo sinó confirmar lo que antes habían mencionado algunos de los presentes. Que todos los allí presentes pertenecían a diferentes historias ya escritas, que estaba allí para aprender e incluso para cambiar su destino y lo que más le dolió, que se separaban en "heroes" "Villanos" y "Princesas" y presentó diversas esferas con nombres y títulos, entre los cuales figuraba su nombre. Y lo cierto era que eso parecía confirmar su mayor miedo. A la memoria de Aladdín vinieron como flashes muchas de las historias que había escuchado por el mercado " El gouhl del Desierto" "El Hechicero, el Visir y la daga envenenada" " La mujer despedazada, las tres manzanas y el negro de Rihán"... Si algo parecía haber en común en una buena historia de beduino era incluir en su título el terrorífico villano.

¿Él un villano? era cierto que desde que tenía memoria se había ganado la vida robando a los que más tenían para sobrevivir, pero siempre se había considerado una víctima de las circunstáncias... ¿Que otras opciones había tenido? ¿Ser honrado y dejarse morir de hambre...?. Mientras iba escuchando aquello se cruzó de brazos en gesto indignado. Posiblemente si le preguntaban a cualquiera de los acaudalados mercaderes de Agrabah le tildasen de villano, pero ¿Eso era de verdad justo?

¿también el genio (@Djin) le habría tomado por un villano? aquel fugaz pensamiento le dolió especialmente. Cierto era que se había estado aprovechando de un ser esclavizado en su propio beneficio, pero tambien era cierto que su intención de liberarlo al acabar era pura y sincera... Quizás fuese una buena idea disculparse con él si surgía la ocasión...sin duda debería hacerlo.

Una chispa de resolución refulgió en sus ojos. ¿En aquel lugar le daban la oportunidad de enmendar sus errores? ¡Pues estaba dispuesto a tomar aquella oportunidad! Al volver a Agrabah lo primero que haría sería liberar al genio, sin salvedades ni condiciones. Sería pobre, pero no estaba dispuesto a ser un villano.

Torciendo el gesto tomó aire y, tras unos segundos que le sirvieron para acabar de convencerse se dirigió con paso decidido hacia el portal mágico, no sin antes dar un último vistazo a aquella chica que le había robado el corazón en el mercado de Agrabah para luego descubrirse en una princesa que se encontraba complétamente fuera de su alcance.

Aquella mirada estuvo empapada de tristeza e impotencia.

Al adentrarnos en el castillo, y posteriormente en el patio interno, quedo fascinada, no solo por una arquitectura de la que jamás he vislumbrado similar en Tebas, sino por la imponente criatura que echa a volar a nuestra llegada. Apenas he tenido unos segundos para verlo, pero algunas de sus características me recuerdan a... ¿un dragón? Pero los dragones no tienen alas, en Grecia no. 

Tras unos instantes de conmoción, me fijo en la asombrosa mujer que nos habla, debe ser la mujer de la que habló ese hombre (Conejo Blanco), debe ser "Ella". Ante nuestros ojos mostró las historias a las que pertenecíamos, y una punzada de decepción y miedo golpeó mi corazón. Así que, "Hércules". Miro a Herc, ahora no me cabe la menor duda de que logrará ser un héroe legendario, y que su historia será transmitida y conocida durante cientos de años. Pero entonces... ¿qué pieza seré yo en esta historia? ¿Acaso seré incapaz de liberarme de la prisión de Hades? ¿Mi alma le pertenecerá para toda la eternidad? ¿O seré salvada por el musculitos (Hércules), como el resto de damas en apuros? No, no, esta mujer, esta increíble y poderosa dama nos está ofreciendo la posibilidad de cambiar nuestra historia. Me está ofreciendo la posibilidad de luchar por mi libertad, algo que ni el mismo Zeus, padre de todos los dioses y de los hombres, hizo.

Una ilusión hace ya tiempo desaparecida en mí, brota en mi pecho ante esta posibilidad. Miro con gratitud a la dama que con su gran poder nos ha traído hasta aquí, y, con paso firme y decidido, aunque pausado, como es habitual en mí, emprendo camino hacia el portón por el que, según nos ha señalado, debemos pasar. Si bien nunca me ha gustado en exceso estudiar, los maestros que padre me imponía lo pueden confirmar, hoy es el día en que vuelvo a soñar con ser libre. Meg, aprovecha estos cinco años, disfruta de la libertad que este sitio te confiere, y esfuérzate, en tus manos está el cambiar tu Ananké. *

Cada segundonque pasaba las cosas se tornaban más extrañas, por un momento me pareció escuchar la voz lastimera de un chico pidiendo ayuda y cuando.me dispuseba echarle una mano, pude ver como un sujeto con cierto aire peligroso ya estaba cuidando de él.

Luego Blancanieves y una mujer rubia cuyo nombre no conocía, pero tenía la pinta de ser un imán de problemas también intervenían por lo que decidí mantenerme al margen con la mano sobre el pomo de la espada por si era necesario usarla.

Luego me giré a buscar a Ruby con la mirada, pues me vendría bien tener a alguien cerca para charlar y dado que Blancanieves prefería continuar por su cuenta, no vi necesidad en importunarla con mi presencia.

Al ingresar a la universidad nos presentaron a una hechicera quien llegó a lomos de un dragón, la mujer sin dudas era poderosa, por lo que importunarla no parecía ser buena idea.

Ella siguió mencionando esas turbulentas aguas del olvido, lo que no me parecía más que un truco barato para poner fin a nuestras vidas.

No, esa no era la salida y de eso estaba seguro, nuevamente más palabrería sobre las dichosas historias, como si me lo fuera a tragar, yo no era un personaje ficticio.inventado por las locas elucubraciones de algún bardo o goloardo en una taberna de tres por cuarto.

No yo.soy Robin Hood por mil rayos, un leal siervo de la corona británica y ninguna bruja me convencería de lo contrario por más que viniera montando uno o mil dragones.

Yo tenía una vida, un pasado, amigos, un pueblo y un monarca que dependían de mi y por ellos debía mantenerme ecuánime y dejar de lado aquellas palabras que con voz suave, intentaban convencerme de lo contrario.

Y es que es lógico, el cebo debe ser sútil y apetecible para que las criaturas de natura lo tomarán y así poder alimentar al.cazador y a los siyos, pero el mundo no había engendrado al ser capaz de timarme a mi, pues yo era el mayor de todos los embaucadores que bretaña había conocido y más me valía serlo si quería abandonar este lugar con vida.

Se distinguía mucha gente peligrosa entre la multitud, algunos parecían ser meros tunantes oportunistas y otros verdaderos adañides de causas loables, pero la experiencia me había enseñado a no juzgar un manuscrito por su sola encuadernación.

Al distinguir a Ruby me acerqué a ella y decidí formularle una propuesta en voz baja para luego cruzar aquel misterioso portal de aspecto.amenazante, el mismo que desprendía un aura un tanto siniestra.

Señorita Ruby, no creo ni media palabra de lo dicho por la dama del dragón, voy a intentar encontrar la verdadera salida de esta prisión, una que no implique arrojarnos a un río turbulento de aguas negras. 

Si está interesada en venir conmigo, la invito a seguirme, voy a cruzar ese portal y ya luego veré que ocurre, me gustaría contar con Usted en esta gesta. ¿Qué opina señorita? ¿Se unirá a mi o tomará como ciertas las febriles argumentaciones de un grupo de orates a quienes nunca ha visto en su vida? - pregunto entre susurros en el oído de mi acompañante.

Mi cuerpo pequeño y ágil no tardó en darle caza al hombre pálido, sin embargo no hubieron preguntas que pudiera hacerle puesto que nos llevó a un patio en medio de ese enorme castillo, haciendose a un lado para que alguien más, el verdadero jefe apareciera. Una frase que probablemente me oirán decir muy seguido es "Nunca había visto nada similar en mi pueblo" y no puedo evitarlo cuando me encuentro con cada nuevo estimulo. La mujer, "Ella" como hasta ahora la había llamado era hermosa, como las sirenas de los cuentos que me contaba mi madre o las hadas de las que hablaba la abuela. Piel de porcelana, cabello de oro y ojos profundos como el oceano que parecían atravesar el alma, jamás vi nunca a nadie tan hermoso donde yo vivía. Nuevamente me veía deslumbrada olvidando mis objetivos, lo cual era positivo considerando que no me necesitaban haciendo un desplante si no escuchando.

Sois muy reales pero estáis atrapados en una historia

Podría extenderme mucho al respecto de lo que Ella había dicho, sin embargo había una cosa que me hacía más sentido de todo. Yo siempre me había sentido atrapada, como si mi mundo fuera muy pequeño, haciendo lo mismo todo los días a cada momento, tan predecible, tan aburrido. Siempre las mismas caras, hasta que vi al lobo en el bosque. "En el lugar que crearon para vosotros, los buenos son muy buenos y los malos, son muy malos"  no podía pensar en una forma en que yo encajara en esa descripción, no era muy buena, madre siempre lo decía. Mi curiosidad hacia que desobedeciera todo el tiempo y también había ocultado los entrenamientos con mi abuela para no molestar a madre. Mentir no era bueno, matar  tampoco, aunque en mi caso mis únicas víctimas eran los animales a los que cazaba para usar su piel, sus huesos y su carne, eso era natural pero seguía siendo "matar" aunque nosotras teniamos un codigo de honor de cazadoras... ¿Eso nos hacia buenas?. Yo me sentía un gran gris dentro de una historia que según lo que decía aquella mujer no debería tener matices. "Quizás yo sea la villana de mi historia y no lo sabía" me dije a mi misma duditativa.

Esta universidad es para los que no quieren que su historia sea como dicta la tinta de sus páginas.

- Como se supone que cambie mi historia si ni siquiera se cual es mi historia.- en los cuentos que mi madre me contaba los animales podían hablar y temían por sus crías así como por sus vidas. Era su manera de hacerme sentir mal por disfrutar tanto las historias de cacería de mi abuela. Aún así nunca me sentí culpable, por el contrario, pensar que los animales podían pensar y sentir era lo que convertía nuestro encuentro en un duelo digno. Aunque ahora me preguntaba si no sería yo el gran monstruo en la historia de una madre coneja con sus cachorritos.

"Caperucita roja y el Lobo feroz" esa era mi historia, yo era caperucita roja, entonces en mi cuento tenía que haber un lobo feroz. "El único lobo que encontré se veía bastante manso" pensé para mis adentros, pero hasta ahora jamás había escuchado un cuento en donde el lobo fuera el heroe "Uff que alivio eso me convierte a mi en la heroína, aunque vaya basura de heroína, serlo solo porque hay alguien más malo que tu", era agradable saber que una familia de conejos no iba a devorarme en la noche por haberme comido a su tio, aunque mi amor propio y mi orgullo me impedian disfrutar del todo del "descubrimiento". Por otro lado un combate contra un lobo parecía algo digno de mi, pero si iba a ganar sin importar que solo porque alguien más lo decidió y no por mis habilidades entonces no me resultaba para nada interesante, incluso era bastante injusto.

- Necesito leer mi cuento ya, si quiero saber que haré al respecto. Una historia donde estás destinado a triunfar solo porque para alguien resultaste ser el bueno no me parece justa. Nadie es tan bueno ni nadie es tan malo como lo pintan y al final todo depende de quien esté narrando la historia- exclamé llena de energía repitiendo en parte algunas palabras de mi madre quien era mucho más lista de lo que yo sería nunca.

Casi me estaba convenciendo de todo  lo que la mujer decía, después de todo las mujeres nunca mienten, bueno mienten poco... bueno mienten en cosas menos importantes, saben que olvidenlo. El punto es que yo ya me estaba tragando todo eso como si fuera un pastelito de fresas con crema de leche cuando las palabras de @Robin me alcanzaron. Definitivamente no seguiría los consejos de mi madre de no confiar en extraños, no estaba en mi naturaleza. Además agradecía tener cerca a alguien que fuera capaz de abrir mi mente a un mundo de posibilidades, eso me haría más sencillo no caer en alguna trampa.. o no.

- Green Hood te agradezco por mantener mi mente abierta- tomé su mano animandome a cruzar aquel portal.- Supongo que no pasa nada si descubrimos la verdad juntos.  Aunque admito que no considero a los hombres confiables, confiaré en vuestra capa. Solo le pido que mantenga la mente abierta, después de todo la magia si existe y las mujeres bellas no mienten... mucho...

Todo lo que se vio de mi espalda mientras avanzaba de la mano de Robin fue mi capa roja como la sangre.

El conejo no respondió a ninguna de las preguntas que muchos le hicieron y todos le siguieron entrando en el interior del impresionante castillo, Jasmin iba absorta en sus pensamientos a la vez que observaba el lugar interesada, aquello no se parecía en nada a su palacio y le llamaba mucho la atención.

Salieron a un gran patio iluminado por un cielo estrellado y una gran luna brillante que le confería al lugar un aura mágica e inquietante. Les recibió una hermosa mujer vestida de blanco y una enorme criatura que a la muchacha no le dio tiempo a ver bien pues salió rápidamente volando con un gran estruendo.

Ella, como se llamaba, no es que les aclarara muchas cosas, buenos y malos, protagonistas y antagonistas…, eran reales y podían cambiar su historia, su cuento…

Una esfera se paró ante la princesa conteniendo un libro en su interior, un libro con el título: “Aladdín”, aquella se suponía que era su historia.

Espera, espera, Aladdín, ¿ese no era el nombre del chico del bazar? Y… ese chico… Jasmin miró hacia todas partes buscando al chico que vio cuando llegó a aquel extraño lugar, aquel que le había parecido le recordaba a… Aladdín, pero, ¿no había sido ejecutado por Jaffar acusado de raptarla cuando había sido ella la que había escapado del castillo? Los nervios se instauraron en el interior de la muchacha, al descubrir que quizás aquel muchacho no había muerto por su culpa y que estaba allí, en el mismo lugar que ella, pero, ¿por qué su libro contenía el nombre de él en la portada? ¿sería el protagonista aquel muchacho? ¿el héroe? Y lo más extraño: ¿Qué pintaba ella allí? ¿por qué formaba parte de la historia de él? Porque estaba claro que era su historia, no la de ella.

Mientras la cabeza de la joven daba vueltas intentando entender aquella situación sintió que alguien la miraba y fue cuando, al girar su cara en aquella dirección lo vio apartando la mirada en ese instante, si, estaba segura de que era él, y tenía que hablar con él.

Cuando la princesa dio un paso adelante para acercarse al joven, este avanzó hacia el portal que les llevaría a una fraternidad u otra como había estado explicando Ella, y Jasmin quedó ahí parada, viendo como otras tres personas atravesaban el misterioso arco hasta que por fin se decidió y lo atravesó ella también con decisión sin saber a donde la llevaría, si sería una heroína en la historia de Aladdín o la villana del cuento causante de su muerte a manos del visir.

Fue un alivio que aquel lobo con forma humana (@GreyWolf) se interpusiera entre mi protectora (@Blancanieves), @Shere Khan y yo. Aquel hombre de ojos grises olía a la manada que me había criado durante casi catorce primaveras, pero parecía sentir más curiosidad y desconcierto por el nombre que yo mismo le había ladrado, Akeela-lider, que verdadero reconocimiento. ¿Es que no sabía tampoco quién era Hermano Gris?
Me aproximé algo más, dejando que él mismo pudiera olisquearme brevemente como una señal claramente amistosa.

Es amigo, sin duda. ¿Pero por qué  no huele a monzón?

Ladeé la cabeza, un movimiento que dejaba vislumbrar mi confusión antes de asentir afirmativamente de forma muy rápida, respondiendo a su pregunta.
Sin embargo las presentaciones duraron poco, y la atención volvió a llevarsela aquel que también había adquirido forma humana pero seguía oliendo a pis de gato (@Shere Khan). Conociendo a aquel tigre tan bien como lo conocía, tenía claro que su orgullo era demasiado grande como para darse por vencido antes de conseguir atraparme.

-Quieres llevarme a algún lugar oscuro para hacerme cosas malas. - Aquello era lo primero que había pronunciado en un lenguaje comprensible para el resto de humanos desde que había llegado alli, y mi voz sonó muchísimo más grave de lo que recordaba. La sorpresa de casi no reconocerme hizo que me sobresaltara durante unos segundos, presionando con más fuerza la mano blanquísima de aquel ser brillante con ojos de Kaah (@Blancanieves) que se había puesto rojo como una manzana al mirarme el taparrabos, dándome un regalo en forma de tela que olía a flores. 

Fue por ese regalo y por un montón de cosas más (verme rodeado de amigos, tener una voz más grave, un bigotillo palpable y un conjunto de músculos cincelados por los mismísimos monos) lo que me produjo que en un arrebato de absoluta valentía me acercara al tigre hasta casi rozar mis pestañas con sus piel y le inspeccionara las fauces (@Shere Khan)
Ahora que él había adoptado esa forma era mucho más alto que antes. Pero yo también lo era.- Lo siento pero ya no tienes colmillos, tampoco garras. Ya no puedes jugar conmigo. No puedes comerme. -¿Cómo se sentiría al haberse convertido en lo que más odiaba? - Ahora eres un cachorro humano también.

Con un gesto de total victoria (mental, más bien, porque en realidad me aparté echando leches por si me mordía un dedo o algo), me alejé del tigre junto con los demás, agarrado a otro chico de pelo larguísimo con un color más brillante que el de las pitayas (@Rapunzel). Algunos se miraban a sí mismos la entrepierna como lo habia hecho yo hacía unos momentos (@Aladdin @Simba), lo que me dio ciertas ideas sobre que a ellos también les habia crecido todo derrepente.

Esos huelen a tigre, a pantera, a sol... (@Simba @Scar) Y a uno de ellos no le gusta el agua. ¿Qué bestia eres?

No paraba de moverme, de mirar a todas partes, nervioso. Con el shock inicial no había tenido tiempo de reparar en todos los demás. Pero de entre las variopintas ropas (@Ruby @Robin @Bella @Meg@Ursula),  los enormes cuerpos (@Gaston @Hércules) y los colores que emulaban el fuego (@Ariel, @Merida), lo que más me llamó la atención fueron los gestos del que era más moreno, negro-negro-negrísimo (@Wish). Él y los dos que lo acompañaban (@Aladdin @Jasmin) me resultaban vagamente familiares: su tono de piel y el acento de su voz me hicieron recordar a los pueblos de humanos regios que lindaban con la selva en la que vivía. 
Ellos estaban más limpios, sin caca de vaca pegada a unas plantas de los pies que no iban descalzos. No estaban enfermos, iban vestidos... Sin embargo, el matiz de sus gestos y sus rasgos eran los más parecidos a los mios. Iba a acercarme, pero fue cuando lo vi: uno de ellos, el más elegante y con aspecto sano, estaba bañado en pelos de tigre de bengala (@Jasmin)

¿Será...? 

Miré a Shere Khan casi automaticamente y di varios pasos en dirección contraria, alejándome de ellos hasta que me di de espaldas y con la nuca contra un muro enorme. Un muro que no se parecía a nada que hubiera escalado jamás y que dejó ver un patio enorme en el que una serpiente con alas apareció de la nada.
Flipando estaba hasta que un cuerpecito tan blanco como mi protector desmontó de allí. 

No fue hasta que Ella apareció en aquel patio colosal hasta que no comprendí que tanto mi protector de labios color sandía como todos aquellos personajes de cabellos largos y coloridos, pectorales grandes y voces melodiosas eran, en realidad, mujeres. 
-Pero... -Recé a buda y en arameo me puse rojo rojísimo, pero tampoco me dio tiempo a masticar nada porque las luces del cielo me cegaron totalmente. Ahora entendía mucho menos, y no solamente porque no supiese leer sino porque lo que estaba diciendo aquella mujer no tenía ningún sentido para mi. ¿Héroes? ¿Villanos? Ahí aparecía mi hogar: los árboles, el sonido de los buitres...

Con un paso al frente miré a los que se habían convertido en mis nuevos amigos y se marchaban, y entonces y fue cuando me decidi a cruzar yo también por debajo de esa cosa sin pensarlo mucho más. Echaba de menos a mi familia, y antes de pasar por debajo del arco, intenté llamarlos una vez más -Baloo, Bagueera.. ¿estáis ahí?

Gastón no se preocupó ni se percató del rostro que estaba poniendo la asiática (Mulán) cuando le estuvo escaneando tan descaradamente. Rápidamente con todo lo que estaba pasando le dejó de prestar atención. Le resultaba muy raro que allí hubiera taaantas personas y que no estuvieran todas mirándole a él, queriéndole hablar con desesperación para llamar su atención. ¿Es que el mundo se había vuelto loco? ¿Quién no quería la atención de Gastón? Aunque fuese una leve mirada de reojo de un microsegundo, lo que era suficiente para calmar los corazones agitados de sus admiradores.  Eso empezó a resultarle frustrante e incómodo.

Cuando (Jasmin) le llamó “musculitos” se giró hacia ella, pero más que nada porque le estaba mirando con esos hermosos ojos marrones, pero no tenía del todo claro si verdaderamente le estaba hablando a él porque no le estaba sonriendo ni su tono de voz era agradable. Aquella situación era demencial. Así que se giró hacia atrás por la izquierda y luego por la derecha, por si algún otro musculitos estaba allí, y así era, pero éstos parecían estar ocupados con otras personas. ¡Qué osadía!

— ¿Es a mi? ¿Sordo yo? — Se señaló con ambas manos — JA, no tengo ninguna discapacidad. Como experto cazador soy capaz de oír los pasos de una bestia a kilómetros de distancia. — Exageró, pero obviamente él lo creía. Luego suspiró, y pudo sentir un ápice de pena por Jazmín al creer que tenía alguna especie de discapacidad mental después de intuir que él no le gustaba, y eso, NO ERA NORMAL.

¡Y no era la única! ¡Esperaba que en esa universidad hubiese una buena enfermería porque allí había muchas mujeres enfermas! Ya que la del tupé raro (Megara) también se enfrentó a él por haber llamado mujer a una mujer. Tenía sentido, ¿no? ¿Por qué para ellas no lo tenía? Ahora estaba más que preocupado, asustado… ¿Seguro que los estaban llevando a una universidad y no un manicomio? Sí, sí, a aquel a cual pensaba enviar al padre de Bella si les daba demasiado la lata con sus demenciales inventos.

— No, noooo, yo hooooombre — se señaló como lo haría Tarzán al dar su nombre a Jane — Cerdo son los que se coooomen — Le explicó como si de verdad estuviera malita de la cabeza y haciendo el gesto de masticar. Y cuando ella volvió a lo suyo, hablando con otros, dio un suspiro y rodó los ojos. Sería muy bonita pero quería alejarse lo más que pudiese de la demencia senil prematura. Y es que a Gastón le costaba demasiado creer que para cualquiera que lo conociese un poquito, se llevara una mala impresión de él, la de un hombre desagradable y extremadamente ególatra. Pero en fin, al menos podía contar con algunas féminas bien sanas; como aquellas con las que aún no había hablado y su favorita junto a Bella, la tal Rapunzel.

Por fin continúan caminando por los pasillos del castillo hasta llegar al patio donde se oyó una voz femenina pero que Gastón no entendió muy bien lo que quería decir, para variar. No le pasó desapercibido aquella criatura que echó a volar, ¡tenía que cazarla y así demostrar aún más su conocida hombría! Pero no era tiempo de eso, no todavía, había que atender lo que aquella mujer canosa y tan guapa tenía que decirles. Gastón escuchó mientras sonreía con chulería.

— Yo no estoy asustado — murmuró muy bajito para él mismo, a la par que inflaba el pecho y miraba a su alrededor a los que seguramente, a diferencia de él, estarían acojonados. Je… Gastón trató de hacer memoria para saber en qué parte él ha sufrido en su “historia”. ¿Contaba aquella vez en la que se levantó de la cama y se dio con el meñique del dedo del pie con la mesilla de noche? No… no, se debía referir a un sufrimiento más profundo, más emocional. Total, que no. Él no recordaba haber sufrido ningún trauma, básicamente porque el portal se lo tragó antes.

Se sonrió mucho para sí al escuchar a la dama, ¡claro que él era un héroe! Sin mucha ética, y con dificultades para diferenciar el bien del mal, pero según él, un héroe de los pies a la cabeza. Siguió escuchando, preguntándose ¿Qué significaba “Dicotomía” y qué era lo que quería cambiar de su historia pues era perfecta. Ah… claro, el hecho de que Bella no aceptara su proposición de matrimonio era lo que fallaba, así que supuso que como ella, se tendría que volver más culto, culturizar un poco más su cerebro y menos sus músculos.

— ¡Brujería! — Alzó la voz sin darse cuenta, pues las esferas que se desplegaron de la mano de la mujer lo impulsó a gritar aquello. En su mundo no había llegado a conocer la magia, y en su época toda magia era sinónimo de brujería, y por tanto, acabar con ella a través del fuego purificador. ¡Ojalá tuviera en mano una antorcha!

 Ver su cara junto la de Bella en la portada del libro le dejó un tanto confundido. No entendió la tanda de metáforas que comenzó a soltar por la boca aquella canosa. Quiso echar un vistazo en el interior del libro, y previendo que no le iba a dar tiempo, miró las últimas páginas donde encontró su nefasto destino. No supo muy bien por qué, pero con lo poco que leyó (y con gran dificultad) entendió que tratando de matar a una bestia a lo alto de un castillo, perdió el equilibrio y se precipitó hacia el abismo, ¡Y Bella no lo ayudó! ¡¿Por qué?! Palideció y por primera vez, esa vez sí, se sintió asustado, no quería ese destino para él, el cual no alcanzaba a entender la razón.

En cuanto aquel marco de piedra se presentó ante él, con gran entereza y con decisión, dio grandes zancadas hasta cruzarlo y atravesarlo. Tenía que cambiar su destino fuese como fuese.

Me quedé junto a la damisela pelirroja esperando a que Pegaso hiciera su aparición, pero en cambio fue el león el que se acerco a hablar con la joven. Me crucé de brazos desafiante.
- Caballero he de decirle que debe aprender a tratar a una dama - le reproché. No sabía de donde venía toda esa gente, de que historias y cuentos, pero deberían que aprender las cien reglas del héroe. Siempre que ayudes a una damisela hay que hacerlo con delicadeza.

Volví a juntar los dedos indice y corazón y silbé con fuerza, mientras levantaba la mirada para escudriñar el cielo en busca de mi alado compañero, estaba seguro que esa niebla se nos había tragado a ambos. Ahí estaba entre las nubes dando círculos. Algo le pasaba, aun a tanta distancia podía verlo, casi sentirlo, algo tenía nervioso a Pegaso.

Fruncí el ceño y volví mi mirada a la joven sirena - Parece que no le apetece bajar - dije amablemente volviéndome hacia ella.
Me quede ahí plantado sin saber que hacer ¿Como iba ayudarla ahora? me llevé una mano en el mentón, mientras pensaba una solución, la pobre tenia el vestido hecho jirones y estaba empapada y descalza, un héroe ha de saber usar la cabeza, pero ese no era uno de mis puntos fuertes.
Golpeé con el puño la palma de mi mano Eureka!. - Quédese con mi capa, y las sandalias- dije mientras la cubría con ella y me sacaba las sandalias - Puede que le vayan un poco grandes... pero le servirán para llegar al castillo, eso seguro - Me la quedé mirando unos segundos y asentí sonriendo satisfecho, si eso estaba mucho mejor, había cumplido como héroe.

Seguí a los demás hacia el castillo, era hora de que nos aclararan de una vez por todas estaba pasando.
Entré al interior del extraño castillo, junto al resto, siguiendo al aun más extraño hombre del pelo albino, nunca había visto nada parecido, de donde venia los edificios no eran tan altos y tenían muchas más columnas y se usaba más mármol.

Al llegar al patio interior hizo aparición la entrenadora jefa del lugar, a lomos de una enorme bestia, eso era lo que tenia nervioso a Pegaso, estaba seguro, me adelante y flexione las piernas, en un acto reflejo, dispuesto a saltar encima de la bestia.
La bestia se alejó volando en el momento en que su jinete puso los pies en tierra firme. Seguí a la enorme bestia con la mirada manteniendo la posición hasta que desaprecio de mi vista, hasta entonces no le había prestado atención y ahora que la hacía tampoco entendía nada, igual que con las tres brujas de antes. "dictonomia, antagonistas por el divino Hermes ¿Que palabrejas eran estas?¿Había creado el universo era una diosa?"
No entendía nada, solo que con el agua negra se volvía a casa. Borré esa posibilidad de mi mente, eso era como abandonar, que era lo mismo que rendirse ¡Un héroe jamas se rinde!

Estaba seguro que no había entendido ni la mitad de las cosas que había dicho, pero había dicho de fortalecer el destino y eso si lo había entendido. Eso y que había que cruzar por la puerta.
El poderoso Hercules sin dudarlo ni un segundo recorrió la distancia que le separaba de puerta y sin ni siquiera pensarlo la cruzó.

La pelirroja seguía al mar de adolescentes con grandes zancadas mientras observaba su alrededor. Aquel castillo no la impresionaba mucho. El tipo albino si le intrigaba pero no en demasia, y de repente, aquella voz, que se colaba en su interior y le evocaba a su madre, recordandole que las fábulas o leyendas son lecciones y transmiten verdades, evitando así que se centrara en ninguno de los que la rodeaban ni en sus conversaciones.

¿Y que era aquel ruido? Sonaba como un aleteo pero más contundente y devastador. Con cierto miedo brillando en sus ojos claro fue avanzando, pero esta vez como un cervatillo asustado que no sabe si debe retroceder o seguir adelante. Tuvo que alzar el rostro para alcanzar la testa del animal que alzaba el vuelo. Era el doble de grande que Mor´du. No. El triple o más. Se llevó las manos a la boca para mitigar el grito que brotó de su garganta.

Su admiración por aquella mujer que mostraba aquel control sobre la bestia y que encima tenia poderes iba creciendo por momentos.... Una esfera se colocó delante de ella - Valiente - murmuró despejando con lentitud sus labios. O si, ella queria ser valiente. Su mirada buscó reacciones en los que estaban a su lado y fue cuando se cruzó con el rostro de Ludovic.

No se había dado cuenta, él estaba allí....¿Su historia hablaba de ella o de él? Desde luego no iba a permitir que él le ganara. Le sonrió peligrosa, como si ya estuviera tomando forma alguna travesura en su cabeza y corrió hacia la puerta atravesandola de un salto, sin pensar en las consecuencias, moviendose solo por impulsos, como hacia siempre.

Durante la cháchara y el "blablabla" del resto de gente que allí se congregaba, Hades había intentado pasar desapercibido. Haber seguido a @Megara hasta allí no solamente le había hecho viajar a un mundo que no conocía, sino que además le había hecho adoptar una forma juvenil que hacía millones de años que no recordaba y que le hacía sentir extremadamente vulnerable. La última vez que había tenido este rostro, este cuerpo, el Inframundo había sido confinado dentro de él. O puede que fuera al revés.

Sin embargo, el armazón de llamas azules del que solía hacer gala siendo dueño y señor de los infiernos había desaparecido completamente, y por más que intentaba manipular el alma de la chica que hasta hacía minutos había sido su esclava (@Meg), no conseguía ni que esta se extremeciera un ápice. Ya no parecían estar ligados por las Moiras a través de Aqueronte y se sentía perdido en una especie de estado de ensoñación del mundo de la vigilia humana, sin estar lo bastante despierto como para controlarse a sí mismo y pensar con claridad.
Por primera vez sentía ser un fantasma graznando a los muertos sin que la Muerte, que era él mismo, existiese. Y en aquel enorme semidios que ya tampoco lo era (@Hércules), escuchaba el recuerdo del relámpago de Zeus. Lo sintió en los puños, en los pies, en los huecos de los párpados, temblando por el cráneo a través de su espina dorsal, bajo sus débiles costillas. 
Por primera vez no sentía el poder del Dios que corría por sus venas, el Dios que realmente era.

Sin embargo, si había algo que a Hades se le diera especialmente bien era adaptarse a las circunstancias. Las segundas, terceras y cuartas oportunidades y el renacer de las cenizas de la derrota rehaciéndose a si mismo era su gran especialidad, y aunque allí la mayoría tuvieran un cuerpo fuerte y bien musculado u otros fueran bestias salvajes,  el Dios (o lo que fuera ahora) no se amilanó lo más mínimo porque sabía que en él primaba la inteligencia. ¿Podría contrarrestar aquellas debilidades humanas con su astucia? Su pelo ya no ardía, sus manos ya no eran infinitas y su voz tampoco omnipresente, pero de su bolsillo sacó un cigarro. Al menos aún le quedaba algo, pensó con media sonrisa mientras se lo encendía sin necesitar nada más que un poco de fuerza de voluntad.

Puede que no tenga todos mis poderes, pero sigo siendo yo.

Fue entonces cuando llegaron al patio y escuchó atentamente lo que aquella mujer, Ella, les había dicho. Leyó la historia manuscrita en la que el nombre de "Hércules" relucía a fuego, y se dio cuenta de que si había una buena oportunidad para cambiar la historia que acontecería en un futuro, era esta. Aquel niño insensato no lo conocía en forma humana, no parecía haber reparado en él y tampoco sabía de lo que era capaz. Si Megara no había conseguido llevar a cabo aquella sencilla tarea, entonces lo haría él mismo, con sus propias manos: se vengaría, dandole donde más le dolia al Relámpago* por haberlo tratado así durante milenios.
 

El caso es que, entre tanto guirigay, Hades escuchó todo lo demás y bufó con el resto del discursito, bañado en rabia. A punto estuvo de echarse unas carcajadas en alto llenas de inquina o prenderle fuego a todo lo que había a su alrededor, pero se contuvo.
Él no era un Villano por mucho que fuera temido por aquellos que aún vivían. Hades era justo, valiente y adamantino; algo caprichoso e inflexible, pero cabal y lógico al fin y al cabo. @Hércules simplemente era un mindundi con brazos hipertroficos y media neurona que utilizaba para no hacerse pis encima que había tenido la "suerte" de ser divino. ¿Pero cuantos hijos había tenido el promiscuo de su hermano? Ni los recordaba. Ser hijo de Zeus no le convertía en un héroe.

Joder, que injusto es este mundo. Está lleno de historias de mentira, cuentos sin sentido y cabronazos. 

Dio un paso al frente. Si había sido o no una buena decisión el acabar aquí, solamente podría saberlo con el tiempo, y aunque ya no pudiese rezar a los destinos, presentía que esto auguraba algo bueno para él.

Mientras seguimos descubriendo las vicisitudes de aquella nueva dimensión llena de leyes físicas..."limitadas" a los deseos de la directora; sin embargo hay gente que todavía tiene tiempo de medirse el ego como las bestias, o damas con más ganas de frotarse entre ellas que Abú chupar un plátano, o gente que tiene ganas de... - ¡Leches! ¿Eso es un pegaso?

A veces las cosas no son fáciles de decidir, pero cuando aparece la reina blanca cuyos poderes parecen ser la alucinancia más molona y tener una tetas que desafían la gravedad, nadie parece saber decir que no.

Me coloco en un plis plas al lado de mi compañero, que trata de dominar algo que se revuelve en su pantalón. - Por favor, Al... mantén la compostura. No solo te está observando Jasmín, tío. También la directora bombón de chocolate blanco. Debes hablar con la princesa para aclarar bien quién eres...

Suspiro y me cruzo de brazos cuando veo aparecer el libro con el nombre de mi amo. No debería extrañarme, el chico es un diamante en bruto, pero es una lástima que lo viese, el malo maloso o la princesa y no él mismo.

Con los ojos cerrado y con un tono de académico sabelotodo comienzo mi disertación. - Amo, debería tomar una serie de consideraciones antes de decidir entrar, después de todo deberías entender que podemos regresar y continuar donde estábamos. Aún te quedan dos deseo, y si eres el héroe de la historia tal y como dice la portada de ese libro, eso significa que al final todo sale bien y.... - cuando abro los ojos y le observo, el tío ya se ha tirado de cabeza por el portal.

- ¡Pero bueno...! esta juventud - Alzo los hombros con cara de resignación. - desde luego con los móviles y una vida tan acelerada todo son prisas y nadie tiene tiempo de escuchar los consejos de un hombre con más un milenio de edad. - Me giro para acudir al lado de la princesa Jasmine - Princesa, usted debe entender que las consecuencias de... - cuando me giro apenas me da tiempo a ver su espalda mientras atraviesa el portal que la llevará a la fraternidad de heroínas sin lugar a dudas.

- Pero que le pasa a todo el mundo que tiene tanta prisaaaaaaa...

En fin, está claro que si no intervengo a saber que puede pasarle a esos dos. Tengo que devolverlos a su cuento al menos con sus cuerpos físicos sanos, con sus valores morales íntegros y con su virginidad intacta. - me río para mí mismo hasta casi llorar - Es broma , es broma... ¿quien conserva sus valores morales después de pasar por la universidad?

Chasqueo los dedos y de repente tengo un bañador de cuerpo entero a rayas azules tope hortera y un flotador con cabeza de patito co forma de Donald. Me tapo la nariz y pego un salto como si fuese a saltar a una piscina ilusoria antes de sumergirme en el portal. - mi amo me necesita.

Los murmullos se transmitían como el arrullo de las olas. ¿Historias? ¿reales? Pues claro que éramos reales, ¡qué tontería! estos moradores de la superficie siempre dudando de todo, cuestionando a los dioses y a las criaturas excepcionales. Ni siquiera sabían que existía Atlántica y mi papá. Ý aún así hacían cosas tan hermosas...

Sorprendida por mi propia revelación una sonrisa se dibujó en mi rostro, eso quería decir que habría más, y más que descubrir. ¿Dónde estaba Eric? Tenía que contárselo podríamos descubrir el mundo. 

Señorita permita que la ayude -. Junte los dedos indice y corazón de la mano y silbe - Pegaso!!!

Oh! ¡Por fin! un hombre caballeroso, me recuerda levemente a Eric. Pero... ¿qué acaba de hacer? ¿ese sonido? Cojo su mano y la examino ¿cómo ha hecho eso? ¡Es magia! Ha hecho magia con las manos. Intento imitar el gesto y soplo con todas mis fuerzas sobre mis dedos en mi boca pero solo consigo llenarlas de babas. Claramente, el morador de la superficie proviene de un mundo de músicos. Se llevaría bien con Sebastián, pero cuando voy a preguntarle... 

¡Sirenaaaaaa*! 

Ya vuelve otra vez @Simba, debería haber leyes para los hombre desnudos de los reinos desnudos. No pueden gritar así y avalanzarse sobre la gente hasta en el mar tenemos nuestras leyes, ninguna morena osaría hablarme así. Intento esconderme detrás del hombre creador de música pero es demasiado rápido, como un león marino, se escurre y me acorrala, otra vez. 

Y ahora empieza a decir no se qué de qué se yo de los antepasados en mi vestido. No son mis antepasados son joyas de las tierras de los hombres. No tienen ningún valor para mi y está roto pero podía entender perfectamente esa expresión de admiración ante lo desconocido. Ladeo un poco la cabeza, sin hablar, los leones marinos tampoco eran demasiado listos. Desgarro un trozo de tul con pedrería y se lo entrego. Total tenía un montón más, en cuanto lo cosiera no se iba a notar.  Un mundo que hacía cosas tan maravillosas no podía ser malo, a lo mejor podría enseñarme a rugir como un león y espantar a los tiburones. 

¡Qué raro eres! Simba... y le extiendo el trozo de tela a modo de presente... cinco años habían dicho... iba a ser mucho tiempo. 

Entonces apareció una dama, eso me decía Carlota que había que llamar a las mujeres con vestido. Parecía la líder o la reina. Así que al verla hice una reverencia que sería lo que Grimsby me diría de hacer. Páginas de un libro... la sirenita... cambiar nuestro destino... coloqué una mano en mi pecho agitado. ¡Yo no quería cambiar mi destino! Había vivido mucho a mis dieciséis años para conseguir el amor de Eric y la oportunidad de estar entre los humanos. La sirenita... ese era mi cuento... ¡No estaba Eric! y si ... ¿y si no era yo? a lo mejor podría cambiar el destino de otra sirena... de mamá. A lo mejor estaba allí para hacer que sirenas y humanos vivieran en armonía, que papá no prohibiera la música... Asiento ¡Seguro ese era!. 

Comienzo a caminar segura hacia el portal dispuesta a enfrentarme con lo que sea que esté por venir. 

@Hercules: Parece que no le apetece bajar ...  Quédese con mi capa, y las sandalias- dije mientras la cubría con ella y me sacaba las sandalias - Puede que le vayan un poco grandes... pero le servirán para llegar al castillo

Me detengo a mirar el cielo... ¿qué es lo que se mueve en él? ¿es un pájaro? ¿un dragón? No, ¡es un caballo alado! Eso, es muy raro como las medusas fluorescentes del trópico. Papá me contó que el tío abuelo Zeus hizo uno una vez, me pregunto... si será el mismo. 

Aún estoy maravillada por lo que veo en el cielo cuando me coloca su capa por encima de mi vestido y se quita las sandalias, imagino que se refiere a eso que lleva en los pies a la velocidad de un atún.  Debe de ser otra habilidad del pueblo de este chico. ¡PERO ¿POR QUÉ LES GUSTA IR DESNUDOS?! 

Gracias balbuceo medio muda, aún aturdida por todo lo que sucede. 

Intento taparme los ojos mientras atisbo entre los dedos las musculosas piernas de ambos individuos alejarse, después miro las mías con disimulo, ciertamente no son tan grandes ni tienen tantas escamas como las de ellos. Y nuevamente me enfrento a un nuevo no-se-ma-bop, las sandalias. 

 Lo cierto es que no me he fijado como la llevaba atada y menos aún cuando se la ha desatado, ha sido demasiado rápido. Pero cuando coloco el pie en su interior es cuando empiezan los problemas. 

Mi pie baila dentro más que un arenque en un arrecife. Esto se complica porque tengo que caminar levantando el vestido, sujetando las cuerdas de las sandalias e intentando que la capa no caiga hacia delante. Varias veces la piso y tropiezo, pero me niego a renunciar a mis nuevos tesoros. 

Debo cruzar ese umbral y buscar un lugar para guardar mis nuevas pertenencias. Pero... ¿Dónde estaba Eric?

- Un dragón… - susurro mirando hacia la ventana.

Aquello quedaría a fuego en mi retina y en mi alma: la mujer de pelo blanco, las alas expandiéndose a su espalda como si ella misma fuera un dragón. El increíble monstruo echando a volar en el cielo nocturno. ¿Cuántas veces había soñado yo que había un dragón bajo la niebla de mi torre? ¿Cuántas veces lo imaginé debajo de mis pies? Por eso solamente madre subía, por eso el mundo me había olvidado allí arriba. Pero no se escuchaba nada, ni el aleteo.

Cada noche escogí aquella torre, cada noche me convencí de que aquella torre era mi hogar.

De verdad, con todo mi corazón ansiaba que fuera un dragón quien impidiera mi libertad… todo habría sido más sencillo de haber sido una bestia… de no ser así solo quedaba mi cobardía y la sola idea me lastimaba.

Ningún dragón vi cuando bajaba al suelo. ¿Era yo una cobarde? Lo fui, lo fui hasta el momento en que la planta de mis pies me sostuvo en el suelo.

La mujer dragón habla, su discurso derrama palabras que me hacen sentir libre y mis labios sonríen. Es tan hermosa que duele mirarla, sus gestos y sus facciones son duras y a la vez gentiles.

Cuando extiende la mano y aparecen esas esferas yo no puedo más que soltar un suspiro de sorpresa. Más aún cuando veo mi nombre en la portada del libro. Hay una historia con mi nombre, está ahí, en letras doradas como mi pelo. ¿Significa eso que al final soy valiente?

Ver mi torre me crea un torbellino de angustia y por unos instantes creo que voy a llorar. ¿Ahí vivía yo? Ahí estoy, asomada al ventanal. ¿Es miedo esto que siento? Quería gritar pero no lo hacía.

Ella ha dicho algo, que los buenos sufren al principio, los malos al final. ¿Había yo sufrido? No, no había hecho nada hasta que la mano de Flynn traspasó la niebla. Nada. ¿Era yo la mala de la historia? Podía ser… quizás al final me convertía en un ser amargado e iracundo. Pero mi pelo sana, no daña, yo estoy hecha para curar a los demás. No quiero hacer daño a nadie.

Las personas van cruzando ese extraño arco. Cada una a su manera. Yo… hacia unos minutos deseaba que todo funcionara. He visto mi torre y el miedo me ha gritado en la nuca.

Rapunzel.

Mi nombre, mi historia. ¿Estaba aún a tiempo de hacer algo bonito con ella? Yo no sabía nada a parte de leer. Cuando sólo actúo y no pienso soy yo. Pero ahora que lo pienso... ¿Cómo voy yo a relacionarme con todas estas personas?

"Rapunzel".

Mi corazón me palpita en la sien. Empiezo a ponerme nerviosa. Nadie aquí sabe lo que es estar encerrada 18 años ¿O sí? Nadie vuelve atrás, nadie se baña en el agua oscura. ¿Y yo? Quiero vivir aquí.

Mi torre en el libro y la realidad de repente me asusta. ¿Y si no sale bien? Frunzo el ceño. Antes muerta que volver a esa torre.

«¡Olvida las luces, Rapunzel! ¡No saldrás de esta torre Jamás!» - Madre gritándome furiosa.

Mis puños apretando fuerte las palmas de mis manos. No voy a llorar. Nadie nunca me aprisionará. ¡Nunca! Madre ¿Cómo pudiste hacerme eso?

Mi nombre, mi historia. Rapunzel soy yo.

Te veo, subida en mi pelo, te veo marchar. Trago angustia.

El peso de las decisiones cae sobre mí. Esta es la segunda decisión de mi vida. La primera me bajó de la torre y me hizo confiar en Flynn, he llegado aquí. La segunda me aleja de ti inexorablemente. Madre, quizás sea la peor persona del mundo, quizás mi historia sea la de cómo me convertí en la persona más despreciable del mundo por desobedecerte. Pero al menos será una historia, y será mía.

Nadie, me pondrá en una jaula nunca más. Ésta vez me quedo conmigo.

Camino decidida, relajo los puños, le dedico una sonrisa a la Mujer Dragón y con los ojos abiertos me adentro.