Partida Rol por web

- Ya vienen, ya vienen, ya vienen.... - Todd iba murmurando casi más para sí mismo que para el resto mientras atraía a aquellos hombres hacia la trampa cuando Chris decidió cambiar el plan y soltarles un tiro a bocajarro a sus perseguidores en vez de al techo.

Se detuvo en seco y miró con los ojos muy abiertos a su compañero.

- Pero tío... - fue lo único capaz de decirle mientras en su mente se preguntaba si no debería ser el otro quien debería haber pasado una temporada en el Instituto Reinhard.

El disparo resonó por los túneles atronador.

Chris disparó en cuanto se asomaron y no era un tipo militarmente entranado, por lo que no tuvo tiempo de escoger víctima. Quizás por eso eliminó al del hacha, que se desplomó escupiendo sangre con un enorme agujero en el pecho¹, mientras que su compañero de la escopeta abría los ojos como platos. El tipo levantó su propia escopeta nervioso mientras Chris preparaba la suya presumiblemente para para lanzar otro cañonazo².

Chris se dio cuenta de que el arma tenía dos cañones, así que volvió a disparar. Esta vez apuntando contra el otro tipo.

Otra salpicadura de sangre y otro malo muerto. ¿Eso le daría experiencia? Ahora sí recargó el arma. -Rápido, cojan sus armas y vamos hacia la salida. El último que derrumbe el túnel tras nosotros.

Nuevamente el disparo de Chris sonó atronador. Resultaba realmente escalofriante ver la calma con la que se tomaba toda aquella masacre. Sí, todos sabían que lo que veían era una simulación y que la gente que estaba ahora desangrándose a sus pies no eran más que simulaciones. Pero la sangre, las vísceras esparcidas, el olor a sangre... aquello era tan real que resultaba inquietante. Aunque Chris aparentaba tomarse aquella situación a broma todos notaron que sus dedos temblaban ligeramente al recargar el arma.

Pero había algo con lo que no contaban los fugitivos: la pobre muchacha que los acompañaba empezó a gritar presa del pánico. Después de todo para ella aquello era terriblemente real.

Chris parecía estar disfrutando mientras asestaba otro disparo sin dudar y el segundo aldeano era derribado entre sangres y vísceras y el doctor se había paralizado en aquella refriega, cosa normal y corriente.

En ese momento, la atención de Todd se centró en las víctimas en el suelo y algo pareció cambiar en su rostro.

- Doctor, calmela, por favor. - dijo chasqueando los dedos hacia la muchacha.

Aunque no lo había mencionado, estaba implícito el final de la frase: porque mejor que no la calme yo.

Avanzó hacia los cadaveres y, cogiendo el arma del cadaver, comenzó a comprobar si tenían algo útil en los bolsillos.

La especialidad del doctor Feelgood eran las personas que habían muerto hacía dos siglos. Personas que ya solo persistían en forma de fotografías o datos sobre el papel. ¿Una mujer simulada para parecer una versión hiperrealista de una muchacha real? Ni de coña.

—Lo siento muchísimo, Mirabelle. Dios santo. Eso ha… Ha sido espantoso.

Aún así, trató de poner a funcionar la parte de su cerebro encargada de la empatía. Todos en aquel pueblo se conocían. Se saludaban a diario. Aunque quisiesen asesinarlos, no dejaba de ser alguien familiar en el corazón de la joven. En ese momento, se imaginó a sí mismo, perdiendo a alguien a quien había ayudado a dar vida. Acababa de asesinar a sus hijos.

—Lamento mucho que haya tenido que ver eso, señorita Mirabelle. No había calculado los riesgos. Le aseguro que mi intención era desconcertarles y bloquear el paso, pero a estas alturas eso no sirve de nada. Pero podremos rezar por sus almas una vez hayamos salido de aquí.

Chris dobló la esquina y echó un ojo por si venía alguien más. Luego se giró y vio la escena. ¡Oh! ¡Por todos los diablos! ¿En serio? -Señorita es o ellos o nosotros y, francamente, yo voto por nosotros. Entiendo que todo esto le parezca demasiado, pero me temo que la cosa está así. Hemos de escapar de aquí. Con vida. Y esa gente quería matarnos.

Echó un vistazo hacia el punto débil del techo. -Todd, si eres tan amable de derrumbar el techo en cuanto estemos todos a este lado, más que nada porque seguro que hay varios tipos más como esos viniendo hacia aquí...

- Sí, claro, tan pronto dejéis la zona despejada. - respondió Todd tranquilamente mientras comprobaba las posibles pertenencias a la vez que clavaba el cuchillo en los cuellos de los caídos.

- Por si acaso. - dijo con total naturalidad al intuir las miradas de sus acompañantes.

Mientras Todd cacheaba los cadáveres la muchacha se apartaba aterrada de Feelgood.

- ¡Son ustedes unos monstruos! ¡Igual que ellos!

Se dio la vuelta y para echarse a correr por el túnel por el cual habían venido.

Chris ya había doblado la esquina tras recargar su escopeta. Un poco más adelante veía que el túnel ascendía hasta terminar en una pared de piedra en la que destacaba una escala de mano de metal apoyada en la misma. Se asomó para ver una trampilla cerrada, similar a la que habían visitado antes y que conducía al otro almacén.

Por su parte Todd recogió el hacha, la escopeta, media docena de cartuchos, unas cuantas monedas antiguas y una brújula que llevaba uno de los brutos.

Edgar dejó que la muchacha se alejase mientras miraba al infinito. No. No es real. No es una persona de verdad. No son cómo tú y como tus compañeros, solo son IA's muy avanzadas, se dijo a sí mismo.

Tardó unos segundos en reaccionar. Sus compañeros ya habían recogido su parte del botín y solo quedaba abandonar aquellos peligrosos túneles.

—¡Aprisa! —arengó— ¡Debemos irnos de aquí cuanto antes!

Chris escuchó atentamente por si oía algo al otro lado de la trampilla. Las voces que provenían de atrás no ayudaban. ¿Es que sus colegas no habían jugado a un videojuego antes? Meter ruido era mala idea siempre...

Chris ya estaba subiendo por las escaleras y echando un vistazo a través de la trampilla. Antes de subir había escuchado el sonido del viento lo que indicaba que, probablemente, la salida diera a algún tipo de exterior. Y así fue. Al levantarla se dio cuenta de que estaba en las afueras del pueblo, en una zona intermedia del serpenteante camino que enlazaba la casa de la colina donde se habían alojado con lo que era la población costera en sí. La trampilla, concretamente, estaba situada a un lado del camino oculta tras un grupo de rocas.

La luz de la luna iluminaba pálidamente aquel lugar mientras el viento ululaba entre los árboles decrépitos.

- Tenga. - dijo Todd tendiendo el hacha al doctor al ver que iba desarmado.

Aprovechando que tenía una mano libre, se secó la sangre sobre el pantalón y preparó la escopeta para disparar al techo y hundir el tunel para que nadie pudiera seguirles. Ni ellos escapar.

- ¡Fire in the hole! - gritó animado al disparar.

El disparo de Todd provocó que el túnel se derrumbase tras ellos tal y como advirtió el profesor. Con eso al menos se aseguraban de que no podrían alcanzarlos de forma rápida por detrás.

Después todos subieron por la escalerilla.

Faltaba decidir hacia donde irían en aquella noche ventosa.

—Antes trataron de alejaros de la casa enviándonos al faro, con la intención de tenderos una trampa —dijo Edgar mientras ascendían—. El doctor Szorowski me dijo que trataría de enviarnos un mensaje cifrado para enviarnos instrucciones. Quizá lo mejor sea volver a la mansión o buscar un refugio donde podamos encontrar letras o cosas por el estilo.

Chris se quedó estupefacto ante la idea del rescatador. -A mí llámeme raro, pero prefiero mantenernos en movimiento y, sobre todo, en sitios a los que no lleguen túneles. Si nos rodean no podremos ir a donde quiera que esté la salida. Una pregunta tonta. ¿Sabemos al menos cuantos "ciudadanos chiflados" hay en esta simulación?- Le echó un vistazo al mapa para ver como de extenso era el pueblo.

Chris sacó de su chaqueta el mapa que habían encontrado en la mansión. Era un mapa esquemático que marcaba las posiciones de las casas de la aldea, el faro y una construcción al norte que no recordaba haber visto, aunque posiblemente fuera porque el camino de esa zona ascendía por una ladera empinada. En el pueblo podía haber unas veinte casas, aunque una de las construcciones podrían tener funciones comunales. La que estaba en la costa, por ejemplo, que daba al mar podría ser un pequeño astllero o un almacén de pesca. Y probablemente alguno de los edificios, quizás el central, fuera una iglesia. Aún así había bastantes casas y algunas de gran tamaño.

Todd recargó la escopeta tras guardarse las monedas, el resto de cartuchos y la brújula.

- Mantenernos en marcha me parece buena idea pero ¿a dónde? - dijo a Chris. - Tan malo es quedarnos encerrados como correr cual gallinas descabezadas.

Miró el plano por encima del hombro de su compañero y señaló la zona central.

- Siempre podemos escondernos en los bosques. - sugirió.