Partida Rol por web

En el chiringuito no queda nadie, solo un par que no conoces, es como si la tierra les hubiera tragado a todos.

Son dos hombres que beben mientras estan callados como si con ellos no fuera nada.

Sí que me parecía una persona bastante graciosa ese Jaime, sobre todo por ese modo suyo de responderme con frases medio poéticas.

-Se nota que te gusta mucho componer, parece que todo lo que dices fuese pensado para convertirse en la letra de una canción... Envidiable cualidad, en serio, yo no podría hacer eso por más que quisiera.

Con un cierto aire de preocupación y desconfianza, lo medité un poco y mencioné:

"Que extraño, hace apenas un momento estaba lleno el lugar y ahora no hay nadie, ¿qué habrá pasado?

Me giré hacia Jacquie y le dije:

"¿Sabes?, ésto me da muy mala espina, ¿entramos o no?

Algo me quedaba muy claro, si las cosas se ponían feas, tendría que tratar de protejer a Jaquie, pero lo dejaba a su concentimiento.

-A lo mejor se fueron a otro lado -murmuro estirando el cuello para ver si consigo ver algo.

En realidad como que no entiendo tanta desconfianza por parte de Jaime y me da por pensar que es un poquito paranoico, pero luego al mirarlo y oírlo en realidad lo que creo que está siendo precavido por alguna razón de la que yo todavía no me entero.

-Creo que es mejor entrar al hotel y si es por tomarnos un trago podemos tomarlo en el bar tranquilamente -pude haber agregado "o tomarlo en la habitación" pero preferí no hacerlo o se podría interpretarse como otra cosa, además apenas y nos veníamos conociendo como para invitarlo a mi habitación o yo ir a la suya- y a ver si allí me cuentas o explicas por qué desconfías tanto de todo ésto.

Aunque Jaqueline pudiera pensar que era un paranóico, tenía que admitir que algo no estaba del todo bien, y más valía ser precabidos en ésto:

"Si, lo mejor será tomarlo adentro, ya si vemos a alguno de los muchachos por ahí cerca, le preguntamos que pasó con los demás"

Miré la expresión de estrañesa de Jaquie y dije con una sonrisa en la cara:

"Te invitaría a tomar el trago en mi habitación y serviría que nos evitabamos el molestar a alguien si nos poníamos a cantar, pero lo mejor será quedarnos aquí abajo y depués voy por la guitarra, ¿o tú qué piesas?"

Trataba de no parecer atrevido, si no práctico, pero cualquier respuesta estaría bien, después de todo, no intentaba nada más que pasar un rato agradable con ella, y por supuesto, hacerla cantar. Eso no me lo perdería por nada del mundo.

Ladeé la cabeza y lo miré.

-Pues, creo que podemos subir cada uno a nuestra habitación, así mientras tú vas por la guitarra yo me doy una ducha para quitarme el agua salada y la arena del cuerpo. Mira, éste es el número de mi habitación -sacó un lápiz de mi bolso y le apunto el número en la palma de la mano-. Pasa por mí en unos 15 minutos y bajamos juntos ya sea al bar, la terraza o el chiringuito, como gustes, creo que si a alguien le molesta oírnos cantar le molestará menos que sea allí a que le molestemos estando en la habitación, porque seguro si ha subido ha sido para echarse la siesta o descansar.

Acerté con la cabeza, después de todo, era muy buena idea esa de subir cada uno a su habitación, le daría tiempo y me daría tiempo. Creo que por el momento no necesitaba de un baño, pues solía bañarme solo por las noches y prefería continuar con la costumbre.

Voltíe con ternura hacia la palma de mi mano y tras ver aquel gesto de escribir sobre ella, dije:

"Perfecto, entonces en 15 minutos en tu habitación"

Levanté la cabeza y con una mirada pícara y una sonrisa entre labios, mencioné:

"Te pones bella, aunque parezca imposible estar más de lo que estás ahora"

Acto seguido, nos dirigimos hacia el ascensor, y cada quien subió a su habitación.

Sonrío ante su cumplido y se lo agradezco.

Subimos al ascensor y seguimos hablando de todo un poco hasta que éste se detiene en mi planta. Las puertas se abren y yo salgo ya con las llaves de mi habitación en la mano.

-Vale entonces, nos vemos en quince minutos -le digo cuando ya las puertas se están cerrando otra vez y me voy a mi habitación, alegre y tarareando una canción.

Continué subiendo hasta mi habitación y justo cuando llegué, abrí la puerta y me metí casi corriendo.

Comprobé otra vez la hora en mi reloj, los 15 minutos que debían pasar para que Jaime viniera a buscarme habían pasado hace más de 30 y nada que él aparecía. Ya era hora de cenar y la verdad es que tanta zambullida en el agua ya tenía a mi estómago convencido de que en su interior tenía a la Orquesta Filarmónica.

Me puse el bolero y salí de mi habitación, no es que estuviera haciendo frío, pero la noche estaba comenzando a refrescar y no estaba en mis planes pasarme los días en ese lugar engripada. Al llegar al ascensor presioné el botón de bajar, pero, dado que tardaba y en verdad yo tenía hambre, opté por bajar las escaleras... eran cuatro pisos apenas y bajar una escalera siempre supone infinito menos trabajo que subirla.

Una vez abajo me dirigí al comedor o restaurante del hotel. Ocupé una de las mesas cerca del gran ventanal, la vista desde allí era preciosa, sobre todo porque la zona del chiringuito había sido adornada con antorchas, lo mismo que el sendero que conducía al hotel. Una imagen cuya belleza era muy difícil de olvidar.

Me acerqué hasta donde mi bella acompañante, y con voz varonil y de gentileza, le dije:

"Disculpe bella dama, ¿podría sentarme aquí?"

Una vez que vi la expresión de reconocimiento, tomé asiento y le expliqué:

"Disculpa, pero es que no recordaba que había traído este saco y esta corbata, y, como iba a ser una noche especial en un lugar formal, preferí arreglarme un poco, solo para variar"

Me acerqué hasta ella sin pararme, estirando un poco el cuepo y levantandome ligeramente de la silla con los brazos hasta quedar muy cerca de su rostro, para decirle en voz baja:

"Pero descuida, dejé la guitarra en recepción para que en cuanto acabemos vayamos un rato a la playa a cantar lo que me habías prometido, además debajo de la camisa traigo una playera negra para quitarme tantos formalismos, jeje"

Le sonreí y poco a poco regresé hasta mi posición original...

Lo miro y sonrío, no puedo evitar sorprenderme por cómo viene vestido.

-Vaya, por Dios. ¿Quién lo diría? -me miro la ropa- Ahora yo parezco una andrajosa al lado tuyo... mira que si me hubieras dicho que había que vestirse elegante me pongo algo más formal.

Bueno, seguro y exagero, si tampoco estoy hecha un guiñapo, traigo un pantalón de tela negro, que es sobrio, sandalias bajas a juego y una blusa sin mangas que se amarra al cuello. No, definitivamente mal no estoy, no tan elegante pero si presentable.

Me afloró una gran sonrisa, fue bastante gracioso el comentario por parte de Jacquie:

"Despreocupate, Jacquie, de todos modos ahorita me lo voy a quitar, solo fue para que me dejaran entrar a esta parte del hotel, jeje"

Me quedé pensando un poco, y después de unos segundos le hice una pregunta muy importante para mí:

"Pero dime, ¿qué tal te parece?, ¿te agrada como me veo o prefieres mi otra faceta?

-¡Ay! ¿En serio son tan estrictos con lo de la ropa en este hotel? -hago morritos- ¡Qué aburrido si es así! Digo, es que se supone vienes de vacaciones, a olvidarte de esas pintas que debes andar trayendo durante todo el año porque el trabajo te lo exige así... ¡¡O sea!! -hago un gesto con cara y manos mirando hacia el cielo- Es que me parece insólito que hagan eso estando en un lugar donde se supone vienes a todo menos a ser formal.

Miro a Jaime y me pongo a reír apenas darme cuenta que me he puesto a hablar y hablar hasta por los codos.

-Ya, me callo, pero antes de hacerlo... mmm... -miro a Jaime y literalmente lo escaneo con la vista de pies a cabeza, lo miro con gesto crítico, la mano apoyada en el mentón y frotándome éste al tiempo que entrecierro los ojos, casi que reflexiva- pues... mmm... no te queda mal, pero me parece un poquito empaquetado para tí, no se, te resta espontaneidad. A mi parecer a tí te queda mejor una tenida informal -me río-, igual la pinta con la que te conocí esta tarde no te queda mal, pero me parece que te sienta más el pelo más ordenado... ¿No has probado amarrártelo alguna vez?

"Pues mientras a tí te paresca que me veo bien, lo demás no importa, en cuanto a lo del cabello, lo he sujetado en varias ocasiones con una pequeña liga, pero ¿sabes?, me molesta traerlo recogido, además paresco ñoño así"

Bajé la cabeza, lo reflexioné un poco y le dije:

"Pero si a tí te parece mejor así, la próxima vez lo recogeré"

Pensé en si ibamos a cenar o no, después de todo estabamos en un restaurante y ya hacía buen rato que no comía nada, pero no recordaba si tenía el suficiente dinero para pagar una cena en aquel lugar, por lo que revisé mi cartera casi frente a Jacquie, para después decirle:

Continúo:

"Que raro, juraría que traía más dinero"

Guardé la cartera, pero inmediatamente recordé, y tronando los dedos, mencioné:

"Oh! pero que tonto, olvidaba que todos los gastos están incluidos y después de todo si alguien querría matarnos, no nos dejaría muertos de hambre antes de ello"

Bromié un poco recordando la paranoia en la que habíamos caído en anteriores ocasiones. Bajé la cabeza en dirección a la hermosa mirada de mi bella acompañante y le dije:

"Así que qué dices, ¿nos quedamos a cenar y después vamos por la música o estás impaciente por cantar?

Puse un brazo sobre la mesa y el otro en el respaldo de la silla para quedar más cerca y atento a su respuesta.

-Pues en este minuto lo que yo tengo es hambre, por eso me vine directo al restaurante...

Miro a mi alrededor buscando al mozo.

-Además tengo ganas de probar la cocina de éste lugar... un lugar como éste debe contar con un chef de primera y me quiero dar el gusto.

Me apoyo en el respaldo de la silla, por suerte elegí sentarme en el sector de los fumadores aunque no se si a Jaime le molestará, así que mejor le pregunto.

-¿Te molesta si fumo?

"Uff, detesto que la gente fume..."

Me le quedé mirando pícaramente para después decirle con una sonrísa:

"Jeje, no, no es es cierto, es más, dame uno, depués de todo es lo único que sí puedo fumar legalmente y con más gente al rededor"

Estrié la mano para recibir el cigarrillo, después esperé el encendedor, después de unas cuantas fumadas le pregunté:

"Y desde hace cuanto tiempo fumas?, ¿sabías que es malo?"