Partida Rol por web

¡Ja! Por un momento me quedé boquiabierta, sí que entraba en confianza rápido Jaime, pero bueno, me daba igual siempre y cuando la confianza se la tomara sólo con los cigarros. Ahogué una risita, mis propios pensamientos me hacían reír.

-¿Fumar legalmente? -solté la carcajada- ¿Por qué será que no me sorprende que me digas eso?... Bueno, yo ésto es lo único que fumo y he fumado, nunca me han llamado la atención esas otras cosas y la verdad es que ésto -le muestro el cigarro-, tampoco es algo de lo que bruto que dependa -me encojo de hombros-... Si tengo cigarros bien sino bien también -lo miro y sonrío, relajada-. Respondiendo a tu pregunta... mmm... creo que fumo hace unos 3 años, pero no estoy segura, puede que más, puede que menos.

Fue inevitable extraer una sonrisa de mi boca:

"No te preocupes, de hecho solo pocas veces he fumado sustancias diferentes al tabaco, y creeme"

Me acerqué a ella para murmurale en voz baja:

"Te apuesto que 5 cigarrillos de tabaco son más dañinos que uno de marihuana"

Me regresé hacia mi asiento y continué:

"Y eso se debe a que el tabaco está mucho más procesado, es menos natural y por lo tanto más dañino, además yo pienso que mientras sea con medida no hay ningún problema, y por si sola, no causa adicción debido a su naturaleza"

Me relajé un poco y le hice la pregunta obligada:

"Así es que ¿qué opinas?"

-No me gustan las apuestas, pero sí, ambos son dañinos y me joden los pulmones, sólo que uno me mata las neuronas y el otro no.

Me quedo viéndolo para saber su reacción. No lo he dicho con mala fe, pero es la verdad, no me llama la atención.

Luego Jamie me pregunta qué opino, supongo que se refiere a lo que me acaba de decir... o eso creo, pero mejor salgo de dudas.

-¿Qué opino de qué?

En la mesa hay dos menú, así que tomo uno de ellos y me pongo a ver qué pediré, pero no por eso ignorando lo que Jaime me diga.

Estuve un tanto preocupado por su reacción, no quería que se asustara con mis comentarios:

"No, nada, simplemente me gusta hacer esa pregunta después de que doy explicaciones un tanto largas"

Leí la carta y esperé a que Jaquie ordenara para pedir yo también.

-¡Listo! ¡Ya se qué pediré! -exclamo sonriente- Mariscos, me encantan los mariscos... quiero la mariscada -miro a Jaime- ¿Y tú qué vas a pedir?

Consumo lo último que me queda del cigarrillo y lo apago en el cenicero que amablemente ya me había acercado el camarero. Observo el lugar, parece tan desierto como el resto del hotel. Deseo preguntar a Jaime si acaso ha sabido algo de los demás, pero prefiero esperar a que el camarero se retire.

Era lo más sorprendente que me había pasado hasta ahora, claro, después de haber conocido a Jaquie, y eso era que había olvidado por completo mi incrible gusto por los mariscos, pero no solo era eso:

"Perfecto!, creo que no pudiste elegir un platillo mejor que ese, de hecho había olvidado lo mucho que me gustaban los mariscos, ¿pero sabes qué es lo mejor?..."

Me quedé callado un momento esperando su respuesta, pero como deduje que sería un "¿qué?", le respondí mucho antes de que me preguntara:

"... que, no se si sabías, pero existe la creencia de que los mariscos son afrodisiacos, y si eso es cierto... ¡creo que estará genial la noche!"

Me sentí en la plena confianza de realizar bromas de ese tipo, por que más que decirla con maldad, la dije para hacerla reír con un buen chiste entre amigos, pues ya comenzaba a estimarla como tal...

"jajaja"

-Jajajajaja entonces ve pidiendo el Lambrusco -bromeé.

Jaime me hacía reír y me resultaba bastante simpático. Seguramente, de conocerlo en otro lugar habría pasado de él, aunque eso de conocerlo en otro lugar era una cosa bastante improbable... sus intereses y los míos eran bastante diferentes por lo que coincidir en algún sitio era como buscar una aguja en un pajar y lo curioso es que ahí estábamos, el agua con el aceite intentando mezclarse.

El camarero se fue con nuestro pedido apuntado y cuando se hubo alejado lo suficiente hablé a Jaime de lo que había estado pensando antes.

-¿Todavía no sabes nada de los demás? ¿Habrán ido a algún tour o algo de lo cual nosotros no nos enteramos?

Me quedé pensativo y con una cara de resignación después de meditarlo un poco le dije:

"Pues creeme que igual a como estás tú, estoy yo, la verdad no he sabido nada de ellos, pero en fin, ellos se pierden a tremendo muchachón..."

Me dí una ligera palmada en el pecho así como señalandome a mí mismo, sonreí y continué:

"Y por supuesto, a tremenda muchachona como tú, jeje"

Otra vez él estaba consiguiendo arrancarme una carcajada, me decía las cosas con tanta gracia que era imposible no reírse.

-¡Dios! Recuérdame nunca pedirte que me acompañes a un velorio, funeral o algo que requiera estar solemnemente serio, porque como me hagas reír como has conseguido hacerlo hasta ahora... jajajaja... nos terminan expulsando del lugar.

Era el momento, la cena había estado deliciosa y la risa de Jaquie supongo comenzaba a hartar a los comenzales, así es que le dije:

"Pues más vale que moderes el volumen, por que con la botella de vino tinto que trajeron, los demás van a pensar que podrías estar tomada, y no queremos dar la impresión de ser solo turistas borrachos"

Era inevitable, era casi placentero el arrancarle una sonrisa cada 5 minutos, y sin embargo solo era cuestión de ser yo mismo, de ser natural:

"¿Por que mejor no vamos a la playa a por la tan merecida noche de música que te tengo preparada?"

Esperé tranquilo en mi lugar, solo atento a su palabra, a su voz, a su belleza, pero sobre todo a su respuesta...

-¿A la playa?... Sí, me parece buena idea, además es temprano aún.

Tomé mis cosas y me puse de pie. Dí las gracias al mesero por la atención y caminé hacia la puerta. Cuando Jaime me alcanzó lo quedé mirando con expresión divertida.

-¿Dónde piensas dejar el traje para que no se te llene de arena?

Con la mirada enfoquada hacia una esquina de mis ojos, como pensativo, mencioné:

"MmMmmmMm... buen punto, pero sabe, creo que comienzo a familiarizarme, si me incomada, a ver a donde lo aviento"

Hice una señal de convencimiento con la cabeza y continué hasta llegar a la playa, a algún lugar alejado del hotel, donde solo la luz de la luna iluminra nuestros rostros, creo que sería más conveniente:

"Qué te parece si vamos hasta donde no nos de más que la luz de la luna, siento que sería mejor, más comodo, y, por qué no, más romántico"

Paré la marcha haciendo la pregunta a Jaquie, queria que ambos estuvieramos de acuerdo, por que la sorpresa que le tenía, ameritaba un lugar como ese:

"Así es que, ¿qué dices?"

-Sí, bueno, me da igual, con la poca gente que he visto hasta ahora podemos estar pegados al hotel y estaremos solos igual -suelto la risa, divertida-, de hecho yo creo que nadie se quejaría porque cantamos, es más, capaz que nos den hasta las gracias por animarlos.

Sigo caminando, me he quitado las sandalias y camino descalza sobre la arena, totalmente relajada.

-¿Podremos hacer una fogata? -le pregunto de pronto- Sería de lo más entretenido ponernos a guitarrear junto a la fogata. ¿Qué opinas?

Sonrío y como si se tratase de una adivina le digo:

"Pareciera que me has leídola mente, por que de hecho, esa era la idea, pero..."

Con cara como de duda y un poco de pena, le dije:

"...la verdad no sé prender una fogata, y no sé si nos dejen aquí en la playa"

Aunque completamente convencido continué:

"Pero... qué diablos, si tú sabes y quieres, no veo el porque evitar ello"

Continuamos hasta llegar a un lugar como este y como a esas horas:

-¿¡Y yo cuándo dije que sabía!? -le digo con expresión divertida- No, mira... mmm... veamos, pensándolo bien las fogatas son de lo más entretenidas, pero lo son más cuando hace frío y aquí lo que menos hace es frío -suelto la carcajada- ¡¡Estamos en el caribe!!

Seguimos caminando por la orilla de la playa y de pronto se revela ante a mis ojos un atardecer como pocos que recuerde. Me quedo estupefacta contemplando el arrobo del cielo mágicamente reflejado en el mar.

-¡Por Dios! -exclamo y le señalo la puesta de sol- ¿Haz visto eso?

Estaba emocionado, exitado, feliz, aquel paisaje, lugar y compañía eran únicos, bellos:

"Ahora que lo mencionas"

Miraba fijamente la puesta:

"No... creo que nunca había visto algo igual"

Comencé a arrimar leños y piuedras formando un círuclo con ellas y poniendo la madera dentro:

"Pues aunque no sea necesaria para el calor, si será divertido el ver como tratas de encenderla por que tú fuiste la de la idea y ahora lo haces"

Le dije riendo, divertido:

"Claro te ayudaré un poco, por que será más interesante la noche si hacemos una fogata"

Dejé la guitarra y saqué un encendedor de mi saco, prendí unos pedacitos de madera y poco a poco empezó a tomar color la fogata:

"Tienen suerte que haya traído un encendedor"

-¡¡Jajajaja!! Bueno, tú también tienes suerte -me metí la mano al bolsillo- porque yo también traigo el mío.

En lo que Jaime encendía la fogata yo deleitaba a mis ojos con el ocaso, la verdad es que aquello no tenía desperdicio y estaba francamente maravillada. Cuando uno vive en la ciudad pocas veces tiene la oportunidad de ver algo como eso.

Tomé la guitarra y empecé a tocar, improvisando cualquier cosa, cualquiera que me viera quizás creyera que yo sabía tocar, pero la verdad es que con suerte sabía tomarla y arrancarle un par de acordes.

Me sorprendía el hecho de ver tocar a Jaquie, era una buena convinación, guitarra-belleza, me acerqué y le comenté:

"Tocas bien para estar improvisando"

Sonreí pues me había dado cuenta de que las pisadas que hacía estaban un tanto malhechas y el sonido era un poco apagado:

"Si quieres podría darte unas ligeras lecciones de guitarra"

 -¡¡No, no, no!! -niego con la mano y me miro luego los dedos-. Ya lo intenté una vez y lo único que conseguí fue terminar con mis dedos adoloridos -le devuelvo la guitarra- ¡Toda tuya! Yo sólo tonteaba un rato.