Partida Rol por web

Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 1.4] Estación de Nieblas - Camaret - FINALIZADA

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26/04/2018, 16:55
Artur de Aquilare

Artur escuchó al hombre con atención, pensando en a qué podría referirse al hablar del carro del Ankou, pasando, luego, a traducir las palabras (más bien el sentido general de las mismas, aunque sin dejar de referirse al carro del Ankou) tanto a Selin como a María Sofia, usando para cada una de ellas una lengua distinta, árabe para Selin, castellano para María Sofia.

Luego asintió, pensativo, santiguándose de igual manera y siguiendo en el uso de la lengua bretona.

- Que El Altísimo nos proteja de todo mal, en efecto. Y sí, lo cierto es que mucho me preocupa e inquieta el mal que asola los caminos y la lucha contra tales seres del averno que muy bien hace vuesa merced en no nombrar, no es algo que me sea extraño. Y aunque no es, desde luego, este lugar el objetivo de mi visita, sabiendo que buena gente se ve afrontada por tales peligros, ¿no sería propio  de buenos cristianos prestar nuestra ayuda? Habladme, si os place, por si pluguiera a los Cielos dadme la merced de conocer un remedio para vuestras cuitas. ¿No había por aquí cerca un monasterio, algo alejado de la villa? ¿habéis preguntado a los monjes si ellos saben como combatir contra los seres perversos que os asolan?

- Tiradas (1)
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26/04/2018, 18:01
Narrador

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

El sereno escuchó a Artur como si dijera grandes verdades, asintió mientras murmuraba cosas como cuanta razón tenéis sin osar interrumpirle. Cuando pudo decir la suya, apuntó algo apesadumbrado.

El monasterio más cercano es el de Landévennec, mi señor, lejitos de aquí. Y el cura de la iglesia es un gordo seboso que no hace ná —se santiguó por la ofensa al hombre del clero, pero no parecía mostrarse demasiado arrepentido por la pulla —. Quizá habláis de la ermita de San Bénézet, cerquita de Kervian, siguiendo el camino de levante. Pero ni monjes ni monjas, solo algún peregrinillo que pulula por ahí.

El hombre os miró con detenimiento, parecía hombre humilde a pesar de las aparentes atribuciones que ostentaba, reflexionó unos instantes y bajó la voz, como si temiera que alguien más os escuchara.

Muchas cuitas, mi señor. Tamañas guarrerías no deben ser permitidas, pero hay quien dice que las piedras encantandas de Pen-Hir se han visto luces y risas malévolas —se santiguó una vez más, pero en esta ocasión con mayor vehemencia que antes —. No sus aconsejo deambular por esos parajes por la noche, mejor con el día y su calorcito. Hacedme caso, buen señor. Mañana por la noche es Todos los Santos.. y el Ankou cuitando por aquí, mal fario.. ¡Lagarto! ¡Lagarto! —escupió al suelo en mundano signo para protegerse de los malos espíritus.

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26/04/2018, 18:17
Narrador

El Ankou

Tus vastos conocimientos de lo oculto te permiten recordarte del Ankou bretón. Una figura mitológica que deambula por los caminos bretones con un carro cargado de las almas que siega. No se la considera una figura maligna per se, pero se le atribuyen poderes anunciatorios de muerte, aquel que escuche el traqueteo de su carro puede ver anunciada su muerte al cabo de un año.

Se identifica al Ankou, en ocasiones, como la Muerte, pero la creencia popular es que se trata de un empleado de la misma que recoge las almas de los difuntos para llevárselas al Más Allá. Se asegura que el último difunto del año acaba convirtiéndose en el nuevo Ankou que sustituye al anterior que es liberado de su papel.

Aunque posee muchas representaciones, la más habitual es la de un esqueleto viviente, ensotanado y llevando una gran guadaña. A veces encapuchado, a veces con un sombrero negro de fieltro. Como en todo, cada uno tiene su propia representación de esta clase de figuras.

Un símil parecido en la península ibérica sería, por ejemplo, la Santa Compaña cuya leyenda puede sonarte más al respecto.

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26/04/2018, 18:23
Jean-Jacques Foreville

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

No iremos muy lejos, mi señora —asintió educado mientras te escoltaba a escasos cincuenta metros de la costa. Jean Pierre, el ghoul de Selin, se quedó dentro del barco descansando como había mandado su señora, aunque dadas las circunstancias dudabas que pudiera descansar realmente.

¿Me permitís, mi señora? ¿Qué opináis de todo esto? Me resulta.. extraño.. perseguir nieblas asesinas y vampiros desaparecidos —reflexionó con cautela, calibrando tu reacción —. Preferiría pelear contra algo físico, perseguir fantasmas.. no es mi especialidad.

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28/04/2018, 12:06
Artur de Aquilare

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

 

- Desgraciadamente no todos los que sirven al Altísimo son tan espejos de perfección como debieran-  reconoció Artur, persignándose a su vez- Que Aquel que nos redimió a todos nos ayude a todos cumplir su Voluntad-  meneó la cabeza- En tal caso, id a hablar con el sacerdote de la parroquia de Landévennec está descartado. Pero realmente me gustaría poder orar y meditar sobre mi próximo paso, y más en momentos tan señalados. No soy inmume a la preocupación que debéis sentir vos y vuestros convecinos- con gesto meditabundo se acaricia la barbilla- ¿Cuánto tardaría en llegar a la ermita de la ermita de San Bénézet? Allí sin duda podré encomendar, a mi y a mi séquito, a la protección del santo, y no dudo que con su ayuda, tal vez, poner freno a los desmanes que se están causando a los buenos hombres de estas tierras por seres abyectos. En cuanto al Ankou, cierto es que son fechas importantes, y que habrá que extremar precauciones. Aunque por mucho que sea su poder, también él se rinde al de Aquel que vela por nosotros. ¿Hay algún otro peligro por estas tierras? ¿algún noble o prohombre al que deba presentar mis respetos? ¿o quizás alguna familia que por esos espíritus malvados haya sufrido daño y a la que sea preciso ayudar?

Como antes Artur sigue hablando en bretón, aunque se molesta en traducir las partes esenciales de la conversación tanto a Selin como a María Sofia.

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28/04/2018, 12:50
z/Maëlys de Trebaul
Sólo para el director

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

Caminó junto al ghoul, sin quitarse de la cabeza que aunque ellos se pusieran más o menos a salvo en tierra firme, el que corría peligro era el capitán del barco en el que habían llegado.

Las comisuras de los labios se curvaron ligeramente hacia arriba mientras escuchaba como su guardián escogía con cuidado lo que decía, temiendo una mala reacción o propasarse con sus permisos.

Comprendo vuestra preferencia contestó con un asentimiento de la cabeza Al luchar contra algo físico, sabéis a lo que os enfrentáis, podéis ver a vuestro adversario, tocarlo, leer su postura corporal. Podéis saber cómo atacara, por donde atacara… cosas así. ¿Verdad?  Hizo una pausa observando su respuesta para luego continuar Respecto a esta situación… bueno… Creo que merece la pena investigarlo, está claro que algo está causando estragos entre la población. El problema es no saber a qué nos enfrentamos con exactitud. Lo que resulta mas estresante y aterrador. Es lo que tiene enfrentarse a lo desconocido.

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29/04/2018, 11:58
Selin

La conversación con el aldeano transcurría de manera agradable, el hombre que en primer lugar debió salir algo asustado con antorcha en mano para descubrir quién había llegado en mitad de la noche, ahora me parece que incluso le está gustando intercambiar palabras e impresiones con el noble cortesano. De vez en cuando éste me traduce las partes más relevantes, las cuales voy intentando hilar por si me dicen algo más de lo que pueda parecer a primera vista. Los habitantes de este pueblo, como no podía ser de otra forma, se muestran temerosos a numerosas supersticiones, aunque no debemos descartar que tal vez alguna de ellas esté relacionada con nuestra misteriosa niebla homicida.

Empiezo a darle vueltas a Ankou, intentando recordar algo más sobre ello, otras historias que cuenta el villano me son mucho más recientes, como las piedras circulares, nada más mencionarlas Artur, simplemente recuerdo la insistencia de Maëlys y la curiosidad que me han causado con anterioridad.

Sigo esperando a que finalice la conversación aunque empiezo a sentir cierto nerviosismo, ya que las largas esperas escuchando hablar esa lengua desconocida me son motivo de impaciencia, deseo avanzar en nuestra tarea, quiero averiguar más. Pero desconocer el bretón me hace sentirme poco útil en estos instantes.

Cuando Artur menciona la ermita descuidada, lo primero que viene a mi cabeza es que al no estar bajo una estricta vigilancia de alguna clase de orden clerical quizá sea un buen sitio para cobijarse sin llamar la atención, ya sea para nosotros o para algo más. Levanto la vista y miro hacia Artur, expectante, deseosa de saber más.

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29/04/2018, 15:12
Narrador

El Ankou

Si bien no eres una gran conocedora del folklore ajeno a su cultura, tu breve viaje con Jean Pierre y otros pescadores te hacen recordar una de tus conversaciones con ellos acerca del Ankou. Se trata de una figura mitológica que deambula por los caminos bretones con un carro cargado de las almas que siega. No se la considera una figura maligna per se, pero se le atribuyen poderes anunciatorios de muerte, aquel que escuche el traqueteo de su carro puede ver anunciada su muerte al cabo de un año.

Aunque Jean Pierre asegura que el Ankou, en ocasiones, es como la Muerte, hay gente que dice que es un empleador de la misma. Se dice que el último difunto del año acaba convirtiéndose en el nuevo Ankou que sustituye al anterior que es liberado de su papel.

Jean Pierre te dice que el Ankou es un esqueleto elutado, lleva una guadaña y un sombrero de fieltro de ala ancha.

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29/04/2018, 15:16
Narrador

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

Las preguntas de Artur generaron cierta confusión en el sereno, si bien no parecía mostrarse reacio, la naturaleza de las mismas le hacían arrugar la nariz. Hablar de monstruosidades sobrenaturales en plena noche no era plato de buen gusto para las gentes de bien, pero por el momento no se mostraba escrupuloso. Os comentó que el pueblo dependía de un señor local , mortal, de poca relevancia que tenía su castillo en la villa de Crozon, en el centro de la península, pero que se interesaba poco lo que pasaba en las costas.

No lejos, buen señor —negó respondiendo a tu pregunta de la ermita, señaló la dirección —. A una legua de la última casa del pueblo en esa dirección, pero ahí no hay nadie, mi señor. ¡Ni una alma! No es buena cosa pulular por los caminos a estas horas!

Se quedó pensativo acerca de la pregunta, y asintió con cierta vehemencia y temor en la mirada al dirigirla por un momento a la costa. 

Está la niebla, mi señor. Espesa, dura, como leche de vaca. Mal fario, la gente no sale cuando aparece —se santiguó de nuevo —. Hay rumores, gentes que desaparece, que les sorbe el seso.. mala cosa.. mala cosa.. siempre por la noche, no todas, pero nadie sale por la noche. Solo yo, que me toca, y estoy cagao —admitió sin rubor mascando algo en pensamientos —. Esto en confianza, buen señor. Se lo digo porque parecéis decente y válgame Dios que por mi culpa no os suceda nada sin que yo os haya podido advertir —alzó la mirada hacia Selin y María Sofía, luego más allá de ellas como si temiera que los escuchara alguien —. Una noche estaba dando ronda, y empezó a aparecer esa fea nieblucha, y me pareció escuchar una mujer cantando.. ¡en la niebla! Os lo juro, por todo los Sagrado y los perros infernales se me lleven. Era una voz de fémina, que venía de la niebla, del mar, sus lo aseguro. No sé más. Corrí como un crío huyendo de la vara de su padre hasta esconderme. Fea la cosa, muy fea..

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29/04/2018, 15:34
Jean-Jacques Foreville

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

La explicación que le diste al caballero pareció satisfacerle a medias. Si bien te concedía la razón por la parte de que debía saber a qué enfrentarse, ese estímulo de enfrentarte a lo desconocido e investigar no parecía entrar en las pasiones de Jean-Jacques.

Espero que cuando llegue el momento, mi señora, mi espada baste para protegerla —respondió salomónico mientras vigilaba los alrededores, a continuación preguntó intrigado —. ¿Qué creéis qué es, mi señora? ¿A qué nos enfrentamos?

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02/05/2018, 11:25
Selin

No entiendo nada, solo puedo obtener pequeñas pinceladas por las escuetas traducciones que va haciendo Artur sobre lo que sin duda es lo que él debe considerar más importante. Debemos indagar en todas esas supersticiones y el tiempo juega en nuestra contra antes de que aparezca otra víctima. Una leyenda, cualquier vástago podría hacerse pasar por Ankou. Rememoro a medida que transcurre la conversación, no le había dado importancia la primera vez que la escuché y ahora Ankou abre un nuevo sendero en nuestra búsqueda, que se nubla con la siguiente información que traduce Artur, mucho más relevante.  

La niebla y una voz femenina.

Esos últimos detalles me recuerdan a la historia que narraban los libros del Príncipe. Miro a Artur, aunque fuera una pista que aun no nos puede conducir a solventar el problema, era algo que ayudaba a crear una base más firme y tampoco esperaba conseguir mucho más del primer lugareño que nos encontráramos, tal vez hasta hubiéramos tenido suerte con él.  

Ahora mismo, necesitamos un momento de tranquilidad para poder discutir cómo proseguir con nuestro camino. -Mi señor.- Digo tímidamente en árabe. -Se hace tarde…- No creo que nadie aquí entienda mi idioma a parte de nosotros, pero mejor no arriesgarse. Él me entenderá igual.  

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02/05/2018, 16:46
Artur de Aquilare

Asiento a las palabras del hombre, y saco cinco denarios de mi bolsa que le entrego sin atender protesta alguna. No es mucho dinero, realmente, pero por mucho que solo haya cumplido su deber, lo ha hecho de forma harto aceptable. Y el buen señor debe de alguna manera premiar los comportamientos adecuados. 

- No os preocupéis. Tomaré mi decisión y espero que pronto podamos daros buenas nuevas sobre el fin de tantas desagradables cuitas. Aceptad estas monedas como premio por vuestro leal saber y vuestros consejos-  en un lugar como este pocas monedas debían verse circular, puesto que cuanto más se alejaba uno de los mercados, más eran el trueque la base del comercio. Sin embargo, la moneda seguía siendo una buena manera de mostrar el aprecio, y aunque poco era lo que le estaba dando, sin duda, había sido tras la información y no antes. Lo propio, en fin, para mostrar nobleza y cierta largura que podía dar sus frutos. Miró, entonces, Artur, a Selin, asintiendo con cortés severidad, para luego mirar nuevamente al hombre- Como vos, también mi sirvienta siente preocupación por la hora- señalé con una sonrisa- Me habéis sido de ayuda. Y no temáis puesto que entiendo vuestra confidencia por lo que es. Intentaré hayar soluciones a las cuitas de vuestras buenas gentes, con la ayuda del Altísimo, puesto que de El, y sólo de Él, viene toda fuerza. Y bien hicistéis retirándoos cuando se produjeron tales hechos que habéis tenido a bien contarme. No es valor, sino necedad, enfrentarse a los ardides del mal sin estar adecuadamente preparado. Ahora, si me disculpáis, debo meditar qué hacer. Espero volver a veros pronto, sino yo, alguno de mis siervos. ¿Me podéis indicar vuestra casa por si yo o alguno de los míos debe llevaros algún mensaje?

Y tras la respuesta del hombre, sea cual fuere, regresamos a nuestro refugio en el puerto. Puesto que muchas cosas aún deben ser hechas.

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04/05/2018, 16:53
z/Maëlys de Trebaul
Sólo para el director

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

Asi lo espero yo tambien mi buen señor. Asintio, seria antes aquella declaracion. Ella tambien lo esperaba, pues en el campo de la lucha era mas bien un estorbo. ¿En mi opinion? Creo que nos enfrentamos a un vampiro? Uno que sabe como esconderse y como atacar sin ser visto y que esta poniendo en peligro a toda nuestra comunidad con sus ataques.

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05/05/2018, 13:01
Narrador

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

El sereno no le hizo ascos a las monedas que Artur le daba, y las guardó prestas en la saca que llevaba consigo sin mirarlas, no quería ofender al señor poniendo en duda su autenticidad.

Loado sea el Todopoderoso que manda píos y devotos hombres como vos para proteger a las buenas gentes, mi señor —dijo con más compromiso que por convencimiento, pero sin querer faltar. Señaló una de las casas de la plaza sin dudar demasiado —. Esa es, mi señor. Tened cuidado por la noche, mi señor. Tened cuidado.

Se despidió de vosotros para seguir la ronda, algo más tranquilo por haberos identificado.

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05/05/2018, 13:08
Jean-Jacques Foreville

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

El caballero asintió lentamente atendiendo a tus reflexiones, aunque apretó los labios con cierto enojo al valorar esa opción.

Me parece una actitud cobarde, mi señora. Quien usa artimañas y subterfugios carece de honor —dijo con convencimiento —. Procure ser cuidadosa, mi señora. No os alejéis de mi, os lo ruego. No me fío de nada de lo que vea —sugirió más que ordenó el aparecido, mostrándose altamente protector contigo.

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05/05/2018, 15:39
Artur de Aquilare

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cinco horas antes del amanecer—

 

Regresamos mientras aprovecho para poner al día a Selin de todo lo acontecido, en árabe, y sin abandonar el gesto serio, más que nada, como medida para evitar que nadie que pudiera escuchar por azar se extrañe de mi excesiva confianza con mi "sierva".

Si no hay problemas, regresamos junto a Maëlys y el resto del grupo. Hay mucho por hacer todavía.

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06/05/2018, 20:23
Selin

Le dedico una inclinación de cabeza al aldeano, despidiéndome así de él, luego con la mirada sigo sus pasos hasta que se aleja lo suficiente. Acompaño a Arthur, un paso por detrás de él, mientras me va explicando los detalles que no me había traducido con anterioridad.

No puedo dejar de pensar en todo lo que ha contado el hombre, hay tanto que me gustaría saber pero al menos ha dicho algo relacionado con el asunto que nos ha encargado el Príncipe. Un canto, una voz femenina. -La mujer que canta entre la niebla me ha recordado a los relatos que leímos la pasada noche.- Susurro en árabe, no comento mucho más, ya que una vez lleguemos al embarcadero, deberemos volver a hablar de lo mismo con Maëlys y Eadwig.

De momento no tenemos mucho más sobre la niebla y en vez de esperar a que aparezca, deberíamos centrarnos en las piedras o tal vez la ermita descuidada que mencionó el hombre.

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07/05/2018, 21:18
Narrador

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cuatro horas y treinta minutos antes del amanecer—

Al cabo de un rato de ausencia, Artur y Selin regresaron al encuentro de sus compañeros. Eadwig permanecía de guardia, vigilante, y Maëlys estaba en la costa junto a su ghoul protector. No había rastro de Jean Pierre, pero la tranquilidad nocturna se presuponía que se encontraba dentro de la embarcación descansando tal se lo había indicado Selin.

Había pasado una media hora desde la llegada a Camaret, la noche seguía cerrada, los perros se habían cansado de ladrar y volvían al sueño. No parecía que nadie hubiera reaccionado a sus quejidos, y, si lo habían hecho, las gentes del pueblo se habían parapetado dentro de sus casas temerosos de lo que pudiera acechar en el exterior.

Notas de juego

Os reunís todos.

Próximo post el jueves.

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07/05/2018, 21:30
z/Maëlys de Trebaul

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cuatro horas y treinta minutos antes del amanecer—

En cierto modo, el hombre tenía cierta razón, pero hacia mucho que comprendía que había otro mundo en las cortes, donde precisamente aquel tipo de conductas eran una parte importante si se quería sobrevivir y si además a eso se le sumaba el ser un vampiro, era casi aún más necesario.

A veces esos comportamientos son necesarios, muy a nuestro pesar, y podéis estar seguro que no me separare de vos en demasía.

Al poco pudo ver las siluetas de los dos vampiros y la joven ghoul que acompañaba al caballero hispano.

Ah, al fin volvéis. Empezaba a preocuparme. ¿Habéis tenido suerte?

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08/05/2018, 08:02
Artur de Aquilare

Aldea de Camaret, noche del 29 de octubre de 1264

—Cuatro horas y treinta minutos antes del amanecer—

- Creo que nuestra expedición ha sido fructífera, dama Maëlys- asintió Artur mientras se detenía junto a la vampiresa y miraba a Selin- Dama Selin, habéis hecho un gran trabajo manteniendo nuestro engaño. Bien... venía de informar a Selin de ciertos pormenores de la conversación de los que no pude informarle por completo puesto que nuestro interlocutor hablaba bretón y no francés. Si os parece a ambas, y a Eadwig, explicaré lo ocurrido y mis conclusiones provisionales sobre lo acaecido. Se trata de un poblacho, y un mortal, el sereno del pueblo, nos salió al encuentro. Afortunadamente le convencimos sin problemas que era un noble, y que tanto Selin como María Sofia eran sirvientas mías. Se supone que todos somos partes de mi comitiva, y que soy un noble señor castellano, con mi séquito, que ha tenido que tomar tierra ante la caída de la noche. El sereno se ha mostrado afable y nos ha indicado cual es su casa, por si fuera menestar algo. Creo que mientras no sospeche nuestra real naturaleza y no hagamos nada que haga peligrar la historia que se le ha indicado, será de fiar. Nos ha dado abundante información útil, además.

Primero, hay peligro en los caminos, y el aldeano considera estos de claro sentido sobrenatural. Lo primero que hizo fue avisarme de la existencia de, y cito, "gente rara, de mal vivir, forasteros, trasgos y cochinadas que no nombraré" Acto seguido me avisó sobre que se había escuchado el traqueteo del carro del Ankou. Había oído hablar de dicho ser, se trata de una figura mitológica, que ya conocía y había estudiado. Es similar a la Santa Compaña: una figura que va por los caminos bretones con un carro cargado de las almas que siega. No se la considera una figura maligna per se, pero se le atribuyen poderes anunciatorios de muerte, aquel que escuche el traqueteo de su carro puede ver anunciada su muerte al cabo de un año. Se identifica al Ankou, en ocasiones, como la Muerte, pero la creencia popular es que se trata de un empleado de la misma que recoge las almas de los difuntos para llevárselas al Más Allá. Se asegura que el último difunto del año acaba convirtiéndose en el nuevo Ankou que sustituye al anterior que es liberado de su papel. Hasta qué punto esa leyenda tiene parte de verdad, o se refiere a alguno de los nuestros, lo ignoro.

Segundo, y de más interés, la ermita de San Bénézet, se encuentra cerca, a una legua escasa siguiendo el camino de levante. Como os comenté, allí hay refugio preparado por los capadocios. Podemos refugiarnos durante el día, puesto que no hay monjes ni monjas, solo algún peregrino que, si es correcto lo que os indiqué sobre los lugares protegidos por el clan capadocio, tal vez sea un posible aliado o siervo de nuestros aliados. También me informó que el monasterio más cercano es el de Landévennec, pero está lejos. Y el cura de su iglesia no parece bendecido por la fe ni por la piedad. Lo que es una preocupación menos a la que enfrentarnos.

Tercero, que en las piedras encantandas de Pen-Hir se han visto luces y risas malévolas... lo que supone que sí pudiera ser buena idea acercarnos a examinarlas.

Cuarto, y más importante, al menos, en principio: me narró su encuentro con la niebla. Confirmó que la gente no sale cuando aparece, y que se dice que los mata o los vuelve locos. Eso hace que la gente no salga por la noche... salvo él. Más interesante aún: la definió como espesa, dura, como leche de vaca, y me explicó que una noche, mientras estaba dando ronda, empezó a aparecer la niebla y le pareció escuchar una mujer cantando de dentro de la niebla, del mar. Tal como buenamente ha recordado Selin, eso trae a la mente los relatos leídos la pasada noche.

¿Qué os parece, compañeros?