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Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Crónica 2.0] La Hora de las Brujas - Prólogo - FINALIZADA

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25/02/2019, 19:32
Margawse Menguy

Durante esos dos meses...


El regreso a Rennes se dio sin percances, incluso cuando le diste las funestas nuevas a Margawse la expresión de tu señora apenas se frunció en una gélida mirada a la nada y una murmuración que se reafirmaba en el hecho de que Gevrog era un inútil. Te despidió casi de inmediato cuando la pusiste al día prometiéndote tiempo cuando se hubiera encargado de la situación. Durante esos cuatro días en los que no viste a Margawse salvo en momentos puntuales tuviste ese tiempo que querías para investigar, incluso recibiste la ayuda puntual de Dominic du Saint-Mathieu, el chambelán de Fougères, que como buen capadocio demostró extensos conocimientos.

Dominic pudo contarte la historia que ya sabías acerca de Morgaine, pero no los detalles que buscabas, el capadocio te confirmó que tales detalles solo Margawse podía dártelos. Pero sí pudiste averiguar algo a través del chambelán, y era acerca de la heráldica del caballero fantasmal, el águila bicéfala dorada. Era un símbolo asociado al misterioso Medrawt y, aunque no pudo darte más detalles acerca de él, te aseguró que si alguien debía temer la propia Margawse o Morgaine, era de él.

También realizaste una visita al claro donde despertaste por primera vez a la luz de la luna llena, el lugar no había cambiado un ápice, tal como lo recordabas. Aunque sí notaste como si estuviera impregnado de una densa capa de melancolía tan pesada que apenas pudiste pasar más de unos pocos minutos allí, era como si tu propia tristeza traída por tu condición se acentuara en aquel lugar. A lo lejos viste el refugio de tu sire, el castillo de Concoret, sumido en un lánguido olvido que había consumiendo el castillo en un deterioro constante, muy lejos de su antigua magnificencia.

Al regresa pudiste entrevistarte con tu señora, Margawse te esperaba en una de las salas anexas al trono, una de las muchas, pero su preferida. Te hizo entrar, acababa de despedir a Elaine que salía por otra de las puertas, la duquesa tenía una copa de plata vacía en la mano que había contenido sangre en ella.

Pasa, Sybilla. Llevas pululando por el castillo días rumiando las preguntas que quieres hacerme. Vas a estallar a este ritmo. Habla. Te escucharé, creo que ya has tenido demasiada paciencia y yo demasiada condescendencia —dijo con aquel tono firme e inflexible que la caracterizaba.

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25/02/2019, 19:50
Konwal du la Latte

Durante esos dos meses...


Tras salir de Brest te dirigiste al lugar donde se encontraba la cueva de Viviane du Lac, pero no hubo ninguna clase de reencuentro. Sí acabaste por encontrarte con Jean-Etienne, y traía nuevas curiosas de la Abadía de Landévennec. Y es que tras llegar a la abadía fue testigo de un raro acontecimiento, cercando el recinto escuchó un gran ruido y unos gritos. Se escondió entre la maleza para ver una especie de vagabundo en el exterior que miraba fijamente la entrada cerrada de la abadía, de repente unos gritos que decían que no era el momento e increpaban a alguien.

De repente las puertas se abrieron, salió huyendo una dama acompañada de un hombre de armas, y justo en el filo de la puerta antes de que se volvieran a cerrar pudo ver un hombre fornido y beligerante. Éste sostenía una espada que parecía estar quemándole la mano antes de regresar al interior de la abadía. Entonces el vagabundo dijo algo así como: Como os dije, mi bella dama, el mayor secreto de Bretaña. Pero aun no es su momento. Y en ese instante la dama se desmayó, el hombre de armas que la escoltaba se lanzó contra el vagabundo, pero no pudo enfrentarse a este ya que demostró ser un vampiro. Se movió con una velocidad sobrenatural y redujo al guerrero humano conminándole a dormir, temiendo ser descubierto escapó del lugar para llevar esa información y no supo más.

Tras la revelación de Jean-Etienne, tu regreso a Saint-Malo se dio sin percances y allí pusiste en antecedentes a tu mentor. Raynier se mostró consternado por lo que le contabas, pero afirmó que él no iba a meterse en una guerra por el poder en Bretaña, que él tenía deberes más importantes y elevados que luchar por el poder terrenal. Te sugirió hablar con Konwal du la Latte, su chiquillo, de quien sabías perfectamente era quien gobernaba de facto el dominio.

Nuestro estimado Raynier me ha contado lo sucedido en Brest. Es preocupante, sin duda, pero de los problemas se pueden sacar ventajas útiles —aseguró el nosferatu. Os habíais encontrado en uno de los refugios de Konwal en la ciudad de Saint-Malo, sabías que la relación entre él y su sire no era la mejor por las formas totalmente opuestas de vivir la no vida, pero Raynier, fiel a su creencia de respetar al prójimo, no se oponía a las actividades de Konwal, siempre y cuando no afectaran a sus protegidos negativamente —. Toma asiento, Ingvar. Hablaremos y te escucharé. Siempre escucho, ya lo sabes. Preparémonos para lo inevitable, si realmente guardas lealtad al maestre, este será el momento en que debas demostrarlo.

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26/02/2019, 13:42
Ingvar Lundson

Tras el viaje y el retorno a Saint-Malo, Ingvar se entrevistó rápidamente con su mentor, sólo para encontrar que éste seguía considerando los asuntos mundanos demasiado bajos para sus altas aspiraciones espirituales. Incluso el regreso de una legendaria hechicera seguía siendo para Raynier algo terrenal. Sin embargo, sí se molestó en recomendarle que se entrevistara con Konwal para trazar sus siguientes movimientos políticos y el gangrel, poco amigo de las esperas, no tardó en hacerlo.

Sabiendo que la información que le había transmitido a Raynier ya estaba en manos del otro nosferatu, el normando decidió que la conversación debía centrarse más en eventos futuros que pasados. Y la actitud de Konwal no le hizo pensar otra cosa.

-Desde luego, las cosas van a ponerse interesantes por Bretaña. –Accedió Ingvar, sonriendo sin tapujos a las palabras del chiquillo de su mentor. Habiendo pasado ya un tiempo desde los acontecimientos en Brest, el Gangrel había recuperado su buen humor a pesar del sombrío futuro que se avecinaba. –Y para aquellos que sepan moverse bien, surgirán multitud de oportunidades, en eso estamos de acuerdo, Konwal. Así que en realidad, la verdadera pregunta será qué es lo que querríamos conseguir o dónde posicionarnos.

-Si me preguntas a mí… la verdad es que no me importaría ver como esa arpía arrogante de Mograine se convierte en polvo. –Habitualmente, cuando trataba con el nosferatu no se molestaba en ocultar sus ideas. Al fin y al cabo, daba por hecho que su interlocutor acabaría enterándose tarde o temprano, y siempre era mejor discutir las cosas directamente en la medida de lo aceptable. –Pero de eso van a encargarse Margawse y todos sus aliados… –Su sonrisa se amplió. –O al menos, van a intentarlo. Mograine no es alguien fácil de eliminar. Así que en realidad, lo interesante ahora es qué es lo mejor para nosotros.

Dijo “nosotros”, sin especificar más de forma deliberada. Un “nosotros” que bien podría ceñirse únicamente a Ingvar y Konwal, abarcar también a Raynier, o tal vez incluso a todo Saint-Malo.

-Entre mis ideas estaba el viajar hasta Rennes, para ver el ambiente que se respira en la corte de la Duquesa. –Miró al nosferatu con la cabeza algo ladeada, en un gesto inquisitivo, y añadió. –Pero antes de ir a ninguna parte, querría escuchar tus ideas. Estoy seguro de que se te habrá ocurrido una forma productiva de pasar las próximas noches.

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02/03/2019, 09:53
Sybilla

Sybilla, tal y como había aclarado al caballero castellano de Aquilarre, sabía que su señora no haría ninguna tontería, ni tampoco vertiría innecesariamente su ira sobre quien no la había agraviado. Y así de hecho sucedía, cuando finalmente se encontraba frente a Margawse, a quien había extrañado más de lo que ella misma se imaginaba. La noticia, sabía, no sentaría bien a su señora, pero lo que se produjo a continuación fue tan sólo su silencio. Una espera en la que las preguntas asomaban y la luna llena la llevaba de vuelta al lugar en el que había nacido, tal cual era ahora. 

Visitar el claro había sido una decisión quizá poco meditada, pero necesaria para su espíritu. Saber lo que era en realidad Morgaine le recordaba la manera en la que había despertado al mundo ella misma. Hablarle de aquellas cosas al normando había reavivado unos recuerdos que tras décadas tan sólo habían permanecido levemente enterrados. Y aún dolían. Conocer a Viviane du Lac también había sacudido la grava que mantenía aquellas memorias en un lugar seguro, lejos de su mente consciente, añadiendo cierta decepción, y cierta sensación de desencanto al hecho de que todas sus fabulaciones no tenían cabida en su propia historia, aunque Viviane fuese sin duda un personaje igual de místico y extraño que cualquier cosa que se hubiera imaginado.

Sybilla llevó consigo un ramo de lirios blancos, iguales a los que Guiscard había depositado en su pecho antes de abandonarla. No sabía ella misma si los llevaba consigo para dejarlos en aquel lugar en memoria de quien fue ella un día, o si lo hacía para que el señor de Concoret supiera que ella, su hija pródiga, había estado allí. ¿Quería que Guiscard lo supiese? No habría podido responder nadie a esa pregunta. Ni siquiera ella misma.

Su regreso estuvo teñido de profunda melancolía, que se vio levemente mermada por el alivio que suponía ser de nuevo recibida por Margawse. 

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02/03/2019, 10:07
Sybilla

Mi señora.-dijo, inclinándose, observando cómo Elaine marchaba, irguiéndose acto seguido, sentándose, con el permiso de la duquesa- Sé que no os gusta hablar de ese tema. Y os aseguro que no deseo contrariaros. Pero... La situación requiere que os hable de Morgaine. Que os pregunte algunas cosas respecto a ella.-indicó, comedida, desenguatando sus manos como siempre hacía en presencia de Margawse, en un gesto de deferencia hacia ella. Guardando silencio durante unos segundos, apretando ligeramente los labios, indecisa, antes de arrancarse a hablar.

En cuanto la vi, supe... Que era como yo. -confesó- Una rara avis. Alguien con sangre de fata en sus venas.-dijo, suspirando- Ella también debió saberlo, al verme a mí. Que yo era como ella. Nuestra sangre resuena. Nos lo indica, sin más.-explicó- Sabías perfectamente lo que yo era, cuando llegué a vuestros dominios, perdida y abandonada, desconociendo mis propios orígenes.-añadió, efectuando una breve pausa- Deduzco por tanto que no era la primera vez que os enfrentábais a algo así. Y que por tanto... Sabíais lo que era Morgaine. ¿Es así?- preguntó, exponiendo los argumentos con los que había llegado a aquella conclusión- También, os llamó su hermana. Y no puedo evitar preguntarme en qué modo es esa mujer vuestra hermana ¿Fue la misma persona quien os hizo renacer en la noche? ¿O compartís algo más?

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03/03/2019, 16:12
El Ankou

Durante esos dos meses...


Cuando regresaste con los capadocios fuiste recibida con la misma solemnidad y paciencia con la que te recibieron por primera vez. Aunque contaste lo vivido al abad Jermaine, el anciano cainita no parecía verse sorprendido por las nuevas que traías. Te contó que era cuestión de tiempo que sucediera algo así, que no debías sentirte culpable por tu participación involuntaria en los acontecimientos, pues al fin y al cabo todos lo hacemos de un modo u otro. Te ofreció refugio temporal en la abadía, aunque te impuso ciertos límites en tu deambular dentro del recinto, te estaba prohibido acceder a las catacumbas que eran de uso exclusivo para los capadocios.

Nunca pusieron excesiva protección a esos accesos, pero te sabías vigilada por Nemain con quien acabaste por forjar una peculiar amistad. Llegasteis a compartir algún entrenamiento, conversaciones breves y un respeto mutuo como guerreras, pero nunca te abandonó la sensación que siempre te tenía un ojo puesto encima. No la podías culpar, el deber de Nemain era proteger a los capadocios, y tú eras muy consciente de lo que significaba eso.

Tras el primer mes entre los capadocios empezabas a sentirte aletargada, mientras en Bretaña se sucedían importantes cambios políticos entre los cainitas, tus ocasionales patrullas por las costas donde había amenazado la niebla parecían sentirse libres de esa mácula. Sus gentes vivían tan miserablemente como lo habían vivido hasta la llegada de Morgaine, aunque empezaste a escuchar inquietantes rumores que envolvían el castillo de Brest. Historias de fantasmas, risas espeluznantes y demás cháchara propia de campesinos y labradores.

Recorrías los caminos de Cornualles, cerca de Quimper, cuando escuchaste el sonido familiar de un traqueteo de carruaje. No tardaste mucho en contemplarlo, el carromato del Ankou. El misterioso cainita hizo un alto en medio de la negrura, te observó en silencio unos instantes antes de hablar.

Los caminos se están volviendo cortos y escasos. Buenas noches, joven, ¿disfrutando de la brisa nocturna? —preguntó con esa voz incólume, respetable, pero siempre salpicada por un halo siniestro.

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05/03/2019, 01:30
Selin

Durante esos dos meses...


Los rumores que había escuchado sobre el castillo de Brest, no me son del todo preocupantes, fantasmas y risas, mientras solo sea eso supongo que no debería lamentar tanto mis actos pasados, pero sé que no será así siempre. Un traqueteo familiar rompe el hilo de mis pensamientos y hace que me plante en el camino buscando con mis oscuros ojos el origen del ruido.

No tarda en dibujarse la silueta del Ankou y al detenerse ante mí se produce un extraño silencio que no tarda en romperse con un saludo que me hace recapacitar en lo poco que le atrae mi presencia. -Buenas noches.- Miro a su alrededor, mientras me concentro en la suave caricia que provoca la brisa sobre mi piel, es agradable, mucho más que cuando el aire viene salpicado de arena, pero no era esa la intención de mi paseo. Quiero seguir vigilando estas tierras y asegurarme que sean algo mejores cuando las abandone comparándolas con cuando llegué. -No era esa mi intención cuando decidí salir a pasear, solo observo, aunque supongo que realmente solo podré llegar a hacer eso. Sentir la brisa.- Contesto de un tono serio y apagado.

Después me quedo callada, pensando en si debiera proseguir con la conversación con un vástago que no parece siquiera molestarse en disimular que encontrarse conmigo le resulta cuanto menos incómodo. Tras unos instantes de dudas, vuelvo a mirar al Capadocio, cojo fuerzas y le pregunto directamente y sin tapujos. -¿Las almas errantes le han hablado mucho desde que la nueva regente ha llegado a Brest?- Morgaine es mi preocupación, porque a pesar de las amables palabras del abad Jermaine, yo sigo sintiéndome culpable. Sé que por el momento no parecía que hubiera creado un auténtico reinado del terror, pero no me veo capaz de abandonar Brest a su suerte.

-¿O tal vez son los propios fantasmas de Morgaine los que le hacen pasear por estos caminos?- Pregunto haciendo hincapié en las historias y rumores que está extendiendo la población local.

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25/04/2019, 00:20
Mahé Lagadec

Durante esos dos meses...


La aparición de Morgaine y su usurpación de Brest causó miedo en la mayoría de los cainitas de la región, por no decir de todos, y Mahé no fue la excepción. Consciente del peligro que podía representar seguir en la corte de la bruja, decidió recoger bártulos y escapar a Rennes, la corte de Margawse, la odiada hermana de Morgaine. Durante el viaje descubriste esa faceta que uno detesta descubrir de los que idealizamos, una Mahé temerosa y paranoica que se pasó todo el viaje temiendo cada sombra del camino. Aunque seguía ejerciendo en ti ese influjo que solo un sire podía ejercer sobre su chiquillo, Mahé demostraba mayor preocupación por su seguridad que por la tuya.

Cuando llegasteis a Rennes fuisteis recibidas brevemente por Margawse, y su presencia era tan ominosa que comparada con su la de su chiquillo, Gevrog, lo convertían en lo que era realmente: un niño mal criado. Al escuchar las nuevas funestas que traía Mahé, la Príncipe de Bretaña despachó a tu sire con firmeza sin mostrar ninguna emoción y permitió que os quedarais en el castillo temporalmente. Os entregó unas pocas salas del castillo para que pudierais disfrutar de intimidad. Toda la intimidad que pudierais disfrutar en un lugar lleno de ojos y oídos, claro.

Comprueba la habitación. No quiero oídos indiscretos —mandó Mahé mientras se dirigía hacia un pequeño escritorio. La habitación era un dormitorio lujoso, para invitados nobles, con una gran cama y ventanas con refuerzos para evitar la desagradable visita solar al descansar —Estoy tan agotada.. —suspiró algo dramática sentándose en una de las sillas.

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25/04/2019, 00:41
Noella Heussaff

Durante esos dos meses...


Regresar a Treguier fue un bálsamo para tu mente inquieta, regresar al hogar y al cobijo de su biblioteca una necesidad largamente postergada por tus labores en Brest. Tras dar nuevas a Noella, te sumergiste en la biblioteca buscando información de lo que habías experimentado, pero no te acompañó el éxito. Una frustración creciente crecía dentro de ti, ¿es que no había nada acerca de lo que habías vivido y visto? No, por inaudito que pareciera, no lo había. Así fueron pasando las semanas y la aspiración de éxito en tu búsqueda se iba reduciendo, así fue hasta que una de esas noches tu propia mentora vino a ti.

Infructuosa búsqueda la tuya —dijo con su asonante tono de voz, estaba en pié observándote sin mostrarte emoción alguna —. ¿Qué estás buscando con tanto ahínco que apenas sales de la biblioteca?

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25/04/2019, 00:47
Konwal du la Latte

Durante esos dos meses...


El nosferatu escuchó con atención tus palabras, sentías que cada una de ellas era diseccionada con cuidado por Konwal antes de expresar opinión alguna, su sonrisa era leve y aguda, como solía ser el chiquillo de Raynier.

Tu animadversión por la bruja es encomiable, casi diría que no soportas que te pasara la mano por la cara de la forma en la que lo hizo —respondió burlón mientras alzaba la mano antes de que respondieras —. Pero ciertamente se avecina una guerra de poder, y nuestro estimado Raynier le gustaría mantenerse neutral en este enfrentamiento. Sabes bien cuales son sus aspiraciones terrenales, él no hará movimiento alguno en favor o en contra de nadie.. mientras no vea afectadas sus preocupaciones directas.

Era habitual que tu mentor se desentendiera de la alta política cainita en Bretaña, sus intereses solían ser vagos y poco inclinados a una intervención directa. Aunque su último movimiento, enviándote a Brest, había sido, como mínimo extraño. Algo que el propio Konwal tampoco era ajeno, como enseguida averiguaste.

Aunque sospecho que sabía que algo extraño estaba a punto de suceder. Nuestro señor Raynier no suele compartir sus interioridades, pero quiero que sepas que desea hablar conmigo en privado, y que espero saber más en breve. Mi viaje a la Latte me llevará unos días desde aquí, pero me agrada verte con iniciativa —asintió con convencimiento —. Ve a Rennes, como te propones, pero no vayas simplemente "a ver cómo se respira ahí". Ten presente esto. Si te presentas en la corte de Margawse Menguy, enviarás un mensaje, que nuestro señor Raynier apoya la causa de la Príncipe. Pero como acabas de saber, prefiere no verse involucrado aun en ningún bando, ¿comprendes?

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25/04/2019, 14:23
Leyre de Abin

Aunque no entiendo cómo Dios puede temer las malas artes de una bruja cualquiera, me guardo de elevar ninguna opinión en presencia de Mahé, cuyo semblante turbado es en extremo bello.

Nuestras malas nuevas se extienden como el manto de una enfermedad por todas las cortes vampíricas de Bretaña, y por lo tanto, nos reciben como verdaderos apestados.

Comprueba la habitación. No quiero oídos indiscretos

Asiento con la cabeza, antes de moverme por toda la habitación buscando detrás de las cortinas y agujeros tras los tapices. Un desagradable frío escapa del tiro de la chimenea, y por un absurdo momento me nace la idea de encender un fuego para protegernos de algún vampiro al que se le haya ocurrido metamorfosearse en sombras o en murciélagos.

Estoy tan agotada

Me vuelvo para ver a Mahé dejándose caer de forma grácil sobre una butaca, y de inmediato acudo para ayudarle a retirarse los zapatos.

-Es lógico -murmuro-, el camino ha sido largo. 

Retiro sus zapatos con suavidad y los deposito junto a mis rodillas, antes de masajearle los pies, con las manos siempre cubiertas por los guantes.

-¿Qué haremos ahora? 

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27/04/2019, 15:30
Ingvar Lundson

-Sabes bien que nunca me ha gustado llevar collar. –Repuso a la amistosa pulla del nosferatu sin perder su propia sonrisa. –Y Mograine no concibe que sus aliados sean otra cosa que siervos. Lo que sí me sorprende es que tantos de los míos estén acudiendo a su llamada. Creía que los Gangrel de Dol tendrían más orgullo que el de actuar como los perros de presa de la bruja.

Aunque lo dijo de forma casi burlona, lo cierto es que esa noticia lo inquietaba en su fuero interno. A pesar de sus desavenencias con su sire, él veía a su antiguo pueblo como guerreros orgullosos… y después de su breve encuentro con la bruja, tenía claro que bajo sus órdenes serían todo menos eso.

-Aunque claro, dudo que escucharan si tratara de decírselo yo. –Añadió, encogiéndose de hombros.

-Entiendo… -Miró a Konwal con cierta curiosidad cuando éste le animó a viajar hasta Rennes a la vez que le recordaba el deseo de neutralidad de Raynier. Como casi siempre, al chiquillo de su mentor no le importaba moverse en los tonos de gris. –Creo que no me costará demasiado pasearme por la ciudad sin tener que aparecer oficialmente en la corte. Tengo algunas amistades allí. Al menos por unos días… porque después, espero recibir alguna noticia más de tu audiencia con Raynier.

-Aunque hay algo que me extraña. –Añadió pasado un instante. –Por mucho que se aleje de distracciones mundanas… nuestro señor es realmente pío… y hacía tiempo que no veía algo más contrario a eso que el nuevo poder que se alza en Brest. ¿De verdad se mantendrá de brazos cruzados mientras la bruja crece?

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01/05/2019, 23:06
Margawse Menguy

El rostro curtido de siglos de enmascaramiento de emociones y pensamientos no ocultó que escuchar el nombre de Morgaine arrugara la frente. No te interrumpió, pero enseguida tuviste la sensación de que te adentrabas en territorio cenagoso, mas habiendo sido la propia Margawse la que te había conminado a hablar parecía hacerte sentir medianamente segura.

Estás en lo cierto —dijo al fin —. Esa vieja arpía es mi hermana de Sire. La más joven, pero también la más problemática. Yo estaba presente cuando la abrazaron. Se retorció durante días por el dolor. Sus gritos eran horribles y más de una vez creí que fenecía, pero la mala pécora era más resistente de lo que hubiera deseado —miraba la copa de plata, sin mirarte a ti —. Nunca he llegado a confirmarlo, pero creo que mi Sire sabía lo que estaba haciendo. Crear una mestiza, un híbrido, algo.. como tú —te miró entonces con dureza —. Pero no te equivoques, chiquilla. Tú eres un mal cálculo de ese obtuso e imbécil de Guiscard. Nada más.

Se recostó en su asiento mirándote entonces, dejó la copa sobre el mueble mirándote como un halcón.

Ese es el problema de responder preguntas. Que vienen acompañadas de más una vez las respondes. Habla. ¿Qué se cuece en esa testa tuya?

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01/05/2019, 23:16
El Ankou

Algo parecido a una sonrisa socarrona asomó en la pálida tez del Ankou al escucharte.

Es irónico que aun poseamos los viejos vicios de cuando aun latía nuestro corazón —repuso el capadocio mientras te ofrecía un asiento junto a él, en su carromato —. Los muertos no cuentan historias que no han vivido, y en el castillo de Brest pocas son las almas que entran para poder volver a salir. No, no me han.. hablado.

Un gesto de la mano hizo que sucediera algo, algo que no veías, pero tu astucia te anunciaba que era algo habitual. Un tic, o un gesto de control sobre cosas que no veías.

La bruja no controla a los fantasmas. Si buscas razones para odiarla con más ahínco, no los tengo. Sus poderes residen en.. otra esfera —explicó con tranquilidad —. ¿Qué os aflige?

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01/05/2019, 23:27
Mahé Lagadec

Mahé agradecía tus atenciones con mudo asentimiento y mirada, rara vez verbalizaba nada referente a una suerte de "gracias". Quizá fuera tu propia devoción la que creaba agradecimiento, o puede que, en el fondo, tu Sire lo hiciera de verdad.

Esperaremos. El refugio que nos ha brindado la Príncipe no es altruista y algo nos pedirá —apuntó Mahé con cierto fastidio, todos sus planes de ascender en la corte de Brest se habían arruinado —. Presta oído a todo lo que suceda, por sutil o irrisorio que sea, estamos en el corazón del poder de Bretaña. Considera a todos los de esta corte como rivales. No lo olvides.

Tras sus palabras bufó como una adolescente frustrada, liberada de la pose cortesana que debía mantener.

Tengo sed. Haz que me traigan algo para comer —ordenó sin mirarte.

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02/05/2019, 08:38
Leyre de Abin

Asiento fervientemente a todas las órdenes que me brinde. Seré la mujer más atenta de toda la región, sin duda. Tengo que compensar de alguna forma todo el cansancio e inconvenientes que está sufriendo Mahé por culpa de esa bruja. 

Si pudiera, la estrangularía con mis propias manos, con tal de librarla de la carga de relacionarse con cainitas advenedizos.

Tengo sed. Haz que me traigan algo para comer

-Por supuesto -me levanto de un salto, solícita, y avanzo rápidamente hacia la puerta.

La abro esperando encontrar a un criado aún más dispuesto que yo, pero al no encontrarlo, doy un par de pasos vacilantes hacia el corredor. Me despido momentáneamente de Mahé con un último vistazo por encima del hombro, antes de aventurarme por los pasillos del castillo.

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02/05/2019, 23:48
z/Maëlys de Trebaul

Llevaba días apenas saliendo de la biblioteca, mucho menos socializando con el resto de la corte. Las pocas veces que se había dejado ver, fueron nada más que para alimentarse y volver pronto a encerrarse entre las paredes de la biblioteca.

Así la encontró la condesa; con libros abiertos encima de una mesa, algunos pergaminos desperdigados por ella (unos cerrados, otros extendidos) y a la cainita enfrascada en la labor de colocar algunos en su sitio y llevarse otros a la mesa.

Sabía que aquella tarea iba a ser de gran dificultad y aunque sabía de sobra que no iba a encontrar nada entre aquellas página (porque de encontrarlo sería todo un milagro), no podía dejar de buscar, solo por si acaso. A aquellas alturas estaba convencida que la información que quería la tenían unos pocos cainitas. De los cuales solo uno no tendría inconveniente en contarle lo sucedido por un módico precio. Y la pregunta de Noella no ayudaba en nada.

Algo que me diga, aunque sea mínimamente, que fue lo que paso entre Morgaine y Margawse. Contesto con frustración en sus palabras y visible en su rostro. Dejo escapar un derrotado suspiro antes de continuar. Sé que no debería investigarlo, ni siquiera pensar en ello, teniendo en cuenta que para ello también debería de aprender más sobre lo ocurrido con… pauso su discurso, haciendo un mohín con la cara, en busca de las palabras adecuadas para hablar de Riothamus. Lo cual le parecía una estupidez. El no querer pronunciar un nombre solo conseguía darle mayor poder sobre todos los vástagos de Bretaña. Con… Bueno, con EL. Pero no puedo evitarlo. Necesito saber que paso si quiero, en la medida de lo posible, ayudar a deshacer todo este entuerto.

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03/05/2019, 18:34
Dominic du Saint-Mathieu

Aventurarte por los pasillos del castillo parecía la opción óptima, aunque sus galerías eran algo laberínticas por razones de defensa, el lugar donde os habían acomodado tenía rápido acceso a la zona principal. Pronto te cruzaste con algunos sirvientes, pero antes de que pudieras interpelarlos te abordó un enjuto cainita que reconocías de tu llegada a Rennes. Era Dominic du Saint-Mathieu, un capadocio, que ejercía de chambelán del dominio de la Príncipe de Bretaña.

¿Os puedo ayudar en algo, madame? —preguntó con una voz lírica a pesar de que los de su clase solían ser bastante apagados en cuanto a relaciones sociales.

Dominic se había mostrado arquetípicamente servicial desde vuestra llegada, tenía un verbo astuto y mesurado. No era un aparecido ghoul como François D'Avennes, y eso se notaba en su actitud.

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04/05/2019, 14:02
Leyre de Abin

La repentina aparición del Capadocio me arranca un sobresalto, y me vuelvo hacia él con una intensa expresión de fastidio. ¿Es tan costoso anunciarse antes de llegar con un par de sonoros pasos o un ligero carraspeo?

Si al menos no tuviera la misma apariencia que un soldado nórdico momificado en la nieve tras la batallla...

¿Os puedo ayudar en algo, madame?

-Monsieur chambelán -ensayo una breve reverencia, más por costumbre que por respeto, y me ajusto los guantes al alzar la cabeza, todavía disgustada por el pequeño sobresalto-. Lo cierto es que sí. Por lo que veo, debe haber sido muy difícil dar asilo a todos los cainitas que han huido de la bruja, pues la Príncipe* ni siquiera ha tenido tiempo de prepararnos un refrigero. 

Enarco una ceja con elocuencia.

Apuesto que hasta una arpía como Morgaine nos habría preparado aunque fueran un par de cadáveres recientes.

Notas de juego

*¿la llamáis Príncipe o Princesa? En mi mesa las llamamos Príncipe también, pero no sé si es canon...

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04/05/2019, 17:41
Selin

Mis ojos surcan las líneas de expresión que provoca su sonrisa hasta que acaban dirigiéndose hacia la mano del Capadocio, la cual me ofrece un sitio a su lado en el carromato. Me quedo en silencio, decidiendo que hacer y finalmente me acerco aceptando su oferta. Al sentarme, con sumo cuidado y evitando que mi gesto parezca descortés, me desplazo hacia el extremo del asiento, marcando las distancias con el Ankou.

¿Por qué deberíamos perder nuestros vicios? ¿No son esos detalles los que nos hacen ser nosotros mismos?— Contesto a la ironía del vástago para después escuchar sus explicaciones. —Tiene sentido, al igual que las almas no logren escapar del castillo.— Bajo la cabeza reflexionando «ella es sumamente malvada. La odio.»

Voy a tomar la palabra; pero me encojo de hombros apesadumbrada. Reticente. No deseo odiarla...Murmuro. —Esos sentimientos nublan el juicio.— Al terminar mi frase, me doy cuenta de lo que acabo de decir. Si aun pudiera me ruborizaría notablemente y aunque evito mirar hacia el Ankou, siento que quizás me vendría bien hablar con alguien.

Me insuflo valor a mi misma, recordándome que hasta el más mínimo acto puede ayudar a que todo esto mejore. Quedarse sin hacer nada nunca debería ser una opción. Miro hacia mi extraño acompañante, lo cierto es que realmente no lo conozco y numerosas dudas brotan al plantearme sincerarme con él. Demasiadas. Muerdo mi labio, inquieta y llena de incertidumbre. Tampoco puede hacerme nada que no merezca.

Todo me sale mal, no merezco el honor que me dio Haqim. Creo que intento recorrer mi senda adecuadamente; pero realmente no estoy preparada para ello.— Tomo aire de una forma muy humana. —Y he acabado consiguiendo que todas estas tierras padezcan un mal mayor.—

¿Y qué he hecho?— Miro a mi alrededor, indagando en la oscuridad de la noche, una oscuridad que me resulta demasiado clara comparándola con la oscuridad que habita en cada ser. —Ocultarme porque sé que no soy lo suficientemente…— Vuelvo a morderme el labio sin terminar la frase.

Un hombre murió ante mis ojos y no hice nada...— Continúo erráticamente. Niego moviendo mi rostro a los lados. —Sí… no merezco tal honor...— Concluyo, y al hacerlo siento que expresarme en voz alta me ha ayudado a relajarme, aunque sea levemente.

Tras aprovechar ese pequeño momento de paz obtenido al confesarme, decido preguntarle una duda que ronda mi mente. —Usted que puede hablar con los muertos, que le cuentan sus historias… ¿Le han dicho que se siente al morir?—