Partida Rol por web

Vampiro: Edad Oscura V20 - Bretaña nocturna [+18]

[Prólogo 0.7] Memento finis - Cateline Causarieu - FINALIZADA

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24/04/2018, 17:49
Narrador

Península de Crozon, cerca de Landévennec, 25 de octubre de 1264

A veces escapar es la única opción viable, incluso de aquellos que dicen amarte, pero cuando el amor es una cadena y un yugo, algunas mentes no son capaces de soportar tal condición. Eso había sucedido contigo, durante casi cien años habías sido el objeto más preciado de la enfermiza colección de tu sire. Una muñeca que desmadejaba a placer, que usaba cuando le convenía, que disfrutaba cuando lo deseaba, pero para todo hay un límite, y esa línea ya había sido rebasada incluso cuando aun eras su ghoul.

En un alarde de rebeldía escapaste de la influencia de Gaius esperando sentir la genuina libertad, puede que tanto tiempo encadenada  a su voluntad te hubiera impedido afrontar ciertas realidades del mundo cainita, pero finalmente habías tenido tu oportunidad para escapar lejos de la influencia de tu sire. De esa guisa prestaste oído a los rumores que llegaban del norte, desde Toulouse se hablaba de extraños fenómenos mágicos en sus costas, una niebla asesina que hacía desaparecer a la gente y el Príncipe de Brest, Gevrog Menguy, conocido tuyo en algunas de las recepciones en las que tu sire te llevó con él, había ofrecido una recompensa a todo aquel que lograra solucionar el problema. Aquella podía ser una buena oportunidad para ti, conocías al Príncipe y tenías una relación estrecha con su chiquillo, Convarch, no debías dejar escapar esa oportunidad.

Acompañada de tu ghoul personal, un mercenario de la familia de aparecidos Jakkelsen llamado Tristán, emprendiste camino hacia Bretaña abandonando Toulouse. Fue un viaje en el que tuviste que abandonar tus muchas comodidades, pero tu voluntad de escapar se imponía al rigor del viaje, y al cabo de una semana te adentrabas en tierras bretonas hacia la región en la que los rumores de aquella niebla era más presente. Estabas convencida de que encontrarías a Convarch Menguy allí, claro que a veces idealizamos demasiado la realidad.

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24/04/2018, 18:18
Tristán Jakkelsen

Tristán era una figura fiera, de escasos modales, pero que los imponía a cualquiera que intentara propasarse contigo sin tu permiso. Era un guerrero nato, como cualquier Jakkelsen, más de una vez le habías visto partir cabezas con su hacha en un solo movimiento de muñeca. Fue el regalo de tu sire hace una década, un regalo inusual para ti, algo que tú podías controlar y no pasara por el filtro del viejo cainita.

Ambos os habías movido a caballo desde que abandonasteis Toulouse, Tristán dirigía la marcha, sabía encontrar refugio para ti en horas diurnas, y adentrándoos en territorio bretón que conociera la lengua local era de gran ayuda. Era cerca de la medianoche cuando Tristán mandó parar, había arrugado la nariz con desconfianza.

Alto, mi señora —conminó mientras miraba el camino —. Hay alguien en el camino. Un hombre, solitario, a pié —informó esperando instrucciones.

Vuestro destino era llegar a la costa oeste de la península de Crozon, lugar donde había aparecido con más asiduidad la niebla, que os encontrarais con un viajero nocturno no debía ser causa de preocupación. Pero la noche siempre alberga cosas inusuales, cuando sabes qué clase de criaturas pululan en la oscuridad, aprendes a ser cauto cuando descubres a una figura solitaria recorriendo los caminos cerca de la madrugada.

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24/04/2018, 18:30
z/Cateline Causarieu

A medida que la tierra cada vez más frondosa y verde se interponía entre mi cuerpo sin vida y el de Gaius, una libertad casi extasiante me recorría con placer, casi el mismo que me producía ver el fluir de la sangre sobre los pechos turgentes de cualquier mujer bien parecida.
El deseo de escapar de allí había cobrado forma tangible cuando los rumores incesantes sobre aquellos sucesos dieron excusa para mantener el contacto con los chiquillos bretones. Y aunque riera entre bocados por tan necias leyendas sobre nieblas asesinas, no pude dejar escapar la posibilidad de forjarme un nuevo camino con mis propios mandamientos.

Las noches habían sido largas y, en ocasiones, angustiosas por las pesadillas de las cadenas de mi mente esclava, pero la novedad del aire fresco corría a nuestro al rededor con el presagio de la buena fortuna, y nuestra tenacidad nos hacía carecer del miedo a perder la fe. Pocos acontecimientos me harían desistir en no quedar presa, así que entre caminos poco concurridos conseguimos adentrarnos a caballo por territorios salvajes mientras gozaba de la deliciosa compañía de Tristán entre paso y paso.
Los contratiempos que habíamos tenido durante aquellos ciclos se resolvieron sin mayor complicación, con sonrisas dulces y colmillos afilados, pero cuando escuché las noticias sobre un hombrecillo a pie en mitad de la noche me resultó extraño que fuera un mortal el que se atreviera a enfrentarse a la oscuridad.
Si lo era, entonces sería un mortal incauto, carne de desastre. 

Entorné los ojos para ver su figura en penumbra y agudicé el olfato para desentrañar si era presa o depredador, atendiendo al oido también mientras intentaba dar cuenta de algún asaltador de caminos que fuera lo suficientemente estúpido como para atacarnos y decidir a poner fin a su vida.

- Veamos qué le depara la noche, Tristán. - O que nos deparaba a nosotros. Erguida, le ordené con dulzura que nos acercáramos con cautela para mantenernos a una distancia prudencial mientras él montaba delante.
 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Auspex - sentidos agudizados

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26/04/2018, 18:27
Chrétien du Lac

Afinando tus sentidos pudiste acabar viendo lo que tu ghoul había apreciado antes que tú, también el sonido de unas botas sobre la tierra que se detuvieron. Al parecer aquel hombre solitario también había percibido vuestra presencia, mientras os acercabais se dio la vuelta para dirigir su mirada hacia vosotros. Tristán se puso ligeramente en guardia, presto a reaccionar si aquella figura resultaba ser una amenaza, pero también esperando a que ordenaras una cosa u otra. La luna de aquella noche os acariciaba tranquila, os daba cierta visibilidad, luz que te permitió ver que aquel hombre parecía una suerte de pordiosero o peregrino.

Buenas noches en este camino solitario, vuesas ilustres mercedes sepan perdonar mi aspecto estrafalario —se inclinó teatral ante vosotros. Más cercano aquel hombre llevaba consigo un laúd, estaba sucio de arriba a abajo por los rigores del camino, pero mantenía una sonrisa afable en el rostro —. Lo primero, debe merecerse, es una presentación acorde. Chrétien es mi nombre, juglar y peregrino soy para su servicio y disfrute.

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27/04/2018, 12:08
z/Cateline Causarieu
- Tiradas (1)

Notas de juego

Tirada de percepción+alerta para ver si puedo determinar si este buen señor es humano o vampiro (color de piel, respiración, sonido de su corazón palpitante...)

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27/04/2018, 12:12
Narrador

Notas de juego

No logras determinar ningún detalle que te revele su naturaleza real. Sea mortal o inmortal.

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27/04/2018, 12:20
z/Cateline Causarieu

Me dispuse a saludar al podrido con un gesto de cabeza y una sonrisa endulzada, aún con la duda de saber si era o no un inmortal.
En cualquier caso, parecía ser un pordiosero vagando por la oscuridad sin contemplación ni miedo. Tristan era lo suficientemente inteligente como para no bajar la guardia a pesar de que yo misma hiciera uso de alguna palabra bondadosa con la finalidad de desentrañar el misterio del invitado a ser asesinado.
Me conocía lo suficiente como para seguir el juego.

-Le deseo alegría en esta noche. Cateline es mi nombre, y ya que vos mencionasteis el vuestro, sería descortés no hacer lo propio. - Descubri mi rostro encapuchado con cierta gracia. Mentar mi apellido no sería cauto, y mentir en mi nombre tampoco. No mientras no conociera sus intenciones, así que hablé con amabilidad a pesar de no confiar en sus palabras, atenta a sus movimientos -  ¿Qué trae a un juglar con tanto encanto para caminar en la soledad de la oscuridad?, ¿algo que podamos hacer para favorecer su viaje? 

Notas de juego

You can call me "Lady pifias". Ya lo irás viendo.

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29/04/2018, 15:38
Chrétien du Lac

Parecía que Chrétien era consciente de la mirada vigilante de Tristán, pues no hizo ningún ademán brusco o de acercamiento a tu persona. Al margen su actitud no parecía cambiar, cercana y casi festiva.

Un honor para mi conoceros, Cateline. Luz nocturna que alumbra la negra noche —practicó una nueva reverencia antes de volver a alzar el torso —. ¿Mi camino? ¡Oh! Andurreo por los caminos buscando lo imposible, persiguiendo sueños, investigando lo irreal. Atrapo versos de amor y épica para convertirlo en canciones, para alegrar corazones y alentar almas atormentadas. Pero descuidad, mi hermosa y única señora, nunca viajo solo. A mi diestra pasea Dios, y a mi siniestra mi Musa, soy hombre afortunado, pues de pocas virtudes gozo, pero enorme fortuna dispongo.

Dirigió la mirada un instante a Tristán al que sonrió cándido, esto hizo que tu protector se pusiera algo más tenso, pero no respondió de ninguna forma.

¿Favorecerme decís? Os lo ruego, si compartimos camino, venid con mi humilde persona. Bretón soy, bretón morí, bretón aun vivo. ¿Pero vos? No sois local. Os lo veo. Vuestro dulce aroma no está hecho para los caminos y todo buen bretón sabe quien es el pobre y errante Chrétien —aseguró con tono orgulloso —. ¿De dónde venís? ¡No me lo digáis! ¡Adoro los acertijos! Hermosa, exquisita, bien cuidada, vuestro acento.. venís de una gran ciudad, vuestro olor.. ¡Oh, vuestro olor! —olisqueó el aire de una forma bastante cómica —. Venís del sur, de la tierra de los occitanos, ¿Marselha? No, no oléis a mar. ¿Puede que Bordeu? ¡Tampoco! ¡Tampoco! Pero hay algo, sí, algo.. recuerdo el aroma de los campos de azucena de Tolosa. Cierto, esa es mi apuesta, ¿sois de Tolosa? ¿De la ilustre Ciutat Mondina, mi excelsa señora?

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30/04/2018, 22:15
z/Cateline Causarieu

Escuché las palabras del maloliente aún con la sonrisa de un ángel grabada en mis labios e hice de nuevo una delicada reverencia con la cabeza en contestación a la suya propia. 
Ya no tenía duda alguna de su condición de inmortal y necio, y aunque lo menos apetecible de aquella noche era compartir camino con un guía pobre, infame y charlatán como lo era aquel juglar incauto, puede que sus conocimientos fueran lo suficientemente útiles como para guardar los colmillos e intentar no poseerlo. Al fin y al cabo, si mentía, gozaría del fin de su existencia de una manera placentera, aunque solo fuera para mis deseos. Y si no lo hacía, la mugre acabaría con él.

Mi rostro no se crispó ni un ápice al escuchar sus bochornosas y aburridas adivinanzas, ni siquiera cuando acertó con el lugar del que procedíamos, manteniéndose tan amable como el de una santísima dame. La confianza era un arma de doble filo que solamente estaba dispuesta a empuñar con guantes de cuero. 

-Vuestra perspicacia, sin duda, es encomiable, mi bondadoso señor, y capaz de desnudar mis pocos secretos ante sus ojos garzos. Tristán es el honorable caballero que me acompaña en este largo viaje, como decís, desde las orillas de Garonne, entre Gruissan y Capbreton, hasta estas vuestras maravillosas tierras que hasta ahora me habían dejado sin palabras por su hermosura. - La sonrisa de aquel hombre seguía siendo asquerosamente siniestra, pero aún así presenté a mi querido Ghoul con toda la delicadeza que se merecía su hacha ensangrentada.
Me incliné con elegancia, la suficiente como para que pudiera entregarse al rostro cálido del que hacía gala con una sonrisa aniñada pintada en él. 
- Sería todo un placer compartir camino con vos, mi fausto y bienintencionado juglar. La dulzura que derrochan vuestras ingeniosas y exquisitas palabras ha conquistado a esta forastera, y soy profunda amante de la hermosura de versos y cantares. No podría rehuir la buena Fortuna de encontraros ni aunque se me presentaran cien musas en el sendero contrario. - reputado o no podría ser carne de ayuda con cuatro ojos vigilantes, aunque osara mentar a Dios con su puerca boca animal e impía. Casi tan impía como lo era yo misma.  - Deseosos estamos de poner pie por fin en nuestro destino: Brest. - Y esperé su contestación con la convicción de que nos esperaba lo inesperado, anhelando continuar el camino aunque tuviera que maldecir por dentro su nauseabunda presencia de bufón.

Al menos era lo suficientemente cortés como para ensalzar mi belleza y, utilizaba las palabras con la pulcritud conveniente como para dirigirse a una dama. 

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05/05/2018, 13:11
Chrétien du Lac

Chrétien sonrió satisfecho al verse desvelado el misterio de tu procedencia, y aunque Tristán seguía vigilante a las intenciones del juglar, obedeció a tus intenciones sin rechistar.

¿A Brest? Nada se os ha perdido ahí, aun, creedme, creedme, vuestros pasos os llevan a otro lado. Lo sé yo, ¿qué cómo lo sé? ¡La Musa me inspira! Y bien sabe que esta historia os conduce hasta las atribuladas costas de Crozon —emprendió camino mientras hablaba distendido, te echaba alguna mirada de convencimiento, pero prestaba mayormente atención al camino.

La niebla buscáis, ¿qué otra cosa, sino? Niebla y sangre. Niebla y desaparecidos. Estación de nieblas es esta, y no hay estación más peligrosa que la presente —asintió con convencimiento, casi canturreando —. Pero ante tamaña afrenta solo los valiosos caballeros de la noche podrán enfrentarse a sus peligros, ¿qué encontraran en la noche oscura? ¡Quien sabe! ¡Quien sabe! Pero la Musa no me lo ha revelado. No aun. No ahora. Estoy ansioso por ver cómo sigue la historia, ¿vos no?

El histrionismo de Chrétien desagradaba a Tristán, que serraba los dientes y se abstenía a soltarle fresca alguna. Te miraba a ti con desaprobación, pero esta no pasaba de eso, al fin y al cabo te obedecía en todo lo que le mandaras.

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07/05/2018, 20:33
z/Cateline Causarieu

Emprendimos camino, a sabiendas de que Tristán chirriaba los dientes en un gesto que me pareció encantador. 
Y no, por supuesto que no confiaba en aquel engendro caótico y desatendido. Me daba asco la mugre de su aliento. No, no lo haría ni en vida, ni en muerte, ni con el mismo Diablo a mi lado guiándome hasta los paraisos de sus palabras, pero quién sabía si la utilidad de aquel encuentro era azarosa o predestinada.
Ni lo uno, ni lo otro.

Me acomodé al lado de Tristán y le hice el amor con la mirada, cruel y con sangre, sin enigmas pero con dulzor. Me hubiera gustado acariciar su piel, pero la distancia era demasiada como para tentar a la fortuna, aún así, él lo sabía.

Después me dirigí al bufón.
¿Niebla? - la pregunta sonó cantarina entre los colmillos. Por supuesto que buscábamos niebla y muerte, innegable, pero también favor y eso era el primer y único deseo en aquellos instantes. Ir a Crozón no entraba dentro de lo planeado, más era de reconocer lo interesante de lo que contaba - ¿Entonces es que son ciertas las habladurías sobre este misterio, mi cándido aedo? A nuestras tierras han llegado cuentos en habla, de boca en boca, sobre una niebla que caza como un lobo y cobra como un verdugo, pero imaginaba que no serían más que versos para atemorizar a los chiquillos. Niebla matadora, no puede ser natural, bien podría ser un invisible que devora en la Oscuridad más que el efecto de la humedad envenenada. Alguien de sangre y hueso escondido entre las brumas. Poco sé, poco conozco pero vuestras palabras me inquietan y vuestra musa despierta en mi la curiosidad de que me ilustréis para cuidarme y protegerme ante esa amenaza. - pregunté con la simpleza de un laberinto y con una curiosidad que bien sabía Tristán que era genuina
- Busco al amado chiquillo del Príncipe, Convach es su nombre y en Crozon no espero encontrarlo. ¿Vos y vuestra Musa, de la que bien habláis, portáis el deseo de desentrañar los enigmas del asesinato? No quisiera pensar que podríais caer en desgracia, no deseo que ningún alma, viva o muerta, os dañe de modo alguno ahora que compartimos sendero. Así pues, invito a compartir el camino hasta quien busco, de nuevo.

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10/05/2018, 21:59
Chrétien du Lac

El poeta errante se volvió hacia ti con una sonrisa misteriosa, pero enseguida asintió repetidas veces respondiendo a tus preguntas.

¡Claro, claro, claro! —aseguró con convicción —. Una niebla maldita, hechizada, terrible, que azota las costas inocentes de mi amada Bretaña. Arrebatadora de pescadores, secuestradora de gentes, finiquitadora de campesinos —recitaba con cierta gravedad, negó con la cabeza antes de añadir —. Mala cosa es pulular cerca del agua del mar, pues si trae algo con ella, no es aconsejable, no, no. Y es ahí el misterio, ¿verdad? ¡El gran misterio! ¡El único que importa! Desvelar, descubrir, revelar..

La verborrea de Chrétien ponía nervioso a Tristán, pero no reaccionaba en virtud a la servidumbre que te debía. En cambio el juglar, ignorante de las reacciones que causaba en el aparecido, proseguía su narración, así como su caminar con vosotros.

¡Ah! Mi Musa. Hermosa, virtuosa, perfecta. Arrebatadora y dadora de inspiración. Siempre pendiente de las grandes historias que sean capaces de alentar su corazón vacío de emociones —se lamentó con cierta teatralidad —. Pero en Bretaña, que nada es lo que parece y es, toda una gran historia se va a contar.

Escuchó tu preguntar por el chiquillo del Príncipe de Brest, con gesto sombrío te miró a los ojos por un fugaz instante y casi sentiste genuino miedo por las nuevas que debía darte.

Mal asunto, estimada y hermosa señora —declaró con tristeza que casi parecía genuina —. Pues el galán caballero Convarch desapareció no hace muchas jornadas en costas cercanas —apretó los labios, si antes casi parecía una comedia, ahora era una tragedia —. Nadie sabe. Nadie contesta. Y el Príncipe Gevrog llora por la pérdida de su primogénito del que nadie sabe nada, pues esta niebla terrible no perdona ni a la nobleza y a la plebe, ecuánime como la misma Muerte. Si tanto queréis saber, lleváis buen camino por este sendero, allí —señaló al oeste, el camino por donde avanzabais —. Robustos caballeros y astutas damas desean desentrañar el misterio. Venid con mi persona, pues en esta búsqueda toda ayuda será poca.

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21/05/2018, 21:14
z/Cateline Causarieu

Era cierto que, según Convarch, la niebla había azotado las costas y el agua traía el mal augurio de la mismísima Muerte. Sin embargo, por mucho que aquel pordiosero y putrefacto hombrecillo intentara convencerme de que aquello era obra de los poderes de una Magia oscura y cruel, no creía ni una sola palabra. 
Aquellas gentes eran incultas, su gremio más mentiroso aún, e inventar e inventar en pos de vender su arte era tan antiguo como el asesinato de los reyes y el adulterio de las reinas.

Su Musa, su maestra, su inspiración, su alegría y su esperanza. Locura propia de un demente, pero ¿quién lo no era ya?
-Es una tragedia digna de ser poema y espero que con un final menos melancólico de lo que contáis. -le miré con una sonrisa arrebatadora, que le haría ahogarse en su propia sangre si es que ésta corriera como un rio -¿Y decís que la Niebla acecha durante la Noche? - pregunté - ¿Hace desaparecer vivos, muertos, ambos? ¿Animales también, tal vez? Con estos cuentos despertaréis mis pesadillas. 

Miré a Tristan, crispado e incómodo, con un gesto amoroso que pretendía que tomara aire al mismo tiempo que le quitaba aquellas ropas con el movimiento de mis pupilas y una sonrisa que solamente él entendía de aqui para allá tras el paso de los días, los años  y las décadas. 
Pero entonces el juglar de poca monta me miró con una expresión que solamente podía significar una cosa. Me llevé la mano a la frente de forma calculada y dramatica, pero sin sentir pésame alguno. Me afectó lo mismo que la matanza de una mosca.
Puto sodomita, no era momento para que ese bujarrón desapareciera. No cuando debía ser mi enlace con el Principe.

Pero le devolví una mirada llena de santa consternación, real, más por mi que por el astroso de Convach, con los ojos vidriosos en un alarde de genuina actuación. Había pasado tanto tiempo practicando las emociones del engaño que ya rara vez podrían desenmascarar mis verdaderos sentimientos.
En fin, cabrón fildeputa que se escondía en nieblas inexistentes, eso solo retrasaba lo que nos convenía.

Miré a Tristán con una mueca de terror casi inventada, de nuevo comunicándome con él pero sin palabras. 

-Convach es un buen hombre - no lo era, pero era de utilidad, un sinónimo al fin y al cabo Es menester mi encuentro con el primogénito del Príncipe antes de llegar al castillo de mi señor Gregov.  - miré el camino que indicaba. Asentí, maldiciendo por dentro. - Deseo encontrarlo, es un fiel amigo al que le debo este viaje.
 

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24/05/2018, 20:10
Chrétien du Lac

Un brillo astuto afloró en la mirada del juglar, te miró con atención, prestando atención a los detalles de tus reacciones de forma intrigante.

¿Encontrar al caballero Convarch, decís? —se mesó su barba mal cortada —. No sois, ni seréis la única que por estos parajes deambulará en las noches próximas, distinguida señora. Pero.. ¿estáis segura? No son las pesadillas a lo que debéis temer, sino al rencor de los que aun moran en este mundo.. de un modo u otro.. —expuso con cierto misterio, revelador, en un raro alarde de lucidez por parte de Chrétien.

Antes de que pudieras ahondar en ello, el juglar dio una palmada que rompía el embrujo de seriedad que por un instante había tomado. De nuevo las rimas, de nuevo la pompa, aquello hizo que Tristán serrara los dientes un poco más, pero su obediencia imperaba por el momento.

Pero no habéis atravesado las tierras galas desde la Ciutat Mondina para regresar de vacío. Eso bien lo sabe mi Señora, mi musa, mi anhelo y mi sueño —habló una vez más con la ensoñación en su tono —. Pero como en todas las buenas historias.. uno ha de decidir qué camino tomar. Venid, venid, pues en dos noches hallaremos como el camino se bifurca y será entonces cuando decidáis que camino tomar. Mas antes, sabed mi proclama, que el magnánimo Príncipe de Brest, el honroso Gevrog Menguy, ofrece un puesto en su reluciente nueva corte para aquellos que resuelvan el neblinoso misterio. Misterio que, por otro lado, ha engullido vuestro estimado amigo Convarch.

Las disertaciones de Chrétien eran un compendio de tonos inconexos, verbo alocado y secretos enterrados en su dialéctica. Era como desentrañar un texto alquímico, si es que alguna vez te habías atrevido a husmear en esas latitudes académicas, pues, por alguna razón, sentías que te faltaba contexto e información en algunas afirmaciones que vuestro pintoresco acompañante daba.

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24/05/2018, 20:50
z/Cateline Causarieu

¿Rencor? - pregunté con una timidez y asombro impostados y esta vez presté especial atención a sus gestos de una forma velada - Rencor por Convarch significa rencor hacía el Príncipe, mi amado poeta. - y eso era un juego peligroso, aunque verdaderamente interesante. Aún así, no entraba dentro de mis planes tener que tomar partido por otro que no fuera Gregov.  - ¿Quién tendría el valor de herir al amado señor Menguy? O la vesania, puestos a ser sinceros. Tengo entendido que las gentes están bien guiadas, están satisfechas y honradas por estar protegidas bajo su ala. ¿Me equivoco? ¿Hay quien se opone a ello? Los cambios no siempre traen de la mano a la dama Fortuna.- negué con la cabeza. Mi voz era pausada y tranquila después de atisbar cierta racionalidad en aquella rata y sin duda las intrigas de la Corte eran una explicación más sensata de la niebla maldita que aquellos fenómenos mágicos basados en cuentos.

Pero entonces volvió a convertirse en un loco, aunque escuché lo que decía entre el rechinar de los dientes de Tristán. Lo sabía. Por supuesto que lo sabía. Si no fuera un medio al que estirar la lengua, le hubiera degollado allí mismo solo por pensar que no estaba al tanto de aquella información, mas no dije nada al respecto, simplemente sonreí con dulzura.
-Valiosa recompensa. Imagino que las damas y los caballeros de los que me habláis están compitiendo por ese tesoro. ¿Bretones? ¿Forasteros? ¿Alguno a la altura de desentrañar el misterio? - habló sobre el camino y entonces lo miré mientras meditaba - Si decido ir en busca del perdido, desearía, al menos, escribir una misiva al Príncipe sobre mi llegada. Es lo menos que puedo hacer al pisar sus tierras, aunque bien preferiría una presentación más rica y formal para consolar su pérdida en persona. Esperemos, al menos, que ésta sea transitoria ¿verdad?

Desviarme lejos del castillo no era mi deseo original, pero puede que fuera conveniente dadas las circunstancias. Cuanta más información lograra conseguir, más ventajoso sería el encuentro.

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29/05/2018, 03:44
Chrétien du Lac

El juglar te mostró una nueva sonrisa enigmática al escucharte, movió la cabeza ligeramente de lado, esa actitud del que sabe mucho más de lo que dice.

Siempre hay secretos familiares desagradables, mi señora —reveló con un aun más enigmático gesto —. Y los Menguy de Rennes no están libres de secretos. ¿Y oposición? ¿Quién no se opone a los que tienen poder? Es una constante. Es una realidad. Pero este pobre e inculto juglar poco sabe de las aspiraciones de los poderosos, solo repite lo que escucha, y escucha mucho, mucho, mucho —se llevó la mano al oído parodiando esas capacidad auditivas.

Chrétien prosiguió su camino junto a ti, a veces hilaba alguna cancioncilla inaudible, otras murmuraciones inapreciables. Pronto volvía a la realidad, a ti y, en menor medida, a Tristán.

Quién sabe. Puede que lo estén. Puede que no. Quizá necesitan el apoyo de una encantadora dama como lo sois vos, pero la recompensa final, ¿qué importa? Lo que se logrará al final de este camino trasciende una burda recompensa cortesana —reflexionó mientras asentía un par de veces —. Hay historias que aun no se han contado. Historias que se contarán. Porque, ¡ah! Estimada señora, en Bretaña habéis entrado, y todo el mundo sabe que Bretaña está encantada.

Se detuvo como si hubiera visto un fantasma, pero en realidad había caído en la cuenta de algo, o eso parecía. Aquel juglar disfuncional era muy complicado de seguir, aunque pronto empezaste a sentir que Chrétien parecía estar pendiente de varias cosas a la vez y, claro, la mayoría de ellas escapaban a su percepción inmediata.

Puedo llevar vuestra carta a la corte del Príncipe de Brest. Vuestra cita es otra, al menos la inmediata, así me lo ha comunicado mi musa —aseguró con un asentimiento.

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15/07/2018, 11:44
z/Cateline Causarieu

Poco de lo que fue capaz de decir el mendigo era algo específico pues entre verso y verso había secretos que parecía no compartir conmigo.
Miré a Tristán y asentí. Si me decidía a mandar una misiva, al menos el mensaje sería en clave por si caía en malas manos.

-Querido - y esta vez me dirigí a mi ghoul, siempre alerta, siempre defensivo en pos de protegerme. Era un encanto que quería degustar en cuanto llegara. - Nos dirigiremos allí donde nos guía el poeta, allí donde se encuentran los misterios. Los caballos necesitan descansar y nosotros también. Escribiré lo necesario para avisar al Príncipe de nuestra llegada. 

Después sonreí a Chretien, que parecía haber percibido lo imperceptible. No me sorprendió al hablar de su musa, pero tampoco dije nada al respecto. Era un lunático adorable.
 

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21/07/2018, 18:43
Chrétien du Lac

Con un resignado Tristán que caminaba junto a ti en silencio, Chrétien siguió conduciéndoos por el camino cerca de unos veinte minutos más. En la oscuridad se perfiló un conjunto de edificios de un monasterio.

La abadía de Landévennec, mi señora. Lugar santo, lugar de leyendas, lugar de descanso —expuso el vagabundo mientras se volvía hacia vosotros con aire aleccionador —. Pocos saben, mi señora, y sentíos afortunada ahora por saberlo, que esta abadía la levantó San Guénolé después de ver como se hundía la pecaminosa ciudad de Ys. En su devoción, el santo levantó esta abadía como símbolo de su victoria y el rey caído Gralon de Ys, entristecido por la caída en desgracia de su ciudad y su hija, la hermosa Dahut, levantó la urbe de Quimper —narraba con cierta musicalidad.

El paso os acabó llevando a la entrada de la abadía donde Chrétien se detuvo observando la gran puerta de madera, volvió la mirada hacia ti, sonrió enigmático.

Muchos son los secretos de esta tierra, mi señora. Y el mayor de ellos, está ahí dentro —dijo con una seguridad tan absoluta como reveladora —. ¿Seguimos? Hay un lugar seguro cerca para vos —sugirió a continuación, pero sin avanzar, dejando en ti la posibilidad de avanzar o no.

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21/07/2018, 19:10
z/Cateline Causarieu

La abadía olía a Dios. Y Dios olía a estiercol.
La roca santa con la que se alzaba el monasterio en mitad de aquel bosquejo tenía espíritu propio y me hacía recordar la piedra lisa de las paredes de Santa María Magdalena de Rennes, por la que solía fluir la sangre de Gaius acompañada de los fluidos de sus vírgenes.
Lo último que deseaba en aquellos instantes era entrar en una de las Casas del Señor, y si Tristán y yo hubiéramos continuado aquel camino sin encontrarnos con un inmortal, hubiera obligado a nuestros pies a pasar de largo.

Pero la niebla acechaba, era aquel bardo pulgoso el que nos había llevado hasta allí por cuenta propia después de nuestra insistencia y no era una negativa lo que saldría de entre mis labios ahora que habíamos llegado hasta alli.
Después de escuchar sin mucho interés la historia sobre Ys me vinieron a la mente más pecados de los que podrían caber dentro de esas paredes grises así que pronuncié una oración beata entre susurros con media sonrisa antes de mirar al bretón.

-Los secretos mejor guardados se esconden siempre de la mirada de Dios. - Observé las puertas y las señalé para que Tristán se adelantara frente a mi y las abriera con precaución. 

- Tiradas (1)

Notas de juego

Tiro percepción y alerta previo a entrar (una vez las puertas estén abiertas).

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22/07/2018, 18:45
Tristán Jakkelsen

El aparecido asintió a tu orden, se acercó a las enormes puertas que cerraban el acceso a la pequeña iglesia de la abadía. Tristán dudó unos momentos mirando la puerta de forma ominosa, pero decidido a obedecer empujó las mismas haciendo que cedieran lentamente. El gruñido de la madera y las bisagras inundaron el ambiente, Chrétien contempló aquella escena entre el asombro y la cautela, dio unos pocos pasos hacia atrás alejándose de la entrada.

Cuando el ruido cesó, las puertas restaban abiertas, lo suficiente como para poder ver un interior austero, antiguo, lleno de bancos de madera de a saber cuanto tiempo y una estructura propia de siglos atrás. Aquella iglesia era antigua, sin saber de arquitectura uno lo notaba. Tu mirada atravesó las penumbras de un interior apenas alumbrado por unas pocas velas en los laterales, en su centro, donde estaba el altar, adivinaste una solitaria figura arrodillada ante el mismo. Y una voz, profunda, murmurante, que llegó a ti gracias a tus sentidos agudizados por los poderes de la sangre.

Préstame tu fuerza, Señor, porque mis pecados son muchos y aun debo sostenerme. Sé mi báculo, sé mi apoyo, y yo seré tu espada y tu escudo —aquel arrodillado ante el altar no pareció darse cuenta de tu presencia, o simplemente de ignoró.

Tristán te miró dubitativo esperando tu orden, Chrétien permanecía en silencio, observador, todo su verbo fluido había enmudecido, expectante por cómo se iba a resolver aquello.

Notas de juego

Si entras dentro de la Iglesia, tirada de FV a dificultad 7.