Partida Rol por web

Tras la confirmación de J.A.R.V.I.S. y dejando cerca de la costa a vuestros tres otros compañeros hubísteis de retornar a las coordenadas de la Casa Blanca. El Quinjet acabó por posarse en el exterior y vuestros pasos os encaminaron hasta el lugar. No tardaron en encontrarse con vosotros diversos agentes y en escoltaros hacia la casa presidencial.

Las puertas se abrieron y pudísteis adentraros en el impresionante edificio. En el salón estaba reunido ya el presidente Obama. Habían algunas caras conocidas como el general Ross e incluso la agente Carter.

El presidente electo fue directamente a recibiros, con una cordial sonrisa.

- Bienvenidos. Hay todo un protocolo de emergencia preparado para el caso de que todo se tuerza. Veo que no han venido todos y creo que han hecho bien. Nos estamos arriesgando mucho, pero hay muchos que coinciden en que un extraño artefacto se aproxima al planeta y no hay vías de actuación preparadas para este caso.

Obama parecía preocupado aunque no por ello dejaba de tratar de tener iniciativa.

Convivían en la misma sala agentes del FBI, de la CIA, de Shield, miembros de las fuerzas armadas y políticos.

- Dejenme ponerles en antecedentes. Este alienígena se nos ha presentado como un militar intergaláctico capaz de detener esa amenaza si nos comprometemos a estar de su parte. Nos propone una alianza o más bien, que nos convirtamos en un protectorado.

No es que fuera demasiado de mi agrado estar metida en aquel edificio. Me ponía algo nerviosa. Lo bueno era que que nadie se daría cuenta de ello, pues con un poco de entrenamiento, aprendías a no dejar entrever lo que te pasaba.

- Odio el politiqueo.

No me importaba que me mandaran a una misión y me dijeran que necesitaban esto o aquello, pero odiaba tener que ponerme delante de un político y más, si este era de los importantes, por mucho que todo el mundo supiera que el presidente del país al final estaba bajo las órdenes de otras muchas personas poderosas.

- Es un honor, presidente. - Respondí a la bienvenida. Había

Por lo demás me mantuve en silencio pensando en lo que estaba diciendo. A mí tampoco me extrañaría que lo que fuera que estuviera viniendo a nuestro planeta lo hubiera mandado el que supuestamente quería ayudarnos o que fuera algo que viniera porque él estaba aquí...

Era mejor que hablara Steve que tenía más mano con la gente.

El presidente esbozó una de sus suaves sonrisas.

- El honor es mío, señorita Romanoff. Me alegro de contar con alguien de su intelecto y cualidades sociales aquí. Esta reunión es determinante y bueno... aceptemos o rechacemos no sé cómo se lo va a tomar la ONU. El caballero, Kang, ha desestimado dirigirse a las naciones unidas.

Los demás asistentes parecían mirarse, hasta que la agente Carter tomó la palabra.

- Al parecer nos ha tomado como la fuerza más influyente del planeta pero yo no descartaría que esté tanteando también a China.

La mujer parecía algo preocupada por aquello y de hecho sus palabras también causaban inquietud en el resto.

- Viuda Negra, podría servirnos de ayuda si necesitamos infiltrarnos en algún momento en los sistemas de ese alien. No me refiero ahora, sino en el futuro. Sus defensas pueden ser difíciles de superar para personas que suelen enfrentarse a sistemas mundanos.

Dijo ella.

Ojo de Halcón estaba allí bastante aburrido. Y la verdad es que se le notaba. Demasiada gente importante, y aun más que se creía importante, pero sin hacer nada realmente. Había saludado al presidente, obviamente, y poco más. Estaba mirando posibles blancos y jugando con un boli que había cogido, lo lanzaba al aire y lo volvía a coger, mientras miraba a todo y a todos.

Este sería un buen momento para que volvieran a atacar la casa Blanca y nos volaran a todos en ella. Fijo que sí.

Le hizo mucha gracia lo del protectorado de Kang.

Querrá decir su nueva adquisición. Lo que quiere es que le avasallen. Ese tio tiene más ego que Tony.

Lo soltó un poco más alto de lo que quería, o no, pero no le importó. Todo eso era una perdida de tiempo. Y encima la agente Carter esa metiendo más chicha en el asador y dando coba.

Venga ya. Que hay una nave dirigiéndose hacia nosotros que llegará en cualquier momento. Digamosle de una vez a Kang que se las pire. Subamos a esa nave a ver qué quieren, eliminemos la amenaza y volvamos a casa. ¿Qué problema hay?

Tio. Como echo de menos a Furia.

- ¿Mis cualidades sociales? - Me hubiera echado a reír cuando dijo aquello. En realidad parecer cordial, educada y una persona tan agradable era algo que se aprendía. La mitad de las veces pensaba en cómo sería destripar a los idiotas con los que hablaba, pero eso sí, con una sonrisa en los labios que dijera que me caían tremendamente bien y que me sentía verdaderamente halagada por estar en su presencia.

- Está claro que está tramando algo o quizás, no quiere que se pongan a discutir algo que les puede llevar años. No tenemos tanto tiempo.

Carter dijo lo de infiltrarme en el sistema y asentí.

- Podría intentarlo, pero no prometo nada, no creo que haya nadie por aquí que sea un genio sobre tecnología extraterrestre. - Lo bueno era que a mí no me importaba toquetear las cosas que no sabía exactamente cómo funcionaban.

Clint estaba perdiendo la cabeza, pero no le llevé la contraria, tampoco era un mal plan, aunque no tenía del todo claro cómo íbamos a echarlo si no quería irse. Había visto tan bien como yo a aquellos robots y sabía lo duros que eran.

Steve había permanecido en silencio después de saludar al presidente Obama. No pudo evitar el calcular cuantos presidentes había llegado a conocer en su vida. El pensamiento concluyó rápido, el tiempo pasaba muy deprisa. Escuchó la oferta de Kang y no se sorprendió, era lo que esperaba. Les querían como esclavos sometidos, tenían más tecnología y más poder bélico. El Capitán observó fijamente a la agente Carter mientras hablaba, no podían descubrir sus cartas frente a ella hasta estar seguros de toda la información que manejaba.

—Es demasiada casualidad que se nos presente un problema como ese y justo un salvador de otro planeta que puede salvarnos. No creo que yo sea el primero que se fija en esa evidencia. Me gustaría hablar cara a cara con él para saber más. Actualmente y pese al riesgo que corremos creo que no podemos someter a la tierra entera. Tenemos gente capaz que quizás pueda trabajar en una solución para nuestro problema.

Tras eso volvió a hacer una pausa, sus palabras podían ser fundamentales y si él afectaba a la decisión del presidente podía condicionar muchas vidas. Ese era un peso que en aquel momento sentía sobre sus hombros.

—Debo desaconsejar que usted se exponga señor presidente. Yo puedo representarle en una reunión si lo considera oportuno. Debe extremar sus medidas de seguridad, es posible que incluso a nosotros nos resultara complicado protegerle.

El presidente juntó las manos sobre la mesa en la que manteníais la reunión. Obama miró a los Vengadores conforme estos intervenían.

- Dice de ir hacia aquella nave pero nuestra tecnología espacial no es muy avanzada en comparación. No podemos colonizar Marte y lo que se nos acerca parece que viene de fuera del sistema solar. La Nasa por supuesto cuenta con transbordadores y una opción sería enviar a alguien ya. Entonces el problema sería entrar en la nave que se aproxima.

Los reunidos tan sólo podían asentir a las palabras de su presidente y luego a las de Natasha, cuando se refería a la posibilidad de usar recursos informáticos. Carter sin embargo se abstuvo de intervenir más. El presidente continuó.

- Capitán América, no puede tomar decisiones por todo el país pero sus palabras siempre serán escuchadas. Las de todos ustedes. Ahora bien si no me reuno con Kang entonces no habrá posibilidad alguna de acuerdo. Yo puedo acudir pues el vicepresidente ha sido puesto a salvo en un lugar secreto. De manera que existe la posibilidad de que hagamos esa reunión nosotros y mis asesores aquí presentes.

En ese momento el presidente hacía una pausa y de hecho se hizo un pequeño silencio.

- Se ha aproximado a la entrada un hombre uniformado como usted, Capitán América. Ha pedido permiso para acceder junto a Kang, pero este no está visible.

Los miembros del gobierno y otros poderes se miraron un poco inquietos.

- Uniformado como usted, pero sin escudo.

Concretó Obama. El general Ross entonces quiso intervenir.

- Por Dios, qué significa eso.

La mujer, Carter, agarró su teléfono móvil y comenzó a teclear, como si chateara. Tan sólo expresó unas pocas palabras.

- Tampoco le veo ningún sentido, salvo que pretenda confundirnos.

Obama os miró para haceros una nueva pregunta, en tono de voz relajado.

- ¿Ustedes piensan que pueden defender al mundo de estas dos amenazas? Refiriéndome a la nave y Kang.

Como veía que la situación se iba a alargar en un sinsentido, y que no iban a llegar a ningún acuerdo, Clint se puso a mirar los aperitivos.

Total. Acabaremos haciendo lo que el Capi diga, por más que se empeñe el Presidente en ello. Como si fuera a hacer caso a otro.

Lo de la llegada del otro Capitán le pilló masticando, pero a pesar de que no se sobresaltó como los demás tenía los palillos de los canapes en la mano.

Gno fe freoc...

Tragó.

No se preocupen. Seguramente será el capi ese del futuro. Y a Kang no lo ven porque activará su holograma cuando esté delante suyo. No se atreve a aparecer en persona.

A pesar de que parecia tranquilo, el arquero estaba preparado para atacar si había cualquier problema o amenaza ante la llegada del Capi2.

Me parecía que no estaba entendiendo demasiado bien lo que estaba diciendo aquel hombre, por mucho que fuera el presidente de los Estados Unidos de América.

- ¿Entrar en la nave que viene? Este hombre ha estado fumando algo y no le ha sentado nada bien.

Claro que luego cuando dijeron lo de que había parecido un clon del capi a mí ya me dejaron de piedra.

- ¿Tienes un hermano gemelo que haya estado setenta años congelado también? - Pregunté a Rogers así como el que no quería la cosa, sin hablar demasiado alto, pues estaba claro que aquel no era el mejor momento para bromas. De todas maneras, lo único que me venía a la cabeza era que pudiera ser otro tío del futuro, pero vamos, esto empezaba a ser demasiado complicado para nada bueno.

- Como halla una yo en el futuro y venga, yo me piro de aquí... - No me gustaba la competencia, ni aunque me la hiciera yo misma.

Escuchó atento al presidente Obama, como un soldado recibiendo órdenes de su superior, al fin y al cabo es lo que era, un soldado. No habló hasta que el presidente finalizó.

—Sí, podemos. Nos hemos enfrentado a cosas peores en el pasado y hemos vencido.

¿Podían? Esa era una pregunta con una única respuesta. Podían, tenían que encontrar la forma de poder combatir contra los problemas que tenían en aquel momento. 

—Entonces me temo que tengo que pedirle que estemos nosotros presentes en la reunión para protegerle y que debemos escoger nosotros el sitio.

Era lo menos que podía hacer para asegurar la situación. 

Las noticias no cesaban, ya había oído hablar de su otro yo del futuro, pero no había tenido mucho tiempo para pensar acerca de eso. Al parecer el destino planeaba sacarle de dudas.

—No me consta.

Dijo como respuesta a Natasha ante su pregunta, para luego hablar dirigiéndose a todos.

—Que vengan, le protegeremos si ocurriese algo señor presidente.

El general Ross se dedicó a rumiar para sus adentros. Todo se estaba precipitando pues Kang parecía llegar ya mismo. Inesperadamente se echó levemente hacia delante para comunicarse con vosotros de forma más cercana.

- Tenemos una nave... la de los terroristas. ¿Sabrían manejarla?

Algunos de los presentes miraron al general como si no estuvieran al tanto de lo que estaba hablando. La mujer, Carter, se quedó callada. El presidente Obama iba a hablar pero prefirió mantenerse en silencio, por su expresión aquello le parecía aceptable.

Uno de los miembros de seguridad deslizó su dispositivo portátil permitiendo ver la imagen del segundo Capitán América, el cual entraba ahora en el recinto, uniformado de un modo similar a Steve Rogers. Lo habían dejado pasar y caminaba hacia la casa blanca, tras haber sido objeto de revisión en busca de artefactos peligrosos.

Cuando ya estaba dentro, un haz luminoso llegó hasta el suelo de un modo que os recordaba al puente de luz que usaba Thor. La figura de Kang entonces se materializó, formando un gran revuelo y los miembros de seguridad apuntaron con sus armas inmediatamente. El segundo Capitán América reaccionó entonces colocándose delante y aunque no se le podía escuchar, parecía tratar de hablar hacia el resto, con calma.

- El alienígena ha aparecido, presidente.

Ese hecho tan relevante pareció dejar un poco de lado la pregunta de Ross pero este os dirigió la mirada apuntando a la posibilidad de usar la nave plateada en la que los terroristas se desplazaban.

El presidente Obama entonces asintió al encargado de la seguridad.

- Déjenlos pasar.

Dijo ese hombre en concreto y entonces la tensión ahí fuera disminuyó y todo parecía indicar que Kang iba a acceder al interior, aunque aún faltarían unos minutos. Obama se levantó de su asiento consciente de que habría que salir a recibirlo.

Clint se encogió de hombros ante la pregunta de Ross.

No he visto los controles, pero no creo que sea mucho más complicado que un Quinjet. Seguramente podría.

Tal y como había vaticinado, debía de empezar a echar las cartas, Kang apareció a su lado cuando entró. Aunque no parecía un holograma en esta ocasión, uno no podía estar seguro.
Como los palillos no le parecían lo suficientemente peligrosos, agarró su arco. Y aunque no estaba apuntando a nadie lo tenía a mano por si acaso. Total, no tardaba nada en apuntar y disparar si fuese necesario.

Bueno. Esto se pone interesante. A ver cuanto tarda la situación en volverse inestable y acabar en violencia.
 

Yo estaba totalmente convencida de que de esta reunión no iba a salir nada bueno. Como mucho, iban a engañarnos para hacer alguna cosa que al final no hubiéramos tenido que hacer y luego Steve se flagelaría durante años por haber accedido a aquello.

La vida de Los Vengadores era tal que así.

Por lo demás, como el presidente ya iba a recibir a Kang y nosotros teníamos al capitán, me retiré un poco, queriéndome quedar un poco en segundo plano, pues me gustaba poder observar las reuniones sin que alguien estuviera con los ojos puestos en mí durante todo el tiempo.

- Yo diría que menos de diez minutos. - Respondí a Clint en bajo pues más o menos venía pensando lo mismo que él.

La tecnología de Kang era tan superior a la terrestre que Steve no pudo evitar sentirse ridículo frente a él, no obstante y pese a la superioridad tecnología de la otra parte su tarea continuaba siendo la misma, proteger al presidente de los Estados Unidos. Con toda la sutileza de la que fue capaz se colocó delante de Obama cubriendo parcialmente al hombre con su propio cuerpo, podía esperar cualquier cosa del extraterrestre.

—Presidente, si va a ir a recibirlo debo insistir en que vaya detrás mío y se exponga lo menos posible. No sabemos de lo que es capaz al cien por cien y no podemos ser imprudentes.

Tampoco estaba realmente seguro de poder protegerle de todos los aparatos que podría tener, pero estaba totalmente dispuesto a poner todo de su parte, para evitar que pudiera pasarle nada a la máxima autoridad de su país. Steve dirigió una mirada hacia Natasha y Clint.

—A la mínima cosa rara que veáis, no dudéis.

Tras eso lanzó una rápida mirada a la agente Carter, no sabía que papel desempeñaría la mujer en todo aquello.

El presidente asintió manteniendo la calma, tratando de estar a la altura de aquellas circunstancias. El personal seguía allí sentado de modo que tan sólo vosotros y la escolta de Obama, compuesta por cuatro hombres trajeados de negro, debía de salir a recibir a Kang.

El grupo no tardó demasiado en llegar hasta el exterior justo en el momento en el que el tirano y el otro Capitán América se aproximaban.

Kang tomó la iniciativa mientras el doble de Steve se mantenía a la espera, mirando a los miembros de los Vengadores. Ya os había informado Visión de que se había reunido con este hombre y en efecto las facciones visibles de su rostro parecían corresponderse con las del militar que visteis en el pentágono, Josh Connor. Sin embargo el primero en hablar fue el guerrero morado y azul

- Es un honor verle en persona, Presidente de los EEUU. Así como a sus protectores, los afamados Vengadores.

Kang sonrió con una cierta prepotencia y se fijó en Clint, el cual ya sabía que no tenía ánimo alguno de cooperar.

El tirano se aproximó extendiendo la mano, hecho que puso en alerta a los guardaespaldas, sin embargo Obama no se opuso en estrecharla.

- Me acompaña Agente Siete. Es una versión futura de su Capitán América que me conoce bien y por tanto puede ayudarme a explicarles ciertas cosas.

Tras decir aquello Kang se acercó a vosotros para tratar de estrecharos la mano y el supersoldado hizo lo propio.

- Gracias por recibirnos. Me alegro de conocerles, he de decir que del... tiempo del que vengo, son una leyenda.

Comentó con cordialidad pero siendo escueto pues parecía mostrarse prudente, esperando a ver cuáles eran vuestras reacciones.

Kang no me caía nada simpático, pero nada nada. No sabía si era porque estaba casi segura de que nos la estaba metiendo doblada o a saber, pero sólo con verlo me podría salir la cara de asco sola. Por suerte, estaba acostumbrada a poner mi cara de circunstancia que era esa que no dejaba que nadie averiguara qué era lo que se me estaba pasando por la cabeza.

Estuve por hacer otro chiste y decirle a Steve que si se traían a unos cuantos Capitanes Américas de otros tiempos podían hacerse un calendario tipo bomberos, seguro que la gente lo compraba, pero claro, luego me di cuenta de que el mundo se estaba yendo a la mierda y que si no solucionábamos aquello no iba a quedar nadie que pudiera comprar el calendario en cuestión.

Asentí cuando me dieron la mano y yo tampoco se la negué. Era más, incluso sonreí como si estuviera encantada de sus modales.

- Si eres simpática nunca sospechan de ti, aunque algo me dice que estos ya traen los deberes hechos y saben de qué pie cojeamos.

No tuvieron más que añadir eso de que éramos una leyenda, para saber que no había errado con aquel razonamiento.

- Un placer conoceros. - Era mentira, pero ellos no lo sabías ¿no?

Clint miró la mano que le tendían. No se fíaba ni un pelo. Y la verdad es que él no era quién tenía que caer bien a la gente. Para eso ya estaban Nat o el Capi. Así que en lugar de estrecharsela le ofreció una bandeja de canapes.

Pruebe el de salmón. Está riquísimo, no sé si lo tendrán en el futuro porque todo el mundo sabe que nos estamos cargando el ecosistema y esas cosas. Pero de momento podemos permitirnos estos pequeños placeres.

No. No pensaba darle la mano a ninguno de los dos. Y tampoco perderles de vista. Si hacían algún movimiento en falso, o tenía la impresión de que la cosa se iba a salir de madre, reaccionaría primero y preguntaría después.

No devolvió el saludo, no tenía motivos para hacerlo. No le gustaba Kang y no estaba seguro de hasta que punto estaba tratando de manipularles o confundirles. Se fijó en el hombre que ocupaba su posición en el futuro y lo estudio despacio, se parecían tanto que dolía. No sabía como podían hacerlo, ni como la ciencia había avanzando tanto, pero el hecho es que estaba allí. Quizás tuvieran una fórmula mejorada de su suero del supersoldado.

—¿El número siete? ¿Cuántos capitanes américa hay allí?

Steve se mantuvo cerca del Presidente Obama y de reojo echó un par de miradas a Natasha y Clint. Sabía que estaban atentos, pero nunca estaba de más cerciorarse.

—Podemos comenzar a hablar del motivo de vuestra visita a nuestro ... tiempo.

Tras unas tensas presentaciones en las que el Agente 7 os observaba de una forma cordial mientras que Kang se mostraba absolutamente frío, hubísteis de entrar en el edificio de nuevo.

- Yo fuí el último.

Comentaba el supuesto Capitán América del futuro.

- Hubieron otros seis antes de mí, pero perecieron. Ninguno logró vencer a Hydra.

En ese momento advirtió que Kang le dirigía la mirada. El Agente hizo una pausa durante unos segundos y continuó.

- Fue gracias a Kang que se ha parado esa amenaza. Pude acabar con los planes de Hydra en esta época. Ahora el mundo está a salvo.

El tirano ahora esbozó una sonrisa.

- ¡Ja! ¡A salvo! El universo está plagado de peligros y vuestro planeta es un imán para ellos. He visto muchos posibles futuros y la mayoría son horribles. Y el que se ha asentado ahora es uno de ellos. Esa nave que se aproxima quiere devastar vuestra civilización. Pero yo no estoy de acuerdo con eso, como ya demostré cuando detuve al traidor de Presencia. Igualmente quiero acabar con ese bombardero, pero necesito vuestra ayuda.

En esos momentos ya iban tomando asiento todos los presentes en la mesa de reuniones.

- Puedo daros medios para terminar con esto, si estáis dispuestos a uniros a mi, en una relación que será beneficiosa para todos. Los EEUU son el mayor imperio de la Tierra y nuestra colaboración puede ser muy provechosa. Puedo facilitaros la tecnología para sobrepasar a todos los demás países e incluso para colonizar vuestro sistema solar en menos de diez años.

Aquella afirmación atraía el interés de varias de las personas allí reunidas. 

Desde luego, eso de que los otros seis capitanes habían muerto peleando contra Hydra era toda una historia, pero bueno, desde antes de que yo naciera, Hydra ya estaba haciendo maldades por el mundo.

- No me imaginaba que un Capitán América pudiera venderse... - Dije cuando Kant dijo claramente que si habían destruido a Hydra había sido gracias a él.

A mí me daba igual que me miraran mal, bien o lo que quisieran. Era más, podía firmarles un autógrafo si se ponían pesados, pero no había podido contenerme. Si algo sabíamos todos de Steve era que siempre era fiel a lo que consideraba oportuno y unirse a Kant sin conocer toda la verdad... No creía que fuera a ver algo así.

Me rasqué la cabeza con un gesto tranquilo, como si estuviera sopesando algún tipo de opción que se me hubiera pasado por la cabeza, aunque realmente sólo estaba jorobando un poco, sabiendo que aquello no le habría gustado demasiado.

Ese tío era un arrogante, un déspota y bueno, seguro que podía seguir poniéndole adjetivos, pero sus palabras me hicieron mirar al presidente y compañía.

- Seguro que se están poniendo hasta cachondos escuchando eso del armamento.

- Y toda esa ayuda que nos ofreces... ¿Qué precio tiene? Porque no te ofendas, pero te has tomado muchas molestias en venir a avisarnos, ofrecernos ayuda... No sé, no me trago que lo hayas hecho por amor al arte.