-Esperemos la respuesta del tabernero -digo al hermano por lo bajo-. Rumores y medias verdades terminan haciendo una verdad completa, por preguntar que no sea.
Mi sueldo me lo gano como ve, mi señor -respondió el tendero a Campillo abriendo los brazos como mostrando su tienda. Les dije todo lo que se, todo lo que ven mis ojos y mis orejas escuchan.
El tendero dejó de prestaros atención, pues comenzaron a llegar gentes a las que atender
He vuelto chicos.
Presto lo haré si se pasa por aquí y si algo nuevo sé, señor -respondió el tabernero. Receta de mi abuela -añadió con un guiño de ojo y levantando las cejas tras mirar la comida.
He vuelto chicos. No, en esta acción el rezo no sirve de mucho... ;)
-Hermano Inocencio, me parece atinado ir a escuchar lo que tenga que decir el fraile que habla de los judíos vertiendo bilis con sus palabras. Puede que sepa algo del tal Gil.
-Ea pues.
Osease, vayamos.
-Podríamos preguntar en alguna iglesia por el fraile, o quizá pedir ayuda al pater Toleti. ¿Vos qué opináis, hermano Inocencio?
Satisfecho por las respuestas, Teófanes dejó cinco monedas a mayores sobre la mano de su informador. Ajustándose su saquillo de monedas al cuello, miró a su compañero Juan Olivares y con un ligero movimiento de cabeza le indicó que era momento de partir.
Sin esperar respuesta, se encaminó a las puertas de la ciudad para poder situar la primera posada del mismo; lugar donde había quedado con sus hermanos.
Una de sus manos se posó en la empuñadura de la espada recién adquirida mientras con la otra sostenía el fardo de las dos túnicas que había comprado.
....Lamentando el parón navideño... así como mi ausencia injustificada...
- Me place hermano, vayamos pues a alguna iglesia, mejor a la principal, asistamos pues a los santos Oficios, et al acabar, fablemos con el pater que alla asista. Tal vez el Altisimo pueda asistirnos
Juan, al ver que el hombre no hablaría más de la cuenta y que el Fráter Teófanes ya había dado por buena la respuesta, le acompañó de vuelta hasta donde se encontraban el resto de los cráteres, para poner en común las pesquisas de unos y otros.
Con suerte, algo nos servirá... Qué viaje tan extraño, sin duda los designios del Señor son inescrutables...
Salísteis del mercado, unos, y a su vez de la taberna, otros, y pareció que el Altísimo puso las mismas ideas en vuestras mentes al mismo tiempo, pues os encontrásteis en seguida en la calle. cada uno tendría en su interior diferentes impresiones de lo que habría podido averiguar. El caso es que, avanzando por la ciudad, fuísteis a dar, de pura casualidad, a la casa-palacio del Páter Toleti. Era un edificio reconstruido y anexado con otras viviendas, muy bonito y con ciertos jardines en la entrada.
Estábais delante de la puerta.
Ya estáis juntos, postead ahora para todos vuestros compañeros.
Vaya, sin duda el Altísimo ha tenido a bien mostrarnos la morada del Pater Toleti -dijo Juan al reencontrarse con los demás en semejante lugar-. ¿Habéis encontrado algo interesante, fráter Ambrosio?
—Poca cosa, salvo el rumor de un fraile que aborrece a los judíos por cómo habla de ellos en sus discursos, y puede que sepa algo sobre ese Pedro Gil. Sin embargo, nada sobre su paradero. Si Dios nos ha reunido aquí, deberíamos ver al Pater Toleti e informarle de nuestras pesquisas.
Curiosamente lo mismo que hemos oído nosotros en el mercado. Parece que ese hombre es esquivo pues la persona con la que hemos hablado ha refusado, amablemente, revelar su paradero.
- A ver si el señor nos ilumina y este es el sendero bueno.
¿Entráis a ver al Páter Toleti?
Accedísteis a la residencia del Páter Toleti. Cruzásteis la puerta de entrada y enseguida el conjunto del jardín con un camino empedrado por el medio hacia un conjunto muy bello. Admirásteis de lejos el edificio de más de una planta, pero pronto os detuvísteis. Habia varios controles de seguridad para entrar a ver a aquella personalidad.
En un primer control un grupo de guardias, en la puerta, os instó a identificaros. Tras mostrarle la cruz de la Vera Lucis en vuestras insignias y ropas, y una vez reconocidos como fráteres os hablaron.
Debéis dejar vuestras armas. No podéis entrar aquí con ellas: protocolo, hermanos -dijeron.
Sin decir palabra Inocencio se desarma con parsimonia pero sin pausa. Es el primero de todos los frateres que procede asi.
Al asentir sin mediar palabra en la decisión de visitar al Pater Toleti, Teófanes avanzó con el resto de fráteres hasta su destino. Una vez identificados por los guardias que guardaban las puertas de una construcción quizás demasiado ostentosa para un sirviente del señor; estos habían pedido dejar lar armas para adentrarse en dicha villa.
- Si habéis confirmado nuestro santo sello, en el cual confiáis; ¿ que necesidad tenéis de pedirnos nuestras armas?- miró al guardia que había sugerido la orden;- ¿ Acaso dudáis de nuestras intenciones para con vuestro superior?.-
Apretó con su mano diestra la empuñadura de su recién comprada espada, mientras esta descansaba en el cinto envainada; aguardando una explicación.
OFF: me huele a chamusquina.... compis. De ahí mi actitud defensiva debido a esa solicitud...