Partida Rol por web

Viaje al corazón de la Hydra

Acto 2.0

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11/03/2013, 18:31
Director

Pierre Labit: Preludio

El calabozo para delincuentes comunes de la estación espacial Puerto Príncipe era un cuchitril húmedo, con el suelo y las paredes metálicas, sin ventanas y que olía a meados. Cuyos barrotes estaban flanqueados por un cansado agente Rodriguez de la policía portuaria, sin demasiadas expectativas vitales pero con muchas rosquillas.

El día en que Pierre fue detenido bajo el dudoso cargo de “viajar con la intención de cometer un delito”, estaba particularmente animado, ¡si hasta tenía sus yonkis, prostitutas y borrachos y todo!

Así que cuando dos nuevos agentes vinieron muy amablemente a invitarle a salir de aquel agujero, y escoltarlo debidamente esposado de vuelta a otro exasperante a la par que inútil interrogatorio, no pudo, incluso a pesar de los empujones, si no considerarlo como un claro ascenso en su estatus. Concretamente de “gabacho sarasa de mierda” a “eh tú, el solenita esmirriado del fondo”.

Tras conducirlo por una galería de paredes que en algún momento fueron blancas y adornadas pobremente con una raya amarilla (hoy color diarrea), le dejaron caer, casi literalmente, en lo que parecía un despacho con dos sillas y una mesa, también metálicas e insufriblemente incómodas (la mar de originales estos cruzados, todo hay que decirlo), iluminadas por una desagradable luz fluorescente.

Incluso, en un alarde de la famosa hospitalidad cruzada, le permitieron unos eteeernos minutos a solas con la única compañía de la cámara digital de la esquina superior derecha, cuyo piloto rojo no dejaba de parpadear a intervalos molestamente irregulares.

Sin embargo, esta vez no fue el cabezadeladrillo del investigador Deltoro el que cerró la puerta tras de sí con el fajo de papeles que suponía que debía ser su expediente, si no una mujer que, por alguna razón, parecía completamente fuera de lugar en un tugurio como este. No por su aspecto físico, que por cierto no era nada desdeñable, sino más bien por cómo se movía. Con la seguridad aplastante de alguien que puede bueno, aplastarte si te pasabas un pelo de la raya. La clase de fervor en la mirada de quien tiene muy claro lo que está bien y lo que está mal, y que no descansará hasta poner a los que lo merecen en el lugar que les corresponde. Es decir, bajo sus botas.

Lo primero que hizo fue cerrar la puerta y después, se acercó hasta la cámara, desenchufando sin muchos miramientos algún cable de la culata que hizo, si bien Pierre aun no tenía claro si para su alivio o su desgracia, que la luz del piloto rojo muriera de una forma un tanto trágica.

Por como vestía, cualquiera podría haber esperado que la detective Solis, según dictaba su placa, se moviera de una forma un tanto masculina, sin embargo, cuando se volvió para sentarse frente a su silla pudo comprobar que nada más lejos de la realidad.

Se tomó su tiempo para sacarse un paquete de cigarrillos, marca Soberano, del bolsillo trasero del pantalón, coger dos de ellos, llevarse uno a los labios y ofrecerle el otro a Pierre. -¿Fuma? -Preguntó. Su voz sonaba cálida, aunque no como una tarde de verano en Versalles, más bien cálida como un desierto abrasador.

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11/03/2013, 18:32
Director

Acto 2.0: La Gran Evasión

Los soldados cruzados escoltaron a sus “invitados” hasta la comodidad de sus nuevas dependencias: las cabinas de suspensión para detenidos. En el lado positivo, tendrían la decencia de tratar sus heridas, en el negativo, bueno, acababan de otorgarles el título de criminales en el nombre del Rey Rodrigo, por contrabando, astrovandalismo, y una larga retaíla de otros cargos propios del agradecimiento de las autoridades que acaban de recibir una paliza.

En las cabinas de suspensión las cosas funcionaban así, primero un tío en cuyo uniforme lucía el cargo de mecánico: gordo, grasiento y con el palillo en la boca de rigor, se encargaba de “acomodarte” y del correcto funcionamiento de la cámara de estásis (un misterioso arte que al parecer, consistía en darle golpes, patadas y maldecir a la máquina hasta que esta funcionaba como debía). Después, otro agente te leía tus derechos, que por cierto no eran demasiados y por alguna razón, el “tiene derecho a permanecer en silencio” o “todo lo que diga podrá ser utilizado en su contra ante un tribunal” dicho con el enfasis especial que solo podría otorgarle alguien “ligeramente” molesto por, por ejemplo, que le hubiera roto la nariz, sonaba desagradablemente a amenaza. Y finalmente, se te congelaba, de forma literal, en una solución de una especie de fluber o moco de leviatán que desde luego no auguraba un brillante futuro para el cabello.

Así el viaje de tres horas hasta “Puerto Principe”, donde pasarían a estar a cargo de la Policía Portuaria, transcurrio sin incidencias en un abrir y cerrar y de ojos. De las cabinas de suspensión del destructor cruzado pasaron a ser conducidos a través de las poco glamurosas entrañas de las dependencias de la comisaría de aduanas hasta un aún menos glamuroso calabozo, equipado ya con sus yonkis, prostitutas y borrachos, que todo calabozo que se precie debe tener. No sin antes, por supuesto, hacerles la foto conmemorativa de la ocasión, con su cartelito en las manos y todo.

Allí deberían esperar a que a alguien le viniera a bien tomarles declaración, que en vista del ritmo caribeño que parecía mecerlo todo con exasperante parsimonia, no parecia que fueran a darse demasiada prisa.

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11/03/2013, 18:36
Director

“Delivery to the following recipient failed permanently” Seguido de las respectivas direcciones con las que Angela trataba de ponerse en contacto una y otra vez, era lo único que recibía como respuesta. Al parecer, alguien o algo estaba poniendo mucho interés en mantenerla incomunicada y el estado de estasis en la cabina de detención del destructor cruzado no ayudaba demasiado.

A pesar de sus esfuerzos por mantener la consciencia, poco a poco Angela fue cayendo en un profundo sopor a medida que sus constantes se iban apagando, controladas ahora por la cabina, hasta que fué atrapada por un vívido sueño.
En él había vuelto a Venectti, en una cálida noche estrellada de verano. Los grillos cantaban armoniosamente en los jardines y Numa estaba preciosa en el cielo, en su fase de plenitud.
No estaba sola, un joven alto, de pelo moreno, ligeramente rebelde, y con un excepcional parecido a Luca permanecía a su lado. Sentados sobre el mullido cesped y mecidos por la cálida brisa, se sentía muy agusto, como si por alguna razón conociera a aquel joven de toda la vida. Tanto que hasta se permitió dejar caer la cabeza cómodamente sobre su hombro.

- Estoy aquí por tí, Angela, soy tuyo. - Había dicho acariciándole el pelo con ternura. - Haré que tus deseos se hagan realidad... -

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14/03/2013, 12:15
Angela Gabriella Della Nocte

Podía sentir la hierba bajo mis pies descalzos, pero la hierba virtual no tiene olor. Por un minuto me permití permanecer en silencio, con los ojos cerrados. Pretender que todo estaba bien siempre era agradable, pero incluso en sueños había cosas que era difícil olvidar.

Volví a abrir los ojos. Con cierta indolencia arranqué una margarita y la hice girar entre los dedos. Después miré al chico que estaba junto a mi. ¿Sería un primo de Luca? No me sonaba y, sin embargo, en aquel instante era como si le conociera de toda la vida.

Miré al cielo, las constelaciones estaban en la posición correcta, como un mapa que se extendiera ante mis ojos. Volví a mirar al joven y sonreí.

- ¿Hacer realidad mis deseos? Los deseos son peligrosos - dije con voz triste y arrancando uno de los pétalos de la margarita. Luego suspiré con suavidad - Quiero recuperar a Minerva, ¿puedes hacer eso?

Esbocé una sonrisa triste al tiempo que hacía girar la margarita y arrancaba otro pétalo, blanco, suave. Lo sostuve frente a mi y soplé. Solo un sueño, ¿qué hay de malo en dejarse llevar? Volví a mirar al joven que me acompañaba.

- ¿Y cómo debo llamarte? - pregunté con media sonrisa antes de arrancar un tercer pétalo y hacerlo volar con otro soplido.

Por un instante el pétalo quedó suspendido en el aire, arrastrado por la brisa. Me llevé la margarita a la nariz, tampoco olía. Recordé que una vez le había preguntado a Minerva si soñaba. Pero Minerva no dormía.

- La vida es sueño - dejé la pregunta en el aire y miré a los ojos oscuros del chico. Mis dedos despeinaron aún más su pelo. Sonreí - ¿Tu sueñas?

Terminé por preguntar. Hice girar la margarita. Aún quedaban muchos pétalos, aunque poco a poco iba deshojándola. Había quien creía que eramos personajes en el sueño de otros, que desapareceríamos cuando despertasen. Así pues, ¿Quienes aparecían en mis sueños tendrían los suyos propios?

Me recosté con comodidad sobre el pecho del joven.

- Cuéntame tus sueños. - Terminé por pedir. Era un deseo sencillo, en aquel momento sólo quería tener un sueño agradable, que alejase de mi los recuerdos de la vigilia...

Notas de juego

De momento asumo que Angela sigue dormida. No tengo claro si debo decirle a Meyer que Angela sigue inconsciente o qué. Ya me diréis ;)

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14/03/2013, 12:02
Meyer Adam

-Si esto llegas a oidos del Alejandro, soy hombre muerto.- Susure afligido, con las manos en las rejas, reflexionando, si la muerte no hubiera sido una sentencia mas suave, con lo que ocurriria a continuacion.

Despues de un largo suspiro, y mas de un cabezazo con la pared y las barras, avise con las manos para que se reunieran conmigo y nos juntaramos todo el grupo. Sigfried, Alpharius, y... Sigh, Angela, que tendria que decir mucho sobre el tema.

-Antes de nada, quiero disculparme por mi incompetencia. Se que he cometido graves faltas, y tendre que pagar por ellas, una por una. Pero este no es el momento.- Avise, mirando a todos ellos, que estarian mas que dispuestos a acusarme con el dedo, uno por cobarde, otro por temerario, y otra por costumbre.- Pasando a lo importante, necesitamos discutir que hacer ahora en nuestra situacion. Como habreis comprobado, nuestro nombre esta manchado por nuestras acciones y las de terceros, la tripulacion real de la lata de sardinas se ha escapado, y nos han dejado como cabezas de turco. Nuestro objetivo, es obtener pruebas de nuestra inocencia, y devolver a estos ante la justicia. Pero...- Continue, mirando a las rejas de nuestra prision con cierto rencor.- Poco podemos hacer, mientras los Cruzados nos mantengan presos.

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14/03/2013, 18:45
Siegfried Straufenberg

De haber fumado y tenido un cigarro en la mano habría sido el momento de tirarlo en un gesto dramático. Hubo que conformarse con un chasquido de lengua sonoro.

-Pues claro que has metido la pata-dije en ario manteniendo la voz baja para evitar que oídos de guardias indiscretos captaran nada-Y no contento con eso te dedicas a arrastrarte por los suelos ¿esperando qué? ¿Compasión y una palmadita en la espalda de un Cruzado?-meneé la cabeza decepcionado.

No es que fuera fan de una inmolación en la pira de una derrota estúpida, sabía perfectamente cuando rendirme, pero de ahí a suplicar iba una larga distancia.

-No te equivoques, no podíamos hacer otra cosa que rendirnos ahí vista la cantidad de efectivos que tenían... pero no olvides de dónde vienes chaval-después de todo tal vez era eso, le faltaba experiencia para saber cómo actuar. Dos décadas daban para mucho-En fin... cambiando de tema. Estoy por apostar algo a que nuestros "amigos" cruzados con su habitual perspicacia no registraron todos los compartimentos de la nave-

Y mi hallazgo durante el viaje podía valernos de algo como herramienta de negociación si pretendíamos esquivar el marrón que se nos venía encima. Con esa maravillosa lista de cargos se iba a necesitar mucha influencia o suerte (o un poco de ambas) para esquivar la pena capital.

-Y no tengo intención de dejar de vivir en este agujero inmundo faltando a mi contrato por culpa de unos contrabandistas...-Pero tampoco podía hacer nada por el momento más que conversar con los compañeros de celda. La información tendría un precio que ya veríamos donde llevaba-Pero si no han escapado en ninguna cápsula, pues habrían sido derribados, debían estar en la nave aún-

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14/03/2013, 19:43
Lev "Leon" Y. Korolev

Las cavernas de éxtasis nunca han sido de mis favoritas, cuando existe la posibilidad de darse un buen paseo por la oscuridad de la noche permanente del espacio, pero eh, no voy a ser yo quien rechace una amable invitación de meterme ahí en vez de hacerlo empujado por un culetazo en la nuca. Que la niña rica se haya desmayado ni me va ni me viene, siempre que no influya en reventar mi tapadera tan descuidadamente montada. Joder, primero los ursos y ahora los cruzados. Voy de gobierno en gobierno. es el último pensamiento antes de la congelación, y el segundo tras despertarme. El primero es, como no podía ser de otra manera para mantener el papel, una buena palabrota larga y fuerte en urso. Que ni merece traducción para saber que es algo malo.

Una vez en el reducto, la bofia del Puerto pasa más bien de nosotros como si fuesemos un grupo cualquiera, y nos encierran en una celda después de unas fotos -nota, colarme en el registro y quemarlo todo- en las que pongo cara de tipo poco listo y dejo que mi gran nariz haga el resto del trabajo. La celda en sí no está mal, y la gente de dentro no se aleja demasiado de lo que debe de haber en cualquier parte, pero eso no impide que camine con calma hasta un asiento y, con calma y un aspecto bobo, me siente tranquilamente. Dos de los Riechys charlan entre ellos, lo que parece que no lleva a ninguna parte, así que hablo como el que no quiere la cosa. -Prrofesor, siéntese. Vosotrros, si necesitais alguien grrande, yo estoy librre. -Y le hago un hueco al profesor en el banco que he ocupado, dejando relativamente claro que cualquier idiota que se acerque probablemente se esté buscando una bronca decente. Y que tengo detrás unos cuantos compañeros que no parecen especialmente agradecidos de su situación. -Pueden sentarrla también a ella. -Añado, en el último momento, señalando a la desmayada-niña rica.

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14/03/2013, 20:08
Waltz

Cabinas de éxtasis, mis favoritas, era la manera silenciosa que tenían las autoridades de decirte "eres demasiado peligroso, sera mejor no tenerte muy suelto por si montas alguna" amablemente nos llevan y nos sueltan una retaila de cosas que no llego a entender, pero por la cara y el lugar supongo que nuestros derechos.

-No entiendo una mierda- fue lo ultimo que dije antes de que me metieran en aquel cacharro para dormir a saber cuanto tiempo. Cuando me sacaron, la sensación de frío que recorría mi cuerpo antes de que nos pusieran a caminar me puso nostálgico, me recordaba a la sensación mañanera de mi planeta natal... Nos llevaron a aquellos lugares después de la preciosa foto con cartelito... otra mas. Observe quienes quedábamos, la verdad me imprecionaba que el grandullon quedara con vida, teniendo en cuenta que no detuvo el combate cuando todos bajaron las armas, Leon volvía a hablar en otro idioma y yo me estiraba para no sentir mas mis músculos entumecidos.

- ¿Alguna idea de que le ha pasado a la monada pija?-​ pregunté mientras me daba cuenta de que había perdido mi arma... -Claws ¿ya te has despertado?

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14/03/2013, 22:04
Meyer Adam

[Ario]-Esperaba poder hacer que notasen claramente de mi iniciativa a dejar la lucha, antes de que un monton de soldados cabreados y cegados por la furia nos embistiesen con sus armas, por que una pandilla de salvajes descerebrados, sin ofender, casi matan a sus compañeros por "error".[Ario]- Dije a secas, clavando mi unico ojo con desden a Sigfried. Aunque me habia prometido dejar esto para despues, no podia callarme la boca ante tal acusacion.- [Ario]No te auto-engañes, Sigfried. Por muy erguida que hayas mantenido la cabeza, te han quitado las armas y arrastrado a este agujero, como todos los demas. Ante ojos de Cruzados, todos somos basura criminal, vengan de donde vengan. Asi que deja de actuar como un puto noble repeinado.[Ario]- Le aclare las ideas a Sigfried, para que se diera cuenta que no existia eso de una "Rendicion digna", y se dejara de tonterias. "Como si pudiera darme lecciones de patriotismo, un cazarecompensas !Si ni siquiera tiene pinta de haber perdido una extremidad o tener una cicatriz horrible¡" Di un resoplido de incredulidad, cruzandome de brazos.

Segundos despues, de mi pequeña leccion de humildad al cowboy espacial, oigo detras mia, algo sobre una "niña pija desmayada", Angela. Si, es cierto, se habia desmayado, pero en su momento, supuse que lo fingia por fastidiar a los Cruzados, pero eso ya hara de tres horas, con tanque de estasis incluido.

-No estoy seguro...- Dije recogiendola del suelo, con cuidado, y posandola en el banco del Urso pelirrojo, no sin antes mencionar un "Muchas gracias, caballero". Pasando a comprobar su pulso y sintomas de fiebre.- Nunca le habia visto en este estado ¿Disculpen, pero hay algun medico en la sala?!Esta joven, necesita ser atendida¡

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15/03/2013, 01:37
Errol Flint

A pesar de que sus esfuerzos parecieran del todo inútiles, el profesor no había dejado de tratar de explicar durante todo el penoso trayecto hasta el calabozo de la estación espacial, el terrible malentendido que les había conducido hasta aquella incomoda situación a el, a su pupila y a sus peculiares compañeros de viaje. Sin embargo, no pensaba darse por vencido tan fácilmente, no señor. Si era capaz de hacerse escuchar en mitad de una clase, delante de al menos cien exaltados jovenzuelos a mereced de un torbellino de hormonas adolescentes, seria capaz de hacer entrar en razón a los, a su criterio, "confundidos" agentes de aduanas.  

- Oh, gracias mi querido amigo, pero creo que la señorita Della Nocte se lo agradecería mas que yo- Repuso amablemente a la oferta de su nuevo guardaespaldas, León, el hombretón de la vieja patria, antes de ayudar a acomodar a su joven alumna en el tosco y frío banco metálico. -No se preocupe señor Adam, su protegida esta bien. -Añadió tomando con cuidado su muñeca en acto de medir las pulsaciones -Me temo que hay señoritas que son realmente impresionables, nada mas. Deje que descanse. -Concluyo terminando de examinarla con la misma expresión y cuidado con la que examinaría una tablilla antigua. 

Justo en ese momento uno de los efectivos de la policia portuaria llamo su atencion a traves de los barrotes. - ¿Errol T. Flint? - Pregunto alzándose para poder ver entre la multitud que ocupaba el calabozo, tenían una noche movidita. -Acompáñeme. -

Al oír su nombre el profesor se puso en pie de inmediato, llevándose los pulgares a las solapas de la armilla con una seguridad que, en los últimos momentos del Halcón, debió olvidar que tenia en alguna parte. -No se preocupen caballeros -Añadió con carraspeo previo. - Resolveré este pequeño contratiempo antes de que puedan decir "Svichemincuttaa", que en nativo quiere decir, "hora del te". -Termino permitiéndose una pequeña sonrisa jocosa tras su pequeño chiste. 

-Agente...Dosssantos -Acertó a leer en la placa del hombre que le esperaba, tras dejarle paso gracias a la llave electrónica. -Oh, eso no sera necesario -Añadió en referencia a las esposas - Le acompañare encantado a resolver este terrible entuerto. - Continuo en un tono animado, como si ni por un momento hubiera perdido la esperanza, a pesar de los pocos efectos que hasta ahora habían tenido sus esfuerzos.

-Es la política de la empresa - Repuso escuetamente encogiéndose de hombros el agente Dos Santos, a lo que el profesor no tuvo mucho que objetar antes de que desaparecieran por el pasillo.

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15/03/2013, 02:39
Claws

-Creía que íbamos a un planeta tropical, no de vuelta a los fríos senos de la vieja madre -La voz gutural de Claws se abrió paso nuevamente como una garra afilada en el cerebro de Waltz. -Odio las cajas del frío sin tiempo. -Añadió malhumorado, en referencia a las cabinas de estásis. 

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15/03/2013, 02:47
Director

- ¿Que le ha pasado a Minerva? -Pregunto preocupado, aunque enseguida una nueva pregunta le hizo perder el hilo con algo que parecía sonarle mucho mas extraño. -¿Llamarme? - El chico frunció el ceño confundido por un instante, aunque enseguida la confusión dio paso a un nuevo pensamiento. -Necesito un nombre. -añadió con cierta melancolía en la voz, acariciando de forma tierna y distraída el pelo de Ángela. - Erik. -Concluyo con una sonrisa. 

Era una sonrisa tranquila, radiante y jovial, contagiosa e inocente como la de un niño. -Tengo un nombre. -Añadió feliz levantándose y ofreciéndole una mano a Ángela. Tenia un nombre y tener un nombre era parte de lo que era "ser alguien". Si, le gustaba ser alguien. Y en se momento Ángela volvió a lanzar otra pregunta al aire. -¿Quieres que sueñe? -Pregunto mientras la ayudaba a levantarse con delicadeza. 

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15/03/2013, 10:16
Angela Gabriella Della Nocte

En los sueños todo solía cambiar, pero este era extrañamente estable. De esos en los que podrías creer que estás despierto si no fuese porque aún recordaba que habíamos estado en la nave. Y allí no olía a sangre, de hecho no había olores, de modo que tampoco estaba en la zona negativa. Suspiré.

- La han... - comencé a responder a su pregunta - Arrancaron su memoria, puede que la hayan... borrado - dije con voz ahogada - ¿Por qué tenían que hacerlo? Estaba conmigo desde que nací, ya nunca será igual.

Miré la margarita y terminé por tirarla lejos. Luego estudié al chico, se comportaba de un modo extraño. Ahora parecía completamente feliz de tener un nombre. Claro que Erik era un nombre extraño para alguien venectti. Mi sueño era... algo extraño. Demasiado normal y estable, pero con aquellos detalles fuera de lugar.

Cogí su mano y me levanté para seguirle. O puede que para bailar, con los sueños nunca podía saberse. Sonreí ligeramente, aún triste por lo de Minerva. Un sueño dentro de un sueño. ¿Pero acaso importaba?

- ¿Si quiero que sueñes? - le miré por un segundo, estudiando sus rasgos. Por un segundo acaricié su mejilla con la punta de los dedos - ¿No lo haces ya? - uno de mis dedos rozó la comisura de sus labios. Luego sonreí con tranquilidad y retiré la mano - No te preocupes, los sueños no son algo que pueda forzarse, simplemente vienen. - comencé a caminar entre los arbustos de flores - Aunque hay quien sueña despierto - me incliné para oler una rosa, acariciando sus pétalos rojo sangre. Luego me giré para mirarle - A veces es agradable compartirlos aunque otras... - mis dedos descendieron por el tallo hasta las espinas - otras son pesadillas.

Corté con cuidado la rosa Me aparté del rosal, recordando la última vez que había bailado entre las flores. Tendí la rosa hacia Erik, ofreciéndosela. Medité por un segundo antes de añadir

- Prométeme que este no será una - le dije mientras colocaba la rosa en su ojal. - No quiero pesadillas - repetí.

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15/03/2013, 15:25
Erik

Miró con atención como Angela colocaba la rosa cuidadosamente en el ojal de su chaqueta y por su mirada sabía que había algo que aun fallaba, aunque no tenía muy claro el que. No importaba, tarde o temprano lo averiguaría y entonces pordría ser más, más que un nombre, más que un sueño. Sí, soñar, ¿podría soñar?, también tenía que averiguarlo. Puede que fuera algo parecido a esto...

Aventuró su mano izquierda al rededor de la cintura de la chica mientras que con la derecha buscó su otra mano. -Nunca querría que tuvieras pesadillas. -Respondió con una sinceridad casi infantil. En ese momento una tenue melodía que parecía emerger de todas partes y de ninguna a la vez comenzó a mecerles con suavidad. Erik estaba bailando y lo hacía de forma sorprendentemente precisa y perfecta. Angela solo tenía que dejarse llevar entre sus brazos que según pasaba el tiempo, parecían hacerse más firmes y reales. -Arreglaré a Minerva. -Afirmó con seguridad para después volver a dejarse llevar, permitiendo que esa sonrisa feliz y despreocupada volviera a asomar en su rostro. 

 

 

Notas de juego

La musica que suena: http://www.youtube.com/watch?v=UaO7bS5Ky6M

(no me deja incrustar videos ni audio u.u)

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16/03/2013, 17:56
Alandrian

Me desperté en mitad de una celda

-[Midgaridiano] Otra vez no -pensaba pero entonces me percaté de los compañeros de celda, que era los de la nave, y me acordé del combate que tuvimos en esa nave.

Me incorporé un poco y paseé la mirada por todos los de la celda- [Midgaridiano] Decidme que me lleve a esa zorra Cruzada.

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17/03/2013, 12:42
Angela Gabriella Della Nocte

Estudié el rostro de Erik. Sus ojos habían cambiado de oscuros a dorados, casi como los de un gato. Levanté una mano para retirar un mechón del flequillo y poder verlos mejor. ¿Cuándo habían cambiado? Los sueños a veces podían ser desconcertantes y extraños. Aunque este me recordaba mucho al baile de máscaras, cuando Luca y yo bailábamos a la luz de unos pocos faroles y compartíamos confidencias entre susurros.

- Me gustan tus ojos - comenté antes de retirar la mano y cambiar el ritmo.

Un pequeño paso en la otra dirección, una sutil indicación para hacer las cosas diferentes. ¿Por qué? Porque Erik y Luca no eran, no podían ser la misma persona. Las cosas que decía... no, no sonaba para nada como Luca. De hecho no sonaba como nadie que conociera. Sonreí cuando dijo lo de que no quería que tuviera pesadillas. Era algo que no dependía de él, como tampoco podía elegir yo, pero antes de que respondiera habló sobre Minerva.

- ¿Arreglar a Minerva? No puedes. - adopté una expresión triste - Le han quitado su memoria, sus experiencias. E incluso si la recuperase... ¿cómo sabría que no las han manipulado? - Adopté una expresión dolida - Pero supongo que si recuperase su memoria, estaría bien.

Me apoyé en él un momento, como si de pronto me sintiera cansada. Pero apenas fue un segundo, en realidad no quería hablar mucho sobre el tema. No quería pensar sobre ello.

- No te preocupes, no puedes hacer nada. Mejor bailemos. Relájate, no pienses en los pasos, sólo baila. 

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17/03/2013, 17:40
Alpharius Tanhausser

- *En realidad, querido Meyer, hay muchas maneras de demostrar las cosas, y demostrar la inocencia huyendo de una prisión es cuanto menos irónico.* comenté, intentando dejar de lado mi tono más hiriente...sin demasiado resultado. Y no es que coincidiese con el joven: era muy probable que pese al desagrado que me producía la idea, escaparse de la prisión fuese nuestra única opción de salir. Pero no sin antes agotar las demás.

Pero lo peor es que esa no era la situación por la que habíamos negociado, y mucho con Angela, Alkaid y el profesor también entre rejas. Hubiera podido entender que lo estuvieramos el resto, violetos mercenarios alzando las armas, pero no ellos tras haber explicado la situación, y mucho menos con estas maneras.

Señor, siquiera me habían dejado el bastón. 

Y luego estaba el ánimo alterado de Meyer. La respuesta que le dio el joven a Sigfried me hizo torcer el gesto bajo la máscara, desagradado por sus modales. Primero: el precisamente servía a un puto noble repeinado, y los tres servíamos a la repeinada y noble de su hija. Segundo, teniendo en cuenta el pasado pseudo criminal de nuestro compañero, recordárselo era un gesto de muy poca empatia. Tercero, Sigfried seguía siendo mayor que él, y el respeto a los mayores es una norma de educación básica. Al menos parecía tener el suficiente sentido común como para atender a Angela, así que como bien decía él, lo dejaría para más tarde. 

- Gracias por su gesto. Respondí al ussuro al ver su ofrecimiento y la poca respuesta del resto. Sería un asiento en un banco duro y frío, pero en una celda era un gesto de generosidad llamativo. No se pude dar más de lo que se tiene. - Creo que lo más conveniente será esperar a que vuelva el profesor y ver cuales son las intenciones de los cruzados.- añadí. Si, podíamos ser criminales a sus ojos, pero ni siquiera sabíamos que estaban buscando. Y cuando no sabes de lo que se te acusa es difícil defenderte.

- *Pero supongo que para alguien con tu formación abrir una simple puerta de prisión no será complicado*.- añadí sin cambiar el tema de voz, dirigiendo una mirada a Adam. Angela me había hablado de su formación como espía de manera superficial. 

Y por supuesto, dudaba que pudiese hacerlo.

Notas de juego

*Ario.

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17/03/2013, 18:30
Meyer Adam

-*Soy un espia, no un ladron o un cerrajero, señor.*- Argumente a la defensiva, aunque estaba mas ocupado en vigilar el estado de Angela.- *Pero si, podria ingeniarmelas para abrir la puerta. Esto no es precisamente Alcatraz.*- Señale a nuestros acompañantes menos agraciados, putos, yonkis y demas bazofia espacial. Esto mas bien era un calabozo de paso.- *¿Aunque, para que molestarme? Si escapamos de la prision, nos perseguiran como criminales fugados. No vamos a ir muy lejos, sin un plan y una nave.*

Notas de juego

*Ario

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18/03/2013, 17:16
Erik

Erik sujetaba a Angela con firme delicadeza mientras giraban y giraban mecidos por la dulce melodía. Sin embargo, había algo raro. Algo en su forma de moverse, precisa pero a la vez, de alguna manera... irreal. Era como se suponía que debía ser un baile,o más bien la definición de un baile. Perfectamente ejecutado pero de alguna manera incomprensiblemente icorrecto.

-Se me da bien encontrar cosas - El chico sonrió como un gato y la luz de la luna arrancó un destello infantil de sus ojos dorados. -Te he encontrado a tí. -Aclaró encogiendose levemente de hombros mientras se separaba un instante para hacerla girar antes de volver a recogerla con habilidad entre sus brazos.

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18/03/2013, 17:33
Director

El eco metálico de unos pasos que se acercaban volvió a resonar a través de la boca del pasillo que terminaba en el modulo de detención. Tras ellos, el ya conocido agente Dos Santos seguido ahora de un nuevo compañero, se dejaron ver tras los barrotes de la celda. No había rastro del profesor...

- Straufenberg, Sigfried. -Ladró el primero mientras el carcelero se cuadraba frente a él antes de abrir la puerta.

El procedimiento venía a ser el mismo que habían visto ya con el profesor Flint, es decir, enfundarle las esposas sin muchos miramientos y llevarselo ignorando cualquier posible protesta. ¿A donde se lo llevaban?, bueno, informarle parecía ser una consideración que no pensaban tener.